El ahorro de los
españoles sigue cayendo, por los
menores ingresos y las cuantiosas deudas. Y casi la
mitad de las familias no consiguen ahorrar
ni 100 euros al mes. Por eso, son pocos los que consiguen invertir y los que lo hacen salen de
los depósitos
y se refugian en Fondos de inversión y en la Bolsa, donde tienen su dinero 2
millones de familias: son ya dueños del
26% de las acciones, más del doble que en Europa. Y se invierte poco en Planes de pensiones privados, aunque han
crecido por miedo al futuro de las pensiones públicas. El Gobernador del Banco de España ha alentado ese miedo, aconsejando a los jóvenes que ahorren porque “tendrán
pensiones más bajas que las actuales”. No se da cuenta que él gana 174.733
euros al año pero los jóvenes sólo ganan
entre 400 y 1.200 euros mensuales y la mitad nada, porque están parados. Así no pueden ahorrar ni contratar Planes.
enrique ortega |
Los españoles no consiguen
ahorrar. En 2014, el ahorro volvió
a caer, al 9,8% de la renta disponible, según datos del INE,
Y es el tercer año consecutivo en que cae el ahorro, a pesar de la pequeña
mejora del empleo y la menor rebaja
de los salarios. La razón está
en que los españoles siguen estando muy
endeudados y la pequeña mejora de ingresos va a pagar hipotecas y a
recuperar muy moderadamente el consumo, no a “la hucha”. En el primer trimestre de 2015, el ahorro ha subido, pero muy poco, el 1,3% de la renta disponible de las familias, según el INE.
Antes de la crisis,
los españoles también ahorraban
poco (el 11% de su renta), porque la mayoría gastaba sin temor al
futuro o utilizaba su remanente para
comprar piso o cambiar de casa. Pero en
2008, cuando vieron las orejas al
lobo de la crisis, las familias empezaron a ahorrar contra reloj,
para prepararse ante lo peor: el ahorro subió sin parar, hasta un récord del 17,8% de la renta en
diciembre de 2009. A partir de ahí, con el aumento del paro (3,8 millones de
empleos perdidos), la devaluación de los salarios (del 10 al 20%), la subida de
impuestos y los recortes de ayudas,
las familias se vieron obligadas
de “tirar
de sus ahorros” para sobrevivir y pagar deudas. Y el ahorro no ha parado de caer.
Tras estos años de
crisis, hay todavía 5,44 millones de
personas sin trabajo (más de la mitad de ellos, sin cobrar un subsidio) y los
ingresos de los españoles que trabajan han caído drásticamente. Con ello, el ingreso medio familiar ha caído un 14,7%, pasando de los
31.711 euros anuales de 2008 a los 27.038 euros de gasto medio por hogar en
2014, según el INE. Y con eso,
casi la
mitad de los hogares no consiguen llegar a fin de mes, según Estadística. Y tras pagar
sus deudas (26,6 % de familias tiene pendiente el pago de su hipoteca),
la alimentación y los recibos básicos, apenas
les queda dinero para ahorrar.
De hecho, un 45% de
los españoles consiguen ahorrar como
máximo 100 euros al mes, y de ellos, las dos terceras partes no llegan a
los 50 euros, según una encuesta
realizada por la aseguradora Genwortthun. Otro 37% de familias ahorra entre
100 y 400 euros y sólo el 18%
restante consigue ahorrar más de 500
euros al mes. Así, poco pueden invertir. Y más cuando las familias
españolas tienen encima la pesada losa de
su
deuda: deben todavía 736.080 millones de euros (mayo 2015), tras haber devuelto 219.000 millones de deuda desde
2008.
La inversión que
ha hecho la mayoría de las familias es comprar
su vivienda, que tienen en propiedad el
83 % de los españoles, frente a un 60% en Europa (y un 44% en Alemania).
Por eso, el 80% del patrimonio de las
familias (unos 153.300 euros de media) está en su vivienda y sólo el 20% está en activos financieros, 1,9 billones de euros invertidos en 2014.
Estas inversiones, que han crecido
un 19% desde 2008 (por la revalorización de la Bolsa y los fondos), están
concentradas en depósitos (42,9%), acciones (23,4%), Fondos de inversión (11,3%), Planes
de pensiones (5,5%) y seguros
(10,7%), según
Inverco.
Los que pueden
ahorrar algo e invertir están saliendo
de los depósitos bancarios, que han caído en 2014 (por primera vez
desde 1997), debido a la bajada de los tipos de interés, que hace que los
bancos apenas paguen nada ya por el ahorro. Y se ha trasvasado mucho dinero a
los Fondos de inversión (“forzado”
por la banca, que busca ingresar
más comisiones) y sobre todo a
la Bolsa. Las familias españolas han vuelto a invertir en valores y ya
son un 11%, unos 2 millones de hogares (y 3,5 millones de personas), los que tienen su dinero en acciones, según
la última Encuesta
Financiera de las familias (2011), elaborada por el Banco de España. Con
ello, las familias son
propietarias hoy del 26,2% de las acciones de la Bolsa española, una inversión de 167.000 millones, según un informe de las Bolsas (BME). Con ello, los pequeños inversores son los segundos dueños de la Bolsa, sólo por detrás de los inversores extranjeros (dueños del 43% de
las acciones españolas) y bastante por delante de empresas (16% de la Bolsa),
fondos (7,8%), bancos (4,3% y el Estado (propietario del 1,9% de las acciones
de la Bolsa española). Una presencia muy elevada de las familias en el parquet,
que duplica el peso de las familias
europeas en sus Bolsas: 11% en Europa (UE-28), Francia y Reino
Unido y 9% en Alemania.
Los españoles
que más invierten en Bolsa son los hogares
con más renta y donde el cabeza de familia tiene más formación (la mayoría
son universitarios) y más de 50 años,
según la última Encuesta
Financiera de las familias (2011), elaborada por el Banco de España.
Además, las acciones están muy
concentradas en pocas familias
(el 10% de los hogares más ricos concentran el 75% de las acciones) y están muy poco diversificadas: la mitad de
los pequeños inversores tienen acciones de una sola empresa (el 20% de dos, el
10 de tres y sólo un 20% de más de tres) y en dos tercios de los casos se trata
de acciones de un banco, el del
inversor (al que le han “colocado” las acciones en su sucursal).
Al margen del perfil, las familias han invertido
más en Bolsa por la crisis de la inversión en inmuebles, la baja
rentabilidad de los depósitos y atraídas por las subidas de los últimos años y
sobre todo por los
dividendos, esa rentabilidad extra que se obtiene anualmente por
invertir en determinados valores. De hecho, la Bolsa española ha sido líder
mundial en rentabilidad por dividendo en 2014: una media del 5,2% frente al 2% (EEUU)-3,80%(GB) en otros países. Y
hay muchas empresas del IBEX que ofrecen rentabilidades por dividendo del 6,2 al 3%, una rentabilidad añadida a lo que suban las acciones (aunque
Hacienda se lleve el 20%). Eso sí, las familias
han de tener cuidado con su inversión
en Bolsa, porque la operativa está en manos de los grandes inversores y fondos
extranjeros (movieron el 82,2% de la contratación en 2014) y además la
Bolsa española, al
ser muy pequeña, es muy volátil: pocos inversores, con pocas operaciones,
pueden provocar importantes alzas o bajas en los valores. Y el
pequeño inversor cuenta con poca información y escaso asesoramiento.
Junto a la Bolsa, los Fondos
de inversión llevan varios años creciendo porque a los inversores
les atrae poner su dinero en “cestas de valores”, muy diversificadas, pudiendo
cambiar de un Fondo a otro sin penalización fiscal, aunque se pagan excesivas
comisiones, mayores que en otros países europeos (mientras al invertir
en Bolsa se pagan menores). También crece
el ahorro
que va a los Planes de pensiones,
desde 2011, cuando se aprobó la reforma
de las pensiones de ZP,
que hizo temer a muchos por su pensión
futura. Sin embargo, los españoles
invierten en Planes de pensiones menos
que otros europeos: tienen
Planes unos 8 millones de personas (4,6 con Planes individuales y el resto
con planes de empresa o de funcionarios, 700.000), un 26% de los españoles
en edad de trabajar, frente al 40%
de media en Europa. Y crecen muy
lentamente, por la caída de ingresos y ahorro. Así, el ahorro total en Planes supone sólo el 10% del PIB español, mientras en Occidente (34 países OCDE) alcanza el 86% de su PIB, según el último Observatorio de Inverco.
Las aseguradoras y los bancos lanzan
cada año campañas para promover los Planes de pensiones, mientras el Gobierno Rajoy ha desalentado las aportaciones, al rebajar
a 8.000 euros el máximo que se puede ahora aportar con desgravación (hasta
2014, eran 10.000-12.500 euros, según la edad). Recientemente, el gobernador
del Banco de España se ha lanzado a “hacer campaña” por los fondos
privados, al asegurar
en el Congreso de los Diputados
que la demografía conduce “a una
reducción inexorable de las pensiones a largo plazo (…). El sistema actual no
garantiza el nivel de pensiones que esperan los ciudadanos”. Y por si fuera
poco, Luis Linde añadió
en otro foro que “los jóvenes deben ahorrar porque la
pensión será cada vez menor de forma inevitable, debido al declive demográfico”.
Es grave que un
alto dirigente de la política económica siembre
dudas sobre el futuro de las pensiones, que es preocupante pero que va a depender mucho de la política que se haga en
el futuro: se
pueden salvar las pensiones futuras si se favorece la natalidad y el empleo,
si se amplían los ingresos públicos, con cotizaciones a la economía sumergida y
al subempleo y haciendo pagar más impuestos a las grandes fortunas, empresas y
multinacionales, para que la Seguridad Social pueda contar con ingresos
adicionales. Pero quizás sea más grave y
provocador que el consejo a los jóvenes para que ahorren proceda de un
directivo público que cobró
174.733 euros de sueldo en 2014, con un aumento
del 5,8% (mientras pedía “moderación salarial” a los trabajadores). Quizás
por eso no tenga sensibilidad para recordar que los jóvenes
españoles ganan entre 400 y 1.200 euros y que la mayoría (el 51,36%)
están parados y sin cobrar nada. Así
es difícil que ahorren y se hagan un Plan de pensiones.
Al margen de esta polémica, la realidad es que el ahorro es una asignatura pendiente de España como país. Ya antes de la crisis, los españoles ahorrábamos
menos que la mayoría de países europeos (un 11% de la renta disponible
frente al 16% de Francia, Alemania o Suiza), porque teníamos menos ingresos y
porque los dedicábamos a comprar casa. Y con la crisis, el
ahorro ha caído más aquí porque han caído más también empleos y sueldos.
Y como ahorramos menos, nos tenemos que
endeudar más, desde el Estado y las empresas a las familias: somos el
país más endeudado del mundo (debemos 1,78 billones de euros, el 167% de nuestro PIB) y eso nos deja en manos de bancos, inversores y "mercados”. Una
losa para consumir, invertir y crecer.
Así que para salir de la crisis, resulta clave recomponer
el ahorro, lo que exige crear más empleo, mejorar salarios y rentas,
rebajar impuestos a la mayoría (subiéndoselos a una minoría) y mejorar servicios
públicos, ayudas y subvenciones, para que
las familias lleguen mejor a fin de mes. Y dar un mejor trato fiscal al ahorro
y a la inversión, para no depender tanto del endeudamiento. Y luego, cuando
se recomponga el ahorro, deberíamos cambiar
de mentalidad: no enterrarlo en comprar un piso, sino vivir más de
alquiler y dedicar el ahorro a la formación de nuestros hijos y a
preparar la jubilación. No
por miedo, porque fallen las pensiones públicas, sino para complementarlas, para envejecer mejor.
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