El grave conflicto de Cataluña
no puede ocultarnos el problema que más preocupa a los españoles: el paro. Sobre todo cuando la EPA de
hoy indica que se crea poco empleo (235.900, como el verano anterior) y que cae menos el paro. Y además, 19 de cada 20 contratos que se firman son precarios
(temporales o por días y horas). Seguimos con más del doble de paro que Europa y la mitad de los parados
son de larga duración y no cobran ya nada.
El Banco de España y el FMI acaban de alertar
que España sólo crea empleo en bares,
tiendas y servicios, un empleo muy poco productivo y que obliga a cambiar el
modelo económico. Urge aprobar un Plan de empleo que mejore las ayudas y la formación de los
parados, reforme las oficinas de empleo y reduzca el fraude en los contratos
temporales (sólo un 10% se hacen fijos). Y aprobar medidas para reanimar la economía, que en 2018 va a crecer mucho
menos (no sólo por Cataluña) y creará menos
empleo. Si han pactado afrontar
juntos el problema de Cataluña, ¿por
qué no acuerdan un Plan de empleo?
enrique ortega
El verano suele
ser una buena época para el empleo, por el turismo, la agricultura y los
servicios. Este año, en el tercer
trimestre se han creado 235.900
nuevos empleos, según la EPA conocida hoy, casi los mismos que el verano anterior (226.500) y más
que en el de 2015 (182.200 empleos). La mayoría de empleos se han creado en los
servicios (+ 236.400), por el
turismo, seguidos de lejos por la industria
(+34.100), la construcción (+21.000), mientras pierde empleo el campo (-55.000). Se han creado más empleos entre los hombres (+163.600) que entre las mujeres (+72.300), concentrándose los
nuevos trabajos entre los jóvenes de 20
a 24 años (+101.000) y los mayores
de 45 años (+102.300). Y se ha creado empleo en todas las autonomías, pero
sobre todo en Comunidad Valenciana (+47.400), Cataluña (+46.100, 26.500 menos que en el trimestre anterior), Madrid (+40.200) y Baleares (+31.300).
Se vuelve a crear empleo, tras la caída del primer trimestre (-69.800
empleos perdidos), aunque menos que en el segundo trimestre (+375.000 empleos). Lo peor es que el empleo
creado sigue siendo muy precario: el 91,09% de los empleos creados de enero a
septiembre de 2017 han sido temporales
y sólo el 8,81% son contratos fijos, una tendencia que se repite desde que se
empezó a crear empleo en 2014. Y más de un tercio (35,45%) son contratos a
tiempo parcial, por horas o por días (la cuarta parte, menos de usa
semana), según Empleo. O sea, que de los 420.000 empleos creados este año, sólo el 5,7% son empleos de calidad: fijos y a tiempo
completo. Que 19 de cada 20 contratos
que se firman son “precarios”.
Gracias al empleo creado en el tercer trimestre, el paro vuelve a bajar, en 182.600
personas, menos que en los dos años
anteriores (-253 900 en 2016 y -253.900 en 2015), porque han aumentado los
españoles que buscan trabajo. Con ello, la cifra de parados EPA
queda en 3.731.700 desempleados. Y la
tasa de paro baja de nuevo, al 16,38%, la menor desde 2008, aunque
seguimos con más del doble de paro que
Europa (7,6% en la UE-28 y 9,1%
en la zona euro en agosto, según Eurostat), sólo superados por Grecia (21,2% de paro) y muy lejos del paro
de Alemania (3,6%) o Reino Unido
(4,3%) e incluso Portugal (8,9%), Francia (9,8%) e Italia (11,2%).Y lo peor es
que el paro juvenil (menos 25 años),
aunque ha bajado al 36% en España, duplica con creces el paro de los jóvenes europeos (16,7% en agosto).
El paro español
se concentra en las mujeres (son más de la mitad de los parados, 1.921.000, con
una tasa del 18,21%, frente al 14,80% los hombres), los jóvenes menores de 25 años (36% de paro) y los mayores de 50 años (el 14,5% en paro,
el triple que en 2007), donde hay ya 925.200 españoles maduros sin trabajo (y
sin perspectiva de tenerlo), según la EPA. Y
se ceba también en los inmigrantes, cuya
tasa de paro (22,7%) supera a la de los españoles. Por autonomías, hay 5 regiones que siguen con una “tasa de paro insoportable”, superior al 22%: Melilla (26,16% de
paro), Extremadura (24,76%), Andalucía (25,41%), Ceuta (22,36%) y Canarias (21,87%),
la
media España más pobre, que contrasta con el paro “casi europeo” de Navarra (10,52%), País Vasco (11,56%) y la
Rioja (12,62%). Y un dato estremecedor: todavía hay 1.193.900 hogares donde todos
sus miembros están en paro, no trabaja nadie.
Pero quizás el dato
más preocupante es que la mitad de
los parados no cobran ninguna ayuda: de los 3.731.700 españoles que se consideran parados (EPA 3º trimestre 2017),
estén o no apuntados en las oficinas
de empleo, hay 1.836.008 parados que no cobran ningún subsidio, el 49,21% de
los parados EPA (al llegar Rajoy a la Moncloa, en diciembre de 2011, los que no
cobraban eran el 44,5% de los parados EPA). Y de los 1.895.692 parados que sí cobran algo, según el Ministerio de Empleo, sólo 815.174 perciben una prestación contributiva (783 euros de media) y la mayoría, el
millón restante, cobran sólo 426 euros de una prestación asistencial (parados de larga duración con cargas
familiares), que se les acaba en 6 meses. Todo ello se debe a los recortes que hizo el Gobierno Rajoy
en las prestaciones de desempleo, para rebajar el déficit público a costa de “ahorrar con los parados”: si en 2012 se gastaron 31.680 millones en los
parados, en
2017 se van a gastar casi la mitad, 18.318 millones. Resultado: que casi la mitad de los parados (el 48,5%) son
pobres, según el INE.
Si la mitad de los parados no cobran nada se debe,
sobre todo, a que se les ha acabado el
subsidio, porque llevan mucho en paro. Porque otro problema en España es
que hay mucho
paro “viejo”, parados “de larga duración” (más de 1 año en paro): en septiembre
eran ya 1.891.100 parados, el 49,2% del
total, según la EPA de hoy (en la UE-28, son el 44% de los parados). De ellos, 1,36
millones llevan parados más de 2 años y 1 millón llevan más de 4 años, según un
estudio de Fedea. Son una bolsa de “parados crónicos” que tienen muy
difícil volver a trabajar algún día. Y más porque tienen poca formación: el 63% de estos parados de larga duración sólo tienen la ESO o
incluso menos, según la EPA. Y mucha edad: un tercio
(32,3%) de todos los parados de larga duración tienen ya más de 50 años.
Ahora se espera
que el empleo crezca algo menos en
el cuarto trimestre, como es habitual y por la crisis de Cataluña (allí se
genera el 30% del empleo total), que pasará factura al turismo, al comercio y a
muchas industrias. La previsión del Gobierno es cerrar el año 2017 con unos 500.000 nuevos empleos. De ser así, España habría creado en los últimos 4 años (desde el
2º trimestre de 2014) un total de 1.872.900
nuevos empleos, todavía menos de la mitad de los empleos perdidos con la
crisis (-3.802.800). Eso significa que todavía quedan 2 millones de empleos por recuperar. Y al ritmo actual, con
los 425.000 empleos que el Gobierno espera crear en 2018, se tardarían todavía 5 años en conseguir que en España trabajaran
tantos como antes de la crisis. Y además, hay que buscar trabajo para las
nuevas generaciones.
El problema de fondo
es que el modelo económico español “no da de sí más empleo”, como ha advertido recientemente el Banco de España: el motor de los empleos creados estos años es el turismo y la
construcción y parece que ambos “han tocado techo”, según este estudio. Y por
eso, proponen
diversificar la economía y volcarse más en la industria y otros
sectores innovadores, donde se crea menos empleo en España que en Europa. Y
para ello, propone
el Banco de España, hay que volcarse en mejorar la formación de los españoles (el
42% de los adultos apenas tiene la ESO, frente al 20% en Europa) y en cambiar el modelo de crecimiento: pasar de un país de tiendas, bares y hoteles
a un país de empresas innovadoras y competitivas, algo que tarda décadas.
El Fondo Monetario Internacional
(FMI) coincide en esta idea en su último
informe sobre España (6 octubre 2017): la mayoría del empleo (70%) se da en
España en sectores poco productivos (turismo, comercio, hostelería, servicios y
administración pública), que crean menos riqueza por empleo, mientras que el empleo cualificado es escaso (7,5%)
y se concentra en Madrid y Cataluña.
Además de crear poco
empleo cualificado, el gran problema del empleo en España es su precariedad: España es el 2º país de Europa con más empleos temporales (26,8%, 4.206.100
trabajadores), sólo por detrás de Polonia (27,5%) y muy por encima de la media
UE (14,2%), según Eurostat. Y hay dos “peculiaridades”
más. Una, que España es, además, el
2º país europeo con más “empleo temporal no deseado”
(porque no encuentran otro): lo sienten así un 91,4% de los trabajadores temporales, sólo por detrás del 92,2% de
Chipre y muy por encima del 62% de media en Europa. Y la otra, que España es el 3º país europeo donde menos contratos temporales se hacen fijos:
sólo el 9,8% de los contratos
temporales hechos en 2015 se hicieron fijos en 2016, frente al 23,7% en Europa (UE-28), el 55,3% en
Reino Unido, el 28,7% en Alemania, el 27,3% en Portugal y el 19,6% en Italia y
sólo peor que Francia (un 10,9% de temporales se hacen fijos) y Grecia (16,9%).
Y si miramos los contratos
a tiempo parcial, por horas o días (el 26% se hacen por 1 semana o menos),
los tienen ya el 15,25% de los
trabajadores, menos que en Europa (19,5%), pero hay 2 datos preocupantes. Uno,
que España es el país europeo donde más ha crecido el trabajo a tiempo parcial durante la
crisis. Y el otro, que el 60% de los
españoles que trabajan a media jornada o por horas (sobre todo mujeres y
jóvenes) preferirían trabajar a jornada
completa, frente a sólo un 27,5% de europeos que trabajan “forzosamente”
por horas, según la OIT.
Esta enorme
precariedad laboral no sólo indica que “el triunfalismo” del Gobierno Rajoy
sobre el mucho empleo que han creado es un “espejismo” engañoso, sino que acarrea
un rosario de problemas a los españoles y a la economía. Por un lado,
la gran precariedad se traduce en salarios muy bajos: un trabajador
temporal gana un 33% menos que uno fijo (16.422 euros frente a 24.561 euros de
media, según el INE) y un
trabajador a tiempo parcial cobra menos de la mitad que uno que trabaja a
jornada completa (10.065 euros frente a 27.039 euros). Y tener a muchos
trabajadores precarios cobrando poco se traduce en menos consumo (y por ende, menos
crecimiento y menos empleo), menos ingresos por impuestos (más déficit), menos cotizaciones y un fuerte déficit de las pensiones.
Así que ya no es sólo que el empleo que se cree sea precario
y eso inquiete a millones de familias,
muy vulnerables. Es que además, este empleo de mala calidad lastra la recuperación. Por eso, afianzar el crecimiento y aumentar el
empleo pasa por mejorar la calidad del
empleo que se crea, para que haya más contratos fijos y a jornada completa,
no seguir con el fraude de hacer contratos temporales o por horas para empleos
que son estables. Urge aprobar cuanto antes un Plan de empleo con 4
patas: aumentar el número de parados que cobran ayudas (al menos que cobren 1 millón
de parados más, lo que costaría unos 5.000 millones anuales), poner en marcha más políticas activas de empleo
(gastar 2.500 millones más en formación y orientación profesional, junto a
nuevos incentivos a la contratación), reformar a fondo las oficinas de empleo
(el SEPE no funciona, por falta de personal y políticas de ayuda a los parados:
bastarían 1.000 millones más para que despegue) y un Plan contra la precariedad laboral, con el palo y la zanahoria: más
medios contra el fraude y ayudas para
mejorar la calidad de los contratos (otros 1.500 millones).
En total, habría que gastar
unos 10.000 millones más en este Plan de empleo, la cuarta parte del dinero irrecuperable destinado al rescate bancario (41.500 millones). No es mucho para
afrontar el problema que más preocupa a los españoles (CIS). Y en paralelo, la
previsión de que España vaya a crecer un
tercio menos en 2018 (el 2,3%
frente al 3,1 de 2017, según el Gobierno, pero podría ser incluso menos: el 1,4% si el problema de Cataluña se enquista, según la Autoridad Fiscal ) obliga al Gobierno Rajoy y a la oposición a pactar un
Plan adicional para reanimar la economía, no volver a hacer recortes
como pretende Montoro en el Presupuesto 2018, para rebajar más el déficit público
(del 3,1% PIB al 2,3%, por debajo incluso del 3% que exige Bruselas a los
paises del euro). Ese nuevo ajuste
para 2018, junto a las secuelas del problema de Cataluña,
sería un duro golpe al empleo el año próximo. Y como se ha visto con
la EPA de septiembre, no están las cosas
para bajar la guardia. Hay que volcarse en crecer más y crear más empleo de
calidad, no en hacer más ajustes. Si
han sido capaces de buscar juntos una salida al problema de Cataluña, pacten
medidas urgentes y extraordinarias para crear más empleo. Es
lo mínimo.
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