Con los graves problemas de la guerra en Ucrania, la inflación disparada y la subida de tipos, la mayoría ya no se acuerda de la pandemia. Pero sigue aquí, contagiando y matando. Ahora no se publican las cifras detalladas, pero la incidencia entre mayores de 60 años ha aumentado un 77% desde principios de abril, favorecida por la Semana Santa y la retirada de mascarillas. En abril hubo 365.000 contagios más (contabilizados, reales muchos más) y 1.915 muertos por COVID. Nada de “normalidad”. Hay más movilidad, menos prevención y un estancamiento de las vacunaciones, con 3,2 millones de españoles que siguen sin las 2 vacunas y más de 1 millón de mayores sin la 3ª dosis de refuerzo. Estamos en una 7ª ola “silenciosa”, sin saber su alcance real y con 6 provincias y 2 autonomías en riesgo alto o muy alto. Y con la amenaza de nuevas variantes. Así que sigan cuidándose. Porque, además, no se refuerza la Sanidad, con muchos retrasos y listas de espera récord.
Enrique Ortega |
La pandemia en el mundo ha cumplido 28 meses y sigue contagiando y matando. Los contagios bajan desde finales de enero, pero todavía hay más de 3,5 millones a la semana, la media de 2021. Y hay un rebrote en China que ha obligado a confinar a 343 millones de habitantes (la cuarta parte de la población), en 46 ciudades. Ya superamos hoy los 517 millones de contagiados (el 6,5% de la población mundial), según la Universidad Johns Hopkins, concentrados sobre todo en Europa (216 millones) y América (153), con menos contagios en el Sudeste asiático (58 millones), Pacífico (55), Mediterráneo oriental (22) y África (9 millones de contagiados), según la OMS. Lo que sí ha bajado en esta ola de ómicron son los muertos: 14.814 a la semana, menos de la mitad que a principios de año y por debajo a la mortalidad de 2021. Pero la COVID-19 ya suma 6.251.366 muertes en el mundo, sobre todo en América (2,72 millones) y Europa (1,99 millones), seguidas de lejos por Asia (786.804), Mediterráneo Oriental (342.369), Pacífico (226.081) y África (171.776 muertos por COVID-19).
Europa sigue en cabeza de los paises con más contagios por COVID en los últimos 28 días, un ranking encabezado por Alemania (+2,62 millones de contagios y +4.810 muertes), Corea del Sur (+2,14 millones y +3.721 muertes), Francia (+2,01 millones y 3.436 muertes) e Italia (1,45 millones y 3.741 muertes), seguidos de EEUU (+1,45 millones y +11.769 muertes), Australia, Japón, China, Vietnam y Reino Unido (+575.938 contagios y 6.493 muertes), según la Universidad Jhons Hopkins. España ocupa el puesto 13º de la lista, con +325.994 contagios y 1.564 muertes por COVID en los últimos 28 días. Sin embargo, España es uno de los paises europeos con menos incidencia del COVID por 100.000 habitantes (a 14 días): 457,6 a fecha 6 de mayo, según la OMS, por debajo de Alemania (1.353), Francia (1.149), Italia (1.254) o Portugal (1.350), aunque más elevada que en Holanda (125) y paises nórdicos.
Pero estos datos de contagios son “dudosos”, porque los criterios para contabilizarlos ya no son homogéneos. En el caso de España, desde el 29 de marzo sólo se contabilizan los contagios detectados a mayores de 60 años y personas de riesgo, con pruebas hechas en centros de salud, hospitales y residencias, no los hechos particularmente con test comprados en farmacias. Así que la última cifra de contagiados oficiales, que superó los 12 millones el viernes 6 de mayo (12.009.059), aunque supone 457.485 contagios nuevos desde el 1 de abril, no incluye muchos otros contagios reales (otros tantos, al menos).
La nueva estadística de Sanidad sólo detalla la evolución de los contagios por COVID en los mayores de 60 años, los únicos a los que se hacen PCR o test en caso de tener síntomas. Por eso, el número de pruebas semanales se ha desplomado: de registrarse 2,23 millones de pruebas semanales el 27 de diciembre y casi 2,5 millones el 3 de enero se ha pasado a 191.108 pruebas semanales a principios de mayo, 13 veces menos. Pero ahora, las pruebas hechas a mayores dan un mayor porcentaje de positivos: el 31,33% tienen COVID, frente al 18% de positivos en las pruebas masivas que se hacían en marzo.
Teniendo en cuenta esta salvedad, los contagios entre mayores de 60 años se han disparado en las últimas 5 semanas, favorecidos por la Semana Santa (muchísima movilidad y aglomeraciones) y el fin de la mascarilla obligatoria en interiores (20 de abril): la incidencia ha pasado de 459,27 contagios por 100.000 habitantes (a 14 días) el 1 de abril a 813,22 contagios el viernes 6 de mayo, un aumento del 77%. Y lo más preocupante es que la incidencia es mucho más alta entre los más mayores: 653,07 casos entre 60 y 69 años, 867,27 entre 70 y 79 años y 1.045,33 entre los mayores de 80 años (más del doble que el 1 de abril: 534,68 contagios), los más vulnerables.
Los nuevos contagios por COVID se están dando de una forma desigual, concentrándose en las regiones más envejecidas, con mayor proporción de mayores. Así, hay 9 regiones que superan los 1.000 contagios de mayores por 100.000 habitantes: Navarra (1.841), Murcia (1.629), La Rioja (1.507), Extremadura (1.470), Castilla y León (1.431), Ceuta (1.429), Cantabria (1.363), Galicia (1.327) y Asturias (1.296), según Sanidad. Y la incidencia es menor en Madrid (509), Cataluña (518) o la Comunidad Valenciana (703). Y hay 6 autonomías que tienen un grave problema de altísimos contagios entre mayores de 80 años: Navarra (1.923 contagios de octogenarios por 100.000 habitantes), Castilla y León (1.900), Extremadura (1.833), Murcia (1.734), Galicia (1.637) y Asturias (1.589)..
A pesar de esta alta incidencia entre mayores, que ha aumentado un +77% en poco más de un mes, Sanidad y muchos expertos no se muestran preocupados, aunque otros epidemiólogos reconocen que “estamos en una 7ª ola silenciosa”. La clave para todos no son los contagios, aunque se hayan disparado, sino que no hay un exceso de pacientes en hospitales y UCIs. Pero la realidad es que sí han aumentado las camas ocupadas por pacientes COVID: de tener 4.150 pacientes hospitalizados el 1 de abril se ha pasado a 6.858 el 6 de junio, un 65% más. Eso sí, hay más pacientes hospitalizados, pero menos pacientes graves: de tener 420 pacientes en UCI a principios de abril se ha pasado a 362 el viernes.
Son niveles de pacientes COVID asumibles para los hospitales, con un porcentaje de camas ocupadas (5,53%) muy lejano a los peores momentos de la última Navidad (15,25% de camas ocupadas el 19 de enero). Y un porcentaje de camas UCI ocupadas (4,04%) también muy reducido frente al colapso de enero (26,32% de camas UCI ocupadas el 14 de enero). Pero aún así, hay regiones que tienen los hospitales más “agobiados”, las que tienen más porcentaje de mayores: Asturias (10,64% ocupación COVID camas), Castilla y León (10,56% ocupación camas y 8,43% ocupación UCIs), Cantabria (8,02% ocupación camas y 9,32% ocupación UCIS), Murcia (7,3% ocupación camas) y Cataluña (5,9% camas UCIs ocupadas), según los datos de Sanidad del viernes.
Esa combinación, alta incidencia en mayores y mayor ocupación de camas y UCIs, es la que provoca que algunas regiones y provincias estén en riesgo alto o muy alto. Con datos del viernes 6 de mayo, Sanidad coloca en alerta 4 (riesgo muy alto) a León, Zamora y Orense. Y en alerta 3 (riesgo alto) están Asturias y Castilla y León, más las provincias de Cuenca, Guadalajara y Teruel. Del resto (ver mapa), hay 6 autonomías (Galicia, Cantabria, País Vasco, Castilla la Mancha, Murcia y Comunidad Valenciana) en alerta 2 (riesgo medio) y las demás se sitúa en alerta 1 (riesgo bajo), con baja incidencia y mínima presión hospitalaria.
Hay más mayores contagiados y muchos, al tener más de 80
años y patologías previas, sufren especialmente el COVID y acaban en la UCI,
sobre todo los que no tienen puesta la tercera dosis de refuerzo: parece mentira,
pero hay 563.043 mayores de 70 años
(y otros 616.728 de 60 a 70 años) sin
esta dosis de refuerzo, que es clave para reducir su
vulnerabilidad. El resultado es que sigue habiendo muchos muertos por COVID (o “con COVID”, aunque la causa básica de
la muerte sea otra). El balance son ya 104.869
muertos hasta el 6 de junio. Y de ellos, sólo en abril se han producido 1.915 muertos por COVID, demasiados,
aunque menos que en marzo (+2.658) y febrero (+6.185 muertos). Sólo en la
última semana (viernes 29 abril al
viernes 6 mayo) hubo 413 muertos, 59
muertos diarios. Nada de
“normalidad”.
Los datos anteriores revelan que el COVID sigue aquí, contagiando y matando. Pero la mayoría de la población parece haberse olvidado de la pandemia y una prueba es que se han frenado las vacunaciones: al 4 de mayo, estaban vacunados con pauta completa 39.053.044 españoles, el 82,4% de la población total, solamente 48.224 vacunados más que algo más de un mes antes (30 marzo). Y sigue siendo muy elevada la cifra de personas no inmunizadas, que no han completado las 2 dosis: son 3.206.669 españoles, casi los mismas que a finales de marzo (3.252.771 sin inmunizar). Y lo más preocupante es que siguen sin inmunizar muchos mayores de 60 años (237.891, incluidas 43.546 personas que tienen entre 70 y 80 años y que no han recibido las 2 dosis). Además, más de la mitad de los niños de 5 a 12 años no tienen tampoco la pauta completa (falta inmunizar a 2.188.662 niños), lo que favorece su contagio y el de sus padres y abuelos. En total, son 5.395.331 personas (adultos y niños) sin inmunizar, un número muy elevado de personas con más riesgo de contagiarse.
Los contagios por COVID siguen ahí, aumentando (aunque sólo tengamos la cifra de contagios de mayores de 60 años), porque hay demasiada gente todavía sin inmunizar y porque ahora hay mucha más movilidad de la población y menos precauciones. Una decisión polémica fue la retirada de mascarilla en interiores (20 abril), deseada por todos pero considerada prematura por muchos, como lo demuestra la gran cantidad de gente que sigue con mascarilla en supermercados, tiendas y bares y restaurantes. De hecho, hay instituciones, como la Universidad o los Juzgados que “recomiendan usarla” en interiores, lo mismo que muchas empresas de distintos sectores y tamaños, sobre todo en el personal que trata con el público. Y hay incluso autonomías con alta incidencia ahora, como Asturias o Cantabria, que recomiendan volver a usarla, al igual que Galicia o Extremadura.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reiterado a los paises que no bajen la guardia frente al COVID, alertando hace un mes de 2 nuevos linajes de la variante ómicron: la variante BA.4 y la variante BA.5, ambas detectadas por primera vez en Sudáfrica (en enero y febrero de 2022) pero que ya se han extendido a Dinamarca, Escocia e Inglaterra (la BA.4) y a China, Francia, Portugal y España (la BA.5). De momento, hay pocos datos sobre estos dos nuevos linajes de la variante ómicron, los BA.4 y BA.5, pero sí parece que es un 10% más contagiosa que las variantes anteriores, aunque no parece más peligrosa y se cree que las vacunas actuales nos inmunizan de ellas. En España, se han detectado varios casos en Asturias, que quizás expliquen su mayor incidencia, aunque la variante con mayor penetración (98%) sigue siendo el linaje BA.2 de ómicron (la llamada “variante sigilosa”), seguido del linaje XE (una combinación de los linajes BA.1 y BA2), con algo menos del 2% de casos y la antigua variante Delta-India (0,2%), según el último informe de Sanidad.
Ante el aumento de contagios en mayores y la mayor velocidad de contagio de las nuevas variantes, hay expertos que defienden una 4ª dosis de vacunas para los más mayores. Reino Unido la ofrece desde el 21 de marzo a los mayores de 75 años y a los inmunodeprimidos, mientras se estudia qué hacer en Europa. De momento, la Comisión de Salud Pública del jueves pasado no tomó una decisión, al proponer la Ponencia de vacunas retrasar esta 4ª dosis hasta el otoño, cuando esté disponible y autorizada una vacuna combinada contra la COVID y la gripe. Pero las autonomías con más mayores y más incidencia, como Asturias, Galicia, Andalucía o Murcia, no quieren esperar al otoño, porque ven que tienen un grave problema ahora, entre la población mayor y en las residencias de ancianos (donde han subido los contagios y muertes). Un ejemplo es Asturias, donde 8 de cada 10 hospitalizados con COVID tienen más de 80 años.
Mientras se retrasa una 4ª dosis a los más mayores, tenemos por delante un verano, con enorme movilidad y contactos masivos, en que esta 7ª ola “silenciosa” puede enquistarse, con cifras mantenidas de contagios y muertes (aunque ya casi no se informa de ellas). Y lo que es seguro es que, en otoño, los contagios se agravarán. Eso si antes no aparece otra variante peligrosa (el COVID busca sobrevivir). Por todo ello, urge un Plan para completar las vacunaciones, sobre todo entre los mayores de 60 años. Y en paralelo, reforzar la sanidad pública para el próximo otoño.
La clave sigue siendo reforzar la atención primaria, que ha salido del colapso de 2 años de COVID con menos efectivos (médicos y enfermeras), al no haberse confirmado muchos contratos. Y la prueba es el retraso en las consultas en los Centros de Salud: yo pedí el viernes 6 una consulta con mi médico de familia y me la dieron para este viernes (7 días). Y la media de espera en toda España está en 9 días, según el Barómetro Sanitario. Y sigue siendo difícil que nos atiendan por teléfono, mientras se mantienen cerrados consultorios y urgencias. Y siguiendo la cadena, hay 1,86 millones de peticiones de consultas pendientes, con una demora media de 89 días para ir al especialista. Y para operarse, hay 706.740 personas en lista de espera, el peor dato de la serie histórica (desde 2003), con una media de espera de 123 días (y uno de cada cinco pacientes con esperas de más de 6 meses), según Sanidad.
La pandemia sigue ahí, aunque “escondida” y ni Sanidad ni las autonomías refuerzan la atención sanitaria, falta de medios ya antes del COVID y colapsada ahora. A finales de abril, 115 organizaciones médicas y ciudadanas enviaron esta carta al Defensor del Pueblo, alertando sobre la situación crítica de la sanidad pública y pidiendo más presupuesto para la atención primaria (+10%, para que alcance en unos años el 25% del gasto sanitario) y más personal (+8.000 médicos y +15.000 enfermeras). Una petición que contrasta con lo que hacen muchas autonomías, que apenas han subido el gasto sanitario para 2022 (+4,5%, aunque cae en 4 autonomías). Es hora de reforzar de verdad la sanidad pública, máxime si la pandemia repunta y no se ha acabado.
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