lunes, 31 de octubre de 2022

España 2037: más viejos y más solos

Estadística ha publicado sus proyecciones sobre la población de España dentro de 15 años: habrá menos “españoles” (más inmigrantes), serán más viejos (el 26% tendrá más de 65 años) y vivirán más solos (1 de cada 8 españoles). Un envejecimiento de la población, por la caída de la natalidad y el aumento de la esperanza de vida, que tendrá importantes  consecuencias económicas: más gasto en pensiones, más gasto en sanidad y en cuidados a los mayores y menos personas activas trabajando y cotizando. Además, los que más crecerán serán los hogares con una persona sola, que serán un 30% del total, muchos de ellos mayores solos, lo que modificará los hábitos de consumo de los españoles, desde la comida que compran a los viajes que hacen. Y además, los que viven solos tienen un alto riesgo de pobreza y más problemas psicológicos. En ambos casos, más vejez y soledad. Hay que prepararse ya, con más gasto en los mayores, porque ahora gastamos menos que el resto de Europa.  

Enrique Ortega

Los problemas demográficos son uno de los grandes retos de España (y del mundo) este siglo XXI, junto al cambio climático y la tecnología. El primer gran problema es la caída de la población nacida en España, un fenómeno que empezó en 2015, por primera vez desde la Guerra Civil, y que va a continuar en las próximas décadas, según las proyecciones de población del INE. De momento, la población nacida en España lleva 7 años consecutivos cayendo, en -492.130 personas entre 2015 y 2021. Y la previsión es que siga cayendo en los próximos 15 años, bajando la población “española” en -1.342.831 habitantes más para 2037. Y también después, con lo que se perderían -6.475.079 habitantes entre 2022 y 2072, según las proyecciones del INE. Pasaríamos de los 40.066.227 habitantes nacidos en España hoy a 33.591.148 “españoles” en 2072.

Sin embargo, la población total “residente” en España ha aumentado en los últimos años y seguirá creciendo hasta 2072, gracias a la llegada de los inmigrantes. Ya entre 2015 y 2022, la población total residente en España ha crecido en casi un millón de personas (+992.706 residentes en estos 7 años), gracias a la inmigración, porque la población nacida en España se redujo (-492.130 personas). Y así seguirá pasando: en 2037, la población residente en España subirá a 51.669.140 habitantes (crecerá en +4.237.335 habitantes estos 15 años), gracias a la entrada neta de 5.647.585 inmigrantes, según prevé el INE. Y para 2071, la población residente en España será ya de 52.886.370 habitantes (crecerá +5.453.565 habitantes los próximos 50 años), gracias también a la llegada de 14.769.585 inmigrantes netos (llegadas menos salidas) entre 2022 y 2071.

Así que se producirá un tremendo cambio demográfico: si hoy, 84 de cada 100 residentes en España han nacido aquí, en 2072, la población residente nacida en España serán sólo el 63%. Un tercio de los que vivan en España habrán nacido fuera. Eso se debe a una fuerte caída de la natalidad en España (que reduce los nacimientos: 338.532 en 2021, la cifra más baja desde 1941) y a un envejecimiento de los españoles, que aumenta año a año las defunciones (449.270 en 2021). La caída de la natalidad se produce por dos motivos: hay menos mujeres españolas en edad fértil (entre 15 y 49 años), por la crisis de la natalidad en los años 80 y principios de los 90, y las mujeres españolas tienen menos hijos: 1,23 niños por mujer en 2020, la mitad que en 1976 (2,8 niños) y menos que la media europea (1,50 niños por mujer), que Francia (1,83), Alemania (1,53) o Italia (1,24), según Eurostat.

El aumento de la población residente en España durante los próximos 15 años (+4,2 millones de habitantes), gracias a los inmigrantes, será desigual. La población total aumentará hasta 2037 en 13 autonomías, sobre todo en Cataluña (+1.067.958 habitantes), Madrid (+1.039.391 habitantes), Comunidad Valenciana (+667.150), Andalucía (+487.750), Canarias (+349.464), Baleares (+306.142), Murcia (+243.473) y Castilla la Mancha (+110.370 habitantes). Y caerá la población total en otras 4 autonomías (-96.888 en Castilla y León, -66.921 en Asturias, -50.996 en Extremadura y -34.496 en Galicia), más Ceuta (-7.327) y Melilla (-2.571 habitantes), según las proyecciones del INE. Este aumento desigual de población se debe a que la inmigración exterior se va a concentrar en 6 autonomías, siendo mucho menor en el resto: Baleares (190,6 inmigrantes por 1.000 habitantes entre 2022 y 2036), Canarias (181,9), Madrid (152,5), Cataluña (140,9), Melilla (132,3) y la Comunidad Valenciana (130,2 inmigrantes netos por 1.000 habitantes).

El 2º gran cambio demográfico es que en las próximas décadas habrá más viejos entre la población española residente en España, debido a que seguirá aumentando la esperanza de vida, se vivirán más años: si a principios del siglo XX, los españoles vivían 34 años de media, en 2021 se vive ya más de 83 años (80,24 años los hombres y 85,83 las mujeres). Y la previsión del INE es que aumente más de 2 años para 2037 (83,32 y 87,76 años) y más de 4 años para 2071 (86,03 años vivirán los hombres y 90,05 las mujeres).

La consecuencia es que aumentará el número de mayores de 65 años: si en 2022 son ya el 20,1% de la población residente en España, dentro de 15 años (2037) serán ya el 26% y serán ya el 30,4% de la población total en 2050, bajando ligeramente este porcentaje para 2072 (serán el 29,5% de la población), según el INE. Y no sólo habrá más mayores de 65 años, sino que aumentará drásticamente el porcentaje de ancianos: los mayores de 80 años, que hoy son el 6,1% de la población residente serán ya el 11% en 2050 y el 12% en 2072. Y las personas con más de 100 años, que hoy son 14.287 habitantes, pasarán a ser ya 51.669 dentro de 15 años y habrá 226.932 personas centenarias dentro de 50 años.

Menos población española y una población más envejecida. Y el tercer gran cambio será que habrá más españoles viviendo solos, según otro informe reciente del INE, sobre la proyección de los hogares españoles hasta 2037. Si este año 2022, de los 18.916.118 hogares censados, un 26,8% son hogares con una sola persona (5.066.940 hogares unipersonales), para 2037 se espera  que haya 21.651.673 hogares y que los unipersonales supongan ya casi el 30% del total (6.450.937 hogares con una persona sola), siendo el tipo de hogar que más va a crecer en los próximos 15 años (+27,3%). Crecerán menos (+22%) los hogares con 2 personas (mayoritarios hoy: son 5.729.888 hogares), los de 3 personas (hoy son 3.834.147 hogares y crecerán sólo un +4,3%), los de 4 personas se reducirán (hoy son 3.176.268 hogares y caerán -4,1%) y crecerán poco (+5%) los hogares de 5 personas (1.110.875 hoy).

Actualmente, 1 de cada 10 españoles viven solos (5,021.119 personas, el 10,7% de la población), pero en 15 años serán 1 de cada 8 españoles los que vivirán solos (el 12,5% de la población, 6.378.123 personas), un 40% de ellos mayores de 65 años (la mayoría, mujeres, que son más longevas). A pesar de que aumentarán los hogares y los españoles que viven solos, todavía son muchos menos que en Europa, donde los jóvenes se emancipan antes y no hay una cultura de integración de los mayores en las familias como en la Europa del sur. De ahí que en Europa, un 14,8% de la población vive sola, aunque el porcentaje sube al 22,2% de la población en Dinamarca, al 21,5% en Finlandia y al 20,9% en Dinamarca.

Si nos fijamos en los mayores de 65 años que viven solos, sucede lo mismo: en España, el 25,2% de los mayores viven solos, mientras son menos en la Europa del sur (16,6% en Chipre, 24,4% en Grecia, 24,5% en Eslovaquia y 24,8% en Portugal) y más en la media europea (32,5% de mayores viven solos), en Alemania y Francia (36,2%), en Italia (28,5%) y sobre todo en los paises nórdicos (46,9% en Dinamarca y 39% en Finlandia).

Aunque los mayores españoles vivan menos solos que en Europa, la tendencia clara es que aumentan los hogares con 1 sola persona, la mitad de ellos mayores solos. Y esto tiene consecuencias económicas y sociales. Por un lado, alguien que vive solo tiene más dificultades para afrontar los gastos, máxime si hay una crisis (financiera, pandemia o inflación). Son más vulnerables. Y por eso, tienen  más riesgo de caer en la pobreza: ya en 2019, su tasa de pobreza era superior (27,4%) a la del resto de hogares (26,2%). Y con la pandemia y la inflación, esa diferencia se agravó: en 2020, el 32,6% de los “solos” estaban en riesgo de pobreza (frente al 27% de media española) y en 2021 la pobreza afectó al 34,6% de hogares solos (frente al 27,8% en todos los hogares). Es el 2º mayor porcentaje de pobreza, sólo superado por los hogares con mujeres solas con niños (54,3% son pobres).

Vivir sólo no sólo dificulta más llegar a fin de mes sino que modifica los hábitos de consumo y de vida, desde hacer la compra hasta viajar. Por eso, la industria alimentaria ya está modificando su oferta, ofreciendo alimentos con menos peso y contenido, para adaptarse a la compra de las personas solas (aunque falta mucho por hacer). Y también ha aumentado la oferta de ocio y viajes para personas solas, aunque muchas viajan con el IMSERSO. Y no podemos olvidar los problemas psicológicos que acarrea la soledad no deseada, según todos los expertos. De hecho, Más Madrid ya presentó en septiembre una proposición no de Ley para que las distintas Administraciones públicas destinen recursos y medios para ayudar a los mayores que viven solos, un problema cada vez más acuciante.

Al margen de vivir solo o con más gente, el envejecimiento de la población española es uno de los mayores problemas que debemos afrontar en el siglo XXI. Y tiene enormes consecuencias económicas y sociales, que deberían obligar a partidos e instituciones a un gran Pacto social por la población y contra el envejecimiento, porque va a exigir enormes recursos y medidas concretas para afrontarlo de aquí a 50 años.

El mayor problema que se plantea es pagar las pensiones al mayor número de pensionistas que habrá, con menos activos que hoy: hoy tenemos 3 activos por cada jubilado y en 2051 habrá 1,65 activos por cada mayor de 65 años. Y el número de pensionistas pasará de los 9,1 millones actuales a 15,6 millones en 2050, según el INE. Eso obliga a “racionalizar” el gasto en pensiones, tratando de aumentar lo posible los ingresos (cuotas y aportaciones presupuestarias) y “atemperar” los gastos, adecuando las pensiones futuras a la mayor esperanza de vida y a lo que se pueda pagar. La reforma de las pensiones que se hizo en 2021 es un paso en esa dirección, pero resulta insuficiente y habrá que ir haciendo ajustes de ingresos y gastos en función de la economía y la demografía.

Otro problema importante será adaptar el gasto sanitario a una población más envejecida. Ya hoy, se estima que el 45% de todo el gasto de la sanidad pública se dirige a atender a los mayores de 65 años, cuyo coste de atención sanitaria triplica el del resto de la población. Y además, dos tercios de estos mayores sufren 4 o más patologías crónicas (hipertensión, enfermedades cardiovasculares, diabetes, colesterol, asma, insuficiencias, alergias, depresión), patologías que serán crecientes en las próximas décadas, según la OMS. Así que en el futuro, al aumentar el porcentaje de mayores (el 30% de la población en 2050), habrá que destinar más recursos a la sanidad pública, hoy ya falta de recursos y medios. Y eso supone una planificación y una profunda reconversión de la atención geriátrica.

Y un tercer frente son los cuidados a los mayores: a más porcentaje de ancianos, más necesidades de gasto y atención a los dependientes, que se van a disparar. El Gobierno Sánchez ha estimado que para 2050 puede haber en España 1,6 millones de mayores dependientes, casi el doble de los 923.000 mayores dependientes reconocidos que existen hoy. Eso obliga a preparar con tiempo, recursos y personal su atención, que hoy es muy deficiente, con recursos escasos y 185.528 dependientes en lista de espera (con prestación reconocida pero sin recibirla), de los que 47.000 mueren cada año esperando. No se trata sólo de destinar más recursos sino de reorganizar toda la economía de los cuidados, reforzando la atención a domicilio, la teleasistencia, la ayuda a los cuidadores familiares, el refuerzo de las residencias y la planificación de nuevos hogares para mayores.

Al final, adaptarnos a un país con más viejos y más personas solas exige buscar más recursos para atender a los mayores, que ya son hoy insuficientes: España apenas destina el 0,9% del PIB al cuidado y atención de los mayores, muy por debajo del gasto medio que hacen los paises OCDE (1,5% del PIB, llegando al 3,7% en Noruega y el 4,1% en Holanda). Y la propia OCDE estima que, el envejecimiento de la población occidental obligará a duplicar el gasto en atender a los mayores (al 3% del PIB). Hay que prepararse y buscar recursos públicos, que sólo pueden venir del aumento de la recaudación, no de bajar impuestos. Y además, urge tomar dos medidas más en paralelo: aumentar la natalidad y aumentar el empleo (hoy trabajan en España 1,8 millones de personas menos de las que deberían trabajar si tuviéramos la tasa de empleo europea), para que haya más personas trabajando, cotizando y pagando impuestos, más población (españoles e inmigrantes) que sostengan y financien a ese 30% de mayores. Se lo merecen.

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