El coronavirus ha absorbido de tal manera nuestros recursos sanitarios que en estos meses no se han hecho casi operaciones (las urgentes) ni pruebas diagnósticas y se han cancelado las consultas. Por eso, los sanitarios temen que las listas de espera se hayan duplicado y que más de un millón de españoles esperen ahora para operarse, hacerse pruebas o acudir a consulta. De momento, la mayoría de autonomías no publican datos actualizados. Pero este aluvión de pacientes exige un Plan de choque para rebajar las listas de espera, que ya eran insostenibles antes de la pandemia, mayores que en el resto de Europa. Urge incluir este grave problema en el refuerzo futuro de la sanidad, con más medios y personal para operar, hacer pruebas y consultas. Si no, quien ganará con el coronavirus y sus listas de espera “extras” será la sanidad privada, donde 12 millones de españoles pagan ya un seguro médico para no esperar (tanto). No nos dejen esperando meses.
enrique ortega |
El coronavirus absorbió casi todos los recursos y torpedeó el normal funcionamiento de la sanidad, en España y en todo el mundo. Así, la pandemia ha obligado a suspender el 72% de las operaciones no urgentes. Y el 81% de la cirugía benigna, el 37,7% de la cirugía del cáncer y el 25% de las cesáreas se suspendieron o retrasaron en la mayoría de los paises, según un estudio publicado por la British Journal of Surgery. En España, a falta de que las autonomías publiquen sus datos, se estima que se han suspendido 3 de cada 4 operaciones, la mayor parte de las pruebas diagnósticas y casi todas las consultas. Incluso ha habido pacientes que no se atrevieron a ir a urgencias, con posibles enfermedades graves, por miedo a contagios. Y se han paralizado “cribados” de pruebas decisivas, como colonoscopias o mamografías, que pueden traer consecuencias posteriores irreversibles.
Ahora, cuando lo peor de la pandemia ha remitido, se espera “un aluvión de pacientes” para consultas, pruebas y operaciones, engrosando una lista de espera que ya era muy abultada antes y que ahora va a ampliarse, aumentando los retrasos. Hay tres estimaciones de expertos sanitarios que coinciden en que “las listas de espera se han duplicado con la pandemia”. Por un lado, la Federación de Sanidad de CCOO estima que “podrían haberse duplicado las listas de espera quirúrgicas y, sobre todo, las de pruebas diagnósticas”, que es donde hay más problemas. Por otro, la Fundación en Defensa de la Sanidad Pública (FDSP) estima que las listas de espera “se habrán duplicado si no más”. Y los sindicatos médicos (CESM) coinciden en que “las listas de espera se han podido duplicar” y alertan sobre las demoras en atención primaria. Ya antes había hasta 72 horas de demora para acudir al médico de familia y ahora no se sabe, porque hay ciudades (como Madrid) donde no se puede pedir cita online, sólo llamando a un teléfono que comunica constantemente.
El agravamiento de las listas de espera, para consultas, pruebas y operaciones, ha debido ser mayor en las autonomías más tensionadas por la pandemia, especialmente en Madrid, Cataluña, Castilla y León, Castilla la Mancha y Aragón. A falta de que publiquen datos de mayo o junio, podemos hacernos una idea de la situación con los datos de abril que ha hecho públicos la consejería de Sanidad catalana, en el Parlament. Ahí se ve que la demora en las operaciones, que estaba en 155 días, ha aumentado en 35 días, con 185.848 pacientes esperando una intervención quirúrgica y 70.000 intervenciones retrasadas por la pandemia. En pruebas diagnósticas hay otros 162.151 pacientes esperando en Cataluña, una media de 113 días. Y en consultas, hay otros 439.271 pacientes esperando sólo en Cataluña, una media de 131 días, con 7 meses de retraso para el urólogo (5 semanas más que antes) o 131 días para operarse de la cadera o cataratas (45 días más que en febrero).
Lo normal es que este agravamiento de las listas de espera de Cataluña sea similar en el resto de España, por lo que médicos y expertos exigen que las autonomías publiquen ya sus datos, que Sanidad difunde después. Y este agravamiento es más preocupante porque las listas de espera ya eran uno de los graves problemas de la sanidad española antes del coronavirus. Su origen estaba en el aumento de la demanda de atención sanitaria (por el aumento y envejecimiento de la población española, con una mayor esperanza de vida) y los recortes sanitarios aprobados entre 2009 y 2013: -9.787 millones de euros de gasto sanitario (1 de cada 7 euros perdidos, según datos de Hacienda) y 41.000 profesionales menos (-11.000 médicos y -30.000 enfermeras), recortes sólo parcialmente compensados hoy.
Empecemos por las listas de espera para operarse, que han pasado de 372.468 pacientes en 2009 a 614.101 en diciembre de 2016 y 704.997 pacientes en diciembre de 2019, el último dato publicado por Sanidad. El tiempo medio de espera para operarse ha pasado de 67 días a finales de 2009 a 115 días a finales de 2016 y 121 días a finales de 2019. Y además, lo peor es que el 19,9% de estos pacientes esperan más de 6 meses para operarse. Y la situación es peor en algunas autonomías. Así, Cataluña es la región con más porcentaje de pacientes en espera para operarse (24,01 por 1.000 habitantes, frente al 15,53 de media en España), seguida de Extremadura (21,95 por 1.000), Asturias (19,17), Cantabria (18,70), Andalucía (18,59) y Castilla la Mancha (18,50 por cada 1.000 habitantes), siendo muy bajo el porcentaje que esperan a operarse en el País Vasco (7,69 por 1.000), Baleares (10,61), Comunidad Valenciana (11,51), Navarra (12,53) y Canarias (12,71). Por días de espera, la mayor demora para operarse se da en Castilla la Mancha (163 días), Andalucía (161), Cataluña (155) y Extremadura (125), siendo baja en el País Vasco (48 días) y La Rioja (53).
Sigamos con las listas de espera para consultas externas, para el especialista, que han pasado de 59 días de retraso en 2009 a 72 días en diciembre de 2016 y 88 días de retraso a finales de 2019, según los últimos datos de Sanidad. Estaban en espera 63,72 pacientes por cada 1.000 habitantes (son 3 millones de españoles) y casi la mitad (el 49,1%) esperan consulta más de 60 días. Las consultas con más demora son las de traumatología (109 días de media y esperan 9,91 por 1.000 habitantes), urología (87 días y 8,36 pacientes en espera por 1.000 habitantes), oftalmología (83 días y 8,36 pacientes en espera por 1.000 habitantes), digestivo (76 días) y dermatología (74 días). Las autonomías con más retraso en las consultas de especialistas son Andalucía (131 días y 89,75 de cada 1.000 personas en espera), Canarias (122 días, Cataluña (101 días) y Asturias (100 días), siendo pequeñas las demoras en el País Vasco (29 días), Baleares (39 días) y la Rioja (47 días).
De las listas de espera para pruebas diagnósticas y terapéuticas, Sanidad no publica datos estatales y los difunde cada autonomía. Las esperas también son abultadas, a la vista de los datos de Madrid y Cataluña. En Madrid, a febrero 2020 (antes pandemia), había 152.590 pacientes en espera de una prueba, una media de 25,10 por 1.000 habitantes, que esperaban 49,36 días de media. Y en Cataluña, con datos de abril, había 162.151 pacientes en espera de pruebas diagnósticas (+43% que un año antes), con una demora de 113 días (frente a 79 días de espera de abril de 2019). Y así, autonomía por autonomía.
Estas listas de espera son un punto negro en la sanidad española que señalan cada año los informes sanitarios europeos de la OCDE y la Comisión Europa, donde se destaca que tenemos una sanidad más eficiente que la mayoría, porque consigue más esperanza de vida con menos gasto. Pero advierten que tiene más listas de espera que la sanidad europea. Y ponen dos ejemplos. En una operación de cataratas, la media española está en 90/100 días de espera, frente a 60 en Holanda o Reino Unido, aunque la demora es de 120 días en Portugal. Y en una operación de cadera, la demora en España es de 135 a 150 días frente a 50 en Holanda, 8º en Reino Unido y 120 en Portugal, según el último informe “State of Health in the EU 2019”.
En definitiva, que ya antes del coronavirus teníamos un serio problema de listas de espera, tanto para consultas al especialista como para pruebas diagnósticas y para operarse, sin olvidar las demoras incluso para ir a nuestro médico de cabecera. Si ahora, con todas las consultas y operaciones no hechas, las listas de espera se han duplicado, estamos hablando de 1,5 millones de españoles esperando para operarse y otros 6 millones esperando para ir al especialista. Un problema muy serio, que no puede obviarse más por el coronavirus. Y que antes o después va a tensionar seriamente la sanidad pública, sobre todo cuando los pacientes pierdan el miedo y acepten operarse. Porque lo que ha pasado en junio es que hasta un 60% de pacientes a los que llamaban para hacerles una operación retrasada no han querido operarse por miedo a contagiarse, según algunos hospitales catalanes.
Urge aprobar y poner en marcha un Plan de choque contra las listas de espera en toda España, coordinado por Sanidad, para que las autonomías se fijen objetivos de rebaja y las ataquen con los 9.000 millones recibidos del Estado central para fortalecer la sanidad. Este Plan de choque exige poner los medios materiales (quirófanos e instalaciones) y humanos (cirujanos, anestesistas, especialistas) para rebajar las listas de espera, con un objetivo realista: quitarse en 1 año las listas de espera extras por el coronavirus, volver a las listas de espera de diciembre de 2019 (que ya eran abultadas). Y dentro de un año, cuando se haya “dado salida” a este embolsamiento extra, habría que poner en marcha otro Plan de actuación a medio plazo, para reducir al mínimo todas las listas de espera en esta Legislatura.
Un Plan de choque contra las listas de espera “extras” exige primero datos actualizados y después, fijar prioridades, tanto en las operaciones como en las pruebas diagnósticas y las consultas a especialistas. Pero hace falta contar con más personal (ya en 2019, Sanidad estimó que habían falta 4.000 especialistas más), para lo que hay que reordenar toda la política de personal y contrataciones, en especial los MIR (médicos residentes). Y contar con más medios y una mejor planificación de los recursos disponibles, para sacar el máximo partido de quirófanos y máquinas diagnósticas (es inaudito no hacer TAC o mamografías por las tardes o fines de semana, para reducir esperas), a cambio de ajuste de sueldos y horas y bonificaciones al personal. Hay que lanzar “una cruzada sanitaria” para rebajar drásticamente las listas de espera ahora duplicadas.
Y hay que tener cuidado de que algunas autonomías, especialmente las gobernadas por el PP (como Madrid, que ya tiene “antecedentes, o Andalucía y Galicia) no utilicen el grave problema de las listas de espera para “alimentar a la sanidad privada”, derivando pacientes pendientes de pruebas y operaciones a hospitales privados mientras no se refuerzan los hospitales públicos. De hecho, la sanidad privada ya propuso hace casi 3 años (en septiembre de 2017) que se les derivaran los pacientes en lista de espera quirúrgica (614.101 entonces), con la promesa de “acabar con ellas en 4 meses” en sus 452 hospitales privados. Eso sí, a cambio de cobrarles a las autonomías 1.500 millones de euros. La propuesta no salió adelante, pero en este tiempo han aumentado los conciertos de la sanidad pública con la privada, a los que se destinan ya 8.000 millones, el 12% del gasto sanitario público.
La sanidad pública tiene muchos retos por delante y muy serios, empezando por la lucha contra el coronavirus, la gran prioridad. Pero el Gobierno y las autonomías no pueden olvidar el grave problema creado estos meses con las listas de espera, que podrían haberse duplicado, creando un serio reto de salud pública y un deterioro en la salud de millones de españoles. Y este deterioro en las listas de espera es “el mejor comercial” para los seguros privados de salud, que ya tienen contratados 12 millones de españoles. No podemos seguir por esta vía: que el que tenga dinero se pague un seguro para que le atiendan antes. Hay que reforzar de una vez la sanidad pública, para reducir las listas de espera acumuladas por la pandemia y bajarlas al mínimo.Tiene que haber un Plan estatal contra las listas de espera, no dejar que cada autonomía las reduzca a su manera, según sus medios y su ideología. Todos necesitamos una sanidad digna y eficiente, vivamos donde vivamos. No nos dejen esperando meses.
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