Enrique Ortega
A lo claro: que la crisis y la inflación han hecho más
daño a las familias con menos ingresos, aumentando la desigualdad.
Pero la
Encuesta revela otro hecho menos conocido: hay una llamativa desigualdad
generacional, según la edad del cabeza de familia, que revela
que los jóvenes son los que han perdido más renta real en esta
crisis. Así, los hogares encabezados por un menor de 35 años han bajado
su renta mediana de 31.700 euros en 2020 a 29.100 euros en 2022 (-8,2%),
según
el Banco de España. Y los hogares encabezados por personas de 35 a 44
años han visto caer su renta real un -0,9% (de 37.300 a 35.600
euros). Luego, a partir de esta edad, los hogares sí han mejorado su renta
real: los encabezados por personas de 45 a 54 años un +7,3% (de 34.300 a 36.800),
los hogares con cabeza de familia entre 55 y 64 años mejoran un +0,55% (de
35.900 a 36.100 euros), los de 65 a 74 años un +4,46%, de 29.100
a 30.400) y los hogares encabezados por mayores de 74 años aumentaron
sus ingresos un +9,1% entre 2020 y 2022 (de 19.800 a 21.600 euros).
En definitiva, los hogares jóvenes han perdido
más ingresos reales porque tienen peores trabajos (más precarios) y
sueldos más bajos, además de beneficiarse menos de las ayudas contra la
inflación (que porcentualmente han ayudado más a los que más ganan).Y los
mayores se han beneficiado de que las jubilaciones han compensado la
inflación.
El estudio
del Banco de España avanza hacia otro dato clave, la riqueza neta de los
hogares (el valor de sus activos menos sus deudas). Una riqueza (o
patrimonio) que apenas ha mejorado en la última crisis, subiendo un +3,7%
entre 2022 y 2020 (de 137.600 de riqueza neta mediana a 142.700: la mitad
de las familias por encima y la otra mitad por debajo). Pero aquí ha pasado lo
mismo que con la renta: los hogares más pobres han visto caer su riqueza
neta entre 2020 y 2022, mientras ha crecido entre los más ricos. Así, en el 20%
de hogares con menos renta, la riqueza neta cayó un -19,8% (de 45.900 a
36.800 euros), igual que en la franja siguiente (percentil renta del 20 al
40%), en que cayó un -10,9%). En las franjas medias de renta (percentil
40 al 60 y percentil 60 a 80), la riqueza neta subió un +7 y un +1,3%,
mejorando mucho más en los dos últimos niveles, los de los más ricos (percentil
80-90 y 90-100), cuya renta subió con la crisis un +9 y un +12% respectivamente.
Otro dato que confirma el aumento de la desigualdad,
esta vez de la riqueza neta. Pero de nuevo, lo más llamativo es la
desigualdad de riqueza generacional, según la edad del cabeza
de familia. Los hogares encabezados por menores de 35 años han perdido un
-26% de su riqueza neta entre 2020 y 2022 (de 27.000 a 20.000 euros), lo
que contrasta con ese +3,7% que subió la riqueza neta de todos los
españoles, según
el Banco de España. Los hogares encabezados por personas de 35 a 44 años
también perdieron riqueza neta (de 78.800 a 75.700), pero menos (-3,9%),
lo mismo que los hogares de 45 a 54 años (de 131.200 a 128.300 euros de
renta neta, -2,2%), mientras subió la renta del resto de hogares: +4,7%
los encabezados por personas de 55 a 64 años (su riqueza subió de 180.900 a
189.400), +1,3% los de 65 a 74 años (subió de 222.900 a 225.800 euros su riqueza neta) y +18,96%
subió la riqueza de los mayores de 75 años (de 186.100 a 221.400 euros).
La clave de este aumento de la desigualdad, sobre todo
entre los más jóvenes y sus abuelos, se debe a la distinta
composición de la riqueza por edades, a que la vivienda, las acciones y los
Fondos tienen poco peso en el patrimonio de los jóvenes y mucho en el de los
mayores, lo que mejora su riqueza al revalorizarse el valor de su vivienda o
sus inversiones. En el conjunto de los hogares, el activo que más pesa
es la vivienda habitual, que supone el 53% de todos los activos reales
de los hogares (el 35,4% tienen otras propiedades inmobiliarias, un 10,2% negocios
y el 1,4% restante joyas arte y antigüedades). Y lo que sucede es que tres de
cada cuatro hogares (el 72,1%) tiene en propiedad su vivienda habitual,
pero sólo la tienen el 31,8% de los hogares jóvenes menores de 35 años, según
el Banco de España. Eso reduce drásticamente su patrimonio, su riqueza. Y contrasta
con el dato de 2011, donde el 69,3% de los jóvenes menores de 35 años
tenían su vivienda en propiedad. Un cambio drástico en
España, que hace que los jóvenes no se emancipen y tengan menos riqueza.
Lo mismo pasa con la inversión en otros activos
inmobiliarios (2ª vivienda, solares y fincas), que se concentran en los
hogares más ricos y los mayores, contribuyendo con su revalorización a una
mayor riqueza. Y también la inversión en acciones, Fondos y Planes de
pensiones, concentrados en los más ricos (aumentando más su riqueza) y
entre los mayores (sólo tienen acciones el 8% de los hogares jóvenes y Fondos
el 4,9%, frente a 17,8% y el 12,4% de los hogares encabezados por mayores de 65
años), según
el Banco de España. Eso sí, las cuentas y depósitos, que apenas
rentan las tienen porcentualmente más los hogares pobres y de renta media que
los más ricos. Y también más los jóvenes.
Más de la mitad de los hogares españoles (el 57%)
tenían algún tipo de deuda en 2022 (35.000 euros de media), un
porcentaje mayor que antes de la crisis financiera (en 2002, sólo tenían deuda
el 42,5% de los hogares). Pero su peso ha caído, porque las
familias han tratado de desendeudarse desde 2008 y ahora sus deudas representan
sólo el 9,3% del valor de sus activos (suponía el
12,5% en 2014 y el 11,3% en 2020). Dos tercios de esa deuda de las familias
(el 66%) es por la compra de la vivienda habitual y el resto es para afrontar
la compra de propiedades inmobiliarias (16,9% de la deuda total) y otras
inversiones (17% deuda).
Y a la hora de endeudarse, también hay desigualdad,
según la riqueza y la edad de los hogares, revela
el informe del Banco de España. Así, en los hogares más pobres
(el 20% con menos renta), la carga de la deuda se lleva el 21,3% de la
renta, por encima de la media en todos los hogares (supone un 13,7% de la
renta). Y también supera el esfuerzo medio en los hogares de renta media baja (16,2%
de esfuerzo en percentil 20-40) y media (14,9% en hogares con percentil 40-60).
Pero los hogares más ricos están menos endeudados y la carga de la deuda
se lleva entre el 13,4% de sus ingresos (percentil 60-80), el 10,4% (percentil
80.90) y el 7,1% de los ingresos (percentil 90-100). Y ojo: el 28% de los hogares
más pobres destinan el 40% de sus ingresos a pagar sus deudas (frente al 8,1%
la media der endeudados).
Por edades, el esfuerzo de pagar las deudas
es alto entre los hogares encabezados por jóvenes menores de 35 años (se
lleva el 12,1% de sus ingresos), pero mayor entre los hogares de 35 a 44 años
(14,9% de ingresos los lleva atender sus deudas) y 45 a 54 años (14,2%), las
edades en que se pagan las hipotecas, bajando el esfuerzo de pagar deudas del
10% de los ingresos en los hogares encabezados por mayores de 65 años.
En cualquier caso, la mayoría de los jóvenes
no tienen capacidad financiera para endeudarse (por su precariedad
laboral y sus bajos salarios), lo que provoca que el 65,9% de los
jóvenes españoles de 18 a 34 años vivían en casa de sus padres en 2022, según
el Banco de España, cuando en 2008, los no emancipados sólo eran el 52,9%
de los jóvenes.
En definitiva, este
informe del Banco de España revela que los hogares encabezados por jóvenes menores
de 35 años han sido “los perdedores” de la última crisis, ya que
redujeron su renta entre 2020 y 2022 y también su riqueza, debido básicamente a
que ahora son la mitad que en 2011 los jóvenes que tienen un piso en propiedad.
A nivel global, la desigualdad
entre los españoles se ha reducido en esta crisis 2020-2022, gracias a
las ayudas públicas contra los efectos de la pandemia y la alta inflación. Así,
el 10% más rico ha pasado de tener el 54,3% de toda la riqueza neta
(2020) al 52,7%. Y el 1% de españoles más ricos tenían al 19,4% de toda
la riqueza en 2022, frente al 22,9% que tenían en 2020.
Pero el grueso de la desigualdad entre ricos y pobres
sigue ahí, peor que en las dos últimas décadas. Así , el 10%
más rico controla todavía más de la mitad de toda la riqueza en España, el 52,7%
en 2022, similar a 2014 (52,6%), pero muy superior al porcentaje que
controlaban en 2008 (44,4%) y en 2002 (42,9%). Y lo mismo el
1% de superricos: controlaban en 2022 casi la quinta parte de toda la
riqueza (el 19,2%), algo menos que en 2014 (20,2%), pero mucho más que en 2008
(15,3%) y 2002 (13,8%). Y si miramos otro indicador, el
P80/P20 (la proporción entre la renta del 20% más rico y el 20% más
pobre), ha bajado de tener 5,9 veces más de renta en 2019 a 5,5 veces en
2023, según
el INE, pero estamos casi como en 2008 (el 20% más rico tenía 5,5 veces la
riqueza del 20% más pobre).
Así que queda mucho por hacer para reducir la desigualdad
en España, que es mayor a la de la media de Europa (donde el 20%
más rico tiene 4,7 veces lo que el 20% más pobre). Pero no basta con
medidas fiscales y ayudas para corregir las diferencias de riqueza entre
familias. A
la vista del informe del Banco de España, el Gobierno debe tomar medidas
concretas para reducir la desigualdad generacional, para mejorar la
renta y riqueza de los jóvenes, que son la generación que más ha pagado
la última crisis y también la crisis financiera de 2008. Y todos los datos
revelan que viven
peor que sus padres y abuelos.
La OCDE
ya alertó a España, en octubre de 2023,
que tenemos un grave problema con los jóvenes: altísimo paro juvenil (27,2%
frente a 14,6%
en la UE-27 y 5,8% en Alemania), baja ocupación (38,8% entre 15 y 29
años, frente al 49,2% en la UE-27 y el 61,7% en Alemania), excesiva
precariedad (35% contratos temporales, el triple que en Europa), bajos
salarios (el sueldo medio de los menores de 29 años ronda los 13.830 euros,
la mitad que en el conjunto de trabajadores) y un acceso
casi imposible a la vivienda (en alquiler y compra), lo que les crea
marginación, dependencia y hasta problemas de salud mental (los tienen el 16%
de los jóvenes españoles, según
la OCDE).
Es hora de afrontar la preocupante situación de los
jóvenes, por pura justicia social y también porque “es
un lastre para el crecimiento potencial del país”, según
el informe de la OCDE, que pedía al Gobierno medidas educativas
(mejora de la formación desde la escuela a la Universidad, potenciando la FP), medidas
laborales (para promover la empleabilidad de los jóvenes y el relevo de los
mayores), medidas en vivienda (para promover el alquiler de los jóvenes
y las nuevas familias) y otras políticas públicas, desde el ocio a la
integración social y política de la juventud, para evitar su aislamiento social
o su deriva a posiciones extremistas o populistas. Urge un Plan de
medidas en favor de la juventud, a costo y medio plazo, para conseguir que
los jóvenes de dentro de 20 años vivan mejor que los de hoy. Es prioritario.
La última crisis (2020-2022), tras la pandemia, la
invasión de Ucrania y la alta inflación, más la drástica subida de tipos del
BCE, ha estancado los ingresos reales de las familias: la
renta mediana pasó de 32.100 euros por hogar en 2020 (ingresos
2019) a 32.400 en 2022 (+0,93%), aunque subió sobre la de 2017 (29.000
euros). Pero la
crisis afectó de forma muy diferente a las familias, según sus
ingresos. Así, el 20% de las familias que menos ganan
estancaron sus ingresos entre 2020 y 2022 (+0,%, 10.800 euros en ambos años) y
los que están en el percentil del 20 al 40% de ingresos los redujeron -0,47%,
de 21.000 a 20.900 euros). Sólo mejoró algo el tercer grupo, los que están en
el percentil de renta del 40 al 60% mediano, cuyos ingresos crecieron un +0,9%
(de 32.100 a 32.400). Y mejoraron más los hogares de la parte media alta (percentil
60 al 80% de renta), cuyos ingresos crecieron un +4,8% (de 46.000 a 48.200
euros). Y más los hogares del percentil 80 y 90, cuyos ingresos medianos
subieron un +7,75 (de 66.300 a 71.400). Pero los que salieron mejor parados,
entre 2000 y 2020, fueron las familias más ricas (percentil 90 al
100), cuyos ingresos subieron un +11,2% (de 101.800 a 113.200 euros de ingresos
anuales), según
la Encuesta Financiera de las Familias 2022, que acaba de publicar el Banco
de España.
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