lunes, 15 de diciembre de 2025

Europa, el continente "blanco" (cocaína)

La Comisión Europea aprobó el 4 de diciembre una Estrategia contra las drogas ilegales, porque “están llevando al continente a un punto crítico”. En especial, el consumo de cocaína, un negocio que mueve al año 11.600 millones de euros y multiplica los tiroteos y la corrupción institucional, sobre todo en Bélgica y Holanda, donde algunos jueces alertan del peligro de convertirse en “narcoestados. España es el país europeo donde más gente ha probado la cocaína (3,56 millones) y el 2º con más incautaciones de una droga que llega por el Atlántico en narcolanchas y submarinos, provocando también tiroteos en la Costa del Sol. Y se consume con cierta “tolerancia social, aunque muchos consumidores acaban en urgencias y 1.360 murieron en 2023. Bruselas propone acuerdos internacionales, frenar la entrada por mar y reforzar la legislación antidroga, mientras en España, la Fiscal antidroga pide más medios en los juzgados y cambios legales para frenar esta lacra, que ha convertido a España en el paraíso europeo de las mafias de la droga.

          España, el país donde más gente ha probado la cocaína                   Getty/BBC

El consumo de cocaína va en aumento en todo el mundo y también en Europa. Si hace unas décadas era una droga minoritaria, de clases altas, ahora se ha generalizado su consumo, debido al fuerte aumento de la producción, que ha llevado a los precios a bajar a la mitad. La cocaína es la droga con más crecimiento en el mercado, según la ONU, con una producción de 3.700 Tm anuales, cuatro veces más que hace una década. Su epicentro sigue estando en América (Colombia, Bolivia y Perú concentran la producción mundial), pero su distribución se ha “globalizado” y no se distribuye sólo en Colombia, México y EEUU (mercados saturados), sino que se han abierto nuevas rutas hacia Ecuador, Brasil y Panamá. Y desde todos estos paises, llega a Europa por dos rutas: una directa a través del Atlántico (que introduce la droga por España, Portugal, Bélgica y Paises Bajos) y otra por África (que la introduce por España e Italia).

El gran cambio en el tráfico y consumo de cocaína es que se ha “globalizado”, como ninguna otra droga, según la ONU, con 25 millones de consumidores en el mundo, de ellos 6 millones en Europa, donde el consumo se ha multiplicado, con redes que la ofrecen por Webs oscuras, chats y mensajes de WhatsApp hasta el mismo domicilio de los consumidores. Un negocio que mueve 11.600 millones de euros al año en Europa, donde se han batido en los últimos 7 años  récords consecutivos de incautaciones: 419 toneladas de cocaína en 2023, sobre todo en Bélgica (123 Tm) y España (118,3 TM, más del doble de las 58,3 TM incautadas en 2022), seguidas de lejos por Paises Bajos (59,1 Tm), Portugal (21,7 TM) e Italia (17,8 TM), según los últimos datos del Informe Europeo de Drogas 2025.

En toda Europa se ha desbocado el consumo de cocaína en los últimos años, empujado por una mayor oferta disponible y una bajada de los precios a la mitad, lo que ha “popularizado” su consumo en el continente. En la UE, el 6,3% de la población adulta (15-64 años) ha consumido cocaína alguna vez en su vida, lo que supone 6,2 millones de europeos. Y por países, España es el que tiene un porcentaje más alto de personas adultas que la han probado alguna vez (13,3% en 2023: 3,5 millones), seguido de Dinamarca y Francia (9,4% de adultos), Irlanda (8,3%), Paises Bajos (8%), Estonia (7,3%), Noruega (6,5%), Alemania (5,6%) y Finlandia (5,8%), según el Informe Europeo de Drogas 2025.

España ya no lidera este ranking si miramos el porcentaje de adultos que han consumido cocaína en el último año: lideran Paises Bajos y Francia (2,9% de la población consumieron), por delante de España (2,5%), Irlanda (2,3%), Noruega (2,2%), Dinamarca (2,1%), Alemania y Finlandia (1,6%), Austria (1,5%), Italia (1,4%) y Suecia (1,3%). Y si analizamos los jóvenes (15 a 34 años) que consumieron cocaína el último año, el porcentaje sube en todos los paises, con una media del 2,7% en la UE (2,7 millones de jóvenes), según el informe Europeo de Drogas 2025: el 5% en Países Bajos, el 4,8% en Irlanda, el 4,4% en Francia, el 4,2% en Dinamarca, el 4% en Noruega, el 3,1% en España (323.600 jóvenes), Alemania y Finlandia, el 2,9% en Bélgica, el 2,8% en Suecia y el 2,1% en Italia.

El consumo de cocaína “se ha desbocado” en los últimos años en Europa, según los expertos, consolidándose como la 2ª droga más consumida en el continente, tras el cannabis. Y ello se debe principalmente al aluvión de oferta, que llega de América por nuevas rutas, no sólo a través de contenedores que llegan a  los grandes puertos europeos (Amberes y Rotterdam) sino con nuevas vías de entrada a través del Atlántico, en grandes barcos que descargan en aguas internacionales a narcolanchas o incluso narco submarinos (el primero se detectó en Galicia en noviembre de 2019), que permiten descargar la cocaína en cualquier punto de la enorme costa atlántica europea, multiplicando la oferta y bajando precios.

Este boyante negocio de la cocaína en Europa, que mueve 11.600 millones de euros al año, ha multiplicado las redes del narcotráfico en el continente: tan sólo en las fronteras de la UE operan 440 organizaciones, según Europol. Y destacan en estas redes mafiosas los grupos que proceden de Albania, Bélgica, Paises Bajos, Italia y España, que actúan como mayoristas que luego revenden a miles de intermediarios y redes por toda Europa. Una proliferación de vendedores y grupos que pelean por el mercado, con una enorme competencia, lo que provoca numerosos enfrentamientos violentos y ajustes de cuentas, que se traducen en tiroteos en las calles de Bruselas, Ámsterdam, Marsella o la Costa del Sol.

Este importante negocio ilegal tiene tanto poder que corrompe a estibadores (uno de Rotterdam recibió 200.000 euros por un QR que permitía sacar un contenedor), directivos de puertos y aduanas, policías y hasta jueces, lo que ha provocado que una jueza belga (que tuvo que estar 4 meses escondida y bajo vigilancia policial para instruir un caso de narcotráfico) haya escrito en octubre una carta abierta donde alertaba que “Bélgica corre el peligro de convertirse en un narcoestado”, ya que hay políticos, jueves y profesionales amenazados y proliferan los ajustes de cuentas cerca del mismo centro de Bruselas. Lo mismo preocupa en Holanda, donde operan la mayoría de mafias europeas del narcotráfico, en especial la Mocro Maffia (una red de delincuentes holandeses y belgas de origen marroquí), que controla el tráfico de cocaína y tiene ramificaciones en Bélgica y España. Y que ha amenazado al ex primer ministro Mark Rutte y a la Corona holandesa, que se vio obligada a enviar a España a la princesa heredera Amalia de Orange, en 2023...

En España, el tráfico y las incautaciones de cocaína se han duplicado, con un fuerte aumento de entradas a través de Galicia y de Andalucía, con un llamativo aumento de tiroteos y ajustes de cuentas en la Costa del Sol, protagonizados por las mafias suecas y la Mocro Maffia, poniendo en jaque a Aduanas, policías y juzgados (saturados de causas). Y mientras, el consumo de cocaína aumenta, no sólo en el ocio sino también en la conducción y hasta en el trabajo. Y, por desgracia, el consumo es elevado entre los adolescentes: un 9,9% de los  jóvenes europeos de 15 y 16 años (y el 10% de los jóvenes españoles: 108.250 adolescentes) han consumido cocaína en el último año, según la Encuesta europea ESPAD.  Y esta adicción acaba muchas veces en las urgencias y en muertes: 7.974 ingresos en urgencias fueron por drogas en 2023 (el 49,1% habían consumido cocaína) y 1.360 murieron por drogas (más del doble de los 519 muertos de 2012), el 58,2 % consumían cocaína, según el informe de Sanidad.

Los datos son impactantes, pero parece que la sociedad europea y la española no valoran el auge y peligrosidad de las drogas  y en especial la cocaína, una droga con “aceptación” social. En España, debería ser un tema especialmente preocupante, porque somos una de las grandes puertas de entrada de la cocaína a Europa, lo que nos convierte en un paraíso para las mafias, que campan a sus anchas en la Costa del Sol y en Galicia, multiplicando los tiroteos y ajustes de cuentas y colapsando a la policía y a los juzgados, que se enfrentan a unas mafias cada vez más sofisticadas y con más medios, apoyadas en unos ingresos millonarios que acaban en paraísos fiscales, en especial en empresas pantalla en Abu Dhabi.

La Fiscal Antidroga de la Audiencia Nacional, Rosa Ana Morán, avisó en una entrevista reciente del riesgo de que “España llegue a situaciones de violencia por narcotráfico como en Bélgica”. Y señaló el gran cambio en la entrada de la cocaína en Europa, que ahora entra la mitad por los grandes puertos europeos (en el puerto de Valencia se detuvo a 11 personas este año) y se han disparado las entradas por el Atlántico, en narcolanchas y narco submarinos, lo que da un mayor protagonismo a España como puerta de entrada en Europa, a la vez que las grandes mafias europeas (de los Balcanes, suecas, Mocro Maffia…) operan cada vez más en España, lo que ha multiplicado las diligencias por narcotráfico en los juzgados (+32% en 2024 en la Audiencia Nacional y +23% en el resto del país). Por eso, la Fiscal pide al Gobierno más medios personales y judiciales, así como la creación de Juzgados especializados antidroga por regiones (como en Francia), además de cambios legales para penalizar más “el petaqueo” (suministro de combustible a las narcolanchas) y para facilitar el trabajo de los agentes infiltrados.

Estamos ante un negocio de la droga que está corroyendo las instituciones y la sociedad europea, sin que los Gobiernos reaccionen con la necesaria contundencia. La Comisión Europea acaba de aprobar, el 4 de diciembre,  una nueva Estrategia contra las drogas ilegales, para afrontar un problema que consideran “está llegando a un punto crítico”. Y dicen que quieren “contraatacar” a las mafias con un abanico de medidas: alianzas internacionales para frenar la salida de la droga de los paises de origen, mejores controles externos (en el Atlántico) y refuerzo de los controles en los puertos, reforzar la detección de pequeños envíos de drogas por correo y mensajería, actualizar y reforzar la Legislación e impedir el reclutamiento por las mafias (físicamente y por Internet) de jóvenes vulnerables (ya sea en Bruselas, Ámsterdam o Algeciras), actuando no sólo contra la cocaína y el cannabis, también contra los laboratorios que fabrican drogas sintéticas en Europa (Holanda, Bélgica y paises del Este).

En resumen, Europa tiene que emprender una verdadera guerra” contra las drogas, porque destrozan nuestra juventud, causan 7.500 muertes europeas al año y están corrompiendo nuestras instituciones (puertos, policías, jueces) y nuestras calles, con incautaciones y tiroteos cada vez más frecuentes. La droga corrompe y mata y puede destruir la democracia europea. Y sobre todo, destruye a nuestros jóvenes y a muchas familias. Tenemos que contraatacar.    

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