lunes, 31 de octubre de 2016

Poco ahorro y mal pagado

El 31 de octubre se celebra el Día Mundial del Ahorro, promovido por las Cajas. Pero hoy casi no hay Cajas ni ahorro: lleva cayendo desde 2009, porque los españoles tienen menos ingresos y se ven forzados a gastar lo poco que tienen. Y los que consiguen ahorrar, no le sacan rentabilidad a su dinero. Los depósitos (donde está el 40% del ahorro) sólo pagan el 0,16% de interés, la tercera parte que en Europa. Y hay bancos que cobran incluso a grandes empresas e instituciones por guardarles su dinero. La Bolsa está muy nerviosa y el dinero va a los Fondos, que cobran demasiadas comisiones. Y  a pesar del miedo al futuro de las pensiones públicas, caen las aportaciones a los Planes de pensiones privados, que apenas rentan y pagan muchos impuestos al rescatarlos. Poco ahorro y mal pagado. Pero tenemos que intentar ahorrar, no para comprar un piso sino para invertir en nosotros y nuestros hijos (formación) y para complementar nuestra pensión futura. No queda otra.


enrique ortega

Los españoles no han sido nunca de mucho ahorrar, pero en los últimos años, con la crisis, el ahorro se ha desplomado. Primero se disparó, en 2008 y 2009, cuando las familias vieron las orejas al lobo y aumentaron su ahorro, por lo que se avecinaba: se pasó de ahorrar el 5,9% de la renta disponible en 2007 al 13,4% de ahorro en 2009, el máximo histórico. Y a partir de ahí, las familias empezaron a “tirar de la hucha”, de los ahorros, que han bajado año tras año hasta ser ahora del 8,3% de la renta disponible (junio 2016), según los datos del INE.

Cae el ahorro porque los españoles tienen menos ingresos, por la crisis. Primero, porque muchos han perdido su empleo (3,8 millones desde 2008, de los que 2 millones todavía no se han recuperado). Y segundo, porque los que han seguido trabajando han visto reducirse sus salarios (hasta un 15% entre 2012 y 1015), que son hoy muy bajos: el salario más habitual es de 1.602,5 euros brutos (1.280 euros netos), según el INE y hay 8 millones de españoles que declaran a Hacienda ganar menos de 12.000 euros al año (2014). Además, parados y trabajadores han visto subir estos años los impuestos, desde el IVA al IRPF y las tasas, con lo que, a pesar de las bajadas de última hora, hemos pagado 17.578 millones más de impuestos en 2015 que en 2011. Al final, entre menos ingresos y más pagos a Hacienda, la renta de los españoles ha caído estos años: de 28.206 euros de ingresos medios por hogar en 2010 a los 26.092 euros por familia en la primavera de 2015, según el último dato del INE. Y de 10.858 euros por persona (2010) a 10.419 euros (2015).

Esto son “medias”, pero hay familias donde la crisis se ha cebado más y cuya renta ha caído especialmente. Por eso, el 13,7% de los hogares confiesan que llegan a fin de mes “con mucha dificultad”, según la última Encuesta de condiciones de vida del INE (2015). Un 39,45% de familias no pueden afrontar gastos imprevistos y un 40,6% no puede irse ni una semana de vacaciones. Y el 9,4% de las familias se retrasa en el pago de la hipoteca, el alquiler, la luz o el gas, según esa Encuesta del INE. O sea, que una gran parte de hogares “viven al día” y tienen que “tirar de la hucha” para sobrevivir.O para pagar deudas. Por eso cae el ahorro en España desde 2009, más que en el resto de Europa.

Con todo, ¿dónde tienen los españoles sus ahorros? La mayoría de las familias lo han invertido en comprar su casa, generalmente a costa de pesadas hipotecas: antes de la crisis, un 83% de españoles eran dueños de su vivienda, frente a un 60% de europeos, según datos del Banco central Europeo (BCE). De hecho, en 2015, el patrimonio inmobiliario de los españoles ascendía a 4.50 billones de euros, mientras el patrimonio financiero (dinero en cuentas, Bolsa, fondos, seguros y planes) era de 1,97 billones de euros, según INVERCO. O sea que de cada 6,5 euros de ahorro, 4,5 están en el ladrillo (70%) y casi 2 en las finanzas. Un reparto que ha cambiado drásticamente con la crisis, ya que en 2008, antes del estallido de la “burbuja inmobiliaria”, el patrimonio inmobiliario era 1,8 billones mayor (6,3 billones) y el patrimonio financiero mucho menor (1,6 billones). Entonces, en 2008, de cada 8 euros de ahorro, 6,3 euros estaban en el ladrillo (78%) y 1,6 euros en las finanzas.

El ahorro en forma de patrimonio inmobiliario de los españoles se está recuperando lentamente, con la subida de la vivienda desde 2014 (más de un 8%), que va a seguir, aunque poco a poco. Pero de este “ahorro” en forma de ladrillo no pueden “tirar” las familias, salvo que vendan su casa y alquilen. El ahorro más “asequible” a corto plazo es el ahorro financiero (en depósitos, valores, Fondos, Planes, seguros…), que  se está recomponiendo también, por la subida de valor de algunos activos (Bolsa y Fondos) y ,sobre todo, porque han bajado mucho los tipos de interés y eso ha reducido el pago de intereses de las familias por sus hipotecas. Se calcula que la bajada de tipos ha ahorrado a los hogares españoles 22.582 millones de euros en intereses (hipotecas y préstamos), que les han permitido gastar o ahorrar más.

Al final, el ahorro financiero de los españoles es de 1,98 billones de euros (1.980.092 millones) en junio de 2016, según el Banco de España, frente a 1,68 billones en 2008. Y lo más importante es que el ahorro neto (quitando las deudas) ha mejorado más, siendo ahora de 1,19 billones (frente a 0,72 billones en 2008), porque las familias han reducido mucho sus deudas en estos años (devolviendo hipotecas y préstamos): si la deuda de los hogares era de 960.360 millones de euros en 2008, ahora es de 782.444 millones (junio 2016).

¿Dónde tienen los españoles este ahorro financiero? La mayoría de este dinero, de esos 1,98 billones, está en los bancos: 861.614 millones están en cuentas corrientes y libretas (68.455 millones) y sobre todo, en depósitos (793.159 millones), que suponen ahora un 40% de todo el ahorro financiero (un porcentaje que no ha dejado de bajar desde el 57% del ahorro que suponían los depósitos en 1985). El segundo lugar donde está el ahorro financiero es en valores, en acciones cotizadas y no cotizadas: son 400.350 millones (marzo 2016), un 20,3% de todo el ahorro financiero. El tercer destino son los Fondos de inversión: 244.124 millones (marzo 2016), el 12,4% del ahorro. El cuarto es la inversión en seguros, que alcanza los 225.189 millones (marzo 2016), un 11,4% del total. Y el resto se invierte en renta fija y deuda (32.627 millones, un 1,7%), préstamos y otras inversiones, según INVERCO.

En esto del ahorro y donde invertirlo, España también “is different”. Los españoles tenemos más dinero en cuentas y depósitos (43%) que el resto de europeos (30% del ahorro). Invertimos mucho más en Bolsa (20,3% del ahorro en acciones frente al 11% en Europa): las familias españolas son propietarias del 26% de las acciones cotizadas (2014) frente a un 11% que tienen franceses o italianos y un 9% los alemanes. Pero invertimos menos en seguros y Planes de pensiones (15% frente al 40%). La gran diferencia está en los Planes: invertimos en ellos sólo un 5,6% del ahorro frente al 37,5% en Europa.

La inversión predilecta de los españoles, los depósitos, están de capa caída con el desplome de los tipos de interés en los últimos años. Con ello, los ahorradores reciben por sus depósitos (770.000 millones en junio de 2016) una rentabilidad media del 0,16%, con datos de agosto del Banco de España. Y además, somos el segundo país euro (tras Irlanda) donde los bancos pagan menos por los depósitos: en julio se pagaba un 0,19% en España, la tercera parte que en la eurozona (0,53% de interés) y mucho menos que en Holanda (1,75%), Francia (1,33%) o Italia (0,91%), según datos del BCE, que fija el mismo tipo de interés de referencia (0%) para toda la eurozona. Y ya hay bancos, en Europa y en España (Santander y BBVA), que han empezado incluso a cobrar por los depósitos, de momento sólo a los grandes clientes (grandes empresas y aseguradoras), justificándolo en que el BCE les cobra a ellos un 0,40% por los depósitos a un día que tienen con él.

No parece que los bancos acaben cobrándonos a todos por los depósitos, pero sí que el interés que se pague al ahorro siga siendo mínimo, sobre el 0,10%, en los próximos meses. Y el gran cambio es que la inflación va a subir, después un par de años en negativo. Si el IPC vuelve al positivo y la inflación sube un 1,3% en 2017, como prevé el Gobierno Rajoy en el cuadro macro enviado a Bruselas, eso significa que los ahorradores perderán dinero, porque la inflación se comerá con creces sus exiguos intereses. Y entonces, ¿dónde se puede invertir el ahorro? Los bancos van a seguir tentándonos con depósitos a más plazo y con depósitos estructurados, que son como “cestas de inversión” donde una parte se destina a depósito y otra parte a renta fija (deuda pública o de empresas), un Fondo o  acciones.  Pero la deuda pública tampoco es una salida: las Letras del Tesoro a un año pagan ahora intereses negativos (cobran el 0,26%) y también la deuda española a 3 años (-0,08%). Y la deuda pública a 5 años sólo da una rentabilidad del 0,10% y un 1,01% la deuda a 10 años.

Los expertos insisten: si se busca más rentabilidad al ahorro, hay que arriesgarse. Más con la Bolsa, que va a seguir con altibajos, ante el estancamiento de la economía internacional, el bajo crecimiento en Europa y la crisis de los paises emergentes (más el temor a China). La esperanza está en los valores que pagan dividendo (muchos no en dinero, sino en acciones, en “papelitos”, lo que deprecia su valor): para 2017 se estima que habrá 13 empresas que ofrezcan una rentabilidad por dividendo del 7% (Telefónica), el 6%(Endesa, CaixaBank y Repsol) o algo más del 5% (Mediaset, Gas Natural, Enagás, Abertis, Sabadell, BBVA, IAG, Mapfre o Iberdrola). Y para los que quieran menos riesgo están los Fondos de inversión, que han conseguido un récord de dinero en septiembre  (377.648 millones). Su ventaja es que se trata de “cestas” donde diversificar la inversión y se puede cambiar de un Fondo a otro sin penalización fiscal. El problema son sus altas comisiones.

Y queda destinar el ahorro a Planes de pensiones privados, como muchos europeos. Pero aquí, a pesar del miedo creciente sobre el futuro de las pensiones públicas, los Planes privados no cuajan: en 2016 están cayendo los partícipes (9,9 millones, casi 1 millón menos que en 2010), las aportaciones (-5,72% en el primes semestre) y su patrimonio (-0,2%). Hay tres razones que explican por qué los Planes no tienen éxito: su bajísima rentabilidad (1,75% a 10 años y -2,25% en el último año), sus elevadas comisiones y la alta fiscalidad cuando se rescatan (Hacienda “le da un palo” al jubilado). Urge un cambio drástico si se quiere que en España los Planes de pensiones privados sean una forma de ahorro popular para complementar la pensión pública.

Recapitulando, el ahorro de los españoles sigue bajando, porque no se recomponen sus ingresos. Y los que consiguen ahorrar, le sacan poca rentabilidad a su esfuerzo, sobre todo los depósitos. Habría que fomentar el ahorro, con campañas desde la juventud y con medidas fiscales, porque el ahorro de un país permite financiar la inversión privada y pública, el crecimiento y el empleo del futuro. Todos deberíamos acostumbrarnos a ahorrar algo desde pequeños, ganemos más o menos. Pero sobre todo, debemos cambiar la mentalidad de lo que hacemos con el ahorro. No deberíamos “enterrarlo” en comprar un piso o en un banco. Deberíamos invertirlo en nosotros mismos, en dos destinos claves: mejorar  la formación (nuestra y de nuestros hijos), con cursos y reciclaje profesional que beneficiará nuestro trabajo y nuestro sueldo (y el de nuestros hijos), y asegurar nuestro futuro, con unos ingresos complementarios para la jubilación, ya sea un Plan, un seguro, un fondo o unas acciones. Al final, ahorrar es el precio de tener una mayor seguridad.

jueves, 27 de octubre de 2016

EPA: empleo precario y 53% parados no cobran


En vísperas del nuevo Gobierno, la economía sigue con su inercia y el empleo sigue creciendoeste verano se crearon 44.000 empleos más que el anterior, por el récord del turismo extranjero, según la EPA conocida hoy. Eso sí, el empleo creado sigue siendo temporal y por horas: sólo 1 de cada 20 nuevos empleos son de calidad, fijos y a tiempo completo. Mientras, el paro baja del 20%, también porque hay menos gente buscando trabajo. Y la mayoría de los parados llevan mucho tiempo sin trabajar: la cuarta parte, más de 4 años. Ademásmás de la mitad de los parados EPA (el 53%) no cobran ninguna ayuda y son pobres. Entre tanto, sólo la cuarta parte de los parados de larga duración previstos han recibido ayudas a la formación y sólo 1 de cada 10 jóvenes se han beneficiado del Plan europeo contra el paro juvenil. Urge que el futuro Gobierno pacte un Plan de choque contra el paro, con formación y ayudas, sobre todo para los parados mayores de 45 años, mujeres y jóvenes. Más empleo ya.
 
enrique ortega

En verano suele crearse más empleo, por la temporada turística, la construcción y las faenas agrícolas. Y gracias al récord de turistas extranjeros, en el tercer trimestre de 2016 se han creado más empleos que el verano pasado, a pesar de la falta de Gobierno en España y el estancamiento de la economía mundial y europea (más tras el Brexit). Así, entre junio y septiembre se crearon en España 226.000 nuevos empleos, 44.000 más de los 182.200 creados en el tercer trimestre de 2015 (y más que los 151.000 creados en 2014), según la Encuesta de Población Activa (EPA) conocida hoy.

La mayoría del empleo creado en el tercer trimestre ha sido en los servicios (+178.700), sobre todo en el turismo, la hostelería y el comercio, creciendo menos en la industria (+34.400) y la construcción (+29.900), mientras bajó en el campo (-16.300). Y ha cambiado la tendencia de los últimos dos años y medio con el empleo joven: si antes los jóvenes no disfrutaban apenas de los nuevos empleos, este verano, dos tercios del empleo creado ha sido para menores de 30 años (150.200). Donde se ha creado más empleo ha sido en Cataluña (+42.700), Castilla y León (32.100) y Baleares (+25.400), mientras sólo bajaba el empleo en Murcia  (-5.600). Eso sí, el empleo que se crea sigue siendo muy precario: el 92% de los contratos hechos este verano fueron temporales y el 42% a tiempo parcial: un 24,5% han sido contratos por 1 semana o menos y el 40% de todos los contratos hechos este verano han durado menos de 1 mes. Si miramos todo el año, de enero a septiembre 2016, sólo un 5% de los contratos han sido fijos y a tiempo completo, según Empleo: sólo 1 de cada 20 nuevos contratos son “de calidad”, no precarios.

El paro ha bajado más (-253.900 parados estimados) que el empleo creado porque ha bajado el número de españoles que buscan trabajo, los activos (-27.300), porque sigue habiendo gente que ya ni busca empleo y se va a su casa o al extranjero ("desanimados"). Gracias a ello y al empleo creado, el paro estimado baja a 4.320.800 parados, según la EPA, un 18,91 % de los españoles en edad de trabajar, la tasa más baja desde 2010. Eso sí, la tasa de paro sigue siendo más del doble entre los jóvenes: el paro juvenil (menores de 25 años) está en el 42%. Casi la mitad de los jóvenes están sin trabajo.

Frente al habitual triunfalismo del Gobierno Rajoy, las cifras de la EPA esconden algunos datos muy preocupantes. El primero, que hay 1.438.000 hogares donde no trabaja nadie, 55.000 menos que en junio. El segundo, que sigue habiendo 5 autonomías con una “tasa de paro insoportable, entre el 25 y el 30%: Melilla (31,22%), Andalucía (28,52%), Extremadura (25,61%), Canarias (26,01%) y Ceuta (24,64%), que contrastan con el paro “casi europeo” del País Vasco (12,8%), Navarra (12,4%) y La Rioja (13,5%). Pero el peor dato es que más de la mitad de los parados no cobran ninguna ayuda. Por un lado, de los 4.320.800 españoles que se consideran parados (EPA), 2.283.919 no cobran ningún subsidio, un 53% de todos los parados (el llegar Rajoy a la Moncloa, no cobraban el 44,5% de los parados EPA). Y de los 2.036.881 parados EPA que sí cobraban algo en agosto (según el Ministerio de Empleo), sólo el 41% (848.265 parados) cobraba un subsidio contributivo de 780 euros al mes y los dos tercios restantes solo cobraban un subsidio asistencial, de 426 euros mensuales.

Este enorme contingente de parados que no cobran nada (condenados a la pobreza) se explica porque el paro es cada vez “más viejo” y a los desempleados se les han acabado las ayudas. Así, el número de parados de larga duración (más de 1 año en paro) eran todavía, a finales de septiembre, 2.446.400 parados, el 56,6% del total. Y lo peor es que, de ellos, casi 2 millones llevan parados más de 2 años y una cuarta parte, nada menos que 1.127.879 parados, llevan 4 años o más sin trabajar. Son una enorme bolsa de “parados sin salida”, porque las empresas no los quieren por llevar tanto tiempo desempleados y porque además, tienen poca formación: el 63% de estos “parados muy antiguos” sólo tiene la ESO o menos. Así que una cuarta parte de todos los parados (1,12 millones), con 4 o más años en el paro (sobre todo mayores de 50 años y mujeres), están condenados “al paro eterno” o esperar a los 55 años (si tienen “cargas familiares”) para cobrar un subsidio de 426 euros hasta la edad de jubilación. 

A pesar de estos datos oficiales, que hablan de empleos precarios y parados “sin salida”, el Gobierno Rajoy lleva más de dos años presumiendo que “España es el país que crea más empleo en Europa”. Es falso (hay 13 países que crean más empleo en 2016, según Eurostat), pero lo que sí es totalmente cierto es que España fue el país donde más empleo se destruyó durante la crisis (3,8 millones). Y lo que no dice Rajoy es que España es el país europeo al que le falta más empleo por recuperar: todavía hay 2.047.500 españoles menos trabajando que en el verano de 2008. Mientras, en Grecia hay 911.800 menos trabajando, en Portugal  todavía falta recuperar 431.100 empleos, en Italia 431.000 y en Irlanda 152.000, según los datos de Eurostat. O sea, que nos falta todavía recuperar más empleos que a Grecia, Portugal, Italia e Irlanda juntos. Y mientras, además, en Alemania trabajan ya 2.377.800 personas más que en 2008 y en Francia 482.900 más. Así que creamos más empleos, pero nos faltan aún muchos más que a otros.

Y no sólo eso. Las últimas estadísticas de Eurostat, de septiembre, “han sacado los colores”  a España, aunque el Gobierno Rajoy haya mirado para otro lado. Veamos tres sobre el paro: tenemos el doble de paro que Europa (19% frente a 10,1% en la eurozona) y el triple de parados que el segundo país con más desempleados (4,32 millones de desempleados frente a 1,5 millones en Francia), el doble de paro juvenil (43% frente al 20% en la eurozona) y son españoles un 22% de todos los jóvenes parados en Europa, y la tercera parte de todos los parados europeos de larga duración (2,44 millones frente a 1,76 millones en Italia, 1,27 millones en Francia y 740.000 en Alemania). Y hay otras tres nefastas estadísticas sobre empleo: tenemos casi el doble de empleo temporal que Europa (20,9% frente a 12,8% en la eurozona), mucho más subempleo (8,1% de todos los trabajadores quieren trabajar más tiempo frente al 5% en la eurozona) y muchos más trabajadores sin cualificar (33% sin la ESO frente al 19,3% en la eurozona). Unos datos como para presumir

Cara al futuro, las perspectivas no mejoran. La economía española crecerá algo menos este año (3% frente a 3,2% en 2015) y, sobre todo el próximo (2,3%), con lo que hasta el Gobierno Rajoy en funciones prevé que se crearán menos empleos: unos 480.000 este año (frente a 525.000 en 2015) y unos 408.000 en 2017, según las previsiones enviadas a Bruselas. Y mucho será rotación de empleos, numerosos contratos precarios para un mismo puesto de trabajo. Porque el problema de fondo es que las empresas no tienen vacantes: el 93,8% de las empresas asegura que no necesitan contratar ningún trabajador, según la Encuesta trimestral de coste laboral (INE) de septiembre. De hecho, España es el tercer país europeo con menos empleos vacantes, sólo por detrás de Portugal y Grecia, según Eurostat.

Así que el problema de fondo es que hace falta reanimar más la economía, el consumo y la inversión, para que las empresas necesiten más trabajadores. Eso pasa por reanimar la inversión pública (con inversiones necesarias, desde tecnología a carreteras) y la privada, apoyando una mejora del consumo con mayores subidas de salarios (a cambio de mejoras de productividad). Y para ello, urge hacer otra política, en España y en Europa, que relance la actividad, la inversión y el consumo, que se olvide de los recortes. El riesgo es que Bruselas fuerce al futuro Gobierno español a más recortes, como ha anunciado, lo que se traduciría en un menor gasto público y más impuestos, recortando la actividad y el crecimiento y con ello, el empleo. Entre cumplir con el déficit y cumplir con los 4,32 millones de parados que esperan una oportunidad, la opción parece clara. Y más cuando el paro se mantiene como la primera preocupación de los españoles (del 71,6%, según el Barómetro del CIS de septiembre), los más preocupados del mundo por el desempleo, según el estudio IPSOS: preocupa al 70% de españoles, frente al 38% de media en 25 paises y al 48% de franceses o el 66% de italianos.

Además de reanimar la economía, fomentar la inversión y el consumo y no hacer más recortes, el próximo Gobierno debería aprobar un Plan de choque contra el paro, con al menos 4.000 millones de euros (Francia, con la mitad de paro, aprobó un Plan de emergencia con 2.000 millones). Un Plan que debería centrarse en mejorar la formación de los parados, sobre todo de los de larga duración, y en dar subsidios a los parados que no cobran nada. El Plan Prepara, aprobado en 2015, pretendía ayudar a 400.000 parados de larga duración a cambio de formación, pero fracasó: sólo ayudó a 100.000 parados y gastó el 15% de los recursos. Ahora hay que poner los medios para que se cumpla. Y en paralelo, cumplir también con el Plan de Garantía Juvenil, el Plan de empleo para jóvenes que aprobó la Comisión Europea en 2013 y del que se han beneficiado sólo 1 de cada 10 jóvenes españoles sin trabajo ni formación (“ni-nis”), mientras en Alemania ha beneficiado al 60% de jóvenes ni-nis y en Francia al 80%. La otra prioridad del Plan de choque contra el paro debería ser reformar las oficinas del SEPE (antiguo INEM), que no tienen personal ni medios para ayudar a los parados a recolocarse (sólo colocan al 1,7% de parados). Y además, el Plan debería estudiar y poner en marcha todas las ayudas posibles para que las empresas contraten más.

En definitiva, aunque los datos de empleo y paro son algo mejores, siguen siendo preocupantes, por mucho que el Gobierno y sus medios afines hagan triunfalismo. Tenemos un problema que es grave y mucho más preocupante que en el resto de Europa: aquí trabaja menos gente, con mucha precariedad, y tenemos el doble de parados. Y los españoles reiteran que es lo que más les preocupa, con mucho. Hay que hacerles caso y tomar medidas urgentes, suficientes y realistas, pactadas y apoyadas por la mayoría de políticos, empresarios y sindicatos. Es una emergencia nacional. De verdad.

lunes, 24 de octubre de 2016

El juego online crece imparable


Se han cumplido este verano cuatro años de la legalización del juego online en España y crece imparable: casi un millón de jugadores activos y 5.400 millones de euros jugados sólo hasta junio, 343 euros jugados por segundo. Y todo apunta a que el juego online va a seguir creciendo, de la mano de Internet, los móviles, la fibra, el mercado europeo digital y las empresas de telecomunicaciones, que estudian vender pronto un pack de juegos como ahora venden la TV de pago. Todo ello hará que aumenten los adictos al juego, sobre todo jóvenes, enfermos que destrozan su vida y la de sus familias: en España, hay entre 100.000 y 300.000 jugadores patológicos, según el último estudio oficial. Y hasta 2 millones de personas con algún riesgo por el juego. Esto exige controlar el crecimiento del juego online, poniendo límites a la publicidad (Ronaldo y Neymar), detectando mejor a los adictos y consiguiendo más recursos para tratarlos. Jugar sí, pero con cabeza.
 
enrique ortega

El juego está implantado en nuestras costumbres: 3 de cada 4 españoles (un 76%) han jugado o juegan alguna vez, según el último estudio de la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ). En 2015, los juegos de azar movieron en España 33.396 millones de euros, sobre todo en tres tipos de juegos, la mayoría presenciales: las Loterías, el más tradicional (10.500 millones), las máquinas tragaperras (9.250 millones) y el juego online, que es el que más crece (mientras baja el juego presencial) y se ha hecho ya con una cuarta parte (25,6%) del pastel del juego, con 8.562 millones jugados en 2015.

El juego online se legalizó en España hace algo más de cuatro años, el 5 de junio de 2012, aprovechando la Eurocopa. Y a partir de ahí, ha crecido de forma imparable: si en 2008, siendo “alegal”, movía en España unos 575 millones de euros, en la segunda mitad de 2012 ya facturó 2.726 millones y 5.600 en 2013. Para 2014 ya había crecido a 6.564 millones y cerró 2.015 con esos 8.562 millones, que suponían duplicar el juego de 2012. Y este año 2016 ha vuelto a dar otro salto: se han jugado online 5.393 millones de enero a junio, un 32,5 % más que en el primer semestre de 2015. Eso supone que el juego online mueve casi 30 millones diarios, 1,2 millones a la hora y nada menos que 343 euros por segundo. Y este año 2016 se superarán con creces los 10.000 millones de euros jugados, el doble que en 2013.

Con ello, España se consolida como el cuarto país europeo donde más se juega por Internet, tras Reino Unido (líder a distancia), Italia y Francia. Se estima que en Europa hay más de 10 millones de jugadores online, que gastan unos 60.000 millones anuales, un mercado europeo controlado por las multinacionales británicas, muchas instaladas en Gibraltar, la isla de Man o paraísos fiscales (Ladbrokes, William Hill, 888 Holdings, Bwin, Betfair, Pokerstars...). Precisamente, estas multinacionales también controlan el juego online en España: Bet365, William Hill, Bwin y Betfair suponen ellas solas el 65% del mercado (según el estudio Fintonic 2015) y junto con otras 8 empresas más, como Pokerstars, 888Sports y las españolas Loterías y Sportium (grupo Cirsa), copan el 90% del juego online en España, un sector (patronal JDigital)  con unas cuotas de mercado  y unas cuentas poco transparentes.

La causa principal del tirón del juego online en España, junto al auge de Internet, es el enorme gasto en promoción que han hecho las 51 empresas del sector, sobre todo en 2015 y 2016. El gasto total en promoción del juego se ha casi duplicado este año, pasando de los 59,32 millones gastados en el primer semestre de 2015 a los 116,46 millones gastados este año hasta junio, más que en todo el año 2014 (114,4 millones) y casi más que en todo 2015 (134,5 millones). De este presupuesto de promoción, algo más de la mitad se destina a publicidad (62,45 millones en este primer semestre), que ha crecido este año un 50,6%, en parte por los costosos anuncios de figuras del deporte como Ronaldo o Neymar (se habla de que han cobrado 2 millones de euros cada uno por anunciar Pokerstars). Pero el mayor salto se está dando en los bonos, en los vales y ofertas a jugadores para que empiecen a jugar con una “cantidad-gancho” que pone la empresa: ahí se han gastado el primer semestre de este año 43,32 millones, un 281% más que en la primera mitad de 2015. Y las otras dos partidas del presupuesto de promoción son los gastos en afiliación (9,29 millones, un 45% más) y el patrocinio (1,39 millones).

Estos crecientes gastos de promoción son “la gasolina” que alimenta el tirón del juego online en España. Y las empresas “han echado el resto” este año por temor a que el futuro Gobierno les limite estos gastos de promoción y publicidad. El Gobierno Rajoy ya aprobó en abril de 2015 un Real Decreto Ley que pretendía limitar la publicidad del juego online y controlar el juego excesivo. Por un lado, se prohibía informar sobre cómo cotizan las apuestas durante las retransmisiones de partidos y buscaba  impedir que personajes relevantes hicieran publicidad del juego (como antes Nadal y ahora Ronaldo o Neymar), aunque dejaba un resquicio a autorizarlo con “llamadas al juego responsable”. Ante la falta de Gobierno, el Real Decreto, informado ya por la Comisión de la Competencia, no está en vigor  y las empresas han aprovechado para multiplicar su publicidad, antes que un nuevo Gobierno lo limite.

Al final, el auge de Internet y el empujón de la publicidad y los bonos de juego han disparado el número de españoles que juegan online: ya había 2.413.137 personas que se habían registrado en alguna web de juego a finales de 2015 y de ellas, 985.333 eran jugadores activos (habían jugado al menos una vez), 161.307 jugadores activos más que en 2014 (un 19,6% más), según los últimos datos de la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ). El perfil es de un hombre (83% jugadores) joven (el 66,5% tiene entre 18 y 35 años), que vive sobre todo en Madrid, Andalucía, Comunidad Valenciana y Cataluña. Dos tercios (66%)  juegan online a apuestas deportivas, seguidas del póker online (36% de jugadores) y el casino online (31%,por el auge de las tragaperras online, aprobadas en 2014 y cuyo juego aumentó un 80% en 2015), seguidas muy de lejos por el bingo online (9% jugadores).

El casi millón de españoles que juegan online se gastaron en 2015 una media de 8.614 euros por jugador, un 10% más que en 2014. De ese gasto, recuperan en premios un 95,1%, un retorno que está bajando (-0,6% en 2015), en beneficio de las empresas. Con ello, el gasto real por jugador, la pérdida (jugado-reintegrado), fue de 293 euros por jugador de media, aunque la mitad de los jugadores pierden poco (0-100 euros), un 17% pierde entre 101 y 500 euros y un 2,78% pierde más de 3.000 euros año, según las estadísticas de la DGOJ. Tres de cada cuatro jugadores online pierden (un 75,5%) y últimamente están aumentando las quejas de los que ganan, que denuncian a algunas empresas (como Bet 365) por limitar su juego. Quizás lo más llamativo es que los jugadores online juegan cada vez con más frecuencia (el 53% más de una vez por semana, de ellos el 7% todos los días) y más tiempo (el 29,4% de los que juegan lo hacen una hora o más, con una media de 38,7 minutos diarios).

Al final, el gran éxito del juego online arrastra un grave problema: “engancha” a mucha gente, porque es discreto, rápido y fácil, se puede jugar en cualquier lado y a cualquier hora. Por eso, el juego online ha multiplicado los riesgos de ludopatía, sobre todo entre los jóvenes. Y hay síntomas de que aumenta incluso entre los menores de 18 años, que copian un número de DNI y utilizan la tarjeta de familiares o amigos para jugar. La Dirección General de Ordenación del Juego ha publicado el primer estudio sobre la prevalencia, el riesgo, de los juegos de azar en España, de todos los juegos (no sólo el online). Y los resultados son espectaculares: entre un 3,5 y un 6,3% de la población mayor de 18 años tienen algún riesgo con el juego. Son entre 1.318.724 y 2.373.704 personas, según el Padrón del INE. Y de ellos, el estudio considera que son jugadores patológicos (enfermos) entre el 0,3 y el 0,9% de la población española adulta. Eso, traducido, significa que el juego causa problemas graves a un colectivo de entre 113.000 y 339.000 españoles. Pongamos que son 200.000.

El estudio detalla el perfil de estos “jugadores patológicos”: sobre todo hombres (69,6%), en su mayoría jóvenes (25-34 años) y también “maduros” (55-64 años, por el juego presencial), mayoritariamente solteros con trabajo y de clase media y media alta. Y destaca que la mayoría se inició en el juego muy joven, a los 19 años. Los expertos destacan que el juego online ha aumentado el riesgo de ludopatía y ha reducido el plazo entre que se empieza a jugar y uno se “engancha”: si con un juego presencial pasaban 6 o 7 años, ahora pasan sólo tres hasta que caen en una situación extrema. Y cada vez llegan más jóvenes a los médicos y organizaciones de ayuda, incluso menores con 16 y 17 años.

Los jóvenes son una “presa fácil” del juego online: están muy “enganchados” a Internet y al móvil (lo tienen el 96% de los españoles entre 15 y 29 años y ojo: el 63% de los niños entre 10 y 15 años)  y sufren un problemático horizonte laboral. Casi la mitad de los jóvenes está en paro (el 46,5%) y un 22,7% son “ninis” (ni estudian ni trabajan), casi el doble que en Europa y la OCDE (14,6%): esto se traduce en que hay en España 1.603.226 chicos y chicas de 15 a 29 años que ni estudian ni trabajan, que son “presa fácil” de caer en el juego online, buscando ganar algún dinero o simplemente pasar el tiempo. Sólo con que 1 de cada 10 se “enganchen”, serían 160.000 jóvenes.

El problema de la adicción al juego y la ludopatía se va a agravar en el futuro porque el juego online va a seguir creciendo en todo el mundo, por varias razones. La primera, porque es un negocio donde los inversores y las multinacionales se están volcando. Baste ver la compra de Pokerstars por el empresario canadiense David Baazov, que contó con recursos de dos importantes fondos de inversión USA (Blackstone y Black Rock) y de bancos como Barclays y Deutsche Bank. Y en los últimos años se han multiplicado las compras y fusiones de multinacionales del juego online, para ganar tamaño en un mercado disparado. Otra razón clave es que Europa, que carece de una normativa común y ha limitado en algunos países el juego online, va a acabar apoyándolo, al amparo del futuro mercado único digital y porque la Comisión Europea ve el juego online como una futura gran fuente de ingresos. De hecho, un informe del Parlamento europeo ya indicaba que permitir un mercado europeo del juego online traería unos beneficios de 5.600 millones al año al continente.

Además, hay otras tres razones para que el juego online siga creciendo en España. Una, la creciente penetración de Internet y sobre todo de los móviles inteligentes, un potente vehículo para el juego online: los smartphones tienen un 88% de penetración en España frente al 78% de media en Europa. La segunda, la enorme penetración de la fibra óptica, que permite mayor velocidad para todos los juegos: España es el segundo país del mundo con más fibra óptica instalada (por detrás de Corea del Sur) y la red española de fibra supera a la de Alemania, Reino Unido, Francia e Italia juntas. Y la tercera razón es que las empresas de telecomunicaciones quieren aprovechar esta red de autopistas para inundar a los españoles de servicios, además del teléfono fijo y móvil, Internet y la TV de pago. Las próximas ofertas de las telecos serán un paquete de seguridad y domótica para el hogar (controlar luces, climatización, puertas y electrodomésticos) y un sexto paquete de juegos, con y sin dinero. Y ahí se establecerán alianzas entre empresas del juego y telecos.

Por todo ello, no es aventurado decir que el juego online va a seguir creciendo, aún con más fuerza. Y hay otro hecho cierto: no se pueden poner puertas al campo. A lo que sí deberíamos aspirar es a controlar el auge del juego online, paliando sus efectos más negativos. Y para ello, hay algunas propuestas razonables. La más urgente, moderar la publicidad del juego online, limitando su presencia (como la del tabaco o el alcohol) e impidiendo que personas que son un ejemplo para la juventud (antes Nadal y ahora Cristiano) fomenten el juego. Para ello, el futuro Gobierno debe poner en marcha el decreto sobre publicidad de 2015. Y en paralelo, instalar un teléfono de ayuda contra la ludopatía (contemplado con el Decreto) y establecer los mecanismos informáticos en las Webs del juego para detectar a los ludópatas. La tecnología debe ser un gran aliado para prevenir los riesgos del juego.

Pero habría que hacer más cosas. Yo propongo la creación de un Fondo para la prevención y el tratamiento de la ludopatía, alimentado con una tasa del 0,5% sobre las cantidades jugadas: serían unos 50 millones de euros anuales, a gestionar por el sector, asociaciones de ludópatas y la Administración, con dos destinos claros: crear un centro público de atención a enfermos del juego en cada autonomía (ahora sólo existen dos, uno en Madrid, en el Ramón y Cajal, y otro en Barcelona, en el Hospital de Bellvitge) y ayudar a las organizaciones que se dedican en toda España a rehabilitar a los enfermos por el juego. Pero esos 50 millones serían insuficientes. Haría falta una aportación estatal al Fondo, que debería venir de los impuestos que se recaudan por el juego. Y aquí hay una denuncia que hacer: los ingresos de Hacienda por el juego (sin contar los impuestos por Loterías) han caído, desde los 101 millones ingresados en 2012 a los 74 de 2013, los 76 de 2014 y los 52 millones de 2015, según el último Informe de Recaudación Tributaria. Así que aunque las empresas del juego se quejan de que pagan más impuestos que en Europa, el dato oficial es que la recaudación por juego se ha desplomado. Y haría falta duplicarla para hacer frente a otros costes, como realizar cursillos de formación en ludopatías para médicos de familia y emprender campañas de información y prevención sobre el juego, especialmente en colegios, institutos y Universidades.

En resumen, que el juego online se ha disparado en España y va a seguir creciendo con fuerza en los próximos años, de la mano de Internet, las telecos y los jóvenes. Y si es cierto que el juego no se puede prohibir ni frenar, sí se puede moderar y controlar, restringiendo la publicidad y estableciendo unos filtros informáticos que detecten los jugadores problemáticos. Y que es justo pedir a la industria que ayude a los afectados, sus familias y al Estado a paliar los daños del juego, con responsabilidad, tasas e impuestos. Juego sí, pero responsable.