lunes, 30 de julio de 2018

Verano 2018: muchos turistas y más españoles


Esta semana, media España se coge vacaciones y nos encontraremos con muchos turistas extranjeros (600.000 más que el verano pasado) pero, sobre todo, con más españoles, que cubrirán la caída de británicos y alemanes, que han vuelto a Turquía, Egipto y Grecia. Será otro verano récord, con más de 30 millones de turistas extranjeros, que empiezan a gastar más, porque vienen de más lejos (USA, Latinoamérica y China). Y los precios turísticos no han subido tanto como el verano pasado, aunque sí los billetes de avión y los carburantes. Con todo, hay zonas de costa colapsadas de turistas y el sector pide más control de los apartamentos particulares, que disparan la “turismofobia” en Cataluña, Baleares y Levante. Habría que apostar por repartir más las vacaciones y desconcentrar el turismo de las zonas saturadas, mientras se mejora y se digitaliza la oferta y se consigue un empleo turístico decente. Hay que hacer un Plan a 20 años para reconvertir el turismo y hacerlo más sostenible.

enrique ortega

La mayoría de España comienza esta semana sus vacaciones, pero no todos pueden cogerse unos días y escapar de la rutina diaria: una de cada tres familias españolas (el 34,4%) no puede permitirse coger una semana de vacaciones al año fuera de casa, según la última Encuesta de Condiciones de Vida 2018, del INE. Son 15.800.000 españoles sin vacaciones, aunque la cifra ha bajado en los últimos años (en 2013, el peor año de la crisis, el 48% de los españoles no tomaron vacaciones, según el INE). La mayoría son menores de 29 años (el 39,7%) y mayores de 65 (otro 36,8%), sobre todo personas con baja formación (52,7%), parados (61,1% no cogen vacaciones), madres solteras con niños (47,7% no salen) y personas con bajos ingresos (dos tercios de los que ganan menos de 6.500 euros anuales y más de la mitad de los que ganan entre 12.000 y 15.600 euros), según el INE.

La España que sí va de vacaciones, los 30 millones de españoles restantes, tampoco salen fuera un mes entero, sino que se van de vacaciones unos días o una semana: el 12% menos de una semana, un 50% entre 7 y 12 días, un 18% entre 13 y 15 días y sólo un 19% se coge más de 15 días, según la encuesta realizada este año por Observatur. La mayoría de españoles se coge vacaciones en agosto (40%) y menos son los que eligen julio (23%) o septiembre (15%). Y dos tercios se quedan en España (64%), sobre todo en la playa (37%), más en un hotel (43%) que en un apartamento propio (28%) o alquilado (18%), al que llegan sobre todo en coche (53%), aunque también en avión (34%), tren (5%) y autobús (3%). Y gastarán 719 euros por persona de media estas vacaciones, aunque la mitad gastarán 1.000 euros y sólo el 10% gastarán más de 3.000 euros, según Observatur.

Este verano, los españoles que salgan de vacaciones se encontrarán con más extranjeros que el año pasado, aunque habrá menos británicos y alemanes, sobre todo en Levante, Cataluña, Baleares y Canarias. Ya entre enero y mayo, España ha perdido 140.000 turistas británicos (respecto a 2017), 95.000 alemanes y 67.000 suizos, mientras aumentaban las llegadas de todos los demás, sobre todo de Norteamérica (+10,8%) y Latinoamérica (+12,4%), según FRONTUR. Pero, a pesar de este “pinchazo” de británicos y alemanes, que vuelven este año a Turquía, Egipto, Grecia y Túnez, este será otro verano récord: se esperan 30,4 millones de turistas extranjeros entre julio y septiembre, un 2,1% más que el verano pasado, que ya fue récord histórico (29,8 millones), según las previsiones del nuevo Gobierno. Y lo más importante: se gastarán 34.000 millones de euros, un 4,1% más que el verano pasado.

En definitiva, que encontraremos más turistas extranjeros por todos lados, pero no será la “avalancha” de los dos últimos veranos: vendrán 600.000 extranjeros más este verano, la cuarta parte de aumento que el verano pasado (+2,2 millones de turistas extranjeros) y que el de 2016 (+2,4 millones de turistas extranjeros). Esta ralentización en la llegada de turistas se debe a dos factores básicos, según la patronal Exceltur: el menor crecimiento en Europa y el Brexit (que afecta a una menor llegada de británicos y alemanes, junto a un pequeño aumento de franceses e italianos) y, sobre todo, al “trasvase de turistas” a países competidores del Mediterráneo, en especial a Turquía (ha recuperado 2,7 millones hasta mayo), Egipto (+ 1,2 millones), Túnez y Grecia, países con precios turísticos más bajos que España. Tampoco ha ayudado la subida del petróleo (que encarece los billetes de avión y casi todo), la amenaza de conflictos aeroportuarios (Ryanair, Aena, controladores), la crisis del tour operador ruso NatalieTours y la quiebra de la aerolínea británica low cost Monarch, que operaba con España.

Por el contrario, el hueco de británicos, alemanes y suizos (que se notará sobre todo en Cataluña, Levante, Baleares y Canarias) lo están cubriendo los turistas más lejanos, sobre todo los que vienen de EEUU (+9,5% hasta mayo), Rusia (+12,7%), Latinoamérica (+14%) y países nórdicos (+10,8%), según FRONTUR, que además son los que más gastan: un turista USA se gasta en España 137,3 euros al día (2017), un ruso 116 euros, un latinoamericano 113 y un nórdico 106 euros, por encima de la media de todos los turistas (97,80 euros de gasto diario en 2017) y mucho más que los franceses (75,65 euros), británicos (88,61 euros), italianos (89 euros) o alemanes (97,80 euros diarios). Eso explica que el gasto medio por turista haya crecido en 2018 un 2,4%, incluso descontando la inflación (un +0,3%), algo que no pasaba en España desde 2011, según la patronal Exceltur, debido a que el aluvión turístico de los últimos 6 años se apoyó en el turismo “low cost”. Ahora, parece que empieza a mejorar la calidad del turismo extranjero, con la llegada de turistas “más lejanos”.

Otra novedad de este verano es que nos vamos a encontrar precios más altos pero no tan disparados como en 2017, debido a que agencias y hoteleros saben que tienen ahí la competencia de Turquía y otros países mediterráneos. La subida del turismo y la hostelería en el IPC es del 2% anual hasta junio (por debajo del 2,3% que sube el IPC general) y el índice de paquetes turísticos del INE sube un 3,7% anual, la tercera parte que en junio 2017 (+9,1%). Y el índice de precios hoteleros sube un 1,7%, con una tarifa media por habitación de 88,7 euros, frente a 87,3 euros en junio 2016, según los datos del INE. Lo que sí ha subido han sido las tarifas aéreas y llenar el depósito del coche: llenarlo de gasóleo cuesta 10 euros más que a finales de julio de 2017 y de gasolina 8 euros más. Y también los peajes de las autopistas: han subido este año el 1,91 % (y un 2% adicional en Galicia).

El turismo, la primera industria española (aporta el 12% del PIB) crecerá este año un 2,6%, según la estimación de Exceltur, casi la mitad que en 2017 (+4,5%) y menos que toda la economía (PIB crecerá un 2,7%), algo que no pasaba desde 2009, ocho años en que el turismo ha sido uno de los grandes motores del crecimiento español, junto a las exportaciones y el consumo. Ahora, cuando el turismo crece a otro ritmo, ha llegado el momento de replantearse su futuro, afrontando sus problemas de fondo, que han pasado desapercibidos entre tanto récord: saturación turística y protestas en algunas zonas (“turismofobia”), empleo precario y mal pagado, necesidad reconversión destinos de playa maduros, infraestructuras y servicios colapsados, escasa digitalización y excesiva concentración de la demanda y la oferta en algunas zonas y países. Sabiendo que España afronta este futuro con un dato incontestable: es el destino más competitivo del mundo, según el ranking bianual del World Economic Forum, que nos colocó en primer lugar en 2017 (y en 2015), con 5,4 puntos sobre 7, por delante de Francia, Alemania y Japón (5,3 puntos), Reino Unido (5,2 puntos) y EEUU (5,1 puntos), por infraestructuras, seguridad, sanidad, clima y patrimonio cultural, aunque no seamos la oferta más barata.

Quizás el primer problema a afrontar sea la saturación turística en algunas zonas, sobre todo en Barcelona, Baleares, Levante, San Sebastián y Madrid, provocada por un aluvión de turistas baratos (low cost) y el exceso de apartamentos turísticos, muchos ilegales, que atraen un turismo masivo, ruidoso y molesto, que provoca las protestas de los vecinos y demás turistas (“turismofobia”). Y en otras zonas, el problema de la saturación provoca problemas de falta de servicios, desde los aeropuertos colapsados a la escasez de agua, servicios sanitarios, comisarías o aparcamientos, lo que complica las vacaciones, sobre todo en agosto.

El segundo gran problema del turismo es que crea un empleo masivo pero muy precario. En junio, el turismo contaba con 2.523.715 afiliados a la Seguridad Social, un 13,3% del empleo total, de ellos 1.558.000 son empleos en la hostelería, un sector líder en precariedad laboral, según un informe de CCOO: el 35% asalariados tienen un contrato temporal (en todos los sectores, los trabajadores temporales son el 26%), porcentaje que llega casi a la mitad en Andalucía (48% hostelería con contrato temporal), Murcia (46%) y la Comunidad Valenciana (43%). Y el 31% trabajan a tiempo parcial (por horas o días), un porcentaje que ronda la mitad en Euskadi (51% del empleo), Murcia (48%), Navarra (46%) o Andalucía (39%). Y con contratos tan precarios, el sueldo es el más bajo de todos los sectores: 14.125 euros brutos al año (857 euros netos en 14 pagas), el 61% del sueldo medio de España (23,156 euros brutos anuales)  y un tercio el sueldo de la banca (42.684 euros brutos), según el INE. Y las mujeres (que ocupan en 56% de los empleos en la hostelería) aún ganan un 26% menos que los hombres: 12.608 euros brutos anuales frente a 15.907 euros los hombres.

Esta precariedad y altísima rotación en los empleos (se ha pasado de firmar 1,5 millones de contratos anuales a 4 millones) hace que muchos trabajadores del sector turístico tengan poca formación y las empresas no inviertan en ellos, para mejorar la calidad de la oferta. Máxime cuando sólo 439 empresas turísticas tienen más de 100 trabajadores (el 0,17%) y el 96,6% de las empresas tienen menos de 10 empleados (el 64,6%) o ninguno (32%), según el informe  de CCOO, lo que se traduce en dificultades para invertir en formación, planes de carrera y reconversión de la actividad turística. Urgen fusiones y empresas turísticas más grandes.

Otro gran problema del sector turístico es la necesidad de digitalizar su oferta, para ofrecerla directamente por Internet y poder competir con los grandes tour operadores, básicamente británicos y alemanes, que se quedan con la mayor parte del “pastel turístico español”, a través de los paquetes turísticos. Urge la digitalización a fondo del sector turístico, potenciando plataformas online de captación de un turismo de calidad. Y para ello, urge renovar la oferta turística, ofreciendo paquetes más atractivos, no sólo basados en “sol y playa” sino incorporando otro turismo (cultural, gastronómico, deportivo, de negocios, sanitario…), lo que obliga a reconvertir infraestructuras y servicios, algunos con 50 años de vida.

Con todo, el gran problema del turismo español es la excesiva concentración de la oferta turística, tanto por origen como por destino. En 2017, el 87% de todos los turistas extranjeros llegaron de Europa y sólo el 13% procedían de América y Asia (llegaron sólo 400.000 turistas chinos) y el resto del mundo, las zonas donde más crece el turismo y el gasto. Urge modificar la política de promoción y dedicar más recursos a vender España en esos mercados. Y en paralelo, hay que diversificar la oferta de destino, porque el 90,5% de los turistas vienen a 6 autonomías (6,52% Cataluña, 5,79% Canarias, 4,14% Andalucía, 3,31% Baleares, 3,20% Comunidad Valenciana y 2,86% Madrid), mientras las 11 restantes sólo reciben el 9,5% de los turistas extranjeros (y de sus ingresos). Repartir mejor el turismo, fuera de las playas.

La propia patronal del sector, Exceltur, cree que ha llegado la hora de apostar por otro modelo turístico, que no busque batir récords (este año, llegaremos a 83 millones de turistas) sino que busque un turismo más sostenible y rentable. Para ello piden un Plan para recuperar los destinos turísticos tradicionales (similar al Plan Litoral siglo XXI, de 2011, que no se aplicó), avanzar más rápido en la digitalización del sector, controlar el crecimiento descontrolado de los apartamentos turísticos y aumentar y mejorar el gasto en promoción turística. Mientras, CCOO pide un Pacto nacional por el turismo, que rechace la subcontratación y la precariedad y apueste por contratos justos y bien pagados, mejorando la formación y el turismo de calidad. Y el nuevo Gobierno Sánchez propone una política turística para el siglo XXI basada en una triple sostenibilidad: económica (turismo de calidad), medioambiental y territorial (repartiendo mejor entre regiones la riqueza del turismo).

Otro verano más, España está a tope, con muchos extranjeros y más españoles que el año pasado. Y al margen del triunfalismo (“otro verano y otro año récord”, nos repetirán), convendría que el sector, las autonomías y el Gobierno se sentaran de una vez para repensar el futuro del turismo, para sentar las bases del turismo del año 2030 y 2050. Planificar lo que hay que hacer y gastar para consolidar la primera industria del país, para que no “colapse de éxito”. Por un turismo sostenible y de calidad, que no nos agobie cada verano.

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