Este año 2023 debería ser el año en que subieran los salarios, tras haber perdido poder adquisitivo en 2021 y 2022 (-7,5%), al subir mucho menos que la inflación. España es el 2º país europeo donde los trabajadores han perdido más poder adquisitivo, mientras los beneficios empresariales siguen creciendo (+30% las empresas del IBEX). Y además, los salarios bajos han evitado una mayor subida de precios, que en un 80% se debe a la subida de los márgenes empresariales. “Si no hay negociación salarial, habrá conflictos”, amenazan los sindicatos, que piden un 8% de aumento en tres años (2022, 2023 y 2024), mientras la patronal propone subir el 3,5% este año, sin clausulas de revisión. La novedad es que ha caído otro mito económico: que si suben los salarios, se disparará la inflación. Economistas del FMI concluyen que se pueden subir los salarios sin alimentar la inflación. Es hora de subir los salarios, por justicia y para reanimar el consumo de las familias y evitar una recesión. Negocien.
Enrique Ortega |
“Nuestros comerciantes e industriales se quejan mucho de los efectos
perjudiciales de los salarios altos en el aumento del precio (…).Nada dicen de
los efectos perjudiciales de los beneficios elevados. Guardan silencio sobre
los efectos perniciosos de sus propias ganancias”. Adam Smith, 1776
Los salarios han vuelto a perder poder adquisitivo en 2022, por 2º año consecutivo. Los 9 millones de trabajadores que firmaron o renovaron su convenio (en 911.187 empresas) pactaron una subida salarial media del +2,78% en 2022, según Trabajo, frente a una subida media de la inflación en España del +8,4%. Eso significa que perdieron un -5,62% de poder adquisitivo. Más los trabajadores que pactaron subidas menores (un 5% pactaron subidas menores al 1%, otro 18% entre 1 y 1,5% y el 25% han tenido subidas entre 1,5 y 2%) y menos los trabajadores que tenían clausula de revisión (total o parcial) para compensar una subida extra de la inflación (ojo: solo la tienen el 21% de los trabajadores con convenio). Y el resto de trabajadores (hay 17,4 millones de asalariados), sin convenio o en pymes que no negocian salarios, han tenido subidas mínimas o se les han congelado los sueldos.
Esta pérdida de poder adquisitivo en 2022 se suma a la de 2021, donde los sueldos en convenio subieron un +1,53% frente a una inflación media del +3,1%. Otra pérdida de poder adquisitivo del -1,6%, que sumada a la de 2023, da una devaluación real de los salarios del -7,22% en los dos últimos años. En los años anteriores, entre 2012 y 2020, los salarios crecieron más que la inflación (baja o incluso negativa), pero sólo ganaron un +2,97% de poder adquisitivo, que no compensa lo perdido ahora. Y si contemplamos la última década, entre 2012 y 2022, los trabajadores españoles con convenio perdieron un -4,25% de poder adquisitivo, según las estadísticas oficiales. Hay un dato que refleja con claridad esta “devaluación salarial”, según CCOO: el salario ganado en 2022 está un 12,6% por debajo del de 2008 si descontamos la inflación de estos años. Ganamos menos en términos reales.
Además, España, con salarios más bajos que la Europa rica, es el 2º país de la UE donde los trabajadores han perdido más poder adquisitivo en 2022, tras Eslovaquia, según los datos de Eurostat: un -5,9% en España frente al -4,7% de pérdida en la UE-27, el -4,3% en la eurozona, el -5,7% en Italia, el -4,2% en Alemania, el -3,4% en Portugal y el -1,1% en Francia. Y esto viene pasando desde 2019, porque los salarios españoles crecen menos que la eurozona (6,5% frente al 8% en estos tres años) mientras la inflación se mantiene en línea e incluso es menor (en 2022). Para 2023, la previsión de la Comisión Europea es que los salarios españoles apenas ganen poder adquisitivo (+0,1%: subirán un 4,9% frente al 4,8% la inflación), y que en 2024 ganen otro poco (+0,4: salarios subirán un 2,7% frente a un 2,3% la inflación). Pero no será suficiente para recuperar lo perdido y así, el balance 2019-2024 para España será una pérdida de poder adquisitivo del -5,9%, la tercera mayor de la UE (tras el -6,6% de Italia y el -6,3% de la República Checa, más del doble que la zona euro (-2,4%) y mayor que la pérdida de poder adquisitivo de Alemania (-5,1%) y Francia (-1,3%). En resumen, en 15 de los 27 paises europeos, los trabajadores perderán poder adquisitivo entre 2019 y 2024, con la pandemia y la alta inflación. Y España será el 3º que más pierda.
Este deterioro de los salarios reales ha ayudado a que los precios no subieran más en 2021 y 2022, al contener los costes laborales de la mayoría de empresas. Y por eso, sindicatos y expertos critican que las empresas no hayan sido responsables y que hayan aprovechado esta crisis y el aumento de costes para subir precios y márgenes. Lo ha reconocido la consejera alemana del BCE, Isabel Schnabel, quien en una charla en Galicia constató que “las empresas europeas han subido sus precios por encima de los salarios y del coste de la energía, aumentando sus beneficios”. Y añadió que en algunos sectores, como la hostelería o los transportes, los beneficios empresariales han crecido casi un 20%, más del doble de lo que han subido los salarios nominales y la factura energética. Lo mismo se denuncia en EEUU, donde algunos expertos destacan que el aumento del margen de las empresas (aumentaron un +42% entre el 1º trimestre de 2020 y el 2º de 2022), muy superior al aumento de sus costes (+16%) es uno de los factores claves que explican la inflación. Y dan un dato llamativo: los márgenes empresariales no habían sido tan altos en EEUU desde 1950.
En España, se ha
repetido esta situación de Europa y USA: a finales de 2022, los
márgenes de las empresas eran un +60% superiores a los de finales de 2019
mientras los salarios sólo crecieron
en ese periodo un +4%, según
este informe de Intermón Oxfam, que toma los datos de ventas y costes de la
Agencia Tributaria, que señalan un margen
del 10,4% sobre ventas en el verano de 2022, frente al 8,6% de margen a
finales de 2019 y el 8,4% en 2014. Las mayores subidas de márgenes, en
2022, se han dado en la construcción, los
servicios, el comercio minorista, la hostelería y el transporte.
Esta fuerte subida de márgenes (superior a la de los costes) y los consiguientes beneficios empresariales son los principales responsables de la inflación en España, según este informe de Oxfam y otros de UGT y CCOO, que cuantifica esa responsabilidad: los beneficios empresariales (las empresas del IBEX aumentaron sus beneficios un +30% en el tercer trimestre de 2022) son responsables del 80% de la inflación de 2022, mientras los salarios lo son del 13,5% y el resto es por los impuestos. Y tanto Oxfam como CCOO sostienen que las alzas de precios se deben a la falta de competencia en muchos sectores (hay oligopolios) y al fuerte aumento de la demanda tras la pandemia, dos factores que han aprovechado sobre todo las grandes empresas y las multinacionales para subir sus precios, más que las pymes. Y añaden que las empresas españolas tienen mayores márgenes que el resto de las europeas desde 2019, sobre todo en el sector energético, finanzas e industrias. Si la inflación es más baja en España (5,5% en España frente a 10,4% en la UE-27), se debe a que los salarios hacen de contrapeso, al ser también más bajos y haber subido menos en estos años.
Ahora, tras dos años de moderación salarial y pérdida de poder adquisitivo, ha llegado la hora de subir más los salarios. “Si no hay negociación, habrá conflictos”, amenaza el líder de UGT, molesto con la actitud de la patronal CEOE, que no tiene prisa por pactar convenios tras haber negociado en 2022 la mitad que un año normal (1.024 convenios, con 2,7 millones de trabajadores, frente a 1.907 convenios y 4,6 millones de trabajadores en 2018). El ambiente negociador no parece propicio, después que la CEOE se levantara en mayo de la mesa negociadora con los sindicatos, argumentando que querían “saltarse una línea roja” al querer incluir en los futuros convenios una clausula de revisión salarial para defenderse ante posibles desviaciones de la inflación. Los sindicatos denuncian que las empresas aprovecharon la reforma laboral de Rajoy (2012) para suprimir esta cláusula en los convenios: si en 2008 la tenían el 70% de los trabajadores con convenio, en 2022 sólo la tenían el 21% (1,9 millones). O sea, sólo 1 de cada 10 asalariados tienen cláusula de revisión salarial.
La patronal argumenta que les están subiendo todos los costes (energía, transporte, créditos, cotizaciones e impuestos) y que no es momento de subir mucho los salarios, porque además, eso alimentaría la inflación. Y los sindicatos les replican que la inflación sube porque están disparando márgenes y beneficios y que los trabajadores no pueden ser los paganos de la inflación, perdiendo año tras año poder adquisitivo. Las posturas de partida están encontradas: la patronal no acepta subidas superiores al +3,5% en 2023 y los sindicatos pretenden pactar subidas a varios años, que compensen lo poco subido en 2022 y aseguren un mínimo para los años siguientes. No piden “un mundo”, en la mayoría de sectores defienden una subida del 8% a tres años (3,5% en 2022, 2,5% en 2023 y 2% en 2024), pero, eso sí, acompañada de una clausula de revisión que garantice subidas extras si la inflación se dispara. Hay sectores que ya están negociando o han pactado subidas mayores, como construcción (4+3+3=10% en 3 años), sector químico (1+2+2) o banca (+4,5% para 2023). Y CCOO ya ha dicho que están dispuestos a negociar “teniendo en cuenta la situación de cada sector o empresa”.
Un elemento clave es la subida del salario mínimo interprofesional, que debe aprobar el Gobierno pero que influirá en la futura negociación salarial. Ocho paises europeos ya han subido su salario mínimo para 2023, entre un 5 y un 19% de media, desde el 15% que lo ha subido Alemania (a 1.913 euros), el 10% Paises Bajos (a 1.897 euros) o el 5,6% de Francia (hasta 1.692 euros). En España, la propuesta del Comité de Expertos es subir el salario mínimo actual (1.000 euros mensuales en 14 pagas) entre un 4,6% (1.046 euros) y un 8,2% (1.082 euros). Los sindicatos quieren subirlo hasta 1.100 y la patronal no quiere que suba más del 4% (1.040), con lo que se espera una subida “salomónica” del Gobierno, hasta los 1.070 euros (+7%), que beneficiará a un 20% de los asalariados (unos 3,5 millones de trabajadores).
Este aumento del salario mínimo tendrá un “efecto arrastre” sobre todos los salarios, en especial sobre los más bajos. Algo importante porque en España, los salarios son muy bajos, un 21,3% por debajo de la media europea (se cobra 22,9 euros por hora trabajada, frente a 29,10 euros en la UE-27 y 37,2 euros por hora en Alemania). Y el salario mediano es de 1.430 euros netos, según el INE, con un 30% de los trabajadores (5 millones) ganando menos de 1.111 euros netos al mes. Un dato que contrasta con los sueldos de los altos directivos de muchas empresas españolas: acaba de publicarse que hay 211 directivos españoles de banca que ganan más de 1 millón de euros al año. Y que el directivo bancario europeo que más gana trabaja en el Banco Santander: ganó 14,6 millones en 2021…
Cara a esta próxima negociación salarial de 2023, hay un elemento nuevo que puede ser decisivo: los economistas del FMI acaban de señalar que “se pueden subir los salarios sin que eso alimente la inflación”, lo que desmonta el viejo “mito económico” de que hay que contener las subidas salariales para frenar la inflación. Estos economistas han estudiado 79 periodos históricos, en 38 paises (incluida España) para analizar la relación salarios/precios en un contexto de inflación de costes (no de demanda) como el actual. Y concluyen que la subida de los salarios no provocó una espiral de inflación y que si hay subidas la inflación termina bajando. En definitiva, que “las espirales sostenidas de precios y salarios son poco comunes”. Y que se puede subir salarios sin alimentar la inflación. Y que la clave son las expectativas: que los agentes económicos no apuesten por más inflación, que no se preparen ante ella disparando márgenes o salarios.
Ahora, parece que “hemos tocado techo con la inflación”, según anunció en la Cumbre de Davos la economista jefe del FMI. Y la expectativa es que la inflación baje en 2023 (al 4,8% en España) y en 2024 (al 2,3%). Por eso, empresas y trabajadores deberían pactar subidas que compensaran esta inflación prevista y parte del poder adquisitivo perdido. Las empresas venden más y han recuperado sus beneficios de 2019 en muchos sectores, por lo que pueden hacerlo (las que siguen con problemas, evidentemente no). Y subir más los salarios no es sólo un deber de justicia (repartir el pastel entre empresas y trabajadores, además de reducir la tremenda desigualdad salarial) sino también una necesidad económica: hay que reanimar el consumo de las familias, uno de los motores del crecimiento, y eso exige mejorar sus ingresos, subir más los salarios. Es la mejor vacuna para evitar una recesión en 2023 y mantener las ventas y el empleo. Los empresarios deberían verlo claro: si los trabajadores no ganan más, no podrán gastar más y ellos ganarán menos.
Al final, se trata de pactar la salida de esta nueva crisis, repartiendo el crecimiento entre salarios y beneficios empresariales. Es lo que se llama “un pacto de rentas”. Algo tan viejo como la economía, como refleja este párrafo de Adam Smith, el padre del liberalismo económico, que lo escribió en 1776, en su libro “La riqueza de las naciones”: “Nuestros comerciantes e industriales se quejan mucho de los efectos perjudiciales de los salarios altos en el aumento del precio (…).Nada dicen de los efectos perjudiciales de los beneficios elevados. Guardan silencio sobre los efectos perniciosos de sus propias ganancias. Sólo se quejan de los efectos de las ganancias de otros”… Empresarios: ¡aplíquense el cuento!
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