Más de 8,3 millones de niños y jóvenes han
vuelto a clase, en 28.800 colegios e institutos, para un nuevo Curso escolar
con pocas novedades y viejas tensiones, muy diferentes según regiones,
centros y enseñanzas. El número de alumnos crece, pero menos que
otros Cursos, por la caída de la natalidad, aunque hay autonomías que
siguen perdiendo estudiantes mientras otras los forman en
barracones. Los estudiantes crecen por el aumento de los alumnos inmigrantes,
cuya presencia es mayor en el este de España. Pero la mayor tensión educativa y
falta de medios sigue concentrada en los centros públicos, con más
inmigrantes y alumnos problemáticos. Todo ello mientras aumenta el gasto
educativo, bajo en las autonomías con más alumnos, y los padres se ven
obligados a pagar más por la enseñanza que en Europa. Y la calidad
de la enseñanza apenas mejora, con demasiados repetidores y abandonos. Urgen
más recursos, pero concentrados en las regiones, centros y
enseñanzas con más problemas. Más alumnos en 11 regiones, menos en otras 8
Este Curso escolar 2024-25 se espera recibir a 8.348.030 alumnos en las enseñanzas
no universitarias, desde la educación infantil al Bachillerato y la Formación
Profesional(FP), según
estima el Ministerio de Educación. Serán 10.493 alumnos más que el Curso
2023-24 (8.337.537), un aumento inferior al del curso pasado (+28.057 alumnos)
y al anterior (+60.999 alumnos en 2021-22, tras el bache de la pandemia), porque
cada año se nota más la caída de la natalidad en España (los
nacimientos se han desplomado un -40% entre 2008 y 2023). Y por eso, los
niños y jóvenes que estudiarán este Curso serán menos de los que lo hicieron el
Curso récord de 1990-91 (8.378.935 alumnos).
Este pequeño
crecimiento de alumnos para 2024-25
es muy desigual por edades y estudios: sólo crecen los
niños escolarizados en el primer ciclo de educación infantil
(+7.251, hasta 491.307 alumnos de 0 a 3 años), en educación especial (+1.927,
con 45.001 alumnos), en otros programas formativos (+305, hasta 14.079 alumnos),
en Bachillerato, por el aumento demográfico de décadas anteriores (+20.234
alumnos, hasta un total de 711.651) y, sobre todo, en Formación
Profesional (+48.460 matriculados este Curso, 1.193.260 alumnos). Pero pierden
alumnos este Curso el 2º ciclo de educación infantil (-21.493
niños, con 1.084.307 matriculados de 3 a 6 años), Primaria (-35.380
alumnos, con 2.715.544 matriculados de 6 a 12 años) y la ESO
(-10.811 matriculados, con 2.092.405 alumnos de 12 a 16 años), por la caída de
la natalidad desde 2008.
Con ello, hay regiones y Centros educativos que ganan
alumnos y los
tienen que colocar en barracones (como en Levante y Cataluña) y otras que
tienen que cerrar
escuelas, por falta de niños, como en Zamora o Galicia. Y eso se traduce en
que hay autonomías más tensionadas, porque reciben más alumnos, y
otras menos, porque los pierden, una tendencia que se repite desde hace más de
una década. Así, entre el Curso escolar 2013-14 y el 2023-24, han aumentado un +3,2%
los alumnos de enseñanzas no universitarias (de infantil a Bachillerato y FP), según
Educación, pero sólo porque han aumentado esta década los niños
escolarizados en 8 regiones, sobre todo: Baleares (+11,2% alumnos), Madrid
(+10,4%), Navarra (+9,1%), Murcia (+8,3%), Cataluña (+8,1%),
Comunidad Valenciana (+6,4%), la Rioja (+5,4%) y Aragón
(+4,1% alumnos). Apenas han crecido los alumnos en Melilla (+1,6%), Cantabria
(+1,1%) y País Vasco (+0,9%). Y ojo, hay menos alumnos estudiando hoy que
hace una década en 8 autonomías: Extremadura (-7,7% alumnos), Canarias
(-6,2%), Ceuta (-4,4%), Asturias (-3,4%), Castilla la Mancha (-2,8%), Andalucía
(-1,1%) y Galicia (-0,2%).
En
resumen, que Madrid, Baleares, Levante, Aragón, Navarra y el País Vasco, el
centro y este de España, recibe más alumnos cada Curso y el resto de España,
sobre todo el centro más despoblado y el sur, los pierden. Una razón es que el
mayor nivel de vida y el modelo económico atraen más población y con
ella, más niños y adolescentes. Y otra, que estas regiones del este de España y
las más ricas atraen más inmigrantes, que suelen tener más hijos en edad
escolar que los españoles. Los alumnos extranjeros se han disparado en
España: eran 763.087 en el Curso 2013-14 y fueron ya 1.066.875
alumnos extranjeros en las enseñanzas no universitarias el Curso
2023-24 (+330.626 en una década, un aumento del 45%). Con ello, los niños y
jóvenes extranjeros que estudian en Colegios e Institutos españoles son ya el
12,2% del total, aunque su reparto es muy desigual.
Los alumnos inmigrantes se concentran precisamente en
las regiones donde más están creciendo los estudiantes no universitarios, según
Educación: Baleares (18,3% alumnos extranjeros, frente al 12,2% de
media en España), la Rioja (17,1%), Comunidad Valenciana (17%), Cataluña
(16,5%), Aragón (16,2%), Murcia (15%), Madrid (14,3%) y Navarra
(12,9%), mientras los estudiantes extranjeros tienen poco peso en Colegios e
institutos de Extremadura (4% de los alumnos), Ceuta (3,2%), Galicia (5,9%),
Asturias (7%), Andalucía (7,2%), Cantabria (8,1%), Castilla León (8,7%) y
Castilla la Mancha(8,5%), autonomías que pierden alumnos.
Los alumnos inmigrantes se concentran más en los centros
públicos (colegios e Institutos), según
los datos de Educación: ahí estudian el 75,7% de los alumnos
inmigrantes no universitarios, cuando sólo concentran el 67% de los alumnos
totales. En los centros concertados estudian en 16,5% de los inmigrantes
(cuando tienen el 24,8% de todos los alumnos) y en los privados sólo el
7,8% (frente al 8,2% del total de alumnos que acogen). Y hay autonomías (las
más pobres) que concentran más porcentaje de inmigrantes en sus Centros
públicos, lo que tensiona su enseñanza (porque exigen mayor dedicación
y medios): Melilla (el 95,5% de los alumnos inmigrantes estudian en centros
públicos), Castilla la Mancha (91,2%, Extremadura (87,9%), Murcia (86,9%),
Canarias (85,7%) o Ceuta (85,7%), mientras el porcentaje es mucho más bajo en
Madrid (72,1%) o Cataluña (73,9%).
Como vimos, el aumento de alumnos y la consiguiente
tensión en Colegios e institutos es muy desigual según los Cursos que se estudien
(hacen falta más medios en educación infantil de 0 a 3 años y en FP, también en
Bachillerato), la región donde se viva (más tensión en el este de
España, Baleares y Madrid) y en los centros públicos, no sólo porque reciben
a un mayor porcentaje de alumnos inmigrantes que los concertados o privados,
sino porque los centros concertados y privados “seleccionan”
a los alumnos que reciben y las cifras demuestran que los colegios
e Institutos públicos concentran a más niños y jóvenes de familias con menores ingresos, que normalmente tienen más problemas de integración
educativa y formación (1
de cada 3 deja los estudios antes de tiempo), alumnos de familias
vulnerables que exigen más atención educativa y más refuerzo escolar.
Este panorama indica que deberíamos centrar los
esfuerzos en reforzar los centros públicos de las regiones con más tensiones
educativas, sin descuidar al resto. Y en cuanto a los estudios, urge reforzar
la educación infantil de 0 a 3 años y la Formación Profesional. Sobre la educación
infantil no obligatoria (0 a 3 años), España es un referente europeo,
ya que tenemos
escolarizados al 41,8% de estos niños, frente al 31% en Europa
(39,6% en Alemania o 38,5% en Finlandia) y el 32,4% en la OCDE. Pero la
mayoría de estos niños están en guarderías privadas, muy caras para
sus padres, por falta de plazas públicas. Frente a una
creciente demanda, el Gobierno pretende crear 65.000 plazas públicas de 0 a
3 años entre 2021 y 2025, utilizando Fondos Europeos. En el último Consejo
de Ministros, el
Gobierno ha aprobado 162 millones más (con Fondos UE) para promover
plazas públicas de 0 a 3 años. De ellos, 32 millones son fondos públicos que
ha devuelto Andalucía porque ha preferido no gastarlos que tener que
destinarlos a guarderías públicas (el Gobierno andaluz y otras autonomías del
PP optan por financiar guarderías concertadas o privadas).
Sobre la Formación Profesional (FP), este nuevo Curso
se han repetido los problemas de falta de plazas públicas, dada la enorme
demanda, porque los jóvenes han visto que abre las puertas al empleo. Educación
espera 1.193.260 alumnos de FP este Curso 2024-25, lo que supone casi
duplicar los alumnos de hace una década (698.694 en 2013-2014). Pero el
gran salto (+54,7% entre 2013 y 2023)
se ha dado en los centros de FP privados (de tener 39.941 alumnos a
226.661 en 2022-23, un +467%), más que en los centros públicos de FP (los
alumnos han subido de 542.203 a 710.601 en 2022-23, +31,2%) y que en los centros
concertados (de 116.550 alumnos a 143.701, +23,5%). Eso se debe a que inversores
privados (entre ellos Fondos
de inversión extranjeros) se han lanzado a abrir centros de FP
privados, sobre todo de Grado medio y Superior, cobrando precios
desorbitados (de 2.500 a 6.000 euros al año), aprovechando la falta de
centros públicos de FP (casi gratuitos).
Los sindicatos creen que faltan unas 100.000 plazas
públicas de FP, sobre todo en Madrid, Barcelona y las regiones más pobladas
y con más demanda. En el último Consejo de Ministros, el
Gobierno aprobó 88,5 millones para crear 41.790 plazas y destaca que desde
2020 se han creado 376.186 plazas públicas de FP, con una inversión de 842 millones.
Pero faltan más. Y además, este Curso se repite también el problema
de encontrar empresas que colaboren para que los 1,2 millones de alumnos
de FP hagan
prácticas, algo obligatorio (deben hacer unas 500 horas anuales de
prácticas, entre el 25 y el 35% de sus estudios).
Mientras los alumnos de Colegios e institutos
aumentan o bajan, según dónde, el número de profesores de enseñanzas no
universitarias aumenta, aunque menos: eran 784.425 profesores en junio pasado, +15.627
que el Curso anterior y +113.646 más que 10 años antes (670.777 en 2013-14).
Eso permite mejorar algo la ratio alumnos por profesor, que era de 11,4
alumnos por profesor en 2021-22, aunque existen también grandes
diferencias por niveles de estudio, centros y autonomías. Así,
hay regiones con muchos más alumnos por profesor, como Madrid
(12,9), Cataluña (11,9), Melilla y Murcia (11,8), Andalucía (11,7),
País Vasco y Comunidad Valenciana (11,2), y otras menos tensionadas, como
Cantabria (9,1 alumnos por profesor), Extremadura (9,4), Asturias y Galicia
(9,9), Castilla y León o Navarra (10).
Con todo, España tiene menos alumnos por profesor, en
Primaria y Secundaria, que la mayoría
de Europa, según
Educación: 11,3 alumnos/profesor en 2021-22, frente a 12,1% de media en la
UE-27, 12,7 en Finlandia, 13,3 en Alemania o 15 en Francia. Eso sí, en España hay
más alumnos por clase: 20 en Primaria en los centros públicos (23
en los privados) frente a 19 alumnos por clase en la UE, y 24 alumnos por clase
en la ESO (26 en la privada) frente a 21 alumnos de media en la UE. Y aunque en
España hay menos días lectivos, los profesores
españoles dan más horas de clase: 875 anuales, frente a 800 en la UE y 804
en la OCDE.
El problema no es tanto el exceso de alumnos ni la falta de
profesores como la calidad de la enseñanza que se imparte. Dadas las tensiones
en algunas enseñanzas y centros (los públicos con alumnos más vulnerables),
España tiene un serio problema de resultados de la enseñanza no universitaria,
no sólo porque salgamos mal en los estudios
PISA (que miden la capacidad en matemáticas y comprensión lectora),
fruto de una enseñanza demasiado “memorística”, sino porque hay
demasiados alumnos con dificultades, que acumulan problemas y
fracasos desde infantil a Bachillerato. Bastan 3 datos para alertarnos.
Uno, los repetidores:
el 2,1% en Primaria (1,2% en la UE-25) y el 7,8% en Secundaria primera etapa
(2,2% en la UE-25) y un 6,5% en la 2ª etapa. Dos, el abandono
escolar, el altísimo porcentaje de jóvenes que deja sus estudios sin
acabar Bachillerato o FP : 13,6% en España frente al 9,6% en la UE-25. Y
tercero, el altísimo porcentaje de jóvenes (18 a 24 años) que son “ni-nis” (ni estudian ni trabajan):
17,8% en España y 13,8% en la UE.
Así que debemos estar preocupados por la
calidad de la enseñanza no universitaria en España, fruto de la
tensión educativa y la falta de medios en determinadas regiones y centros,
con un alto porcentaje de alumnos que necesitan “refuerzo” y no lo tienen. Por
un lado, mejorar la enseñanza exige más medios y más gasto, ya que España
sigue gastando menos en educación que la mayoría de Europa: 10.181
dólares por alumno en Primaria, frente a 11.478 dólares en la UE-25 y 11.902
dólares en la OCDE. Y 12.541 dólares por alumno en Secundaria, frente a 13.225
dólares en la UE y 13.324 en la OCDE, según
el reciente informe de la OCDE. Y ese mayor gasto evitaría que una
parte del gasto educativo recaiga sobre las familias: los padres españoles
financian entre el 9% (Secundaria), el 11,6% (Primaria) y el 12% (infantil) de la educación no
universitaria de sus hijos, el doble que los padres europeos (financian el 4,4%
en Primaria, el 5,4% en Secundaria y el 10,4% en infantil).
No basta con gastar más para mejorar la
calidad de la enseñanza. Hay que gastar mejor y de forma desigual,
poniendo más recursos en los centros y estudios más tensionados, en la regiones
donde más crecen los alumnos y necesidades. Pero no se hace así. Existe
un Plan
PROA+ para refuerzo de los alumnos con problemas, para desdoblar aulas y
profesores, pero en muchos Colegios e institutos es insuficiente, sobre todo en
los centros públicos. Y además, hay una tremenda desigualdad en el gasto
educativo por autonomías, con el agravante que algunas de las más
tensionadas son las que gastan menos. Así, en 2023, Madrid fue la región
que gastó menos en educación por habitante (858,64 euros), seguida de Asturias
(988), Aragón (1.020), Canarias (1.026 euros), Baleares y Galicia (1.031), Cataluña y Castilla la Mancha (1043),
mientras que las que más gastan en educación son País Vasco (1.522 euros, casi
el doble que Madrid), Navarra (1.398), Extremadura (1.241) y Comunidad
Valenciana (1.220 euros), según
este estudio de los Directores sociales.
En resumen, los niños y jóvenes han iniciado otro Curso
escolar donde nos jugamos avanzar en la calidad de su enseñanza y resolver las graves
desigualdades educativas que se dan en España, según en qué centro y en
qué ciudad se estudie. No basta con mejorar la enseñanza en general: hay que mirar
dónde están los “puntos negros” y reforzar alumnos, centros y enseñanzas,
con más recursos, más medios y otra educación. Nos jugamos el futuro.
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