domingo, 25 de noviembre de 2012

España pagará por estar en Europa (desde 2014)


A España, formar parte de la Unión Europea, le ha reportado muchos beneficios económicos y políticos desde 1986, aunque ahora sólo veamos los recortes. Hay uno medible: ser europeos nos ha aportado un ingreso neto de 100.127 millones de euros (1986-2013), unos 3.500 millones al año, que han financiado carreteras, AVEs, infraestructuras, empleo y agricultura, sobre todo en las regiones más pobres. Esta semana, los dirigentes europeos han discutido (sin acuerdo) los Presupuestos 2014-2020, con más recortes, a pesar de que el gasto comunitario sea ridículo (1% PIB frente al 20% del gasto federal USA). Y con este recorte (aunque se suavice), España perderá fondos, para el campo y las regiones más pobres. Con ello, desde 2014, estar en Europa nos costará unos 1.000 millones al año, complicando  más la salida de la crisis. Lo peor, que los 27 han perdido otra oportunidad para luchar contra la recesión que asola Europa. Y nos llevan al abismo. Más con cada Cumbre.

A los dirigentes europeos se les llena la boca con “más Europa”, pero en la última Cumbre se han peleado (inútilmente) durante dos días por recortar el Presupuesto de los 27 para 2014-2020 (en 80.000 millones), a pesar de que es ridículo: supone un billón de euros en siete años, un 1% del PIB de la UE frente al 20% que gasta el Presupuesto federal de EEUU. De hecho, el gasto de los 27 paises europeos juntos supone un 2% del gasto comunitario y el 98% restante lo hacen los países, que no quieren perder esa herramienta de poder nacional en beneficio de “más Europa”.

La Cumbre del Presupuesto ha revelado una doble pelea. Por un lado, los países que más pagan al Presupuesto UE, que quieren aportar menos: Alemania (-51.986 millones saldo 2007-2011), Reino Unido (-27.844), Francia (-26.787), Italia (-25.920) y Holanda (-17.540). Y para eso, fuerzan más recortes y piden mantener su descuento, su “cheque” (que no sólo tiene Gran Bretaña, sino también Alemania, Holanda, Austria, Suecia,  y ahora lo quiere Dinamarca). Y por otro, los países que reciben, que quieren suavizar los recortes: Polonia (+34.289 millones saldo 2007-2011), Grecia (+22.677), Portugal (+12.694), Hungría (+12.363) y España (+11.179). Y junto a ellos, dos países “ricos” que no quieren perder sus importantes ayudas agrícolas: Francia e Italia (más Irlanda). Un difícil encaje de bolillos, donde todos tienen veto. Y como otras veces, han optado por ganar tiempo y posponer el debate hasta febrero.

Al final, como la mayoría gobernante de Europa es conservadora, casi nadie cuestiona el recorte del gasto comunitario para 2014-2020, desaprovechando la ocasión para que el Presupuesto sea una herramienta para luchar contra la recesión en Europa. Con ello, la pelea está en cuánto recorte hacen y, sobre todo, cómo se reparte. En principio, la tijera se iba a meter en dónde más se gasta: agricultura (40% gasto) y fondos de cohesión para las regiones más desfavorecidas (35%).Las dos partidas que más benefician a España, que estimaba perder unos 20.000 millones en los próximos siete años. La presión de Francia, Italia y los antiguos países del Este ha suavizado el recorte en agricultura y cohesión, pero habrá recorte. Y España podría perder unos 15.250 millones : 7.500 en agricultura y 8.750 millones en cohesión (que afectará desde 2014 a las cuentas de Extremadura, Canarias, Andalucía, Castilla la Mancha, Galicia, Murcia, Ceuta y Melilla, así como a la inversión en infraestructuras).

Aún con futuros regalos de última hora para salvar la cara, España será contribuyente neto con Europa a partir de 2014, unos 1.000 millones al año (en 2013 recibiremos +1.384 millones). Con ello, se termina una época, 28 años (1986-2013) en los que han afluido a España 100.127 millones netos, que han sido claves para modernizar el país y corregir desequilibrios regionales. Casi la mitad (40.170 millones) llegaron entre 2000 y 2006, con el récord en 2002 (+8.600 millones) y 2003 (+8.317), para bajar luego drásticamente (+10.110 millones entre 2007 y 2013), como resultado del ingreso en 2004 y 2007 de 12 nuevos países, la mayoría del Este de Europa, más pobres que España. El problema es que ahora, cuando la recesión ha hecho especial mella en España, nos tocará pagar en vez de recibir, según unas cuentas hechas con datos de 2009 y 2010, que no recogen nuestra caída en 2011 y 2012 (y que habría que conseguir revisar en los próximos años).

Aunque se retrase el acuerdo final, los fundamentalistas de los recortes han ganado otra batalla, que no sólo va a perjudicar a España sino a toda Europa, ahora en recesión: 12 de los 27 países tienen crecimiento negativo y la zona euro caerá este año -0,1% (y crecerá sólo +0,4% en 2014). Y la recesión amenaza incluso a Francia (Moodys le ha quitado la AAA) y a Alemania, que sólo han crecido +0,2% en  el tercer trimestre. Se recoge lo que se siembra: el rigor presupuestario impuesto por Merkel,Bruselas y los Gobiernos conservadores ha llevado a la economía europea al rigor mortis.

Los dirigentes europeos han perdido otra ocasión en esta Cumbre presupuestaria de cambiar el rumbo y hacer frente a una crisis del euro que dura casi tres años. No han sido capaces de cerrar la hemorragia de Grecia, ahora por puro egoísmo: Alemania, Francia, Italia, España y otros países con deuda helena no quieren perdonarles una parte de su deuda, como pide el FMI para que puedan levantar cabeza algún día. Tampoco han resuelto el rescate de Chipre (14.000 millones), el quinto país que lo pide en treinta meses. Han hundido las economías de media Europa, con más paro, más pobreza y más desigualdad. Y la recesión se acerca ahora a Francia y Alemania, estancadas como la Europa del norte. Y en el colmo del delirio por los recortes, desprecian una herramienta que podría servir para reanimar la economía europea, el Presupuesto comunitario 2014-2020: bastaría con gastar algo más en empleo, formación, tecnología e infraestructuras, un Plan Marshall europeo que todos han olvidado.

En lugar de eso, el presidente europeo ha propuesto en la Cumbre gastar menos en “competitividad, crecimiento y empleo (- 24.500 millones sobre la propuesta de la Comisión, sobre todo en infraestructuras, tecnología y formación)  y en “la Europa global” (- 11.783 millones), para arañar un dinero con el que contentar a los agricultores de Francia e Italia (y España) y a las regiones más pobres de los países del Este y España, que saldrán con recortes en cualquier caso. La típica componenda de los burócratas de Bruselas, que, eso sí, no recortan un euro la propuesta de sus gastos administrativos (los únicos que crecerán, un 10,8% sobre los de 2007-2013).

Es triste, pero los dirigentes europeos siguen cegados por su ideología y sordos al resto del mundo (FMI, EEUU, China y G-20), que les piden que cambien de política, que suavicen los recortes, que no hundan más a Europa en la recesión, que no pongan en peligro la incipiente recuperación de la economía mundial. Y son incapaces de ver la crisis social y política en que han sumido a la Europa del sur. Ni que con sus recetas nos llevan al abismo. Más con cada Cumbre.

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