lunes, 14 de julio de 2025

Menos trabajadores en 2050

La crisis demográfica es otro grave problema de este siglo, como la emergencia climática, del que apenas se habla. Y mientras, Europa pierde población y envejece, lo que hará caer el número de trabajadores. En España, habrá 2,55 millones de personas menos en edad de trabajar para 2050, lo que complicará la economía, la recaudación, las pensiones y los servicios públicos. El problema de fondo es la caída de la natalidad y el envejecimiento de la población, que provocarán una caída de 2,4 millones en los nacidos en España para 2050, aunque la población total será mayor que ahora (55 millones) porque “nos salvarán los inmigrantes” (8,2 millones de residentes más nacidos fuera de España). Por eso, la “propuesta” de Vox de expulsar a 8 millones de extranjeros no es sólo injusta y xenófoba sino también “una locura económica”: colapsaría el país. Urge un Pacto demográfico para subir la natalidad, apoyar más a las familias y organizar la inmigración a medio plazo. Un reto para la supervivencia de toda Europa.

Europa tiene un grave problema demográfico que provocará, en los próximos 50 años, una fuerte caída de la población y su envejecimiento, con la consiguiente bajada de la población en edad de trabajar, frenando su crecimiento y asfixiando sus economías, según las proyecciones de población hechas en 2020 por la Comisión Europea. Los datos son muy preocupantes: los 452,85 millones de europeos (UE-27) de 2024 aumentarán hasta 2026 (453,38 millones) y a partir de ahí, bajará la población, sobre todo a partir de 2035, para caer a 448 millones en 2050 y a 429,8 millones en 2074 (-23 millones de europeos dentro de 50 años). 

Una caída de población que se debe a la caída de la natalidad, acompañada del envejecimiento de la población (los mayores de 65 años pasará de ser el 20% al 30% de la población) y que provocará una caída del número de trabajadores: las personas en edad de trabajar pasarán de ser el 59% de los europeos en 2019 al 51% (de menos población) en 2070. Y eso se traducirá en menos crecimiento, menos recaudación, más gastos sanitarios y en cuidados y menos cotizaciones e ingresos para sostener las pensiones y los servicios públicos.

La caída de la población europea en los próximos 25 y 50 años será distinta por paises, según las proyecciones de Bruselas. Italia será el país que más población perderá: -1,38 millones entre 2024 y 2049 y -6,2 millones de habitantes entre 2024 y 2074. También perderán mucha población Grecia, Croacia y la mayoría de los paises del Este (especialmente Polonia y Hungría). Algunos paises (pocos) ganarán población: Dinamarca, Suecia, Irlanda, Chipre, Malta y Luxemburgo. Y el resto, en general perderán población, sobre todo a partir de 2050. Alemania perderá sólo -178.339 habitantes entre 2024 y 2049, pero serán -800.000 entre 2024 y 2074. Y Francia, que lleva décadas fomentando la natalidad y con muchos inmigrantes, será una excepción: ganará 2,4 millones de habitantes entre 2024 y 2049, aunque luego empeorará sus cuentas demográficas y sólo ganará 1,33 millones de habitantes entre 2024 y 2074.

España será otra excepción, ya que ganará población en los próximos 25 años, aunque la perderá en 50 años, según las proyecciones de la Comisión Europea (2020): ganará 2,5 millones de habitantes entre 2024 y 2049, pero al final perderá 700.000 residentes entre 2024 y 2074. Lo mismo les pasará (subir población hasta 2049 y luego bajarla) a Portugal, Paises Bajos, Austria, Bélgica, Chequia, Estonia, Eslovenia, Eslovaquia y Finlandia.

Sin embargo, una proyección de población más reciente, la del INE de junio de 2024, apuesta a que España realmente ganará población en los próximos 25 y 50 años: pasaremos de ser 48.610.458 habitantes en 2024 a 54.834.632 habitantes en 2049 (+6.224.174 habitantes) y a estabilizarnos en 54.588.195 habitantes en 2074. Pero este aumento de la población total es “engañoso”, porque se debe exclusivamente a la entrada de inmigrantes. Los “nacidos en España” caen drásticamente :de 39.698.012 en 2024 a 37.331.032 (-2,36 millones) y a 33.309.658 en 2074 (-6,38 millones de nacidos en España). Y los “nacidos en el extranjero” residentes en España saltan de 9.379.972 habitantes en 2024 a 17.503.600 en 2049 (+8,1 millones de residentes) y a 21.278.537 nacidos en el extranjero en 2074 (+11,89 millones que en 2024). O sea, que para dentro de 50 años, se “pierden” 1 de cada 6 nacidos en España y se duplica con creces  el número de residentes que han nacido fuera de España.

Esta importante caída en la población “nacida en España” se debe, básicamente, al desplome de la natalidad en nuestro país: si a la muerte de Franco, en 1975, eran 2,8 los niños por mujer, en 2017 ya eran la mitad (1,3) y han caído a 1.15 niños por mujer en 2024, la 2ª tasa de fecundidad más baja de la UE-27, tras Malta. Y eso ha provocado que la población caiga  en España desde 2017 (30.772 muertes más que nacimientos), año tras año (-132.604 fue el saldo vegetativo en 2024). Y el INE espera que este saldo de población (nacimientos-defunciones) aumente en los próximos años: -120.636 pérdidas anuales entre 2029 y 2033, -259.991 al año entre 2049 y 2053 y hasta -319.890 de pérdida anual de población entre 2064 y 2068, con -296.039 de pérdida anual entre 2069 y 2073.

Estas pérdidas de población “nacida en España” se van a compensar, según las proyecciones del INE, con la entrada neta de inmigrantes en las próximas décadas. El saldo migratorio (entradas menos salidas de “nacidos en el extranjero”) pasará de 454.232 en 2019 a 787.195 en 2024, 407.477 entradas anuales entre 2029 y 2033, 287.000 anuales entre 2049 y 2053 y después, unas menores entradas (algo menos de 300.000 al año) entre 2054 y 2073.

Lo peor no es sólo que caiga  la población nacida en España sino que además, el conjunto de la población española (y europea) va a envejecer, porque la esperanza de vida ha aumentado mucho y seguirá al alza: de 73,44 años en 1975 a 83,47 en 2024 (+10 años) y 86,62 años en 2050 (84,44 los hombres y 88,91 las mujeres). Eso lleva a un mayor peso de los mayores (+ de 65 años), que pasan de ser hoy el 20% de la población al 30% en 2050 y décadas siguientes. En contrapartida, habrá menos jóvenes, con lo que se reducirán las personas en edad de trabajar, un problema grave para el crecimiento, la recaudación de impuestos y cotizaciones, poniendo en aprietos las pensiones y servicios públicos.

Lo más llamativo de la caída de la población nacida en España es la caída de las personas en edad de trabajar, la futura pérdida de trabajadores. Un reciente estudio de Randstad pone cifras a este preocupante problema: la población en edad de trabajar (15-64 años) caerá en España de 31.727.218 personas en 2025 a 29.170.592 personas en 2050 (-2.556.626 españoles en edad de trabajar). La mayor caída en la población que puede trabajar se dará a partir de 2035, cuando se jubilen los nacidos en el baby boom de los años 60, y sobre todo a partir de 2040 (cuando se jubilen los nacidos en los años 70).

Esta caída en la población en edad de trabajar se produce, de nuevo, entre los nacidos en España, que son los que tienen menos hijos. Así, los españoles de 20 a 64 años, en plena edad de trabajar han pasado de 24.489.040 en 2008 (el máximo) a 23.157.641 en 2020 y bajarán a 22.364.422 españoles en edad de trabajar en 2025  (-2,12 millones desde 2008). Y mientras, los residentes nacidos en el extranjero en edad de trabajar han aumentado de 4,67 millones en 2008 a 5,73 millones en 2020 y serán 7,51 millones en 2025 :+2,84 millones desde 2008, lo que ha permitido el crecimiento del empleo y la economía. Además, de esos 2,55 millones menos para trabajar que se espera para 2050, la mayoría ( 1,72 millones) será la pérdida de activos con menos de 54 años, los más productivos.

La disminución de la fuerza laboral en España (y en Europa) en las próximas décadas, provocará una mayor falta de trabajadores (de lo que ya se quejan ahora las empresas), una menor movilidad laboral y una menor productividad, mientras no habrá “relevo generacional” para muchas profesiones y empleos. En paralelo, el envejecimiento de la población aumentará el gasto en sanidad, cuidados y pensiones, mientras habrá menos trabajadores pagando impuestos y cotizando para financiar pensiones y servicios públicos.

¿Qué se puede hacer? Lo primero y fundamental es promover la natalidad, como lleva décadas haciendo Francia, el país que ganará más población hasta 2050. Eso obliga a un Pacto de Estado por la natalidad, que incluya múltiples medidas: ayudas por hijo (graduadas por edades e ingresos familiares), educación gratuita 0-3 años, medidas de conciliación laboral efectiva (con más guarderías en las empresas), política pública de cuidados a mayores y discapacitados (para liberar a las mujeres) y, sobre todo, un conjunto de políticas públicas para ayudar a las familias con hijos: facilitarles el acceso a la vivienda es clave.

Otra medida clave es atraer talento extranjero (jóvenes con formación tecnológica y digital) y fomentar la inmigración legal, sobre todo dirigida a la contratación en origen de trabajadores que faltan en España (campo, construcción, hostelería, cuidados…). Actualmente ya, la inmigración ha sido clave para el fuerte crecimiento de España tras la pandemia: los expertos estiman que la mitad del crecimiento del PIB español ha sido por el trabajo inmigrante. Los datos son esclarecedores: de los 1.891.000 empleos creados en España entre 2019 y 2024, casi las tres cuartas partes (1.351.000, el 71,44%) han sido ocupados por extranjeros (848.700) o trabajadores con doble nacionalidad (502.300, la mayoría latinoamericanos), según la última EPA. Y sólo en 2024, de los 468.000 empleos creados, sólo 59.000 fueron a trabajadores “nacidos en España

Esto no debería alimentar la xenofobia, porque la mayoría de estos trabajos no son cubiertos por “españoles” porque no los buscan igual, porque suelen ser más precarios y peor pagados (en el campo, la hostelería, el transporte,  la construcción, el servicio doméstico o los cuidados de niños y ancianos). En cualquier caso, las proyecciones del INE son claras: para que España no pierda población, hacen falta más inmigrantes, al menos 6,38 millones en los próximos 50 años. Y si no vienen a España más extranjeros, faltarán trabajadores, porque los españoles en edad de trabajar van a caer drásticamente de aquí a 2050.

Por todo esto, no tiene sentido la propuesta de Vox de expulsar a 8 millones de inmigrantes, una medida no sólo injusta y xenófoba sino económicamente peligrosa, porque nos hacen falta inmigrantes para compensar la falta de jóvenes y mantener el crecimiento y los servicios. Eso sí, hace falta otro Pacto, por una inmigración legal y organizada: planificar a varias décadas los inmigrantes que necesitamos y adoptar políticas para buscarlos y atraerlos, no continuar con las llegadas descontroladas. Actualmente, somos 49.153.849 personas viviendo en España (1 abril 2025) y de ellos, un 14,13% tienen nacionalidad extranjera (6.947.711 residentes), aunque hay que matizarlo, porque 2,5 millones de ellos son europeos. Se trata de un porcentaje alto, pero similar al de otros paises europeos (Alemania, Francia) y “asumible”, porque los necesitamos. Otra cosa es planificar mejor la inmigración hasta 2050, sin xenofobia y asimilándola.

En resumen, que la caída de población es uno de los grandes retos del siglo XXI, junto a la crisis climática y la revolución tecnológica y digital. Y hay que afrontar ya los problemas que se nos vienen encima, sobre todo la caída de trabajadores mientras la población envejece, lo que supone una bomba de relojería para el crecimiento, las pensiones y los servicios públicos. No podemos esperar, porque las medidas a tomar (fomento natalidad, ayudas a la familia y planificación de la inmigración) tardan décadas en hacer efecto. Hagan algo ya.

No hay comentarios:

Publicar un comentario