Información y comentarios para entender la economía nuestra de cada día
jueves, 24 de abril de 2025
Llega la nueva tasa de basuras
Desde el 10 de abril, los Ayuntamientos con más de
5.000 habitantes tienen que cobrar una nueva tasa de basuras a sus
vecinos. Actualmente, las viviendas y locales ya pagamos un impuesto
municipal por la recogida de basuras, pero sus ingresos sólo cubren el 58%
del coste de recogida y tratamiento. Ahora, la Comisión Europea obliga
a los paises a subir las tasas de basuras, para facilitar su tratamiento y
reciclaje, muy bajo en España: el48% de las basuras acaba en
vertederos y Bruselas nos ha abierto varios expedientes. El problema es que
el PP (y Vox), que gestionan la mayoría de Ayuntamientos, no están de
acuerdo con esta tasa, aunque están obligados a aplicarla antes de fin de
año. Pero no hay una directriz homogénea para hacerlo y cada Ayuntamiento
aplicará criterios diferentes. Lo seguro es que pagaremos más
por la basura (ahora sólo 100 euros al año de media). Y habría que incentivar
a las viviendas y locales que recojan y reciclen mejor. Necesitamos un país más limpio.
Ayuntamientos han de cobrar nueva tasa de basuras antes de fin de año Europa, como el resto del mundo, tiene un grave
problema con las basuras y residuos urbanos, que crecen de forma imparable,
con un bajo reciclaje. En 2023 se generaron 511 kilospor
europeo de residuos municipales (domésticos y comerciales), 32 kilos
más que diez años antes (2013) y sólo 2 kilos menos que a principios de siglo (513
kilos en el 2000), según
Eurostat. Los paises europeos más ricos del centro y norte de
Europa son los que generan más residuos urbanos: Dinamarca (802
kg/habitante en 2023), Luxemburgo (712), Bélgica (689), Chipre (674), Malta (606),
Alemania (601), Francia (530) y Eslovenia (517). Les siguen Italia (486),
Portugal (505), Croacia (475), Eslovaquia (472), Paises Bajos y Finlandia (468),
con España en el puesto 16º : 465 kilos de residuos municipales por
habitante.
Sin embargo, España
es el país europeo que más ha reducido sus residuos en este siglo: -188
kg/habitante desde el año 2000 (generábamos 653 kg/habitante), mientras la
UE-27 los ha reducido sólo -2 kilos (513 en 2000), Alemania los ha recortado en
-41 kg/habitante (642 en 2000), Italia en -23 kg/habitante (509 en 2000) y Francia
los ha subido (+16 kg, desde 514 kg/habitante que generaba en el año 2.000).
El problema no es sólo que los residuos sean muy elevados en
toda Europa sino que su tratamiento es muy deficiente, las
basuras apenas se reciclan, según
los datos de Eurostat: en la UE-27 sólo se reciclaronel
48% de las basuras municipales en 2023, superando ese porcentaje Alemania
(recicla el 68,2% de su basura), Eslovenia (59,76%), Paises Bajos
(58,33%), Luxemburgo (56,32%) e Italia (53,29%). Reciclan menos que la media europea
Francia (42,26%) España (41,50% en 2023), Portugal (30,5%) o Grecia
(17,54%). Otro porcentaje de las basuras se incinera: un 25,2% de media
en la UE-27, porcentaje superado en Alemania (44,87%) y Francia (30,37%), pero que
es mucho menor en Italia (18,50%), Portugal (18,21%), España (10,53%) y
Grecia (1,54%). Y el resto de la basura que ni se recicla ni se incinera, acaba
en los vertederos, un grave problema en España.
En el conjunto de Europa, sólo un 22,5% de la
basura municipal (viviendas y locales) acaba en vertederos (115
kg/habitante en 2023). En Alemania, sólo un 1,16% de la basura acaba
en vertederos, frente al 22,8% en Francia y el 18,10% en Italia, según
Eurostat. Pero en España, acaba en vertederos casi la mitad de la
basura municipal (223 kg/habitante, el 47,95% de los residuos urbanos),
un elevadísimo porcentaje que nos ha costado la apertura de varios expedientes (y
multas) de Bruselas. Lo mismo les pasa a Portugal (56,43% de la basura acaba en
vertederos) y Grecia (80,92% de la basura va a vertederos).
Ante este “sucio panorama”, la Comisión
Europea lleva más de una década dictando normas para intentar reducir las
basuras y tratarlas mejor. Ya en 2008 aprobó la Directiva 2008/98/CE sobre gestión
de residuos, con un doble objetivo: que los paises reciclaran el 50% de su basura para 2020 y sólo el 35% acabara en vertederos. Después, en 2018, la Comisión Europa aprobó unos
objetivos más ambiciosos para el futuro: subir el porcentaje de reciclaje al
55% para 2025 y al 65% en 2035. Y más recientemente, en junio de 2019, la
Comisión aprobó otra Directiva europea para retirar
del mercado los plásticos de un solo uso, dando un plazo de 2 años a los
paises.
Pero se ha avanzado muy poco. El 8 de junio de 2023, la
Comisión Europea publicó
un informe sobre el cumplimiento
por los paises de estos objetivos de reciclaje, en base a los datos
de la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA). Y el
balance fue desolador: 18 paises
comunitarios no cumplían el objetivo de reciclar un 50% de sus residuos
urbanos en 2020, entre ellos España.
Es más corto dar la lista de los 9
paises que sí habían cumplido: Alemania, Austria, Eslovenia, Paises Bajos,
Bélgica, Dinamarca, Luxemburgo, Italia y república Checa. Y el otro objetivo,
no enviar a los vertederos más del 35% de la basura, lo han incumplido también 13 paises de los 27: España, Bulgaria, Croacia, Chipre, Chequia, Grecia, Hungría,
Letonia, Malta, Polonia, Portugal, Rumanía y Eslovaquia. Resumiendo: la
mayoría de Europa recicla mal. De hecho, en julio de 2024, la Comisión
Europeaabrió
un expediente sancionador a los 27
paises de la UE por incumplir sus obligaciones en materia de recogida y
reciclaje de residuos…
Lo peor de este informe de la Comisión Europea sobre el
reciclaje no es el balance de estos años, muy marcados por el COVID y sus
esfuerzos extras para todos, sino el futuro, que prevén muy gris para el reciclaje.
El primer objetivo, ampliar el reciclaje al
55% de los residuos urbanos en 2025
se ve muy difícil para la mayoría: de hecho, la Comisión Europea prevé que incumplan este futuro objetivo de
reciclaje 18 paises, entre ellos España, los mismos que ahora. Y respecto
al otro objetivo para 2035, rebajar al 10%
el porcentaje de basura que acaba en
vertederos, la Comisión Europea estima que habrá 13 paises europeos que lo incumplan también:
España, Portugal, Grecia, Malta,
Chipre, Chequia, Bulgaria, Croacia, Eslovaquia, Hungría, Letonia, Polonia y
Rumanía.
España afrontó el
grave problema de los residuos trasponiendo (con retraso) la Directiva
europea de Residuos de 2008 y la de plásticos de 2019, aprobando el Gobierno
Sánchez (en mayo de 2021) una Ley de Residuos que no se aprobó en
el Congreso hasta el
31 de marzo de 2022, con la abstención del PP y el voto en contra de Vox. La
Ley de Residuos y Suelos
Contaminados para una Economía Circular tiene 2 objetivos básicos: reducir los residuos generados (un -13%
para 2025 y un -20% para 2030 sobre los generados en 2010) y aumentar su reciclado (será difícil
alcanzar el objetivo europeo de reciclar el 60% de los residuos urbanos en 2030 si ahora estamos en el 41,50%).
Y se añade un tercer objetivo para
lograrlo: reducir un -50% los plásticos
de un solo uso para 2026 y un -70% para 2030 (sobre el consumo de 2022).
Para ello, en julio de 2022 se
prohibieron los plásticos de un solo uso (bastoncillos, pajitas, cubiertos
o platos). Y antes, en abril de 2022, entró en vigor la norma que obliga a
bares y restaurantes a servir
agua a granel gratis a sus clientes.
La Ley de Residuos aprobó
2 nuevas tasasestatales ligadas a los residuos y plásticos, que entraron en vigor el 1 de enero de 2023. La primera es una tasa estatal a los residuos, de 40 euros por tonelada, que pagarán
los que lleven residuos a reciclar (“quien contamina paga”). La otra tasa
estatal es un impuesto a la producción de plásticos,
de 0,45 euros por kilo, que pagarán los fabricantes, aunque la repercutirán las
empresas que utilicen plásticos y envases. Otro cambio importante de la Ley de
Residuos es que acelera la recogida separada de residuos urbanos
orgánicos, que ahora fija cada Ayuntamiento. A partir de julio de 2022, esa recogida separada es
“obligatoria” para las ciudades con más
de 5.000 habitantes y a partir de 2024
para todos los municipios, que tendrán que decidir cómo lo hacemos. A partir
de 2022, se obligó a clasificar por materiales los residuos de la construcción
y demolición. Y a partir de 2025, es obligatoria la recogida separada
de residuos textiles, aceite de cocina usado y residuos domésticos peligrosos y
voluminosos. El gran objetivo es que en 2035 se recojan separadamente el 50% de los residuos urbanos, facilitando
su reciclaje.
Pero quedaba poner en marcha el punto más polémico de la Ley
de Residuos de 2022, la implantación de una
nueva tasa de basuras a vecinos y locales comerciales de los municipios con
más de 5.000 habitantes(son 1.304
ciudades y pueblos), cuya entrada en vigor se demoró 3 años, hasta el 10 de
abril de 2025. Actualmente, las viviendas y locales ya pagamos una tasa
de basuras, pero es muy baja: apenas cubre el 57,7 % del coste de
recoger, transportar y tratar las basuras municipales, según
el estudio de la Fundación ENT. Ahora, la recogida de basuras
tiene un coste de 3.947 millones para los Ayuntamientos, Diputaciones y
Mancomunidades y sólo se ingresan por las tasas 2.278 millones (hay
un déficit de -1.669 millones que se cubre con otros ingresos).
Además de ser insuficiente, la actual tasa de basuras
es muy desigual por ciudades, según
el estudio: la media que pagamos por la basura son 100,12 euros por
vivienda, pero hay ciudades donde se paga mucho más (236 euros en Tarragona,
209 en Palma, 194 en Bilbao, 180 en Córdoba, 170 en Girona o Murcia, 167 en San
Sebastián o 165 en Logroño, siendo 113 en Barcelona y 117 en Madrid, según
la OCU) y otras mucho menos (29,7 euros en Sevilla, 39 en Alicante,
43,4 en Toledo o 50,6 euros anuales en León). Y también hay muchas diferencias
en la tasa
de basuras de locales y comercios : 202 euros una peluquería, 214
una tienda de ropa, 271 un taller, 358 una tienda de alimentación, 396 un bar, 501 un banco, 583 un restaurante, 785 un hotel o 845 euros un
supermercado… Barato parece.
Ahora, la Ley
de residuos obliga a los Ayuntamientos a aprobar una nueva tasa de
basuras, que tienen que cobrar antes de fin de año. El único
criterio obligatorio es que esa nueva tasa tiene que cubrir todos los
costes de la recogida, transporte y tratamiento de las basuras
municipales, no puede ser deficitaria como ahora. Así que pagaremos
más por las basuras. ¿Cuánto más? Dependerá de las cuentas de
cada Ayuntamiento, que tendrá que justificar a Hacienda (para que lo traslade a
Bruselas) el coste global del servicio y lo que recauda con la nueva tasa. El
problema es que la
Ley no fija los criterios para establecer esta nueva tasa y cada
Ayuntamiento la fijará según distintos criterios: tamaño de la vivienda (o
local), zona y valor catastral, número de personas que viven, consumo de agua…
Veamos lo que va a hacer el
Ayuntamiento de Madrid, como ejemplo.
Establecerá la nueva tasa (que quiere cobrar en septiembre: una
media de 141 euros por vivienda y 310 euros por comercio) en base a una parte fija
(81%), calculada en base al valor catastral de la vivienda o local y otro 19% variable,
según el barrio, los residuos que ahora genera y el porcentaje de reciclaje que
se hace. Y con deducciones para familias vulnerables. La mayoría de los
Ayuntamientos, que están estudiando cómo cobrarán la nueva tasa,
tendrán
en cuenta el valor de la vivienda, número de ocupantes y consumo de agua.
Pero la mayoría no tienen datos de cómo es la basura que recogen, con lo que no
contemplan incentivos para los vecinos y locales que separen y recojan mejor,
uno de los principales objetivos de Bruselas.
En general, la mayoría de los Ayuntamientos de más de
5.000 habitantes no se han preocupado hasta ahora de la nueva tasa de
basuras, cuando el 10 de abril se hizo obligatoria. Detrás de este
desinterés hay una razón política: el
PP se abstuvo en la votación de
la Ley de Residuos y ahora, por la presión de Vox (que votó en contra), ha
tratado de frenar esta nueva tasa,alegando
que Bruselas no obliga a imponerla. Incluso aprovechó su mayoría en el Senado
para aprobar
una proposición de Ley para suprimir la obligatoriedad del cobro. Y en la Federación
de Municipios (FEMP), que controla, aprobó
en octubre (por unanimidad) una declaración en la que pedían “reconducir”
esta tasa…
Pero la Ley ha entrado en vigor y los grandes
Ayuntamientos la tienen que aplicar, creando una nueva tasa de basuras
y cobrándola ya en 2025. Una tasa que supondrá una subida sobre la tasa
actual (100,12 euros) y que será diferente según donde uno viva, no tanto por
los residuos que se generen como por los criterios para cobrarla que elija cada
Ayuntamiento. Al final, el problema es que “la
derecha” (PP y Vox) no quiere penalizar los residuos y van a
boicotear de una u otra forma la nueva tasa de basuras, como atacan
toda la regulación medioambiental (como las zonas de bajas emisiones…). Pero la
realidad es que “tenemos un grave problema de residuos”, que sólo se resuelve con el principio de “quien
contamina paga”. Quien más basura genera y no recicla, que lo
pague.
Esta filosofía choca con el problema de que la mayoría
de los Ayuntamientos no
saben cómo es la basura que recogen ni trata de concienciar a sus
vecinos y locales de que separen mejor la basura (en bolsas y contenedores),
facilitando la recogida selectiva. Y tampoco penalizan con multas al que recoja
mal y no recicle. El problema de tratar mejor la basura no es una
opción política, (no es “woke”),
es una exigencia si no queremos ser “líderes
en vertederos”. Y eso exige mucha información, muchas campañas, un
trabajo bloque a bloque y una política de multas e incentivos para los que
incumplan y cumplan mejor. No es un problema de fácil solución, pero hay que conseguir
un consenso generalizado, para reducir las basuras, separarlas y
reciclarlas mejor, en beneficio de todos. Y todo ello necesita además inversiones
y costes, que tendremos que pagar con tasas más altas
pero repartidas con justicia. Necesitamos un país más limpio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario