El Gobierno Rajoy
ha “vendido” que el gasto en Ciencia
aumenta en 2017. Falso: sólo crecen los
créditos (que no se gastan) pero bajan
las subvenciones. Si consideramos todo el gasto descontando la inflación,
realmente baja un 0,38%. Y se suma al
recorte del 30% sufrido desde 2009, según la OCDE. España se coloca así a la
cola de Europa, en el puesto 19 por gasto
público en I+D+i, mientras también las empresas gastan menos. Además,
existen enormes diferencias de gasto en
Ciencia por autonomías: el País
Vasco gasta cuatro veces lo que Canarias. La Comisión Europea, la OCDE y el FMI acaban de pedir al Gobierno (otra vez)
que se vuelque con la Ciencia,
porque es una razón clave de que España
sea menos productiva y cree menos empleo que Europa. Pero como si nada. Mientras,
los
investigadores han salido a la calle, pidiendo más gasto y un
Ministerio. Y recuperar una década larga perdida
para la Ciencia. Nos jugamos el futuro.
El Gobierno Rajoy
ha vuelto a utilizar su “truco presupuestario” con la Ciencia en el Presupuesto 2017, como ya hizo
en años anteriores: el gasto total será
de 6.501 millones de euros, con un pequeño aumento (+1,1%), pero a costa de
subir los créditos (+3,78%) y bajar las subvenciones (-2,6%). Este aumento global es un “espejismo”, porque los
créditos (3.896 millones, un 60% del Presupuesto 2017) no se utilizan (Universidades
y centros públicos están muy endeudados y no se pueden endeudar más) y al final
no se los gastan, mientras las subvenciones (2.604 millones, el 40% del
Presupuesto) sí se utilizan. Además, aunque el gasto público en Ciencia sube 71,57
millones (+1,1%), en realidad ese aumento nominal se lo comerá este año la
inflación (+1,5% anual), con lo que el
gasto real caerá un 0,38%.
enrique ortega |
Este año 2017, todas las partidas importantes de gasto (salvo los créditos) caen,
desde los gastos de personal (-0,6%)
hasta las inversiones (-7,8%),
pasando por las compras (-2,4%) y las transferencias (-9,9%), según el análisis de COSCE. Y todos los organismos públicos de investigación ven
recortados sus Presupuestos: un -0,9% el Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (el CSIC, el principal organismo de investigación en España), un -0,8% el Instituto de Salud Carlos III, un
-32,41% el Instituto de Investigación Agraria (INIA), un -35,45 la innovación
tecnológica en defensa, un -20,95% la innovación en telecomunicaciones (Ciudades
digitales, Agenda Digital, Red.es y el Instituto de Ciberseguridad) y un
-64,03% los programas para promover la investigación y la tecnología en las
empresas.
Este estancamiento del gasto público en
Ciencia en 2017 (o recorte, contando la inflación), se suma a los recortes sufridos entre 2009 y 2013: -3.741 millones de euros, 1 de cada 3 euros disponibles (9.673 millones en 2009). Menos de un tercio del recorte es
culpa de Zapatero (-1.084 millones entre 2010 y 2011) y más de dos tercios son de
Rajoy (-2.657 millones entre 2012 y 2013). El problema añadido es que España recortaba un tercio su gasto en
Ciencia mientras los demás países lo aumentaban durante la crisis, con lo
que nos hemos quedado aún más retrasados
de Europa. De hecho, España es el país occidental que más ha recortado su presupuesto público en Ciencia,
un 34,69% entre 2009 y 2013, según datos de la OCDE aportados por COTEC.
Un recorte mayor que el de Grecia (-3,12%), Portugal (-7,22%), Italia
(-13,64%), Francia (-15,39%) o Irlanda (-18,46%) y que contrasta con el aumento del gasto en Ciencia en Europa
(+0,16% en la UE-28) y en los paises punteros, como Alemania (+18,41%), Suecia
(+16,29%), Reino Unido (+1,83%), Holanda (+1,51%) o Finlandia (+1,41%).
Pero no sólo ha recortado en Ciencia el Presupuesto del Estado. También las autonomías han reducido un 10% su gasto en Ciencia desde 2010, aumentándolo sólo Andalucía y Murcia, aunque las
que más gastan son País Vasco, Navarra, Madrid y Cataluña. Y las empresas privadas también han recortado su gasto en I+D+i, otro 16% entre 2008 y 2015
(6.915 millones). Todos han utilizado la
Ciencia para ajustar sus cuentas, a costa de perderse proyectos y
plantillas: se han perdido 23.000
empleos, de los que 13.000 son investigadores perdidos, que han ido al paro o han emigrado al extranjero.
Entre 2014 y 2017,
los presupuestos en Ciencia se han
mantenido, con ligeras subidas, lo que no ha evitado que el recorte final en Ciencia sea del 30% entre
2009 y 2016, según los últimos datos de la OCDE, que contrastan con la subida del gasto en Europa y muchos
paises. Con ello, el gasto público
español en Ciencia se coloca a
niveles de 2006: una década perdida. Y España sigue bajando en el ranking europeo por gasto público en I+D+i: en 2016 estábamos en el puesto 18, con un gasto público en
Ciencia del 1,23% del PIB, muy por
debajo del 2,02% de la UE-28 y del objetivo europeo del 3% para 2020. Sólo hay 7 paises europeos que gasten menos en
Ciencia (Rumania, Letonia, Bulgaria, Grecia, Eslovaquia, Polonia y Lituania) y estamos muy lejos de los más innovadores:
Suecia (3,30% del PIB en Ciencia), Finlandia (3,17%), Dinamarca (3,05%),
Austria (2,97%), Alemania (2,86%), Bélgica (2,46%), Francia (2,22%) y Reino
Unido (1,66%). Y estamos a la cola de
Europa (puesto 27) en el ranking europeo de solicitud de patentes (32 por millón de
habitantes).
Y todos estos recortes son contando el gasto que está en los Presupuestos, que no es
lo que se gasta de verdad en Ciencia, porque la mayoría de las partidas
son créditos que no se consumen. Así, en
2016, el Estado sólo gastó realmente un tercio de lo presupuestado, según las cifras
parciales de Economía, debido a la no utilización de los créditos y al cierre
del gasto el 1 de agosto para forzar el recorte del déficit. En 2015, el Estado solo gastó la mitad
de lo presupuestado, según datos de la Intervención General. Y en conjunto, se
estima que el Estado ha dejado de gastar 18.886 millones en I+D+i sobre lo presupuestado entre 2008 y
2015, con lo que el recorte final en
Ciencia ha sido aún más drástico.
El problema de la
Ciencia en España no es sólo la falta
de recursos. Hay un problema adicional de falta de plantillas y de investigadores (6,8 por cada 1.000 empleados frente
a 7,9 en la UE, 8,9 en Reino Unido o 9,9 en Francia), que además están muy
envejecidos y con poco reciclaje. Además, hay poca inversión en investigación en las Universidades (330
millones de media por Universidad frente a 1.330 millones en Alemania). Una
gran disparidad en el gasto en Ciencia por autonomías, que
representan un 60% de todo el gasto público en Ciencia: un 1,93% del PIB gasta
el País Vasco, 1,71% Madrid, 1,64% Navarra o 1,52% Cataluña frente a sólo un
0,48% de Canarias, un 0,54% de Castilla la Mancha, un 0,66% de Extremadura o un
1,02% de Andalucía (justamente, las regiones más pobres y atrasadas de España). Y, sobre todo, tenemos el
problema de que las empresas españolas gastan poco
en I+D+i: un 0,65% del PIB frente al
1,3% de media en la UE. Gastan menos y sólo las grandes empresas, que mantienen
menos investigadores que en Europa
(3,4 por cada 1000 empleos, frente a 6,5 investigadores en las empresas
alemanas y 8,7 en las francesas).
Ya no es sólo que España gaste poco y mal en Ciencia, desde el Estado, autonomías, Universidades y empresas. Es que además tenemos un problema educativo que no ayuda,
que tiene un impacto muy negativo sobre
la innovación, como señala el Informe COTEC 2016. Por
un lado, la educación de los jóvenes
españoles es muy deficiente, como revelan dos datos. Uno, que los jóvenes de 15 años tienen peores
puntuaciones que la media de Europa y la OCDE en matemáticas, lectura y ciencia,
según revelan los
informes PISA. Y el otro, que España
es líder en abandono escolar en Europa: un 20% de jóvenes abandonan sus
estudios, casi el doble de la media europea (11%), según Eurostat. Y por otra parte, tenemos también una población adulta poco formada: un 25,4% de los trabajadores
españoles tienen baja cualificación, frente al 9,4% de media en la OCDE. Como
dice el Informe COTEC, este bajo nivel
educativo y formativo no ayuda al avance de la Ciencia y la innovación.
Mientras Rajoy sigue “racaneando”
con la Ciencia, los organismos internacionales reiteran año tras año que España
tiene un grave problema de innovación y tecnología, que explica en
buena medida nuestra baja productividad (puesto 33 en el ranking mundial) y que trabajen
pocos españoles (el 59,5% de los adultos frente al 66,6% en UE-28, según Eurostat).En diciembre 2016,
la misión
del FMI criticó a España por las escasas
ayudas públicas que destina a los programas de innovación de las empresas
privadas y pidió más eficacia en el gasto público en I+D+i. En febrero de
2017, el informe sobre España de la Comisión Europea
criticaba la falta de coordinación en materia de Ciencia entre el Estado
central y las autonomías, pidiendo un mayor gasto empresarial y una mayor
colaboración entre la investigación pública y la privada, señalando el exceso
de rigidez y burocracia en las Universidades y la falta de evaluación sistemática
del gasto en I+D+i. Y en marzo de 2017, el informe de la OCDE sobre España pidió
simplificar los trámites para que las empresas consigan bonificaciones fiscales
para inversiones en investigación, a la vez que más ayudas directas y no
créditos para la Ciencia.
Todas estas llamadas de atención del FMI, la Comisión
Europea y la OCDE no sirven de mucho. Ya en julio de 2014, la Comisión
Europea realizó un Informe sobre la Ciencia en España, donde hacía 10 recomendaciones que se resumen en tres: tenemos que gastar más (mínimo, 1.000 millones más
de gasto público al año), aumentar las
plantillas de investigadores y gastar
mejor, reformando los centros públicos de investigación (fusiones),
modificando la carrera de investigador, coordinando mejor los esfuerzos de las
17 autonomías, estado, Universidades y empresas, evaluando mejor y de forma
sistemática los programes de investigación y favoreciendo fiscalmente la
innovación de las empresas privadas. Han
pasado casi 3 años y apenas se ha avanzado, ni en el gasto ni en cómo investigar
mejor.
Ante este parón
de la Ciencia, tras una década perdida, los investigadores salieron a la calle el 22 de abril para pedir recursos y
medidas, resumidas en este Manifiesto por la Ciencia, centrado
en 4 propuestas: firma de un Pacto
de Estado por la Ciencia, restitución del Ministerio de Ciencia y creación de una Oficina independiente que asesore el
Gobierno en temas de tecnología, además de la creación de una Agencia independiente (al estilo del European Research Council
europeo) que gestione un Fondo estable de
inversión en Ciencia procedente de los Presupuestos. Los investigadores
creen que habría que pactar unos recursos estables para la Ciencia, al margen de la política, hasta recuperar
unos 9.000 millones de gasto público al año (el nivel europeo), un tercio más
que ahora (6.501 millones para 2017). Y no
sólo gastar más sino gastarlo mejor, de forma más coordinada y
eficiente.
Todo el mundo habla de la
importancia de la Ciencia, pero sigue relegada, en este Presupuesto y en los últimos 8 años, en la
política y en las empresas. Y con ello, España pierde el tren del futuro, porque de la innovación y la tecnología depende nuestra productividad, empleo
y riqueza. No podemos seguir en el vagón de cola de la Ciencia europea si
aspiramos a ser un país puntero. Dejen de mirar para otro lado y acuerden ya un Pacto por la Ciencia, con dinero y medidas eficaces para recuperar
esa década perdida y avanzar hacia un país más moderno, más competitivo y con
más empleo. El pasaporte es la Ciencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario