jueves, 14 de junio de 2018

La TV de pago gana a la tradicional


Por primera vez en España, la TV de pago (con menos de una década de vida) facturó en 2017 más dinero que la TV tradicional (TVE lleva 62 años y las privadas 28). Y 1 de cada 3 hogares (6,6 millones de familias) están abonados a la TV de pago, la mayoría con paquetes donde las telecos se la ofrecen junto al teléfono e Internet. Pero también hay 2,5 millones abonados a TV de pago extranjeras, como Netflix, Amazon o HBO. El  “pagar para ver lo que uno quiere” en televisión es imparable y la TV de pago llega ya al 60% de hogares europeos. Un cambio que está  revolucionando el sector audiovisual, a golpe de fútbol y series, y que afecta mucho a las TV en abierto (menos publicidad y menos calidad) y a las TV públicas, que necesitarán más recursos para competir. Telecos y plataformas extranjeras nos han creado esta necesidad, la TV a la carta, que será cada vez más cara.

enrique ortega
La televisión tradicional cumplirá 62 años en España este otoño, con TVE emitiendo desde octubre de 1956, aunque las privadas, Telecinco y Antena3, llevan emitiendo sólo desde principios del año 2000. La televisión de pago es mucho más reciente: Movistar inició una prueba piloto en Alicante en enero de 2001, que extendió en 2005 a todas las provincias, pero el lanzamiento de Movistar TV se hizo en 2013, año en que las empresas de telefonía se lanzaron a vender “paquetes múltiples”, donde ofrecían a sus clientes de teléfono un paquete con telefonía fija, móvil, Internet fijo y móvil más TV de pago. Y así hemos llegado a 2017, con 6.590.000 hogares clientes de la TV de pago, un 35% del total de familias españolas y  2,3 millones de abonados más que en 2013, según los últimos datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Del total de abonados a la TV de pago, la gran mayoría (5,8 millones) lo son a través de su empresa de telefonía, de las telecos, que les han vendido un paquete quíntuple (5,5 millones de contratos).

Pero también hay españoles que han contratado la TV de pago con plataformas extranjeras, multinacionales norteamericanas que ofrecen sus canales por Internet a cambio de un pago mensual. La líder es Netflix, que llegó a España en octubre de 2016 y que ya tenía 1,46 millones de abonados a finales de 2017 (el 9,1% de los hogares), según datos de la CNMC. Le sigue Amazon, con su servicio Prime Video, que funciona desde diciembre de 2016 y tiene ya 566.000 españoles abonados (el 3,5% de hogares). Y HBO, disponible desde noviembre de 2016, que cuenta con 450.000 abonados en España (2,3% de hogares).

Al final, la TV de pago ha ganado ya un 22,3% del consumo total de TV en España, frente al 77,1% de consumo de la TV en abierto, según los datos de la CNMC para 2017, aunque en abril de 2018 batía otro récord, con el 24,1% del consumo de TV (y 75,9% la TV en abierto), según la consultora Barlovento TV.  De este pastel de la TV de pago (ese 22,3% del consumo total de TV, 241 minutos diarios en abril 2018), la mayor tajada se la lleva la TV por cable (10,2% del consumo total de TV), seguida de la TV por Internet (9,2%)  y la TV por satélite (2,9%). En las tres modalidades, la empresa líder es Movistar TV (que ronda el 60% de todos los abonados a la TV de pago), Vodafone (21%), Orange (6%), Euskaltel (4,4%) y Telecable (2,1%), más las plataformas de TV por Internet, donde Netflix ocupa el 2º lugar, tras Movistar, Amazon el 4º (tras Vodafone) y HBO el 6º (tras Orange).

El principal motivo por el que los españoles contratan una TV de pago es porque su operador de telefonía se lo ofrece (un 47%), normalmente como una oferta de fútbol o series (con un precio inicial más bajo que luego sube). El segundo motivo, según el Panel de Hogares 2016 de la CNMC, es por la series (el 35%) y los deportes (el 31%), también por los documentales (25%) y “por ver menos publicidad” (24% encuestados). Y a la hora de darse de baja de una plataforma de TV de pago, los motivos más importantes son perder las series de referencia (el 23%), el fútbol (20%) o las películas (19%), así como perder servicios o aplicaciones. Y un dato resaltable es que los jóvenes “millenials(nacidos entre 1980 y 1995) son más asiduos que los mayores a los canales de pago, según un estudio de Deloitte. Lo que más se consume en la TV de pago es deportes, series, películas y documentales, mientras en la TV en abierto ganan los concursos, los programas del corazón, noticias y magazines.

Pero si el salto de la TV de pago ha sido grande en abonados (de la nada a casi 6,6 millones), el gran salto lo han dado en facturación, en volumen de negocio: la TV de pago ingresó 2.133 millones de euros en 2017, un 14,6% más que en 2016 y el 43% más que hace 5 años. Y con ello, superó por primera vez el negocio de la TV en abierto, que facturó 1.913 millones de euros en 2017, un 1,08% más que en 2016, según los últimos datos de la CNMC. Este “adelantamiento” de la TV de pago, en menos de una década de existencia, se debe a tres factores. Uno, el gran aumento de abonados (de 3,9 millones en 2013 a 6,59 millones en 2017). Dos, el aumento de ingresos por cuotas (de 1.380 millones en 2014 a 1.968 millones en 2017). Y tres, a la mejora de la publicidad, en general y también para la TV de pago (que ingresó 65 millones en 2017, el 5% de todos sus ingresos, mientras para la TV en abierto, la publicidad ingresada en 2017, 1.780 millones, supone el 93% de sus ingresos).

Cara al futuro, la TV de pago tiene todavía mucho recorrido en España, si tenemos en cuenta que está menos avanzada que en otros países. Así, la TV de pago ha penetrado en el 35% de los hogares españoles, frente al 60% de media en Europa, según un informe de Deloitte, que estima que podría crecer hasta el 80%.Y esa penetración es aún mayor en países como Portugal (90% de hogares abonados a la TV de pago), Francia (75%) o Reino Unido (63% abonados), aunque es menor en Italia (25%).

Lo que está claro es que las telecos han apostado fuerte por la TV de pago, sobre todo porque se les agota el crecimiento con la telefonía (fija y móvil) y tienen que jugarse los ingresos futuros con los datos y la TV de pago. Por eso están apostando fuerte con los contenidos, con la compra y producción propia de series y el pago de los derechos de fútbol: protestan porque la Liga les cobra cada vez más, pero saben que el fútbol es la clave para crecer en abonados e ingresos. Y también las series. Por eso, Vodafone se alió en mayo de 2016 con la plataforma HBO, para ofrecer sus contenidos. Y en mayo de 2018, Movistar ha firmado un acuerdo con su competidor Netflix para incorporar sus contenidos, a finales de 2018, a sus clientes de la TV de pago de España y Latinoamérica.

Este crecimiento de la TV de pago y su apuesta de futuro preocupan y mucho a las TV privadas en abierto, sobre todo a Mediaset (Telecinco, Cuatro) y Atresmedia (Antena 3 y la Sexta), que hasta ahora estaban muy cómodos, tras el “regalo” de Zapatero de quitar la publicidad a TVE en 2009. De hecho, ambos grupos de TV en abierto son hoy un auténtico “duopolio televisivo”, que controlan el 84,7% de la publicidad total en televisión (927 millones Telecinco y 887 millones Atresmedia) cuando sólo tienen el 55,4% de la audiencia, según Infoadex. Un control sobre el mercado publicitario, a través de acuerdos y tejemanejes de sus empresas vendedoras de publicidad, que no se conoce en ningún otro país de Europa, donde los dos mayores grupos audiovisuales sólo controlan del 60 al 77% del mercado publicitario. Un “duopolio” que es duramente criticado por las demás TV privadas y autonómicas.

Las TV privadas en abierto, en especial los grupos Mediaset y Atresmedia, tratan de defenderse del boom de la TV de pago por dos vías. Una, mejorando su plataforma de contenidos en Internet, para lo que se han unido a RTVE, con objeto de unificar la oferta online de los tres operadores. Además, exigen al Gobierno desde hace meses que haga cumplir a las TV de pago las obligaciones de la normativa audiovisual que ellos cumplen: que los contenidos emitidos por las televisiones sean un 51% europeos (de ellos, la mitad españoles), que contribuyan a financiar obras audiovisuales europeas (con el 5/6% de sus ingresos) y que tengan limitada su publicidad (12 minutos por hora de emisión).

Las TV de pago, sobre todo las telecos que hay detrás, argumentan que su negocio “es diferente”, está más ligado a Internet que al mundo audiovisual, y piden que no se les apliquen esas normas de las TV en abierto, mientras se quejan del “duopolio” publicitario de Mediaset y Atresmedia. Y además, piden al Gobierno que cree una Fiscalía especial contra la piratería, porque en España se accede más a contenidos online ilegales (lo hace el 16% de la población, frente al 10% en Europa) y eso les supone unas tremendas pérdidas a las TV de pago: 533 millones al año en películas y otros 171 millones en series.

En medio de esta pelea entre TV de pago y TV en abierto se encuentran las TV públicas, afectadas por esta mayor competencia (por la audiencia y la publicidad) y los recortes del Gobierno y autonomías en los últimos años. El gran problema es TVE, que tras perder 475 millones de euros entre 2010 y2015 (al quitarle la publicidad), parece que ha reajustado sus cuentas y cerró con beneficios 2016 (+0,8 millones) y 2017 (+25 millones), si bien es un intolerable ejemplo de manipulación política que no puede mantenerse más. En cuanto a las televisiones autonómicas, también han mejorado algo sus cuentas (aún reciben 942,7 millones de subvención), no su “independencia” política, pero pierden publicidad (-10% en 2017) y audiencia. El reto de las TV públicas es doble. Por un lado, conseguir un sistema de financiación estable y suficiente, máxime cuando las TV públicas nos cuestan menos que las de otros países: 38,9 euros por habitante frente a 67 euros de media en la UE, 120 en Alemania, 113 en Reino Unido, 66,4 en Francia o 42,7 euros/habitante en Italia, según un estudio de la Universidad de Santiago de Compostela. Y por otro, adaptarse a la competencia creciente de la TV por Internet, deportes y series.

Cara al futuro, lo que está claro es que ha cambiado el modo de ver televisión: estamos pasando del “qué ponen esta noche en la tele” al “qué quieres ver en la tele”. Y de ver lo que nos echan a buscar los programas que nos interesan y verlos cuando queramos, en la tele, el móvil, el ordenador o la tablet. Y ver la tele con el móvil al lado, para comentar al momento algo en redes y WhatsApp o para consultar algo en Google. Y sobre todo los jóvenes, los que han nacido con muchas cadenas disponibles y mucha oferta donde elegir. Una oferta que se va a hacer cada día más compleja, al modo de una TV a la carta, donde las telecos y los operadores internacionales tratan de competir en calidad de contenidos e imagen.

De hecho, la penúltima batalla de las telecos en la TV de pago es emitir contenidos en 4K, una mayor calidad de imagen para la que sólo están preparados los televisores del 9,8% de hogares españoles, según datos de Astra (y los que tengan el TV, necesitan además un descodificador). Pero la carrera está lanzada: Orange emitirá Roland Garros en 4K y pondrá en marcha un canal de series en calidad UHD, Movistar ha lanzado también un descodificador 4K y estudia emitir en ese formato carreras de F-1 y Moto GP, mientras Vodafone ya ofrece 7 canales en 4K y ofrece el descodificador desde marzo de 2016. El “gancho” para que las familias se cambien a televisores 4K y busquen canales de pago que emitan con esta alta calidad será este Mundial de Fútbol de Rusia, que se inicia hoy y donde todas las imágenes que se sirvan serán en 4K (aunque en España los emita Mediaset en TDT “normal). Ya en la pasada temporada, la Liga emitía 2 partidos en 4K y su objetivo es emitir todos los partidos en este formato a medio plazo, otro “gancho” más para la TV de pago.

La TV de pago ha irrumpido con fuerza en nuestras vidas y crecerá más en pocos años. El “truco comercial” de las telecos y las plataformas de Internet es que probemos, que “nos enganchemos” a la TV de pago, a elegir lo que queremos ver, sin casi anuncios, en lugar de soportar los anuncios y programas de baja calidad de las TV en abierto. Y luego, una vez que estemos “pillados” por el deporte, las series, películas, documentales o programas de cocina, subirnos poco a poco las tarifas, como ha pasado con los datos e Internet. Ya lo saben: “la otra TV” está muy bien pero hay que pagarla. Y cada año más.

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