Este miércoles 11 salen a Bolsa las acciones de AENA, la primera privatización del PP desde 2001 (Iberia). El Gobierno Rajoy presume de haber colocado
el 49% de AENA “en unas horas” y lo
atribuye al interés de los inversores internacionales por España, gracias a su
política. No dice que está privatizando
una “burbuja”, inflada con dinero y deuda pública: 48 aeropuertos medio vacíos y
que mayoritariamente pierden dinero (33 aeropuertos en 2013).Si la salida a
Bolsa ha tenido éxito es porque ofrece dar la mitad de sus beneficios como dividendo,
una rentabilidad del 4% que no ofrece casi nadie. Para sostenerla y que las
acciones no se desplomen, tendrán que cerrar los aeropuertos no rentables,
subir tarifas aeroportuarias y despedir
más plantilla, temores que están detrás de los 25 paros convocados hasta
agosto. Hay que poner orden y estallar la burbuja de los aeropuertos,
pero con criterios públicos, pensando
en el turismo y la vertebración regional. No en el dividendo.
enrique ortega |
Los aeropuertos
son una
de las grandes “burbujas” creadas antes de la crisis. En la pasada
década se invirtieron 17.211
millones en aeropuertos (la mitad en Barajas y El Prat), la mayoría con
deuda (todavía deben 11.000 millones) y 700 millones con
fondos europeos (España fue el
país que recibió más dinero para aeropuertos entre 2000 y 2013, una cuarta parte de todas las ayudas UE para
infraestructuras aeroportuarias). Además, los gobiernos autonómicos y locales alimentaron
esta “burbuja aeroportuaria”, con subvenciones
a las compañías, sobre todo low cost,
para que volaran a sus ciudades: 250
millones entre 2007 y 2011, sobre todo de Castilla y León (84,3 millones),
Aragón (34 millones), Cantabria (20,7), Cataluña (17,3) y Comunidad Valenciana
(16,4 millones).
En consecuencia, España
se convirtió en un rosario de aeropuertos: 48 públicos de
AENA (46 más los helipuertos de Algeciras y Ceuta), muchos unos al lado de
otros (3 en Galicia, 4 en Cataluña, 5 en Euskadi-Navarra-La Rioja). Y para
colmo, surgen aeropuertos autonómicos:
Lleida
(95 millones invertidos y 29.443 pasajeros en 2013), Teruel
(40 millones, sin pasajeros, estaciona aviones) y Murcia-Corvera (300
millones, se inaugura en abril 2015) y. Y dos
privados: Castellón
(150 millones de inversión, casi sin aviones) y Ciudad
Real (1.100 millones invertidos y en concurso de acreedores). En total,
53 aeropuertos, que contrastan con
los 39 de Alemania y los 43 de Francia.
No es sólo que haya muchos aeropuertos, es que se trata
de una inversión sin sentido. “España es uno de los Estados que han
derrochado más fondos comunitarios en aeropuertos”, decía un informe
del Tribunal de Cuentas de la UE, en diciembre de 2014, donde se
cuestionaba la falta de rentabilidad de
la ampliación de 8 aeropuertos españoles: Madrid-Barajas, Murcia-San
Javier, Vigo, Badajoz, Burgos, Fuerteventura, la Palma y Córdoba. Y ponen como
“el
mayor ejemplo
de derroche de fondos europeos” a la ampliación del aeropuerto de Córdoba, en 2008: se invirtieron 85
millones (13 de la UE) para ampliar las pistas y la terminal y poder acoger a 179.000 pasajeros al año.
En 2014, el aeropuerto de Córdoba (con los de Sevilla, Granada y Málaga cerca) recibió
6.613
pasajeros…
La realidad es
que, a pesar de tan cuantiosas inversiones, la mayoría de los aeropuertos no tienen aviones y pasajeros suficientes.
Así, de los 48 aeropuertos de AENA, 15
recibieron en 2014 menos
de 40.000 pasajeros anuales (el de Huesca, 263, ni uno al día). Y no
sólo los pequeños están sobredimensionados.
Madrid-Barajas recibió 41,8 millones
de pasajeros en 2014 y tiene capacidad para 70 millones, El Prat recibió 37,5 y admite 55 millones, Palma de Mallorca recibe 23,1 y está planificado para 34 millones,
mientras Málaga, Gran Canaria o Alicante
(los otros grandes) reciben sólo la mitad de viajeros de los que podrían.
La consecuencia es que la
mayoría de los aeropuertos pierden dinero. En
2013,33 aeropuertos tenían un
resultado de explotación negativo, aunque AENA dice que en 2014 sólo
pierden la mitad (aún no hay datos oficiales). Pierden dos de los grandes aeropuertos, Málaga- Costa del Sol (-7,07 millones, por los gastos financieros
de su deuda, aunque tiene un resultado de explotación positivo) y Menorca (-8,80 millones). Y 10 de
los aeropuertos medianos, que reciben entre 0,5 y 2 millones de pasajeros
anuales: Almería (-8,68 millones), Asturias (-5,30), A Coruña (-6,92),
Granada-Jaén (-7,72), Jerez (-9,83), Reus (-9), Murcia-San Javier (-0,29),
Santander (-4,63), Santiago (-15,44), Vigo (-12,43) y Zaragoza (-7,50). También
pierden tres de los 8 aeropuertos canarios: la Palma (-12,8 millones), El
Hierro (-4,57 millones) y La Gomera (-3,82 millones). Y además, pierden
la mayoría de los aeropuertos pequeños,18 : Albacete (-4,16), helipuerto Algeciras (-0,94),
Badajoz (-2,79), Burgos(-3,90), helipuerto Ceuta (-2,28), Córdoba (-5,98),
Madrid-Cuatro Vientos (-6,67), Logroño (-7,95), León (-7,14), Melilla (-10,12),
Huesca(-4,79), Pamplona(-10,62), Sabadell(-6,90), Salamanca(-5,80), San
Sebastián(-5,59), Son Bonet(-1,16), Valladolid (-8,13) y Vitoria(-12,52).
Una burbuja ruinosa que ,en diciembre de
2010, se agrupó en la empresa
pública AENA, con la intención del Gobierno
Zapatero de privatizarla,
para reducir el déficit y la deuda, por presiones de Bruselas. Pero con la
crisis, la Bolsa no estaba para vender nada .Y el Gobierno Rajoy recibió AENA con la idea de sanearla primero para venderla después. En 2012 puso en marcha un duro plan de reconversión, que incluyó despidos (1.250 “bajas voluntarias”),
recorte de costes, aumento de ingresos comerciales (concursos duty free,
aparcamientos) y una drástica subida
de tasas aeroportuarias (el 71% de los ingresos de AENA): subieron un
68,18% entre 2010 y 2013, según el sector aéreo, muy afectado. Y además, AENA
puso en marcha un Plan
de ajuste en los 19 aeropuertos con menos tráfico, recortando horarios
(algunos sólo operan medio día o algunos días de la semana), servicios y
costes.
El resultado
de esta dura reconversión fue que AENA
pasó de perder -215 millones en 2011 y -63,5 en 2012 a tener +596,7 millones de beneficios en 2013, que podrían subir a +629 millones en 2014, gracias al repunte del tráfico aéreo en España (por
los récords
de turistas) y en
toda Europa, donde las dos empresas públicas competidoras de AENA, más
pequeñas, la francesa Aeroports de Paris
(Adp,50,6% del Estado francés) y la alemana Fraport
(51,3% pública) cotizan
en máximos. Aprovechando esta favorable coyuntura, el Gobierno Rajoy
decidió en octubre privatizar el 49% de
AENA, con la excusa de que así podría “competir
mejor en el mercado internacional”, ganando la gestión de otros
aeropuertos en Europa y América (AENA gestiona el londinense Luton y varios
aeropuertos en México y Colombia).
Pero el Gobierno
Rajoy no privatiza AENA por eso. La primera razón es ideológica: el PP cree
que una empresa privada (o con fuerte presencia privada) funciona mejor que una
pública. Lo ha defendido privatizando
29 empresas públicas entre 1997 y 2001. La segunda, los 4.200
millones que espera ingresar por la venta del 49% de AENA, que irán a
reducir deuda pública (que supera el billón de euros). Y sobre todo, porque el
Gobierno Rajoy necesitaba otro empujón de imagen, dentro y fuera de
España. Y nada mejor que colocar las acciones de AENA “en
horas”, con una fuerte demanda de inversores internacionales, “El interés por AENA confirma que los
inversores vuelven a confiar en España”, ha
dicho la ministra Ana Pastor.
Pero el interés de
los inversores es más concreto:
AENA les ha prometido dedicar la mitad de sus beneficios a pagar
dividendos, lo que asegura una rentabilidad del 4 % al valor, suba o
baje. Y eso son muchos millones para los fondos
y planes internacionales, que ven bajar los tipos y la deuda (por debajo
del 2%). Además, los bancos de
inversión internacionales, más Santander y BBVA, han
“calentado” la salida a Bolsa (OPV), porque se llevan jugosas comisiones, por captar inversores institucionales, que se llevan el 90% de la OPV,
quedando sólo un 9% para particulares (y un 1% para empleados), que sólo recibirán la quinta parte de lo que han pedido. Y también sacan tajada los medios de comunicación (en publicidad), que llevan días vendiendo
las bondades de AENA (vean El País de este sábado: titulan "AENA, privatización modélica" una carta al Director de un lector que critica duramente la privatización...)
Pero AENA
no es sólo la empresa que gestiona la mayor red de aeropuertos del
mundo, con 196 millones de pasajeros
en España y 40 en el resto del mundo, frente a 100 millones los franceses
(Adp), 95 millones el grupo de Heathrow (gestionado por Ferrovial) y 65
millones la alemana Fraport. AENA es una empresa que gana dinero sobre la base de
sólo
6 de los 48 aeropuertos que gestiona en España: Madrid-Barajas (+252,5 millones beneficio operativo en 2013), El Prat (+243,75 millones), Palma de Mallorca (+140,94), Tenerife Sur (+61,3), Gran Canaria (+55,91) y Alicante (+36,05 millones).Que tiene la
mayoría de sus aeropuertos a
la mitad de su capacidad y que confía en crecer ofreciendo a las
compañías aéreas un “caramelo” que no casa con los beneficios: no
subir las tasas aeroportuarias hasta 2025. Una congelación que la propia Comisión de la Competencia (CNMC)
cree que AENA no podrá mantener a
partir de 2018. Y una empresa que espera crecer gracias a los sucesivos récords de turistas (80% llegan por avión), cuando el propio sector
se plantea que el futuro del turismo es calidad
más que cantidad.
Ahora, la gestión de AENA
cotizará en Bolsa, con el compromiso de ganar más cada año para sostener el dividendo y no darse el batacazo. Eso hace temer a
los sindicatos futuros ajustes, por lo que han convocado 25
días de paros entre febrero y agosto. Pero además, existe el temor de
que si Rajoy gana las elecciones, haya una
segunda privatización de AENA, donde
el Estado pierda la mayoría. De momento, el Gobierno Rajoy dio entrada en
octubre, por concurso, a tres accionistas
privados, a los que reservó
el 21% de capital: el grupo March (8%), el fondo británico TCI (6,5%) y
Ferrovial (6,5%), a los que ahora tiene que buscar
un nuevo hueco tras dejarles fuera el mayor precio de la OPV (va a ofrecerles quedarse con ese 21% al precio de la OPV). Ferrovial
ya ha
dicho públicamente que “apuesta por
tomar un paquete de control de AENA
en el futuro”. Sería lo lógico, porque su inversión no es financiera, como la de los March: gestiona Heathrow y otros 6
aeropuertos británicos, más Nápoles y Budapest.
Con capital y gestión más privada, existe el riesgo de que la futura AENA haga otro ajuste,
cerrando
aeropuertos. Los propios auditores de la Unión Europea emitieron un
informe en diciembre donde señalaban que a España le sobran 13 aeropuertos (más 2 helipuertos),”los que no
llegan a 100.000 pasajeros anuales” (ni
siquiera a 40.000): Badajoz (39.600), La Gomera (28.897), León(23.100),
Burgos(21.583), Salamanca(17.745), Logroño(12.239), Vitoria (7.073), Córdoba
(6.613), helipuerto Ceuta (4.294), Sabadell (2.686), Son Bonet( 2.483), Madrid-Cuatro
Vientos (2.126), helipuerto Algeciras (1.570), Albacete(1.409) y Huesca(263).
La cuestión no es si hay que cerrarlos, sino con qué criterio se eligen y cómo
se hace. Y sobre todo, hay que diseñar
de nuevo todo el mapa aeroportuario español, recortando y agrupando
recursos, con un triple criterio: la
vertebración regional (e islas), el crecimiento interno y ayudar al turismo. No
sólo con criterios privados de rentabilidad y dividendo. Y por eso, es básico que AENA sea gestionada con criterios
públicos. Ahora y en el futuro.
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