lunes, 25 de noviembre de 2013

La batalla por hacernos un seguro médico

La Sanidad es ya la cuarta mayor preocupación de los españoles, que notan los efectos de los recortes en la atención sanitaria y las listas de espera, con casi 600.000 españoles esperando operarse. Un terreno abonado para que las aseguradoras se lancen a una guerra de precios” por hacernos un seguro médico, con campañas de pólizas low cost, en las que nos ofrecen un seguro “desde 35 euros…”. De hecho, los seguros médicos son la única rama del seguro que crece año tras año y hay ya  10,6 millones de españoles que tienen un seguro médico privado. Unos seguros que han subido un 25% en estos años de crisis y que van a encarecerse bastante en 2014, por la subida del IVA sanitario. Y unos seguros que, junto a los conciertos, han disparado la sanidad privada, en manos de fondos extranjeros. Mientras, la sanidad pública, que pagamos todos, pasa por graves apuros 
 
enrique ortega

La sanidad pública ya no es lo que era, tras cuatro años de recortes que continuarán en 2014: en total habrá perdido 11.000 millones de euros, un 19% de su presupuesto en 2009. Consecuencias: un deterioro del servicio (según un informe de la Fundación en Defensa de la Sanidad Pública), más desigualdad sanitaria entre autonomías y unas listas de espera disparadas: en diciembre 2012 había 571.395 españoles aguardando una operación, según Sanidad, con un tiempo medio de espera de 100 días (76 en junio 2012) y con un 16,5% de pacientes esperando a operarse más de 6 meses (máximo legal). Y la espera media para acudir a un especialista era ya de 59 días.

Datos que explican por qué la Sanidad es ya la cuarta preocupación de los españoles, según el barómetro del CIS (octubre 2013), tras el paro y la crisis económica, la corrupción y los políticos: preocupa al 13,4% de los encuestados, cuando hace sólo tres años, en octubre de 2010, era la undécima preocupación, sólo para el 3,9% de los españoles.

Esta preocupación por la sanidad pública y su futuro causa que medio millón de españoles se hayan hecho un seguro médico privado desde 2007, unos 100.000 el último año. Con ello, son ya 10,6 millones los españoles con un seguro médico privado: dos tercios son seguros individuales (7,2 millones) y el tercio restante (3,4 millones) seguros pagados por las empresas o la Administración (1,53 millones de funcionarios, a través de Muface). De hecho, los seguros médicos son los únicos seguros que crecen con la crisis: un 1,93% en primas (y casi un 3% en asegurados) hasta septiembre 2013, año en que facturarán casi 7.000 millones de euros, el doble que hace 10 años.

Las aseguradoras se han lanzado a una “guerra” por hacer seguros médicos, apoyándose en una amplia campaña publicitaria y en pólizas low cost, donde el gancho es el precio (“hágase un seguro médico desde 35 euros…”). Se multiplican las ofertas y descuentos, en una carrera por captar nuevos clientes y “robar” los viejos a otras compañías. La competencia más dura se da en las pólizas para empresas, pólizas dentales y pólizas con nuevos servicios, como teleasistencia, copago de medicamentos o un pack para cuidar a sus niños y ancianos si el titular cae enfermo. En esta “guerra”, algunas aseguradoras como Mapfre, han denunciado que competidores ligados a bancos o Cajas utilizan malas artes, como aprovechar que por sus manos pasan los recibos de clientes para ofrecerles sus pólizas cuando les vence el plazo.

En esta “guerra” de ofertas, hay mucha publicidad engañosa y pólizas con trampa, según denuncian asociaciones de consumidores. Les daré algunos consejos. Primero, no se fije sólo en el precio. El gancho (“desde x euros”) no acaba siendo el precio real de la prima, porque hay que calcularla para cada asegurado, según su edad y ciudad. Y muchas veces hay copago por algunos servicios, a sumar al coste real. Segundo, hay que mirar la cobertura y contratar lo que necesitamos: cobertura de viaje si viajamos pero no reproducción asistida si tenemos más de 45 años, por ejemplo. Tercero, fijarse en las condiciones del contrato, sobre todo en las exclusiones (lo que no cubre) y si están excluidas las preexistencias (las patologías que tenía antes de contratar la póliza), algo clave al pensar en cambiar de póliza. Cuarto, estudiar la modalidad que se contrata. Si es una póliza de reembolso (a veces más baratas), donde el asegurado elige médico y luego le abonan, sepa que hay un límite global y luego sublímites por enfermedades: puede tener un límite de 100.000 euros pero 10.000 para oncología, por ejemplo. Y quinto, ojo a las cancelaciones: todas las compañías, menos dos, pueden anularle unilateralmente la póliza por edad o siniestralidad. Y si la cancela usted, ha de avisar dos meses antes de finalizar la anualidad.

La previsión es que los seguros médicos sigan creciendo, como sus precios: han subido un 21,6% entre 2007 y 2012, según ICEA, más otro aumento del 3 al 5% este  2013, año en que las primas han bajado para las mujeres (y subido para los hombres), en cumplimiento de una sentencia del  Tribunal de Justicia Europeo, que prohíbe discriminar tarifas por sexo. El problema será 2014, año en que los seguros médicos pueden subir unos 2 euros al mes por asegurado, por efecto de la subida del IVA en los productos sanitarios (del 10 al 21%), que entra en vigor el próximo 1 de enero.

Y  la tendencia en los próximos años será a un aumento de las primas de los seguros médicos, por la mayor esperanza de vida de los asegurados, unos costes crecientes por las nuevas tecnologías sanitarias y el aumento de las pólizas de empresas, más baratas, que fuerzan a las aseguradoras a compensarlas con subidas a los particulares, a pesar de la gran competencia. Y si no suben, recortan servicios, mirando con lupa las autorizaciones y lanzando pólizas más baratas, pero con menos coberturas (low cost).

En  España hay más de 50 aseguradoras que ofrecen seguros médicos, pero es un mercado muy concentrado, donde las cinco grandes controlan el 70% del mercado: Adeslas (Mutua y la Caixa, con 27,3% de cuota), Sanitas (17,2%), Asisa (14,1%), DKV (6,6%) y Mapfre (5,5%). Y esto les da un mayor poder que en otros países  para fijar precios, tanto a los asegurados, como a los proveedores (hospitales, clínicas y médicos), según un estudio de PwC. Máxime si la sanidad privada es un mercado muy atomizado, donde los cuatro grandes grupos hospitalarios (en manos de fondos de inversión extranjeros) sólo concentran el 28% de la facturación sanitaria privada: Quirón (9,7%), Capio (8,2%), Vithas (red antigua Adeslas, 5,7%) y Asisa (4,8%). Igual los laboratorios de análisis clínicos (5 primeros facturan el 10%) y menos las empresas de diagnóstico por imagen (5 primeros facturan el 60%), según PwC.

Esta situación de dominio de las aseguradoras ha provocado numerosas fusiones defensivas en la sanidad privada, al calor del capital extranjero, que busca un negocio en alza, no sólo por el tirón de los seguros médicos sino por el aumento de los conciertos con la sanidad pública  (un 75% de la facturación de Capio) y las anunciadas privatizaciones de la gestión sanitaria en 7 autonomías controladas por el PP (Comunidad Valenciana, Madrid, La Rioja, Castilla la Mancha, Galicia, Extremadura, Castilla y León y Baleares). Un pastel que va a seguir creciendo en 2014, por los recortes anunciados en el catálogo de prestaciones de la sanidad pública, los nuevos copagos y el seguro aumento en las listas de espera.

Los seguros médicos están ahí, en todos los países, pero no deberían crecer a costa del deterioro de la sanidad pública, obligando a uno de cada cuatro españoles a pagar dos veces para cubrir su salud. El problema no es que la sanidad pública sea mala, sino que se la ha asfixiado presupuestariamente: si en 2009 España se gastaba en Sanidad un 6,95% del PIB, en 2014 gastaremos el 5,8%, muy por debajo del 8,8% que gastan Francia o Alemania. Y así, no hay sanidad que lo aguante, al margen de que hacen falta reformas de fondo. Mejor sería pagar 50 euros más al mes en impuestos para que funcionara mejor la sanidad pública (aún la 5ª más eficiente del mundo) que destinar esos 50 euros a aseguradoras y hospitales privados que buscan hacer negocio con nuestra salud. Y luego, el que pueda y quiera tener un seguro privado que lo tenga. Pero no por necesidad.

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