jueves, 10 de julio de 2025

La inflación dispara el gasto familiar

El gasto de los hogares batió un récord histórico en 2024: creció un +12,5% sobre antes de la pandemia, por la fuerte subida del gasto en sanidad, alimentación, vivienda,  educación,  hoteles y restaurantes. Un mayor gasto, sustentado en la subida de salarios y pensiones, que es “un espejismo”: gastamos más por la inflación, porque todo ha subido, pero en realidad gastamos menos que en 2019 (-7,5%). Los que más han aumentado su gasto estos años son las familias con menos ingresos, porque gastan porcentualmente más en alimentación y vivienda, lo que más ha subido, por lo que tienen más problemas para llegar a fin de mes. Y además, la renta real de los hogares  (ingresos descontando la inflación) es todavía menor que en 2008 (-4,3%). Un dato que explica por qué muchos españoles no acaban de “notar” la mejora de la economía, aunque crecemos y creamos más empleo que Europa. Pero la inflación ha subido un 33,5% y ese aumento se ha “comido” nuestro nivel de vida.

                            Enrique Ortega

El gasto medio por hogar fue de 34.044 euros en 2024, un 4,4% más que en 2023 y un máximo histórico, no sólo respecto a antes de la pandemia (30.243 euros en 2019) sino respecto a antes de la crisis financiera (31,773 euros en 2008), según la reciente Encuesta de Presupuestos Familiares del INE. La mayor parte del gasto familiar se destina a la vivienda, agua, luz y gas (11.029 euros en 2024, el 32,4% del gasto total), seguida de la alimentación (5.391 euros anuales, el 15,8%), el transporte (3.877 euros, el 11,4%), los hoteles y restaurantes (3.374 euros, un 9,9% del total), seguidos a distancia del gasto en actividades recreativas, deporte y cultura (1.692 euros, el 5% del gasto total), vestido y calzado (1.432 euros, el 4,2%), sanidad (1.377 euros, el 4%),  muebles y artículos del hogar (1.274 euros, el 3,7%), seguros y financiación (1.270 euros, el 3,7%), cuidado personal y servicios (1.228 euros, el 3,6%) y bebidas, alcohol y tabaco (447 euros, el 1,3%).

Otro hecho relevante es que el gasto familiar no es homogéneo y ha crecido más, tanto en 2024 como en los últimos años, en las familias con menos ingresos, que son las que suelen gastar más porcentaje de sus ingresos en vivienda, alimentación y sanidad, lo que más ha subido. Así, según el INE, el 20% de las familias con menos ingresos aumentaron su gasto en 2024 (17.610 euros) un 10,9% y el 40% siguiente con rentas bajas y medias (que gastan entre 24.500 y 30.907 euros anuales)  los aumentaron un 6%, por encima de la media (+4.4%), mientras el 20% más rico sólo aumentó su gasto un +1,9% (hasta 58.272 euros).

Esta estructura del presupuesto familiar en 2024 revela un cambio en los hábitos de gasto de los españoles tras la pandemia. Básicamente, ha aumentado el gasto de los hogares en sanidad (gastamos ahora +31,4% que en 2019, por la ampliación y subida de los seguros médicos más otros gastos sanitarios, como la atención  bucodental, óptica y rehabilitación), en alimentación (el gasto familiar en comida y bebida ha aumentado un +25,78% desde 2019), en vivienda (+16,8% de gasto, por la subida de alquileres e hipotecas, junto al agua, luz y gas, a pesar de las ayudas y la bajada del IVA), en educación (+14,96% por las guarderías, colegios privados y concertados más transporte y comida escolar) y en el mayor gasto en hoteles y restaurantes (+13,58%), porque tras la pandemia “salimos más”.

Aquí también ha habido un comportamiento diferente del gasto, tras la pandemia, según los ingresos del hogar. Así, el gasto en viviendas y alimentos (lo que más ha subido) tiene mucho peso en las familias con menos ingresos: para el 20% más pobre, ambas partidas se llevan casi dos tercios de sus ingresos (el 60,2%, frente al 60,7% en 2019). Y gastan más en restaurantes y hoteles (6,3% del gasto total frente al 5,6% en 2019), mientras gastan porcentualmente menos en transporte (6,6% frente al 7%) y lo mismo en ocio y cultura (5%). El 40% restante, con rentas bajas y medias, gasta ahora más en vivienda y alimentos que en 2019, también en bares y restaurantes y menos en transporte y ocio. Pero el 20% más rico gasta mucho menos que el resto en vivienda y alimentación (el 40,1% de su presupuesto, un tercio menos que los más pobres), lo que más ha subido y más en transporte (15,9%), restaurantes y hoteles (11,9%) y ocio y cultura.

Por autonomías, las más ricas son donde más ha aumentado el consumo de los hogares entre 2019 y 2024, según el INE: País Vasco (15.504 euros de gasto por persona, un 13,8% por encima de los 13.626 de gasto medio por persona en España), Madrid (15.108 euros de gasto por persona en 2024), Cataluña (14.476 euros), Baleares (14.421 euros), Asturias (14.221 euros) y Aragón (14.178 euros). Y donde menos, en las regiones más pobres, que gastan casi la mitad:  Melilla (8.586 euros por habitante), Extremadura (11.398 euros), Ceuta (11.858 euros), Andalucía (11.865 euros) y Castilla la Mancha (11.921 euros).

El aumento del gasto de los hogares tras la pandemia ha sido posible por la subida del empleo (1,8 millones más trabajando) y la subida de salarios y pensiones. Pero no ha sido suficiente y los españoles han tenido que “tirar de los ahorros para pagar sus gastos y llegar a fin de mes: la tasa de ahorro cayó del 25,6% a mediados de 2020 al 7,7%  en septiembre de 2022, para afrontar lo peor de la inflación, aunque luego volvió a subir (se ahorraba el 14% de los ingresos al principio de 2024) y ahora lleva año y medio bajando (12,8% de ahorro el primer trimestre de 2025, según el INE).

En cualquier caso, el gasto histórico de los españoles en 2024 es “un espejismo, porque en realidad gastamos menos que en 2019, porque la inflación se ha disparado estos años. Así, si en 2024 gastamos de media 34.044 euros por hogar, un 12,5% más que en 2019, como la inflación creció un 20% estos cinco años, en realidad estamos gastando un 7,5% menos. A lo claro: gastamos más, pero compramos y consumimos realmente menos.

Esta realidad explica quizás que muchos españoles no acaben de “notar” la mejora de la economía, porque la inflación se ha comido parte de sus ingresos y sigue costándoles mucho llegar a fin de mes. Por un lado, los salarios en convenio han subido menos entre 2019 y 2024 (+13,39%) que la inflación media (+17,50% estos años). Y eso, junto a que todo ha subido, ha obligado a tirar de ahorros y ayudas para conseguir gastar más (para comprar menos). Otra forma de verlo es analizar la evolución de renta media neta de los hogares: ha pasado de 30.690 euros en 2019 a 38.365 euros en 2024. Pero si descontamos la inflación, la renta media real sólo ha crecido de 27.258 a 28.742 euros (+5,44%), según Funcas. Y un dato más llamativo: la renta real (descontando la inflación) de los hogares en 2024 (28.742 euros) era inferior a la renta real de 2008 (30.045 euros por hogar).

A lo claro: ganamos más, pero en realidad ingresamos menos que en 2008, porque la inflación acumulada (+33,5%) se ha comido nuestro aumento de ingresos (+27,7%), según Funcas. Eso podría explicar por qué una mayoría de españoles (55,3%) veían la economía española en una situación mala (37,3%) o muy mala (18%) en el Barómetro del CIS de mayo 2025, una valoración más pesimista que la del Barómetro de mayo 2019 ( sólo un 43,4 % veían la situación económica de España como mala o muy mala). Sin embargo, este pesimismo sobre la economía contrasta con el mayor optimismo sobre la propia situación económica personal: ahora (Barómetro CIS mayo 2025), el 69,3% de los encuestados la ven muy buena (3,8%), buena (65,5%) o regular (7%) y sólo un 23% mala o muy mala, mientras hace cinco años, antes de pandemia, eran la mitad que hoy (el 33,7%) los que la veían bien.

En cualquier caso, al margen de la percepción sobre la economía del país y la propia, tenemos un problema de fondo: la inflación se ha disparado en los últimos 16 años y los ingresos de los hogares han crecido menos, aunque en los últimos años hayan mejorado salarios, pensiones y empleos. Eso quiere decir que no podemos bajar la guardia de la inflación, porque aunque ahora sea baja (+2,2% anual en junio), se va acumulando y se come nuestros ingresos, dificultado el consumo y llegar a fin de mes. Y aunque España crezca más que la mayoría, la mayoría de los familias (sobre todo las más modestas) “no lo notan”.

Habría que actuar en dos frentes. Por un lado, tomar más medidas eficaces contra la inflación, que pasan por mejorar la competencia en todos los sectores y actividades, evitando “monopolios de hecho en muchos negocios y reduciendo márgenes (beneficios) injustificados. De hecho, el BCE y otros banqueros centrales asumen que “la avaricia de las empresas (disparando márgenes y beneficios) disparó la inflación” y que, ahora, con la inestabilidad comercial y geopolítica mundial, es otra vez el mayor riesgo de repunte de la inflación.

Y por otro lado, hay que aumentar los salarios e ingresos de los hogares, que siguen siendo más bajos que en el resto de Europa: 4 de cada 10 trabajadores ganan menos de 1.214 euros netos y el salario por hora en España (18,9 euros) queda lejos del de la UE-27 (25,2 euros), Francia (29,7 euros), Alemania (33,6 euros) e Italia  (35,2 euros). Esto explica, junto a la inflación, que el consumo per cápita real (descontando la inflación) de los españoles haya aumentado sólo un +0,2% entre 2019 y 2024, mientras en la eurozona aumentó +1,4%.

Pero hay que hacer una reflexión de fondo: para que los españoles tengan mejores salarios, hay que mejorar la productividad de la economía, para que crezca no sólo porque hay más gente trabajando (como pasa ahora, sobre todo por la llegada de inmigrantes) sino porque los que trabajan sean más eficientes, no tanto por ellos sino porque mejore y se modernice el modelo económico español, incorporando más innovación y tecnología, más digitalización, más industria y exportación, unas empresas de mayor tamaño y mejor organizadas, que integren y organicen mejor el capital humano. Todo un reto, la mejora de la productividad, que lleva años, pero que es clave para conseguir que más gente gasten y vivan mejor. Y lo noten.

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