Enrique Ortega |
El primer trimestre suele ser malo para el empleo, por el fin de las Navidades y el menor consumo en la “cuesta de enero”. Así, en 2022 se perdieron -100.200 empleos, otros -137.500 en el primer trimestre de 2021 y hasta -285.600 al inicio de 2020 (por la pandemia). Este año ha seguido la tendencia negativa, pero menos, por las contrataciones hechas para afrontar una Semana Santa récord: el empleo cayó sólo en -11.100 ocupados, la menor caída desde 2008, según la EPA conocida hoy. El empleo cayó sobre todo en el sector privado (-8.800 empleos) y menos en el sector público (-2.300 empleos), bajando en la industria (-11.200 empleos), agricultura (-5.000) y construcción (-2.700), pero subiendo en los servicios (+ 7.800 empleos). La pérdida de empleo se debió a los hombres (-52.800 ocupados), porque el empleo de las mujeres aumentó en el primer trimestre (+41.700). Y cayó entre los más jóvenes, creciendo entre los 25 y 34 años y en los mayores de 50 años. Y por autonomías, el empleo cayó en Baleares (-38.600), Castilla y León (-21.400) y Canarias (-13.600), pero creció la ocupación en Andalucía (+66.300), Madrid (+31.400) y Aragón (+7.300).
Con esta ligera pérdida de empleo en el primer trimestre de 2023, ahora trabajan en España 20.452.800 personas, la cifra más alta desde el verano de 2008 (20.556.400 ocupados), según la EPA. Trabajan ahora 368.000 personas más que hace un año y hay 485.900 ocupados más de los que había antes de la pandemia (19.966.900 trabajaban a finales de 2019), a pesar de la posterior crisis por la inflación y la guerra de Ucrania. Y sólo quedan unos 15.000 trabajadores “aparcados” en ERTEs (finales de marzo), la quinta parte que hace un año y muy lejos de los 3,5 millones en ERTEs que había en abril de 2020.
Esta pequeña caída del empleo al inicio de 2023 (-11.100 ocupados) ha llevado a una subida del paro mucho mayor (+103.800 parados en el primer trimestre), porque en paralelo han aumentado mucho los españoles “activos”, las personas que buscan trabajo ahora, tras lo peor de la pandemia: los “activos” aumentaron en 92.700 personas en el primer trimestre de 2022 (mientras caían en -29.400 personas el primer trimestre en 2022), agravando más las cifras de paro, según la EPA. Es un proceso que se ha ido viendo trimestre a trimestre: aumentan las personas que buscan trabajo. Y ya hay más adultos “activos” (buscando trabajo o trabajando) que antes de la pandemia: 23.580.500 personas frente a 23.064.100 activos a finales de 2019. Todo apunta a que seguiremos así, con lo que en los próximos meses sucederá lo que hasta ahora: el paro bajará menos de lo que sube el empleo.
Volviendo al paro, ha subido en +103.800 personas en el primer trimestre, una subida mayor a la de comienzos del año pasado (+70.900 parados) y a las subidas del primer trimestre de 2021 (+65,800 parados) y 2019 (+49.900 parados), siendo superada sólo por el aumento del paro al inicio de 2020, por la pandemia (+121.000 parados), según la EPA de hoy. El paro ha subido el triple entre las mujeres (+75.400 paradas) que entre los hombres (+28.400 parados), un síntoma claro de que hay más mujeres buscando trabajo (activas). Y por edades, el paro crece sobre todo entre los mayores de 25 años (+93.400 parados) . El paro subió sobre todo en los servicios (+147.700 parados). Y por autonomías, el mayor aumento del paro se dio en las autonomías turísticas (+48.000 parados en Baleares y +33.500 en Canarias) y en Cataluña (+20.000 parados), bajando en Andalucía (-19.100), Madrid (-16.200 y Asturias (-6.700).
La cifra total de desempleados sube a 3.127.800 parados, la más baja en España desde diciembre de 2008 (3.206.800 parados entonces), según el INE. Y la tasa de paro española sube al 13,26 %, la menor desde 2008 (13,79% de paro), aunque sigue duplicando la tasa de paro europea (6% en febrero) y la de los principales paises de la UE, como Francia (7% de paro), Italia (8%) y sobre todo Alemania (2,9% de paro, cinco veces menos que España).Y sigue muy elevada la tasa de paro juvenil (menores de 25 años): el 30,03% de los más jóvenes están en paro, el doble que en Europa (14,5% de paro juvenil) y más que en Francia (17,6), Italia (22,4%) y Alemania (5,7% de paro juvenil, la quinta parte que en España), según Eurostat.
Los datos de paro, aunque mejores que antes de la pandemia y al nivel de 2008, revelan tres cuestiones preocupantes. La primera, que todavía hay 1.055.300 hogares con todos sus miembros en paro (+ 42.100 hogares que antes de la pandemia). La segunda, que España sigue con 6 regiones que tienen una tasa de paro “escandalosa”: Melilla (26,06% de paro), Ceuta (23,9%),), Extremadura (19,53%), Andalucía (18,31%), Baleares (18,14%) y Canarias (17,17% de paro), según la EPA de hoy. Y hay 5 regiones con un paro “europeo”, que ronda el 10%: País Vasco (8,44%), Aragón (8,94%), Cantabria (9,29%), Cataluña (10,37%) y Navarra (12,13%). Y la tercera cuestión preocupante es que aumentan los parados de larga duración, los que llevan más de 1 año sin trabajo: son ya 1.305.000 parados (+22.200 que a finales de 2022), el 41,73 % de todos los parados.
Esto provoca que a muchos
parados se les acabe el desempleo y
no cobren ya ningún subsidio,
pasando a una situación de pobreza
extrema. En febrero de 2023, último
dato de Trabajo, cobraban alguna
ayuda 1.863.952 desempleados: menos de la mitad (el 45,8%) cobraban un subsidio contributivo (según lo
cotizado), de 961,6 euros de media, y
el resto (un 54,2%) cobraban un subsidio
asistencial, de 480 euros mensuales.
Así que, solo un 65% de los parados
registrados en el SEPE (2.862.260 en
marzo) cobran algún subsidio. Y si
tomamos los parados estimados por la EPA de hoy (3.127.800 parados), la
cobertura del desempleo alcanza sólo al 59,6%. Eso significa que casi la mitad de los parados
(el 40,4% %) no cobra ninguna ayuda pública, cuando antes de la pandemia, en
2019, eran sólo un 38,5% los parados que no cobraban nada. De hecho, CCOO
denuncia que un 35% de los parados inscritos en el SEPE con experiencia laboral no
cobran ninguna ayuda pública por
desempleo (y un 41% si se suman los parados que nunca han trabajado).
Mientras cae el paro y el empleo vuelve a crecer, la mejor noticia es que el empleo que se está creando en 2023 sigue siendo menos precario, de más calidad, gracias a la reforma laboral aprobada a finales de 2021. En este primer trimestre de 2023, el 45,5% de todos los contratos firmados fueron indefinidos (1.639.200 de 3.600.600), un porcentaje que duplica el de hace un año (22,7% de contratos indefinidos en el primer trimestre de 2021) y cuadruplica los contratos indefinidos de todo el año 2021 (10,9%), según los datos de Trabajo. Y además, de cada 3 contratos hechos este primer trimestre, 2 son a tiempo completo (2.088.600) y 1 a tiempo parcial. Con ello, aumentan los asalariados con contrato fijo (indefinido): eran ya 14.350.600 asalariados a finales de marzo, el 82,72% del total, 1.684.800 trabajadores fijos más que antes de la reforma laboral (había 12.665.800 asalariados fijos a finales de 2021, el 74,61% del total). Y el porcentaje de trabajadores temporales baja del 25,39% al 17,28% ahora, todavía más alto que la media de temporalidad en Europa (12,1% en 2022).
Mientras mejora la calidad del empleo que se crea, el gran reto sigue siendo crear más empleo, porque en España trabaja menos gente que en Europa, en relación a la población: aquí trabajan el 64,4% de los que tienen entre 15 y 64 años, frente al 69,9% que trabajan de media en Europa, el 68,1 en Francia, el 60,1% en Italia y el 77,2% en Alemania, según Eurostat (2022). Eso quiere decir (“a lo claro”) que debería haber 1,8 millones de españoles más trabajando si tuviéramos el nivel de empleo europeo. Y 4 millones más trabajando si fuéramos como los alemanes. Por eso (y por nuestra menor productividad) tenemos menos nivel de vida que los paises del centro y norte de Europa.
Pero para crear más empleo hay que crecer más y este año 2023 creceremos bastante menos que el año pasado: +1,5% según el FMI y +2,1% según el Gobierno, mucho menos que el +5,5% que crecimos en 2022 y 2023. Por eso, la previsión es que España creará menos empleo en 2023, entre 100.000 y 150.000 nuevos empleos según distintas previsiones (frente a +278.900 empleos creados en 2022). Todo va a depender de la marcha de la guerra en Ucrania, de que siga moderándose la inflación y del daño que hagan las subidas de tipos del BCE, que ya ha aprobado 6 subidas y que se plantea aprobar otra el 4 de mayo (dejando los tipos en el 3,75%). Si la economía internacional no se hunde y tampoco Europa (al borde de la recesión, sobre todo Alemania, Italia y Reino Unido), el empleo podría crecer otra vez este año, empujado por el turismo (que volverá a los récords de 2019) y el tirón de los Fondos europeos (ya han llegado 37.030 millones, que financian casi 300.000 proyectos).
Además de crecer más, el objetivo en 2023 debería ser fomentar el empleo de los colectivos con más problemas para colocarse, básicamente mujeres, jóvenes y mayores de 45 años, que constituyen el grueso de los 3 millones largos de parados a los que hay que dar una salida. Eso requiere dos cosas. Por un lado, dedicar más recursos públicos a las políticas activas de empleo, a formar y recolocar a los parados, sobre todo a los que llevan más de 2 años parados (el 28% de los desempleados). El pasado 11 de abril, el Consejo de Ministros aprobó una partida de 2.803 millones para incentivar la contratación de parados, con recursos del Presupuesto y de los Fondos europeos (231,8 millones). Ya los ha repartido entre las autonomías, que son ahora quienes tienen que gestionarlos. Y las autonomías gestionan también las oficinas de empleo, que necesitan reformarse y modernizarse, porque son un desastre: sólo gestionan el 2% de los contratos. Y sólo 1 de cada 38 parados que cobran el paro llegan a recibir una oferta de trabajo del SEPE.
Así que una buena parte del empleo depende de lo que hagan las autonomías, otra razón más para pensarse el voto este 28-M, junto a la sanidad, la educación o la Dependencia, las políticas públicas que gestionan los gobiernos autonómicos. Y en paralelo, también hay una gran responsabilidad de empresarios y sindicatos, que deberían pactar una subida razonable de salarios y planes de empleo en las empresas que tienen beneficios. Porque hay un problema de fondo, que notamos cada vez que nos obligan a hacer colas o retrasan prestarnos un servicio: muchas actividades están “cortas” de empleo, faltas de trabajadores, aunque ahora vendan y ganen mucho más que antes de la pandemia. Baste un dato: España produce hoy un 23% más que en 2007 (1,32 billones de PIB frente a 1,07 billones) con menos trabajadores (20.452.800 hoy frente a 20.600.000 en 2007). Hace falta que las empresas apuesten por contratar más trabajadores y no sólo por ganar más, a costa de tensar las plantillas en perjuicio del empleo y de la atención a los consumidores. Más contratos hoy son más clientes mañana.
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