jueves, 9 de junio de 2016

La herencia económica de Rajoy


Rajoy y el PP llevan cuatro años largos quejándose de la herencia recibida de Zapatero y los socialistas. Mañana comienza  la campaña electoral y sería bueno ver la herencia que deja Rajoy. Sobre todo en economía, el “logro” del que más presume. Es cierto que la economía ahora crece y crea empleo, pero el balance es bastante negativo: hay menos españoles trabajando que en 2011, con peores contratos y sueldos, la deuda pública se ha multiplicado por 2,5, Europa nos amenaza con una multa y más recortes porque Rajoy ha incumplido el déficit los 4 años, las pensiones han multiplicado su déficit por 36 y se han comido dos tercios de la hucha, han crecido la pobreza y la desigualdad y los recortes han deteriorado la sanidad, la educación,  la Justicia, los servicios sociales y la dependencia, con 400.158 ancianos esperando ayuda. Y los españoles tienen menos renta y están más lejos del nivel de vida de Europa que en 2011. Vean los datos (oficiales) de la herencia que nos deja Rajoy.
 
enrique ortega

Empecemos por lo que parece la herencia “buena”, que Rajoy y el PP repiten sin cesar: la economía ahora crece y crea empleo. Es cierto, la economía creció un 3,2% en 2015, mientras Zapatero la dejó cayendo (-1% en 2011). Pero hay que matizar algunas cosas. La primera, que no es verdad que España sea el país de Europa que más crece, como repite machaconamente Rajoy: en 2015 hubo 8 países europeos que crecieron más que España (Irlanda un 6,9%, Luxemburgo 4,7%, Malta 4,9%, Suecia 3,6%, Rumania 3,6%, Eslovaquia 3,6% y Polonia 3,5%). Y sobre todo, que aunque la economía española ha crecido en 2015 (+3,2%) y 2014 (+1,4%), antes cayó mucho, en los dos primeros años de la Legislatura de Rajoy, en 2012 (-2,6%) y 2013 (-1,7%), con lo que el balance del crecimiento en estos 4 años es pequeño: lo que produjo España en 2015 (1.081.190 millones de euros) es sólo un 1% más de lo que producimos en 2011 (1.070.413 millones de PIB). No es para tirar cohetes…

Además, España es uno de los 8 países europeos que aún no han recuperado el crecimiento de antes de la crisis: nuestro PIB en 2015 está un 3,9% por debajo del de 2007, sólo mejor que Grecia (-27%), Chipre (-8,6%), Italia (-8,6%), Italia (-8,6%), Finlandia (-6,4%), Portugal o Letonia (-5,6%) y Eslovenia (-4,7%). Y eso mientras la Europa del norte se ha recuperado ya de la crisis y ha ganado crecimiento sobre 2007, sobre todo Luxemburgo (+12,3%), Irlanda (+7,7%), Alemania (+5,6%), Bélgica (+4,7%) o Francia (+2,7%). Algo que se le olvida decir a Rajoy, lo mismo que otro dato del balance: en 2014 estábamos más lejos de la renta media europea (93 sobre 100) que en 2011, con ZP (98 de 100).

Y otra cuestión importante: España ha crecido mucho en 2014 y 2015, sí, pero no por Rajoy. La mitad de ese crecimiento se debe, según un estudio de Ceprede, a dos factores externos, que han empujado nuestra economía: los bajos precios del petróleo y el euro barato. Y buena parte del resto del crecimiento se debe al Banco Central Europeo (BCE), que ha ayudado con mucha liquidez y tipos bajos, evitando su presidente, Mario Draghi, el rescate de España, en el verano de 2012 (sustituido por un “rescate por la puerta de atrás”: el rescate de la banca, que nos ha costado 107.914 millones de euros, según el Tribunal de Cuentas , otra herencia de Rajoy que habrá que pagar en los próximos años).

Y vayamos ahora a la herencia “mala” de Rajoy, empezando por el empleo, la mayor preocupación de los españoles: a finales de marzo de 2016 había 123.400 españoles menos trabajando que cuando Rajoy llegó a la Moncloa, en diciembre de 2011, según la EPA (18.029.600 ocupados frente a 18.153.000). Y eso porque se destruyó mucho empleo en 2012 y 2013 (y primer trimestre de 2016), que no fue compensado por los 959.000 empleos creados en 2014 y 2015. Además, el empleo que se está creando ahora, tras la reforma laboral de 2012 (otro hito del balance de Rajoy), es un empleo muy precario: el 25% es empleo temporal (somos el 2º país de Europa, tras Polonia, con más contratos temporales) y el 19% es empleo a tiempo parcial (la tercera parte, por una semana de trabajo o menos).

Vayamos al paro. No hagan caso de que el paro registrado ha bajado de los 4 millones en mayo: esos son los parados apuntados en las oficinas de paro (SEPE), una cifra que varía según los meses, que no refleja todo el paro real, que cualquier Gobierno puede reducir (endureciendo requisitos) y que baja también porque muchos parados se borran al no cobrar ya el paro. La cifra que importa en toda Europa (ningún país euro usa el paro registrado) es el paro estimado, el paro que da trimestralmente la EPA: en marzo 2016 había en España 4.791.400 parados estimados, 495.900 parados menos que al llegar Rajoy a la Moncloa (5.287.300). ¡Vaya, una buena herencia¡ Bueno, hay que matizarlo. Primero, porque si hay menos paro se debe a que hay 619.300 españoles que han tirado la toalla en estos cuatro años, que han dejado de buscar trabajo (ya no son “activos”), porque se han ido a casa (mujeres y mayores de 55 años) o a estudiar (jóvenes) o han emigrado (españoles y extranjeros que han vuelto a su país). Por eso se produce el “milagro” de que habiendo menos empleos que en 2011 haya también menos parados.

Aunque ahora haya menos parados (el 21% de los españoles en edad de trabajar, frente al 22,5% en 2011), lo están pasando peor: porque ahora solo cobran algo el 45% de los parados EPA (dos tercios cobran sólo 426 euros al mes), mientras que cuando llegó Rajoy a la Moncloa cobraban el 55,4% de los parados (y sólo la mitad el subsidio de 426 euros). Y es que ahora, los parados llevan más tiempo sin trabajar: 1,4 millones de parados (el 27,69%) llevan ya más de tres años en paro, sin expectativas de volver a trabajar.

Vayamos a otra herencia: la deuda pública, que se ha multiplicado por 2,5 con Rajoy. En diciembre de 2011, España tenía una deuda pública de 743.530 millones (el 69,5% del PIB) y en marzo de 2016 ha llegado a 1.095.000 millones, superando el 100% del PIB, por primera vez desde 1910. Rajoy ha conseguido así que España sea el 6º país europeo con más deuda pública (tras Grecia, Italia, Portugal, Chipre y Bélgica) y el 14º país más endeudado del mundo, por detrás de los anteriores, Japón, EEUU y 5 pequeños países de África y el Caribe. Un volumen de deuda que hace a España muy vulnerable, como ha advertido reiteradamente la Comisión Europea, porque dependemos de los inversores y de los mercados, que, si se ponen nerviosos, nos cobrarán más por prestarnos (la famosa “prima de riesgo”). De hecho, hacer frente a esta billonaria deuda nos costará este año 33.500 millones en intereses (la mitad del gasto en Educación), un pago mayor que con Zapatero (27.420 millones en 2011).

Rajoy lega al próximo Gobierno una gran deuda porque ha tenido que financiar en sus cuatro años de Gobierno un elevado déficit, además de cubrir los agujeros de las autonomías (la mayoría gobernadas esos años por el PP) y el rescate de la banca. Precisamente, otra herencia de Rajoy es que ha incumplido reiteradamente los objetivos de déficit: Rajoy no cumplió nunca con los déficits prometidos a Bruselas, desde 2012 a 2015. Y aunque ha rebajado casi a la mitad el déficit que le dejó Zapatero (del 9,4% del PIB en 2011 al 5% en 2015), sigue siendo el segundo mayor de Europa, sólo detrás de Grecia (-7,2% del PIB).  Y lo peor es que Bruselas sabe que Rajoy ha incumplido el déficit porque ha bajado los impuestos, en 2015 y 2016, como maniobra electoral. De hecho, la rebaja de 2015 supuso dejar de ingresar 4.800 millones (4.800 millones más de déficit) y en 2016 supondrá recaudar otros 4.166 millones menos (2.641 millones se lo “ahorrarán” las empresas).

Este incumplimiento del déficit público, año tras año, supondrá una doble herencia de Rajoy para el próximo Gobierno: la Comisión Europea amenaza con una multa a España (2.000 millones de euros) y nos exige nuevos recortes, por 8.100 millones de euros, justo lo que Rajoy ha recortado en impuestos (sobre todo, a las empresas y a las rentas más altas). Además, en Bruselas “se hacen cruces” con que Rajoy esté prometiendo otra vez “volver a bajar los impuestos si gana”, en la segunda parte de la próxima Legislatura.

Otra herencia preocupante de Rajoy, el grave “agujero” de las pensiones: deja un déficit que es 36 veces el que recibió de ZP. Las pensiones tuvieron superávit hasta 2011, el primer año en  que los ingresos no cubrieron los gastos, cerrando con un déficit de 487,3 millones. En 2012, Rajoy multiplicó este déficit por 12 (-5.812 millones) y luego lo ha triplicado incluso, para cerrar 2015 con un déficit de 16.707 millones de euros (que podría haber subido a 17.772 millones  en marzo de 2016, según un estudio de la Universidad de Valencia). Para tapar estos déficits, Rajoy ha echado mano desde 2012 a la hucha de las pensiones, que Zapatero le dejó con 66.815 millones de euros, cogiendo en estos cuatro años largos 47.201 millones. Y a este ritmo, la hucha se agotará en 2018.

El déficit de las pensiones se ha disparado con Rajoy no porque crezcan mucho los gastos (sólo un 3%, menos que en las décadas pasadas, gracias a los recortes aprobados por ZP en 2011 y Rajoy en 2013) sino porque aumentan poco los ingresos (sólo el 1,3% en 2015 y el 1,8% en 2016), a pesar de que se hayan creado casi un millón de nuevos empleos. Y eso se debe a que son empleos muy precarios, con bajos salarios, que cotizan poco. También se debe a que Rajoy ha multiplicado las bonificaciones a la Seguridad Social  de empresas y autónomos (“tarifas planas”), además poco efectivas, con lo que la SS ha dejado de ingresar 3.439 millones en estos 4 años (y otros -2.016 para  2016). Y hay una tercera causa: como hay la mitad de parados que cobran una prestación contributiva en 2016 que en 2011, también son la mitad a cotizar a la SS (si no cobran paro o perciben  subsidios asistenciales, no cotizan).

Y hay otra herencia de Rajoy que no podemos olvidar: los recortes. Según los datos de la Intervención del Estado (IGAE), el gasto público en España se redujo en 30.284 millones entre 2009 y 2014. De estos recortes, 22.000 millones corresponden a Rajoy, que siguió recortando en muchas partidas en 2015 y hasta en 2016, con lo que su tijera podría llegar a 25.000 millones. De ellos, la mayor parte se reparte entre Sanidad (-9.000 millones), Educación (-7.000 millones), gastos sociales  (-3.000 millones) y Dependencia (-2.865 millones), sin olvidar  los recortes en tecnología (-2.183 millones en I+D+i), Cooperación internacional (-1.650 millones en ayuda al desarrollo) y Justicia (-302 millones).

Estos recortes hicieron caer la inversión y el consumo y provocaron una segunda recesión de la economía (y más paro) en 2012 y 2013, recesión que hizo caer la recaudación más de lo previsto, incumpliendo las prometidas rebajas del déficit público (es “el circulo vicioso de la austeridad”: recortes llevan a menos crecimiento que lleva a menos recaudación y a más déficit y a nuevos recortes). Pero sobre todo, estos recortes deterioraron el Estado del Bienestar en España, que tanto ha costado construir con la democracia. En Sanidad, los recortes, despidos y falta de medios han hecho subir las listas de espera y han deteriorado la calidad del servicio. En Educación, los recortes han reducido profesores y medios, suprimiendo becas y ayudas y encareciendo tasas y matrículas, convirtiendo a la Universidad pública española en una de las más caras de Europa. En ayudas sociales, que ya piden más de 8 millones de españoles, los recortes han reducido las ayudas municipales y de ONGs, mientras se disparaban las necesidades. En Dependencia, los recortes se traducen en 400.158 ancianos esperando una ayuda que tienen reconocida pero que las autonomías no pueden pagarles. En I+D+i, los recortes han supuesto perder 12.000 investigadores y múltiples proyectos.  En Justicia, se ha agravado el colapso de los Juzgados, ante la falta de medios (se han abierto 4 Juzgados nuevos)  y jueces (la mitad que en Europa). Y en Cooperación Internacional, los recortes nos han llevado a perder presencia y  ayuda humanitaria, en Latinoamérica y África, a costa también de la “marca España”.

Las consecuencias de estos recortes las han sufrido día a día la mayoría de españoles en estos cuatro años. Pero Rajoy les ha dejado más herencias. A los que trabajan, un empleo más precario o con menos sueldo, tras aprovechar las empresas la reforma laboral de 2012. De hecho, la rebaja media de los sueldos fue del 15% entre 2012 y 2014. Y ahora se recuperan muy lentamente: crecieron un 0,74% en 2015 (convenios) y se espera una subida del 1,2% en 2016. Y los españoles ganamos la cuarta parte que el resto de europeos: 15,8 euros por hora (2015) frente a 22 euros en la zona euro o Francia, 25 euros por hora en Alemania o 35,6 euros en Dinamarca, según Eurostat.

Rajoy nos ha bajado los impuestos en 2015 y 2016, pero en diciembre de 2011 hizo la mayor subida de impuestos de la democracia, que completó en julio de 2012 con la subida del IVA. Al final, el balance es que en 2015 pagábamos 17.578 millones más de impuestos que en 2011. Y Rajoy deja a las familias con impuestos más altos de los que tenían con ZP, tanto en el IRPF (12,1% de gravamen medio frente a 11,9%), IVA (15,5% de media frente a 12,7%) e impuestos especiales (26,5% frente a 23,2), aunque las empresas (impuesto Sociedades) pagan menos con él (19,5% tipo medio frente a 19,9% con ZP).

Al final, con muchos parados, empleos precarios y más impuestos, la herencia de Rajoy se traduce en que las rentas de las familias han caído, según el INE: los ingresos medios por hogar se han reducido en 1.655 euros, un 6% (de 27.747 euros en 2011 a 26.092 euros en 2014, último dato publicado). Y los ingresos por persona en 376 euros, un 3,5% (de 10.795 euros en 2011) a 10.419 en 2014). Con ello, durante la crisis, se ha producido además un cambio social: 3 millones de españoles han dejado de ser “clase media” y han pasado a ser “clase baja”, según un reciente estudio de la Fundación BBVA y el IVIE.

Y para terminar, la peor herencia de Rajoy, al menos para mí: deja 700.000 pobres más de los que había con ZP. En 2015, un 28,6% de los españoles (13.300.000) tenían una situación de pobreza, escaso empleo o carencias materiales severas, según el indicador europeo AROPE, mientras en 2011 eran el 26,7% (12.600.000 españoles). Y ese porcentaje de pobreza es mayor entre los niños (33,4% de los menores de 16 años) y entre los trabajadores (31,6% entre los que tienen de 16 a 64 años), sobre todo madres solas, jóvenes e inmigrantes. Y hay ya 3,3 millones de españoles en la pobreza extrema, según Cáritas. Mientras, los ricos son más ricos que en 2011, según el reciente estudio de Intermón Oxfam, y España es el país de la OCDE (34 países desarrollados) donde más ha crecido la desigualdad en estos años de crisis, sólo por detrás de Chipre. Basta este dato “obsceno”: los 20 españoles más ricos tienen tanto como los 14 millones de españoles más pobres (el 30% de la población).

Bueno, son muchos datos (oficiales o de fuentes rigurosas) pero dejan en evidencia que la herencia de Rajoy no es tan brillante. Y que deja al próximo Gobierno problemas económicos muy serios que se han agravado bajo su mandato, aunque la oposición no sepa utilizarlo ni se aproveche de ello para sustituirlo. Pero los votantes, al menos, deberíamos analizar su herencia económica con datos y rigor. Y después, votar en consecuencia.

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