A España, formar
parte de la Unión Europea, le ha
reportado muchos beneficios
económicos y políticos desde 1986, aunque ahora sólo veamos los recortes. Hay uno medible: ser europeos
nos ha aportado un ingreso neto de
100.127 millones de euros (1986-2013), unos 3.500 millones al año, que han financiado carreteras, AVEs, infraestructuras, empleo y agricultura, sobre todo en
las regiones más pobres. Esta semana, los dirigentes europeos han discutido (sin acuerdo) los Presupuestos 2014-2020, con más recortes, a pesar de que el gasto
comunitario sea ridículo (1% PIB
frente al 20% del gasto federal USA). Y con este recorte (aunque se suavice), España perderá fondos, para el campo y las regiones más pobres. Con ello, desde 2014, estar en Europa nos costará unos 1.000 millones al año, complicando
más la salida de la crisis. Lo peor, que
los
27 han perdido otra oportunidad para luchar contra la recesión que asola Europa. Y nos llevan al abismo. Más con cada
Cumbre.
A los dirigentes
europeos se les llena la boca con “más Europa”, pero en la última Cumbre se han peleado (inútilmente) durante dos días por recortar el Presupuesto de los 27
para 2014-2020 (en 80.000 millones), a pesar de que es ridículo: supone un
billón de euros en siete años,
un 1% del PIB de la UE frente al 20% que gasta el Presupuesto federal de EEUU.
De hecho, el gasto de los 27 paises europeos juntos supone
un 2% del gasto comunitario y el 98%
restante lo hacen los países, que no quieren perder esa herramienta de poder
nacional en beneficio de “más Europa”.
La Cumbre del
Presupuesto ha revelado una doble
pelea. Por un lado, los países que más pagan al
Presupuesto UE, que quieren aportar menos: Alemania (-51.986 millones saldo 2007-2011), Reino Unido (-27.844), Francia (-26.787), Italia (-25.920) y Holanda
(-17.540). Y para eso, fuerzan más
recortes y piden mantener su descuento, su “cheque” (que no sólo
tiene Gran Bretaña, sino también Alemania, Holanda, Austria, Suecia, y ahora lo quiere Dinamarca). Y por otro, los países que reciben, que quieren suavizar los recortes: Polonia (+34.289 millones saldo
2007-2011), Grecia (+22.677), Portugal (+12.694), Hungría (+12.363) y España (+11.179). Y junto a ellos,
dos países “ricos” que no quieren perder sus importantes ayudas agrícolas: Francia e Italia (más Irlanda). Un difícil encaje de
bolillos, donde todos tienen veto.
Y como otras veces, han optado por ganar
tiempo y posponer el debate hasta febrero.
Al final, como la mayoría
gobernante de Europa es conservadora, casi nadie cuestiona el recorte del gasto comunitario para 2014-2020,
desaprovechando la ocasión para que el Presupuesto sea una herramienta para
luchar contra la recesión en Europa. Con ello, la pelea está en cuánto recorte hacen y, sobre todo, cómo se reparte. En principio, la tijera se iba a meter en dónde más se
gasta: agricultura (40% gasto) y fondos
de cohesión para las regiones más desfavorecidas (35%).Las dos partidas que
más benefician a España, que estimaba perder unos 20.000 millones en los próximos
siete años. La presión de Francia, Italia y los antiguos países del Este ha
suavizado el recorte en agricultura y cohesión, pero
habrá recorte. Y España podría
perder unos 15.250 millones : 7.500 en agricultura
y 8.750 millones en cohesión
(que afectará desde 2014 a las cuentas de Extremadura,
Canarias, Andalucía, Castilla la Mancha, Galicia, Murcia, Ceuta y Melilla,
así como a la inversión en infraestructuras).
Aún con futuros regalos
de última hora para salvar la cara,
España será contribuyente neto con
Europa a partir de 2014, unos 1.000
millones al año (en 2013 recibiremos +1.384 millones). Con ello, se
termina una época, 28 años (1986-2013)
en los que han afluido a España 100.127 millones netos, que han sido
claves para modernizar
el país y corregir desequilibrios regionales. Casi la mitad (40.170
millones) llegaron entre
2000 y 2006, con el récord en 2002 (+8.600 millones) y 2003 (+8.317), para bajar luego drásticamente (+10.110 millones
entre 2007 y 2013), como resultado del ingreso
en 2004 y 2007 de 12 nuevos países, la mayoría del
Este de Europa, más pobres que España. El problema es que ahora, cuando la recesión ha hecho especial mella en España,
nos tocará pagar en vez de recibir,
según unas cuentas hechas con datos de
2009 y 2010, que no recogen nuestra caída en 2011 y 2012 (y que habría que
conseguir revisar en los próximos años).
Aunque se retrase
el acuerdo final, los fundamentalistas de los recortes han ganado otra batalla, que no sólo va a perjudicar a España sino a toda Europa,
ahora en recesión: 12
de los 27 países tienen crecimiento negativo y la zona euro caerá este año -0,1% (y crecerá sólo +0,4% en 2014). Y la recesión
amenaza incluso a Francia (Moodys
le ha quitado la AAA) y a Alemania,
que sólo han crecido +0,2%
en el tercer trimestre. Se recoge lo que se siembra: el rigor presupuestario impuesto por
Merkel,Bruselas y los Gobiernos conservadores ha llevado a la economía
europea al rigor mortis.
Los dirigentes
europeos han perdido otra ocasión en esta Cumbre presupuestaria de cambiar el rumbo y hacer frente a
una crisis del euro que dura casi
tres años. No han sido capaces de cerrar la
hemorragia de Grecia, ahora por puro egoísmo:
Alemania, Francia, Italia, España y otros países con deuda helena no quieren perdonarles una parte de su deuda, como pide el FMI para
que puedan levantar cabeza algún día. Tampoco han resuelto el rescate de Chipre (14.000 millones),
el quinto país que lo pide en treinta meses. Han hundido las economías de
media Europa, con más
paro, más
pobreza y más
desigualdad. Y la recesión
se acerca ahora a Francia y Alemania,
estancadas como la Europa del norte. Y en el colmo del delirio por los recortes, desprecian
una herramienta que podría servir para reanimar la economía europea, el
Presupuesto comunitario 2014-2020: bastaría con gastar algo más en empleo,
formación, tecnología e infraestructuras, un
Plan
Marshall europeo que todos han olvidado.
En lugar de eso, el presidente europeo ha propuesto
en la Cumbre gastar menos en “competitividad,
crecimiento y empleo” (- 24.500 millones sobre la propuesta de la
Comisión, sobre todo en infraestructuras, tecnología y formación) y en “la
Europa global” (- 11.783 millones), para
arañar un dinero con el que contentar a los agricultores de Francia e
Italia (y España) y a las regiones más
pobres de los países del Este y España, que saldrán con recortes en cualquier caso. La típica componenda de los burócratas de Bruselas,
que, eso sí, no recortan un euro la propuesta de sus gastos administrativos (los únicos
que crecerán, un 10,8% sobre los de 2007-2013).
Es triste, pero los
dirigentes europeos siguen cegados por su ideología y sordos al resto del mundo (FMI,
EEUU, China y G-20),
que les piden que cambien de política,
que suavicen los recortes, que no hundan
más a Europa en la recesión, que no pongan en peligro la incipiente
recuperación de la economía mundial. Y son incapaces
de ver la crisis social y política en que han sumido a la Europa del sur. Ni que con sus
recetas nos llevan al abismo. Más con
cada Cumbre.
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