lunes, 20 de octubre de 2025

El problema de la vivienda se agrava

Tras el paréntesis del verano, jóvenes y familias comprueban que conseguir una vivienda en España es cada vez más difícil: no hay casi alquileres y son carísimos mientras resulta casi imposible comprar una casa, aunque bajen los tipos. La Ley de vivienda del Gobierno (29 meses en vigor), no funciona y la mayoría de autonomías no la aplican, mientras apenas sube la construcción de viviendas y sí la especulación, con Fondos y ahorradores lanzados a comprar para alquilar y vender: la vivienda es una inversión y no un bien de uso. El Gobierno ha presentado el Plan de Vivienda 2026-30, triplicando la inversión actual, pero las 11 autonomías gobernadas por el PP dicen que “no les gusta”. Así que seguimos sin acordar soluciones para la vivienda. Cualquier Plan exige la colaboración de todas las Administraciones para buscar suelo y financiación, facilitando la promoción de nuevas viviendas (hacen falta 750.000), sobre todo públicas en alquiler. Pero no parece posible este acuerdo, aunque la vivienda sea nuestro mayor problema y el cuello de botella de la economía. Vamos a peor.

                            Enrique Ortega

El problema de la vivienda en España se agrava mes a mes. La compra es casi imposible, dado que el precio sigue disparado: el precio medio era en junio de 2.093 euros/metro cuadrado, con una subida anual del +12,8%, la mayor de los últimos años, según el INE, una subida que se suma al +55,1% que subió la compraventa de viviendas en España entre 2014 y 2024. Y esta última subida anual (+12,8%) coloca a España en cabeza de la subida de precios en Europa, donde la vivienda sube menos de la mitad (un +5,4% anual en la UE-27), siendo aún menor la subida anual en Italia (+3,9%), Alemania (+3,2%) y Francia (+0,5%), lo que nos sitúa como el 5º país con la mayor subida anual de la vivienda, tras Portugal (+17,2%), Bulgaria (+15,5%), Hungría (+15,1%) y Croacia (+13,2%), según Eurostat.

Otra estadística más ligada al mercado, la del portal Idealista, sitúa el precio medio de comprar una casa en España en 2.517 euros/m2 en septiembre, una subida del +15,3% anual y un máximo histórico (incluyendo los precios en la “burbuja financiera”: 2.115 euros/m2 costaba en junio 2007). Pero ese es el precio medio, ya que hay muchas ciudades donde el precio de una vivienda ronda o supera los 5.000 euros/m2: San Sebastián (6.250, 12,2% anual), Madrid (5.677, +19,4%), Palma (5.036 euros/m2, +16,9%) o Barcelona (4.989 euros/m2, +9,4%), costando mucho en Bilbao (3.709 euros/m2, +9,6%), Málaga (3.620, +17%) o Valencia (3.227 euros/m2,+19,2%). Y los precios más bajos se dan en Zamora (1.270 €/m2), Jaén (1.307) y Murcia (1.443).

Con estos precios disparados (+44.73% de subida desde diciembre 2019), muy pocas familias y jóvenes pueden comprar piso hoy en España, aunque hayan bajado los tipos y las hipotecas. Veamos las cifras. Un piso “medio”, que cuesta ahora 2.115 euros/m2 supone un precio (por 90m2) de 190.350 euros. Si se consigue una hipoteca por el 80% de su valor (181.224 euros), al 3% y a 25 años, supone pagar 859 euros al mes. Pero si el piso se quiere comprar en Madrid, hay que pedir una hipoteca (80% valor) de 408.744 euros y eso cuesta 1.938 euros al mes (1.703 en Barcelona), algo que sólo se puede permitir alguien que gane el triple (el 35% es el límite que suelen mirar los bancos), o sea 5.814 euros al mes… Imposible para la mayoría (y además necesitan tener un 30% del valor, 153.279 euros en el caso de Madrid) para el 20% no financiable y los gastos iniciales). Más imposible todavía…

Así que muchas familias y jóvenes sólo pueden pensar en alquilar. En septiembre, el alquiler medio en España costaba ya 14,5 euros/m2, otro máximo histórico (en 2006 costaba 10,1 euros, en 2011 bajó a 7,8 euros y en 2019 10,4 euros/m2, casi un 40% menos que hoy). Una subida de alquileres del +10,9% anual, que se suma al +81% que subieron los alquileres entre 2014 y 2024, según el portal Idealista. Eso significa que alquilar una vivienda de 90m2 cuesta de media en España 1.305 euros mensuales. Pero en la mayoría de las ciudades grandes, los alquileres cuestan mucho más: 24 euros/m2 en Barcelona (2.160 euros por 90 m2), 22,7 euros en Madrid (2.043 euros mensuales), 18,4 en Palma, 18,2 en San Sebastián, 15,4 euros/m2 en Málaga o 15,4 euros/m2 en Valencia, mientras sólo tienen precios bajos Ciudad Real (7,7 euros/m2, 693 euros mensuales), Lugo (7,7 €/m2), Zamora o Cáceres (7,9€/m2). Un alquiler elevado, con otro agravante: apenas hay alquileres en el mercado, con lo que los inquilinos se encuentran con 35 “competidores” por cada alquiler, lo que provoca que los propietarios “seleccionan” al inquilino: eligen familias sin hijos y sueldos estables antes que jóvenes, extranjeros e inquilinos con sueldos precarios, muchos hijos o mascotas…

El problema de fondo en ambos casos (pisos en venta o alquiler) es que hay poca oferta en el mercado, pocos pisos para comprar o alquilar, lo que provoca que muchos compradores o inquilinos no regateen el precio e incluso paguen algo más para quedárselo. Y a su vez, estos altos precios “reaniman” la burbuja: como invertir en una vivienda es una buena inversión (6,9% de rentabilidad media), cada vez hay más ahorradores e inversores dispuestos a comprar una casa para destinarla al alquiler o para venderla en unos años: hay 307.000 propietarios tienen más de 10 viviendas en propiedad, un 20% más que hace 10 años. Y otro dato revelador : un tercio de las viviendas se compran hoy en España sin hipoteca (a tocateja), lo que revela que son inversores particulares, Fondos de inversión o extranjeros (compran el 15% de las viviendas). Consecuencia: más inversores buscando viviendas (que no hay) suben los precios y los alquileres, para asegurar la rentabilidad de la inversión. La vivienda ha dejado se ser un bien de uso para convertirse en un activo para invertir.

Este es el negro panorama de la vivienda en España 29 meses después de la entrada en vigor de la Ley de Vivienda, en mayo de 2023, una Ley que contó con la oposición de las 11 autonomías gobernadas por el PP, que no la aplican. Y una Ley que apenas ha servido para bajar los precios de los alquileres en las zonas más “tensionadas” y que sí se han acogido a los controles de precios: 131 municipios catalanes, algunos pueblos del País Vasco (incluido San Sebastián) , 21 en Navarra, Santiago de Compostela y Las Palmas. En algunos casos (Cataluña) ha habido pequeñas bajadas tras año y medio de topes a los alquileres, pero han sido a costa de reducirse aún más la oferta de alquileres.

Lo que está claro es que la Ley de Vivienda aprobada por el Gobierno ha provocado que muchos propietarios hayan desviado sus viviendas en alquiler a otros usos (pisos turísticos y alquileres de temporada) o a la venta, para evadir el control de alquileres. En conjunto, Idealista estima que se han “desviado” 120.000 alquileres en estos 2 años largos de la Ley de Vivienda,  lo que ha reducido la oferta de alquiler un -17% de media (-46% en Barcelona, -36% en Bilbao y San Sebastián, -35% en Palma, -31% en Sevilla y -21% en Madrid), mientras la demanda de alquileres ha aumentado un +79% en estos dos años largos.

Una parte de los pisos que antes se alquilaban normalmente se destinan ahora a pisos turísticos, que no tienen alquileres controlados y por los que el propietario saca altas rentabilidades (por días o fines de semana). Se estima que al alquiler turístico se han “desviado” 85.000 alquileres en los 2 últimos años. Y en julio, había ya 381.837 pisos turísticos en España, según el INE, la mayoría en grandes ciudades turísticas : 48.412 en Málaga, 46.6784 en Canarias, 24.361 en Baleares, 23.648 en Tenerife, 18.113 en Barcelona, 18.555 en Madrid y 15.258 en Valencia, aunque hay muchos “ilegales (150.000 en Madrid).

Otra parte de los pisos que antes se alquilaban se han “desviado” a “alquileres de temporada”, viviendas que sólo se alquilan unos meses al año (a estudiantes, profesores, personal de hostelería…) y a las que tampoco se aplican los topes de precios y condiciones de la Ley de Vivienda. Estas viviendas ya suponen un 15% del mercado y su oferta se dispara un 26% anual (mientras los alquileres normales suben un 3%) y tienen más peso en Barcelona (49% del mercado), San Sebastián (39%), Girona (33%), Badajoz (33%), Cádiz (21%), Tarragona (20%), Madrid (18%) o Palma (16%), según datos de Idealista.

Y el tercer desvío de alquileres son las viviendas que se venden, porque sus propietarios “no quieren problemas con los posibles inquilinos” y aprovechan las plusvalías conseguidas: en los dos últimos años y medio (2023, 2024 y la primera mitad de 2025) se han vendido en España 1.610.000 viviendas, una cifra de ventas histórica, que supera los mejores datos de los últimos 18 años, lo que hace temer a algunos por una nueva “burbuja inmobiliaria, aunque los datos son muy diferentes a la de 2007. Pero la alta rentabilidad y la bajada de tipos está alimentando estas ventas récord, aunque en los últimos meses se ha frenado algo la avalancha, porque hay pocas viviendas para vender.

Y aquí volvemos al centro del problema: los precios de las viviendas y los alquileres se disparan porque hay poca oferta y una elevada demanda, pendiente y nueva: se estima que hay un déficit acumulado de 765.000 viviendas en España, según CaixaBank. Y cada año se suman 240.000 nuevas familias y jóvenes que buscan piso, en alquiler o en propiedad. Y frente a estas abultadas necesidades, España apenas construye nuevas viviendas: en 2024 se iniciaron 136.187 viviendas (112.230 viviendas “libres” y 23.967 viviendas protegidas, VPO), algo mejor que en 2023 (110.344 viviendas iniciadas, sólo 12.304 VPO), tras una década de escasísima construcción (86.238 viviendas iniciadas en 2011, 51.735 en 2012, 35.721 en 2013, 65.955 en 2016 y 87.907 en 2020). Y este año, aunque se construye algo más, sólo se han iniciado 60.816 viviendas libres hasta junio (57.249 en el primer semestre de 2024) y 8.074 viviendas de promoción pública, VPO (aunque casi 3.000, destinadas al alquiler, más de la mitad de las nuevas promociones, aunque todavía sea una cifra mínima).

Parece claro que España debe construir mucho más viviendas (en 2006 se construyeron 762.540 viviendas, 5 veces más de las 140.000 que podrían construirse este año), sobre todo viviendas para alquiler y a un precio asequible (VPO). Eso pasa, obligatoriamente, por un gran Acuerdo entre el Gobierno, las autonomías (que gestionan la política de vivienda), los Ayuntamientos (que tienen suelo), los promotores y constructores más los bancos, porque cualquier política de vivienda exige coordinación entre Administraciones, algo que “falta”, según acaba de alertar el gobernador del Banco de España.

Urge concretar esa colaboración en la creación de Comisiones para relanzar la vivienda, a nivel estatal, autonómico y municipal, para actuar coordinadamente  en varios frentes: suelo (elaborar un Catálogo de suelo disponible y el que pueda conseguirse a medio plazo, ciudad a ciudad y pueblo a pueblo), invertir en conseguir que este suelo sea urbanizable, agilizar los planes urbanísticos (reformando la Ley del suelo, reforma que rechazaron en febrero el PP , Junts, ERC, Bildu, Podemos y Sumar en el Congreso), buscar financiación pública (ICO) y privada, fomentar la colaboración de la promoción privada y pública (ayuntamientos, Fundaciones, cooperativas y entidades sin ánimo de lucro), sobre todo para promover viviendas en alquiler, muchas subvencionadas para permitir alquileres asequibles. Este esquema de cooperación entre todos los implicados es el que está aplicando el presidente Illa en Cataluña, con buenos resultados.

Pero no se trata sólo de construir más viviendas, de más grúas. Hay que fomentar la rehabilitación, para que puedan salir en alquiler (y venta) viviendas en mal estado, que se pueden beneficiar todavía de los Fondos europeos. Y hay que fomentar la compra pública de viviendas vacías o en manos de bancos e instituciones, para ponerlas en el mercado. Y además, hay que cambiar la actitud ante los propietarios: en lugar de “asustarlos” con topes y controles de precios y subidas, hay que darles “seguridad”, promoviendo empresas públicas municipales o autonómicas que les garanticen el alquiler, como hace el “Programa Bizigune” en el País Vasco: los propietarios les ceden sus viviendas y saben que cobran seguro el alquiler, despreocupándose. Y además, controlar y frenar el desvío de viviendas a alquileres de temporada y pisos turísticos (muchos, ilegales).

Con todas estas actuaciones, se podrían poner en el mercado de alquiler (y de venta) unos 200.000 viviendas al año, nuevas, rehabilitadas y usadas. Pero eso exige que el Gobierno central, autonomías, Ayuntamientos, promotores, constructores y bancos remen juntos, algo que parece imposible. De hecho, el Gobierno acaba de presentar el nuevo Plan de Vivienda 2026-2030 y las autonomías gobernadas por el PP (11 de 17) ya han dicho que “no les gusta”…Así que nacerá “muerto”, como la Ley de Vivienda, aunque este Plan tiene aspectos muy positivos. El principal, que pretende invertir 7.000 millones en vivienda, el triple que el Plan actual 2021-2025, aunque a cambio piden que el 40% lo aporten las autonomías. Otro elemento positivo es que promueve la construcción (y la venta de viviendas privadas) para el alquiler, obligando a que estas VPO no se pueden vender a precio libre (como ha pasado: los 6,5 millones de VPO construidas desde los años 50 se han “privatizado"), para crear un parque público de viviendas en alquiler (2,5% en España, del 10 al 30% en Europa). Y además, se mejoran las ayudas a los jóvenes para comprar y alquilar, más en zonas rurales.

Ahora, el debate y la aprobación antes de fin de año de este Plan de Vivienda 2026-2030 es una gran oportunidad para intentar un acuerdo en la futura política de vivienda, aunque sólo sea porque es uno de los grandes problemas de los españoles, en especial de los jóvenes. Habría que dejar de lado los enfrentamientos políticos y sentarse para ver cómo se consigue suelo, financiación y promotores para construir más viviendas asequibles y para que los que tienen una casa la alquilen con seguridad y no la desvíen al alquiler turístico o de temporada. La vivienda “tiene enmienda” si los políticos consultan a los expertos y acuerdan medidas que sean eficaces, no con anuncios demagógicos. Hay miles de jóvenes y familias que necesitan una vivienda asequible, algo que requiere financiación, un Plan realista y tiempo. Si no lo hacemos ahora, los problemas de la vivienda seguirán agravándose y se acabarán convirtiendo en un “cuello de botella” que frenará la economía. Y lo sufriremos todos.

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