Las medidas de confinamiento parcial tomadas por las autonomías han rebajado los contagios, pero muy lentamente: de 521 contagiados/100.000 habitantes el 2 de noviembre a 419 el viernes 20. Y todavía hay 12 regiones por encima de esa media. Eso sí, ahora tenemos menos contagios que la mayoría de Europa, salvo Alemania. Pero hay muchas hospitalizaciones, ingresos en UCI y muertes: 1.850 la última semana (264 diarios). La cuestión es que queda un mes para Navidad y no se debería “abrir la mano”, porque nos arriesgamos a “una 3ª ola” en enero. Sanidad y autonomías analizan esta semana qué se puede hacer y algunos (Madrid otra vez) buscan atajos: hacer test masivos de antígenos para celebrar la Navidad. Todo para evitar la única medida efectiva: un cierre total de 6 semanas. Seguimos con parches y un goteo de muertos que, hasta mayo (vacunación masiva), serían 47.500 más. ¿Quién los asume? Olvídense de la Navidad y corten radicalmente los contagios. Si no, ni salud ni economía.
La COVID 19 avanza imparable por el mundo, batiendo nuevos récords: en noviembre ha superado 8 días los 600.000 contagios diarios, el viernes 20 la última vez (666.130 contagios), según los datos de la Universidad Jhons Hopkins. Hoy son ya 58.649.890 contagiados en 191 paises, destacando el alcance de la pandemia en América (24.563.600 contagiados), Europa (16.873.383 contagiados), sudeste de Asia (10.367.553), Oriente Medio (3.796.649), África (1.446.041) y Pacífico (834.216), según la OMS. Por paises, los más afectados son EEUU (12.246.909 contagiados), India (9.139.865), Brasil (6.071.401), Francia (2.191.180), Rusia (2.071.858), y España (1.556.730), seguidos de Reino Unido (1.515.802), Italia (1.408.868), Argentina (1.370.366), Colombia (1.248.417), México (1.041.895), Perú (948.081), Alemania (932.367), Polonia (861.331), Irán (854.361), Sudáfrica (767.679), Ucrania (642.215) y Bélgica (558.779 contagiados), según la Universidad Jhons Hopkins.
También aumentan imparables las muertes por la COVID 19, que ascienden hoy a 1.388.075 fallecidos en todo el mundo, destacando la mortalidad en EEUU (256.782 muertos), Brasil (169.183), India (133.738), México (101.676), Reino Unido (55.120), Italia (49.823), Francia (48.807), Irán (44.802), España (42.619 muertes el viernes 20 de noviembre, según Sanidad: somos el 3º país con más muertes COVID por millón de habitantes, tras Bélgica y Perú), Argentina (37.002), Rusia (35.838), Perú (35.549), Colombia (35.287), Sudáfrica (20.903), Indonesia (15.884), Bélgica (15.618), Chile (15.069) y Alemania (14.159), según la estadística de la Universidad Jhons Hopkins.
Con este panorama, la 2ª ola de la pandemia se ha agravado en Europa, donde continúa el rebrote de nuevos contagios diarios en Francia (+21.150 el viernes, 684 por 100.000 habitantes en las últimas 2 semanas), Italia (+36.176, 738 por 100.000), Reino Unido (+22.195 diarios, 460 por 100.000), Bélgica (+5.182, 504/100.000 habitantes), Polonia (+19.883, 806 por 100.000), Chequia (+5.115, 791 por 100.000 habitantes), Holanda (4.606, 411 por 100.000 habitantes o Portugal (+6.994 contagios diarios, 740 por 100.000), siendo sólo menor en Alemania (23.648 contagios el viernes, 285 recientes por 100.000 habitantes. De hecho, ahora hay 11 paises europeos con una tasa de contagios superior a la de España, que era el viernes de 419 contagiados recientes (14 días) por 100.000 habitantes (teníamos 284 el 30 de septiembre), con 15.156 nuevos contagios el viernes 20 de noviembre (tuvimos sólo 11.016 nuevos contagios el 30 de septiembre).
A pesar de esta ligera mejoría en España, tenemos una tasa de contagios (419) que casi duplica los 250/100.000 habitantes, nivel considerado “de alto riesgo”. Y el viernes 20, teníamos 12 regiones con más contagios que la media española, según Sanidad: Castilla y León (769), País Vasco (691), Ceuta (690), Asturias (623), La Rioja (609), Aragón (606), Melilla (571), Murcia (556), Cantabria (522), Andalucía (507), Navarra (440) y Castilla la Mancha (430). Han mejorado bastante Cataluña (de 720 contagios/100.000 habitantes el 6 de noviembre a 393 el viernes 20), tras un drástico cierre de bares y restaurantes más un cierre perimetral, y Madrid (que ha bajado sus contagios de 364 a 285 en las últimas 2 semanas), quizás debido a que ahora hace muy pocos test PCRs (9.275 diarios) y muchos test de antígenos (19.216 diarios), que detectan menos positivos en enfermos asintomáticos. Y sólo 4 autonomías parecen tener “controlada” la pandemia: Canarias (80 contagios/100.000 habitantes), Baleares (225), Galicia (286) y la Comunidad Valenciana (299), según los datos de Sanidad del viernes.
La cifra de hospitalizados sigue ligeramente a la baja en las dos últimas semanas (de 20.209 el día 9 a 19.000 el viernes 20), aunque es muy alta y ocupan el 14,5% de las camas públicas. Y 9 autonomías tienen ahora más hospitalizados que en la 1ª ola, sobre todo Andalucía (+5.455), Murcia (+3.038), Aragón(+2.573) y Asturias (+1.497). Los ingresados en UCIs han subido (de 2.833 el 6 de noviembre a 3.054 el 20) y ocupan ya el 31% de las camas UCI disponibles, aunque el problema es mayor en 6 regiones donde ocupan ahora más del 40% de las camas de intensivos (más del 50% en Melilla, Aragón y la Rioja). Y lo más preocupante es que hay muchas muertes: +1.850 la última semana (viernes 13 al viernes 20), lo que da una media de 264 muertes diarias (276 la semana anterior). Y se han producido 12.000 nuevas muertes en los últimos 2 meses, casi un tercio del total (41.000). La mortalidad sigue alta porque aumenta la edad de los contagiados y vuelve a haber rebrotes en las residencias de ancianos, origen del 54% de todas las muertes de esta pandemia. Y algunos expertos advierten que el “pico” de muertes por COVID se dará en enero.
A la vista de la ligera mejoría en los contagios y la preocupación por las hospitalizaciones, ocupación de UCIS y las muertes, la mayoría de las autonomías siguen con sus medidas restrictivas de la movilidad y la actividad económica, aunque se han “suavizado” en Madrid y se van a rebajar en Cataluña, que abre hoy bares y restaurantes, tras un mes de cierre. En este momento, todas las autonomías se plantean qué hacer en el puente de la Constitución (Madrid se cierra) y, sobre todo, cómo preparar la Navidad, dos temas que van a centrar esta semana la reunión de Sanidad con las autonomías.
Todos los dirigentes autonómicos buscan conciliar medidas de reducción de contactos y movilidad con la presión social por reunirse más en Navidad. Y hay autonomías como Madrid (siempre Madrid), que buscan “atajos”: proponen hacer test de antígenos a todos los ciudadanos, para que así puedan reunirse con sus familiares y amigos “sin problemas”. Una propuesta que tiene 2 problemas de fondo: dar negativo hoy no significa no contagiarse mañana, antes de una reunión familiar. Y el otro, la intendencia: es imposible hacer test a los 47 millones de españoles. Los dirigentes de Madrid proponen hacerlo en las 23.000 farmacias españolas, pero esa decisión tendría 2 riesgos y un inconveniente. Los riesgos son que se contagiaran los clientes (hay poco espacio en la mayoría de farmacias) y los boticarios (lo que obligaría a cerrar farmacias) y la desventaja que se multiplicarían las colas en las farmacias, como cuando repartieron mascarillas. Cataluña propone "una variante": que los ciudadanos seleccionados recojan en la farmacia el kit de la PCR, se hagan la prueba en casa y entreguen después la muestra en la farmacia.
La propuesta de Madrid tiene otro problema de fondo: los test de antígenos son buenos para detectar contagios en zonas de alta prevalencia, pero no son tan útiles para “pescar” contagiados de forma masiva, porque dan muchos falsos negativos. Y además, aunque son fáciles de utilizar, se cometen errores al hacerlos sin una formación adecuada y sin planificación. Y pueden dar una sensación de “falsa seguridad”, como pasó en una residencia de ancianos de Puente Genil (Córdoba), con 108 contagios y 25 muertos tras realizarse test de antígenos con falsos negativos. Por eso, los expertos insisten en combinar los PCRs (más eficaces en cribados masivos) con los test de antígenos (para contextos de alta prevalencia de contagios), pero no “sustituirlos” porque sean más baratos y más fáciles de realizar. Y mucho menos utilizarlos como “pasaportes para la normalidad”.
Tenemos por delante un serio dilema: la Navidad va a presionar a los gobiernos autonómicos a “abrir la mano” en las limitaciones de movilidad y reunión a sus ciudadanos (“votantes”), ya hartos de tantos meses de confinamientos parciales, que dan resultados muy lentamente. Y si se abre la mano y volvemos a una “desescalada navideña” descontrolada, en enero podemos entrar en una 3ª ola de la pandemia, con más contagios y muertes. Y, además, por las fechas en que estamos ya, se nos ha pasado la otra opción: el confinamiento total durante 6 semanas, una medida “rentable” para la salud y la economía, según explica Rafael Bengoa, ex consejero vasco de Sanidad y asesor de Obama. Esto deberíamos haberlo hecho a principios de noviembre: ahora es socialmente inviable.
Así que Sanidad y autonomías volverán esta semana a estudiar medidas, que acabarán siendo “un parche” para pasar la Navidad lo menos mal posible. Y mientras, siguen altos los contagios (recordemos que el objetivo debería ser bajarlos a los 25/100.000 habitantes y estamos en 419) y las muertes. Y a este ritmo, como tenemos 6 meses por delante hasta que la mayoría de españoles estén vacunados (según el ministro Illa), tenemos que saber que en mayo de 2021 podemos tener 47.500 muertos más, rozar los 100.000 muertos. Ese es el verdadero problema, el riesgo que todos debemos afrontar (¿Quién lo asume?), no poder celebrar mejor o peor esta Navidad (si salvamos vidas, ya habrá otras).
Y además, la economía tampoco se salva porque abramos bares, restaurantes y comercios estas próximas fiestas. Porque se podrá vender algo más y salvar algunos empleos, pero a medio plazo, la incertidumbre sobre el final de la pandemia seguirá impidiendo la recuperación. De hecho, este cuarto trimestre, la 2ª ola provocará que Europa y España no crezcan nada o caigan. Y si hay una 3ª ola en enero, tras unas Navidades descontroladas, el consumo y la actividad caerán. Y eso sí lo sufrirán las empresas y el empleo. Por eso, el FMI y la OMS creen que es más rentable un confinamiento total de 6 semanas que medidas insuficientes que provocan un goteo de contagios y deterioran la confianza.
Mientras las autoridades sanitarias deciden qué hacer, el Gobierno ya ha tomado medidas para afrontar una crisis económica más larga de lo esperado. Por un lado, se han ampliado los créditos ICO a empresas y autónomos: el periodo de carencia (para empezar a devolverlos) se acaba de ampliar de 1 año a 2 años (hasta marzo de 2022) y también se ha ampliado de 5 a 8 años el periodo total para devolverlos. Es una forma de evitar que empresas quiebren y haya otra crisis bancaria, por dispararse la morosidad. Además, habrá que volver a ampliar los ERTEs en enero, porque la crisis no mejora. Y el Gobierno estudia un paquete de ayudas a bares y restaurantes, que no aguantan más, tras haber ampliado las moratorias a las familias para pagar hipotecas y alquileres. El problema es que, ampliar las ayudas va a disparar más el déficit y la deuda, como ya ha advertido Bruselas. Pero no se pueden rebajar, como ha advertido el FMI y la Comisión Europea, porque empresas y familias necesitan apoyos dado que la pandemia y la crisis no remiten.
Seguimos en un callejón sin salida, cada vez más preocupante: si tomamos medidas contra la cadena de contagios, reduciendo la movilidad, la economía se resiente. Pero si no lo hacemos, la pandemia repunta y sufre la salud y la economía. Y ahora, encima, estamos a un mes de las Navidades, con lo que nadie se atreve a proponer un cierre total, para salvar vidas y empleos. Así que intentaremos superar estas semanas como sea, “bajando la guardia” todos y arriesgándonos a una 3ª ola en enero. Y entonces, ya será un clamor la petición de la mayoría: que aprueben un cierre total para frenar en seco esta pandemia, como hicimos en marzo y abril. Y controlar luego “la desescalada”, hasta que la mayoría se vacune. El problema es que, por el camino, habremos perdido a 47.500 españoles más. Así de claro.
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