jueves, 6 de noviembre de 2025

Teletrabajo, el último "gancho" laboral

Dicen que los lunes ya no hay tantos atascos de tráfico en Madrid, Barcelona y otras grandes ciudades porque ahora bastante gente teletrabaja viernes y lunes. Quizás mucha gente que sigue yendo a trabajar todos los días no lo vea, pero el teletrabajo sigue creciendo, aunque lentamente y con menor peso que en la mayoría de Europa, porque muchas empresas evitan pagar parte de los costes o temen que sus trabajadores “se escaqueen”. Pero también hay empresas, las más dinámicas, que han comprobado que muchos trabajadores (sobre todo los jóvenes) ven el teletrabajo como un  incentivo y lo ofrecen para captar talento o evitar fugas. Eso sí, los empleados públicos apenas teletrabajan y la mayoría de sectores con más empleo tampoco, porque no pueden (turismo, hostelería, comercio, construcción, transporte …).Cara al futuro, es clave ir incluyendo el teletrabajo en más convenios colectivos (hoy son la minoría), para facilitar la conciliación laboral y el mayor reparto de hijos y tareas en el hogar entre hombres y mujeres. Trabajemos más a golpe de click.

                              Enrique Ortega

La pandemia marcó un antes y un después en el teletrabajo, que era marginal en 2009 (sólo trabajaban 1,12 millones de trabajadores, el 5,9% de los ocupados) y poco significativo en 2019 (teletrabajaban 1,64 millones, el 8,3% de la mano de obra, según el INE), para dar un tremendo salto en 2020, con el confinamiento (3.015.200 trabajadores, 1 de cada 6, trabajaron desde casa entre abril y junio de 2020, según la EPA), aunque perdió peso tras el final del estado de alarma y al final del año (2,87 millones teletrabajaron de media en 2020, el 15% de los ocupados en España . Y aunque se recuperó algo el porcentaje en 2021 (15,3%), cayó después en 2022 (13,7% ocupados teletrabajaron) y 2023 (14,1%), al querer recuperar la normalidad y el lugar de trabajo. Pero en 2024, el teletrabajo ha vuelto a subir en España y más de 3,3 millones de empleados teletrabajaron, el 15,4% del total.

A pesar de esta lenta recuperación del teletrabajo, el porcentaje en España es muy inferior a los que teletrabajan en el resto de Europa, donde lo hacen el  22,6% de los ocupados, según la última estadística de Eurostat (datos 2024), un porcentaje mayor que antes de la pandemia (teletrabajaban el 14,4% de los europeos en 2019) y que en 2020 (20,7%), aunque algo inferior al de 2021, el año récord en Europa (24% teletrabajaron). Actualmente, hay grandes diferencias en el teletrabajo por paises. En cabeza están los Paises Bajos (52% de los ocupados teletrabajan) y los paises nórdicos (Suecia, con el 45,6% de teletrabajo, Noruega con el 42,5%, Dinamarca con el 41,1% y Finlandia con el 39,4% teletrabajando), seguidos de cerca por Irlanda (36,5%), Bélgica (36%) y Francia (33,9%). Y están en cabeza, pero más rezagados Austria (28,1%) y Alemania (24% teletrabajan). España (15,4%) está en un grupo retrasado, con Portugal (20,8%), Eslovenia (19%), Chequia (16,5%), Polonia (15,3%), Eslovaquia (13,6%) y Croacia (13,3%), aunque no estamos en el vagón de cola, donde están  Italia (10,3% teletrabajan), Hungría (9%), Grecia (7,8%), Rumanía(3,5%) y Bulgaria (3%).

Lo llamativo en Europa, es que el teletrabajo ocasional (uno o varios días a la semana) sigue ganando terreno al teletrabajo habitual, según los datos de Eurostat. En 2024, el 13,7% de los empleados teletrabajaba ocasionalmente y sólo  el 8,9% de los ocupados lo hacían habitualmente, algo que también pasa en la mayoría de paises con más peso del teletrabajo, como Paises Bajos (el 39,8% trabajan ocasionalmente y sólo el 12,2% habitualmente), Suecia (32,2 ocasionalmente y 11,34% habitual), Finlandia (19,8% ocasionalmente y 19,6% habitual) o Francia (22,8% ocasionalmente y 11,1% habitual). El caso de España es una excepción, ya que teletrabajan más ocupados de forma habitual (el 7,8%) que ocasionalmente (7,6%), algo sólo pasa en Irlanda (20,6% habitualmente y 15,9% ocasionalmente) y en Alemania (12,9% habitual y 11,3% ocasional).

Así que en España vamos rezagados en teletrabajo, pero en el modelo “híbrido” que funciona en toda Europa se impone el teletrabajo habitual, aunque crecen tanto el ocasional como el habitual. Y hay datos de alguna ETT, como InfoJobs, que sitúan ya el teletrabajo en el 25% de los trabajadores ocupados, aunque en su estudio ganan los que trabajan en remoto uno o dos días a la semana (el 19%) sobre los que teletrabajan totalmente. La sensación que tienen los expertos en recursos humanos es que está creciendo sobre todo el modelo “híbrido”, que apuesta por permitir el teletrabajo un día a la semana (viernes o lunes) o dos (viernes y lunes), lo que se notaría ya en menores atascos estos dos días de la semana, que siempre han sido “negros” para el tráfico en las grandes ciudades.

Todo indica que sigue habiendo muchas empresas reticentes al teletrabajo, sobre todo a teletrabajar más de 1 o dos días a la semana, porque no quieren superar el 30% del trabajo en remoto, el porcentaje que, según la Ley que regula el Teletrabajo (que entró en vigor el 13 de octubre de 2021), las obliga a dotar a sus empleados del personal necesarios para teletrabajar y pagarles los gastos acarreados (equipos, wifi, electricidad), gastos que son menores y se pueden pactar en caso de teletrabajo ocasional. Además, el teletrabajo se ha convertido en una fuente de recursos y demandas de empleados ante los Tribunales de lo social, lo que disuade a muchas empresas a seguir por ese camino. Y otras, simplemente, no quieren que sus trabajadores teletrabajen porque piensan que es difícil “controlarlos” y porque puede bajar su productividad (hay una cultura de “presentismo en el trabajo”), así como dificultarse el trabajo en equipo.

A pesar de todas estas reticencias, el mayor problema para el teletrabajo es que hay muchas empresas y trabajadores que no pueden teletrabajar, sencillamente, por la actividad y el trabajo que realizan. Y esto es especialmente importante en España, donde hay un gran peso de empleos en actividades y servicios que no permiten el teletrabajo: gran parte del turismo y la hostelería, el campo y la ganadería, la construcción, los cuidados y el servicio doméstico, sanidad, comercio al por menor, transporte, logística, la mayoría de la industria,  actividades artísticas y recreativas. En realidad, nuestra estructura económica sólo permite teletrabajar a 1 de cada 3 ocupados, como mucho, según este estudio de CaixaBank Research.

Las últimas estadísticas del INE sobre teletrabajo (noviembre de 2024) señalan que un 15,1% de los trabajadores preguntados habían teletrabajado en la semana anterior a la entrevista. Y el 17,6% de los ocupados han teletrabajado, más mujeres (18,1%) que hombres, sobre todo las personas de 25 a 54 años  (las que más teletrabajaron, un 16,5% fueron los empleados de 35 a 44 años) y especialmente los trabajadores con estudios universitarios (el 33,4% trabajaron, frente al 12,4% de los que sólo terminaron Secundaria), los autónomos (19,8%) más que los asalariados (17,5%) y más los que trabajan con contrato indefinido y a jornada completa (18,7% teletrabajaron) y los que ganan más (entre los que tienen de 2.500 a 3.000 euros de sueldo, teletrabajaron el 27,1% de los encuestados, y de los que ganan más de 3.000 euros, lo hizo la tercera parte). Y teletrabajan mucho más los ocupados en Melilla (26,7% empleados), Madrid (26,7%) y Cataluña (21,5%) que los de Ceuta (1%), Murcia (5%), Castilla la Mancha (6,3%), Extremadura (7,3%), Asturias (8,1%), Canarias (9,1%) y La Rioja (9,7%).

Cuando el INE les pregunta a los trabajadores cuyo empleo les permite hacerlo por qué no teletrabajan, más de la mitad (58,5%) responden que porque prefieren el trabajo “presencial”, mientras otros responden que no teletrabajan porque su empresa “no tiene voluntad de implantarlo” (dicen el 35,8% de los trabajadores encuestados) o “no dispone de los medios disponibles” (otro 16,5%) o el domicilio del trabajador no está preparado (10,8% respuestas). Las personas que sí han teletrabajado lo han hecho una media de 3,5 días a la semana y lo valoran muy positivamente, con 8,7 puntos sobre 10. Ventajas que señalan: poder autogestionar el tiempo de trabajo (el 87,3%), conciliación de la vida laboral y familiar (87,2%), ahorro de tiempo (86,6%) y de dinero(68,7%), pero sobre todo “evitar desplazamientos” (la principal ventaja para el 95,4% de los encuestados). Como desventajas: falta de contacto con los compañeros (para el 82,2%), desconexión laboral (60,8%), sobrecarga laboral (47%)y falta de recursos técnicos (28,8%) e incomodidad de trabajar en casa (24%).

Los expertos laborales aseguran que cada vez son más las empresas que ofrecen teletrabajar en sus ofertas de empleo : el 12% de todas las ofertas de empleo hechas entre enero y agosto de 2025 ofrecían teletrabajar, según InfoJobs, un porcentaje mucho mayor que en 2019 (sólo el 2% de las ofertas), inferior al de 2022 y 2023 (del 18 al 19% de las ofertas) y algo menor al de 2024 (14% ofertas). Pero sobre todo, según un estudio de InfoJobs siguen aumentando las empresas que permiten teletrabajar: en 2025, son el 46% de las empresas que buscan empleados (11% teletrabajo trabajo remoto y 25% teletrabajo híbrido). Y el sindicato UGT señala que en los convenios firmados en 2024, un 20% incluían cláusulas de teletrabajo, aún pocas pero 5 veces más que en los convenios de 2019 (sólo el 4% con teletrabajo).

La realidad es que aunque todavía son una minoría las empresas que ofrecen y permiten teletrabajar, depende mucho del tipo de empresa, su tamaño y, sobre todo del sector. Así, hay tres sectores donde más de la mitad de los anuncios de empleo que ponen en InfoJobs permiten teletrabajar: informática y telecomunicaciones (lo ofrecían el 68% de los anuncios publicados en agosto), Legal (58% de las ofertas para abogados) y finanzas y banca (52%). Y también destacan las ofertas hechas en educación (39% incluyen poder teletrabajar) y recursos humanos (27%), quedando por encima de la media del total de anuncios que incluyen  el teletrabajo (el 12%) las ofertas de empleos para comercial y ventas (16% anuncios lo permiten), ingenieros y técnicos (14%), atención al cliente (14%), calidad, producción e I+D (14%) y marketing y consumo (13%). A la cola del teletrabajo están los anuncios de empleo en turismo y restauración (sólo el 1% incluyen teletrabajar), profesiones, artes y oficios (1%), sanidad y salud (1%), venta al detalle (2%), logística y almacén (2%).

Una novedad en los últimos años es que muchas empresas, sobre todo grandes y dinámicas, están utilizando el teletrabajo como “un gancho” para atraer trabajadores, como un incentivo para captar talento, en España e incluso en el extranjero (permite vivir en un país con un buen clima, alta calidad de vida, relativamente barato y con y excelentes comunicaciones). Eso coincide con una generación de jóvenes que cada vez valoran más el tiempo libre y la libertad para organizarse, por encima incluso de su sueldo. De ahí que, en muchos casos, ofrecer teletrabajar dos días a la semana (o incluso tres) o uno o dos meses al año es una oferta imbatible que permite captar nuevos empleados y evitar que otros se vayan. De hecho, cuando el INE pregunta a los que teletrabajan, el 43% responde que buscarían otro empleo si su empresa vuelve al trabajo 100% presencial. Otro 30% seguirían pero “desmotivados” y el 27% seguirían "pidiendo más sueldo"…

Así que el teletrabajo se ha convertido ya en un incentivo para atraer trabajadores y tener más contentos y motivados a los que ya tienes. Esto es algo que deberían comprender también los gestores públicos, porque los funcionarios y empleados de las distintas Administraciones se quejan de que no pueden teletrabajar, aunque a muchos se les obligó durante la pandemia y algo después, suprimiendo esta posibilidad actualmente en la mayoría de los trabajos públicos, desde la Administración central a las autonomías y Ayuntamientos, donde cada una va a su aire, peleando y negociando con sus trabajadores. Las estadísticas oficiales dicen que la mitad de los funcionarios teletrabajan, pero se refiere sólo a los funcionarios y cuando lo hacen es normalmente un día o algunas horas. Precisamente, los sindicatos de la Administración llevan 5 años pidiendo una norma que desarrolle el teletrabajo en todo el sector público, conciliando la atención al público con el teletrabajo que ofrecen muchas empresas privadas.

En otra década más, el teletrabajo revolucionará el trabajo en España y en toda Europa, por el auge de la digitalización y la inteligencia artificial, empujado por unas nuevas generaciones que se han formado en Internet y que valoran poder teletrabajar tanto o más que el sueldo. Además, puede ser una forma de recuperar el interés por el trabajo de unas nuevas generaciones poco motivadas por contratos precarios, sueldos mileuristas y una organización del trabajo todavía bastante asentada en el “ordeno y mando”. Y encima, el teletrabajo puede ayudar a las mujeres en la equiparación en el hogar: dicen que los hombres teletrabajadores ponen más lavadoras y recogen más a los niños... Pero hace falta preparar al país y a las empresas para un mayor aumento del teletrabajo, con Planes específicos, ayudas e inversiones, para que aumente la productividad y el teletrabajo no sólo sea más cómodo sino más eficaz. Hay que apostar de verdad, en el sector privado y público, por trabajar más a golpe de click.

martes, 4 de noviembre de 2025

Este Blog cumple 15 años

Hoy se cumplen 15 años desde que empecé a publicar este Blog, el 4 de noviembre de 2010, en lo peor de la crisis financiera en Europa y en España. Son ya 1.460 artículos y dibujos (¡muchísimas gracias, Enrique Ortega! , por tu “ilustrada inteligencia” estos años…), dos artículos por semana (lunes y jueves), sin fallar ni una. Es una “crónica” periodística de nuestra historia reciente, que transcurre por varias crisis concatenadas, que no nos han dejado un respiro: crisis financiera, pandemia, inflación más guerra de Ucrania y ahora aranceles y estancamiento en Europa. Han sido 15 años muy complicados, donde España y Europa se han puesto a prueba. Y aunque ahora tengamos la economía española más saneada, mucha gente no llega a fin de mes y seguimos con graves problemas de vivienda, sanidad, educación, Dependencia, salarios, pobreza y clima, con muchos jóvenes, mujeres e inmigrantes pasándolo mal. Por eso, la economía es importante y explicarla “a lo claro”, con rigor e independencia, más. Por eso sigo.

                            Enrique Ortega

Este Blog nació hace 15 años con 4 objetivos que son sus “señas de identidad. El primero, escribir claro. La economía es una de las cuestiones que más preocupan, pero la mayoría tiene “miedo” a acercarse a estos temas, porque “no los entiende” y la consideran “un rollo”, tras siglos en que economistas y periodistas llevan escribiendo en un lenguaje “críptico”, buscado para esconder los intereses de una minoría y justificar lo mucho que ellos saben. Pero se puede escribir “claro” sobre temas económicos: sólo hace falta “saber” y “querer. Y considerar que la gente no es idiota: un médico, una limpiadora o un jubilado pueden entender el problema de la vivienda, los aranceles o qué hay detrás del cambio climático o la inflación si se le dan los datos, los entresijos y vertientes del problema. La gente es lo suficientemente inteligente para comprender casi todo, pero necesita tiempo para buscar datos, informes y análisis y no lo tiene. Este Blog intenta aportar ese material, que me cuesta días recopilar. Y como la realidad y los problemas son complejos, los artículos tienen 2.000 palabras. No son memes

El 2ºobjetivo era tocar todos los temas posibles, porque “economía es todo”, no sólo el PIB, IPC, paro y los temas que salen en los telediarios. La economía está detrás de toda nuestra vida, desde que nacemos (sanidad) hasta que morimos (pensiones, vejez y entierro). Por eso, los 1.460 artículos que he escrito tratan sobre casi todo, desde el empleo y paro, el crecimiento o los salarios a la sanidad, la educación, la Dependencia, las pensiones o la vivienda, la juventud o las mujeres, la emergencia climática, la digitalización y la IA, junto al nivel de vida, la pobreza o la desigualdad. Y he tratado otros temas cotidianos que tienen muchos intereses detrás, desde el fútbol, las drogas o el tabaco a los gimnasios, las mascotas o la muerte (Blog del jueves). Y sin olvidar temas que parecen “más rollo” pero que son cuestiones económicas claves, como la productividad, las exportaciones o la balanza con el exterior (España lleva varios años con superávit exterior, por primera vez en un siglo, y eso nos permite más autonomía como país).

El tercer objetivo era (y es) escribir con rigor, independencia y sentido crítico. En un momento donde el periodismo es “de trincheras” y cada uno escribe (y lee) para confirmar sus opiniones, resulta imprescindible afrontar los problemas sin ideas preconcebidas, tratando de analizarlos y afrontarlos sin prejuicios y con rigor. Por ejemplo, la vivienda: he estado varios días buscando datos, informes, opiniones y alternativas para hacerme una idea más ajustada del problema. Y así he escrito un Blog (hace 2 semanas, decenas antes) donde aporto datos objetivos (oficiales y contrastados), analizo el fracaso de la Ley de Vivienda aprobada por el Gobierno y planteo qué alternativas parecen más razonables (según los distintos expertos), al margen de lo que cada uno piense y de las “soluciones de barra de bar”. Y luego, que el lector opine por su cuenta. En general, apuesto por políticas económicas “socialdemócratas” (crecer y repartir), pero prefiero analizar las medidas que se aprueban con independencia y rigor, no con "neutralidad" frente a los extremismo y las políticas neoliberales.

Y el 4º objetivo es intentar aportar “soluciones”, de intentar “buscar salidas” a los problemas, no “mis salidas” (como un tertuliano más) sino las soluciones que proponen distintos expertos para mejorar los problemas de vivienda, la sanidad o la educación, la Dependencia, la pobreza y desigualdad, la mejora de los salarios o la productividad y nuestro atraso con Europa y en especial el empleo y la situación de la juventud, las dos “obsesiones” de este Blog. Porque no hay nada más deprimente que leer o escuchar a un “experto” (o a un partido) lo grave que es tal problema y no escuchar a la vez una alternativa realista y razonable.

Bueno, voy terminando. Ahora que la política es un lodazal, impulsado por el “tú más”, es más necesario que nunca mantener un Blog como este, que aborda los problemas de “la economía nuestra de cada día” e intenta ofrecer información, análisis y atisbos de “soluciones”, no mías sino de distintos informes y expertos que me he leído antes. Y por eso yo no hablaré de presuntas corruptelas ni de gafas, sino de los problemas que nos importan a todos cada día y que muchos políticos (no todos) ni afrontan ni tratan de solucionar: empleo, vivienda, sanidad, nivel de vida, juventud, educación, desigualdad de la mujer y de las familias, inmigración, pensiones y vejez, crisis climática, competitividad, Europa…, junto a temas del día a día, como los seguros, la tarifa de la luz, los precios turísticos, la alimentación, el AVE o los billetes de avión (por hablar de temas recientes del Blog). Si os gusta, ponerlo en Favoritos y difundirlo (sale lunes y jueves).

Cada día pienso en dejar de escribir este Blog, con el que no gano nada (me cuesta) y al que dedico toda la jornada, como si fuera a trabajar a una redacción. Sobre todo porque lo lee poca gente, comparado con los millones que retuitean memes e insultos. Pero luego pienso que no sabría hacer otra cosa que escribir cada día, aunque sea "clamar en el desierto": leo, investigo, me informo, contrasto y escribo para sentirme vivo. Por eso sigo.

lunes, 3 de noviembre de 2025

Los aeropuertos y el "chantaje" de Ryanair

El último capitulo de esta increíble historia sucedió el 8 de octubre: el comisario europeo de Transportes abrió expediente a España por multar a Ryanair y 4 aerolíneas más por cobrar el equipaje de mano. Esa multa (179 millones), la acordó el Gobierno en noviembre y en febrero de 2025, Ryanair llamó “loco comunista” y “payaso” al ministro de Consumo (sacándole 2 fotos disfrazado). Antes, en enero, había suprimido 800.000 plazas en España, otro millón en verano y 1,2 millones más en octubre, junto al cierre de vuelos en Vigo, Tenerife norte, Jerez, Valladolid y Asturias, más el posible de Almería, Vitoria, Zaragoza, Murcia, Santander o Reus. Su “excusa” (mientras gana 2.540 millones), la subida de tarifas aeroportuarias para 2026: El Gobierno lo llama “chantaje” y recuerda que esas tasas llevan congeladas desde 2015 y que son menores al resto de Europa. Ahora, propone subirlas (+0,69 céntimos/viajero) para modernizar nuestros aeropuertos, los cuartos con más tráfico del mundo. Esta “guerra”, que nos afecta mucho, sigue ahora en los Tribunales (europeos y españoles).

                Ryanair, la aerolínea líder en España y Europa, presiona contra subida tasas aeroportuarias

La compañía irlandesa Ryanair no es una aerolínea cualquiera: se ha convertido en la compañía aérea líder en Europa y en España, donde este año transportará 62 millones de viajeros (el 20% del tráfico previsto). La clave de su éxito han sido las ofertas “low cost”, los billetes superbaratos y el volar a nuevos destinos, pequeñas ciudades europeas que ha puesto en el mapa de vuelos, entre ellas muchas ciudades españoles, para lo que “fuerza” (“negocia”) que autonomías y Ayuntamientos les subvencionen por volar allí (cobrando por hacer publicidad de destinos en su Web, revistas y aviones: Cantabria pagó 18 millones a Ryanair por promocionarla turísticamente). Al final, la esencia de su negocio no es el billete básico, sino cobrar un extra por servicios complementarios que suponen un tercio de sus ingresos: facturación y equipaje de cabina, asiento y prioridad, ventas a bordo y rifas, comisiones a terceros (hoteles, coches de alquiler, seguros), programas de fidelidad y tarjetas regalo. Así consigue Ryanair ofrecer billetes  baratos y tener enormes beneficios: 1.324 millones en 2023 (+429 que en 2019) y 1.920 en 2024 (+34%). Y 2.540 millones entre abril y septiembre de 2025 (+42%)…

Ryanair fue la primera compañía “low cost” que abrió el camino de cobrar por el equipaje de mano en cabina, en 2018, restringiendo cada vez más los tamaños de las maletas de mano y cobrando más por casi todo lo que no es el billete básico. Eso ha provocado las quejas de los usuarios y multiplicado las reclamaciones de asociaciones de consumidores, en vano. Hasta que en noviembre de 2024, el ministro de Consumo, Pablo Bustinduy (de Sumar) decidió imponer una multa millonaria (179 millones) a Ryanair (107,7 millones) y otras cuatro aerolíneas low cost (Vueling, EasyJet), Volotea y Norwegian), por cobro injustificado de equipajes de mano y otros conceptos, apoyándose en la Ley de navegación aérea de España y en las resoluciones de 2014 del Tribunal Europeo de Justicia.

Ryanair reclamó la multa a la Audiencia Nacional y ante Bruselas. Y en paralelo, inició su particular “guerra” contra el Gobierno español y contra el ministro Bustinduy, recortando sus servicios. En enero de 2025, anunció el recorte de 800.000 plazas en España para el verano, saliendo además de los aeropuertos de Jerez y Valladolid. Y su consejero delegado (el histriónico Michael O`Leary) convocó una rueda de prensa en Bruselas  donde acusó al ministro de Consumo español de “loco comunista”. En febrero, esta vez en Madrid, le llamó “payaso, fotografiándose al lado de dos muñecos a tamaño natural de Bustinduy disfrazado de payaso (ver foto)… Y después siguió con su presión: en septiembre anunciaron otro recorte de 1 millón de plazas, junto al cierre de sus bases en Vigo, Tenerife Norte y Asturias. Y en octubre anunciaron el recorte adicional de 1,2 millones plazas para el verano de 2026, junto al cierre de sus operaciones en más aeropuertos, que podrían ser Almería, Vitoria, Zaragoza, Murcia, Santander y Reus.

El Gobierno español ha reaccionado a estas presiones (e insultos) señalando que es un “chantaje” : es la palabra que han usado el ministro Bustinduy, el ministro de Transportes, y el consejero-delegado de AENA (51% pública y el resto inversores en Bolsa), la empresa estatal que gestiona los aeropuertos españoles. Y el ministro de Consumo recordó en febrero, tras los insultos, que Ryanair tiene “un estilo comunicativo de bastante mal gusto y de bastante mala educación” y que es “una aerolínea muy conocida por “un estilo y una lógica de chantaje y extorsión”… En el fondo, según Aena, lo que pretende Ryanair es presionar a España para que no suba las tasas aeroportuarias en 2026. Incluso, Ryanair pide que AENA las baje hasta un 50% en los pequeños aeropuertos, argumentando que “están vacíos”.

En esta petición de Ryanair para congelar las tarifas en 2026 se le ha sumado el PP, “olvidando” que el Gobierno Rajoy aprobó en 2014 la actual congelación de tarifas aeroportuarias, que ha regido desde 2015 a 2025, y la norma que obligaba a revisarlas para 2026, según recuerda AENA. De hecho, estas  tarifas han tenido una bajada nominal del -7% entre 2015 y 2024, según AENA. Y si tenemos en cuenta la subida de la inflación estos años, las compañías aéreas han tenido una bajada real de tarifas aeroportuarias en España del -31,2%, según AENA. Eso sí, entre el 1 de julio de 2021 y el 1 de julio de 2023, las compañías aéreas nos han subido el billete de avión a los viajeros un +64%, según Consumo: de 122 euros de media a 200 euros.

Tras este año de “guerra” y "chantaje" de Ryanair al Gobierno, la sorpresa saltó en Bruselas el 8 de octubre: el comisario de Transportes europeo, el griego Apostolos Tzitzikostas (Nueva Democracia, integrada en el PP europeo) dio la razón a Ryanair (con cuyo consejero delegado se reunió en Bruselas, antes que con Bustinduy): las aerolíneas tienen “libertad” para fijar precios por el equipaje de mano. Y abrió un procedimiento de infracción a España, que podría ser llevada por la Comisión Europea al Tribunal de Justicia de la UE, argumentando que “infringe la normativa comunitaria”. El ministro Bustinduy lamenta que Bruselas “se haya puesto al lado de las multinacionales”, una crítica que comparte la Organización Europea de Consumidores. Y España contempla mantener las multas y acudir también al Tribunal de Justicia europeo de Luxemburgo.

Mientras la guerra del Gobierno con Ryanair continúa, AENA no cede al “chantaje” y el 1 de enero de 2026 subirá las tarifas aeroportuarias que recauda en los 46 aeropuertos españoles que gestiona. Primero, argumenta, para cumplir la Ley 18/2014 del Gobierno Rajoy, que fijaba una congelación de tarifas entre 2015 y 2025 para “ajustarlas” en 2026” (Dora II). La decisión de AENA ha sido subirlas un +6,62% en 2026, lo que supone un aumento de tasas de 68 céntimos por viajero: de 10,35 euros de media en 2025 a 11,03 euros en 2026.

AENA justifica esta subida de tasas aeroportuarios, además de que han estado congeladas, en otras dos razones: son más bajas que en el resto de Europa y estos mayores ingresos hacen falta para financiar la modernización futura de los aeropuertos españoles. Respecto a la comparativa de tarifas, un análisis de El País demuestra que, aún con la subida de 2026, los aeropuertos españoles tendrán tasas más bajas que la mayoría de los europeos: en Madrid-Barajas se pagará 13,39 euros/pasajero al Espacio Aéreo Europeo, EEE (18,96 euros/pasajero al resto de destinos) y Barcelona-el Prat 12,47 y 15,26 euros, mientras en Frankfort cobran 24,85 (EEE) y 26,29 euros/viajero, Roma 17,52 y 24,89 euros, Ámsterdam 31,26 euros, París 11 euros más IVA en vuelos interiores y 27,88 euros en vuelos internacionales, Lisboa 16,32 euros vuelos interiores y 27,47 euros en los vuelos internacionales… Y en los aeropuertos pequeños, la tasa será mucho menor: en Santiago, por ejemplo, 4,74 euros por pasajero en vuelos europeos y 7,11 euros en los internacionales. Y en Valladolid, 2,22 euros y 3,35 euros.

El otro argumento de AENA para la subida de tasas es que los aeropuertos españoles necesitan ampliarse y modernizarse, porque “empieza a estar la cosa apretada”, en palabras de su consejero delegado. Es una forma fina de decir que los aeropuertos españoles están a rebosar de viajeros, como hemos visto este verano en cualquiera de ellos. Los datos de IATA lo corroboran: en 1999, España recibía o emitía 129 millones de pasajeros, el doble en 2019 (275 millones), se movieron 309 millones en 2024 y esperan 320 millones de viajeros en 2025, 2,5 veces más que al inicio del siglo. Y España era en agosto (241 millones de pasajeros transportados) el 4º país del mundo con más tráfico aéreo, tras EEUU (876 millones), China (711) y Reino Unido (261). Y aunque India (241 millones) nos superará a fin de año, la previsión es que España se mantenga en el Top 5 aéreo mundial en los próximos 20 años, gracias al turismo y al desarrollo económico.

Esto exige que España “se ponga las pilas” y amplíe y modernice sus aeropuertos, para afrontar esta tremenda demanda. Por ello, el propio presidente Sánchez presentó en Alicante, el pasado 18 de septiembre, el Plan de inversiones en aeropuertos 2027-2031, que prevé gastar 12.888 millones en la red española, sin destinar ni un euro de los Presupuestos: 9.991 millones son inversiones “reguladas” que saldrán de las tasas aeroportuarias y el resto de inversiones están asociadas a la actividad comercial (tiendas, aparcamientos y otros ingresos). La idea es proponer al sector aeroportuario un calendario de subida de tasas para 2027-31 (DORA III), para que las aerolíneas y otros implicados den su opinión y se puedan aprobar de aquí a un año, para que todos puedan planificar a medio plazo.

Este Plan de inversiones aeroportuarias tiene 3 prioridades: atender el aumento esperado del tráfico aéreo (especialmente acuciante en los aeropuertos de grandes capitales y ciudades turísticas), mejorar la experiencia de los usuarios (evitar tantas colas y pérdidas de tiempo) y hacer que el sector aéreo sea ambientalmente más sostenible. Las grandes inversiones se van a concentrar en Madrid-Barajas (2.400 millones este quinquenio y hasta 4.000 millones en total), Barcelona-el Prat (3.200 millones) y otros 11 aeropuertos, sobre todo los dos de Tenerife, el de Lanzarote, Alicante, Málaga, Valencia, Bilbao e Ibiza. El objetivo es que los futuros aeropuertos ayuden no sólo a mejorar el tráfico aéreo sino que sean un motor del turismo, el crecimiento económico y el empleo: la mejora de un 10% en la conectividad aérea se traduce en un aumento del 0,5% en el PIB per cápita…

Así que estamos en medio de una “guerra” entre Ryanair y el Gobierno/AENA/consumidores y en un momento crucial para el futuro del tráfico aéreo en España, donde nos jugamos seguir siendo el líder mundial del turismo y parte del crecimiento económico, además de ser una potencia en el tráfico aéreo mundial. Un futuro que debería llevarnos a dos reflexiones. Una, si debemos apostar por traer más turistas cada año, una vez que rondemos este año los 100 millones de turistas, un récord difícilmente sostenible (social y medioambientalmente), que está detrás del auge de los pisos turísticos y del precio disparado de los alquileres (cuando un propietario le saca 400 euros diarios a un piso para turistas, resulta difícil pedirle que lo alquile a una familia por menos de 1.000 euros al mes…). Y la otra, si tantos vuelos actuales y futuros son ambientalmente sostenibles, si no contribuyen a la crisis climática.

Los ecologistas insisten en que las emisiones de CO2 provocaban por el tráfico aéreo han pasado de ser el 2,3% del total al 7% en 2023, aunque AENA rebaja las emisiones a menos del 3%. Y Ecologistas en Acción denuncia que ya hoy España es el 2º país europeo cuyo transporte aéreo emite más Cos (22,7 millones de Tm en 2024)  y que ampliar los 13 aeropuertos previstos supondrá aumentar las emisiones entre un 30 y un 35%. Enfrente, AENA replica que el Plan de inversiones destina 1.500 millones a la sostenibilidad ambiental: electrificación de flotas, modernización energética de terminales, más renovables y colaboración con aerolíneas para uso de combustibles menos contaminantes. Al final, el Plan aeroportuario presentado por AENA pretende conseguir que el sector aeroportuario tenga emisiones cero en 2030, 20 años antes que el resto de la economía.

En este camino por un transporte aéreo menos contaminante, una medida fundamental es reducir los vuelos cortos, que se pueden sustituir por el tren (o el coche híbrido o eléctrico). El país pionero fue Francia, que en junio de 2023 aprobó formalmente la prohibición de los vuelos a corta distancia cuando existiera la alternativa de un tren que tardara menos de 2 horas y media. Pero dos años después, no parece que la medida sea muy efectiva. Otros paises europeos, como Austria, Suecia, Noruega y Paises Bajos han tomado o estudian medidas similares, mientras la Comisión Europea no se pronuncia. En España, la medida está incluida en la nueva Ley de Movilidad, recién aprobada en el Congreso (con la abstención de Podemos y el voto en contra de PP, Vox y UPN). Propone limitar los vuelos cortos cuando haya un tren que tarde menos de 2 horas y media. Eso afectaría hoy sólo a 3 vuelos: Madrid-Valencia (1 hora y 49 minutos), Madrid-Alicante (2 horas y 17) y Madrid-Barcelona (2 horas y 29). Pero si Renfe, Ouigo e Iryo rebajan algo tiempos, podría afectar también a los vuelos Madrid-Sevilla (hoy 2 horas y 33 minutos en AVE) y Madrid-Málaga (2 horas y 42). Pero no se sabe cómo la Ley podría limitar en la práctica estos vuelos cortos…

En resumen, que cada vez hay más “fiebre por volar, en el mundo y en España, aunque algunas aerolíneas “low cost” lo aprovechen para ofrecernos vuelos baratos y luego tratar de cobrar por el equipaje y lo que puedan, de momento con el respaldo de Bruselas. Y que en el futuro, volar será más caro, porque subirán las tasas y habrá más demanda, lo que obliga a unas inversiones millonarias en nuestros aeropuertos más saturados. Pero ojo: algún día habrá que poner coto a esta locura de un despegue o aterrizaje cada 12 segundos en EspañaNo puede ser sostenible, ni para el bolsillo ni para el Planeta. Ojo a esta otra burbuja.

jueves, 30 de octubre de 2025

El negocio de la muerte: la "burbuja" funeraria

Este fin de semana recordamos a nuestros difuntos, una ocasión para conocer los entresijos del sector funerario en España. El negocio “más seguro”: cada día mueren 1.188 personas, un 50% más que hace 45 años. Y con futuro: en 2050 habrá 548 muertos más al día. Esto propicia que las grandes empresas de servicios funerarios hayan creado una “burbuja” de tanatorios (casi 6 plazas por cada muerto diario) y crematorios: hay tres por cada incinerado y tenemos el 45% de toda Europa. Este exceso de oferta y costes, más la concentración de las funerarias (las 5 grandes controlan un tercio de los funerales) han encarecido los funerales, con un coste entre 3.700 y 5.000 euros, que alimentan el negocio junto a los “seguros de decesos”, el 2º más popular: hay 22,2 millones de españoles que pagan por su futuro entierro, a pocas aseguradoras, que también controlan las funerarias. Un negocio con poca competencia y transparencia, sin una Ley y regido por un Decreto de 1974.

                           Enrique Ortega

Los servicios funerarios son un negocio “seguro” y con gran “futuro”. Desde 2015, en España hay más muertes que nacimientos, por primera vez desde la Guerra Civil, debido a la caída de la natalidad y al envejecimiento de la población (hoy, 3 millones de españoles tienen más de 80 años, el 6,20% de la población, frente al 3,4% en 2001), por el aumento de la esperanza de vida (de 50 años que se vivía de media en 1941 a 84 años en 2025). La consecuencia es que las defunciones han aumentado un 50% en los últimos 45 años, saltando de 289.344 fallecidos en 1980 a 360.391 en el año 2.000, 402.950 en 2012, 493.796 en 2020 (por el COVID) y 433.547 en 2024 (y 303.935 este año, hasta finales de agosto, según el INE). Eso significa que hemos pasado de 792 entierros diarios en 1980 a 1.188 en 2024.

Pero además de que ha aumentado un 50% la mortalidad y los entierros, las previsiones apuntan a que habrá más defunciones en el futuro, porque seguirá aumentando la esperanza de vida (87,5 años de media en 2061) y el envejecimiento de la población (el 13% de los españoles tendrán más de 80 años en 2060, el doble que ahora). La estimación del INE para los años 2030-50 es que haya 483.250 muertes en 2030, 549.250 en 2040 y 633.580 fallecidos en 2050 (200.000 más que en 2024). Y que la mortalidad siga creciendo, hasta alcanzar un máximo de defunciones en 2065: 707.570 fallecidos dentro de 40 años, 1.938 muertos al día (casi el doble de los 1.188 de 2024).

Con estos datos, es normal que muchas empresas e inversores (incluso Fondos extranjeros) se hayan apuntado en las últimas décadas al “negocio de la muerte, a ofrecer servicios funerarios, una actividad con sólo medio siglo de historia en España. Antes, los fallecidos se velaban en casa y sólo se generaba actividad con los ataúdes, nichos y lápidas. Pero a partir de los años 70 (el primer tanatorio se abrió en Barcelona en 1968), surgió un negocio nuevo: la oferta de servicios funerarios completos a las familias de los fallecidos. Primero fueron compañías de seguros las que crearon empresas funerarias y luego invirtieron constructoras y pequeños empresarios locales. Y en este siglo, con el “boom” de la construcción y el tirón de ingresos de los Ayuntamientos, proliferaron tanatorios y crematorios municipales, incluso en pequeños pueblos. Y después, las aseguradoras. Y así, ahora nos encontramos con una “burbuja funeraria, miles de tanatorios y crematorios medio vacíos.

Actualmente, hay en España 2.525 tanatorios (100 más que en 2016), con una capacidad de 7.000 salas de velatorio, según los últimos datos (2023) de la patronal Panasef. Eso indica que hay disponibles 5,9 salas por cada persona que fallece al día (1.188 en 2024), un exceso claro de capacidad, más notorio en algunos pueblos y ciudades. Y aún es peor la “sobrecapacidad” de los crematorios disponibles: había 537 hornos crematorios en 2023 (eran 380 en 2016), según Panasef, con una capacidad de hacer 1.549 incineraciones al día. Y eso supone el triple de la actual demanda, dado que en España se realizan unas 570 incineraciones al día (al 47,78% de los fallecidos en 2023, cuando sólo se incineraban el 16% de los muertos en 2005). Esta “burbuja” de hornos crematorios, fomentada por las funerarias, lleva a que España acapara casi la mitad de los crematorios de Europa (el 45% del total), casi duplicando los de Reino Unido (315), duplicando con creces los de Francia (206), triplicando los de Alemania (164) y multiplicando por 6 los crematorios de Italia (87). Y sólo Madrid (33) tiene más crematorios que toda Bélgica (21), Portugal (20) o Austria (15).

Estos tanatorios y crematorios han aumentado su facturación en los últimos años, al rebufo de la mayor mortalidad y la subida de tarifas. En 2024, la patronal estima una facturación del negocio funerario de 1.719 millones de euros, un aumento de ingresos del +2,38% sobre 2023 y del +16,85% sobre la facturación en 2015 (1.471 millones de euros), según Panasef. El sector funerario se ha ido concentrando en los últimos años, porque las grandes empresas se han dedicado a comprar funerarias locales para crecer: así en 2007 había en España 1.616 empresas funerarias, que se redujeron a 1.300 en 2019 y que rondaban las 1.000 funerarias en 2024 (en menos de dos décadas se han perdido un tercio, el 38%). 

Y el proceso de concentración sigue mes a mes, con lo que las grandes funerarias (las “5 grandes”) copan cada vez más mercado, un tercio del total (del 30 al 35%), mientras las pequeñas y medianas funerarias locales (80% del sector) sólo tienen un 19% de cuota (y bajando). Actualmente, las aseguradoras dominan las grandes funerarias. La líder del sector, Mémora (facturó 262,8 millones en 2024 y tiene casi 16% de cuota de mercado), es propiedad de la aseguradora Catalana de Occidente (Occident), que la compró en febrero de 2023 al Fondo de pensiones de los profesores de Ontario (Canadá). Le sigue Albia, propiedad de la aseguradora Santa Lucía, con casi 200 millones de facturación y una cuota del 12%. En tercer lugar está Enalta (antes Funespaña), controlada por Mapfre, que factura unos 100 millones y roza el 7% de cuota. Le sigue Servisa, de la aseguradora Ocaso, con unos 85 millones de facturación y 5% de cuota. Y la 5ª mayor funeraria es el grupo ASV, ligada a la familia alicantina Payá y Meridiano Seguros, con 57 millones de facturación (4% cuota). En total, los servicios funerarios gestionados por aseguradoras suponen el 69,2%.

“La gasolina” del negocio funerario son los seguros de decesos, un seguro que pagan ahora 22,2 millones de españoles, según datos de Unespa,  y que es el 2º más popular tras el seguro del automóvil (obligatorio). Este es un seguro “typical spanish”, que no existe en ningún otro país europeo: su origen, a principios del siglo XX, son las colectas para pagar a las familias de los pescadores gallegos muertos en el mar y se generalizó en forma de seguro en los años 60 y 70, con el éxodo del campo a la ciudad de miles de españoles a los que preocupaba su futuro entierro. Y así, hay muchas generaciones que han pagado el “seguro de entierro” desde su juventud y muchos son los que ahora mueren. Pero también se ha popularizado en sus hijos y familias, con una potente publicidad (recordar el anuncio “contigo” de Santa Lucía…).

Estos seguros de decesos son los que pagan actualmente 6 de cada 10 funerales, para lo que recaudan unas primas en alza: 2.835 millones en 2024, según Unespa, un +5,5% que en 2023 y el doble que en 2005 (las primas de decesos recaudaron entonces 1.370 millones). Las tarifas de este seguro, para cubrir los futuros gastos de entierro, son muy variadas y oscilan entre 50 y 500 euros anuales, aunque varían mucho según la edad, el lugar de residencia y los servicios contratados: la póliza cuesta entre 200 y 400 euros al año para las personas de mediana edad y suben a más de 600 euros si el asegurado tiene más de 60 años. En general, se recomienda la prima “nivelada”, que paga casi lo mismo cada año, aunque muchos expertos creen que los asegurados acaban pagando más del coste de su entierro.

Las aseguradoras que controlan estos “seguros de decesos” son prácticamente las mismas que controlan las funerarias a las que pagan los servicios. La líder de estos seguros de entierro es Santa Lucía (dueña de la funeraria Albia), con 2,5 millones de aseguradores y una cuota del 30,31% del seguro de decesos en 2024. Le siguen la aseguradora Ocaso (dueña de Servisa), con el 17,4% de cuota del mercado de seguros de decesos, Mapfre (dueña de Enalta), con 2 millones de asegurados de decesos y el 14,2% de cuota en 2024, Catalana de Occidente (dueña de Mémora), con el 5% de cuota) y SegurCaixa Adeslas (4,7% de cuota), la única aseguradora que no controla una funeraria.

Al final, el exceso de oferta (la “burbuja” de tanatorios y crematorios supone altos costes), el elevado personal (12.889 empleados en el sector funerario, más de 10 por cada fallecido al día) y, sobre todo, la falta de competencia, derivada de la enorme concentración de las 5 grandes empresas funerarias y la coincidencia de sus dueños (las grandes aseguradoras) hacen que sea un sector con mucha concentración y poca competencia, lo que acaban pagando los usuarios, con unas tarifas funerarias elevadas y en aumento: el coste de un servicio funerario medio es de 3.700 euros, según la OCU, y supera los 5.000 euros en las grandes capitales y a poco que se contraten varios servicios. Un coste que crece año tras año, básicamente porque las funerarias ofrecen cada vez servicios más completos, que suman al féretro y el tanatorio otros servicios complementarios, desde audiovisuales, libros digitales, ceremonias en streaming o excursiones en catamarán para tirar las cenizas…

Las empresas se defienden diciendo que los servicios funerarios sólo suponen el 57,9% de la tarifa del entierro y otro 15,2% es el coste de la inhumación o incineración (que ofrecen normalmente ellos), mientras que el resto son servicios complementarios los cobran otros (12,8% supone el pago de tasas y certificados, iglesia, esquelas, coronas, flores y lápidas), suponiendo un 14,9% el pago del IVA (21%, el 4º más alto de Europa para un funeral).Las empresas funerarias se agarran precisamente al IVA para justificar que hasta 750 euros de un entierro se los lleva Hacienda (recauda 300 millones anuales por los sepelios). Se quejan de que varios paises, como Francia, Portugal e Italia, tienen un IVA del 5 al 10% y otros nada, mientras en España es el 21% (sólo las flores tienen el 10% de IVA). Y por eso piden al Gobierno que rebaje el IVA de los servicios funerarios al 10%.

Pero el sector funerario hace años que está bajo vigilancia de la Comisión de la Competencia (CNMC), que ha abierto varios expedientes a funerarias por denuncias de pequeñas funerarias contra las compras de las grandes y por atentar contra la competencia: la última, en 2025, un expediente de la CNMC a Mémora, por no haber respetado los compromisos que adquirió en Zarauz tras la compra de las funerarias vasco navarras Rekalde e Irache, por lo que ha pagado una multa de 108.000 euros. Y ya en octubre de 2021, la CNMC frustró la fusión de dos grandes funerarias, Albia y Funespaña. Antes, en 2014,  la CNMC habló de “connivencia entre empresas y Ayuntamientos  para impedir la libre competencia en los cementerios y servicios funerarios, en perjuicio de los usuarios. Y en 2006, un informe del Tribunal de Cuentas ya denunciaba “grandes diferencias” de precios de los servicios funerarios entre ciudades, algo que se mantiene actualmente, según datos de la OCU.

En definitiva, estamos ante un sector funerario muy concentrado, con poca competencia y dominado por las grandes aseguradoras, que controlan mercados y precios, con la “connivencia” de hospitales (que “recomiendan” funerarias y servicios). Y que se aprovechan en sus ofertas de unos consumidores que pasan por un mal momento de ánimo (la muerte de un ser querido) y que no están para buscar y comparar, aunque proliferan los comparadores de precios y servicios (como Funos). Y a los que cada vez se les sube la factura final, ofreciéndoles servicios más “atractivos”. Y todo ello es posible porque el sector funerario carece de una Ley propia: todavía se rige por el Decreto de Policía Sanitaria Mortuoria de 1974. Aznar liberalizó el sector en 1996 y Zapatero aprobó la primera Ley de Servicios Funerarios en 2011, pero la Ley no llegó a aprobarse nunca, por el fin de la Legislatura. Y aunque Rajoy se la prometió a Bruselas en 2014, sigue pendiente…

En resumen, la muerte se ha convertido en un gran negocio y en un coste creciente para las familias, que no tienen tiempo ni ganas para elegir cómo entierran a sus seres queridos, mientras la oferta se concentra y las grandes funerarias imponen condiciones, con poca transparencia y sin una Ley que ponga orden y competencia en el sector, evitando los abusos y unos precios disparados. Hasta morirse es caro.

lunes, 27 de octubre de 2025

EPA verano: crecen empleo (menos) y paro

España siguió creando empleo este verano (+118.400 ocupados), aunque algo menos que los veranos anteriores, según la última EPA. Pero como siguen aumentando los nuevos “activos” que buscan trabajo (jóvenes, mujeres e inmigrantes), el paro también crece (+60.100 parados), sobre todo en los servicios y el campo. Siguen creciendo los empleos fijos (los tienen el 84,42% de asalariados), pero también crecen los contratos a tiempo parcial (por horas o días), sobre todo entre mujeres y jóvenes, que por eso cobran menos. Seguimos con un empleo récord histórico (22.387.100 personas trabajan), pero todavía tenemos el doble de paro que Europa y menos adultos trabajando. Y la economía frenará su crecimiento y empleo en 2026, por el pinchazo en las exportaciones (ya se nota) y el turismo, más la desaceleración mundial y europea. Por eso urge aprobar Planes de empleo para jóvenes y mujeres y reformar de una vez las oficinas de empleo, que no ayudan a los parados. Ahora que crecemos es cuando hay que tomar medidas para asegurar los empleos en el futuro.

                             Enrique Ortega

El verano suele ser una buena época para el empleo, por la temporada turística y los contratos en la enseñanza, aunque es peor que la primavera. Este año también: se han creado +118.400 empleos entre junio y septiembre de 2025, según la EPA del viernes, menos que el verano anterior (+138.300 empleos) y el menor aumento en este trimestre desde 2019 (+69.400). Con ello, se han creado +564.100 empleos en los últimos 12 meses y +2.420.200 empleos desde antes de la pandemia (diciembre 2029). Y en España hay ahora 22.387.160  personas trabajando, otro récord histórico (hubo un máximo de 20.646.000 ocupados en junio 2008).

En el tercer trimestre, el aumento del empleo ha sido gracias a la industria (+64.100 empleos creados), seguida de lejos por los servicios (+39.100 empleos) y la construcción (+32.600), cayendo el empleo en la agricultura (-17.400). El empleo se ha creado básicamente en el sector privado (+107.600 empleos) y poco (+10.800 empleos) en el sector público, por el fin de contratos en enseñanza y sanidad, según la EPA de septiembre. La creación de empleo ha sido sobre todo entre los hombres (+107.100 empleos) y mucho menos entre las mujeres (+11.300). Y el nuevo empleo se ha concentrado entre los menores de 30 años (+137.500) y los mayores de 45(+33.900), cayendo entre los 30 y los 44 años (-53.100 empleos). Esta vez, la mayoría del empleo creado ha sido para residentes con doble nacionalidad (+69.600 empleos) y extranjeros (+37.900 empleos), creciendo poco el empleo de los españoles (+10.800). Por autonomías, donde más creció porcentualmente el empleo fue en Baleares (+26.200), creciendo mucho en Andalucía (+65.500), Comunidad Valenciana (+37.500) y Castilla la Mancha (+19.900). Y el empleo cayó este verano en 5 autonomías: Madrid (-60,700), Canarias /-14.100), Asturias (-8.100), Navarra (-4.200) y Ceuta (-2.300).

Esta nueva mejora del empleo en el tercer trimestre (+118.400) no se traducido en una mejora del paro, que subió este verano (+69.100), según la última EPA, cuando había bajado el verano de 2024 (-1.200 parados), aunque subió los veranos de 2023 (+86.300 parados) y 2022 (+31.100).   Ello se debe a que este verano han aumentado mucho los españoles “activos”, los que buscan trabajo: han crecido en +118.400, casi como el verano anterior (+137.100), lo que ha provocado un aumento de las cifras del paro. Con ello, España alcanza otro récord histórico, el de personas activas (que trabajan o buscan trabajo): 25.000.300 personas “activas”. Un indicador del fuerte dinamismo del mercado laboral, empujado por los inmigrantes: hay 2 millones de “activos” más que antes de la pandemia (había 23,08 millones en el verano de 2019). Y la tendencia se repetirá los próximos meses: se podrá crear empleo, pero aumentarán más los que buscan trabajo y puede crecer el paro.

El  paro subió en el tercer trimestre (+ 60.100 parados), por culpa de los servicios (+75.900 parados) , que despidieron al final del verano (turismo, hostelería, comercio) a muchos de los contratados en primavera y verano, la agricultura  (+10.800 parados) y los que habían perdido su primer empleo (48.900 parados más), aunque bajó el paro este verano en la  industria (-16.600) y en la construcción (-10.300 parados). El desempleo creció sólo entre las mujeres (+82.700paradas)  y bajó entre los hombres (-22.600). Y también creció entre los más jóvenes (+53.600 parados menores de 25 años), bajando entre 25 y 54 años (-4.700 parados) y entre mayores de 55 años (-1.900 parados). Por autonomías, el paro subió sobre todo en Andalucía (+32.400 parados), Canarias (+15.100), Murcia (+12.500) y Comunidad Valenciana (+11.400), bajando en 8 regiones , sobre todo en Baleares (-10.500 parados), Extremadura (-10.300), Castilla la Mancha (-5.400) y Galicia (-3.500).

La cifra total de parados EPA sube y queda en 2.613.200 parados estimados a finales de septiembre 2025, el menor dato del paro en verano desde 2008 (2.600.700 parados). Y la tasa de paro sube al 10,45% (10,29% en primavera), según la EPA, mucho más baja que antes de la pandemia (13,78% en 2019) y la menor tasa de paro desde el verano de 2008 (11,23%). Eso sí, todavía duplicamos la tasa de paro europea (5,9% en la UE-27) y cuadruplicamos la alemana (3,5% de paro), según Eurostat.  Y sube también la tasa de paro de los  jóvenes (menores 25 años), al 25,42% (la más baja desde 2008), que casi duplica la europea (14,6% en la UE-27).

Algunos datos preocupantes del paro mejoran, como los hogares con todos sus miembros en paro: son ahora 790.800 hogares (-63.700 menos que hace un año). Otros empeoran, como el paro en la mayoría de las 6 regiones con mayor tasa de desempleo, que sigue alto y muy superior a la media (10,45%): Ceuta (25,47% de paro), Melilla (23,76%),  Andalucía (15,27%), Canarias (14,59%), Extremadura (13,56%) y Comunidad Valenciana (11,73%). Contrastan con 6 autonomías que tienen una tasa de paro casi europea , aunque haya subido en la mitad: Baleares (5,77% de paro), País Vasco (6,98%), Navarra (7,28%), Cantabria (7,62%), Madrid (7,98%) y Cataluña (8,18%). Y otro dato preocupante que mejora: bajan los parados de larga duración, los que llevan más de 1 año sin trabajo: eran 898.500 parados este verano, el 34,38% del total (100.000 menos que en primavera).

Esto mejora la situación de muchos parados de larga duración reduce el número de los que se les acaba el desempleo y no cobran ya ningún subsidio, pasando a una situación de pobreza extrema. En agosto de 2025, último dato de Trabajo, cobraban alguna ayuda 1.875.821 desempleados: la mitad cobraban un subsidio contributivo (según lo cotizado) de 984 euros de media y el resto (48,64%) cobraban un subsidio asistencial de 480 euros. Eso significa que casi tres de cada cuatro parados (el 71,78%) estimados por la última EPA (2.613.200) cobran alguna ayuda por desempleo. Y si contamos los que están registrados como parados en las oficinas de empleo SEPE (2.421.665), cobran ayudas el 77,45%.

La mejor noticia es que el empleo que se está creando en 2024 sigue siendo menos precario, de más calidad, gracias a la reforma laboral aprobada a finales de 2021, aunque “pierde impulso”: un 41,40% de todos los contratos firmados entre enero y septiembre (11.608.100) han sido indefinidos (4.806.500 contratos), aunque este porcentaje es inferior al de los 9 primeros meses de 2024 (42,39%) y de 2023 (42,8%). Pero supone un salto tremendo sobre los indefinidos antes de la reforma laboral: en 2021, sólo el 10,9%  de los contratos eran indefinidos. Y entre 2014 y 2020, sólo eran indefinidos entre el 6 y el 8%. Además, en lo que va de año, más de la mitad de los nuevos contratos (56,45%) son a tiempo completo, más de la cuarta parte (29,71%) a tiempo parcial y el resto, fijos discontinuos (1.604.500), que son los contratos fijos por periodos determinados de trabajo que se hacen a muchos que antes eran temporales en el turismo, hostelería y construcción.

El resultado evidente de la reforma laboral es que aumentan mes a mes los asalariados con contrato indefinido, que este verano ya eran el 84,42% de los asalariados (16,13 millones de trabajadores fijos), frente al 74% de los asalariados fijos hace cuatro años (septiembre 2021), el 79,81% hace dos años y el 83,59% que eran el verano pasado. Pero todavía tenemos un 16,41% todavía de asalariados con contrato temporal, el mayor porcentaje en Europa (la media de temporalidad en la UE-27 es del 14,1%). El problema son los contratos a tiempo parcial, que aunque se reducen este verano (-196.100) han crecido en el último año (+181.800) y rozan los 3 millones (2.975.700): ojo, algo más de 2 millones son mujeres, que trabajan menos de la jornada habitual, muchas porque no encuentran otro empleo.

Ahora, a finales de 2025, Gobierno y expertos creen que España seguirá creando empleo, más que el resto de Europa pero menos que en 2023 y 2024, porque creceremos algo menos (+2,6%, frente al +3,2% en 2024). La previsión enviada por el Gobierno a Bruselas, en octubre de 2024, apostaba por crear 1,6 millones de empleos entre 2024 (+556.132 empleos, aunque realmente se han creado +468.100), 2025  (548.645 empleos) y 2026 (494.878 empleos), con el objetivo de que España roce los 23 millones de ocupados (22.989.350 en 2026) y baje su tasa de paro del 10% en 2026 (ahora parece más factible).

Los datos indican que estamos en el buen camino para lograr ambos objetivos. Pero el Gobierno Sánchez no puede “lanzar las campanas al vuelo” con el empleo y el paro, por dos razones. Una, porque el paro crece y puede seguir creciendo (aunque se cree empleo, por el aumento de los que buscan trabajo) y seguimos siendo el país de Europa y la OCDE (36 paises) con la mayor tasa de paro: 10,45 % en España frente al 5,9% en la UE-27 y el 4,9% en la OCDE. Y la otra, porque la tasa de empleo en España es mucho más baja que en Europa: a finales de 2024 trabajaban el 71,4% de los que tienen entre 20 y 64 años, frente al 75,8% que trabajaban en Europa, el 75,1% en Francia o el 81,3% en Alemania, según Eurostat. A lo claro :que España tiene 1,08 millones de personas menos trabajando que las que deberíamos tener si fuéramos como la media europea. Y que trabajan 2,4 millones de españoles menos de los que deberían  trabajar si tuviéramos la tasa de empleo de Alemania.

Ese es nuestro gran reto: reformar la economía para que ofrezca empleo a más gente (entre 1 y 2 millones más) y eso permita reducir la tasa de paro “a niveles europeos”. Y eso implica tomar 2 medidas a corto plazo, que exigen (¡ cómo no¡ ) un pacto político económico y social. Una, aprobar un Plan de choque para mejorar el empleo de los jóvenes y las mujeres, porque tienen “demasiados” contratos a tiempo parcial (de media jornada o por horas y días), más precarios y peor pagados. De hecho, aunque el 70,2% de los jóvenes (menores de 25 años) tienen ahora un contrato fijo, el 56% de ellos tienen un contrato indefinido a media jornada o como fijos discontinuos (trabajan sólo un periodo al año). Y lo mismo les pasa a las mujeres: el 46% trabajan menos horas porque no encuentran un trabajo a jornada completa.

Y la otra medida urgente, reformar de verdad las oficinas de empleo, porque están colapsadas (se tarda días en conseguir que te den por teléfono una cita previa para solicitar el subsidio) y además no ayudan a los parados a recolocarse. Se han cumplido 2 años y medio de la Ley de Empleo (entró en vigor el 2 de marzo de 2023) y no ha funcionado: ni se ha hecho un perfil de los parados ni se les ayuda individualmente a colocarse. De hecho, las oficinas de empleo sólo colocan al 1,9% de los parados y apenas un 10% de los desempleados hacen cursos de formación (largos y poco útiles). Y en la web del SEPE sólo hay registradas 88.110 empresas y 31.184 ofertas de empleo. Urge reforzar la plantilla del SEPE (tiene 2.000 trabajadores menos de los que necesita), mejorar su sistema informático (pésimo) y cambiar la operativa de las oficinas (gestionadas desigualmente según autonomías), para dedicarse menos a tareas burocráticas y más a recolocar parados.

En definitiva, todos debemos alegrarnos porque haya más de 22 millones de personas trabajando en España (10,3 millones más que hace 60 años), pero todavía tenemos demasiado paro y trabaja menos gente que en Europa (de los que están en edad de trabajar) y muchos empleos son todavía precarios, demasiados a tiempo parcial (sobre todo para jóvenes y mujeres) y con bajos salarios. Y, sobre todo, muchos empleos se concentran en los servicios, con altibajos en las contrataciones, y todavía pocos en la industria, las empresas tecnológicas y exportadoras, que ofrecen empleos más estables y mejor pagados. Además, no podemos olvidar que hay mucha incertidumbre en la economía mundial (por los aranceles de Trump) y en Europa (estancada) y esto acabará perjudicando al empleo. Así que habrá que estar vigilantes y dispuestos a tomar medidas para salvar esos 22 millones largos de empleos y conseguir que sigan creciendo. Debería ser nuestro gran reto como país.