En unos días, 2014 nos
trae un calendario laboral con una fiesta más que este año pero con menos
puentes y más cortos. España tiene 14 festivos, los mismos que la mayoría
de Europa, pero trabajamos 232 horas más
al año. Y en 2013, con la crisis y la reforma laboral, la jornada de trabajo ha aumentado hasta una hora semanal más, muchas veces con menos sueldo. Algo preocupante en un país con el doble de paro que Europa y donde aumenta la jornada laboral desde 2008,
lo que ha impedido salvar más de medio
millón de empleos de la crisis. Ahora, se debería reducir la jornada y repartir el poco trabajo que hay, con un horario europeo, de 9 a 17 horas. El Congreso ha pedido al Gobierno, por unanimidad, que cambie horarios, para estar antes con
la familia. Calentar más tiempo la
silla no es más productivo. Es menos.
enrique ortega |
El calendario
laboral de 2014 viene con una fiesta más (porque en 2013 la
Inmaculada ha caído en domingo) pero con menos
puentes y más cortos, ya que sólo hay tres fiestas nacionales entre
semana (una, el “macropuente” de mayo).
Habrá 9 festivos nacionales en toda
España: 1 enero(miércoles), 6 enero Reyes(lunes), 18 abril (Viernes santo), 1
mayo (jueves), 15 agosto (viernes), 1 noviembre (sábado), 6 diciembre (sábado),
8 diciembre (lunes) y 25 diciembre (jueves). A ello hay que sumar 3 fiestas
autonómicas (la de cada
autonomía y dos festivos nacionales más o sustituibles, como el lunes 13 de
octubre) y 2 fiestas locales.
Un calendario laboral de crisis, con menos puentes y pérdida de horas de trabajo,
por lo que el Gobierno no ha tenido que
poner en marcha (tampoco
en 2013) la reforma
que pactó en 2012 con sindicatos,
patronal y la Iglesia, acordando que podía cambiar
tres festivos para reducir los macropuentes:
15 de agosto (caerá en viernes), 1 de
noviembre y 6 de diciembre (caen en sábado en 2014). Y tampoco tendrá que hacerlo hasta 2018, al menos.
España, con 9
fiestas nacionales, es junto a Gran Bretaña el país con menos festivos de Europa, pero si añadimos las 5
fiestas autonómicas y locales, queda en
línea con la mayoría de países europeos, que tienen entre 10 y 15 festivos. Sin embargo,
los españoles trabajamos más horas que
la mayoría de europeos: 1.686 horas
en 2012, 112 horas más que la media de 17 países de la eurozona (1.574 horas), según
Eurostat. Y con datos de la OCDE (2012),
España trabajaba (1.686 horas) menos que la media de sus 35 países (1.765
horas) pero más horas que la mayoría de países europeos, salvo Grecia (2.034
horas), Italia (1.752 horas), Portugal (1.691) y la mayoría de Europa del Este.
Así, trabajamos 289 horas más al año que los alemanes (1.397), 193 más que los franceses (1.479) y 32 horas más que los británicos (1.654
horas al año).
Con la crisis y
sobre todo, tras la reforma laboral del
Gobierno Rajoy (febrero 2012), esta jornada laboral ha aumentado, por presión
de las empresas y la Administración. En 2013, muchos convenios han forzado
aumentos de jornada, como el de grandes
almacenes (+28 horas semanales) o Metro
de Madrid (+58 horas), incluso con menos sueldo. Y la
propia Administración
central ha aumentado su jornada
en 2013 (a 37,5 horas semanales y reducción de 6 a 3 “moscosos”), como la
mayoría de autonomías
y Ayuntamientos.
Resultado: un sensible aumento
de la jornada laboral en 2013, sobre todo por haberse reducido el absentismo, las horas perdidas (de 4,2 horas semanales
en 2012 a 3,4 en 2013). En consecuencia, la jornada efectiva ha pasado de
30,6 horas (2º
trimestre 2012) a 31,2 horas (2º trimestre 2013).
Y la jornada sube más para los que
trabajan a tiempo completo: de hacer 34 horas a la semana a 35 horas en 2013,
según el INE. Y
los contratados a tiempo parcial, también trabajan más: de
hacer 17,7 horas han pasado a hacer 18,3 horas semanales. Aquí, la mayoría querría trabajar más horas,
ya que ganan la mitad que a tiempo completo. Y es que el 61% de los que trabajan a tiempo parcial lo hacen “de
forma involuntaria”, porque no tienen otro trabajo (en Europa son el
28%).
No sólo trabajamos
más horas, sino que también trabajamos más horas extras gratis. Mientras han
bajado las horas
extras pagadas al nivel más bajo de la última década (menos de
media hora al mes), las horas
extras gratis fueron 2.630.000 en el cuarto trimestre 2012, 12
minutos a la semana por trabajador. Con ello, las empresas se ahorran pagar 40 millones de euros y dejan de contratar a 65.750 personas.
Precisamente, lo más grave de que España tenga más
horas de trabajo que la mayoría de Europa es que esa mayor jornada impide crear
nuevos empleos. Ya lo ha hecho durante la crisis. Entre 2008 y 2012, la
jornada laboral sólo creció en España (+1,4%), Grecia (+4,3%) y Chipre (+0,6%),
mientras bajaba un 1,6% en Europa (-2,8% en Italia, -2,1% en Irlanda o -1,7% en
Alemania). Si nuestra jornada laboral se hubiera reducido como la europea,
se habrían podido salvar 540.000 empleos,
uno de cada 5 puestos de trabajo perdidos en la crisis, según un estudio
de la Junta de Andalucía. Y si además
tuviéramos
la misma jornada laboral que la media de Europa, se podrían haber creado 720.000 empleos. En total, 1,26 millones de puestos de trabajo perdidos
por trabajar más horas que Europa.
La crisis ha
provocado no sólo que las empresas
aumenten la jornada laboral (mientras pagan un 16,6% menos de
salario que en Europa, 1.639 euros frente a 1.936) sino que los trabajadores, de motu propio, se queden
más horas en la empresa, calentando la
silla. Es el presentismo:
un 85%
de trabajadores reconocían que alargaban
su jornada en 2012, frente al 45% que lo hacían en 2010, según un estudio
de Randstad. La mayoría son jóvenes con pocos estudios y lo hacen por miedo a perder el empleo (65%) o por falta de personal (24%). El presentismo,
además de no mejorar la productividad, tiene sus riesgos:
más estrés laboral, más riesgo de
accidentes y, sobre todo, quita empleo.
Trabajar más horas
no
aumenta productividad, como está superdemostrado:
los españoles trabajamos 232 horas más
al año que los europeos y producimos
la mitad, según un
estudio del IESE y Adecco. Y uno de los países más productivos es Bélgica, donde se trabaja 112 horas menos al año que en España. Además de trabajar
más horas, en España el horario
laboral es “de locos”: se entra a trabajar más tarde que en Europa
(a las 9 en vez de a las 8) y se sale
dos o tres horas más tarde (entre las 18 y las 20 horas, no
a las 17), tras el cafelito mañanero y hora y media para comer (30 minutos en Europa).
Racionalizar los horarios, buscando una jornada de 9 a 17 horas
(y media hora para comer) mejoraría la productividad de las empresas un 20%,
según
un estudio hecho entre empresas del IBEX por la Comisión para la
racionalización de horarios (ARHOE),
que cita otras ventajas de trabajar
con horarios
europeos: mejor clima laboral,
menos estrés y absentismo, ahorro de energía, mejora conciliación laboral y familiar, más
atención a los hijos y menos abandono
escolar.
Por todo ello, la Comisión de Igualdad del Congreso aprobó en septiembre por unanimidad instar
al Gobierno para que apruebe una Ley de conciliación laboral y racionalización de horarios, con un permiso
de paternidad obligatorio de mes y medio (hoy 15 días) y un horario
laboral recomendado de 9 a 17 horas, incluyendo adelantar
una hora el horario peninsular (al de Canarias, Portugal y Gran
Bretaña) y el horario prime time de
las televisiones (de las 22-1 madrugada actuales a las 21-23 horas), para facilitarlo. Pero no parece que las empresas,
agobiadas por la crisis, estén por el horario europeo…
Sin embargo, trabajar
más horas que Europa cuando tenemos el
doble de paro es una grave irresponsabilidad
que, además, no mejora la productividad,
porque eso depende más de otras variables: organización
del trabajo, integración en la empresa, formación, producto, calidad e
innovación, costes, logística… El Gobierno y las empresas no se deben obsesionar porque haya menos
fiestas y más horas de trabajo, sino por repartir
el trabajo disponible y que los que trabajen, lo hagan menos
horas pero con más eficacia. Al tajo.
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