lunes, 2 de junio de 2025

Tras el apagón, luz barata y renovable

Se ha cumplido un mes desde el histórico apagón del 28 de abril y seguimos sin saber las causas, mientras parte del sector y la derecha aprovechan para culpar a las renovables y pedir que no se cierren las nucleares. Pero en mayo, las renovables han vuelto a liderar la producción de electricidad (el 61,8%) y no hemos tenido apagones. Y gracias a ellas, el precio mayorista de la electricidad ha bajado a un mínimo histórico (el más bajo de Europa), aunque Red Eléctrica ha subido la factura mensual (+3,35 euros) al mantener en "alerta" centrales de gas. Ahora, el recibo se estabilizará este mes y subirá algo en verano, por el mayor consumo. Eso sí, en el futuro subirán los costes de la energía solar y eólica, para compensar las inversiones necesarias en baterías e  inversores solares, para evitar “sustos”. Y urge presionar a Francia para aumentar las interconexiones, porque somos “una isla eléctrica”. Pero necesitamos mayor transparencia y nuevos protocolos en un sector dominado por las tres grandes eléctricas.

                           Enrique Ortega

Ha pasado algo más de un mes desde el histórico apagón del 28 de abril, a las 12 horas, 33 minutos y 21 segundos, que dejó a toda España a oscuras durante más de 10 horas. Y, a pesar de las múltiples investigaciones en marcha, hay pocas certezas y muchas dudas. La certeza es que el apagón se originó por tres pérdidas sucesivas de generación eléctrica en Granada (primero en la subestación de Huéneja,  cerca de Guadix, de Endesa), Badajoz y Sevilla. Pero a partir de ahí surgen las preguntas. ¿Porqué no funcionaros los cortafuegos, para aislar estas pérdidas de tensión, aunque se intentó hacerlo en 6 ocasiones? ¿Cómo pudo provocarse el apagón un día de baja demanda, donde sobraba energía? (minutos antes del apagón, España estaba exportando electricidad a Portugal y Francia) ¿Tuvo algo que ver el apagón con oscilaciones anteriores detectadas en la red europea? ¿Qué falló en los protocolos y automatismos que tiene Red Eléctrica (REE) y que ha ensayado antes cientos de veces?

Son preguntas que tardarán meses en responderse, según los investigadores del Gobierno y Red Eléctrica. Pero entre tanto, voces interesadas  ya han culpado del apagón a las renovables, por ser “menos seguras”, dado que su energía no es síncrona (es menos estable). Sin embargo, hay hechos que desmienten esta “peligrosidad”: unos días antes del apagón, el 16 de abril, hubo bastantes horas en que el 100% de la electricidad generada fue renovable (hidráulica, solar y eólica), sin que hubiera ningún problema. Entre enero y abril de 2025, las energías renovables han aportado el 58,64% de la electricidad generada (25% la eólica, 17% la hidráulica, 14,1% la solar fotovoltaica, 0,8% la solar térmica y 1,7% otras renovables, según REE). Sin problemas. Y en abril, el mes del apagón, su aportación subió al 64,3%.

Mientras se investigan las causas del apagón, veamos qué ha pasado con la electricidad este mes de mayo. Primero, habría que recordar que la luz bajó drásticamente en abril en el mercado de origen (mayorista), cerrando a un precio medio de 26,81 euros/MWh, la mitad que en marzo (53,3 euros/MWh) y la cuarta parte que en enero (96,69 euros) y febrero (108,31 euros), gracias a las lluvias y el sol, que produjeron mucha electricidad renovable (más barata). Un precio mayorista superior al de abril de 2024 (13,67 euros/MW) pero que es la tercera parte del precio habitual del mercado mayorista en abril durante los últimos 5 años (72,32 euros/MWh). Y este precio medio español (26,81 euros/MWh en abril) ha sido el más bajo de los mercados europeos, porque tenemos más electricidad renovable: 99,85 euros/MWh en Italia, 91 euros en Reino Unido, 78,33 euros en Alemania y 42,21 euros en Francia.

Este bajo precio mayorista de la luz en abril se trasladó directamente a los 8,3 millones de consumidores que tienen tarifa regulada (PVPC), que pagaron un recibo medio en abril de 58,62 euros, según la OCU, menos que el recibo de marzo (65,72 euros), febrero (81,60 euros) y enero (77,53 euros), aunque mayor que el recibo de 1 año antes (48,85 en abril de 2024) porque este año ha subido el IVA de la luz (del 10 al 21% en enero) y otros impuestos, además de las tarifas reguladas (que pagan el transporte, la distribución y otros costes).

Tras la bajada del recibo en abril, básicamente por el clima, la previsión era que el recibo siguiera bajando en mayo y hasta el otoño, para subir algo después hasta fin de año, por el mayor consumo y la menor aportación de renovables. ¿Qué ha pasado tras el apagón? : el precio de la luz ha seguido bajando en el mercado mayorista y todo apuntaba a que el recibo de la luz de mayo sería similar o algo menor para los que tienen tarifa regulada (8,6 millones) y que podría bajar en la próxima revisión de tarifas a los consumidores que tienen tarifa “libre” (21,4 millones de clientes).

Para ver lo que ha pasado realmente con el precio de la luz en mayo hay que analizar dos factores. Uno, que Red Eléctrica (que gestiona la red) ha querido “curarse en salud” y ha tomado medidas especiales para evitar otro apagón: ha aumentado las centrales de gas disponibles, ("de guardia") , para “evitar sustos”, aunque su electricidad no se vuelque al sistema porque hay muchas renovables. Y eso ha disparado unos costes que hasta ahora pesaban poco en mercado mayorista, los “servicios de ajuste: han alcanzado en mayo un promedio de 37,2 euros por megavatio hora (MWh), más del doble que los 17 euros por MWh de abril y casi el doble de los 19,7 euros por MWh de mayo de 2024, según los registros de Red Eléctrica. Este “sobre coste”, por tener a mano centrales de gas, supondrá unos 5,5 euros de subida en el coste mayorista de la electricidad en mayo para los 8,6 millones de consumidores que pagan la tarifa regulada. Y esa subida se trasladará a los consumidores del mercado libre (21,4 millones), sobre todo a la industria. De hecho, algunas comercializadoras se plantean cobrar un extra a sus clientes para compensar esta subida coyuntural de los "servicios de ajuste".

Pero en paralelo a este “sobrecoste”, en mayo ha bajado el resto del precio mayorista de la electricidad, porque la mayoría de la luz se ha generado con renovables (otro mes más), más baratas: en mayo, el 61,8% de la electricidad generada fue renovable, casi como en abril (64,36%), gracias al enorme peso de la solar (25,7%), la hidráulica (17,4%), la eólica (16,9%) y otras renovables (1,8%). Eso lleva a que el precio mayorista de la electricidad (en origen) haya sido de 16,91 euros/MWh en mayo, el 2º precio más bajo de la historia reciente (tras los 13,67 euros/MWh de abril de 2024), casi la mitad del precio mayorista de abril de 2025 (26,81 euros/MWh) y que en mayo de 2024 (30,4 euros/MWh). Y llevamos ya 70 días consecutivos  donde los precios de la luz han sido "cero" o "negativos" en las horas centrales del día (por la energía solar). Además, en mayo volvimos a tener el precio mayorista más barato de Europa: 16,91 euros/MWh frente a 95 euros en Italia, 85 en Reino Unido, 66 en Alemania y 20 en Francia.

Eso significa que, con la electricidad a mitad de precio, en mayo debería haber bajado el recibo medio para los consumidores de tarifa regulada. Pero al haber subido los “servicios de ajuste” (la tarifa por tener “a mano” más centrales de gas) y los  precios "futuros" (que pesan ahora un 40% en la factura),  el recibo final ha subido un poco en mayo: si en abril pagaron 49,62 euros en un recibo medio, en mayo pagarán 52,97 euros (+3,35 euros) , según el simulador de la CNMCA partir de ahora, se espera que el clima mantenga un alto porcentaje de generación renovable y que el precio mayorista se mantenga estable en junio y subiendo algo en julio y agosto (por el mayor consumo, que obligará a reforzar las centrales de gas), para subir en otoño e invierno, como anticipa el mercado de futuros : 41 euros en junio y 70 euros en el tercer trimestre, según OMIE, para cerrar a 61,05 euros en 2026 y 58,25 en 2027). Y lo mismo el recibo, que podría rozar los 63 euros de media este año (61,90 euros en 2024, según la OCU).

Con todo, la preocupación ahora no son los precios de la luz (moderados) sino asegurar el suministro y que no haya más apagones. Algunos expertos interesados y el PP (y Vox) proponen ampliar la vida de las centrales nucleares, como “garantía de suministro”. Pero es una posición más ideológica (poner en duda las renovables) que económica. Por un lado, las eléctricas ya pactaron en 2019 con el Gobierno el cierre de las 5 centrales nucleares, entre 2027 (la 1ª, Almaraz en otoño de 2027) y 2035. Ahora, las mismas eléctricas proponen ampliar la vida útil de estas centrales, pero piden a cambio “que se reduzca su fiscalidad”. A lo claro: piden que se les reduzca el coste de los residuos (muy elevado), a costa de subir el precio de esta luz nuclear a los consumidores, algo a lo que se niega el Gobierno. Y además de costosos, los residuos nucleares son peligrosos durante siglos.

La clave es seguir con las energías renovables, porque España tiene un potencial de sol y viento (y agua) que nos han convertido en líderes en Europa, permitiendo tener la electricidad más barata del continente, lo que facilita la instalación de empresas (Centros de datos, por ejemplo) y la electrificación de la industria (sustituyendo el petróleo y el gas), a precios muy competitivos. Un salto en las renovables que ha sido impresionante: generaban un tercio de la electricidad en 2009 (32,65%), pasaron a aportar casi la mitad en 2019 (49,3%), ya suponen dos tercios de la electricidad generada (64,3% en abril). Y el objetivo del Gobierno, en su Plan energético (PNIEC), es que generen el 81% de la electricidad en 2030.

Hay que seguir apostando por las renovables, como hace toda Europa, pero con seguridad, porque los expertos coinciden en señalar que una red con muchas renovables es más difícil de gestionar que una red con energías tradicionales. Pero se puede hacer, gracias a la tecnología. Por un lado, hay que invertir en centrales de bombeo en las centrales hidroeléctricas: en caso de necesidad sueltan agua de arriba abajo y generan rápidamente electricidad. Y en el caso de las centrales solares fotovoltaicas y las eólicas, hay dos tecnologías que las hacen “más seguras”. Una, la instalación de inversores (convierten la corriente continua en corriente alterna, permitiendo su vertido a la red). Y la otra, la instalación de baterías, que permitan almacenar la energía renovable que no se consume.

Los expertos denuncian que las propuestas normativas que se han presentado desde REE para hacer obligatorios estos inversores en las plantas fotovoltaicas y eólicas “duermen en un cajón del Ministerio y de la CNMC”. Y también se ha pospuesto la regulación de los almacenamientos de baterías, donde España está muy retrasada: al cierre de 2024 sólo había 3,3 GWh de almacenamiento (el 4% de toda Europa) y el objetivo es subir esa capacidad a 22,5GWh en 2030, para lo que vamos muy retrasados (el sector se queja de que las autorizaciones para el almacenamiento se retrasan entre un año y medio y dos). Antes del apagón, el Ministerio había puesto en marcha un Plan de ayudas, con 700 millones de Fondos europeos, para cofinanciar proyectos de almacenamiento a gran escala de renovables. Pero sigue pendiente de aplicación la orden ministerial sobre capacidad aprobada en diciembre de 2024.

Hace meses que muchos expertos piden al Gobierno y a Red Eléctrica que aumente las inversiones en la Red, para evitar problemas. Pero hasta ahora, ha sido muy “conservador”, aprobado una inversión en redes para 2021-2026 de sólo 5.684 millones, menos de lo que querían las eléctricas: el Gobierno no quiso invertir más en redes porque eso suponía cargar más el recibo a los consumidores. Ahora, tras el apagón, parece claro que hará falta un Plan inversor para fortalecer las redes eléctricas (ojo: 700.000 kilómetros), para hacerlas más seguras (aunque el riesgo cero no existe).

Otro elemento clave para asegurar el suministro eléctrico y reforzar las redes es mejorar la interconexión eléctrica con Europa, dado que la Península es “una isla eléctrica”: la interconexión con Europa no llega al 3% de la electricidad (2.800 MW), cuando la Comisión Europea estableció en 2014 que debía ser del 10% en 2020 y del 15% en 2030. El problema está en las reticencias de Francia a que España exporte electricidad barata a Europa y en el alto coste económico (y ecológico) de las conexiones proyectadas. Actualmente hay 2 conexiones terrestres con Francia (a través de Euskadi y Cataluña) y está prevista otra conexión a través del Golfo de Vizcaya para 2028 (3.100 millones de inversión) y dos conexiones terrestres más, una por Navarra para 2035 (2.609 millones) y otra por Aragón, para 2041 (con un coste de 2.372 millones). La semana pasada, el propio Sánchez pidió a la presidenta Von der Leyen que intervenga para acelerar estas interconexiones.

Los apagones nunca se pueden evitar al 100%, pero parece claro que su riesgo es mucho menor si España invierte en fortalecer la red eléctrica y prepararla para tener un 81% de electricidad renovable .Eso pasa por un cambio en los Protocolos de actuación de Red Eléctrica (REE), porque los actuales son de 1996. Los expertos creen que habría que cambiar al menos un tercio de las más de 60 normas técnicas con que opera REE, sobre todo las normas relacionadas con niveles de tensión y frecuencia, protecciones, automatismos, restricciones, planes de seguridad, coordinación de operadores y conexiones internacionales. Pero dos son los cambios más urgentes. Uno, exigir a las energías fotovoltaicas y eólicas que ofrezcan las mismas garantías de firmeza y control de tensión que el resto de energías : la tecnología existe aunque es cara, por lo que hay que “obligar/incentivar” a las empresas a utilizarla. Y la otra, la revisión a fondo de los cortafuegos de emergencia, porque los “deslastres” utilizados fueron insuficientes.

Además, el apagón debería obligar a una mayor transparencia en el sector eléctrico, un negocio en régimen de monopolio (Endesa, Iberdrola y Naturgy suministran el 80% de la energía), donde hay más de 500 empresas operando (distribuidoras y comercializadoras), más una red con miles de kilómetros, estaciones y subestaciones, donde operan las propias eléctricas y coordina Red Eléctrica (Redeia), una empresa con un 20% de capital público y el 80% restante en manos privadas (sobre todo Fondos de inversión).  Ahora, con el apagón, se ha visto que ni el Gobierno ni REE controlan lo que pasa en este mercado y en toda la red. Y que el Gobierno ha remoloneado para invertir más porque eso obligaba a subirnos más la parte regulada del recibo. Si hay que invertir más para hacer una red más segura y prevenir apagones, habrá que hacerlo. Y eso pasa por forzar a las eléctricas (que ganaron 11.249 millones en 2024) a que financien la mayor parte, no nosotros como clientes. Luz y taquígrafos.

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