jueves, 29 de abril de 2021

EPA marzo 2021: se pierde menos empleo

El primer trimestre se ha perdido la mitad de empleo (-137.500) que al comienzo de 2020, según la EPA conocida hoy, gracias a la mayor ocupación en el campo, Madrid y Cataluña, aunque la pandemia ha provocado ya la pérdida de 760.100 empleos (y otros tantos “salvados" en ERTES). El paro baja del 16%, gracias a que 203.400 personas han dejado de buscar trabajo, porque no podían (pandemia) o “lo veían muy negro”. Y hay 1.226.200 hogares con todos en paro, aumentan los parados de larga duración (45,66%) y más de la mitad de parados no cobran ningún subsidio. La mayor movilidad en los últimos meses ha aumentado contagios y muertes pero ha evitado una mayor caída del empleo, salvo en los jóvenes, Baleares, Extremadura y Canarias, aunque seguimos con más del doble de paro que Europa y superando el 20% en Canarias, Andalucía, Extremadura y Ceuta y Melilla. Y entre los jóvenes (39,5%). Urge un Plan de choque contra el paro antes de que lleguen las ayudas europeas.

Enrique Ortega a partir de Carpanta de Escobar

El primer trimestre suele ser malo para el empleo, pero este año se han perdido la mitad de empleos que en 2020, cuando empezó a pasar factura la pandemia: -137.500 empleos perdidos frente a -285.600 en el primer trimestre de 2020, según la EPA. Eso sí, se ha perdido el empuje de los trimestres anteriores, en que aumentó el empleo (+569.700 en el tercer trimestre y +167.400 en el 4º trimestre), tras el desplome del 2º trimestre, por el confinamiento (-1.074.100). Con ello, de marzo 2020 a marzo 2021 se han perdido “sólo” -474.500 empleos y en los últimos 15 meses, el balance de la pandemia supone una pérdida de -760.100 empleos, que rompe la racha de 6 años anteriores creciendo. Pero esta pérdida encubre que hay 743.628 trabajadores “aparcados” en ERTEs, que no son parados gracias a esta herramienta, pero que pueden serlo en los próximos meses si no vuelven a trabajar.

En el primer trimestre, la pérdida de empleo ha sido muy desigual por sexo, edad, sector y región. Los hombres han perdido más empleo (-84.800) que las mujeres (-52.800) y sobre todo los jóvenes de 25 a 29 años (-43.100), mientras aumentaba el empleo entre 40 y 44 años y entre los mayores de 55 años (puede explicarse por la sanidad y la regularización empleadas de hogar). Y ha crecido el empleo en el campo (+15.800), en el sector público (+18.300), en Madrid (+40.400) y Barcelona (+33.300), mientras se perdía en el sector privado (-155.000), en los servicios (-83.400), la industria (-51.300) y la construcción (-18.500), en la Comunidad Valenciana (-40.200), Andalucía (-30.800) y Canarias (27,400), según la EPA.

En el último año (marzo 2020-marzo 2021), en el grueso de la pandemia, se han perdido -474.500 empleos, sobre todo entre los hombres (-276.200), jóvenes (-241.300 entre menores de 30 años), servicios (-344.500) e industria (-127.100), sector privado (-623.900) y en Canarias (-130.200), Comunidad Valenciana (-80.500), Cataluña (-77.300), Madrid (-39.100) y el País Vasco (-39.100 empleos). Y, curiosamente, aumentó el empleo entre las personas de 45 a 49 años (+33.200), los de más de 55 años (+101.500), los que trabajan en la agricultura (+13.200) y en la administración pública (+149.400), y los que trabajan en Castilla la Mancha (+13.200 empleos) y en Murcia (+8.100 empleos), según la EPA.

Mientras se ha seguido perdiendo empleo en el primer trimestre, sorprende que haya bajado el paro, en -65.800 personas, algo que no pasaba al comienzo del año desde 2015 (el año pasado, el paro aumentó +121.100 en el primer trimestre). Este aparente contrasentido se debe a un  dato llamativo: con la pandemia, hay menos personas que buscan trabajo, porque no han podido hacerlo (por la pandemia) o porque “lo ven muy negro”. Y al preguntarle la EPA, no se consideran ni siquiera parados: son inactivos, “desanimados”.  Ya pasaba antes, pero en el primer trimestre de 2021, la caída de activos ha sido espectacular: -203.400, lo que deja la tasa de actividad en un porcentaje estremecedor: 57,69%. A lo claro: que poco más de la mitad de adultos trabajan o buscan trabajo.

Con este panorama, el paro ha bajado a 3.653.900 personas que se consideran desempleados, -65.800 que a principios de año y +341.000 que hace un año, en marzo de 2020 (había 3.313.000 parados EPA). La caída del paro en este primer trimestre  ha sido también desigual, según la EPA de hoy: bajó más entre las mujeres (-37.900), los de edades medias (-55.300 entre 25 a 54 años) y en los servicios (-97.500), sobre todo en Andalucía (-65.808 parados), Madrid (-50.300) y Cataluña (-65.808). En cambio, aumentó el paro entre los mayores de 55 años (+10.900), la agricultura (+3.100), la industria (+1.400) y la construcción (+1.100) y en Galicia (+15.700), Castilla y León (+9.900) y el País Vasco (+9.500).

En el último año (marzo 2020-marzo 2021), en el grueso de la pandemia, el paro ha crecido en +341.000 desempleados, sobre todo entre las mujeres (+204.900), entre los que tienen de 25 a 54 años (+232.300, un 10%) y los jóvenes de 20 a 24 años (+68,700, un +18,59%), en el campo (+23.300), la industria (+18.200), la construcción (+18.600) y mucho menos en los servicios (+9.200) y, sobre todo en Cataluña (+88.100), Canarias (+57.400), Madrid (+56.800), Andalucía (+51.300), País Vasco (+25.500) y Navarra (+22.500), la autonomía donde porcentualmente más ha crecido el paro el último años (+35,5%), según la EPA. Y sólo bajó el paro en Extremadura (-9.400), Castilla la Mancha (-5.400) y Asturias (-2.100).

La tasa de paro baja del 16% y se coloca en marzo en el 15,98%, todavía muy lejos de la tasa de paro europea (6,9%) o alemana (4,5%). Y baja unas centésimas la tasa de paro de los jóvenes (menores 25 años), al 39,53% (17,2% en la UE-27). Y aparecen otros datos también muy  preocupantes. El primero, que hay 1.226.200 hogares con todos sus miembros en paro (+152.400 que hace un año). El segundo, que seguimos con 5 regiones que tienen una tasa de paro “escandalosa”, superior al 20%: Ceuta (28,52%), Canarias (25,42%), Andalucía (22,54%), Extremadura (22,22%) y Melilla (21,52%), que contrastan con tres autonomías que tienen una tasa de paro casi europea (10,99% el País Vasco, 11,45% Navarra y 11,90% la Rioja). Y el tercero, que aumentan los parados de larga duración, los que llevan más de 1 año sin trabajo: son 1.668.600, el 45,6% de los parados (40,88% en diciembre de 2020).

Esto provoca que a muchos parados se les acabe el desempleo y no cobren ya ningún subsidio, pasando a una situación de pobreza extrema. En febrero de 2021, último dato de Trabajo, cobraban alguna ayuda 2.359.191 desempleados: casi la mitad (49,26%) cobraban un subsidio contributivo (según lo cotizado) de 864,5 euros de media y el resto (50,74%) cobraban un subsidio asistencial de 451,92 euros. Pero en esta cifra están incluidos los 743.628 trabajadores que están en ERTE y cobran del SEPE las tres cuartas partes de su sueldo. Así que, en realidad, sólo 1.615.563 parados cobra algún subsidio, el 44,21% de los parados que refleja la EPA de hoy. Eso significa que más de la mitad de los parados (55,79%) no cobran ninguna ayuda pública, cuando en 2019 eran sólo el 38,5%. Así que la pandemia nos ha traído más paro, pero ahora son menos los que reciben ayuda, porque muchos llevan demasiado en paro y se les ha agotado el subsidio.

Mientras, ¿qué ha pasado con el empleo en Europa por la pandemia? Eurostat publicó ayer un informe donde revela que España es el país que perdió más empleo en 2020, cinco veces más que la media: un -2,3%, frente al -0,6% en la UE-27. La caída del empleo en España con la pandemia duplicó con creces a la de Portugal y Reino Unido (-1% en ambos casos) y fue muy superior a la de Italia (-0,9%), Alemania (-0,2%) y Francia (-0,2%), mientras en Grecia aumentó ligeramente el empleo el año pasado (+0,1%). En todos los paises europeos, el empleo se mantuvo entre los 55 y 64 años y cayó sobre todo entre los jóvenes, al tener más contratos precarios (temporales y a tiempo parcial). Así, el empleo de los jóvenes (15-24 años) cayó en Europa un -0,2% en 2020, mientras se desplomaba en España, con una caída del empleo juvenil del -4,6% (de estar ocupados el 22,4% de estos jóvenes a estar sólo el 17,8% a finales de 2020), la 2ª mayor caída tras Portugal (-5,4%) y muy superior a la caída del empleo juvenil en Italia (-2%), Alemania (-0,9%) o Francia (-03%), según Eurostat.

El paro también creció mucho más en España que en el resto de Europa en 2020: +2,35% en España (del 13,78 al 16,13%), según la EPA, frente a una subida del +0,6% en la UE-27 (del 6,3 al 6,9%). Si nos ajustamos más a lo peor de la pandemia, entre febrero de 2020 y febrero de 2021, el paro en España ha aumentado un +2,5% (del 13,6 al 16,1%), más del doble que en toda Europa (+1%: del 6,5 al 7,5%). Y mucho más de lo que ha subido el paro en Alemania (+0,9%), Grecia (+0,6%), Italia o Portugal (+0,4%) y Francia (+0,3%), según Eurostat, que revela cómo Ceuta, Melilla, Canarias y Andalucía son las regiones europeas con más paro. Y el desempleo no ha subido más, en Europa y en España, porque una parte de los desempleados no se han animado a buscar trabajo durante la pandemia.

Este último balance europeo confirma que España ha sido el país que más ha sufrido los efectos de la pandemia en el empleo y el paro, debido a dos causas. Una, que la recesión post COVID se ha cebado más en los paises con más peso del turismo, la hostelería y los servicios. Y que nuestra estructura laboral, con el doble de contratos temporales que la media europea (25% asalariados frente al 13,2% en la UE) ha facilitado la pérdida de empleo, que podría haber sido mucho más grave de no existir los ERTEs y las ayudas públicas. Ahora, de cara a la ansiada recuperación, España debería sacar conclusiones para el futuro. Básicamente dos. Tenemos que cambiar nuestro modelo económico, para que no dependa tanto del turismo y los servicios, y mejorar nuestro mercado laboral, promoviendo contratos menos precarios, que no caigan a la primera en la próxima crisis.

El cambio de nuestro modelo económico, para que no destruyamos más empleo que el resto cuando venga otra crisis, no es algo fácil, requiere tiempo e inversiones. Y para ello, serán claves los 140.000 millones de los Fondos Europeos que vendrán en los próximos 6 años (72.700 en subvenciones y el resto créditos que habrá que devolver), para modernizar nuestra economías y dar más peso a las energías alternativas, la digitalización de la economía, la tecnología, la industria y empresas de mayor tamaño, claves para crear empleo estable.

La otra prioridad, cambiar nuestro modelo laboral, es más urgente y pasa por 3 medidas claves: simplificar la contratación (reduciendo al mínimo los contratos temporales), mantener un sistema de ERTEs temporales para afrontar futuras crisis y volcarse en políticas activas de empleo, que faciliten la formación y empleabilidad de los parados, lo que exige una reforma a fondo y más medios para modernizar las oficinas de empleo (SEPE). Medidas prometidas a Bruselas, a cambio de los Fondos europeos, pero que el Gobierno quiere pactar de aquí a final de año con los sindicatos y la patronal.

Todo para no seguir con el doble de paro que Europa, algo que llevamos arrastrando desde 1979. Pero antes de todas estas inversiones y reformas, urge un Plan de choque contra el paro, un paquete urgente de medidas y fondos para afrontar la angustia del desempleo en los grupos más afectados: jóvenes, mujeres y mayores de 50 años, sobre todo en las 5 regiones con más del 20% de paro (Andalucía, Extremadura, Canarias, Ceuta y Melilla) y en Baleares (por los efectos de la pandemia). Habría que pactar este Plan con las autonomías, empresarios y sindicatos, con un objetivo claro: crear empleo con urgencia y bajar la tasa de paro de estos grupos y autonomías a la media del país. Y mientras, mejorar las ayudas a los parados, porque la mitad siguen sin recibir subsidios.

La pandemia ha agravado el mayor problema que ya teníamos antes, el paro. Y debía servir para acordar la primera prioridad de la recuperación: mantener el empleo (no más despidos) y crear más puestos de trabajo cuanto antes. Deberíamos sumar esfuerzos para lograrlo. Sobre todo después de algunos datos tan preocupantes de la EPA de hoy.

 

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