Tras 8 años de crisis,
España y los españoles no han recuperado aún la producción y la renta de antes
de la crisis. Pero las empresas
sí: en 2016 ganaron ya más dinero
que en 2008, según el INE. Los
beneficios de las empresas cotizadas aumentaron un 13,2% en 2016 y aumentarán otro
24,8% este año, mientras los sueldos suben un 1,1%. Con ello, las empresas han aumentado su trozo del pastel de la renta desde 2008, mientras los trabajadores tocan a menos. Ahora, cuando las empresas entran en su 4º año con beneficios, deberían aprovecharlos
para cumplir 4 tareas claves: invertir, crear más empleo estable, pagar
más impuestos (para reducir la pobreza y desigualdad) y subir
más los salarios (del 1,8 al 3%), para relanzar el consumo, el crecimiento
y el empleo. Es bueno que las empresas ganen más, pero no puede ser a costa de
empleo precario y trabajadores pobres. Hay que repartir mejor el crecimiento y los beneficios.
enrique ortega |
España lleva tres
años seguidos creciendo: un +3,2% en 2016 y 2015, tras subir
el PIB un +1,4% en 2014. Pero antes,
hemos sufrido cinco años de crisis, con bajadas de la producción
y la renta en 2009 (-3,6%), 2010 (+0,01%), 2011 (-1%), 2012 (-2,9%) y 2013
(-1,7%). Y por eso, lo que España
produjo el año pasado fue todavía menos
de lo que producía en 2008, el último año “bueno” antes de estallar la
crisis: la riqueza generada (PIB) en 2016 fue de 1.113.851 millones de euros, frente a 1.116.207 millones producidos en 2008. El ministro
de Economía ha dicho que este primer trimestre de 2017, España recuperará la producción y el nivel de vida de 2008. Habrán sido 8 años largos de crisis.
Pero las empresas
ya se recuperaron de la crisis en 2016,
año en que ganaron por primera vez más que en 2008: 473.032 millones de euros de
beneficios (excedentes empresariales)
en 2016, frente a 465.182 millones en 2008, según la Contabilidad Nacional del INE. Sin embargo, los trabajadores
todavía ganan un 6% menos que en 2008: la masa salarial (remuneración de
los asalariados) alcanzó los 526.098 millones en 2016, frente a 559.777
millones de 2008. Y eso porque hay 2,2 millones menos de personas trabajando y
los que tienen un empleo han visto bajar o subir muy poco sus salarios en esta
crisis.
El resultado de que los beneficios empresariales vayan mejor que los salarios es que se ha producido un cambio en el reparto de la tarta de la renta, en
el reparto de la riqueza que España genera. Así, si antes de la crisis, en
2008, los salarios se llevaban el 51,6%
de la renta nacional, en 2015 se llevaron sólo un 47,8%, un 4% menos del pastel. Y mientras, los beneficios empresariales han pasado de
llevarse el 42,82% de la renta en
2008 al 43,09% en 2015, según los últimos datos del INE, siendo el tercer trozo los impuestos, que también ganan en el reparto del pastel (del 8,8
al 9,23%). Y todo apunta, a falta que el INE publique los datos, que en 2016, los salarios habrán vuelto a perder en el
reparto (hasta el 47,2%), a favor de los beneficios empresariales (que
subirán al 43,3%).
Volviendo a los
beneficios empresariales, 2016 fue el
año de su mayor recuperación, con un 13% de mejora global de beneficios,
según los datos de la Central de balances del Banco de España. Concretando ya en las 126 mayores empresas que cotizan en Bolsa, sus beneficios aumentaron un 13,32% en 2016, aunque las 35 grandes empresas del
IBEX ganaron mucho más, un 65,78% más. ¿Por
qué las empresas españolas llevan tres años aumentando sus beneficios, sobre
todo en 2016? Básicamente, porque venden
más, dentro y fuera de España, y porque han recortado mucho sus
costes.
El motor del crecimiento en 2016 fue el consumo, el mayor gasto
de las familias y la Administración (tras los recortes de 2012 a 2015). Hay 1,3 millones más de españoles trabajando que en 2013 y aunque sus contratos son
muy precarios y sus sueldos bajos, eso se ha traducido en más consumo y más ventas para las empresas, sobre
todo porque la inflación media anual ha sido negativa (ha caído) en 2014
(-0,2%), 2015 (-0,5%) y 2016 (-0,2%). Y las ventas no sólo han crecido dentro de España sino también fuera,
porque estos últimos tres años han seguido aumentando las exportaciones, alcanzando
un récord histórico de ventas fuera de
España (254.530 millones en 2016), gracias sobre todo a que nuestras empresas han tirado
los precios para competir y a la ayuda de un euro débil. En las grandes
empresas, las 35 del IBEX, el negocio fuera de España ha sido clave para aumentar las ventas y
beneficios: ya supone un 65,3% de sus ingresos totales (crecen sobre todo las
ventas fuera de Europa, en Latinoamérica y Asia), frente al 34,7% del negocio en España.
Pero si las empresas
han ganado más no es sólo porque hayan vendido
más sino, sobre todo, porque han
recortado mucho sus costes entre
2013 y 2016. Empezando por sus costes salariales. A raíz de la reforma laboral de 2012, los costes laborales unitarios cayeron en 2013 (-0,5%) y
2014 (-0,4%), se estancaron en 2015 (+0,2%)
y apenas subieron en 2016 (+0,8%) ni subirán en 2017 y 2018 (+1,1%),
según los datos de la Comisión Europea, siendo España el país que más ha sufrido la devaluación de los salarios estos años, tras Grecia, Portugal, Chipre e
Irlanda, donde también cayeron los costes laborales. Y el resultado es que los costes salariales reales (descontando la inflación) han
sido negativos para las empresas,
desde 2013 (-0,8%) hasta 2016 (-0,3%) y lo seguirán siendo en 2017 (-0,3% y
2018 (-0,4%), según el informe de febrero de la Comisión Europea.
Todo esto significa que las
empresas han podido recomponer sus beneficios gracias a que han recortado los salarios reales de sus trabajadores. Y así, entre 2008 y 2014, el sueldo medio
bruto de los españoles ha crecido sólo 81 euros al mes (de 21.883 a 22.858
euros anuales), según el INE.
Un aumento del 4,4% que se ha comido con creces la inflación
de estos años, del 15,2%, con lo que los trabajadores han perdido poder
adquisitivo. Y las subidas de los convenios han sido mínimas. 0,53% en 2013, 0,57% en 2014, 0,48% en 2015
y 1,1% en 2016, el año en que los beneficios de las empresas cotizadas
aumentaron un 13,32%. Y para 2017, la patronal CEOE defiende subidas salariales
hasta el 1,5%.
Pero las empresas no sólo han recortado sus costes
salariales, también sus costes financieros. Primero, porque han aprovechado su aumento de ventas y
beneficios para devolver deuda, para “desendeudarse”:
si en 2009 las empresas españolas debían 1.200.000 millones de euros, a finales
de 2016 debían ya “solo” 915.743 millones de euros (82% del PIB, algo más que las empresas europeas). Y
además, han pagado menos intereses por
esta menor deuda, porque los tipos han bajado: si en 2012
pagaban por la deuda empresarial un 5,47%, en 2016 han pagado un 3,94%. El
ahorro en intereses ha sido importante y un ejemplo puede ser Telefónica: si
en 2012 pagaba 3.659 millones de gastos financieros, en 2016 ha pagado 2.219
millones, un tercio menos. Este ahorro
financiero ha permitido aumentar los beneficios de muchas empresas, que además
han conseguido también créditos más baratos: si en 2011, las empresas españolas pagan un 4% por la
financiación bancaria, en 2016 pagaban menos del 2,4%, lo que supone un 40% de
ahorro financiero.
Las empresas también han ahorrado estos años en costes
energéticos y logísticos. Por un lado, ha bajado entre 2014 y 2016 el
petróleo y con él el gasóleo y el transporte. Y
también la electricidad, un coste
básico en muchas empresas: entre 2013 y 2016, la tarifa eléctrica para uso
industrial ha pasado de 1,101 euros por kilovatio a 0,086 euros, lo que supone
una rebaja en la factura del 14,85%,
según datos del Ministerio de Industria. Un ahorro importante para las empresas,
aunque todavía paguen la luz un 30% más cara que en Europa.
En definitiva, que las empresas
españolas llevan tres años mejorando sus
beneficios gracias a la mejora de ventas, a la baja inflación y al recorte de
muchos de sus costes, sobre todo los salarios.
Ahora, la previsión es que, en 2017,
las empresas aumenten aún más sus beneficios, un 24,3% las empresas del IBEX,
según el consenso de mercado recogido por Factset. Y eso porque se espera que
sigan creciendo el consumo y las ventas, aunque quizás menos que en 2016,
porque la economía crecerá menos (entre el 2,3 y el 2,5%) y por los temores en la economía y el
comercio internacional, ante la política de Trump y la incertidumbre política en Europa. También preocupa
que suban los tipos de interés en Europa, ante las subidas en EEUU (la última fue el 15 de marzo), y que eso aumente el coste de la deuda y los créditos de las
empresas. Y el petróleo y la luz ya están subiendo en los últimos meses, lo que también podría encarecer
los costes energéticos y logísticos de
las empresas.
Por todo ello, no es seguro que la mayoría de las empresas
puedan aumentar sus beneficios en 2017 y 2018, aunque las previsiones son optimistas. Pero pase lo que pase, ha llegado la
hora de que las empresas asuman cuatro
grandes retos, ahora que sus cuentas están más saneadas y han salido de la
crisis: invertir más, crear más empleo
estable, pagar más impuestos para recomponer las cuentas públicas y el
estado del Bienestar y, sobre todo, subir
más los salarios, tras cuatro años de sacrificios de los trabajadores.
Invertir más
debía ser una de las prioridades de las
empresas ahora que tienen beneficios. Y eso porque la inversión empresarial
es uno de los principales motores del crecimiento y del empleo del país. Y
aunque ha subido desde 2013, la inversión de las empresas en renovar sus
instalaciones ha sido en 2016 de 78.489 millones, todavía un 8% por debajo de la inversión
empresarial hecha en 2008. Y muchas grandes empresas se dedican a repartir más dividendo entre sus accionistas o a hacer compras especulativas en vez de invertir parte de sus beneficios en modernizarse. Las empresas deberían aprovechar sus mayores
beneficios para “fortalecer sus cimientos”,
para invertir en innovación y tecnología,
en digitalizar su actividad. Porque el gasto empresarial en I+D+i se ha
reducido un 15% entre 2008 y 2015, según datos del INE, y hay 5.000 empresas que han dejado de investigar, un tercio
de las 15.000 que lo hacían en 2008. Y en paralelo, las empresas españolas
deben afrontar más decididamente el reto digital, porque están retrasadas respecto a las europeas, ocupando
el puesto 17 en el ranking europeo de digitalización de empresas.
Otra prioridad de las empresas españolas, ahora que tienen
más beneficios, debería ser crear más
empleo, porque España tiene el doble de paro que Europa. La creación de empleo se ha ralentizado (de 433.900 empleos creados en 2014 a 525.100 en
2015 y 413.900 empleos en 2016) y este
año se espera que sea aún menor : 370.162 empleos nuevos, según estima la Comisión Europea. Las empresas, aunque ganan más, tienen muchas
reticencias a contratar y apuestan por tener “plantillas muy justas”, a
las que fuerzan a hacer muchas horas
extras: a finales de 2016
había 7.778.400 trabajadores (50,5% de los asalariados) haciendo horas extras,
de media 5,48 millones a la semana, más de la mitad sin cobrarlas. Eso evita crear 150.000 empleos nuevos. Y aunque para 2017 se espera
que mejoren los beneficios empresariales, sólo
el 45% de las empresas se plantean crear empleo este año: otro 35% no
aumentará plantilla y un 20% la recortará, según la consultora KPMG.
Una tercera tarea de empresas que ganan más dinero debería
ser pagar más impuestos. Con la
crisis y, sobre todo, con la rebaja
de impuestos que aprobó a las empresas el
Gobierno Zapatero en 2007, se ha derrumbado la recaudación de Hacienda
con el impuesto de sociedades: de ingresarse 44.823 millones en 2007 se pasó a recaudar
16.611 millones en 2011. Y el Gobierno Rajoy,
aunque aumentó la recaudación por sociedades hasta los 18.713 millones en 2014,
les bajó el tipo a las empresas, al 28%,
con la reforma fiscal de 2015. Al dispararse el déficit, se vio obligado a subir este impuesto 8.000 millones para 2017, año en que confía recaudar
25.099 millones, todavía casi la mitad
que en 2007. Y eso porque las grandes
empresas se benefician de múltiples bonificaciones y exenciones, con lo que
pagaron sólo el 7,6% sobre sus beneficios en 2015, frente al 18% que pagan las
pymes y el 21 % de media los demás contribuyentes. La patronal CEOE ha atacado duramente al Gobierno
Rajoy por subirles este año los impuestos (“el discurso de Montoro con las
empresas es más agresivo que el de Podemos”…, han dicho), pero el propio ministro de Hacienda les ha replicado que han subido los impuestos “para preservar la cohesión social”. Y
así es. En un país con una de las mayores tasas de pobreza y desigualdad de Europa, es crucial que las empresas con
beneficios paguen más impuestos para mejorar el Estado del Bienestar y corregir las desigualdades, para ayudar a los
españoles que más han sufrido la crisis.
Y el cuarto reto
de unas empresas con más beneficios es subir más los salarios a sus trabajadores, tras cuatro años de sacrificios,
mejorando además la
calidad del empleo, con más contratos estables y a jornada completa (que
hoy son 1 de cada 20 nuevos contratos). Es inadmisible que la patronal CEOE no se siente a negociar con los sindicatos, que piden subidas del 1,8 al 3% para 2017, según
sectores y empresas, un aumento bastante razonable para empresas que
esperan ganar este año un 24,3% más. Subir más los salarios, a cambio de mejoras en la productividad, es una
condición básica para que las empresas
vendan más, porque sólo con sueldos más altos y contratos más estables se
puede recuperar el consumo y las ventas en España, el verdadero motor del crecimiento y el empleo. Los empresarios españoles tienen que
entender que no pueden seguir
compitiendo a base de sueldos miserables y contratos basura, que no podemos
aspirar a ser “la China de Europa”. Que tienen que invertir en renovar, modernizar y
digitalizar su actividad, para competir en producto y calidad, no tirando
precios y salarios y pagando pocos impuestos.
En resumen, es una buena noticia que las empresas ganen ya
más que antes de la crisis, pero han de “compartir” sus beneficios con más
inversión, más empleo, más salarios y más impuestos, para que esos
mayores beneficios generen futuro y riqueza para todos, no solo para ellos. Si no lo hacen, que no se quejen
luego de la mala imagen de los empresarios.
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