El Gobierno y el Banco de España han hecho un
regalo de Reyes a la banca: les han pedido que
bajen los intereses que pagan por el
ahorro, desde el 4% al 1,75% o el 2,75% como máximo. Una
medida con la que se embolsarán 10.000
millones, a costa de las familias que
tienen ahorros (hay 760.000 millones en depósitos). Además, los bancos llevan años subiendo las comisiones que cobran a los clientes, que
ya suponen un 30% de sus ingresos. España
es el segundo país europeo donde más comisiones bancarias se pagan, 300 euros al año por cliente. A pesar
de cobrar más comisiones, pagar menos por
el ahorro y recibir cuantiosas ayudas públicas, no se consigue que la banca
dé créditos asequibles a empresas y
particulares. Porque para que haya
crédito, el consumo y la inversión tienen que reanimarse. Y aquí sólo hay recortes.
enrique ortega |
El negocio bancario,
en esencia, es simple: coger el dinero con una mano (lo más
barato posible) y prestarlo con la otra (lo más caro posible), cobrando
en el camino comisiones por la mayoría de servicios. Con la crisis, a
los bancos les ha caído
el negocio (crédito), se les ha encarecido el dinero y les han aumentado los morosos,
lo que ha deteriorado sus márgenes (beneficios). Y para compensarlo, han aumentado
las comisiones que cobran a sus 20 millones de clientes: han crecido un
46,88%
entre 2007 y 2012, según ADICAE.
Los ingresos bancarios
por comisiones
han pasado de 13.594 millones en 2007 a 14.075
sólo en los nueve primeros meses de 2012, con lo que suponen ya un 30% de sus ingresos (cuando en 2007
eran el 20,9%). En 2012, las comisiones bancarias subieron de media un 40%,
según el Banco
de España. Y en diciembre, los bancos han
vuelto a informar a sus clientes que les suben
las comisiones, más las Cajas en reconversión (un 50%
Bankia). Con ello, el cliente pagaba
en 2012 una media de 300,98 euros al año
en comisiones (243 en bancos saneados y 328 en bancos rescatados), según
ADICAE. Ya en 2010, la Comisión Europea estimaba que España era el
segundo país que más comisiones bancarias pagaba: 178 euros, tras
Italia (253€) y por encima de la media UE
(111€), de Alemania (90 €) o Bélgica (60€).
Los bancos no
sólo han subido sus comisiones con
la crisis, sino que las cobran cada
vez por más servicios. Las
más frecuentes son las
comisiones por mantenimiento
de cuenta (42,72€ de media y máximo de 60€) y por apuntes (21,60€), por mantenimiento
de libreta (42,72€ de media y máximo de 60€), por tarjeta de débito (21,90 € de media y máximo de 30 €), por disposición en cajeros de otras redes, por
tarjeta de crédito (38,45 € de media y un máximo de 52 €), por transferencias bancarias (desde 1 €), por cobro de cheques y distintas comisiones por estudio y concesión de
hipotecas y préstamos personales, así como por cancelación anticipada. Y destacan las tres comisiones que cobran por
un descubierto, en cuenta o en tarjeta: comisión por reclamación de
posiciones deudoras (35 €), comisión por descubierto (13,25€ y 30 € por exceder
límite en tarjetas) y pago de intereses de demora (29% TAE en cuentas y 20,4%
TAE en tarjetas). Al final, por un descubierto en cuenta de 200 euros pagamos
64,14 euros (y 76,17€ en una tarjeta).
El Gobierno Zapatero
aprobó en octubre de 2011 una norma (Orden EHA
2899/2011), en vigor desde abril de 2012, con la que se liberalizaban aún más las comisiones bancarias: los bancos ya no
tienen que publicar su Libro de tarifas
y comunican los cambios en las comisiones a sus clientes, individualmente. Con
ello, las entidades siguen imponiendo
sus tarifas y ahora es
más difícil hacerlas un seguimiento, aunque la norma obliga a que desde enero de 2014, los bancos nos envíen un extracto con las comisiones cobradas
cada año. Pero poco puede hacerse, más que reclamar
y protestar para ver si nos quitan alguna, aunque para ello tengamos
que ser
“buenos clientes” y darles a cambio la nómina, los recibos y contratar otros servicios (Fondos, Planes, Bolsa. Seguros), por los
que sacan jugosas comisiones.
Como a los bancos no
les llega con la subida de comisiones (por la caída del negocio y la necesidad
de recapitalizarse), el Gobierno y
el Banco
de España les acaban de pedir
que bajen el interés que paguen por el ahorro, que dejen la guerra del pasivo ahora que parece
que los mercados empiezan a abrirse
para financiarse. No es una orden por
escrito (¡por Dios, eso sería “intervencionismo”¡),
sino una recomendación verbal (con
penalización discrecional para exigirles más capital si no la cumplen) : que dejen de pagar el 4% (y hasta el 4,5%) por
las supercuentas
y abonen un 1,75% para cuentas hasta 2
años y el 2,75% a más plazo. Y todos se han lanzado a bajar sus cuentas,
porque con cada punto de rebaja se
ahorran 7.600 millones en pagar intereses a sus clientes.
En total, serán unos
10.000 millones más de ingresos, a
costa de las familias que tienen
sus ahorros en cuentas y depósitos (hay 760.000 millones de euros). Sólo los
mejores clientes, los que tengan más dinero
para negociar, podrán conseguir algo más de rentabilidad, porque se
permiten tipos más altos en un 15% de las renovaciones. El resto, los
pocos que pueden ahorrar (el ahorro
de las familias está al nivel más bajo desde el año 2.000), tendrán que
conformarse con recibir un interés del 1,75%,
que se come con creces la inflación (2,9%).
O buscar inversiones
de más riesgo, comprando acciones,
Fondos, Planes o deuda pública (y pagando comisiones crecientes).
Con este regalo de Reyes,
más la subida de comisiones y las
cuantiosas ayudas públicas a la
banca (120.000
millones, la mayoría de difícil recuperación), la banca española va a dar la vuelta a sus cuentas y pasará de perder 6.000 millones en 2012
(por Bankia, Popular, Banesto y las Cajas en reconversión) a ganar 13.000 millones en 2013, según algunas
estimaciones. Y todo gracias a un intervencionismo sesgado del Gobierno y el Banco de
España: intervienen para bajar los
intereses del ahorro, para liberalizar las comisiones, pero no para que los
bancos den más crédito y más barato. El crédito
ha caído otro 5,2% en 2012, el mayor
descenso en 50 años, y están encareciéndose los créditos a empresas
y familias (hipotecas
y préstamos
personales).
Se mima a la banca para que haya crédito, pero el crédito no
aparece. Primero, porque un tercio
del sistema
financiero está en reconversión y el resto digiriendo fusiones, recortes y
mayores exigencias normativas y de capital. Pero, sobre todo, porque para que haya crédito tiene que haber
demanda solvente, empresas y familias que lo pidan y lo puedan pagar. Y
como la economía está en
recesión, las empresas no venden
ni invierten y las familias no tienen ingresos y apenas consumen. Y todos piensan en desendeudarse,
no en pedir créditos.
No habrá crédito
mientras la economía no se recupere, quizás para
2014, muy lentamente. Pero hasta entonces, los bancos recuperarán
sus beneficios a costa de crujirnos a comisiones y de pagar muy poco por nuestro ahorro. La única opción es volver a ponerlo bajo el colchón.
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