martes, 28 de diciembre de 2010

El ajuste de las Cajas, también lo pagamos todos

En plenas Navidades, la mayoría de las Cajas de Ahorros han estado cerrando fusiones para alumbrar un nuevo mapa de un sector que apenas había cambiado en el último siglo. El Banco de España les había dado un ultimátum: o ponéis orden para Nochebuena o lo ponemos nosotros. Y vaya si lo han hecho: ha habido fusiones contra reloj, para pasar de 45 Cajas a 17, se van a cerrar 2.300 oficinas y salen unos 20.000 trabajadores (1 de cada 6), la mayoría por prejubilaciones. Pero una cuarta parte del ajuste la pagaremos todos los españoles, financiando el paro durante dos años a los prejubilados de las Cajas, que salen con 55 años, lo que nos costará 1.100 millones de euros. Y además recibirán préstamos públicos del FROB para financiar el ajuste de un sector con beneficios.
Las Cajas son el eslabón más débil del sistema financiero español, por varias razones. La principal, porque soportan el 65% de la crisis del ladrillo (170.000 millones en activos inmobiliarios), con una elevada morosidad. La segunda, porque tienen una débil estructura de capital. La tercera, por su exceso de capacidad, fruto de haber aumentado en la última década oficinas (+30%) y plantillas (+32%), mientras la banca las recortaban (-6%).La cuarta, una gestión muy condicionada por los políticos locales y autonómicos (y hasta los Obispados).Y la última, que este año se han intervenido dos Cajas (CCM y Caja Sur) y los mercados temen que haya más Cajas en apuros(11 han tenido pérdidas en el tercer trimestre).
Pero las prisas ahora por ajustar las Cajas se deben a dos factores más. Uno, que necesitan con urgencia liquidez y apelar a los mercados para refinanciar en 2011 más de 40.000 millones de deuda. El otro, que la normativa europea Basilea III les obligará en 2011 a mayores exigencias de capital. Y para ello, tendrán que convencer a los inversores que son entidades saneadas y bien gestionadas.
La reforma ha consistido en un puzle de 12 fusiones entre Cajas de distintas autonomías o de la misma (caso de las Cajas de Galicia o Castilla y León), buscando siempre que una Caja sana se haga cargo de una o varias con problemas. Caja Madrid, Bancaja y 5 Cajas pequeñas han hecho la mayor fusión financiera de nuestra historia, creando la tercera entidad tras Santander y BBVA. Otras fusiones importantes son las protagonizadas por Cajastur, Catalunya Caixa, Caja Murcia y Caja Navarra. Ahora quedan 17 grupos de Cajas, tres veces más grandes, con un 15% menos de personal, y una estructura más ágil, como bancos, para poder captar accionistas y capital en la Bolsa y en los mercados. Y con una gestión más profesionalizada, aunque siguen los políticos: en el grupo Caja Madrid-Bancaja, por ejemplo, de los 22 consejeros hay 2 ex- ministros (Rato Y Virgilio Zapatero) y otros 11 cargos políticos.
El mayor coste del ajuste de las Cajas será para reducir el personal en 20.000 empleados, de los que 17.000 saldrán por prejubilaciones a los 55 años. El Ministerio de Trabajo, el que quiere que todos nos jubilemos a los 67 años, les va a autorizar un ERE para que los dos primeros años cobren el paro y lo pague el INEM (o sea,todos), así como sus cotizaciones a la Seguridad Social (además, los prejubilados pagarán menos impuestos en el cobro de su indemnización al ser un ERE). Esta fórmula de ajuste laboral, de las que no han disfrutado los bancos en sus múltiples prejubilaciones, les supondrá un ahorro de 1.100 millones que paga el Estado. Y también recibirán 12.000 millones de préstamos públicos del FROB.
Ahora, las Cajas tendrán que digerir estas complicadas fusiones y buscar capital para sanearse y reforzarse. Y en enero, se desnudarán, al tener que publicar el riesgo que tienen con el ladrillo, un dato clave para los mercados. Habrá que ver si mantienen su “trato de Cajas” frente al cliente, qué pasa con su Obra Social  y si pierden cuota frente a los bancos. Ojala no haga falta un segundo ajuste, porque también nos tocaría pagarlo.  

viernes, 24 de diciembre de 2010

Las terceras Navidades de la crisis

Son unas Navidades grises, con la mayoría de los españoles sumidos en una ola de pesimismo colectivo. Las primeras Navidades en crisis (2008),casi ni nos enteramos (como Zapatero). Las segundas, pensamos que podía ser algo pasajero. Pero este año, sabemos que la crisis es seria y va para largo. Y, sobre todo, hay 2,5 millones de españoles que se han quedado sin trabajo en estos años, lo que resulta un drama para millones de personas: 1.300.000 hogares tienen a todos sus miembros en paro y  tres millones de familias tienen la mitad de sus activos sin trabajo. Y los que tienen empleo, o tienen miedo a perderlo en 2011 o tienen el sueldo congelado. Un panorama como para pocos gastos y celebraciones.
Estas Navidades van a ser austeras para todos los europeos, con la excepción de alemanes y británicos. En concreto, españoles, griegos y franceses son los europeos que más mirarán sus gastos esta Navidad, según un estudio realizado por Herbalife, que revela cómo el 60% de los griegos y el 45% de españoles y franceses no van a realizar gastos extras esta Navidad.
El gasto esta Navidad puede reducirse en España hasta un 11%, según un estudio de Deloitte. Cada consumidor gastará una media de 674 euros, un 7,4% menos que las Navidades 2009,según estimaciones de la Federación de Usuarios y Consumidores Independientes (FUCI),un recorte que se suma al 10% de caída de consumo en las Navidades pasadas y otro 6% en las del 2008. Un tercio del gasto navideño se va en juguetes y regalos, donde se espera una ligera caída de ventas, al comprar productos de menos precio. En otro tercio del presupuesto, la alimentación, se espera menos ventas de productos tradicionales, como turrones y mazapanes. Han bajado las reservas de viajes, más cortos y más baratos. Y en cuanto a las salidas a bares y restaurantes, se espera una caída, que ya se ha notado en las comidas de empresa, con bajada del menú medio de 40 a 25 euros.
Para los comercios y grandes almacenes, las Navidades pueden suponer hasta una cuarta parte de las ventas, con lo que están muy preocupados por la esperada caída del consumo. Su reacción ha sido reducir precios (aunque la inflación ha vuelto al 2,3 %, el nivel más alto en los dos últimos años), adelantar rebajas (legalmente, “promociones”) y, sobre todo, contratar menos personal de temporada : las ofertas de empleo para la campaña navideña han caído este año casi un 20% sobre 2009, según Infojobs.  
A pesar de la crisis, las Navidades están ahí y los españoles tratarán de cortarse lo menos posible, aunque sea a costa de la tarjeta, la familia y los ahorros. Quizás sea un buen momento para volver a lo importante, la familia, la salud, los amigos, las aficiones, la casa… A valorar lo que tenemos. Cuando yo era niño y joven, teníamos mucho menos y disfrutábamos mucho en estas fiestas. Luego, hemos vivido dos décadas como nuevos ricos y ahora estamos volviendo a la cruda realidad: vivíamos por encima de nuestras posibilidades y nos toca ajustar nuestras vidas. Pero mientras, disfrutemos estas Navidades de lo que tenemos y carguemos las pilas para 2011, que puede ser un año aún más difícil que 2010.  
¡Feliz Navidad a todos¡

martes, 21 de diciembre de 2010

España, chantajeada por financiar su deuda

Hoy 21 de diciembre ha sido la última vez este año que España solicitaba dinero de los inversores para financiar la deuda pública, con la subasta de Letras del Tesoro. De nuevo, ha tenido que pagar más para colocarla, cuatro veces lo que en enero. Y el bono a 10 años cotiza hoy al 5,57 %, un 1,75 % más que hace un año.Con ello, financiar este año unos 210.000 millones de deuda pública nos ha costado 1.700 millones más de lo previsto, un dinero que se han ganado los mercados y que habrá que recortar de otro sitio para rebajar el déficit público lo prometido. O sea que el Gobierno congeló las pensiones para ahorrar 1.500 millones o bajó los sueldos de los funcionarios para ahorrar otros 1.600 y ahora resulta que se los han comido con creces los especuladores. Y como les sale rentable, volverá el baile de la deuda, nos costará más colocarla y habrá que hacer más ajustes. Una espiral infernal que desde luego no ha frenado la última Cumbre europea.
En 2011, España tendrá que financiar otros 210.000 millones de deuda pública. Y los mercados, si pueden, intentarán cobrarnos más por financiarnos, como en 2010, especulando contra España. Primero, porque somos un país grande y un mercado muy líquido, con lo que la apuesta puede ser muy rentable. Segundo, porque tenemos un Gobierno débil y con poca credibilidad, al que se le puede poner contra las cuerdas. Y sobre todo, porque los Gobiernos conservadores y expertos neoliberales quieren aprovechar la crisis para desmontar el Estado del bienestar, en España y en Europa, presionando ajustes cada vez más duros. Alemania, Francia y los expertos ortodoxos nos tratan de manirrotos y exigen que hagamos los deberes: recorte de pensiones, ajustes financieros, reformas laborales, recortes en sanidad y educación… Incluso su avanzadilla, la agencia Moodys nos ha dado un ultimátum como país: o se hacen las reformas antes del 15 de marzo o nos bajan la nota a la deuda. O sea, se encarece y vuelven a ganar más.
Pero hay que decir bien claro que la deuda pública y el déficit de España (como de Irlanda) son la consecuencia de la crisis, no la causa. España tenía, hasta 2008, superávits en sus cuentas públicas y menos deuda que Alemania (aún tiene menos). Ha sido la crisis financiera la que nos ha llevado al hoyo de la crisis y ha disparado los gastos sociales y el pago de la deuda, recortado los ingresos. Y aunque hay que hacer muchas reformas, lo básico es salir de la UVI, crecer y crear empleo, ya que la economía española sigue cayendo (Alemania crece al 4%) y tenemos el doble de paro que Europa (y el triple que Alemania). Y con el chantaje de los recortes, nos hundimos más en el pozo.
La dinámica de los mercados nos lleva de ajuste en ajuste hasta la caída final. En la última Cumbre europea, Alemania se ha negado a tomar dos medidas que podían habernos dado un respiro. Una, poder realizar actuaciones preventivas con el Fondo de rescate, para ayudar a los países con problemas: este dinero será sólo como “último recurso” y con un duro Plan de ajuste a cambio (sea, humillando al damnificado). Y la otra, no emitir deuda europea: Alemania no quiere “socializar” la deuda (si socializaron los costes de su unificación). En definitiva, es como si en una comunidad de vecinos, el del 5º dice que el del 17º se busque la vida si la tormenta le ha llenado de goteras el techo, que no quiere compartir los costes.
En Europa, los avances se han logrado siempre cuando la Unión estaba al borde del precipicio: el euro nació en el 2000 tras una cadena fatídica de devaluaciones en los noventa (tres de la peseta). Ahora, todo indica que Merkel, Sarkozy y los dirigentes conservadores de la Comisión esperan que el euro esté al borde del abismo para tomar medidas y fortalecer la Europa económica y fiscal. El problema es que, hasta entonces, España va a pagar un alto precio.

domingo, 19 de diciembre de 2010

El galimatías de la subida de los carburantes

Llenar el depósito en diciembre cuesta entre 8 (gasolina) y 9 euros (gasóleo) más que hace un año. Rápidamente se vinculan estos precios récord con la subida del petróleo, que ronda los 92 dólares por barril, el doble que hace dos años. Y es cierto, pero hay otras razones, como la subida de impuestos (los especiales en junio de 2009 y el IVA en julio de 2010), la subida de la cotización internacional de las gasolinas y el gasóleo, la depreciación del euro y, sobre todo, la falta de eficiencia de un sector petrolero y de gasolineras que hace que los carburantes sean más caros en España (sin contar impuestos) que en el resto de Europa. Un galimatías que no suele explicarse, pero que pagamos todos al repostar.
Los precios de los carburantes se fijan en España con una fórmula que no me resisto a copiar:
PVP(€/lt) = ( (Ci($/lt) / TC($/€)) + Margen(€/lt) + IE(€/lt) ) * (1 + IVA)
La fórmula, en cristiano, significa que los precios de los carburantes tienen tres componentes. Uno, los costes de las gasolinas y los gasóleos en el mercado internacional, la cotización en Génova (70%) y Rotterdam (30%), dividido por la cotización del dólar respecto al euro. Dos, el margen bruto de la petrolera (transporte, almacenamiento, distribución, gastos financieros y de gestión, más el margen del mayorista y el gasolinero). Y tres, los impuestos: los especiales,los autonómicos y el IVA, el único  de ellos que se aplica sobre toda la fórmula.
Esto supone que en un litro de gasóleo (70% de las ventas), el 46,72% del precio son impuestos, el 40,78 % es el precio del producto en euros y 12,50% son los costes y el margen bruto de la petrolera que lo compra y vende. En el caso de las gasolinas, los impuestos pesan más (52,95% del precio) y menos los costes (35,50%) y el margen bruto (11,55%). Al final, el margen neto de los operadores está entre 1 y 1,5 céntimos de euro por litro, sobre un 1% del precio final, según la patronal del sector (AOP).
En consecuencia, los precios de los carburantes suben no sólo porque suba el crudo (indirectamente sí, claro), sino porque sube (y más) la cotización del gasóleo y la gasolina en Europa y por la cotización del dólar. En los últimos meses, las huelgas de las refinerías francesas, el frío polar en el norte de Europa y el aumento del consumo internacional de derivados ha encarecido las gasolinas y sobre todo los gasóleos, que han duplicado su precio en euros. Pero hay otras razones typical spanish” que explican por qué los carburantes llevan tres años consecutivos siendo más caros, antes de impuestos, en España que en Europa.
En octubre, España era el cuarto país con la gasolina más cara antes de impuestos, 3,1 céntimos por litro más que la media. Y somos el séptimo país con el gasóleo de automoción más caro, sin contar los impuestos, con 2,2 céntimos por litro más que la media. Eso sólo tiene dos explicaciones: que nuestras petroleras son más ineficientes o que ganan más. Y son las dos cosas. Por un lado, la estructura de refino en España aún no produce suficiente porcentaje de productos medios (gasóleos). Y por otro, España, como Europa, sigue importando un tercio del gasóleo, aunque exporta gasolinas. Además, la estructura opaca de comercialización de carburantes no ayuda a abaratar precios.
España es el cuarto país de Europa con mayor concentración de gasolineras en pocas manos: el 64 % del mercado está en manos de Repsol, Cepsa y BP, aunque crecen las gasolineras de los híper e independientes. Ya en 2009, la Comisión de la Competencia les multó con 7,9 millones de euros por “acuerdos para fijar los precios de los carburantes”. Y la Comisión Nacional de la Energía, además de pedir más gasolineras en las autopistas, cree que publicar en una Web de Industria los precios ayuda al “alineamiento de precios”. Unos precios sin impuestos que varían sólo 1,47 céntimos por litro entre las autonomías más caras (Extremadura, Galicia y Madrid) y las más baratas (Navarra, Aragón y Cataluña).
Al final, no es el petróleo, sino la cotización internacional de los carburantes y del euro, los costes y márgenes de las petroleras y su comercialización poco transparente (además de Hacienda), los culpables de que los carburantes estén por las nubes. Y lo seguirán estando hasta primavera.Como el crudo, que va camino de los 100 dólares barril, agravando nuestra crisis, ya que somos uno de los cinco países europeos más “petroleodependiente”. Pero esta es otra historia.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Los planes de pensiones no son para viejos

Este mes de diciembre, bancos y Cajas nos bombardean con ofertas de Planes de pensiones privados. Y muchos creen que el tema no va con ellos, sobre todo los más jóvenes. Se equivocan. Por tres razones. Una, porque cuando se jubilen, van a perder un tercio de sus ingresos o incluso la mitad: la pensión media está en 878 euros y la máxima en 2.466. Dos, porque con la reforma que viene, las pensiones futuras van a ser aún menores. Y tres, porque los Planes de pensiones es la única forma de ahorro que permite desgravar a Hacienda (hasta 10.000 euros al año y 12.500 los que tienen más de 50 años) y con ello pagar menos o que la declaración salga negativa. El problema es que este año, cuando más deberíamos pensar en invertir para nuestra jubilación, la crisis no nos deja libre un euro. Pero no queda más remedio que planificarse y sacarlo para más adelante.
Actualmente, ocho millones de españoles tienen un Plan de pensiones privado, individual o de empresa, el doble que hace sólo 10 años. España es el séptimo país de Europa en planes de pensiones complementarios, un ranking encabezado por Gran Bretaña, Holanda y Suiza, seguidos por Finlandia, Alemania y Dinamarca. El mayor retraso se da en los planes de empresa, que sólo tienen el 18 % de los trabajadores españoles (en Gran Bretaña los tiene la mitad de los asalariados), una asignatura pendiente de los convenios colectivos, aunque deberían apoyarse con más incentivos públicos. En cuanto a los planes individuales, los temores al recorte de las pensiones públicas han hecho que en 2010 hayan crecido las aportaciones, aunque la crisis ha reducido en 300.000 los partícipes en Planes de pensiones en los dos últimos años.
Cualquier edad es buena para empezar a invertir en un Plan de pensiones privado, pero lo ideal es empezar a los 40 años, con aportaciones periódicas de 300 a 500 euros al mes. Para conseguir 140.000 euros al jubilarse (777 euros de pensión privada al mes durante 15 años), por ejemplo, habría que aportar 5.450 euros al año desde los 45 años. Si se hace más tarde, desde los 55 años, habría que aportar tres veces más, 16.100 euros al año. Y si se hace desde los 35, menos de la mitad, 2.360 euros al año. Eso sí, hay que saber que ese dinero no se puede tocar hasta la jubilación, salvo en tres supuestos: incapacidad laboral permanente, enfermedad grave o desempleo de larga duración (más de 1 año continuado).
A la hora de elegir un Plan, cuatro consejos sencillos. Primero, busquemos una entidad que ofrezca planes de distintas gestoras y no quiera “colocar los suyos”. Segundo, mirar  la comisión que nos cobran (media: 1%), no tanto los “regalos”. Tercero, diversificar entre varios Planes, unos con más riesgo que otros, según la edad. Y cuarto, hacer seguimiento: si no va bien, se cambia de un Plan a otro, o a otra entidad (traspaso, generalmente con incentivo).Eso sí, pensando que es una inversión a 20 o 30 años, y que en ese plazo suele ser rentable: la rentabilidad media de los Planes de pensiones es, en los últimos 20 años (con tres crisis), de un 5,19% anual. Y hay que sumar los impuestos que nos hemos ahorrado.
Lo dicho, no están las cosas para ahorrar, pero hay que sacar un dinero como sea para preparar la jubilación y asegurarse una pensión privada complementaria a la pública. Mejor antes que después, porque será menos costoso. Jubilación viene de júbilo pero tendremos poco si ganamos la mitad y encima tenemos que seguir ayudando a los hijos. Así que, junto a la hipoteca, el colegio de los niños y los gastos fijos, hay que sacar para el Plan de Pensiones.

martes, 14 de diciembre de 2010

Los españoles volvemos a emigrar

Tengo un conocido, ejecutivo de una “multinacional española”, con 46 años, al que su empresa le ha dado una sola opción para mantenerle el empleo: salir fuera, a México o a Polonia. Tendrá que emigrar, con o sin familia, como hacen cada día miles de jóvenes, con idiomas y varios títulos y masters bajo el brazo, que están buscando un empleo en Latinoamérica, países árabes, África o la Europa del Este. Son los nuevos emigrantes del siglo XXI, más de 200.000 españoles que han salido del país a trabajar fuera por la crisis.
El primer éxodo de profesionales fue de médicos y enfermeros a Portugal y Reino Unido, junto al clásico de los investigadores a Estados Unidos y Europa. Pero desde finales de 2007, con la crisis, se ha acelerado la salida de españoles al extranjero en busca de trabajo. Así, en los dos últimos años los residentes en el exterior han aumentado en 188.483 personas, a las que habría que sumar los inmigrantes temporales o sin contratos estables, que no han fijado legalmente su residencia en el extranjero, al menos otros 25.000 más.
El fenómeno de los nuevos emigrantes, forzados por la crisis, afecta a toda Europa y el ranking de salidas está encabezado por Irlanda, Eslovaquia y Portugal, seguidos de Grecia, España e Italia. La mayoría busca trabajo en los países emergentes, pero un 28% de los empresarios europeos reconoce que contrata a jóvenes de otros estados miembros “para atraer a los mejores talentos”, según el último Eurobarómetro.
Los españoles, antes de la crisis, eran los europeos más reacios a trabajar en el extranjero: sólo un 17 % estaba dispuesto a residir en otro país  y eso si ganaban más que en España, según un estudio de Randstad en 2008. Pero ahora, la necesidad obliga y cada mes llegan a Argentina, por ejemplo, 1.200 españoles en busca de trabajo, el tercer grupo de inmigrantes en el cono Sur, tras los chinos y norteamericanos. Sólo en los dos últimos años, 33.542 españoles han llegado a Argentina, según un informe de la consultora Adecco. Y en los Emiratos Árabes Unidos hay más de 1.000 españolas, la cuarta parte recién emigrados.
Una parte de los nuevos emigrantes van de la mano de las multinacionales españolas (desde Telefónica o Repsol a constructoras, eléctricas o bancos), que invierten y facturan más fuera de España que dentro. Pero la mayoría son jóvenes, forzados a emigrar por una tasa de paro que supera el 40%. El perfil del español que busca trabajo en el extranjero es un hombre de entre 25 y 35 años, con estudios cualificados, proveniente de las ramas de ingeniería, arquitectura e informática, según datos del Grupo Adecco. Son la generación de los (pre)parados, jóvenes profesionales que están dispuestos a trabajar en África o Latinoamérica por 1.500 euros al mes, tras varios años de  hacer master y chapuzas en España. Y junto a ellos, uno de cada cinco nuevos doctorados, que buscan investigar fuera.
Los nuevos emigrantes proceden sobre todo de Canarias, Baleares, la Rioja, Cantabria, Navarra, Asturias y el País Vasco, las autonomías donde más jóvenes han salido a trabajar al extranjero con la crisis. La mitad buscan un empleo en Europa, pero despiertan mucho interés los países escandinavos (las peticiones de empleo se han triplicado), África, los países árabes y por supuesto, Latinoamérica, sin olvidar Estados Unidos.
Esta nueva emigración, forzada por la crisis, supone una nueva “fuga de cerebros”, aunque tenga dos factores positivos: alivia las cifras de paro juvenil y supone una oportunidad de formación y madurez profesional para el futuro. Pero, antes o después (los ciclos no perdonan), la crisis llegará a los países emergentes y los nuevos emigrantes españoles se verán forzados a volver, como sus abuelos. Confiemos que entonces ya les podamos ofrecer un empleo.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Cambio climático: no son tiempos para la ecología

Esta semana del gran puente descontrolado, ha pasado inadvertida la Cumbre del Clima celebrada en Cancún, donde 20.000 personas de 194 países han debatido algo vital para todo el planeta: el mundo que le vamos a dejar a nuestros hijos y nietos. El objetivo es reducir en un 88 % las emisiones de CO2 y gases causantes del cambio climático, para intentar limitar el calentamiento global en “sólo” 2 grados centígrados para el año 2.050.El problema es que reducir las emisiones de gases causantes del efecto invernadero cuesta dinero, fuertes inversiones en industrias y transportes más limpios, y los países retrasan sus planes por la crisis. Por eso, la Cumbre de Cancún sólo ha acordado “ganar tiempo” y retrasar una decisión global hasta la próxima Cumbre de diciembre de 2011 en Sudáfrica.
Hace un año, la anterior Cumbre de Copenhague terminó con duros enfrentamientos entre países ricos y emergentes, aunque 120 países se comprometieron a limitar sus emisiones de CO2. Pero la ONU ha advertido en Cancún que ese recorte es insuficiente y que al ritmo previsto sobrarían entre 5.000 y 9.000 millones de toneladas de CO2 en el año 2.020, más gases de los que emiten todos los coches del mundo. Por ello, piden que los países dejen de soltar dióxido de carbono con una reducción del 3,8% al año hasta 2020.
El problema es quien recorta las emisiones de gases. Los países en desarrollo piden a los países ricos que como contaminan más, recorten más. Y los países industrializados exigen que los emergentes sean transparentes con sus datos (China no deja auditar sus emisiones) y apuesten por un crecimiento más sostenible. En medio, Japón (con Canadá, Rusia y Australia) exigen a Estados Unidos y a los países emergentes (China, India, Brasil, Sudáfrica), que no firmaron el protocolo de Kioto de 1997 (origen de los recortes de emisiones en marcha), que o recortan todos o se rompe la baraja. Y EEUU, el segundo emisor de gases del mundo, tiene parada en el Senado (mayoría republicana) la Ley del Cambio Climático, con lo que Obama tendrá muy difícil ir más allá del recorte de emisiones del 17% que anunció en Copenhague.
La Unión Europea quiere dar ejemplo y ha propuesto en Cancún acelerar la reducción de gases del 20% prometido al 30% para 2020, pero siempre que los demás países aceleren también sus recortes,  algo impensable de momento. España lleva tres años rebajando sus emisiones, por la crisis (menos producción= menos contaminación) y porque las energías renovables generan ya un 27% de la electricidad. Pero queda mucho camino por delante: hasta 2050 deberá reducir sus emisiones a un ritmo anual del 3,4 %,
Al final, el recorte de emisiones es una cuestión de inversiones y de dinero, para reconvertir la industria y el transporte a un modelo menos contaminante. Los países ricos prometieron en Copenhague un Fondo Verde de urgencia de 30.000 millones de dólares (desembolsado en  una pequeña parte), para ayudar a los países emergentes a mitigar los efectos del cambio climático y proteger sus bosques, que sirven como “sumidero” para absorber los gases de efecto invernadero. Ahora, en Cancún han comprometido  otros 100.000 millones de dólares anuales desde  2020, pero no se ha concretado los países que pagarán y los que cobrarán.
La Cumbre de Cancún ha acercado posturas, pero ha pospuesto otro año más un compromiso para sustituir al protocolo de Kioto en 2012, agobiada por la crisis de los países desarrollados y la necesidad de crecer a cualquier precio de los emergentes. El mundo sigue sin tomar medidas drásticas y los expertos advierten: si los recortes de gases siguen al ritmo actual (aunque en Cancún han "propuesto" subirlos, del 11-16 % de Copenhague al 25-40% para 2020), llegaremos a una situación insostenible en 2034. Y la temperatura a finales de siglo subiría entre 2,5 y 5 grados, un drama para la salud de las personas y del planeta. Así que, con crisis o sin ella, no se puede bajar la guardia: cuando más se retrase el recorte, peor para todos.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Autonomías endeudadas: el otro ajuste que viene

En medio de la crisis y de la tormenta de la deuda, un problema de fondo preocupa a los economistas y a los mercados: el despilfarro de las autonomías, cuyas cuentas pueden ser una bomba de relojería en los próximos meses. Ya se lo comentaron incluso los grandes empresarios a Zapatero en la Moncloa. La ministra Salgado ha conseguido un avance, al sacar a sus colegas autonómicos el compromiso de que publicarán trimestralmente sus cuentas. Pero de momento, en la foto de 2010, hay dos autonomías que tienen que tomar “medidas de calado”, porque tienen un “riesgo significativo” de no cumplir con el déficit previsto este año: Murcia y Castilla la Mancha. Y otras cuatro, tendrán que “hacer algo” para cumplir, aunque su riesgo es moderado: Comunidad Valenciana, Canarias, Galicia y Castilla León.
De momento, las autonomías señaladas con el dedo no se dan por aludidas e insisten que van a cumplir o que están en la lista negra por divergencias contables con el Gobierno central. Para forzarlas a “hacer los deberes”, la ministra Salgado ha anunciado ya que no permitirá endeudarse más este año a Murcia y a Castilla la Mancha. Pero sí al resto, con lo que las autonomías volverán a echar mano de las emisiones de deuda para cuadrar sus cuentas. De entrada, ya han emitido 27.226 millones de deuda este año y acumulan una deuda de 120.000 millones de euros, contando las empresas públicas autonómicas. Las autonomías más endeudadas son Cataluña (29.503 millones), Comunidad Valenciana (16.280), Madrid (12.592), Andalucía (11.472) y Galicia (5.544), aunque en deuda por habitante el ranking lo encabezan Cataluña, Baleares Comunidad Valenciana, Navarra, Castilla la Mancha y la Rioja.
Un total de 12 autonomías han emitido deuda en 2010, pagando para poder colocarla un tipo del 5,65 % (País Vasco) al 6,46% (Galicia). Con ello, compiten con el Estado central en captar fondos y encarecen la deuda española. Además, el País Vasco, Cataluña y ahora la Comunidad Valenciana emiten deuda para particulares (bonos patrióticos),compitiendo con bancos y Cajas (que se llevan un 3% en comisiones) y con la financiación de empresas y pymes, a las que encarecen el crédito (ya de por sí caro y escaso).
Cara a 2011, las autonomías tienen que seguir ajustando sus cuentas, recortando su déficit al 1,31 % del PIB para que España cumpla con Bruselas. Pero, de momento, 8 autonomías han aprobado unos Presupuestos que incumplen: Extremadura (2,30% déficit), Andalucía (1,55%), Navarra (1,53%), Cantabria (1,48%), Castilla y León (1,45%), La Rioja (1,43%), Canarias (1,40%) y Aragón (1,38%). Al Gobierno central sólo le queda la opción de presionarles y prohibirles que se endeuden. Pero eso no arregla el problema de fondo: tienen que intentar aumentar ingresos (impopular y difícil en plena crisis) o recortar gastos, que es la clave. Y no tanto en inversiones (harían caer a más empresas y perderse más empleos) como en gastos corrientes, entre ellos gastos de personal, muy abultados: en los últimos tres años, las autonomías han aumentado sus plantillas en 231.400 personas, mientras apenas crecían las del Estado (que debían haber caído) y las de los Ayuntamientos.
Bruselas, los mercados y la crisis va a obligar a un gran ajuste del llamado “Estado de las autonomías”, no tardando mucho. Haría falta un gran pacto político para poner orden en ingresos y gastos, para reducir la factura autonómica. Pero nadie quiere poner el cascabel al gato. Como en el caso de los Ayuntamientos, serán los hechos los que fuercen el ajuste, que vendrá por la sanidad y la educación, las dos grandes partidas del gasto autonómico. Murcia y Castilla-la Mancha ya han empezado a no pagar a farmacias y algunos medicamentos. La Comunidad de Madrid ha recortado un 4,8 % el gasto en educación para 2011.Y en Cataluña se ha hablado del copago en la atención sanitaria. De nuevo, por no tomarse decisiones económicas a tiempo, lo pagaremos todos en hospitales, medicinas, colegios y Universidades.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Generaciones perdidas

Tengo un amigo de 55 años en paro, tras haber cerrado su empresa y haber fracasado en su intento de montar una pyme con otros compañeros. Y su hija, de 25 años, está también sin trabajo, tras haber tenido varios subempleos, a pesar de tener una formación 2i (ingeniería informática). Es el caso de cientos de miles de familias españolas, donde alguno de los padres y de los hijos están sin trabajo. Y es que en España, 1.300.000 hogares tienen a todos sus miembros en paro. Y tres millones de familias tienen la mitad de sus activos sin trabajo.
El paro lleva dos años creciendo sobre todo en dos colectivos: los jóvenes y los mayores de 55 años. Entre los jóvenes de 16 a 25 años, casi 5 millones de españoles, la tasa de paro es del 42% en España, el doble que en Europa. Y si en los dos últimos años se han perdido en Europa 2,5 millones de empleos entre los menores de 25 años, la cuarta parte  (650.000 empleos) se han eliminado en España. Y la consecuencia es que muchos se desaniman: uno de cada seis jóvenes de entre 20 y 24 años ni trabaja ni estudia en España (generación ni-ni).
Sus padres, sobre todo si son mayores, lo tienen aún peor. Más de la mitad de los mayores de 55 años no trabajan en España (ni en Europa). El resto, la mayoría de este colectivo de otros 5 millones de españoles, están parados o jubilados. Y la mitad de los que están sin empleo, llevan más de dos años buscándolo. Pero lo tienen difícil  : o les dicen que tienen que reciclarse, que tienen “demasiada experiencia” o que con su sueldo pueden contratar a tres jóvenes (a los que tampoco contratan). Si se baja un poco más la edad, se ve que uno de cada tres parados tiene más de 45 años. Son 1.403.000 desempleados y la mitad de ellos se han quedado sin trabajo en esta crisis.
En definitiva, tenemos una economía (en todo el mundo, pero más en España) que no es capaz de dar trabajo a los más jóvenes y a los mayores de 45 años. Dos generaciones perdidas. El gran problema lo tienen los desempleados mayores, ya que tienen muy negra su jubilación, sobre todo si tienen que esperar hasta los 67 sin trabajo y cotizando menos en sus últimos años. Además, el problema se va a agravar en el futuro: los mayores de 55 años es el único grupo que va a crecer dentro de 40 años en España, mientras habrá porcentualmente menos jóvenes entre 16 y 25 años. Seremos un país con más viejos.
Algún día, más tarde que pronto, saldremos de la crisis, pero seguirá sin haber oportunidades para mi generación, los de 55 años, que ya tendrán 60, y se verán obligados a jubilarse más tarde y en peores condiciones. Será de verdad una generación perdida. La que no tiene que perderse es la generación más joven, abocada hoy al paro o al subempleo, sin poder abandonar la casa familiar, donde sus padres también sufren la crisis. Hay que buscarles una salida. No es este el mundo que quiero para mis hijos .Tienen ahora 7 años. ¿Qué les espera dentro de quince años, cuando busquen trabajo? No quiero ni pensarlo.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Los parados más débiles pagan el penúltimo ajuste

Al final, la presión de los mercados obligó ayer a Zapatero a mover ficha e improvisar un “miniplan” de medidas de segunda, que apenas son paños calientes para una crisis de calado. Entre ellas, sólo dos medidas tangibles: ingresar 14.000 millones vendiendo lo poco que queda de “las joyas de la Corona” (parte de AENA Aeropuertos y Loterías del Estado) y ahorrarse 770 millones quitando 426 euros al mes a casi medio millón de parados de larga duración que no tienen ningún ingreso. El Gobierno vendió que “el paquetín” de medidas había calmado a los mercados, pero la realidad era otra: mientras Zapatero hacía alarde de ajuste y reformas en el Congreso, el Banco Central Europeo (BCE) estaba haciendo compras masivas de deuda (de Grecia, Irlanda y Portugal)  y lanzaba el mensaje de que si hacía falta, hoy jueves lanzaría su artillería pesada y compraría deuda de España e Italia. Mano de santo: los inversores no quieren pillarse los dedos, baja la deuda y suben las Bolsas.
ENRIQUE ORTEGA
En el camino, los parados de larga duración se quedan, desde febrero, sin el último recurso de llevarse a casa 426 euros sólo durante 6 meses (para comer y poco más), una ayuda que lanzó el Gobierno socialista a bombo y platillo en agosto de 2009 y que ha beneficiado a unos 700.000 parados que ya no cobraban el desempleo y que tenían que cumplir varias condiciones: menores de 30 años, mayores de 45 o parados entre 30 y 45 años con cargas familiares. Ahora, la supresión de la ayuda afectará a unos 440.000 parados en 2011 y ahorrará al Presupuesto unos 770 millones en 2011 (costaba 420 millones al semestre).
Un ahorro que es el chocolate del loro en un Presupuesto 2011 que gastará 315.000 millones de euros y que choca con las ayudas millonarias a las eléctricas o a las autopistas (al final, las han metido en…¡ la Ley Postal¡). Pero sobre todo, es que llueve sobre mojado. El Gobierno socialista lleva desde enero recortando la cobertura de prestaciones a los parados: gasta ahora 350 millones de euros menos al mes y en octubre, uno de cada cuatro parados registrado no cobraba nada (75% cobertura).Y si tomamos la cifra de paro estimado (EPA), 1.700.000 desempleados no cobran nada, sobre todo parados mayores, jóvenes, mujeres y autónomos. Ahora, además, no tendrán ni la limosna de los 426 euros. Y encima, sólo un 30% encuentran trabajo con el INEM.
El problema de fondo es que los recortes no van a quedarse ahí. Los mercados y los dirigentes europeos defensores de la ortodoxia económica neoliberal (culpable de esta crisis), van a seguir presionando. Querrán más sangre, a costa del Estado del bienestar, de nuevos recortes que volverán a afectar a los parados, a los pensionistas, a los empleados públicos, a los contribuyentes y, antes o después, a la sanidad y a la educación. Sólo hay una manera de evitarlo: un gran pacto nacional para poner orden en las cuentas públicas, no sólo del Estado central, sino también de las autonomías y de los Ayuntamientos. Y no sólo por el lado de los gastos, también los ingresos (reponer el impuesto del Patrimonio, por ejemplo, daría para pagar 426 euros a un millón de parados durante 2 años) .Y pactar reformas para consolidar el Estado del bienestar, no para desmantelarlo.
El problema vuelve a ser que nadie piensa en pactar nada y mientras, los mercados y la crisis nos llevan de ajuste en ajuste, sin un reparto equitativo de los costes. Ahora, el mayor riesgo para 2011 es que España no crezca lo que el Gobierno espera, como ya le ha advertido la Comisión Europea: si crecemos un 0,7% en vez del 1,3% previsto, habrá que recortar otros 4.000 millones para cumplir con el déficit comprometido con Bruselas. Y eso son palabras mayores, ya que ese ahorro es casi el triple del conseguido con la congelación de las pensiones o con la bajada de sueldos de los funcionarios. En ese escenario, habría que hacer recortes muy dolorosos y muy generalizados. Y con ello, menos crecimiento y más paro. Un coste demasiado alto como para no pensar con urgencia en otros Pactos de la Moncloa.