lunes, 4 de junio de 2018

Renta 2018: ya pagamos más que en 2007


Otro año más, toca hacer la declaración de la Renta en junio, aunque sólo a 1 de cada 4 contribuyentes les sale a pagar, porque al resto ya les retuvieron de más el año pasado. El IRPF es el impuesto más importante, pero pagamos más cada día con otros impuestos sin darnos cuenta, como el IVA, carburantes o tasas. Eso sí, la Renta es el impuesto cuya recaudación más crece y ya pagamos más que antes de la crisis, mientras las empresas pagan la mitad que en 2007. El problema del IRPF es triple. Primero, recauda menos que en Europa  porque hay demasiadas  deducciones, que sólo benefician a algunos. Segundo, hay demasiadas diferencias al pagarlo,  según donde uno viva. Y tercero, el IRPF ayuda poco a reducir las desigualdades, porque los más ricos apenas pagan y se buscan otras vías para ahorrarse impuestos. Ahora que se cumplen 40 años del IRPF, habría que pactar una reforma fiscal más justa y que recaude más. Debería ser una de las prioridades del nuevo Gobierno

enrique ortega

Este 2018 se cumplen 40 años de la reforma fiscal aprobada en septiembre de 1978 por el Gobierno de UCD, un largo camino de recelos, campañas (“Hacienda somos todos”) y multas ejemplares (Lola Flores) que ha conseguido que los españoles paguemos impuestos como los demás europeos, pasando de 5 millones de declaraciones en 1979 a 10 millones en 1990, 15 millones en 1998 y las 19.945.359 declaraciones que se esperan este año 2018. De ellas, sólo una cuarta parte (5.246.011) son de contribuyentes que van a ingresar, porque los 14,7 millones restantes ya pagaron de más el año pasado (con las retenciones en sueldos y pensiones) y les sale negativa o con derecho a devolución (13,7 millones de contribuyentes). Este año, por primera vez, Hacienda devuelve menos (9.468 millones) de lo que va a ingresar con los contribuyentes a los que les sale positiva (pagarán 9.621 millones).

El Impuesto sobre la Renta, el IRPF, es el principal impuesto en España y recaudó 77.038 millones de euros en 2017, casi un tercio de toda la recaudación fiscal (198.100 millones), por delante de lo que pagamos con el IVA (63.647 millones) y los impuestos especiales a carburantes, tabaco y alcohol (20.308 millones). Y tras las subidas de impuestos aprobadas por Rajoy en 2012 (no compensadas por las rebajas fiscales de 2015 y 2016), el IRPF ya recauda más que antes de la crisis: 77.038 millones en 2017 frente a 72.614 millones recaudados en 2007. Algo que también pasa con el IVA (63.647 millones frente a 55.851 en 2007) y con los impuestos especiales (20.308 millones frente a 19.786 en 2007), pero no en el impuesto de sociedades, que pagan las empresas: sólo se recaudó 23.143 millones en 2017, casi la mitad de los 44.823 millones recaudados en 2007. Y eso que los beneficios de las empresas españolas son ahora 98.680 millones más que en 2008, según los datos del INE.

Este año no hay grandes cambios en el IRPF, que mantiene las rebajas fiscales hechas en 2015 y 2016 (tras las fuertes subidas de 2012, 2013 y 2014). Eso sí, Hacienda sigue sin descontar el efecto de la inflación a lo que ganamos, lo que supone una penalización de 33,24 euros por contribuyente (entre 18 y 1.321 euros), según los técnicos de Hacienda. Los principales cambios se dan en algunas autonomías, que han modificado mínimos exentos o deducciones, en medio de un enorme galimatías fiscal, que hace que haya 17 declaraciones de la renta distintas, según donde uno vida.

Cada autonomía tiene sus tipos, tramos y deducciones. El Gobierno central fija un tipo estatal del IRPF (del 9,50 al 22,50%) y luego se le suma el tipo autonómico, que va del 9,5 al 25,50%. Y así, sumando los dos tramos del IRPF sale el tipo a pagar, del 19% mínimo (hasta 12.450 euros) a un máximo del 48% (para más de 60.000 euros). Eso configura tres zonas fiscales, según el estudio de los economistas fiscales (REAF). Una, la España donde se paga más IRPF: Cataluña (21,5% mínimo y 48% máximo), Comunidad Valenciana, Andalucía y Asturias, (19,5% mínimo y 48% máximo). Dos, la España intermedia: Aragón (19,5% y 47,5%), Murcia (19,5% y 46%), Baleares y Extremadura (19% y 47,5%) y Canarias (19% y 46,5%). Y tres, la España con el IRPF más bajo: Madrid (19% y 43,5% máximo), Castilla y León (19% y 44%), Galicia y Castilla la Mancha (19% y 45% máximo).

Estas diferencias de tipos, más los diferentes tramos y deducciones, hacen que en la práctica paguemos más o menos IRPF según donde vivamos. Así, los que ganan menos de 32.000 euros al año (el 83% de los contribuyentes), donde más pagan es en Cataluña: 273 euros más IRPF que en Madrid  para alguien que gane 30.000 euros al año, según los cálculos de los economistas fiscales (REAF). Los que ganan entre 35.000 y 80.000 euros al año, donde más pagan es en Extremadura: paga 853 euros más en Badajoz que en Madrid un contribuyente que gane 60.000 euros. Y los más ricos, los que declaran más de 90.000 euros anuales, donde más pagan es en la Comunidad Valenciana: alguien que gane 600.000 euros paga en Valencia 24.263 euros más que en Madrid, la autonomía donde se paga menos IRPF, para todos los niveles de ingresos. En general, junto a Cataluña, Aragón, Andalucía y Murcia son las autonomías donde los contribuyentes de todos los niveles de ingresos pagan en el IRPF por encima de la media española, según el REAF.

Otro impuesto que se paga ahora es el impuesto sobre el patrimonio, una declaración que sólo tienen que presentar los contribuyentes con más de 800.000 euros de patrimonio (no se tienen en cuenta hasta 300.000 euros de vivienda habitual), por lo que se esperan este año 201.000 declaraciones, que pagarán 1.055 millones a Hacienda. Aquí también hay grandes diferencias entre autonomías, porque algunas bonifican el pago (en Madrid no se paga nada por el patrimonio y en la Rioja sólo el 25%) y varían las deducciones y mínimos exentos. Con ello, un contribuyente que tenga 4 millones de patrimonio, no paga nada en Madrid, 9.136 euros en la Rioja, 36.546 euros en Castilla y León, 41.943 euros en Cataluña  y 59.919 euros en Extremadura, según el estudio de los economistas fiscales (REAF).

¿Quién paga más y menos en el IRPF? En principio, se trata del único impuesto “progresivo, que se paga según lo que uno gane, a diferencia de los impuestos indirectos, como el IVA, los impuestos especiales y las tasas, que los pagan igual los ricos que los pobres. Pero en la Renta, la progresividad se da más en las rentas bajas, que pagan comparativamente menos que el resto. Así, los que declaran ganar menos de 21.000 euros (el 66,9% de todos los contribuyentes) pagan el 16,1% de cuota íntegra cuando su base liquidable es el 31,7% (pagan menos de lo que corresponde a sus ingresos), según Hacienda. Pero las rentas medias, entre 21.000 y 60.000 euros (el 30% de los contribuyentes) pagan el 49,8% de cuota cuando tienen una base liquidable del 49,4 por 100. Es decir, no hay ajustes, no pagan comparativamente más de lo que ingresan. Y luego, los que ganan entre 60.000 y 120.000 euros (2,6% contribuyentes), pagan un 16,4% de cuota cuando su base liquidable supone un 10,5% del total, o sea pagan más y aquí el impuesto si es progresivo. Y lo mismo entre los que ganan más de 120.000 euros (un 0,6% de los contribuyentes), que pagan el 14,7% del impuesto cuando su base liquidable es el 7,9%. En definitiva, que el impuesto debería gravar más a los que ingresan entre 21.000 y 60.000 euros.

Al final, todos creemos que pagamos demasiados impuestos, pero en España se paga menos IRPF que en la mayoría de Europa. En concreto, España es el tercer país europeo con menos presión fiscal sobre los trabajadores (pagamos el 21,1%, entre impuestos y cotizaciones sociales), tras Irlanda (19,4%) y Estonia), según la OCDE. Y si tomamos sólo los impuestos sobre salarios, estamos también a la cola de Europa. Los solteros pagan una media del 14,7% de sus ingresos, frente al 16,8% que pagan de media en la UE-22 y el 15,7% en la OCDE (34 países). Y los casados con dos hijos (con ingresos de los dos cónyuges) pagan en España impuestos del 10,7% de sus ingresos frente al 12,5% de media en la UE-22, el 12,3% en la OCDE (34 países), el 11,1% en Francia o Alemania, el 12,8% en Reino Unido y el 15,1% en Italia, según el informe de la OCDE “Taxing Wages 2018”.

Por todo ello, España es el tercer país europeo que menos ingresa por IRPF (aunque nos duela pagarlo cada año), sólo por detrás de Grecia y Portugal, según este estudio de Fedea: un 7,5% del PIB frente al 10% del PIB de media europea, el 9% de Alemania o Francia, el 12% de Italia o el 27% de Dinamarca. Y no porque paguemos unos tipos del IRPF bajos (los marginales, por cada euro más de renta, hasta el 48%, son de los más elevados de Europa), sino porque los tipos efectivos que realmente se pagan son bajos. Y eso, porque en el IRPF hay muchas deducciones fiscales (familias, vivienda, planes de pensiones, inversiones…) que restan importantes ingresos: 14.800 millones en 2016, un 18,6% de la recaudación perdida. Y la mayoría benefician sólo a unos pocos contribuyentes.

Precisamente, otra crítica al IRPF, además de que recauda poco y que no es suficientemente progresivo (las rentas medias deberían pagar más), es que no sirve para corregir las desigualdades: en España, los impuestos (y casi en exclusiva el IRPF) sólo reducen un 2,9% las desigualdades de renta, según otro estudio de Fedea. Lo que sí funciona para corregir las desigualdades (las reducen un 28,9%) son las prestaciones públicas: pensiones (lo que más, el 80% del total), prestaciones por desempleo, asistencia social y ayudas familiares. Y cuanto menor es la renta de las familias, más importantes son las prestaciones públicas: al 20% de los hogares más pobres, las prestaciones sociales les suponen el 67,7% de los ingresos. El problema es que estas prestaciones públicas se han recortado desde 2010 y el Gobierno Rajoy pretendía recortarlas aún más (del 16,89% del PIB en 2016 al 15,91% para 2020), lo que va a dificultar aún más corregir las desigualdades que no corrige el IRPF.

Aunque paguemos menos impuestos que otros países, las familias son las que cargan con la mayoría de los impuestos: el 83% de toda la recaudación la aportan las familias (con el IRPF, el IVA y los demás impuestos) y las empresas e inversores sólo aportan el 17% restante, según os datos de Hacienda. Por eso, si hay que recaudar más, tendrán que pagar más impuestos los que ahora pagan menos, en especial las grandes empresas (sólo pagan el 7,3% de sus beneficios), las multinacionales y los más ricos, que pagan pocos impuestos por otras vías que on son el IRPF (SICAV, empresas interpuestas y paraísos fiscales).

Hace poco comentaba en este blog que el problema nº 1 de España es que recaudamos menos que Europa: el 37,9% del PIB, frente al 44,9% que recaudó la UE-28, el 45,8% que recaudaron los países del euro y la alta recaudación de Francia (53,9% del PIB), Italia (46,6%), Alemania (45,2%) e incluso Reino Unido (39,1% del PIB), según los datos de Eurostat (2017). Eso quiere decir que si España recaudara como los demás países europeos, ingresaríamos 81.456 millones de euros más cada año (o 91.929 millones más si recaudáramos como la media de los 19 países del euro donde estamos). Con ello, podríamos tapar el agujero del déficit y encima gastar más dinero en necesidades públicas, de las pensiones al paro.

Para recaudar más, también en el IRPF, pero sobre todo en Sociedades, IVA, impuestos especiales y Patrimonio, hace falta una reforma fiscal profunda, como la de 1978, que busque recaudar más de una forma más justa, haciendo que paguen más los que hoy pagan menos (“legalmente”). Y eso requiere cambios legales y más medios, porque Hacienda sólo cuenta con 1 inspector por cada 2.081 contribuyentes, frente a 1914 en Italia, 1.176 en Reino Unido, 979 en Francia o 743 en Alemania.  Esa debería ser la gran tarea y no bajar los impuestos, como pretenden Ciudadanos y el PP, que no quieren forzar a los más poderosos a pagar más. Aunque dejan la herencia de sus Presupuestos 2018, esperemos que el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez no baje los impuestos futuros, sino que suba algunos, para recaudar más y poder así financiar mejor las pensiones, el Estado del Bienestar y las inversiones públicas necesarias.

Ahora que estamos agobiados por la declaración de la Renta, pensemos que es hora de repartir mejor los esfuerzos, reducir el fraude fiscal y conseguir más ingresos para modernizar España y conseguir un país menos desigual y más justo. Los impuestos son la clave, la mejor herramienta para hacerlo. Esa debería ser una de las prioridades económicas del nuevo Gobierno de Pedro Sánchez. Porque si no consigue recaudar más, serán pocas las mejoras sociales, económicas y políticas que pueda hacer.


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