lunes, 5 de agosto de 2024

Cinco libros de economía para leer este verano

El verano es siempre un buen momento para leer más. No hay que tener miedo a leer libros de economía, porque a veces los temas complejos exigen un formato amplio para explicarlos bien. Y cada vez hay más economistas con afán de divulgar. Hoy traigo aquí 5 libros de interés. El primero, sobre el poder de las consultoras, esos gigantes que asesoran a empresas y Gobiernos y les indican lo que tienen que hacer, un ensayo que denuncia su ideología y su tremendo poder. El segundo, un libro sobre los “chips” y su extraordinario papel en la economía y la geopolítica mundial. El tercero, un análisis del protagonismo de la tecnología y la necesidad de controlarla para salvar la democracia. El cuarto, un libro de un inspector de Hacienda sobre los impuestos en España. Y el quinto libro, un análisis crítico del capitalismo y una hoja de ruta para mejorar la economía y el mundo, propuestas utópicas para muchos. Espero que alguno le interese.


El primer libro, “El gran engaño explica “cómo la industria de la consultoría debilita las empresas, infantiliza a los Gobiernos y pervierte la economía”. Una de sus autoras es Mariana Mazzucatto, conocida economista ítalo-norteamericana, que ha escrito numerosos libros y artículos sobre la economía internacional. Este libro, escrito con Rosie Collington nos desvela el importante papel de las grandes consultoras (estadounidenses),  que mueven un negocio mundial de 900.000 millones de dólares (16.000 millones de euros en España) y que controlan 3 grandes consultoras estratégicas (McKinsey, Boston Consulting y Bain &Company) y otras 4 grandes consultoras de auditoría (Price Waterhouse Coopers, Deloitte, KPGM y Ernest&Young, que emplean a 400.000 personas en 130 paises). Son el cerebro” del capitalismo mundial, los que asesoran a empresas y Gobiernos.

El libro analiza el origen y la evolución de estas grandes consultoras, creadas a principios y mediados del siglo XX, que han protagonizado la gestión económica en las últimas décadas, sustituyendo a Gobiernos y empresas, a los que asesoran y crean Planes de trabajo a medio plazo, con estrategias basadas en el beneficio fácil a corto plazo y ganar elecciones. De hecho, estas consultoras están detrás de muchas crisis empresariales (Enron, Word Com, Leman Brothers, Bankia…) y fueron contratadas por muchos Gobiernos para privatizar servicios públicos o afrontar la COVID. Y describe también cómo ayudan a las grandes empresas a no afrontar los retos de la crisis climática. El libro se llama “el gran engaño” porque revela cómo consiguen beneficios millonarios de Gobiernos y empresas a cambio de una asesoría que no crea valor sino que busca crear una “dependencia” del cliente. Una dependencia que impide a Gobiernos y empresas tomar decisiones autónomas más eficientes.

El segundo libro, “La guerra de los chips”, de Chris Miller, considerado el mejor libro económico de 2023 por “The Economist” y “Finantial Times”, narra el origen y la evolución de los “chips”, los microprocesadores que están detrás de todas las tecnologías actuales, desde los misiles a los microondas, de los smartphones a los coches. Hasta hace poco, EEUU era el principal productor, lo que le permitía un liderazgo tecnológico que ahora está en cuestión, amenazado por Taiwán, Corea del Sur y sobre todo China, que ha emprendido un ambicioso Plan para superar a USA en la fabricación de microchips. El libro, muy completo y documentado (544 páginas) cuenta como los microprocesadores han revolucionado el mundo y como la lucha por esta tecnología puede conducir a una nueva guerra fría entre China y EEUU.

El libro de Miller, historiador norteamericano, bucea en los orígenes de los microprocesadores, tras la II Guerra Mundial y su evolución e implantación en las distintas industrias. Y profundiza en los problemas creados tras la pandemia, cuando la industria mundial sufrió la falta de chips. Analiza después esta industria, concentrada en un número reducido de paises y empresas, debido a que es un producto difícil y costoso de fabricar, un mercado dominado por el gigante TSMC, de Taiwán, que controla el 66% de la producción mundial, seguida muy de lejos por la norteamericana Intel y donde el papel de Europa es residual: producimos el 10% de los chips mundiales y el objetivo es duplicarlo hasta el 20%. Cara al futuro, el problema no es solo la pelea por el liderazgo tecnológico y económico sino que los chips son claves para lograr la supremacía militar. De ahí el riesgo de China y su amenaza permanente a Taiwán.

El tercer libro, “Tecnologías: poder y progreso”, de los economistas USA Daron Acemoglu (autor del famoso libro “Por qué fracasan los paises”, muy recomendable) y Simon Johnson, analiza la evolución de la tecnología en el mundo y su contribución a la prosperidad, pero también el riesgo de que un mal uso de la tecnología ponga en peligro la sociedad y la democracia. El libro hace un recorrido sobre la historia de la tecnología, desde la revolución agrícola del Neolítico a la Inteligencia Artificial (IA) y concluye que el ser humano puede controlar la tecnología  y, sobre todo, decidir si sirve a las élites (como en muchas épocas) o al bien común. Su teoría es que el desarrollo tecnológico no tiene por qué llevarnos a la concentración del poder y la riqueza, como parece hoy con los gigantes de Internet, sino que puede ser “una herramienta de empoderamiento y democratización social”, si conseguimos recuperar su control y conseguir que beneficie a la mayoría.

Los autores han escrito este libro para demostrar (históricamente) que la tecnología no lleva automáticamente al progreso de la sociedad y que hoy está enriqueciendo a un reducido grupo de emprendedores e inversores, mientras la mayoría de la población obtiene escasos beneficios y carece de poder de decisión. Por eso, defienden una tecnología más inclusiva, que beneficie a la mayoría, para lo que proponen medidas políticas y económicas de fondo, desde fragmentar las grandes tecnológicas (como se hizo con las petroleras en EEUU a principios del siglo XX), a fomentar el liderazgo tecnológico público, más inversión en formación, mayor protección de datos y medidas fiscales contra los gigantes tecnológicos, que tienen un exceso de poder social y político. “Hay que ejercer un control democrático de la tecnología”, reiteraba Acemoglu en su visita a España.

El cuarto libro, “¿Y esto quien lo paga?”, está escrito por el economista e inspector fiscal Francisco de la Torre, diputado de Ciudadanos de 2016 a 2019. El libro analiza las distintas crisis sufridas en este siglo, desde la crisis financiera a la pandemia, cuál ha sido su coste para España y quien lo ha pagado,  detallando por ejemplo el coste del rescate bancario o las ayudas contra la pandemia y la inflación. Y analiza también con detalle los impuestos en el mundo, tanto de las multinacionales como de los bancos y las grandes tecnológicas, explicando la “ingeniería fiscal” que utilizan para “eludir impuestos y el papel de los paraísos fiscales y los paises con baja tributación (como Irlanda, Holanda o Luxemburgo).

La segunda parte del libro analiza en detalle los impuestos en España, desde el IRPF al IVA o sociedades, el impuesto del patrimonio y los 20 impuestos de sucesiones vigentes en España, revelando claramente quienes pagan más y menos, como se reparte la factura fiscal. Y analiza también el gasto público, desmontando el mito del “despilfarro”, a la vez que desmonta el mito de que pagamos más impuestos que otros paises: revela con datos cómo España recauda menos que la mayoría de Europa, por una serie de “agujeros” en la mayoría de impuestos y porque hay personas y empresas que pagan menos de lo que deben. Y plantea la necesidad de una reforma fiscal, mientras señala la cuestión de fondo: qué impuestos debemos pagar y quienes para crear una sociedad civilizada y justa.

El último libro, “Una hoja de ruta para cambiar el mundo”, del catedrático sevillano Juan Torres López, en su día coautor del programa económico de Podemos, puede parecer una utopía económica, porque pretende reflexionar sobre lo que hay que hacer “para que haya futuro. El libro tiene dos partes. Una primera analiza la realidad del capitalismo hoy en el mundo, que junto al progreso acarrea desigualdad, despilfarro y agotamiento de recursos, creando una gran insatisfacción social, cuyos orígenes analiza con detalle. Por un lado, Torres explica cómo el capitalismo ha mutado al neoliberalismo y como se ha pasado del consenso de la postguerra a los enfrentamientos actuales y la posverdad, con un interesante análisis de cómo las ideas ultraconservadoras (Trump, Milei) consiguen la mayoría en las urnas.

Tras este primer bloque, el libro entra a analizar “a qué podemos aspirar”, si es posible cambiar el mundo que tenemos (y que al autor no le gusta, como a muchos). Y plantea una serie de motores para cambiar el mundo, en especial disponer de un “relato alternativo” al de la derecha y los neoconservadores. Aquí, el autor es muy crítico con la izquierda, porque creen  que ha sido incapaz de articular un relato alternativo, con un exceso de sectarismo y una falta de propuestas trasversales que puedan ser apoyadas por amplias mayorías. Y como epílogo, plantea 10 tareas prioritarias para cambiar la economía y la sociedad, desde educar y denunciar a forjar consensos progresistas, poner en marcha experiencias económicas alternativas, crear espacios de debate y convivencia, reforzar el estado, reivindicar activamente la paz y, sobre todo, frenar “como especie” el cambio climático. Al principio, puede parecer un planteamiento utópico, pero el libro trata de insuflar esperanza y hacernos creer que es posible cambiar el mundo.

Bueno, espero que alguno de estos 5 libros pueda interesarle. Buenas lecturas y buen verano. ¡ Hasta septiembre¡  

jueves, 1 de agosto de 2024

Turismo: el verano de todos los récords

Hoteles, bares, restaurantes, apartamentos, líneas aéreas, autobuses y trenes, coches de alquiler , supermercados y empresas de ocio se preparan para hacer el mejor agosto de su historia. Este verano se batirán todos los récords: de turistas, con 32,8 millones de extranjeros entre julio y septiembre (+4 millones que en 2019), de ingresos (46.500 millones de euros, +22% ) y de precios, con una subida del +10 al +30% en hoteles, apartamentos, comidas y casi todo. Volveremos a ver las costas, las islas y las ciudades más turísticas con un aluvión de gente, sobre todo británicos, alemanes, franceses, norteamericanos, asiáticos y latinoamericanos, mientras los españoles saldrán más al extranjero y otros veranearán menos días, por los precios. Con ello, se espera batir en 2024 todos los récords de turistas, más de 90 millones, camino de los 100 millones en 2025. El sector y muchas zonas turísticas saturadas creen que “hay que parar y poner orden”, porque este turismo masivo es insostenible. Y agobiante para descansar.  

                                 Enrique Ortega

El año 2024 va a ser el gran año del turismo en España. Ya empezó con una fuerza inusitada, con un récord de turistas extranjeros y viajes de españoles en el primer trimestre, animados por la Semana Santa. Y ha seguido con fuerza en mayo y junio, animado por la rebaja de la inflación y una cierta recuperación en Europa, junto a la fuerte creación de empleo en España (+426.300 empleos en el último año). Así, entre enero y mayo de 2024 llegaron a España 33.212.538 visitantes extranjeros, +13,62% que en los cinco primeros meses de 2023 y 4 millones más de turistas que en ese mismo periodo de 2019, según el INE.Y se gastaron 43.198 millones de euros, +21,8% que en ese periodo de 2023 y 7.800 millones más de gasto que en los cinco primeros meses de 2019. Doble récord histórico. Y encima, crece más el gasto que los turistas, con lo que los extranjeros que vienen se están gastando más que nunca: 1.263 euros de media, 204 euros de gasto medio diario (+8,6%).

En junio ha seguido la tendencia de un turismo disparado: aunque aún o hay datos de visitantes, si los hay de pernoctaciones en hoteles y marcan otro récord: 160,63 millones de pernoctaciones entre enero y junio de 2024, un 7,5% más que el primer semestre de 2023, según el INE. Y eso, gracias básicamente a las pernoctaciones de extranjeros, que crecieron un +11,2% en la primera mitad del año, mientras las estancias en hoteles de españoles crecen sólo el +0,9%, debido a la fuerte subida de los precios hoteleros (+7,8% anual), con una tarifa media por estancia que ya es de 122 euros diarios.

Ahora se espera un agosto que bata todos los récords de reservas, después de un mes de  julio donde las reservas han subido entre un 10 y un 15% sobre las del verano pasado, con ocupaciones superiores al 85% en muchas zonas, que rondarán el 90 y 95% este mes. Están aumentando las llegadas de turistas europeos, sobre todo británicos y alemanes (que ya han superado a los turistas que llegaban antes de la pandemia), suizos, nórdicos y portugueses, junto a norteamericanos, latinoamericanos y asiáticos, que además están reservando hoteles más caros (de más de 200 euros la noche), según ebooking.com, mientras las reservas de españoles se dirigen a estancias más económicas, en hoteles más baratos, apartamentos, campings y casas de turismo rural.

La previsión del sector hotelero es aumentar su facturación este verano un +5,5%, según la patronal Exceltur, con un mayor negocio en los hoteles urbanos (Cataluña y Madrid), algunas zonas de costa (Andalucía, Comunidad Valenciana y Murcia), islas, el País vasco y algunas zonas de interior y de Asturias y Galicia, apoyadas por temperaturas más bajas. Y también esperan un buen negocio las agencias de viaje, compañías aéreas y ferroviarias, empresas de alquiler de coches y las de ocio, junto a la hostelería y restauración, sin olvidar los supermercados. Todo ello va a tirar del empleo este verano, después de que las empresas turísticas hayan creado 79.000 nuevos empleos hasta junio, según Exceltur.

Lo que preocupa a muchos profesionales del sector es que la fuerte subida de precios turísticos retraiga la demanda, sobre todo de españoles. Y es que los precios llevan varios años subiendo, más de un 30% desde 2019 en muchos apartados. Sólo este año, de enero a junio, los hoteles han subido de media un 31,4%, según el INE (con una subida anual del 9,3%). Y los vuelos nacionales han subido un 21,8% en el primer semestre (y +12,3% en el último año), mientras los internacionales suben un 9,2%. Y los restaurantes suben un 4.7% anual. Pero al final, todo sube, desde los carburantes y los transportes a los hoteles y apartamentos, que han disparado sus precios: en agosto, a pie de playa, un apartamento se está cobrando 1.200 euros por semana, 400 euros más que el año pasado. Todas estas subidas están retrayendo al turistas nacional (no al extranjero), que optan por estar menos días (1 semana frente a 10 o 15 días antes) y gastar lo mismo o poco más.

Pero la subida de precios (disparada) no parece que vaya a frenar el ansia de españoles y extranjeros por viajar este verano, cuando se espera batir todos los récords en turistas y gastos. En julio se espera haber recibido 11,4  millones de turistas extranjeros (10,11 millones en julio 2023) y en agosto podrían alcanzarse los 11,5 millones (frente a 10,18 millones en agosto 2023), para terminar septiembre con 9,9 millones de turistas (frente a 8,8 millones en septiembre 2023). Eso sumaría 32,8 millones de turistas extranjeros este verano, una cifra nunca vista y que supone 4 millones de turistas más que en el verano de 2019, antes de la pandemia (nos visitaron 28.838.788 extranjeros), según el INE

Ya el 12 de julio, el Gobierno anticipó que España iba a recibir 41 millones de turistas entre junio y septiembre de 2024, lo que supone 3,36 millones más que en esos 4 meses de 2019 (37,64 millones de turistas), un aumento del +13%. Pero lo más llamativo es que auguran un gasto de 59.000 millones de euros en esos 4 meses, +22% que en el verano de 2019, lo que reafirma que no sólo vienen más turistas que nunca sino que además gastan mucho más, gracias a que vienen más turistas de EEUU, Latinoamérica y Asia, con más presupuesto (1.560 euros de gasto medio) que los turistas europeos que nos visitan (entre 771 y 1.148 euros). De momento, los altos precios no disuaden a los turistas extranjeros, que valoran la seguridad, la calidad del servicio y las infraestructuras de España frente a otros destinos más baratos.

Al final, todo apunta a que no sólo será el verano de todos los récords (turistas, gasto y precios), sino que 2024 será el mejor año turístico de nuestra historia. Algunas previsiones, como la de CaixaBank Research, apuestan por alcanzar los 90 millones de turistas en 2024, mientras otras previsiones suben la cifra a 93 millones (frente a 85.056.528 visitantes en 2023, que superaron el anterior récord de 83,5 millones den 2019). Eso nos colocaría en posición de alcanzar los 100 millones de turistas en 2025, según muchos expertos, más del doble de los turistas que recibimos el año 2000 (47,9 millones). Un informe de Google y Deloitte retrasa este máximo y señala que España puede alcanzar los 110 millones de turistas en 2040, superando al país líder actual, Francia (109 millones). En cuanto a los ingresos por turismo, algunas previsiones creen que llegaremos a los 128.000 millones de euros en 2024 (+20.000 que en 2023), el 2º país con más ingresos turísticos, tras EEUU.

Con estas previsiones para 2024, el turismo se consolida como la primera industria española, creciendo este año un +4,6% (el doble que toda la economía) y generando una actividad de 202.600 millones de euros, el 13,2% de todo el PIB español. Y el turismo mantiene  2.753.357 ocupados en España, el 13% del empleo total. Pero quizás lo más importante es que el turismo es el principal motor del crecimiento español, junto al consumo, las exportaciones y la inversión. En el 2º trimestre, el tirón del turismo ha sido el causante de que España haya crecido un 0,8%, según el INE. Y será el responsable del 26% de todo el crecimiento de la economía en 2024, según Exceltur.

Pero ojo, este crecimiento del turismo resulta ser ya excesivo, porque está tensando al máximo las infraestructuras (desde los aeropuertos, estaciones de tren y carreteras) y los servicios (desde el agua a la sanidad o la seguridad) . Y está afectando muy negativamente a algunas localidades y zonas turísticas, que hasta multiplican por 10 su población en verano, causando tremendas molestias a los residentes habituales (que se quejan y manifiestan, desde Canarias a Mallorca, Málaga o Barcelona). Y están provocando un serio problema de falta de viviendas en alquiler, al ser desviados a pisos turísticos (el 10% de media y el 30% en algunas zonas). Por todo ello, la patronal del sector ha firmado un Manifiesto en defensa del turismo sostenible, donde piden un rediseño de las zonas turísticas, con colaboración pública y privada, para asegurar un control de los alojamientos turísticos y dotar a las infraestructuras turísticas de  recursos humanos y materiales, para evitar aglomeraciones y quejas. Además, piden una mayor adaptación del turismo al cambio climático, una exigencia vital.

A la vuelta de este verano récord, es prioritario que el Gobierno, las autonomías y los grandes municipios turísticos se sienten con las empresas del sector y los sindicatos para alcanzar un gran Pacto por el futuro del turismo, para conseguir que sea sostenible, social y ambientalmente. Porque no puede seguir creciendo sin control, salvo que queramos “matar la gallina de los huevos de oro”. Hay que regular su crecimiento y su futuro, limitando la afluencia de turistas en algunas zonas y fechas, tratando de diversificar y ampliar la oferta, tanto en origen como en destino, para que no lleguen la mitad de los turistas en cuatro meses, sino más a lo largo del año, de nuevos países y a destinos menos masificados.

Un cambio estratégico que tarda tiempo en aplicarse y dar fruto y que exigen cada vez más españoles, hartos de un turismo que se ha vuelto insostenible (social y medioambientalmente). Los que viven en zonas masificadas, porque quieren “huir” en verano de la vorágine de visitantes. Y el resto, porque estamos hartos de hacer cola para todo en vacaciones, en los aeropuertos y estaciones de tren o autobús, en los atascos de las carreteras locales, para encontrar un sitio en la playa, comer en un restaurante o tomar una caña o una copa, incluso para andar por los paseos marítimos o las rutas de montaña. Eso no son vacaciones: no descansamos. Y el riesgo es que un día, la burbuja del turismo estalle, por insostenible, y nos hunda en otra crisis. Estamos a tiempo de evitarlo.