jueves, 4 de marzo de 2021

Guerra de precios en los súper


Los supermercados han sido de los pocos negocios que han ido mejor con la pandemia, porque nos hemos gastado mucho más en la cesta de la compra, al ir menos a bares y restaurantes: facturaron un 12,7% más en 2020, un tercio del aumento porque aprovecharon para subirnos los precios, mientras bajaba la inflación. Ahora, una vez hecha caja, algunos súper (Lidl, Aldi o Día) han lanzado una guerra de precios, con “ofertas escaparate” para seguir quitando clientes a Mercadona y Carrefour. Pero son sólo un espejismo, porque los alimentos llevan 6 meses consecutivos de subidas, que no benefician al campo porque se lo llevan los intermediarios. El INE ha aumentado el peso de los alimentos en la cesta de la compra y la inflación anual subió en enero y se estancó en febrero, tras 9 meses de IPC negativos. Ahora, se espera que todos los precios suban en 2021, mientras los salarios se estancan o bajan. Ojo a la cesta de la compra.

Enrique Ortega

La pandemia, con el confinamiento y la menor movilidad, ha disparado las compras de los españoles de productos de gran consumo: alimentos, bebidas, productos de limpieza e higiene personal. En 2020, los españoles nos gastamos en “el carro de la compra” 95.000 millones de euros, un 6,4% más que en 2019, según la consultora Nielsen, quien estima que 3.500 millones de gasto extra se debe a la pandemia, porque provoca que gastemos más en alimentos y bebidas al ir menos a bares y restaurantes. De hecho, las ventas que más crecieron con la pandemia fueron las de bebidas (+8,5%), congelados (+8,3%), alimentos frescos (+6,5%) y envasados (+6,4%), destacando el aumento de ventas en droguería y productos de limpieza (+9,4%), según Nielsen.

La mayor parte de este gasto lo hicimos en los supermercados, pero  hay dos novedades en el gasto durante la pandemia. Uno, que aumentaron las compras en las tiendas tradicionales (las carnicerías, pescaderías y fruterías de toda la vida), que alcanzaron un 17% de cuota de ventas (y un 25% en frescos), gracias a que muchas sirvieron a domicilio y se beneficiaron del apoyo de muchos clientes (que volvieron a ellos, para “ayudarlos” en lo peor de la pandemia). Y la otra novedad ha sido el salto en las ventas online de alimentación: pasaron del 1,8% de todas las ventas en 2019 al 2,6% en 2020 (y el 3,7% sin contar los alimentos frescos), con la aparición de nuevos operadores (Corte Inglés o Amazon).

Pero la mayor parte de las compras de gran consumo las hemos hecho en los supermercados e hipermercados, que aumentaron un +12,7% su facturación en 2020, más que el resto del sector, sobre todo en los meses duros del confinamiento (marzo a junio) y en el último trimestre de 2020. Y se ha producido otro cambio, según Kantar Worldpanel: han perdido cuota los supermercados líderes (Mercadona, Carrefour y Día) y la han ganado Lidl y los supermercados regionales, que han aprovechado mejor la proximidad. Con todo, el líder, Mercadona, que tuvo problemas en su canal online al inicio del confinamiento, controla un 24,5% de las ventas totales de gran consumo (-1,1% que en 2019) y por sus 1.600 tiendas han pasado 9 de cada 10 hogares españoles. Le sigue a mucha distancia Carrefour (8,4% de cuota, un -0,3% perdido en 2020). Y en el tercer puesto del ranking se ha aupado la cadena alemana Lidl (6,1% de cuota, +0,5%), gracias a la apertura de nuevas tiendas (tiene 600) y a sus continuas  ofertas. Le siguen  el grupo DIA (5,8% de cuota, -0,6%), que ha compensado sus problemas financieros con su extensa red de tiendas, el grupo Eroski (4,88%, la misma cuota que en 2019), Auchan/Alcampo (3,48% de cuota, sin cambios) y los súper regionales (14,3% de cuota, +2,1%), los que más han subido con la pandemia, (Consum, Uvesco, Alimarket, Ahorramás, Gadisa o Dinosol)  gracias a su imagen de proximidad y a los frescos.

Los supermercados han facturado un 12,7% más en 2020 porque hemos comprado más (dos tercios del aumento) y también porque nos han subido los precios (explica un tercio de la mayor facturación), según Kantar Worldpanel. Los alimentos subieron de media un 2%, según Nielsen, aunque los frescos subieron un 5,5% y algunas frutas hasta el 20%. Al final, los súper aprovecharon la mayor demanda (igual que las cadenas de distribución) para recuperar mayores costes logísticos y de distribución (para adaptar tiendas a la pandemia, Mercadona gastó 200 millones) y para aumentar márgenes. De hecho, el índice anual de precios de alimentación subió al 4% en abril de 2020, cuando el resto del IPC era negativo. Y aunque subió menos con la desescalada, los alimentos encadenan 6 meses de subida en el IPC, hasta situarse en una subida anual del 1,7% en enero, cuando el IPC total sube el +0%.

Y lo peor es que esta subida del carro de la compra que hemos pagado con la pandemia no ha llegado al campo, según denuncian agricultores y ganaderos. En enero de 2021, los precios finales que pagamos por los alimentos son 4,05 veces los precios en origen que recibe el agricultor o ganadero, según el índice IPOD que elabora la asociación agraria COAG. Así, pagábamos 1,15 euros por kilo de patatas que se pagaba al productor a 0,13 euros o 1,85 euros por kilo de naranjas que en el campo se pagaba a 0,27 euros. Y 5,87 euros por kilo de cerdo cuando en la granja se pagaba  a 1,1 euros, 16,10 euros por kilo de ternera frente a 3,48 euros por kilo que recibe el ganadero o 2,75 euros por kilo de pollo cuando se paga a 0,85 euros por kilo. A lo claro: nos han cobrado más caros los alimentos con la pandemia, pero los mayores márgenes se han quedado por el camino del campo al súper.

Ahora, en este año 2021, se espera que los precios de la cesta de la compra sigan subiendo, aunque quizás menos en el primer semestre, hasta que vuelva el turismo y se note la recuperación. Y como “espejismo”, algunas cadenas (como Lidl y Aldi) han iniciado una “guerra de precios”, para intentar seguir ganando cuota de mercado a costa de los grandes, de Mercadona y Carrefour sobre todo. No bajan todos los precios, sino unos “precios escaparate” (como el pollo o la leche), para atraer a clientes. Es el caso de Lidl que ha ofrecido pollo por piezas a menos de 2 euros el kilo, lo que ha provocado la denuncia de la organización agraria COAG, ante la Agencia de Control Alimentario (AICA) porque están vendiendo por debajo de los costes de producción de las granjas de pollos.

Otra novedad de 2021 será que se disparará la venta de alimentos online, al haber empezado a operar el 2 de febrero Amazon Fresh, primero en Madrid y luego en Barcelona y el resto de España, con el objetivo de “vender alimentos a millones de españoles en 2021”. Arranca con 10.000 artículos, frescos y envasados, que se entregarán en el día para clientes Prime y sin coste adicional para envíos de más de 50 euros. Otro operador que se ha puesto las pilas de la venta online es El Corte Inglés, que quiere ser 100% digital y también en las ventas de sus supermercados. Mientras, Mercadona y Carrefour avanzan lentamente en la venta online y buscan defenderse mejorando su oferta de frescos, en tanto Lid, Aldi y los súper regionales buscan el atractivo de las ofertas y la proximidad. Y con esta estrategia y la pandemia, esperan un nuevo aumento de ventas del +10% en 2021.

Estas mayores ventas de alimentos ya las ha trasladado el INE al IPC, modificando al alza su ponderación en el índice de precios: si en 2020 los alimentos y bebidas no alcohólicas  suponían el 19,49% del IPC, para este año 2021 lo han subido al 23,62%. Y también han subido el peso del gasto en bebidas alcohólicas (por el mayor gasto en cerveza y vino), del 2,85% al 3,20% del gasto total en el IPC. También suben, aunque menos, el porcentaje de gasto en vivienda (del 13,37 al 13,58%), los gastos médicos (del 3,89 al 3,93%) y otros bienes y servicios (del 6,82 al 7,10%). Y bajan el peso de todos los demás gastos familiares este año, sobre todo en transporte (del 15,40 al 12,45%), en ocio y cultura (del 8,41 al 6,79%) y el porcentaje de gasto en hoteles, cafés y restaurantes (12,05 al 11,64%).

En definitiva, que con la pandemia gastamos más en comer y beber en casa y eso se va a reflejar en el IPC, que subirá más que el año pasado si suben los alimentos, como se espera. De  momento, llevamos dos meses en que la inflación anual ha roto la racha de bajadas de los 9 meses anteriores: enero (+0,5%) y febrero (+0%). Y existe un cierto temor en las Bolsas y entre los expertos a que “despierte la inflación, a la vista del último dato europeo (febrero 2021), recién publicado por Eurostat: la inflación anual de la UE-27 era del +1,2% y  la de la eurozona era del +0,9%, pero ha subido hasta el +1,6% de subida anual en Alemania, +1,9% en Paises Bajos y Suecia y +0,9% en Finlandia,  +0,7% en Francia o +1% en Italia, mientras bajaba un -0,1 % anual en España ( dato homogéneo con la UE). Preocupa que la inflación siga subiendo y obligue al BCE a subir tipos, lo que dificultaría recuperar las economías  europeas tras la histórica recesión provocada por la pandemia.

Mientras la inflación despunta por el horizonte, empujada por los alimentos y la subida de muchas materias primas (el petróleo ha duplicado su precio: de 37,45 dólares/barril a principios de noviembre a 67,21 dólares el 24 de febrero), los salarios no mejoran y muchas empresas quieren congelarlos o incluso bajarlos en 2021. De momento, los últimos datos de convenios, los firmados en enero, revelan una subida media (para 3 millones de trabajadores que los han firmado) del +1,44%, inferior al 1,89% de subida de 2020. Y la patronal de grandes almacenes ha propuesto a sus 200.000 trabajadores congelarles el sueldo en el próximo convenio, mientras la banca acaba de firmar un convenio donde ha pactado con los sindicatos subir los sueldos de sus 90.000 empleados un +0,21% en 2021…

En definitiva, que la inflación podría subir más del 0,9% previsto este año, lo que restaría poder adquisitivo a los pensionistas y a muchos asalariados, dificultando el consumo de las familias (sobre todo con más de 4 millones de parados ya) y, por tanto, la recuperación. Por eso, es importante evitar subidas injustificadas de precios en la cesta de la compra, vigilar todo el proceso de distribución (para que no se inflen márgenes) e intentar mantener e incluso subir salarios (las empresas que puedan) para reanimar el consumo y el crecimiento. Si no, la inflación puede ahogar la recuperación antes incluso de que llegue. Atentos.

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