lunes, 22 de diciembre de 2025

A por los últimos Fondos europeos

Una de las prioridades que se ha fijado el presidente Sánchez para 2026 es recibir todos los Fondos europeos pendientes, “sin perder un euro”. Y eso porque los Fondos se acaban el 31 de agosto y España todavía debe recibir 25.000 millones en subvenciones. Pero para conseguirlos, debe seguir aprobando reformas, algo que el Gobierno tiene muy difícil con el veto de Junts en el Parlamento. Por eso, ha aprobado  un cambio de estrategia, para agilizar la  gestión de estos Fondos y renegociar con Bruselas las reformas pendientes, renunciando a algunas y flexibilizando otras, renunciando además a recibir la mayor parte de los créditos europeos previstos (ahora que España se financia barato). Pero el Gobierno no lo tiene fácil, porque en 2026 se acaba el plazo para gestionar las ayudas, que si no se pierden. Y todos nos jugamos mucho en ello, porque los Fondos europeos  han sido uno de los motores del crecimiento y del empleo de España desde 2021. Habría que pactar para no perderlos.

                                  Enrique Ortega

Empecemos recordando el origen y la evolución de estos Fondos europeos. En la madrugada del 21 de julio de 2020, en plena pandemia, los líderes europeos aprobaban por unanimidad el Plan de Recuperación, dotado con 750.000 millones de euros hasta 2026, para que Europa superara la nueva crisis y afrontara los retos energético y digital, con subvenciones y créditos europeos. Si en la crisis financiera de 2010-2014, Merkel y el resto de líderes europeos afrontaron los problemas con ajustes y recortes, sobre todo para los paises del sur, en esta ocasión se optó por el camino contrario: reanimar la economía con fondos europeos (y con emisión de deuda de los 27, algo “prohibido” antes) y aprovechar la nueva crisis provocada por la COVID-19 para modernizar la economía europea y ayudar a los paises a invertir en la reconversión energética y digital de sus economías.

España fue el primer país europeo en aprobar un Plan de Recuperación, el 27 de abril de 2021, para optar a las ayudas y créditos del Fondo “Next Generation EU”, unos 140.000 millones inicialmente adjudicados a España (70.000 en subvenciones a fondo perdido y 70.000 en créditos con bajo interés), con 4 objetivos básicos: la transición energética, la digitalización de la economía, las reformas económicas necesarias y la reducción de desigualdades regionales, sociales y de género. El Gobierno Sánchez envió el Plan a Bruselas el 30 de abril y un mes y medio después, el 16 de junio de 2021 lo aprobó la Comisión Europea (fue el primer Plan nacional aprobado), siendo ratificado por los ministros de Economía de la UE, el 13 de julio de 2021, “con la máxima calificación”.

A partir de ahí, el Plan de Recuperación empezó a andar y enseguida llegaron los primeros Fondos europeos: el 17 de agosto de 2021, el Tesoro español recibió la primera transferencia de la UE: 9.036 millones en concepto de “prefinanciación”. A partir de ahí, se establecían 8 desembolsos oficiales, 8 entregas de Fondos europeos hasta agosto de 2026, que se irían abonando a medida que España justificara a la Comisión Europea que se habían hecho las reformas e inversiones exigidas. Había que “sudar” para recibir cada entrega

El primer desembolso oficial condicionado (tras el anticipo de agosto) llegó el 27 de diciembre de 2021: 10.000 millones de euros, recibidos tras confirmar la Comisión que España había cumplido 52 hitos y reformas, entre ellas la Ley de Cambio Climático, la mejora de la conectividad, el Plan de Ciencia, la modernización de la Administración Pública y los Planes para la igualdad retributiva de hombres y mujeres. Además, España tuvo que aceptar y firmar antes, en noviembre de 2021, el Reglamento de concesión de los Fondos europeos aprobado por la Comisión, una exigente “hoja de ruta” para asegurar su buen funcionamiento.

España siguió con su calendario de reformas e inversiones y el 27 de junio de 2022, la Comisión Europea aprobó un  2º desembolso oficial a España: otros 12.000 millones de euros de subvención, recibidos tras cumplir 40 hitos, entre ellos la reforma laboral, la 1ª fase de la reforma de las pensiones, la estrategia de movilidad sostenible, la hoja de ruta de la eólica marina, la Carta de Derechos Digitales, la Ley Riders (repartidores), las medidas fiscales para el despliegue de la Red 5-G, la modernización de la Agencia Tributaria, el Plan de acción para la Atención Primaria y la Ley de la Cadena Alimentaria.

Ya en 2023, el 17 de febrero, la Comisión Europea autorizó el tercer desembolso condicionado para España: 6.000 millones de euros, que llegaron el 28 de marzo, tras confirmarse que España había cumplido otros 29 hitos y objetivos en 2022, entre ellos la Ley Concursal, la Ley de Formación Profesional, la reforma de la cotización de autónomos y la Ley de medidas contra el fraude fiscal. Esta vez, la luz verde al tercer pago costó más, porque España tuvo que convencer a la Comisión de los cambios en el sistema de control y auditoría implantados para cumplir con los estándares de vigilancia europeos, una herramienta llamada CoFFEE, perfilada por Economía y Hacienda.

Y en pleno verano, el 26 de julio de 2024, España recibió el 4º pago condicionado, de 9.883 millones de euros, tras confirmar Bruselas que había cumplidos 61 hitos y objetivos más, en la transformación digital, la transición energética, pensiones, educación, tratamiento de aguas, digitalización de servicios públicos y cooperación internacional.

El 5º pago de los Fondos europeos fue el que más tardó en llegar, el 8 de agosto de 2025, aunque fue el de mayor importe: 23.100 millones de euros, 7.100 millones en subvenciones y 16.000 millones en créditos, tras haber solicitado España (en las Navidades de 2022, con retraso respecto a otros paises) recibir también créditos europeos a bajo interés, también a cambio de reformas. Esta 5ª entrega fue además la primera en que España recibió menos de lo previsto (iban a ser 25.000 millones), por no haber conseguido aprobar la mayor fiscalidad del diesel (vetada en el Congreso por el PP, Vox, UPN y Podemos) y por diferencias en las compensaciones a los trabajadores públicos eventuales.

Tras estos 5 pagos, España ha recibido ya casi 48.000 millones de subvenciones (47.943 millones), el 60% del importe total adjudicado (79.854 millones, el mayor importe a fondo perdido, por delante de Italia) y 16.000 millones en créditos, el 19,2% del total de préstamos a bajo interés previstos (83.000 millones). Unos Fondos europeos recibidos a cambio de cumplir 264 hitos y objetivos, de los que sólo quedaron pendientes la subida de la fiscalidad del diesel (no han ampliado el plazo hasta finales de marzo de 2026), la reforma de la temporalidad del empleo público y la digitalización de las entidades locales.

La mayor parte de este dinero europeo recibido estos 5 años ha sido ya adjudicado y está en vías de invertirse. A finales de septiembre de 2025, este era el balance publicado por el Gobierno: 79.854 millones asignados y convocatorias de proyectos resueltas por 58.787 millones de euros, el 69,7% del dinero recibido. El dinero asignado ha beneficiado a 1.294.037 adjudicatarios, la mayoría microempresas (41,4%) y grandes empresas (27,1%), UTEs (15,3%(, fundaciones (11,5%) y hogares /4,7%). Y estos Fondos europeos se han repartido por autonomías, recibiendo algo más de la mitad entre Madrid (9.018 millones), Cataluña (8.826), Andalucía (7.011), Comunidad Valenciana (5.084), Castilla y León (4.179), Galicia (3.764), País Vasco (3.539) y Aragón (3.251 millones).

Ahora, quedan todavía tres o cuatro pagos pendientes, pero queda poco tiempo, porque los proyectos que opten a los Fondos europeos deben estar aprobados antes del 31 de agosto de 2026. Así que España (y el resto de paises europeos) vamos contra reloj, porque el dinero que no se consiga antes de esa fecha se pierde. Por eso, la Comisión Europea lanzó una alerta en junio pasado, aprobando una Comunicación (”Next Generation EU. Camino a 2026”) en la que pedía a los paises miembros “revisar sus Planes para simplificar procedimientos y maximizar la absorción de Fondos europeos”, porque el proceso va lento, según los datos disponibles: en subvenciones a fondo perdido, la Comisión ha desembolsado 231.200 millones de los 291.000 previstos; y en créditos, se han concedido 145.700 de 359.000 millones previstos.

A raíz de este toque de atención, el Gobierno ha trabajado en un reajuste de su estrategia de gestión de los Fondos europeos. Pero además, ha tratado de “hacer de la necesidad virtud”, dado que tiene un problema adicional: hay muchas reformas pendientes, que exige Bruselas para los siguientes pagos, y que están paralizadas en el Parlamento, por el veto de Junts y la dificultad de pactar reformas con Podemos. Así que el Gobierno ha aprovechado para aprobar cambios que agilicen la gestión de Fondos y traten de superar los vetos legislativos. Esos son los objetivos de la “Adenda de Simplificación del Plan de Recuperación”, aprobada por el Consejo de Ministros el 9 de diciembre. Veamos su contenido.

Por un lado, la Adenda pretende agilizar los procesos de verificación y ejecución de los proyectos vinculados a Fondos europeos, para reducir burocracia. Por otro, se busca reforzar las prioridades estratégicas, fortaleciendo los programas relacionados con la supercomputación y la descarbonización. En tercer lugar, se mantiene el objetivo de solicitar todas las subvenciones pendientes, pero se renuncia a una parte de los créditos adjudicados: en lugar de llegar a los 83.000 millones de créditos previstos, se van a solicitar sólo 22.800 millones, por dos razones. Una, porque España se financia ahora barato en los mercados, casi al tipo que nos ofrece Bruselas (al 3,22% a 10 años, cuando los créditos de Bruselas son al 3,13%). Y la otra, porque al renunciar a estos créditos, España ya no tendrá que afrontar las reformas que llevan aparejados y que tanto le cuesta al Gobierno aprobar en el Parlamento.

Pero hay más cambios. El principal, que se modifica el calendario pendiente de reformas: 100 hitos pendientes se abandonan, otros 160 hitos se modifican y quedan pendientes 230 hitos que se esperan cumplir, algunos cambiando Leyes por reformas que no precisen ser convalidadas en el Parlamento, algo que el Gobierno deberá ir pactando con la Comisión Europea. El objetivo está claro, en palabras del propio Pedro Sánchez: “no vamos a perder ni un euro” de las subvenciones europeas pendientes.

El objetivo es entonces recibir los 24.811 millones de subvenciones pendientes a lo largo de 2026 y también los 6.800 millones de créditos pendientes (menos imprescindibles), en tres o cuatro pagos, condicionados a la aprobación de múltiples reformas, algunas de ellas estancadas en el Parlamento y otras pendientes de aprobar por el Gobierno: Ley del Cine, Ley de la Industria, Ley de Universalidad del Sistema Nacional de Salud (SNS), Ley del Medicamento, el nuevo marco del personal estatutario del SNS, la Ley de ordenación profesional en el ámbito del Deporte, la Ley de Familia, la Ley para regular los lobbies, la Ley de protección de la Competencia (“Ley de OPAS”), la revisión de los beneficios fiscales del sistema tributario o el régimen sancionador de la pesca marítima.

De momento, la Comisión Europea aprobó el pasado miércoles esta Adenda de España, dando el visto bueno a la revisión de 160 reformas previstas y la eliminación de 17 reformas con rango de Ley, entre ellas la Ley de regulación de lobbies, la Ley de movilidad sostenible, la Ley del mercado de valores y la equiparación fiscal del diesel y la gasolina. También desaparece la obligación de aprobar la Ley del cine y la Ley de modificación de la pesca, aunque el Gobierno intentará aprobarlas igual. Y en el caso de otras 5 Leyes, se ha acordado sustituirlas por otras normas "de similar ambición.

Esta aprobación de la Adenda por Bruselas es un alivio para el Gobierno cara al tramo final del Plan de Recuperación. Pero sigue ahí el meollo de la cuestión: o España aprueba nuevas reformas que convenzan a la Comisión Europea o no recibiremos los 25.000 millones de Fondos que faltan (ni los 6.800 millones de créditos). Por eso, Pedro Sánchez comentó a los periodistas, en los corrillos de la copa de Navidad en Moncloa, que “la amnistía y los Fondos europeos serán los grandes hitos de 2026”, en lo que se va a volcar el presidente, que buscará desesperadamente “abrir una ventana con Junts” el año próximo. Todo indica que su gran prioridad será recibir esos 25.000 millones de Fondos europeos, “no perder ni un euro”. Y eso pasa por dos cosas. Una, mantener el Gobierno hasta finales de agosto (unas elecciones anticipadas, con los meses de interregno, supondrían perder esos Fondos). Y la otra, conseguir sacar adelante la mayor parte de las reformas exigidas, lo que obliga a pactar con Junts.

El panorama es muy difícil, pero conseguir esos últimos Fondos europeos es clave para seguir creciendo y para mantener la inversión y el empleo en muchos sectores y empresas. Quizás no nos demos cuenta, pero los Fondos Europeos han sido uno de los motores del crecimiento español desde 2022 a 2024: han aportado un 2,4% de todo el crecimiento del PIB en esos tres años (12,4%). A lo claro: que 1 de cada 5 euros producidos han sido gracias a los Fondos europeos. Y su efecto inercial seguirá en el futuro: se estima que hasta 2031 aportarán un crecimiento extra del PIB del 3,4%.

Así que nos jugamos mucho como país en recibir estos Fondos europeos que faltan, 31.800 millones (subvenciones y créditos) de los 103.000 millones previstos entre 2021 y 2026. Pero para no perderlos, España tiene que hacer una serie de reformas económicas que exige Bruselas. El dilema es claro: o se pactan estas reformas como sea o ese dinero se pierde (y con él, inversiones y empleos claves para el futuro). Y tenemos un plazo para acordar: el 31 de agosto de 2026. Ahora o nunca. No parece que los políticos lo entiendan.

jueves, 18 de diciembre de 2025

España: sigue la brecha Norte-Sur (y otras)

España crecerá este año un +2,9%, pero no todas las regiones crecerán tanto, destacando Murcia, Canarias, Baleares, Castilla la Mancha, Madrid y Cataluña, casi las mismas que más crecieron en 2024. Pero el grueso del crecimiento español (el 72% del total) lo aportan sólo 6 autonomías: Madrid, Cataluña, Andalucía, Comunidad Valenciana, País Vasco y Galicia, las mismas que en el año 2.000. Y si tenemos en cuenta la población, lo que se produce por habitante, hay 7 autonomías productivas y ricas, 5 pobres (Andalucía, Extremadura y Canarias, Murcia y Castilla la Mancha, más Ceuta y Melilla) y otras 5 intermedias. Se mantienen las 3 Españas, como en el año 2.000 y como en el siglo pasado. Y dentro de cada autonomía, hay grandes desigualdades de renta entre provincias y municipios. Vamos, que el crecimiento sigue mal repartido, según donde uno viva. Habría que resolverlo, con un Pacto autonómico y local que incluya medidas económicas, fiscales y de financiación. Reducir la histórica “brecha” entre las 3 Españas.

                             Enrique Ortega

España espera crecer un +2,9% este año 2025 (menos del 3,5% de 2024), según las previsiones del FMI, la Comisión Europea y el propio Gobierno. Pero no todas las regiones crecerán igual: este año habrán crecido más la Comunidad Valenciana (+3,6%), Canarias (+3,5%), Murcia y Madrid (+3,3%), Baleares (+3,2%), Cataluña y Castilla la Mancha (+3,1%), según las previsiones de BBVA Research. Lo que tienen en común estas autonomías es el turismo y las exportaciones, así como el impulso de las inversiones públicas y los Fondos europeos, factores que también están detrás de los mayores crecimientos por autonomías en 2024: Canarias y Murcia (+3,7%), Castilla León y Castilla la Mancha (+3,4%), Galicia y la Rioja (+3,3%), Madrid y Andalucía (+3,1%).

Lo importante no es tanto lo que crece una u otra autonomía sino lo que aporta cada una al crecimiento español. Y aquí hay una gran desigualdad. El crecimiento se concentra en 6 autonomías, que aportan el 72,1% de todo el crecimiento (2024): Madrid (19,8% de todo el PIB español), Cataluña (18,9%), Andalucía (13,3%), Comunidad Valenciana (9,3%), País Vasco (5,7%) y Galicia (5,1%), según el INE. Así que las 11 autonomías restantes (más Ceuta y Melilla) sólo aportan el 27,9% de todo el PIB español. Una concentración del crecimiento que apenas ha variado en este siglo, porque en el año 2000, las 6 autonomías más productivas aportaban el 71% del PIB. Madrid es la que más ha aumentado su aportación (del 17,5% al 19,8%), mientras Cataluña, Andalucía y la Comunidad Valenciana la han mantenido y ha caído algo la aportación del País Vasco y Galicia.

Madrid se consolida como la región que más produce en España (316.241 millones de euros, el 19,8% del PIB total), reforzando su liderazgo frente a Cataluña (301.894 millones de euros, el 18,9% del total), a la que sobrepasó económicamente en 2012. Madrid está ganando la carrera apoyada por un fuerte crecimiento de la población (+405.000 habitantes entre 2019 y 2024, frente a +399.227 en Cataluña y +202.145 en Andalucía), los menores ajustes durante la crisis, el efecto negativo del procés sobre la economía catalana, el tirón de inversiones y  turismo y el “factor capitalidad” (concentra empleo público, multinacionales y grandes empresas), así como la oferta de servicios de alto valor añadido. Ahora, el president Illa ha aprobado un Plan a medio plazo, que prevé invertir 18.500 millones en infraestructuras, formación, servicios públicos y modernización de su economía para que Cataluña consiga recuperar el liderazgo económico en España en 10 años (“o en 5, si podemos”).

Pero lo importante no es lo que produzca cada región o cada país, sino lo que se produce por habitante (PIB por habitante), el indicador que permite conseguir un mayor o menor nivel de renta. Así, España es el 4º país que más produce en la UE (1.504.330 millones de euros en 2024), tras Alemania (4.328.970 millones producidos), Francia (2.921.412 millones) e Italia (2.199.619 millones de PIB). Pero luego, al tener en cuenta la población de cada país, España baja hasta el puesto nº 14 en PIB por habitante, según Eurostat: produjimos 32,633 euros por habitante (2024), frente a 39.870 euros de media en la UE-27, con lo que “nos adelantan” 13 paises en PIB por habitante, no sólo los tres grandes (Alemania, Francia e Italia, que también tienen más PIB total) sino otros paises más pequeños, como Luxemburgo, Irlanda, Paises Bajos, Dinamarca, Bélgica, Austria, Suecia, Malta, Finlandia y Chipre. Producimos menos que ellos por habitante (y por eso somos “menos ricos”).

Dentro de España pasa lo mismo: hay regiones que producen mucho (como Andalucía o la Comunidad Valenciana) pero que, como tienen mucha población, en realidad son “menos productivas” que otras que producen menos y tienen poca población. La clave es comparar la producción por habitante (el PIB por habitante). Ese es el verdadero ranking de las autonomías: las más productivas (y por ello las más ricas) y las menos productivas (y más pobres), según los datos de 2024 publicados por el INE en septiembre. Y así podemos perfilar el mapa de las 3 Españas: la rica (7 autonomías), la pobre (5 regiones más Ceuta y Melilla) y la intermedia (5 autonomías restantes).

La España rica, la que produce por habitante más que la media (32.633 euros en 2024) la integran Madrid (44.755 euros por habitante, un 37,1% superior a la media), País Vasco (41.016 euros, el 25,7% más), Navarra (39.076 euros, el 19.7% más), Cataluña (37.426 euros, el 14,6% más), Aragón (36.446 euros, el 11,6% más), Baleares (36.011 euros, el 10,3% más) y la Rioja (34.475 euros, el 5,6% más que la media). La España intermedia la componen 5 autonomías que producen por habitante menos que la media española, pero no demasiado: Castilla y León (31.140 euros, el 95,4% de la media), Galicia (30.105 euros, el 92,2%), Cantabria (29.791 euros, el 91,3%), Asturias (29.658 euros, el 90,9%) y la Comunidad Valenciana (27.611 euros, el 84,6%). Y el resto componen la España pobre: Castilla la Mancha (26.588 euros, el 81,5% de la media), Murcia (26.592 euros, el 81,5%) y, sobre todo, Canarias (25.925 euros, el 79,4%%), Extremadura (25.227 euros, el 77,3%), Andalucía (24.566 euros, el 75,3% de la media), Ceuta (23.228 euros, el 71,2%) y Melilla (produce 21.128 euros por habitante, el 64,7% de la media), los dos “farolillos rojos”.

Estos datos revelan que Melilla produce por habitante menos de la mitad que Madrid (el 47,2%) y Andalucía el 56%. Lo peor no es sólo esta tremenda “brecha” entre dos regiones  (una produce el doble que la otra) sino que esa diferencia apenas ha mejorado desde 2019 (Melilla producía el 49,36% y Andalucía el 53,92%) e incluso desde el año 2.000 (Extremadura, entonces la más pobre, producía el 49,53% que Madrid), según los datos del INE. Y además, las 7 regiones más ricas en 2024 (Madrid, País Vasco, Navarra, Cataluña, Aragón, Baleares y Rioja) son las mismas que en 2008 y casi las mismas que en el año 2.000 (Madrid, Navarra, Baleares, País Vasco, Cataluña, la Rioja y Aragón). Y las más pobres de hoy (Melilla, Ceuta, Andalucía, Extremadura y Canarias) son las mismas que en 2019, casi las mismas que en 2008 (entraba Castilla la Mancha) y casi las mismas que en el año 2.000 (Melilla, Ceuta, Extremadura, Andalucía y Castilla la Mancha).

Pero hay algo más llamativo: esta brecha entre regiones más o menos productivas se arrastra desde hace siglo y medio, según el libro “La desigualdad regional en España 1860-2015”, escrito por tres catedráticos universitarios (Díez Minguela, Martínez-Galarraga y Tirado). Ahí documentan que la desigualdad regional aumentó entre 1860 y 1910, se redujo después entre 1910 y 1950, volvió a bajar entre 1960 y 1985 y lleva siendo elevada desde 1986, a raíz de la entrada de España en Europa, debido a que una economía más abierta ha agravado las diferencias regionales, al competir mejor unas autonomías que otras.

¿Por qué hay tanta desigualdad en la producción y riqueza de las autonomías? La existencia de 2 o 3 Españas tiene mucho que ver con la estructura económica de cada región (más o menos industria, más o menos servicios y el tipo de agricultura), su población (poca o mucha y nivel de envejecimiento), la educación y formación de sus trabajadores, el nivel tecnológico, la mayor o menor inversión pública o privada, las infraestructuras disponibles o el peso de la exportación. Y en el caso de Madrid, el factor “capitalidad”, que aporta un “crecimiento extra” porque las instituciones públicas y ser la capital del país atrae empresas, inversiones, población y talento, según este estudio del IVIE. Por todo ello hay regiones más o menos productivas, aunque el factor que más ha jugado en este siglo para explicar la brecha regional es la desigual creación de empleo.

Tras la mayor o menor producción por habitante, luego entran en juego “los contrapesos”, mecanismos que intervienen para que esas regiones tengan más o menos renta. En principio, las regiones más productivas son también las más ricas, pero hay factores de corrección de esa “brecha económica”: las transferencias públicas (pensiones, desempleo, ayudas a la Dependencia), subvenciones y prestaciones sociales, el gasto público en sanidad y educación, las inversiones públicas, impuestos y la financiación autonómica. Y dentro de estas “medidas correctoras” destacan las ayudas europeas, que buscan corregir los desequilibrios regionales y que han sido ingentes (España ha recibido 176.000 millones de Fondos estructurales europeos entre 1989 y 2020, muchos para las regiones más desfavorecidas).

Pero estas transferencias y políticas públicas no han conseguido corregir las diferencias de renta entre las autonomías. En consecuencia, nos tropezamos otra vez con 3 Españas, según la renta neta por persona publicado por el INE. En 2023, la media española fue de 14.807 euros, siendo muy diferente según la región donde vivimos. Otra vez nos encontramos con una España rica, con más renta que la media, integrada por 7 autonomías: País Vasco (19.078 euros), Madrid (17.275 euros), Navarra (17.253 euros), Cataluña (16.546 euros), Asturias (16.201 euros), Baleares (15.926 euros) y Aragón (15.747 euros). Son las mismas regiones que tienen un mayor PIB por habitante, salvo Asturias (donde el envejecimiento y las pensiones suben la renta por persona). El mapa de la España pobre, con menos renta por persona, lo integran otras 8 regiones: Murcia (11.967), Andalucía (12.191), Melilla (12.745), Castilla la Mancha (12.357), Extremadura (12.421 euros), Comunidad Valenciana (13.374), Canarias (13.372) y Ceuta (13.403 euros). Coinciden con las autonomías menos productivas, aunque en otro orden (por las compensaciones de transferencias e impuestos). Y quedan las 4 autonomías de la España intermedia: Castilla y León (14.940 euros de renta por persona), Cantabria (14.708), Galicia (14.558) y La Rioja (14.529).

Estos datos significan que la renta media por persona en Murcia es un tercio menor (el 62,6%) que en el País Vasco y en Andalucía un 30% menos que en Madrid. Un problema que llevamos arrastrando décadas: hace casi 50 años, en 1977, un balear (los más ricos entonces) tenía 1,81 veces la renta de un extremeño (los más pobres), según un informe de la Fundación Alternativas. Luego, a lo largo de este siglo XXI, la brecha ha mejorado algo, pero poco: en el año 2000, un aragonés ingresaba 1,53 veces la renta de un extremeño, en 2008 (antes de todas las crisis), un vasco tenía 1,65 veces la renta de un extremeño y en 2023 (último dato publicado) , un vasco tiene una renta 1,6 veces superior a la de un murciano… Y España es el 2º país occidental (tras EEUU) donde más creció la brecha entre regiones entre 2019 y 2022, según la OCDE, por la pandemia y la inflación.

Esta desigualdad regional se arrastra también a las provincias (Guipúzcoa, Vizcaya y Madrid son las que tienen más renta por habitante y Almería, Jaén y Huelva las que menos) y a las ciudades: entre los 12 municipios de más de 2.000 habitantes con más renta hay 5 de Madrid, 6 de Barcelona y 1 de Vizcaya) y entre los 12 con menos renta hay 9 de Andalucía, 1 de Toledo y 2 de Extremadura (ver listado). Y el País Vasco tiene un 90,9% de municipios con renta alta, el 68% en Navarra, el 49,3% en Baleares y el 40,4% en Cataluña, mientras Murcia tiene un 91% de municipios con renta baja, Andalucía un 82,7% y Extremadura el 81,2 % de sus municipios, según los últimos datos del INE (renta 2023).

¿Qué se puede hacer? Lo primero, gastar e invertir pensando en corregir estos desequilibrios regionales, tanto los Presupuestos como los Fondos europeos, esos 103.000 millones de euros que van a llegar hasta 2026. El objetivo es regionalizar la mitad de estos Fondos UE, pero la otra mitad, la que gestione el Estado, debería  invertirse con el objetivo de reconducir el crecimiento y el empleo de las regiones más pobres. Una segunda medida es planificar las inversiones públicas e infraestructuras para fomentar la inversión e instalación de empresas en la España más atrasada, que no debe vivir sólo del turismo, la agricultura o las pensiones. Un tercer frente de actuación es la fiscalidad, homogeneizando impuestos y evitando “paraísos fiscales” (Madrid). Y en cuarto lugar, urge aprobar un nuevo sistema de financiación autonómica (pendiente desde 2014), porque el actual beneficia claramente al País Vasco y Navarra (reciben un 80% más por habitante que el resto, según la Fundación Alternativas), así como a Cantabria, la Rioja, Extremadura, Asturias, Aragón y Castilla y León, curiosamente a 7 de las 11 regiones españolas con más renta.

En resumen, vivimos en un país muy desigual desde hace décadas, donde el crecimiento y la riqueza se genera y se queda en las regiones más ricas. Una desigualdad que se traslada también a las provincias y a las ciudades. Urge aprobar un nuevo sistema de financiación, que tenga más en cuenta la población, su edad y los servicios públicos prestados, contemplando un Fondo de Compensación para que las autonomías más ricas ayuden a las más pobres a reducir la brecha de renta. Y pactar una hoja de ruta, con medidas económicas y sociales, inversiones y fiscalidad que promuevan un mayor crecimiento de las autonomías más pobres, para reducir la brecha de productividad y riqueza en una o dos décadas. Hay que repartir mejor el crecimiento.

lunes, 15 de diciembre de 2025

Europa, el continente "blanco" (cocaína)

La Comisión Europea aprobó el 4 de diciembre una Estrategia contra las drogas ilegales, porque “están llevando al continente a un punto crítico”. En especial, el consumo de cocaína, un negocio que mueve al año 11.600 millones de euros y multiplica los tiroteos y la corrupción institucional, sobre todo en Bélgica y Holanda, donde algunos jueces alertan del peligro de convertirse en “narcoestados. España es el país europeo donde más gente ha probado la cocaína (3,56 millones) y el 2º con más incautaciones de una droga que llega por el Atlántico en narcolanchas y submarinos, provocando también tiroteos en la Costa del Sol. Y se consume con cierta “tolerancia social, aunque muchos consumidores acaban en urgencias y 1.360 murieron en 2023. Bruselas propone acuerdos internacionales, frenar la entrada por mar y reforzar la legislación antidroga, mientras en España, la Fiscal antidroga pide más medios en los juzgados y cambios legales para frenar esta lacra, que ha convertido a España en el paraíso europeo de las mafias de la droga.

          España, el país donde más gente ha probado la cocaína                   Getty/BBC

El consumo de cocaína va en aumento en todo el mundo y también en Europa. Si hace unas décadas era una droga minoritaria, de clases altas, ahora se ha generalizado su consumo, debido al fuerte aumento de la producción, que ha llevado a los precios a bajar a la mitad. La cocaína es la droga con más crecimiento en el mercado, según la ONU, con una producción de 3.700 Tm anuales, cuatro veces más que hace una década. Su epicentro sigue estando en América (Colombia, Bolivia y Perú concentran la producción mundial), pero su distribución se ha “globalizado” y no se distribuye sólo en Colombia, México y EEUU (mercados saturados), sino que se han abierto nuevas rutas hacia Ecuador, Brasil y Panamá. Y desde todos estos paises, llega a Europa por dos rutas: una directa a través del Atlántico (que introduce la droga por España, Portugal, Bélgica y Paises Bajos) y otra por África (que la introduce por España e Italia).

El gran cambio en el tráfico y consumo de cocaína es que se ha “globalizado”, como ninguna otra droga, según la ONU, con 25 millones de consumidores en el mundo, de ellos 6 millones en Europa, donde el consumo se ha multiplicado, con redes que la ofrecen por Webs oscuras, chats y mensajes de WhatsApp hasta el mismo domicilio de los consumidores. Un negocio que mueve 11.600 millones de euros al año en Europa, donde se han batido en los últimos 7 años  récords consecutivos de incautaciones: 419 toneladas de cocaína en 2023, sobre todo en Bélgica (123 Tm) y España (118,3 TM, más del doble de las 58,3 TM incautadas en 2022), seguidas de lejos por Paises Bajos (59,1 Tm), Portugal (21,7 TM) e Italia (17,8 TM), según los últimos datos del Informe Europeo de Drogas 2025.

En toda Europa se ha desbocado el consumo de cocaína en los últimos años, empujado por una mayor oferta disponible y una bajada de los precios a la mitad, lo que ha “popularizado” su consumo en el continente. En la UE, el 6,3% de la población adulta (15-64 años) ha consumido cocaína alguna vez en su vida, lo que supone 6,2 millones de europeos. Y por países, España es el que tiene un porcentaje más alto de personas adultas que la han probado alguna vez (13,3% en 2023: 3,5 millones), seguido de Dinamarca y Francia (9,4% de adultos), Irlanda (8,3%), Paises Bajos (8%), Estonia (7,3%), Noruega (6,5%), Alemania (5,6%) y Finlandia (5,8%), según el Informe Europeo de Drogas 2025.

España ya no lidera este ranking si miramos el porcentaje de adultos que han consumido cocaína en el último año: lideran Paises Bajos y Francia (2,9% de la población consumieron), por delante de España (2,5%), Irlanda (2,3%), Noruega (2,2%), Dinamarca (2,1%), Alemania y Finlandia (1,6%), Austria (1,5%), Italia (1,4%) y Suecia (1,3%). Y si analizamos los jóvenes (15 a 34 años) que consumieron cocaína el último año, el porcentaje sube en todos los paises, con una media del 2,7% en la UE (2,7 millones de jóvenes), según el informe Europeo de Drogas 2025: el 5% en Países Bajos, el 4,8% en Irlanda, el 4,4% en Francia, el 4,2% en Dinamarca, el 4% en Noruega, el 3,1% en España (323.600 jóvenes), Alemania y Finlandia, el 2,9% en Bélgica, el 2,8% en Suecia y el 2,1% en Italia.

El consumo de cocaína “se ha desbocado” en los últimos años en Europa, según los expertos, consolidándose como la 2ª droga más consumida en el continente, tras el cannabis. Y ello se debe principalmente al aluvión de oferta, que llega de América por nuevas rutas, no sólo a través de contenedores que llegan a  los grandes puertos europeos (Amberes y Rotterdam) sino con nuevas vías de entrada a través del Atlántico, en grandes barcos que descargan en aguas internacionales a narcolanchas o incluso narco submarinos (el primero se detectó en Galicia en noviembre de 2019), que permiten descargar la cocaína en cualquier punto de la enorme costa atlántica europea, multiplicando la oferta y bajando precios.

Este boyante negocio de la cocaína en Europa, que mueve 11.600 millones de euros al año, ha multiplicado las redes del narcotráfico en el continente: tan sólo en las fronteras de la UE operan 440 organizaciones, según Europol. Y destacan en estas redes mafiosas los grupos que proceden de Albania, Bélgica, Paises Bajos, Italia y España, que actúan como mayoristas que luego revenden a miles de intermediarios y redes por toda Europa. Una proliferación de vendedores y grupos que pelean por el mercado, con una enorme competencia, lo que provoca numerosos enfrentamientos violentos y ajustes de cuentas, que se traducen en tiroteos en las calles de Bruselas, Ámsterdam, Marsella o la Costa del Sol.

Este importante negocio ilegal tiene tanto poder que corrompe a estibadores (uno de Rotterdam recibió 200.000 euros por un QR que permitía sacar un contenedor), directivos de puertos y aduanas, policías y hasta jueces, lo que ha provocado que una jueza belga (que tuvo que estar 4 meses escondida y bajo vigilancia policial para instruir un caso de narcotráfico) haya escrito en octubre una carta abierta donde alertaba que “Bélgica corre el peligro de convertirse en un narcoestado”, ya que hay políticos, jueves y profesionales amenazados y proliferan los ajustes de cuentas cerca del mismo centro de Bruselas. Lo mismo preocupa en Holanda, donde operan la mayoría de mafias europeas del narcotráfico, en especial la Mocro Maffia (una red de delincuentes holandeses y belgas de origen marroquí), que controla el tráfico de cocaína y tiene ramificaciones en Bélgica y España. Y que ha amenazado al ex primer ministro Mark Rutte y a la Corona holandesa, que se vio obligada a enviar a España a la princesa heredera Amalia de Orange, en 2023...

En España, el tráfico y las incautaciones de cocaína se han duplicado, con un fuerte aumento de entradas a través de Galicia y de Andalucía, con un llamativo aumento de tiroteos y ajustes de cuentas en la Costa del Sol, protagonizados por las mafias suecas y la Mocro Maffia, poniendo en jaque a Aduanas, policías y juzgados (saturados de causas). Y mientras, el consumo de cocaína aumenta, no sólo en el ocio sino también en la conducción y hasta en el trabajo. Y, por desgracia, el consumo es elevado entre los adolescentes: un 9,9% de los  jóvenes europeos de 15 y 16 años (y el 10% de los jóvenes españoles: 108.250 adolescentes) han consumido cocaína en el último año, según la Encuesta europea ESPAD.  Y esta adicción acaba muchas veces en las urgencias y en muertes: 7.974 ingresos en urgencias fueron por drogas en 2023 (el 49,1% habían consumido cocaína) y 1.360 murieron por drogas (más del doble de los 519 muertos de 2012), el 58,2 % consumían cocaína, según el informe de Sanidad.

Los datos son impactantes, pero parece que la sociedad europea y la española no valoran el auge y peligrosidad de las drogas  y en especial la cocaína, una droga con “aceptación” social. En España, debería ser un tema especialmente preocupante, porque somos una de las grandes puertas de entrada de la cocaína a Europa, lo que nos convierte en un paraíso para las mafias, que campan a sus anchas en la Costa del Sol y en Galicia, multiplicando los tiroteos y ajustes de cuentas y colapsando a la policía y a los juzgados, que se enfrentan a unas mafias cada vez más sofisticadas y con más medios, apoyadas en unos ingresos millonarios que acaban en paraísos fiscales, en especial en empresas pantalla en Abu Dhabi.

La Fiscal Antidroga de la Audiencia Nacional, Rosa Ana Morán, avisó en una entrevista reciente del riesgo de que “España llegue a situaciones de violencia por narcotráfico como en Bélgica”. Y señaló el gran cambio en la entrada de la cocaína en Europa, que ahora entra la mitad por los grandes puertos europeos (en el puerto de Valencia se detuvo a 11 personas este año) y se han disparado las entradas por el Atlántico, en narcolanchas y narco submarinos, lo que da un mayor protagonismo a España como puerta de entrada en Europa, a la vez que las grandes mafias europeas (de los Balcanes, suecas, Mocro Maffia…) operan cada vez más en España, lo que ha multiplicado las diligencias por narcotráfico en los juzgados (+32% en 2024 en la Audiencia Nacional y +23% en el resto del país). Por eso, la Fiscal pide al Gobierno más medios personales y judiciales, así como la creación de Juzgados especializados antidroga por regiones (como en Francia), además de cambios legales para penalizar más “el petaqueo” (suministro de combustible a las narcolanchas) y para facilitar el trabajo de los agentes infiltrados.

Estamos ante un negocio de la droga que está corroyendo las instituciones y la sociedad europea, sin que los Gobiernos reaccionen con la necesaria contundencia. La Comisión Europea acaba de aprobar, el 4 de diciembre,  una nueva Estrategia contra las drogas ilegales, para afrontar un problema que consideran “está llegando a un punto crítico”. Y dicen que quieren “contraatacar” a las mafias con un abanico de medidas: alianzas internacionales para frenar la salida de la droga de los paises de origen, mejores controles externos (en el Atlántico) y refuerzo de los controles en los puertos, reforzar la detección de pequeños envíos de drogas por correo y mensajería, actualizar y reforzar la Legislación e impedir el reclutamiento por las mafias (físicamente y por Internet) de jóvenes vulnerables (ya sea en Bruselas, Ámsterdam o Algeciras), actuando no sólo contra la cocaína y el cannabis, también contra los laboratorios que fabrican drogas sintéticas en Europa (Holanda, Bélgica y paises del Este).

En resumen, Europa tiene que emprender una verdadera guerra” contra las drogas, porque destrozan nuestra juventud, causan 7.500 muertes europeas al año y están corrompiendo nuestras instituciones (puertos, policías, jueces) y nuestras calles, con incautaciones y tiroteos cada vez más frecuentes. La droga corrompe y mata y puede destruir la democracia europea. Y sobre todo, destruye a nuestros jóvenes y a muchas familias. Tenemos que contraatacar.    

jueves, 11 de diciembre de 2025

La fiebre inversora por el fútbol europeo

Empresarios y Fondos de inversión de EEUU y paises árabes llevan más de una década comprando Clubes de fútbol europeos, un negocio que ya factura más de 43.000 millones de euros al año. La última compra ha sido el Atlético de Madrid, que se suma a otros grandes Clubes europeos con capital extranjero: Inter, Milan, Chelsea, Roma, Newcastle, Manchester City, Arsenal, Olympique de Lyon y de Marsella, PSG, Liverpool…Así, hasta un tercio de equipos de fútbol europeos en manos de inversores extranjeros. Y lo mismo en España, donde el 40% de los Clubes de 1ª y 2ª división tienen dueños extranjeros. Sólo hay cuatro Clubes que dependen de sus socios (Madrid, Barça, Athletic Club y Osasuna) y uno de ellos, el Madrid, estudia también vender un 5% a un inversor extranjero. En todos los casos, estos inversores buscan relanzar los Clubes, invertir en estadios e infraestructuras y ganar millones en unos años, no apoyar el fútbol, que se ha convertido en un gran negocio.

                       El fútbol europeo ingresa 43.000 millones de euros anuales

Hace algo más de una década que los primeros grandes Clubes de fútbol europeos dieron entrada a inversores y empresarios extranjeros. Pero la avalancha de dinero llegó en 2020 y 2021, tras lo peor de la pandemia, que llevó a la mayoría de Clubes a una grave asfixia financiera. Y entonces, los grandes Fondos de inversión y algunos empresarios aparecieron para financiar a los grandes y medianos Clubes europeos, sustituyendo a los bancos. En 2021, grandes Fondos como CVC, RedBird o Sixth Street aterrizaron en Europa, aportando financiación por más de 730.000 millones de euros, a cambio de una parte de los ingresos de los Clubes o participando en su capital. En España, LaLiga firmó en agosto de 2021 un acuerdo con el Fondo norteamericano CVC para recibir 1.994 millones (destinados a la financiación de los equipos, salvo el Madrid y el Barça), a cambio de un 8,2% de los ingresos comerciales de LaLiga durante 50 años.

Tras la pandemia, los equipos de fútbol europeos recuperaron sus ingresos, pero necesitaban dar un salto hacia adelante (estadios, infraestructuras, compra de jugadores), por lo que continuaron las inyecciones de capital extranjero, sobre todo de EEUU y paises árabes. De hecho, el 36% de los equipos de las 5 grandes Ligas europeas está hoy respaldado por inversores extranjeros, que han invertido 22.000 millones de euros. Ha habido 19 cambios de propiedad en los grandes Clubes europeos sólo desde 2023, la mayoría con la entrada de un Fondo de inversión que actúa como “Private Equity”: una forma de inversión que consiste en adquirir participaciones en Clubes que no cotizan en Bolsa, para hacerlos crecer (subir de categoría o ganar torneos, invertir en estadios e infraestructuras) y vender unos años después a otro Fondo con grandes plusvalías.

La última gran operación ha sido la compra, el 10 de noviembre, del 59% del Atlético de Madrid por el Fondo estadounidense Apollo Global Management (a través de Apollo Sports Capital, ASC) por 1.425 millones de euros, dejando al actual presidente y consejero delegado, que se mantendrán como accionistas junto a los fondos Ares Management y Quantum Pacific. El objetivo de la operación es conseguir liquidez .para afrontar la elevada deuda del Club (509 millones) y destinar 700 millones a inversiones en la Ciudad del Deporte y una oferta de ocio en los alrededores del estadio Metropolitano.

Esta venta de parte del Atlético de Madrid se suma a una larga lista de compras de Clubes europeos en los últimos años. Uno de los primeros en venderse fue el Liverpool, en 2010, a un consorcio liderado por el grupo USA Fenway Sports Group (FSP), que pagó 300 millones de libras. En 2011, el París Saint Germain (PSG) fue comprado(el 70%) por el Fondo Qatar Sports Investments por 70 millones de euros, una inyección de fondos que le permitió contratos millonarios de jugadores estrella. En octubre de 2016, el Olympique de Marsella se vendió (95% por 50 millones de dólares) al empresario norteamericano Frank McCourt. En 2018 fue la toma de control de la mayoría del Arsenal (97%, 1.800 millones de libras) por el empresario norteamericano Stan Kroenke, que ya tenía el 67%. En 2019 el Manchester City, controlado por un jeque emiratí desde 2008 (pagó 228 millones), dio entrada al Fondo USA Silver Lake (18%) y a los Fondos chinos Media Capital y CITIC Capital (1%), que gestionan el Club a través de City Holding Group, un holding que dirige más de 10 Clubes en Europa.

Seguimos. En 2020, la Roma fue comprado por el Fondo USA Dan Franklin, por 591 millones de euros. En octubre de 2021, el Newcastle dio entrada a PIF, el Fondo soberano de Arabia Saudí, por 350 millones de euros, En diciembre de 2022 se vendió el 77,49% del Olympique de Lyon, por 900 millones de euros, a Eagle Football, un Fondo USA del empresario John Terxtor. También en 2022 se vendió el control del Chelsea FC, por 2.850 millones de euros, a un consorcio de inversores USA liderado por Todd Boehly, tras haber estado años en manos del ruso Abramovich. Y en 2022 se vendió el 100% del AC Milan al Fondo USA RedBird Capital Partners por 1.200 millones de euros. Y la última operación, antes de la del Atlético, fue la venta, en 2024, del Inter de Milán, por 395 millones de euros, al fondo USA Oaktree, por impagos de su anterior dueño, el grupo chino Sunning.

En España también hay muchos Clubes controlados por inversores extranjeros: participan en el 40% de los 42 Clubes de 1ª y 2ª División. En 1ª, el Valencia CF fue comprado (90,5%) en 2014 por el empresario Peter Lim (Singapur) y su inversora Meriton Holdings. El Girona CF está gestionado desde 2017 por el City Football Group (el mismo que gestiona el Manchester City), que tiene un 47% del Club, junto al 35% del empresario boliviano-estadounidense Marcelo Claure y a Pere Guardiola (16%). El Elche CF está desde 2019 bajo la propiedad (90%, por el que pagó 40 millones) del empresario argentino Cristian Bragarnick. En el Sevilla, el Fondo USA 777 Partners tenía, desde finales de 2021, el 16% del Club, que ahora ha pasado a la aseguradora estadounidense A-CAP. El Real Oviedo se mantiene, desde marzo de 2022, bajo el control (51%) del grupo mejicano Pachuca, que tomó el relevo de Carlos Slim. El RCD Mallorca cuenta desde junio de 2023 con la participación mayoritaria de un grupo de inversores USA liderados por Andy Kohlberg y ACG Legacy Partners. En el Celta de Vigo, el grupo mexicano GES tiene el 75% del Club, junto a empresarios gallegos y el Fondo Real Venture (USA). Y la última operación, en octubre de 2025, ha sido la compra del RCD Espanyol por el Fondo USA Velocity Sports Partners, por 130 millones.

En 2ª División también ha habido compras de extranjeros, Desde 2016, el Granada pertenece (98%) al grupo chino Daxinan, del empresario Juang Lizhan. El Cádiz tiene al norteamericano Ben Harding como accionista minoritario (6,5%). El UD Almería, tras estar controlado por un empresario saudí ha sido adquirido por otro grupo saudí, el SMC Group. El Sporting de Gijón es propiedad (75%), desde el verano de 2022, del grupo mexicano Orlegui Sports, que pagó 47 millones. El Real Valladolid, que fue propiedad del jugador brasileño Ronaldo Nazario, es ahora propiedad del grupo USA Ignite Sports Spain, que ha pagado 50 millones, El Albacete Balompié está participado por el fondo libanés-venezolano Skyline. El Leganés fue comprado en 2022 (39 millones de euros) por el mejicano Jeff Luhnow y su empresa Blue Crow Sport.  A finales de 2023, el empresario argentino Marcelo Figoli tomó el control del Burgos FC. En julio 2024, el empresario venezolano Juan Carlos Escotet (Abanca) se hizo con el control del Deportivo de la Coruña. Y por terminar, incluso un equipo de 1ª Federación (la 3ª de antes), el UD Alcorcón, es propiedad del norteamericano David Blinker…

Ahora, tras la gran operación del Atlético de Madrid, el siguiente en mover ficha ha sido el Real Madrid: su presidente, Florentino Pérez, ha propuesto a los socios vender entre el 5 y el 10% del Club (que valora en 10.000 millones de euros) y que todos los socios (100.000) tengan el resto del capital. El objetivo de esta venta será conocer el valor del Club, recabar nuevos Fondos para nuevas inversiones y, sobre todo, “blindar al Club” con sus socios, para mantenerlo independiente. De hecho, el Madrid, el Barça, el Athletic Club y el Osasuna son los únicos 4 Clubes de 1ª División que son propiedad de sus socios y no se convirtieron en su día en SA Deportivas, como lo son el resto de equipos, controlados por inversores extranjeros, empresarios locales (Sevilla y Alavés), accionistas sin paquetes de control (Real Sociedad) o propiedad de sus presidentes (Betis, Getafe, Rayo, Levante y Villareal).

En cualquier caso, los inversores y Fondos extranjeros van a seguir pujando por los Clubes de fútbol europeos, porque son un impresionante negocio: en esta temporada, los Clubes europeos facturarán más de 43.000 millones de euros, según la consultora Deloitte, la mayoría en las 5 grandes Ligas y en los 20 Clubes europeos más poderosos, que concentran el 55% de los ingresos. El grueso de la facturación (38.000 millones de euros en la temporada 2023-24) procede de las 5 grandes Ligas europeas: la Premier League inglesa (7.350 millones de euros de facturación), la Bundesliga alemana (3.979 millones), LaLiga española (3.764 millones de ingresos), que habrá superado a la alemana en 2024-25, la Ligue 1 francesa (2.600 millones) y la Serie A italiana (2.900 millones). El éxito económico de la Premier League británica, que superará los 8.000 millones de ingresos esta temporada (frente a 4.200 millones LaLiga española) se asienta en sus enormes ingresos por las retransmisiones por TV (que se difunden mucho en cadenas de TV USA, así como en Asia), en los importantes ingresos por patrocinios y compraventa de jugadores (se gastan más que nadie en fichajes) y en los mayores ingresos por entradas.

El interés de los inversores se ha centrado hasta ahora en los grandes Clubes europeos, los que consiguen más ingresos. En 2025, según los datos de la firma Sportico, el Club europeo que más factura (972 millones de euros) y más vale (5.600 millones de euros) es el Real Madrid, seguido de cerca por el Manchester United (717 millones de ingresos y 5.270 millones de valoración), y el Barcelona (690 millones ingresos y 4.950 millones de valoración).  Les siguen en el ranking 2025 el Liverpool (665 millones ingresos y 4.790 millones valoración), , el Bayern de Múnich (711 millones ingresos y 4.480 millones de valoración) el Manchester City (775 millones ingresos y 4.438 millones de valoración), el Arsenal (665 millones de ingresos y 3.861 millones valoración), el PSG (750 millones de ingresos y 3.861 millones de valoración, el Tottenham (560 millones de ingresos 3.165 millones de valoración) y el Chelsea (507 millones de ingresos y 3.070 millones de euros de valoración. Un Top 10 donde 6 de los 10 grandes equipos europeos son de la Premier League inglesa. El nº 11 en el ranking es el Atlético de Madrid (367 millones de ingresos y 1.574 millones de valoración).

A partir de ahora, los expertos creen que los Fondos de inversión y las grandes franquicias de gestión de equipos irán a la caza de equipos más pequeños de 1ª División, también de 2ª e incluso Clubes más pequeños. Porque el secreto del negocio de estos inversores es comprar barato (algo muy difícil ya en los grandes Clubes), invertir en subir al equipo de categoría o en fichajes para conseguir grandes trofeos y también en infraestructuras (estadios, Centros deportivos y de ocio, Centros comerciales anejos), para conseguir aumentar el valor del equipo y poder salirse con importantes plusvalías. Como es obvio, no les mueve el futbol como deporte sino hacer negocio en un sector con ingresos recurrentes asegurados, por la vía de ingresos de TV, patrocinios y entradas.

En España, LaLiga defiende un modelo de negocio diferente a la Premier inglesa (que gasta 18 veces más que la española en fichajes), en la medida que impone límites y controles económicos a los gastos de los Clubes, para evitar que se repitan tiempos pasados: en 2011 había 12 Clubes españoles en concurso de acreedores, 6 de Primera División (ver Blog). De ahí que LaLiga controle desde hace una década las cuentas de los Clubes y fije límites al gasto en salarios y fichajes, límites que pretenden conseguir unos Clubes “más sostenibles”, aunque les resulte difícil competir con Clubes europeos “dopados” por los inversores árabes o norteamericanos. Y también les resulta más difícil competir con muchos menos ingresos por TV (4.036 millones la Premier y 2.020 millones LaLiga), por lo que buscan seguidores en Asia y América. Y tenemos también el hándicap de los menores ingresos por entradas (580 millones de euros frente a 995 millones la Premier inglesa), por menos asistencia a los estadios, ya que las entradas son más caras de Europa.

En paralelo a  esta “movida” de compraventas de Clubes en Europa, sigue pendiente otro movimiento clave, el futuro de la Superliga, una iniciativa del Madrid, el Barça y otros grandes Clubes europeos (sobre todo británicos e italianos) que pretendía crear una nueva competición entre los grandes Clubes, al margen de la UEFA, un “pastel” de 5.000 millones de euros para aumentar aún más los ingresos de los grandes Clubes europeos. De momento, la iniciativa ha contado con el apoyo de los Tribunales, el europeo y la Audiencia de Madrid, aunque el Real Madrid se ha quedado casi solo en su defensa. Pero antes o después, la Superliga resucitará bajo otras formas, porque los grandes Clubes necesitan ingresar más para gastar más en fichajes y proyectos y ser más grandes.

En resumen, la televisión ha convertido al fútbol en un negocio global, sin fronteras, que mueve más de 43.000 millones de euros al año sólo en Europa y que se ha convertido en una inversión apetecible para fondos internacionales y empresarios poderosos, que convierten los Clubes en un negocio más, buscando el beneficio a corto plazo, al margen de la actividad propiamente deportiva y de los aficionados, a los que se ofrecen cada vez más partidos a cambio de cuotas y entradas más costosas para verlos. Y todo ello, al margen del fútbol de base, de los Clubes modestos, con problemas para seguir funcionando.

lunes, 8 de diciembre de 2025

Nos invaden los alimentos ultraprocesados

Cuando vamos al supermercado llenamos el carro de alimentos ultraprocesados, comida y bebida con exceso de grasas, azúcares, sal y aditivos que provocan sobrepeso y obesidad, la causa de múltiples enfermedades. Una “comida basura” más atractiva y barata que los alimentos frescos y que las industrias publicitan sin control, atrayendo sobre todo a niños y jóvenes. Un reciente estudio alerta que estos alimentos ultraprocesados dominan la dieta mundial y pide medidas a los Gobiernos frente a esta “pandemia global”. En España, 4 de cada 10 niños y 3 de cada 10 adolescentes tienen exceso de peso, como la mitad de los adultos, provocando enormes costes sanitarios y económicos. El Gobierno obligó al etiquetado de los alimentos y subió el IVA a las bebidas azucaradas, con poco éxito. Ahora, va a controlar la alimentación en hospitales y residencias de ancianos, tras aprobar un Decreto para controlar los menús escolares. Pero la batalla contra la comida basura y el sobrepeso es de todos y empieza en las familias. El sobrepeso mata.

                  Alimentos ultraprocesados: triplican su peso en nuestra dieta y agravan el sobrepeso 

En las últimas dos décadas hemos sufrido la avalancha de alimentos ultraprocesados en las estanterías de los supermercados. No son alimentos naturales sino preparaciones industriales  que utilizan grandes cantidades de aceites y grasas, azúcares y sal más una serie de aditivos artificiales (conservantes, texturizantes, saborizantes y edulcorantes) para mejorar la apariencia de los alimentos (sabor, olor y textura) y prolongar su vida útil. Se trata de “comida basura”, elaborada para estimular artificialmente nuestro apetito: bebidas azucaradas, “snacks” empaquetados (patatas fritas y otros) galletas y bollos, comida rápida, cereales endulzados, embutidos, carnes procesadas (salchichas), “nuggets”, barras de chocolate, helados, rebozados y platos preparados.

Cada día compramos más alimentos ultraprocesados porque tenemos menos tiempo para cocinar y porque la industria alimentaria innova constantemente para ofrecernos productos que son más baratos que los alimentos frescos (frutas, verduras, legumbres, carnes y pescados). Un reciente estudio de 43 expertos mundiales, publicado hace unos días en la revista The Lancet, ha dado la alarma: “la comida basura domina la dieta mundial, impulsada por el afán de lucro de las grandes multinacionales de la alimentación”. Y añaden que estos alimentos ultraprocesados dominan la dieta en todo el mundo, propagados como “una especie invasora”, tanto en los paises desarrollados (donde su consumo ha crecido un 20% en los últimos 15 años) como en paises de ingresos medios (crecen un 40%) y sobre todo en los paises pobres (crecen mucho más, un 60% entre 2007 y 2022).

El consumo de esta “comida basura oscila entre el 9% de la dieta energética en Irán al 60% en EEUU, según el estudio, con un consumo intermedio del 14% en Italia o el 46% en Reino Unido y Suecia. En España, la ingesta de calorías procedente de ultraprocesados se ha triplicado, pasando del 11 al 32% de la dieta en los últimos 30 años. De hecho, un estudio de la Red Europea de Nutrición, con datos de 2021, reflejaba que los alimentos ultraprocesados aportaban el 25% de la energía de la dieta de los españoles, algo menos que en el conjunto de Europa (27,2%), más que en Italia (13,4%) o Portugal (22,15%) y menos que en Suecia (42%), Paises Bajos (37,1%) o Alemania (38,4%).

El estudio alerta también sobre el modelo de negocio de los ultraprocesados, que se basa en manipular a gran escala materias primas baratas (maíz, trigo, soja o aceite de palma) para convertirlos en productos “llamativos, apetecibles y sabrosos”, que se diseñan para ser muy atractivos (“adictivos”) y se comercializan muy agresivamente (con enormes gastos en publicidad) para fomentar su consumo repetido, especialmente entre niños y jóvenes. Una estrategia dirigida no a alimentar a la población sino a conseguir enormes beneficios. Y para asegurarlos, denuncian, emplean sofisticadas técnicas y presiones, para bloquear regulaciones, involucrarse en litigios legales (para retrasar medidas),  influir en debates científicos, presionar a políticos (y comprarlos) y “manipular” a la opinión pública, según el estudio, que ve paralelismos entre estas industrias y las tabaqueras.

En definitiva, concluye el estudio publicado en The Lancet, las multinacionales de la alimentación gastan millones en desarrollar nuevos alimentos y bebidas que publicitan sin límite para aumentar sus ventas y beneficios, a costa de la salud de millones de personas. Los expertos alertan de los 12 riesgos para la salud que comporta consumir estos alimentos ultraprocesados: sobrepeso y obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión, dislipemia, enfermedades cardiovasculares, coronarias, cerebro-vasculares, renales crónicas, enfermedad de Crohn, Parkinson y depresión. Y además de daños a la salud, la “comida basura” atenta contra el medio ambiente, por las emisiones que generan la producción, procesamiento y transporte de estos alimentos, más millones de envases de plástico generados.

En paralelo a la publicación de este estudio, la OMS ha enviado una carta donde reitera que “el consumo creciente de alimentos ultraprocesados representa una amenaza sistémica para la salud pública, la equidad y la sostenibilidad ambiental”, insistiendo en que este tipo de alimentos los consumen más los paises y familias pobres, cuya dieta es baja en frutas, verduras, carnes y pescados frescos. La UNICEF también ha publicado un editorial donde denuncia que la proliferación de alimentos ultraprocesados se ha convertido en “una de las amenazas más urgentes para la salud humana en el siglo XXI” y aboga por “defender a los niños de esta plaga”, que se  prioricen la salud y la alimentación sobre los beneficios.

En España, el consumo de ultraprocesados es muy elevado, según los datos europeos, sobre todo los productos de panadería y bollería industrial, las galletas, salchichas, productos lácteos endulzados y las salsas. Y es especialmente preocupante en los alimentos que consumen niños y adolescentes. De hecho, el 80% de los alimentos infantiles comercializados en España no cumplen los criterios nutricionales establecidos por la OMS, según la 1ª tabla de composición nutricional de alimentos para niños elaborada por investigadores catalanes, que recoge 850 productos de 42 marcas disponibles en los supermercados. También alertan que el 60% de los artículos estudiados contienen exceso de azúcar , que el 30% incorporan  azúcares o edulcorantes añadidos o jugos concentrados y que el 98% presentan mensajes promocionales no autorizados.

Esta avalancha de “comida basura” (y bebidas azucaradas) es un factor clave para explicar el aumento del sobrepeso y la obesidad en el mundo y en España, según todos los expertos. Los datos son muy preocupantes: 4 de cada 10 niños y niñas españoles tienen exceso de peso (de ellos, el 19% de los niños y el 14% de las niñas tienen obesidad, un porcentaje que se ha duplicado en los últimos 20 años), según el informe Aladino 2023. Y 3 de cada 10 adolescentes tienen exceso de peso. Entre los adultos españoles, el 55,8% tienen exceso de peso (31,7% tienen sobrepeso y el 18,7% tienen obesidad), según los datos de la Agencia de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN).

Unos datos muy preocupantes, por sus consecuencias sobre la salud de los españoles y que suponen altos costes. De hecho, la OCDE realizó en 2019 un estudio económico de la obesidad en 52 paises y estos fueron sus resultados para España: la obesidad supone una reducción de 2,6 años en la esperanza de vida, provoca el 9,7% del gasto sanitario, reduce la productividad laboral (en el equivalente a 479.000 jornadas laborales anuales) y supone en conjunto una reducción del PIB del 2,9% (46.000 millones anuales). Y añaden que para cubrir estos costes de la obesidad, cada español paga 265 euros al año de impuestos. Frente a estos costes, la OCDE proponer tomar medidas, algo que creen muy rentable: por cada euro invertido contra la obesidad en España, recuperaríamos 6 euros

El Gobierno ha tomado estos años algunas medidas contra los alimentos ultraprocesados y la obesidad. En 2021, el etiquetado de alimentos en España comenzó a incorporar el sistema de calificación nutricional Nutriscore (con letras y colores)  y se reforzaron las normas sobre la información del país de origen, la cantidad de ingredientes clave y la etiquetado de alérgenos y bebidas alcohólicas. Pero este etiquetado sigue siendo voluntario, por lo que lo utilizan sólo las empresas alimentarias que tienen productos con buena puntuación. Otra medida fue la aprobación de un impuesto a las bebidas azucaradas, al subirlas el IVA del 10 al 21% en enero de 2021, medida que inicialmente frenó el consumo para subir después. Pero no se ha actuado sobre la publicidad de alimentos y bebidas no saludables: un estudio de la Gasol Foundation constató que el 80% de los niños y adolescentes españoles reciben publicidad de alimentos y bebidas no saludables. Y piden regularlo con urgencia.

El 10 de junio de 2022, el presidente Sánchez presentó, con la Gasol Foundation y la OMS, el Plan Estratégico Nacional 2022-2030 para la reducción de la obesidad infantil, con 200 medidas sobre nutrición, fomento del ejercicio, la alimentación infantil, el uso de pantallas y la educación nutricional, con el objetivo de reducir el sobrepeso infantil un 25% y bajar un 40% la brecha social asociada (la pobreza infantil “alimenta” el sobrepeso). Al hilo de este Plan, se han aprobado dos medidas este año. Una, el 15 de abril, un real decreto para limitar la presencia de los alimentos ultraprocesados en los centros escolares no universitarios, medida que entrará en vigor en 2026, cuando se renueven los contratos con las empresas de catering. Y la otra, un decreto aprobado en mayo por Consumo y Sanidad, para garantizar la alimentación saludable en hospitales y residencias de mayores, decreto que ha estado en periodo de audiencia pública y que se espera aprobar definitivamente en breve.

Son pasos adelante, pero falta mucho por hacer. El informe The Lancet propone varias medidas a nivel mundial: impuestos para gravar los productos insanos y ayudas a los productos frescos, mejora del etiquetado y la inclusión de mensajes sobre los riesgos de la comida basura (como en las cajetillas de tabaco), regular su presencia en centros escolares y sanitarios y limitar su millonaria publicidad. Por su parte, la OCDE propuso a España mejorar el etiquetado de alimentos y menús, promover la actividad física y programas de actividad en los centros de trabajo. Y la Federación Mundial de la Obesidad propuso en 2023 siete  medidas para frenar el sobrepeso: un compromiso político de alto nivel e inversiones suficientes, no dejar a nadie atrás en el tratamiento, formar mejor a los profesionales sanitarios, abordar la prevención y los tratamientos sin estigmas y prejuicios, mejorar la vigilancia de datos con Encuestas y estudios periódicos, financiar los tratamientos  (con ingresos derivados de impuestos a las bebidas azucaradas) y tener objetivos auditables.

Los expertos del estudio The Lancet urgen a “desescalar” el avance de la “comida basura” y la obesidad, porque ya domina nuestra dieta e irá a más. Las perspectivas para España son preocupantes, según el Atlas de la Obesidad Mundial 2025: si ahora tenemos un 50% de adultos con sobrepeso y el 15% de ellos tienen obesidad, auguran que en 2030 todavía tendremos un 33% de la población adulta con sobrepeso (13.200.000 personas), de ellas un 13,2% con obesidad (5.350.000 adultos). Unas cifras todavía impresionantes, que exigen tomar medidas eficaces para reducirlas desde ya.

En resumen, tenemos un problema de mala alimentación, con una alto consumo de comidas y bebidas basura, que han calado entre niños y jóvenes y que anticipan una España con más obesos, como ya se ve en muchos paises desarrollados. Urge actuar desde la Administración, forzando y pactando una comida más saludable con la industria alimentaria (la 2ª más poderosa, tras el turismo). Pero al final, la mayor responsabilidad está en las escuelas y las familias, que deben tener más sensibilidad ante los alimentos ultraprocesados y las bebidas azucaradas, acostumbrándose a no comprarlas y a educar a hijos y nietos en una dieta más natural y saludable. Porque la comida basura y el sobrepeso matan.