Iba a ser un año “malo”, con gran riesgo de entrar en otra crisis tras 6 años de recuperación. Pero ahora, 2020 se presenta como un año “regular” y podría incluso ser “bueno”. Todo dependerá de que se consolide el amago de “tregua comercial” entre EEUU y China, de que el Brexit avance de forma ordenada, que el petróleo no dé más sustos y que Alemania y la zona euro sigan recuperándose. Y en España, de que salga adelante un Gobierno estable y apruebe los Presupuestos 2020 y las reformas más urgentes. Son muchos condicionantes, por lo que 2020 puede ser “un año imprevisible”. Todos los expertos coinciden en que habrá menos crecimiento y empleo que en 2019, pero que se aleja el peligro de otra recesión. Y que si el panorama internacional mejora, en verano de 2020 podría haber incluso un rebote del crecimiento. Si no, al menos será el 7º año de recuperación, aunque más débil. No pidamos más. ¡Feliz año 2020¡
enrique ortega |
En septiembre 2019, a la vuelta de vacaciones, mucha gente sintió que estábamos “en la antesala de otra crisis”, porque todos los indicadores se habían enfriado desde el verano, por culpa de un panorama internacional muy turbio: guerra de aranceles entre EEUU y China, caída del comercio mundial, fuerte crisis en la industria del automóvil, repunte del petróleo, crisis en paises emergentes de Latinoamérica y estancamiento en la zona euro, con Alemania e Italia en riesgo de recesión. Y en España, habían pinchado el turismo y las exportaciones, estabilizándose el crecimiento y rebajándose el empleo.
Pero en estos últimos tres meses, a finales de diciembre, el panorama ha cambiado a mejor. El 13 de diciembre, China y EEUU firmaron una primera fase de acuerdo para frenar la subida de “aranceles” (impuestos a las exportaciones del otro) previstas a partir del 15 de diciembre. Y las dos potencias estudian también reducir los aranceles impuestos en los últimos 18 meses. Aunque con Trump nunca se sabe, parece un indicio de esperanza que podría mejorar el comercio mundial, uno de los factores que se han deteriorado con la guerra arancelaria entre China y EEUU, frenando el crecimiento mundial.
Otro factor de incertidumbre internacional, el Brexit, ha mejorado tras la mayoría absoluta de Boris Johnson, que evita un Brexit duro y posibilita una salida ordenada del Reino Unido de la UE, aunque queda un año de negociaciones que van a ser claves y nada fáciles. Por otro lado, Europa parece mejorar y en el tercer trimestre de 2019, Alemania, “la locomotora del euro”, no entró en recesión, como se temía (había decrecido un -0,2% en el segundo trimestre) sino que creció un tímido 0,1%, mientras la zona euro sólo crecía un 0,2%. Pero el Banco Central Europeo (BCE) va a seguir con sus tipos negativos y con su compra de deuda, para reanimar las economías, mientras podría aumentar el gasto público en Alemania y en toda Europa para luchar contra el Cambio Climático y relanzar las infraestructuras, dos antídotos contra la desaceleración de la economía europea y la crisis.
En cualquier caso, las previsiones de los organismos internacionales auguran un año 2020 con un mayor crecimiento de la economía mundial (+3,4% frente a +3% en 2019), gracias a una pequeña recuperación de los paises del euro (de crecer un +1,2 en 2019 pasarían a +1,4% en 2020) y a una mejoría de los paises emergentes (pasarían de crecer el 3,9% en 2019 al 4,6% en 2020), ya que se espera que crezcan algo menos en 2020 tanto EEUU (2,1 frente a 2,4% en 2019), China (5,8 frente a 6,1%) y Japón (0,5% frente a 0,9%), según la última previsión del Fondo Monetario Internacional (FMI).
En cuanto a Europa, la Comisión Europea acaba de estimar que en 2020 seguirá la recuperación (por 7º año consecutivo), con un crecimiento similar en la UE-28 (el 1,4% en 2020, como en 2019), con el desempleo más bajo del siglo (6,3% de paro en la UE-28) y un continente con las finanzas públicas saneadas (0,8% de déficit en 2020). Y Alemania duplicará su crecimiento (del 0,4 en 2019 al 1% en 2020), mientras Francia lo mantiene alto (+1,3% en 2019 y 2020), Italia empieza a salir del parón (crecerá 0,4% en 2020 frente a sólo un 0,1% en 2019) y Reino Unido también crece algo más (1,4 frente a 1,3% en 2019).
España será otro año más el país grande de Europa que más crezca en 2020, aunque las previsiones son dispares: frente a un crecimiento del 2% en 2019, el FMI espera que crezcamos un 1,8% en 2020, la OCDE un 1,6% y la Comisión Europea un 1,5%, la previsión más pesimista. Frente a estas estimaciones, el Gobierno Sánchez estimó hace un mes que España crecería un 1,8% en 2020 (como el FMI) y recientemente, el Banco de España fijó un crecimiento del 1,7% para 2020, 0,3% menos que en 2019.
El motor del crecimiento en 2020 volverá a ser el consumo de las familias (+1,6% frente al +1,2 en 2019), junto a la inversión empresarial (crecerá un 3,3% frente al 2,7% en 2019) y una leve mejoría de las exportaciones (+2,3% de aumento frente a 1,8% en 2019), si se tranquiliza el comercio mundial, mientras no ayudará en 2020 el consumo público, que crecerá menos (+1,7% frente a +2,2% en 2019), por la exigencia de bajar el déficit público. La recuperación del consumo de las familias se deberá a la mejora de los salarios (funcionarios, trabajadores y nueva subida del SMI) y las pensiones (+0,9%, como la inflación), así como al aumento del empleo (aunque sea menor) y a los bajos tipos, que favorecen los créditos al consumo, el uso de tarjetas y las hipotecas.
El peor problema en 2020 será que, con esas tres décimas menos de crecimiento esperadas, España creará algo menos de empleo: +259.426 nuevos empleos en 2020, frente a los +391.292 creados en 2019 y los +474.960 nuevos empleos creados en 2018. Y con ello, seguiremos teniendo una alta tasa de paro, que sólo baja del 14,3% en 2019 al 13,6% en 2020, la segunda más elevada de Europa (Grecia tendrá el 15,4% de paro) y más del doble de la tasa de paro de la UE-27, que será del 6,2% en 2020.
Hasta aquí la “bola de cristal” de cómo puede ser 2020 en el mundo, en Europa y en España. Pero ojo, vivimos en un mundo plagado de incertidumbres, donde cualquier cambio puede deteriorar las previsiones o mejorarlas. De hecho, la tregua entre USA y China es muy débil y más en un año electoral, donde Trump se juega su reelección en noviembre. Y las crisis de Latinoamérica pueden sumir al subcontinente en otra crisis que afectaría mucho a España. Y el petróleo es una amenaza permanente: ha subido un 16,5% en el último año y para 2020 hay quien piensa que el precio podría dispararse. Y el Brexit todavía puede dañar a la economía europea, vista la actitud poco razonable de Johnson.
Pero las mayores incertidumbres están en España. No va a ser fácil conseguir un Gobierno estable y, sobre todo, que dure para aprobar el Presupuesto 2020 y las reformas más urgentes: pensiones, empleo y leyes laborales, educación, sanidad y Dependencia, vivienda y lucha contra la pobreza y la desigualdad, sin olvidar la Ley contra el Cambio Climático.
El primer test van a ser los Presupuestos 2020, que serán muy difíciles de aprobar porque el futuro Gobierno necesitará pactar con demasiados grupos y todos pedirán contrapartidas a cambio. Y en esta ocasión, la elaboración de los Presupuestos 2020 choca con dos problemas. Uno, la advertencia de Bruselas de que España va a incumplir el déficit público en 2019 (2,3% del PIB en vez del 2% prometido) y también en 2020 (2,2 % frente al 1,7% prometido), lo que supone que tendrá que “ajustar” el Presupuesto 2020 en unos 7.350 millones (o bien ingresando más o recortando más o haciendo ambas cosas).
El otro problema, más complicado, es que el 1 de enero de 2020 entra plenamente en vigor la reforma del artículo 135.2 de la Constitución, pactada en agosto de 2011 por Zapatero y Rajoy, por la que España tiene que aplicar el ajuste del déficit al que le obliga Bruselas o rebajar la deuda pública del 97% actual al 60% marcado por el Pacto de Estabilidad. Eso quiere decir que el nuevo Gobierno Sánchez no puede incumplir las exigencias de Bruselas, porque ahora es “una exigencia constitucional”, con lo que cualquier partido, institución o particular podría impugnar unos Presupuestos más expansivos ante el Tribunal Constitucional.
Esto obliga al futuro Gobierno a mirar con lupa el aumento de gastos (y hace falta subirlos en casi todo, desde la educación o las pensiones a la sanidad y las políticas de empleo, sin olvidar la vivienda, las ayudas sociales, las infraestructuras o las tecnologías) y buscar más ingresos como sea, aumentar la recaudación vía sociedades (las grandes empresas y bancos pagan pocos impuestos), IRPF (subiendo tipos a los que ganan más de 140.000 euros), IVA (limitando los tipos reducidos y superreducidos) , impuestos energéticos (subida al gasoil y a la gasolina) y nuevos impuestos a las operaciones financieras (tasa Tobin y a las multinacionales tecnológicas (tasa Google), sin olvidar la lucha contra el fraude fiscal.
A la hora de recaudar más, el Gobierno tiene margen: España recaudó en 2018 el 38.9% del PIB, frente al 45% de media en la UE-28, según Eurostat. Eso significa que si recaudáramos impuestos como la media de los europeos, tendríamos que ingresar 73.703 millones más cada año. No se trata de que paguemos más los que ya pagamos mucho, sino que paguen más ese 5% de contribuyentes que hoy pagan poco: grandes empresas, bancos, multinacionales y los más ricos. Claro que conseguirlo el próximo Gobierno con una minoría parlamentaria no va a ser fácil.
España lleva 4 años largos en una situación de bloqueo político que tiene que acabar en 2020: hay que empezar a gobernar y a pactar. Primero un Presupuesto 2020 que relance la economía y afronte las necesidades más urgentes. Y después, las reformas pospuestas: pensiones, educación, sanidad, Dependencia, vivienda, tecnología y digitalización, infraestructuras y modernización de la economía. Se trata de buscar el “mínimo común denominador”, con un objetivo: aproximarnos a Europa en el gasto educativo, sanitario, social, tecnológico y de fomento del empleo. Y para ello, debemos recaudar más como europeos, pactar una reforma fiscal que aproxime nuestros ingresos fiscales a Europa.
Ahí va a estar la clave de cómo resulte ser 2020. Los españoles somos bastante pesimistas sobre la actual situación económica: el 52,5% de los españoles encuestados en noviembre por el Barómetro del CIS creían que la situación económica era “peor” que 6 meses antes, el 34,5% “igual” y sólo un 7,8% “mejor”. Además, al preguntarles cómo veían la economía dentro de 6 meses, para el verano de 2020, el 46,5% de los encuestados la ven “peor”, un 20,5% igual y sólo el 21,6% peor. Pero los expertos creen que no va a ser un año mucho peor, aunque crezcamos algo menos y se creen menos empleos. Incluso Luis de Guindos, vicepresidente del BCE, dice que la eurozona “puede tener un rebote a mediados del 2020”.
Así que recibamos el nuevo año sin tanto pesimismo, pensando que por lo menos no va a llegarnos otra crisis, como muchos temían hace unos meses. 2020 será un año “normalito”, de bajo crecimiento y empleo, pero el 7º año seguido de recuperación. No es poco. ¡ Feliz año 2020 a todos !
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