La fiebre por viajar recorre el mundo después de la pandemia, aumentando año tras año los aviones y pasajeros en unos cielos cada vez más saturados. En 2024, las aerolíneas tuvieron 4.890 millones de pasajeros (+10,4% sobre 2023), superando con creces los 4.520 millones de viajeros transportados antes de la pandemia (2019), según la IATA. El tráfico internacional, que representa casi dos tercios del mercado (61,8%) creció más en 2024 (+13,9%), aunque movió menos pasajeros que en 2019.Y el tráfico doméstico (38,2% del mercado) creció menos (+5,7%), pero es el que más ha crecido tras la pandemia. Por continentes, lo que más crecen son los viajeros de Asia-Pacífico (+16,9% en 2024, +12,3% en China frente al +3,7% en EEUU), seguidos de África (+13,2%) y Oriente Medio (+9,5%), mientras crecen menos que la media (+10,4%) los pasajeros de Europa (+8,7% y Latinoamérica (+7,8%). La ocupación media de los aviones fue alta, del 83%, y las aerolíneas ganaron 32.400 millones en 2024, un margen neto del 3,4% (7 dólares por pasajero: 10,3 $ en Norteamérica y 1,8$ en Asia).
jueves, 19 de junio de 2025
Verano: vuelos caros y aeropuertos saturados
Cada vez se viaja más en todo el mundo y los
cielos están plagados de aviones: este año, las aerolíneas
esperan tener 5.200 millones de viajeros, que crecen sobre todo en Asia
y Oriente Medio. En Europa, superaremos los 1.000 millones de viajeros,
mientras España espera 320 millones, con una demanda al alza y una
falta de aviones que van a disparar este verano los precios de los
billetes y colapsarán el tráfico aéreo europeo y muchos aeropuertos.
Pero los turistas pagan lo que les pidan por volar y sufren retrasos y
cancelaciones, mientras les cobran por llevar maletas a bordo,
un tema donde la Comisión Europea apoya a las aerolíneas. En España hay 11
aeropuertos saturados y AENA tiene un Plan para invertir 10.000 millones
de euros en ampliarlos y mejorarlos, desde Barajas y Palma al Prat de
Barcelona, a costa de subir tarifas. Además, cada vez volamos más y eso contamina los cielos, aunque se
exige más porcentaje de carburante ecológico, lo que también fuerza a la
subida de los billetes. Enrique Ortega
La fiebre por viajar recorre el mundo después de la pandemia, aumentando año tras año los aviones y pasajeros en unos cielos cada vez más saturados. En 2024, las aerolíneas tuvieron 4.890 millones de pasajeros (+10,4% sobre 2023), superando con creces los 4.520 millones de viajeros transportados antes de la pandemia (2019), según la IATA. El tráfico internacional, que representa casi dos tercios del mercado (61,8%) creció más en 2024 (+13,9%), aunque movió menos pasajeros que en 2019.Y el tráfico doméstico (38,2% del mercado) creció menos (+5,7%), pero es el que más ha crecido tras la pandemia. Por continentes, lo que más crecen son los viajeros de Asia-Pacífico (+16,9% en 2024, +12,3% en China frente al +3,7% en EEUU), seguidos de África (+13,2%) y Oriente Medio (+9,5%), mientras crecen menos que la media (+10,4%) los pasajeros de Europa (+8,7% y Latinoamérica (+7,8%). La ocupación media de los aviones fue alta, del 83%, y las aerolíneas ganaron 32.400 millones en 2024, un margen neto del 3,4% (7 dólares por pasajero: 10,3 $ en Norteamérica y 1,8$ en Asia).
En 2024, los españoles hicieron un gasto
récord en viajes aéreos: gastaron
18.095 millones en viajes internacionales (el 34% del total
gastado en vuelos), con un aumento anual del 18%, según los datos del INE. El
20% de todos los vuelos fueron a Europa, el 7% a América (donde más crecen los
vuelos de los españoles, +25% en 2024), el 3% a África y el 4% restante al resto
del mundo (crecen un 12% los vuelos a Asia). El 66% de los vuelos restantes de
españoles fueron viajes dentro de España, con un gasto de 35.101
millones en 2024, sobre todo viajeros jóvenes y con rentas medias y altas.
En 2024, España tuvo un récord histórico de
vuelos, gestionados
por la empresa pública Enaire: 2.358.988 vuelos, un 7,6% más que en 2023,
por encima del +5,2% que aumentaron los vuelos europeos. La mayoría (1.354,960)
fueron vuelos internacionales (+9,5%), seguidos de los sobrevuelos (537.634,
+5,5% y los vuelos nacionales (466.394, +4,9%). Y el récord histórico se dio el
10 de agosto de 2024, con 7.886 vuelos gestionados por España, 5,4
vuelos por minuto. En cuanto a viajeros, en 2024 más de 309 millones de
viajeros utilizaron los aeropuertos españoles, según
AENA, un récord histórico.
Todo apunta a que estas cifras históricas de viajes aéreos y
pasajeros se superaran en 2025, (ver Web con vuelos en el
mundo hoy), a la vista de que las aerolíneas han aumentado ya un 10% sus
asientos para este verano. La IATA confía en alcanzar los 5.200
millones de viajeros a nivel mundial en 2025
(+6,7% sobre 2024), con un mayor aumento de pasajeros en Asia,
especialmente en China e India (país que inauguró 100 nuevos
aeropuertos en 2024). Las aerolíneas esperan un nuevo
aumento de la demanda, a pesar de la incertidumbre por los aranceles y sus
consecuencias, porque los clientes no renuncian a viajar y hay
más empleo y menos inflación en el mundo. Eso sí, todas las aerolíneas están aumentando
sus tarifas (de un 5 a un 12%), por la alta demanda y porque faltan
aviones, lo que subirá la ocupación de las aeronaves al 83,4%.
En Europa se espera superar este año la cifra de 1.000
millones de viajeros transportados, superando la cifra de 960 millones
de viajeros transportados en 2024.Y en España,
Aena espera que utilicen los aeropuertos españoles unos 320 millones de
pasajeros (+3,4% que en 2024). En invierno (hasta marzo) ya se han
transportado 111,3 millones de pasajeros )+6,6%) y la previsión de la Asociación
de Líneas Aéreas (ALA) es que entre abril y septiembre se transporten 245,9
millones de pasajeros, +5,9% que el verano pasado (y un 8% más en Canarias).
Estas previsiones de más vuelos y pasajeros no tienen en cuenta el efecto
negativo de 3 problemas que tiene hoy volar: los
altos precios de los billetes (por la falta de aviones), la saturación
del tráfico aéreo europeo y los problemas de retrasos y
cobro de maletas.
El mayor problema al que se enfrentan las aerolíneas (y que
sufren sus clientes) es la
falta de aviones. El problema se arrastra desde la pandemia, por la
ruptura de las cadenas de suministro y la caída brusca de la demanda, factores
que llevaron a la entrega de sólo 7.000 aviones entre 2019 y 2024, frente
a los 12.000 programados antes de la pandemia. Y en estos años, no se han
resuelto los problemas de suministros y de las cadenas de producción (en varios
paises). La consecuencia es que se
entregan menos aviones de los que hacen falta: en 2024, Airbus y Boeing
entregaron un 30% menos de lo programado: 766 aviones Airbus (frente a 863
en 2019) y sólo 348 aviones Boeing. En 2025, ambas compañías van
a entregar un 20% menos de aviones de los programados. Y ambos estiman que harán
falta 43.000 aviones nuevos en los próximos 20 años.
Este recorte
en las entregas fuerza a las aerolíneas a ajustar mucho más sus
rutas y ocupaciones, lo que lleva a mayores costes (al operar con
aviones antiguos, que consumen más) y a subir los billetes para “filtrar” la
demanda. La ventaja que tienen es que está bajando el precio del combustible,
aunque las tensiones geopolíticas (ahora la guerra de Israel e Irán) están
encareciendo el petróleo y sus derivados (keroseno aviación).Otra consecuencia
de la falta de aviones es la mayor ocupación de las aeronaves, lo que es un
riesgo para la seguridad, además de provocar problemas de saturación en
rutas y aeropuertos. También faltan pilotos, otro factor que sube costes
y billetes.
En Europa, a la falta de aviones se suma un problema
muy preocupante: la congestión del tráfico aéreo, sobre todo en
Francia y centro Europa, lo que ya provocó graves
problemas el verano pasado: el 30% de los vuelos europeos tuvieron
retrasos o cancelaciones. Y este
verano , las aerolíneas se temen aún
más problemas, debido a la falta de personal en los centros de control
de Francia, Bélgica, Paises Bajos y Reino Unido, más las huelgas ya programadas
en varios aeropuertos y centros de control europeos. Ya el domingo 1 de
junio hubo problemas en más de 30.000 vuelos en toda Europa, con 5.000
horas de demora. Al día siguiente, Ryanair envió una carta a la presidencia de la
Comisión Europea y a los Gobiernos europeos para pedirles que
solucionen los problemas que sufren los centros de control aéreo:
escasez de personal y deficiente planificación.
Ya en 2024, España
ocupó el 4º lugar europeo en retrasos y cancelaciones de vuelos,
tras Reino Unido, Italia y Francia: la tasa de retraso atribuible a España
(que gestiona el 22% del tráfico aéreo europeo, con más de 1 millón de vuelos y
145 millones de viajeros) fue del 26%, por debajo de los retrasos de Reino
Unido (32%, con 145 millones de pasajeros), Italia (32%, con 105
millones de pasajeros) y Francia (31%, con 98 millones de pasajeros). En
2024, casi 2,25 millones de pasajeros pudieron reclamar a su aerolínea por
problemas en un vuelo con origen en España. Los aeropuertos
españoles con más retrasos fueron los de Barcelona (26% retrasos),
Madrid (23%), Ibiza (31%) y Murcia (30%), siendo escasos en Palma (sólo un 3,5%
de vuelos con incidencias) y Bilbao (17%).
Estos altos porcentajes de retrasos y cancelaciones
provocan un 2º problema a los viajeros: les resulta muy complicado
reclamar y recibir luego compensaciones, según las múltiples quejas de las
asociaciones de consumidores. Y a eso se suma que muchas aerolíneas llevan
meses peleando con sus clientes para cobrarles por llevar una maleta de
mano en el avión. De hecho, en noviembre de 2024, el
Ministerio de Consumo español aprobó una
multa de 179 millones a 5 aerolíneas (Ryanair, Vueling, Easy jet, Norwegian
y Volotea) por “prácticas y cobros abusivos”, multa que está recurrida mientras
el tema se aborda a nivel europeo.
De hecho, los ministros de Transporte de la UE-27
aprobaron el pasado 5 de junio una
reforma del Reglamento de Derechos de los pasajeros aéreos
para modificar las normas de indemnización por retrasos y sobre el cobro de maletas
de mano. Por un lado, aprobaron que se puede solicitar
indemnización (300 euros) por un retraso de 4 horas (ahora
son 3 horas) en vuelos de 3.500 km y por un retraso de 6 horas en vuelos de más
de 3.500 euros (600 euros de indemnización., habilitando un nuevo formulario para
tramitar la indemnización de forma automática en caso de cancelación. Y por
otro, abrieron la vía a que
las aerolíneas cobren por el equipaje de mano tras permitir
que lleven debajo del asiendo un pequeño bulto (mochila, bolso o ordenador, de
40x30x15 cm). Estos cambios fueron aprobados por mayoría cualificada de dos
tercios pero con
el voto en contra de España, Portugal, Alemania y Eslovenia, más la
abstención de Austria y Estonia. Las organizaciones europeas de consumidores
critican que la Comisión se haya plegado al “lobby” de las aerolíneas y darán
la batalla en el Parlamento Europeo, que tiene que aprobar o
rechazar estos cambios en septiembre.
El problema de fondo en Europa no es sólo la pelea por los
derechos de los viajeros sino que todos los paises tienen un problema de saturación
del tráfico aéreo y de los principales aeropuertos europeos, que no
están preparados para la fiebre por volar desatada tras la pandemia. En el caso
de España, hay
11 aeropuertos (ver listado) de
los 15 con más tráfico que están saturados, que reciben vuelos y
pasajeros que superan el 90% de su capacidad (y 6 superan el 100%), según AENA:
Sevilla (al 119%), Bilbao (105,9%), Menorca (104,3%), Tenerife sur (104%),
Valencia (103%), el Prat (100,1%), Palma (97,9%), Lanzarote (96,8%), Alicante
(96,7%), Madrid (94,6%) e Ibiza (90,7%).
AENA, la empresa pública que gestiona los aeropuertos
españoles, está debatiendo con las aerolíneas el
Plan de inversiones aeroportuarias 2027-31, para invertir en estos
aeropuertos saturados con criterios técnicos (de evolución del
trafico y pasajeros) y no políticos (por presión de autonomías y
ciudades). Y eso debe llevar a fijar unas tarifas de uso de los aeropuertos que
financien esas inversiones, que en su mayoría no paga el Presupuesto. Se trata
de buscar un equilibrio entre financiación de inversiones y tarifas, porque si
suben en exceso, los aeropuertos españoles dejarían de ser competitivos.
El Plan de Aena (Dora
III) pretende invertir 10.000 millones en mejorar los aeropuertos
españoles en los próximos 5 años, a costa de las tarifas que pagan las aerolíneas
y que luego nos cargan en los billetes (otra razón más para subirlos). La mayor
inversión (2.400 millones) se hará en el aeropuerto de Madrid-Barajas,
para ampliar la T4 y la T4 Satélite, así como mejorar la T1,T2 y T3, buscando
un mayor espacio en una remodelación que espera terminarse para febrero de
2031. Antes debe culminarse la remodelación del aeropuerto de Palma, en
diciembre de 2027. Y para 2033 se prevé la importante remodelación
del aeropuerto del Prat, en Barcelona, con una inversión de
3.200 millones para alargar 500 metros la tercera pista, la remodelación de la
T1 y la T2 y una nueva terminal.
Al final, España es la 2ª potencia turística del mundo y
este año espera
recibir 100 millones de turistas extranjeros, lo que satura
nuestro espacio aéreo y provoca problemas de retrasos y cancelaciones en unos
aeropuertos que no están preparados para tantos aviones y pasajeros. Se trata
de planificar el futuro de los vuelos, sabiendo que además hay un
problema ecológico: los vuelos (que sólo usan el 10% de la población
mundial) son
responsables del 2,5% de las emisiones de CO2 y cada vez
viajamos más en avión en vuelos cortos que podrían sustituirse por el tren o el
autobús. Existe un
Plan europeo para que las aerolíneas consuman cada año más combustible
ecológico (el 2% en 2025 y el 70% en 2050), pero hay 2 problemas:
las aerolíneas se quejan de que las petroleras no lo producen y que su
precio es entre 3 y 6 veces más caro que el keroseno tradicional.
Así que este año, otra razón de las subidas de los billetes de avión,
es que deben
utilizar un 2% de combustible ecológico…
En resumen, que los cielos del mundo, Europa y España están
cada vez más saturados de aviones y los aeropuertos españoles y del resto del
mundo no dan abasto a recibir tantos vuelos y pasajeros, que además contaminan
en exceso. Así que urge
poner orden en el tráfico aéreo, para evitar otro caos este verano,
y reordenar vuelos y aeropuertos, fomentando otras alternativas de viaje para
trayectos cortos. Pero mientras, el exceso de demanda (queremos viajar a miles
de destinos) y la falta de aviones disparan los precios de los billetes. Y además,
las aerolíneas cada vez nos imponen más condiciones y pagos. No tiene
fácil arreglo.
La fiebre por viajar recorre el mundo después de la pandemia, aumentando año tras año los aviones y pasajeros en unos cielos cada vez más saturados. En 2024, las aerolíneas tuvieron 4.890 millones de pasajeros (+10,4% sobre 2023), superando con creces los 4.520 millones de viajeros transportados antes de la pandemia (2019), según la IATA. El tráfico internacional, que representa casi dos tercios del mercado (61,8%) creció más en 2024 (+13,9%), aunque movió menos pasajeros que en 2019.Y el tráfico doméstico (38,2% del mercado) creció menos (+5,7%), pero es el que más ha crecido tras la pandemia. Por continentes, lo que más crecen son los viajeros de Asia-Pacífico (+16,9% en 2024, +12,3% en China frente al +3,7% en EEUU), seguidos de África (+13,2%) y Oriente Medio (+9,5%), mientras crecen menos que la media (+10,4%) los pasajeros de Europa (+8,7% y Latinoamérica (+7,8%). La ocupación media de los aviones fue alta, del 83%, y las aerolíneas ganaron 32.400 millones en 2024, un margen neto del 3,4% (7 dólares por pasajero: 10,3 $ en Norteamérica y 1,8$ en Asia).
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