En 2017 se jubilaron
cada día 848 españoles, la 2ª cifra
más alta de la historia, tras el récord de 2013, el año de la reforma
(recortes) de Rajoy. En ambos años, el miedo al futuro de las pensiones disparó las jubilaciones anticipadas, aunque se pierda dinero. Y en 2018 puede batirse otro récord de jubilaciones, porque en enero de 2019 entran en vigor dos cambios que van a recortar
las nuevas pensiones, un 5% cada
década. Así que muchos mayores optan por anticipar su jubilación y más si
están en paro (casi un millón). Mientras, el Gobierno Rajoy miente con las pensiones (“no han perdido poder adquisitivo”/ “han mejorado las cuentas”) y lanza “globos
sondas” (“tener en cuenta toda la vida laboral, quitando 5 años malos”)
que esconden
nuevos recortes. Y la oposición se empeña en un impuesto a la banca,
insuficiente y poco eficaz. Todos han perdido un año sin aprobar medidas. Pero
recuerden: si no deciden aumentar
ingresos, lo demás que propongan
serán más recortes. Que no les engañen.
enrique ortega |
La mayoría de españoles con más de 50 años están muy preocupados por su pensión y por eso, en cuanto pueden, se jubilan sin esperar a cumplir los 65 años aunque pierdan dinero por anticipar su retiro. Es lo que ha pasado en 2017: hubo 309.709 nuevas jubilaciones, 848 al día, la segunda cifra más alta de la historia tras las jubilaciones de 2013 (314.204), un récord provocado por la reforma de las pensiones (recortes) aprobada por el Gobierno Rajoy. El salto anterior en las jubilaciones se había dado en 2012 (308.400 jubilaciones desde las 286.143 de 2011), debido también a las reformas (recortes) aprobadas por Zapatero en 2011.
De las 308.400 jubilaciones de 2017, casi la mitad (133.602,
el 43%) se produjeron con 64 años y menos, a pesar de que el año pasado, la edad oficial de
jubilación era ya de 65 años y 6 meses. Una parte importante de las prejubilaciones fueron a los 61 años
(56.518) y otras a los 63 (41.175) y 64 años (41.175). Con ello, la edad media de jubilación en España está
en 62 años, por debajo de la media de los 35 países de la OCDE, que se jubilan de media a
los 64,3 años. Así que nos jubilamos antes y como además vivimos más años que
el resto de los occidentales (salvo Japón), pues aumenta más el gasto en pensiones.
Es indudable que el envejecimiento es una de las causas del récord de jubilaciones en 2017,
pero todavía juegan más otros dos
factores. Uno, el miedo, la preocupación por el futuro de las pensiones, que impulsa a
jubilarse cuanto antes aunque se pierda dinero. Actualmente, todavía se puede
uno jubilar a los 63 años si ha
cotizado 35 años (o incluso a los 61,
con 33 años cotizados, si uno viene de un ERE o un despido improcedente),
aunque pierde un porcentaje de pensión por cada año que anticipe el retiro: le quitan entre el 8% y el 6,5% por año anticipado,
según los años cotizados (ver la normativa). Pero muchos no lo dudan: prefieren jubilarse cuanto antes y perder
un 14% de pensión que esperar y sufrir más recortes.
Sobre todo si esa
espera le pilla al mayor en paro,
el segundo factor que dispara las jubilaciones anticipadas. A finales de 2017,
había en España 949.100 mayores de 50
años sin trabajo, según la EPA, más del triple que antes de la crisis
(281.600 en 2007). Y de ellos, 170.400 parados
tienen entre 60 y 64 años, el único grupo de
parados que no ha notado la recuperación, sino que ha aumentado (eran
169.800 parados de 60 a 64 años en 2013). Así que si un mayor está en paro y la mitad encima no cobra desempleo, en
cuanto puede se jubila: deja de pagar una cotización al mes y empieza a
cobrar algo, aunque sea un 14% menos que si espera a los 65 años y 6 meses.
Así que ya entendemos por qué hay un récord de jubilaciones,
sobre todo entre funcionarios (3 de cada 4 son prejubilaciones voluntarias). La cuestión es que el récord se va a superar este año 2018.
Primero, porque sigue la incertidumbre
sobre el futuro de las pensiones, gracias a la inacción y los “globos
sonda” de nuestros políticos. Pero sobre todo, porque el 1 de enero de 2019 se van a producir dos cambios, por la reforma de pensiones de Rajoy (2013),
que van a recortar las nuevas pensiones a partir del año
que viene. Así que los expertos se temen una avalancha de jubilaciones este
año, para evitar esos recortes.
El primer recorte vendrá de la entrada en vigor, el 1 de
enero de 2019, del llamado “factor de sostenibilidad”:
se vincularán las nuevas pensiones a la esperanza de vida de cada generación, que
crece año tras año, con lo que la pensión inicial bajará año tras año (menos pensión durante más años). Este
factor de sostenibilidad no
está todavía fijado (el Gobierno espera a saber la cifra oficial de
fallecimientos en 2017), pero los expertos del BBVA ya han determinado que supondrá un recorte del 0,5% en las nuevas pensiones de 2019: si la pensión media
de jubilación es de 1.074 euros (2017), perderían 75 euros al año. Y así, año
tras año, las nuevas de 2020, 2021 y siguientes. Los expertos estiman que las nuevas pensiones serán entre un 4 y un 6% más bajas en una década, para 2029. Así que cuanto más tarde
se jubile uno, peor, lo que presiona a acelerar las jubilaciones estos años.
El otro factor que
aumentará las jubilaciones en 2018 será que en enero de 2019 se endurecen las jubilaciones anticipadas, porque la reforma de Zapatero,
que daba un plazo hasta 2024 para beneficiarse de las actuales condiciones
ventajosas para prejubilarse, fue endurecida por Rajoy, que redujo ese plazo a
enero de 2019. Así que todo el que esté pensando en jubilarse antes de los 65
años y se informe, aprovechará este año para hacerlo porque luego le exigirán
más tiempo cotizado y peores condiciones.
Estos son recortes ciertos y a plazo fijo en las nuevas
pensiones, pero hay más que sufrirán los futuros pensionistas y los
actuales. Por un lado, los recortes
derivados de la reforma Zapatero de 2011, básicamente dos: ampliar la edad de jubilación (de 65
a 67 años en 2027) y ampliar los periodos de cotización exigidos (de los 36
años y 6 meses actuales a 38 años y 6 meses en 2017). Y por otro, los recortes derivados de la reforma de Rajoy en 2013: revalorizar las pensiones sólo un 0,25%
(probablemente hasta 2040) y fijar la pensión en función de la esperanza de
vida (factor de sostenibilidad). Estos recortes ya están haciendo efecto: así, en 2017, la pensión inicial fue de 1.318 euros, un 1% inferior a la de 2016. Y así será cada año: caerá el importe de las nuevas pensiones. La consecuencia
será que los españoles que se jubilen en
2050 (los nacidos en 1983) cobrarán un 40% menos de los que se han jubilado en 2017, según estimaciones
sindicales. O sea, 790 euros de los de entonces.
Esta es la realidad: con las dos reformas ya en vigor, las pensiones futuras serán casi la mitad de las actuales. Y la inflación se comerá
además parte de las pensiones de hoy. Así que el problema es doble. Por un lado, asegurar que habrá dinero para
pagar esas pensiones recortadas casi a la mitad. Y por otro, intentar buscar
recursos para mejorarlas. En total, para tapar el déficit actual de las
pensiones, asegurar el futuro y mejorarlo, haría
falta ingresar entre 50.000 y 80.000 millones más en un horizonte a 20 años.
Como poco.
Frente a este gran reto, ni
el Gobierno ni la oposición proponen medidas serias. Y encima, la ministra de Empleo miente a los
pensionistas y al país. Miente cuando dice que “en 2017 se revertió por primera
vez la tendencia de deterioro de las pensiones…”. Es falso: el déficit de las pensiones aumentó en 263 millones, hasta los -18.800
millones y si bajó en términos relativos (del 1,67% al 1,61% del PIB)
es porque la economía creció. Además, si los ingresos crecieron más que los
gastos (5,3% frente al 3%), por primera vez, fue porque se empezaron a notar
los efectos de los recortes de 2011 y 2013, no porque el sistema se haya
saneado. Y miente cuando dice que “las pensiones no han perdido poder
adquisitivo”, manipulando las cifras con la subida especial de las pensiones mínimas hecha entre 2008
y 2011: realmente, las pensiones perdieron un -2,2% con la crisis (2007-2017), según datos oficiales.
Además de mentir y
tratar de ocultar el grave problema de las pensiones, el Gobierno Rajoy se dedica a lanzar “globos sonda” en TVE y declaraciones,
mientras no ha hecho todavía ninguna propuesta oficial de reforma donde debe
hacerlo, en la Comisión parlamentaria del Pacto
de Toledo, que se reúne desde diciembre de 2016 sin tomar medidas. La
primera idea que lanzó la ministra Fátima Báñez, en enero pasado, fue ampliar el plazo de años que se consideran para determinar la pensión (ahora
son 21 años y serán 25 años en 2027), hasta toda la vida laboral del
trabajador, pero “pudiendo quitar los 5
años peores” (como un “caramelo” para endulzar la propuesta). Se diga lo que
se diga, para la mayoría de trabajadores, considerar toda la vida laboral (en
vez de los 21 o 25 últimos años) supone tomar en cuenta cotizaciones más bajas
(las de hace 30 o 40 años) y por tanto, rebajar la pensión resultante, entre un
15% y un 35%, según los expertos del Instituto Santa Lucía.
Otra “propuesta
milagro” adelantada por la ministra Báñez es permitir que los mayores de 65 años puedan trabajar estando jubilados, para que así coticen y mejoren las cuentas
de la Seguridad Social. Actualmente sólo se permite seguir trabajando si se
cobra el 50% de la pensión y la idea sería permitir trabajar y cobrar el 100%
de la pensión, una propuesta que también ha hecho la OCDE, donde sólo hay 7 países de los 35 que
restringen trabajar a los jubilados. La iniciativa “suena bien”, pero tiene dos
graves problemas de fondo: uno, que muchos mayores no
tienen fácil seguir trabajando e incluso trabajar a secas (recordemos: hay casi
un millón de mayores de 50 años en paro). Y el otro, que un 37,4% de los jóvenes españoles
está en paro y hay que darles una oportunidad, dejarles paso.
Mientras la ministra Báñez lanza “globos sonda”, el Gobierno
Rajoy utiliza el BOE para aprobar por
decreto ley, una medida que refleja
su forma de pensar: apoyar a los
Planes de pensiones privados, aprobando el viernes pasado que los Planes se puedan rescatar en 10 años, para “quitar el miedo” a que los trabajadores
los contraten por ser un dinero “cautivo”. Y además, le bajan las comisiones, a
ver si así evitan que los Planes de pensiones privados sigan decayendo :
han bajado las aportaciones, han subido los rescates (de parados) y se han
perdido un millón largo de partícipes mientras los que quedan (8 millones) aportan cada año menos (400 euros de media y dos tercios nada).
Así que Rajoy trata ahora de reanimarlos.
Si el Gobierno no
propone medidas para salvar las pensiones públicas y sólo aprueba un decreto (muy criticado por los expertos) para salvar los Planes de pensiones
privados, la oposición tampoco hace mucho. El PSOE se descolgó en enero con imponer un impuesto especial a la banca, similar al que propuso antes Podemos, una propuesta que “suena bien” a muchos pero que no deja de
ser una “ocurrencia populista”. Primero, porque es insuficiente: sólo aportaría 1.860 millones, el “chocolate del loro” para lo que necesitan las
pensiones. Y, sobre todo, porque se penaliza a un sector frente al resto, la
banca, que nos trasladaría a los clientes ese mayor coste, en forma de
comisiones y tipos, además de penalizar a la banca española frente a la del
resto del mundo.
Es hora de dejarse de “globos sonda” y “propuestas
populistas”, para afrontar con seriedad el grave problema de las pensiones,
que es estructural: los ingresos
por cotizaciones no crecen lo suficiente (aunque haya 2 millones más de
españoles cotizando, pero con sueldos bajos) para hacer frente al aumento de las pensiones, que pasarán
de los 9,5 millones actuales a 15 millones en 2050, con menos activos que hoy (por la caída de la población) . Un problema que es doble: poder pagar las pensiones futuras y tratar de revertir
los recortes aprobados por Zapatero y Rajoy, porque si no, las pensiones futuras serán un 40% más bajas que las actuales.
Para afrontar ambos
retos hace falta ingresar esos 50.000 a 80.000 millones más en 20 años de los que antes hablaba.
¿Cómo? No hay una solución mágica y los expertos coinciden en abordar un
abanico de medidas a medio plazo, en
dos frentes: por un lado, quitar
lastre, costes, a la Seguridad
Social, y por otro, conseguir más
ingresos.
La Seguridad Social
puede conseguir ahorros importantes por cuatro vías. Una, quitar las bonificaciones de cuotas a empresas y autónomos, las llamadas “tarifas
planas”: son 3.700 millones anuales de pérdida de cotizaciones, que deberían
suprimirse o pagarse con cargo a los Presupuestos. Y lo mismo el coste del Ministerio de Empleo, 4.000 millones, que paga la Seguridad Social.
Otra fuente de ingresos sería pagar el
subsidio de desempleo a más parados (el 49,5% no lo cobra) y cotizar por ellos a la SS, lo que le aportaría 1.000
millones más. Y en cuarto lugar, subirla cotización a los sueldos más altos (hoy tienen un tope en 3.751
euros: lo que se gane de más no cotiza), con lo que se podría ingresar 7.500
millones más. En total, con estas 4 medidas, se conseguirían 18.200 millones más para las pensiones.
Aún harían falta
entre 32.000 y 62.000 millones más para estabilizar las cuentas a medio
plazo y poder subir más las pensiones actuales. Y si no queremos aprobar más
recortes, sólo puede conseguirse con más ingresos, por dos caminos: cotizaciones e impuestos.
La primera vía, subir
cotizaciones a empresas y trabajadores, es viable porque tenemos
unas cotizaciones más bajas que en Europa:
ingresan el 12,3% del PIB, frente al 13,2% en Europa y el 15,3% en la eurozona,
muy por debajo de Alemania (16,5% del PIB), Francia (18,9%), Italia (13,3%) o
Portugal (11,6%) y sólo por debajo de Reino Unido (7,8%), según Eurostat. Igualarnos a las cotizaciones de la zona euro permitiría a la SS
ingresar 34.000 millones más cada año. Y si se aprobara una subida menor, para
no penalizar tanto el empleo, podrían ingresarse 20.000 millones más en un horizonte de 4 años. Es defendible que
empresas (ahora con beneficios) y trabajadores coticen más, sobre todo si se
defiende que ahorren para pagar un Plan de pensiones: mejor que peguen ese extra a la Seguridad Social.
Y quedaría recaudar
entre 12.000 y 42.000 millones más,
por la otra vía, los impuestos. Y se puede hacer porque, como reiteran la
Comisión Europea y los expertos fiscales, España
recauda mucho menos que el resto de Europa. Concretamente, en 2018, está
previsto recaudar un 38% del PIB en España mientras la media europea (UE-27)
recaudará el 44,6% del PIB, según Bruselas. Traducido, eso significa que si recaudáramos como el resto de
Europa, Hacienda debería recaudar 72.000
millones de euros más al año. Eso pasa por reducir el fraude fiscal y hacer
que paguen más los que ahora pagan poco, las grandes empresas, multinacionales
y los más ricos. Con esa mayor recaudación, esos 72.000 millones, podríamos destinar una parte a asegurar las pensiones y el resto a bajar el déficit y
aumentar los gastos públicos necesarios, desde Planes contra el paro y la
pobreza a mejorar la sanidad, la educación, la Dependencia y los gastos sociales.
Al final, el PP y
Ciudadanos no quieren ni oír hablar de aumentar los ingresos, sino que prometen bajarlos, lo que complica aún más el futuro (de las pensiones y del
gasto social). Y por eso, todas sus
propuestas van dirigidas a la otra
parte de la ecuación, a reducir el gasto con más recortes, como sería considerar toda la vida laboral
para calcular la pensión. No se engañen:
todos los que no propongan aumentar
ingresos, vía ahorro de costes en la SS, cotizaciones y mayor recaudación
fiscal, están proponiendo más recortes.
Que lo sepan.
Amigo Gilsanz, acabo de leer tus tres últimos artículos sobre "Las Horas Extras" la " Ley de Dependencia de Ancianos y demás" y la de "Las Jubilaciones" que nos vienen encima, y no porque sea amigo tuyo voy a dejar de hacerte una crítica. Los artículos son muy buenos, bien documentados y expuestos, lo que te tiene que haber llevado mucho tiempo en hacerlos y un gran trabajo de documentación, pero he notado que en los cuatro últimos artículos que he realizado su seguimiento solo hay un comentario (el mío) a los mismos. ¿Es que nadie lee tus artículos? y si los leen, ¿es que nadie tiene ningún comentario que hacer?. Tu marketing te falla o no lo tienes en el sitio adecuado de la red, pues estoy harto de recibir notificaciones para que te sumes a ellas, muchas de las cuales luego las sacan en la TV o en la radio, mientras estos arduos trabajos tuyos no llegan a la calle. Me resulta incomprensible. Un saludo y que no se te baje la moral, yo al menos los necesito para saber que estoy vivo a pesar de estar jubilado como tu. Un abrazo
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