jueves, 26 de octubre de 2017

EPA septiembre 2017: urge un Plan de empleo


El grave conflicto de Cataluña no puede ocultarnos el problema que más preocupa a los españoles: el paro. Sobre todo cuando la EPA de hoy indica que se crea poco empleo (235.900, como el verano anterior) y que cae menos el paro. Y además, 19 de cada 20 contratos que se firman son precarios (temporales o por días y horas). Seguimos con más del doble de paro que Europa y la mitad de los parados son de larga duración y no cobran ya nada. El Banco de España y el FMI acaban de alertar que España sólo crea empleo en bares, tiendas y servicios, un empleo muy poco productivo y que obliga a cambiar el modelo económico. Urge aprobar un Plan de empleo que mejore las ayudas y la formación de los parados, reforme las oficinas de empleo y reduzca el fraude en los contratos temporales (sólo un 10% se hacen fijos). Y aprobar medidas para reanimar la economía, que en 2018 va a crecer mucho menos (no sólo por Cataluña) y creará menos empleo. Si han pactado afrontar juntos el problema de Cataluña, ¿por qué no acuerdan un Plan de empleo?



                                                                                           enrique ortega

El verano suele ser una buena época para el empleo, por el turismo, la agricultura y los servicios. Este año, en el tercer trimestre se han creado 235.900 nuevos empleos, según la EPA conocida hoy, casi los mismos que el verano anterior (226.500) y más que en el de 2015 (182.200 empleos). La mayoría de empleos se han creado en los servicios (+ 236.400), por el turismo, seguidos de lejos por la industria (+34.100), la construcción (+21.000), mientras pierde empleo el campo (-55.000). Se han creado más empleos entre los hombres (+163.600) que entre las mujeres (+72.300), concentrándose los nuevos trabajos entre los jóvenes de 20 a 24 años (+101.000) y los mayores de 45 años (+102.300). Y se ha creado empleo en todas las autonomías, pero sobre todo en Comunidad Valenciana (+47.400), Cataluña (+46.100, 26.500 menos que en el trimestre anterior), Madrid (+40.200) y Baleares (+31.300).

Se vuelve a crear empleo, tras la caída del primer trimestre (-69.800 empleos perdidos), aunque menos que en el segundo trimestre (+375.000 empleos). Lo peor es que el empleo creado sigue siendo muy precario: el 91,09% de los empleos creados de enero a septiembre de 2017 han sido temporales y sólo el 8,81% son contratos fijos, una tendencia que se repite desde que se empezó a crear empleo en 2014. Y más de un tercio (35,45%) son contratos a tiempo parcial, por horas o por días (la cuarta parte, menos de usa semana), según Empleo. O sea, que de los 420.000 empleos creados este año, sólo el 5,7% son empleos de calidad: fijos y a tiempo completo. Que 19 de cada 20 contratos que se firman son “precarios”.

Gracias al empleo creado en el tercer trimestre, el paro vuelve a bajar, en 182.600 personas, menos que en los dos años anteriores (-253 900 en 2016 y -253.900 en 2015), porque han aumentado los españoles que buscan trabajo. Con ello, la cifra de parados EPA queda en 3.731.700 desempleados. Y la tasa de paro baja de nuevo, al 16,38%, la menor desde 2008, aunque seguimos con más del doble de paro que Europa (7,6% en la UE-28 y 9,1% en la zona euro en agosto, según Eurostat), sólo superados por Grecia (21,2% de paro) y muy lejos del paro de Alemania (3,6%) o Reino Unido (4,3%) e incluso Portugal (8,9%), Francia (9,8%) e Italia (11,2%).Y lo peor es que el paro juvenil (menos 25 años), aunque ha bajado al 36% en España, duplica con creces el paro de los jóvenes europeos (16,7% en agosto).

El paro español se concentra en las mujeres (son más de la mitad de los parados, 1.921.000, con una tasa del 18,21%, frente al 14,80% los hombres), los jóvenes menores de 25 años (36% de paro) y los mayores de 50 años (el 14,5% en paro, el triple que en 2007), donde hay ya 925.200 españoles maduros sin trabajo (y sin perspectiva de tenerlo), según la EPA. Y se ceba también en los inmigrantes, cuya tasa de paro (22,7%) supera a la de los españoles. Por autonomías, hay 5 regiones que siguen con una “tasa de paro insoportable”, superior al 22%: Melilla (26,16% de paro), Extremadura (24,76%), Andalucía (25,41%), Ceuta (22,36%) y Canarias (21,87%), la media España más pobre, que contrasta con el paro “casi europeo” de Navarra (10,52%), País Vasco (11,56%) y la Rioja (12,62%). Y un dato estremecedor: todavía hay 1.193.900 hogares donde todos sus miembros están en paro, no trabaja nadie.

Pero quizás el dato más preocupante es que la mitad de los parados no cobran ninguna ayuda: de los 3.731.700 españoles que se consideran parados (EPA 3º trimestre 2017), estén o no apuntados en las oficinas de empleo, hay 1.836.008 parados que no cobran ningún subsidio, el 49,21% de los parados EPA (al llegar Rajoy a la Moncloa, en diciembre de 2011, los que no cobraban eran el 44,5% de los parados EPA). Y de los 1.895.692 parados que sí cobran algo, según el Ministerio de Empleo, sólo 815.174 perciben una prestación contributiva (783 euros de media) y la mayoría, el millón restante, cobran sólo 426 euros de una prestación asistencial (parados de larga duración con cargas familiares), que se les acaba en 6 meses. Todo ello se debe a los recortes que hizo el Gobierno Rajoy en las prestaciones de desempleo, para rebajar el déficit público a costa de “ahorrar con los parados”: si en 2012 se gastaron 31.680 millones en los parados, en 2017 se van a gastar casi la mitad, 18.318 millones. Resultado: que casi la mitad de los parados (el 48,5%) son pobres, según el INE.

Si la mitad de los parados no cobran nada se debe, sobre todo, a que se les ha acabado el subsidio, porque llevan mucho en paro. Porque otro problema en España es que hay mucho paro “viejo”, parados “de larga duración (más de 1 año en paro): en septiembre eran ya 1.891.100 parados, el 49,2% del total, según la EPA de hoy (en la UE-28, son el 44% de los parados). De ellos, 1,36 millones llevan parados más de 2 años y 1 millón llevan más de 4 años, según un estudio de Fedea. Son una bolsa de “parados crónicos” que tienen muy difícil volver a trabajar algún día. Y más porque tienen poca formación: el 63% de estos parados de larga duración sólo tienen la ESO o incluso menos, según la EPA. Y mucha edad: un tercio (32,3%) de todos los parados de larga duración tienen ya más de 50 años.

Ahora se espera que el empleo crezca algo menos en el cuarto trimestre, como es habitual y por la crisis de Cataluña (allí se genera el 30% del empleo total), que pasará factura al turismo, al comercio y a muchas industrias. La previsión del Gobierno es cerrar el año 2017 con unos 500.000 nuevos empleos. De ser así, España habría creado en los últimos 4 años (desde el 2º trimestre de 2014) un total de 1.872.900 nuevos empleos, todavía menos de la mitad de los empleos perdidos con la crisis (-3.802.800). Eso significa que todavía quedan 2 millones de empleos por recuperar. Y al ritmo actual, con los 425.000 empleos que el Gobierno espera crear en 2018, se tardarían todavía 5 años en conseguir que en España trabajaran tantos como antes de la crisis. Y además, hay que buscar trabajo para las nuevas generaciones.

El problema de fondo es que el modelo económico español “no da de sí más empleo, como ha advertido recientemente el Banco de España: el motor de los empleos creados estos años es el turismo y la construcción y parece que ambos “han tocado techo”, según este estudio. Y por eso, proponen diversificar la economía y volcarse más en la industria y otros sectores innovadores, donde se crea menos empleo en España que en Europa. Y para ello, propone el Banco de España, hay que volcarse en mejorar la formación de los españoles (el 42% de los adultos apenas tiene la ESO, frente al 20% en Europa) y en cambiar el modelo de crecimiento: pasar de un país de tiendas, bares y hoteles a un país de empresas innovadoras y competitivas, algo que tarda décadas. El Fondo Monetario Internacional (FMI) coincide en esta idea en su último informe sobre España (6 octubre 2017): la mayoría del empleo (70%) se da en España en sectores poco productivos (turismo, comercio, hostelería, servicios y administración pública), que crean menos riqueza por empleo, mientras que el empleo cualificado es escaso (7,5%) y se concentra en Madrid y Cataluña.

Además de crear poco empleo cualificado, el gran problema del empleo en España es su precariedad: España es el 2º país de Europa con más empleos temporales (26,8%, 4.206.100 trabajadores), sólo por detrás de Polonia (27,5%) y muy por encima de la media UE (14,2%), según Eurostat. Y hay dos “peculiaridades” más. Una, que España es, además, el 2º país europeo con más “empleo temporal no deseado” (porque no encuentran otro): lo sienten así un 91,4% de los trabajadores temporales, sólo por detrás del 92,2% de Chipre y muy por encima del 62% de media en Europa. Y la otra, que España es el 3º país europeo donde menos contratos temporales se hacen fijos: sólo el 9,8% de los contratos temporales hechos en 2015 se hicieron fijos en 2016, frente al 23,7% en Europa (UE-28), el 55,3% en Reino Unido, el 28,7% en Alemania, el 27,3% en Portugal y el 19,6% en Italia y sólo peor que Francia (un 10,9% de temporales se hacen fijos) y Grecia (16,9%).

Y si miramos los contratos a tiempo parcial, por horas o días (el 26% se hacen por 1 semana o menos), los tienen ya el 15,25% de los trabajadores, menos que en Europa (19,5%), pero hay 2 datos preocupantes. Uno, que España es el país europeo donde más ha crecido el trabajo a tiempo parcial durante la crisis. Y el otro, que el 60% de los españoles que trabajan a media jornada o por horas (sobre todo mujeres y jóvenes) preferirían trabajar a jornada completa, frente a sólo un 27,5% de europeos que trabajan “forzosamente” por horas, según la OIT.

Esta enorme precariedad laboral no sólo indica que “el triunfalismo” del Gobierno Rajoy sobre el mucho empleo que han creado es un “espejismo” engañoso, sino que acarrea un rosario de problemas a los españoles y a la economía. Por un lado, la gran precariedad se traduce en salarios muy bajos: un trabajador temporal gana un 33% menos que uno fijo (16.422 euros frente a 24.561 euros de media, según el INE) y un trabajador a tiempo parcial cobra menos de la mitad que uno que trabaja a jornada completa (10.065 euros frente a 27.039 euros). Y tener a muchos trabajadores precarios cobrando poco se traduce en menos consumo (y por ende, menos crecimiento y menos empleo), menos ingresos por impuestos (más déficit), menos cotizaciones y un fuerte déficit de las pensiones.

Así que ya no es sólo que el empleo que se cree sea precario y eso inquiete a millones de familias, muy vulnerables. Es que además, este empleo de mala calidad lastra la recuperación. Por eso, afianzar el crecimiento y aumentar el empleo pasa por mejorar la calidad del empleo que se crea, para que haya más contratos fijos y a jornada completa, no seguir con el fraude de hacer contratos temporales o por horas para empleos que son estables. Urge aprobar cuanto antes un Plan de empleo con 4 patas: aumentar el número de parados que cobran ayudas (al menos que cobren 1 millón de parados más, lo que costaría unos 5.000 millones anuales), poner en marcha más políticas activas de empleo (gastar 2.500 millones más en formación y orientación profesional, junto a nuevos incentivos a la contratación), reformar a fondo las oficinas de empleo (el SEPE no funciona, por falta de personal y políticas de ayuda a los parados: bastarían 1.000 millones más para que despegue) y un Plan contra la precariedad laboral, con el palo y la zanahoria: más medios contra el fraude y ayudas para mejorar la calidad de los contratos (otros 1.500 millones).

En total, habría que gastar unos 10.000 millones más en este Plan de empleo, la cuarta parte del dinero irrecuperable destinado al rescate bancario (41.500 millones). No es mucho para afrontar el problema que más preocupa a los españoles (CIS). Y en paralelo, la previsión de que España vaya a crecer un tercio menos en 2018 (el 2,3% frente al 3,1 de 2017, según el Gobierno, pero podría ser incluso menos: el 1,4% si el problema de Cataluña se enquista, según la Autoridad Fiscal ) obliga al Gobierno Rajoy y a la oposición a pactar un Plan adicional para reanimar la economía, no volver a hacer recortes como pretende Montoro en el Presupuesto 2018, para rebajar más el déficit público (del 3,1% PIB al 2,3%, por debajo incluso del 3% que exige Bruselas a los paises del euro). Ese nuevo ajuste para 2018, junto a las secuelas del problema de Cataluña, sería un duro golpe al empleo el año próximo. Y como se ha visto con la EPA de septiembre, no están las cosas para bajar la guardia. Hay que volcarse en crecer más y crear más empleo de calidad, no en hacer más ajustes. Si han sido capaces de buscar juntos una salida al problema de Cataluña, pacten medidas urgentes y extraordinarias para crear más empleo. Es lo mínimo.

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