El escándalo de
los paraísos fiscales estalla
periódicamente, desde los Papeles de
Panamá a LuxLeaks o los Paradise Papers. En diciembre, la Comisión Europea aprobó una “lista negra”
donde sólo incluyó 17 países. Pero
en enero, han sacado de esa “lista negra” a 8 países, entre ellos Panamá (por la presión de España), Barbados, Corea del Sur y
Emiratos. Además, Bruselas no incluye
entre los paraísos fiscales a 4 países
europeos que utilizan las multinacionales para evadir impuestos: Holanda, Luxemburgo, Irlanda y Malta.
Mientras, las inversiones a paraísos
fiscales se han cuadruplicado y son la vía de entrada del 54% de las
inversiones que llegan a España y
del 25% de las que salen. Y 34 empresas
del IBEX tienen filiales en paraísos
fiscales. Son millones de euros que eluden impuestos, mientras 98 países
han firmado el acuerdo OCDE para intercambiar datos fiscales. Pero no lo ha
hecho EEUU, que releva a Suiza como paraíso fiscal. Urge una “cruzada” mundial contra la los paraísos
fiscales, donde se esconde un dinero que
nos hace mucha falta.
enrique ortega |
Esta historia de la lucha contra los paraísos fiscales cumple casi 10 años. En noviembre de 2008, tras el estallido de la Gran Recesión, los principales países se reunieron en Washington, en la Cumbre del G-20, para “refundar el capitalismo”, con la idea de emprender reformas que evitaran otra gran crisis en el futuro. Y entre ellas, poner coto a la evasión fiscal internacional, apoyada en los paraísos fiscales, encargando a la OCDE que estudiara medidas de control para aplicarlas a nivel mundial. En junio de 2017, el G-20 se reunió en Hamburgo y se felicitó porque casi 100 países hubieran firmado el acuerdo de la OCDE (proyecto BEPS) para intercambiar información fiscal a nivel internacional. Y tras la firma de miles de convenios bilaterales, declaraban que sólo había un “paraíso fiscal”: Trinidad y Tobago, una pequeña república caribeña formada por 2 islas enfrente de Venezuela.
Pero, por desgracia, hay muchos más paraísos fiscales en el mundo, cada vez más activos. De hecho, la inversión mundial hacia los paraísos
fiscales se ha multiplicado por cuatro en los últimos 15 años, según un documentado estudio de Intermón Oxfam, que estima en 170.000 millones de dólares el
dinero que quitan sólo a los países en desarrollo. En general, los usan las empresas y multinacionales
como “plataforma intermedia” de sus
inversiones, creando allí empresas con las que invierten luego en terceros
países o que utilizan para sacar sus beneficios de otros países sin pagar
impuestos. Y para las grandes fortunas y
muchos inversores, son la plataforma ideal para eludir también el pago de
impuestos. Por ejemplo, en 2016, las islas
Caimán recibieron 5 veces más inversión que China, según Intermón Oxfam. Y Holanda es el
2º país de origen de la inversión extranjera que llega a Latinoamérica y el
primer país de origen de la inversión extranjera en Brasil. Son meros
“portaviones” donde aterrizan
las inversiones de camino entre un país y otro, para no dejar rastro fiscal.
El caso de España
es también muy esclarecedor. Más de
la mitad de la inversión extranjera
que llega a España (el 54%) lo hace a través de un paraíso fiscal, según el informe de Intermón Oxfam. Sobre todo llegan a través de Holanda,
Luxemburgo, Barbados, Islas Caimán,
Bahamas, Panamá, Irlanda, Malta, Suiza, Singapur, Hong-Kong, Barbados o
Delaware (USA), los paraísos fiscales
más agresivos. Y un 25% de la
inversión española que se hace en el
exterior se canaliza a través de paraísos fiscales, habiéndose
cuadruplicado esta inversión en el último año, según el informe de Intermón
Oxfam. De hecho, la inversión española a
través de paraísos fiscales es un 27% superior a la inversión española en
Latinoamérica.
Esta inversión
española a través de paraísos fiscales es posible porque las empresas y los
bancos españoles tienen filiales en esos paraísos fiscales, a través de las que
canalizan sus operaciones y las de sus clientes. En 2016, 34 grandes empresas y bancos (todas las empresas del IBEX, salvo
Aena) tenían una o varias filiales en paraísos fiscales, 996 filiales en total, encabezando el ranking Banco Santander (225 filiales en paraísos fiscales), ACS (108),
Repsol IPF (93), Arcelor Mittal (79), BBVA (64), Ferrovial (64) e Iberdrola
(63), según datos de Intermón Oxfam a partir de sus Memorias anuales. Y la mayoría de
estas filiales (438) se sitúan en Delaware
(un “paraíso fiscal” en el noroeste de EEUU), seguida de Holanda (157), Irlanda (83) y Luxemburgo (80). Lo más preocupante
es que estas filiales de grandes empresas españolas en paraísos fiscales se
han multiplicado por 4 entre 2009 y 2016.
Las empresas y bancos, españolas y multinacionales, aumentan
su presencia en los paraísos fiscales como una forma de “eludir” impuestos (palabra
fina, “elusión fiscal”: significa
que no defraudan impuestos sino que los “eluden” legalmente…). Y lo hacen porque pueden, porque ni
Hacienda ni la normativa europea se lo prohíbe. Sobre todo, porque la mayoría de los países que utilizan como
“portaviones” de sus inversiones no son oficialmente “paraísos fiscales”. Y
aquí entramos en el tema clave: “la lista” de los paraísos
fiscales.
España tiene una lista oficial de 48 paraísos fiscales,
que se aprobó oficialmente en 1991 (ver países).
Pero no
es la que rige hoy, porque en estos años, sobre todo desde 2003, han salido de la lista 15 países: Andorra,
Luxemburgo, Singapur, Chipre, Hong Kong, Bahamas, Barbados, Antillas
Holandesas, Aruba, Emiratos, Jamaica, Malta,
Trinidad Tobago, San Marino, Singapur, Omán y Panamá (salió de la “lista negra” de Hacienda en 2010, a raíz de
que Sacyr ganara el mega contrato del Canal de Panamá). Sorprenden muchos de
los países que ya no son paraísos fiscales para la Hacienda española, sobre
todo cuando 7 de estos 15 países
“indultados” forman parte de la lista de los 15 peores paraísos fiscales elaborada por Intermón Oxfam,
por este orden de más a menos opacidad
fiscal: Bermudas, islas Caimán,
Holanda, Suiza, Singapur, Irlanda, Luxemburgo, Curaçao, Hong Kong, Malta,
Bahamas, Jersey, Barbados, Islas Mauricio e Islas Vírgenes.
La Comisión Europea,
a raíz del “escándalo LuxLeaks” (548
acuerdos fiscales favorables suscritos por el gobierno de Luxemburgo con
numerosas multinacionales), destapado en noviembre de 2014, quiso ponerse a la
cabeza de la lucha contra los paraísos fiscales. Y ha estado tres años preparando
una “lista negra” de paraísos fiscales,
que por fin aprobó el 5 de diciembre de 2017, con 19
países, en su mayoría pequeños estados del Caribe, Oriente Medio y Asia,
una lista que defraudó a los expertos porque dejaba fuera a muchos de los países “evasores habituales”. Pero la sorpresa saltó el 21 de enero de
2018, cuando la Comisión recortó esta lista, sólo 37 días
después de aprobarla. Salieron de la
lista de “paraísos fiscales” 8 países:
Panamá, Barbados, Granada, Corea del
Sur, Macao, Mongolia, Túnez y Emiratos Árabes Unidos, porque “se habían
comprometido a ser fiscalmente transparentes”, según Bruselas. La lista se revisará a finales de
2018 y antes, la Comisión Europea establecerá sanciones para los 9 únicos países que, para Bruselas, son
ahora “paraísos fiscales: Samoa, Bahréin, Guam, islas Marshall, Namibia, Palau,
Santa Lucía, Samoa y Trinidad Tobago. Y quizás Hacienda “rehaga su lista” con esta nueva lista UE.
Los expertos consideran que la lista europea de paraísos fiscales es un fiasco, fruto de las presiones políticas y económicas de países y
multinacionales. De hecho, España presionó en el Ecofín para que Panamá saliera de la lista europea, según ha reconocido Fernando García Casas, secretario de Estado de Cooperación Internacional, a pesar de que 2.000 españoles aparecieron con cuentas en los "Papeles de Panamá" (2016). Mientras, los técnicos
de Hacienda (Gestha) han elaborado una “lista negra” (ver aquí) de 30 países (donde incluyen a Suiza, Gibraltar, Hong
Kong, Aruba y Bahamas, que no están en la lista negra de Hacienda) y otra
“lista gris” (donde incluyen Panamá, Andorra, Holanda, Irlanda, Luxemburgo, Chipre,
Malta, Mónaco, San Marino, Turquía o Venezuela). Y Oxfam Intermón ha elaborado una “lista negra” de 39 paraísos fiscales, donde incluye 4 países europeos: Holanda, Luxemburgo, Irlanda y Malta.
Precisamente, la mayor crítica que puede hacerse a las
autoridades europeas es que la “lista
negra” de la Comisión deja fuera a los paraísos fiscales que hay en Europa. Sobre todo cuando en
los últimos años han estallado diversos escándalos que han demostrado que hay países
europeos especializados en facilitar la evasión fiscal a empresas y
multinacionales. El escándalo LuxLeaks destapó que el Gobierno
de Luxemburgo (presidido por el
actual presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker) había firmado
(entre 2002 y 2010) acuerdos secretos,
para pagar menos impuestos, con 340 multinacionales. Holanda también había firmado acuerdos similares en 2008 con la
multinacional Starbucks. También el gobierno de Bélgica, en 2005, con 35 multinacionales. Y el gobierno de Irlanda
firmó otro pacto secreto con Apple para que sólo pagara el 2,5% de impuestos.
Pero el problema no son sólo los acuerdos secretos con
multinacionales. Lo más grave es que muchas grandes compañías utilizan algunos países europeos, con su consentimiento, para aplicar una “ingeniería
fiscal” que les permita eludir
(legalmente) el pago de impuestos, unos 70.000 millones de euros al año (8.250
millones en España). El sistema más
utilizado es transferir
beneficios a filiales de países donde se pagan menos impuestos,
utilizando para ello compras y ventas entre filiales. Una variante más
sofisticada es lo que se llama el “sándwich holandés” y el “doble
irlandés”, los sistemas que utilizan Google y Apple:
facturan su negocio en España, por ejemplo, a través de una filial en Irlanda,
que transfiere ese dinero a una filial en Holanda (que no paga impuestos) y el
dinero vuelve a otra filial en Irlanda (por gestión del uso de la marca), que
tampoco paga impuestos y que transfiera los beneficios a una filial de Bahamas
(paraíso fiscal). Al final de este
periplo, Google y Apple sólo han
pagado un 2,4% de los beneficios, la media que pagan las multinacionales
USA fuera de EEUU.
Otra vía de “elusión fiscal” son las marcas y patentes (royalties): las
multinacionales registran la propiedad de sus marcas en paraísos fiscales y
desde otras filiales transfieren allí dinero como pago por uso de la marca. Es
lo que hace Starbucks con el dinero
del café que nos tomamos: una parte va a una filial en Irlanda que gestiona su
marca y que no paga por este dinero desviado. Ikea hace lo mismo a través de una filial en Holanda. Y McDonald’s creó una filial en
Luxemburgo donde desvía el 5% de su facturación en España y lo que se ha
ahorrado de pagar aquí 68,5 millones en 5 años. El caso más llamativo es Inditex,
que a través de dos filiales en Holanda y Suiza, factura al resto por la compra
de ropa en Asia y por la gestión de marca y consultoría. Así ha “eludido” el pago a la Hacienda española de 585 millones de
euros entre 2011 y 2014, según un informe de los verdes en el Parlamento europeo. Y todavía hay más vías de “elusión” fiscal: préstamos
entre filiales de una multinacional, trasvase de dividendos o aprovechar las
diferencias fiscales dentro de Europa.
Es un escándalo porque,
en estos casos, los paraísos fiscales no están en el Caribe o en Asia, sino
en el corazón de Europa. Los gobernantes europeos trataron de “salvar la cara” aprobando, en julio de
2016, una Directiva
europea para luchar contra la elusión fiscal de las grandes empresas y
multinacionales. El problema es que se
ha retrasado su entrada en vigor, dado que los países tienen hasta diciembre de 2018 para modificar sus normas fiscales y en
algunos casos, se les da de plazo hasta
el 1 de enero de 2020. Luego, habrá que ver cómo se aplican los cambios,
porque ningún país se va a arriesgar a
perder multinacionales, que ya estarán
preparándose para burlar las nuevas normas fiscales aprobadas por Bruselas.
En paralelo, este año
2018, Hacienda y los responsables fiscales de todo el mundo van a disponer
de más datos sobre dónde tienen el
dinero sus empresas y sus ciudadanos, porque ha entrado en vigor el acuerdo de la OCDE (Proyecto BEPS)
para intercambio mundial de información fiscal, acuerdo que han firmado ya 98 países (Panamá en enero 2018). El problema es
que no
es un acuerdo vinculante y cada país decidirá con qué países
intercambia información fiscal. España ha aprobado intercambiarla con todos los
países, pero ahora falta ver si Suiza o Panamá le mandarán a Hacienda los datos
fiscales de españoles y empresas que tengan inversiones en su territorio. Unos
países lo tenían que enviar antes de septiembre de 2017 (con datos al 1 de enero
2016) y otros tienen hasta septiembre
2018 (Andorra, Suiza, Panamá, Bahamas, Mónaco, Indonesia, Singapur, Qatar,
Arabia Saudí o Turquía entre ellos).
Quien no ha firmado
este acuerdo internacional ha sido Estados
Unidos, lo que refuerza la idea de que se va a convertir en el mayor paraíso fiscal, si no lo es ya, porque cada
día se registran más empresas y fortunas en Delaware,
Nevada, Dakota del Sur y Miami, los estados que están atrayendo el dinero
opaco que hasta ahora estaba en Suiza, Luxemburgo, Panamá o el Caribe. Así que
la Hacienda española y del resto de Europa no pueden esperar colaboración de
EEUU, mientras se da el contrasentido de que los bancos europeos están
obligados a dar puntual información de las inversiones de empresas y ciudadanos
estadounidenses, porque desde 2013 está en vigor la FATCA, una
Ley que obliga a los demás países a darles los datos de los ciudadanos USA
(sean residentes o no) pero que no les obliga a dar los datos fiscales de las
empresas extranjeras en USA, sólo de las
personas físicas.
Así está el panorama
fiscal en el mundo: se multiplican por cuatro las inversiones en paraísos
fiscales y aumenta la sofisticación de las multinacionales para eludir
impuestos, pero Europa responde con una lista negra inútil y una Directiva
complicada de implantar. El fraude
fiscal se hace global y la vigilancia mundial es poco efectiva,
con lo que muchos millones de euros se pierden por el camino, en beneficio de
los más ricos, lo que aumenta la desigualdad (como se ha reflejado en la Cumbre de Davos) y
penaliza las inversiones y servicios públicos y sociales, que pierden recursos
por el aumento del fraude fiscal, con la inestimable ayuda de los paraísos fiscales, donde está nuestro
dinero. “Saca a la luz un dinero que
no ves”, nos pide Intermón Oxfam en esta campaña contra los paraísos fiscales. Están bien las firmas, pero lo que hace falta son Leyes y vigilancia para que se cumplan.
En Europa y en España.
Otro de tus excelentes trabajos que te creará algunos pocos amigos de la VERDAD pero sí muchos enemigos que viven de lo ajeno. Lo que aquí expones es el camino que ha descubierto el NUEVO CAPITALISMO GLOBAL para atenazar y saquear a las ingentes masas sociales privándoles incluso de sus mínimos vitales en educación, sanidad, familia,jubilación etc. Lo que expresas aquí es cierto pero difícilmente verá la luz como debiera, no obstante no decaigas porque estoy convencido que al final del camino SOLO LA VERDAD NOS HARÁ LIBRES algún día.
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