Renta 2025: pagan más los de siempre
Queda hasta fin de mes para presentar la declaración de
la Renta por los ingresos de 2024. Y casi todos vamos a pagar más,
porque han subido los salarios, las pensiones y el empleo, además de que
Hacienda sigue sin descontar la inflación en los ingresos. Pero el problema es
que el IRPF sigue ganando peso en la recaudación (el 44% del total) y los que pagan la Renta son
básicamente los trabajadores con una nómina (fáciles de controlar),
sobre todo las clases medias, mientras los más ricos apenas pagan.
Además, España tiene otro problema: somos uno de los paises que menos
recauda por impuestos, debido a que hay mucho fraude y que tanto
la Renta como sociedades e IVA son como un queso de gruyere,
con demasiados agujeros (exenciones y deducciones) que reducen la recaudación.
Así que, otro año más, pagamos impuestos desiguales e insuficientes
para consolidar los servicios públicos. Y nadie habla ya de pactar una
reforma fiscal, como pide Europa, algo políticamente
imposible. Enrique Ortega
Esta primavera, Hacienda
espera recibir 24.868.000 declaraciones de la Renta (IRPF) por los
ingresos que tuvimos en 2024, un +3,1% que en 2024. Pero la mayoría de
los contribuyentes no tienen que pagar ahora, porque la declaración
les sale a devolver: serán 17.069.000 declaraciones (el 68% del
total y 2,5 millones más que en la campaña pasada), que recibirán 14.908
millones de euros en unas semanas o meses (+9,6% que el año pasado), porque
pagaron de más en 2024 (o por deducciones). Al otro tercio de los
contribuyentes, 6.066.000 según Hacienda (1 millón menos que el año
pasado), les sale a pagar el IRPF este año: ingresarán ahora 19.093
millones de euros,+13,3% que en 2024, debido a que han ingresado más por
sueldos, pensiones, dividendos, intereses y Bolsa.
La declaración del IRPF de este año tiene pocas
novedades fiscales, salvo el aumento de la deducción a los
trabajadores con ingresos bajos y medios
(sube de 6.495 a 7.302 euros), la deducción adicional de 1.000 euros
para guardería a las madres trabajadoras y los cambios en el tratamiento fiscal
de los alquileres a los propietarios, según a quien alquilen y lo que cobren.
Eso sí, este año no pueden olvidarse los ingresos en plataformas de venta
de segunda mano y los ingresos online, porque Hacienda va a vigilar
especialmente los movimientos en la Red.
Donde hay más cambios es en la parte autonómica del IRPF, porque
la mayoría de autonomías cambiaron tipos y deducciones en 2024. Por un lado, las
autonomías gestionadas por el PP (Andalucía, Aragón, Baleares, Cantabria,
Castilla y león, Galicia, Madrid, la Rioja, Canarias), más País Vasco y Navarra,
“deflactaron”
la tarifa autonómica del
IRPF (la rebajaron para compensar la inflación). Y han
modificado deducciones, tanto familiares como personales, un listado con
grandes diferencias. Con ello, al presentar la Renta sigue habiendo grandes
diferencias según donde se viva. Para ingresos de 20.000 a 45.000
euros, se paga menos IRPF en el País Vasco y Madrid y más en Cataluña,
Extremadura, Baleares, Asturias y Castilla la Mancha, según
este estudio del Consejo de Economistas. Y para mayores ingresos, sobre
todo a partir de 110.000 euros, se paga mucho menos Renta en Madrid y país
Vasco y más en Comunidad Valenciana, Extremadura, Aragón y Canarias.
El IRPF se consolida como el primer impuesto, la
mayor fuente de ingresos tributarios en España: en 2024, Hacienda
recaudó por IRPF 129.408 millones de euros, casi la mitad (el 43,90%)
de toda la recaudación fiscal en España (294.734 millones en 2024). Y esa
recaudación supone un crecimiento del 7,6% sobre 2023 (120.250 millones) y un +48,92%
sobre lo recaudado antes de la pandemia (86.892 millones en 2019). Además, la
recaudación por IRPF se ha multiplicado por 4.11 en los últimos 30 años (de
31.418 millones en 1995 a 129.408 en 2024).
El 2º mayor impuesto por recaudación, lejos del IRPF,
es el
IVA, que recaudó 90.541 millones en 2024 (+7,9% sobre 2023 y
+26,56% más que en 2019), ese impuesto que pagamos cada vez que compramos y
cuya recaudación se ha multiplicado por 4,45 en los últimos 30
años (recaudaba 20.337 millones en 1995). El tercer impuesto por recaudación es
el impuesto
de Sociedades, el que pagan las empresas, que recaudó 39.096
millones en 2024 (la tercera parte que el IRPF), +11,5% más que en 2023 y
+64,73% que antes de la pandemia (2019), por la mejora de ventas y beneficios
de las empresas, que pagan por Sociedades 5,14 veces más de lo que
pagaban en 1995 (7.605 millones). Y el 4º impuesto son los impuestos
especiales (alcohol, tabaco, carburantes, electricidad…), que recaudaron
22.128 millones de euros en 2024 (+6,6% sobre 2023 y +3,49% sobre 2019), los
que menos han crecido en los últimos 30 años (1,92 veces sobre 1995). Estos 4
grandes impuestos suponen el 95% de la recaudación, que se completa con lo
recaudado por tasas y otros impuestos (13.560 millones en 2024).
Lo que pagamos al declarar el IRPF se
ha incrementado un +48,92% desde 2019 por varias razones: hay más
gente trabajando y pagando impuestos (+1,8 millones de ocupados tras la
pandemia), los que trabajan ganan más (los sueldos han subido un 15,9%
entre 2019 y 2024), han subido también las pensiones y los inversores
cobran ahora más dividendos e intereses y han ganado más en Bolsa. Todo eso ha
elevado los ingresos de la mayoría de los contribuyentes, también en 2024, con
lo que pagaremos más IRPF este año. Pero hay otro factor importante
que explica por qué pagamos más: Hacienda no ha querido “deflactar la
tarifa”, descontar el efecto de la inflación en los ingresos (la
inflación ha subido un 18,2% entre 2019 y 2024) y eso ha hecho que suban los
ingresos y muchos contribuyentes “salten” de tramo y paguen una tarifa
más alta en el IRPF.
Funcas
estima que la no “deflactación” de la tarifa ha permitido una recaudación
extra en el IRPF de 16.800 millones de euros entre 2021 y 2024, algo más de
la mitad del aumento de recaudación (+34.952 millones entre 2019 y 2024). Unos
millones que los contribuyentes hemos pagado “de más” (por no ajustar los
ingresos y la tarifa con la inflación) y que suponen una media de 255 euros
extras, según
el Registro de Economistas, un pago extra menor para los ingresos bajos (+207
euros para rentas hasta 25.000 euros) y uno mayor para los que más ganan (+1.500
euros extras para declarantes de más de 350.000 euros. Hacienda ha
rechazado “deflactar” la tarifa porque dice
que beneficia más a las rentas más altas y que estos mayores
ingresos han ido a aumentar las ayudas a las familias vulnerables y
a aumentar las deducciones de los contribuyentes con menos ingresos.
La consecuencia es que los contribuyentes pagamos más IRPF
de lo que han crecido nuestros ingresos reales, según
Funcas, porque la renta real neta de los hogares (descontada la
inflación) es ahora inferior a la de 2008 (el 95,7%) mientras
pagamos más de IRPF (el 114,4 %), por el efecto de la inflación. Eso ha
subido la presión fiscal por el IRPF (del 6,5% del PIB en 2019 al 8,1%
en 2024) y la presión fiscal total: la “cuña fiscal”, el
porcentaje de los ingresos que pagamos en impuestos y cotizaciones sociales,
era del 40,6% en 2024 (37,5% en 2022), según
la OCDE, algo por encima de la media de los 38 paises desarrollados que integran
la OCDE (34,9%) pero todavía por debajo de la presión fiscal de Bélgica
(52,6%), Alemania (47,9%), Francia (47,2%), Italia (47,1%), Finlandia
(41,9% y Suecia (41,5%).
En consecuencia, ahora pagamos más en el IRPF, por el
aumento de ingresos y la inflación: el tipo medio ha saltado del 12,7% en 2019 al 14,4% en 2024, según
Funcas.
Pero además, el pago de la Renta sigue cayendo en los
trabajadores (cuyas nóminas e ingresos son fáciles de controlar), sobre
todo las clases medias. Así, según el balance de la declaración de 2022 (la
última con datos de la AEAT), el 91,4 % de las declaraciones presentadas
(20,93 de 22,89 millones) tienen rentas del trabajo y son minoría las que
tienen también rentas de capital e inmobiliarias. Además, quienes pagan el
grueso del IRPF son las rentas medias y medias altas: los que declaran
entre 30.000 y 60.000 euros (el 21,7% de declarantes) pagan el 36,84%
del IRPF, una media de 8.212 euros por declarante. Los contribuyentes que
declaran menos de 30.000 euros (el 67,88% de las declaraciones) pagan
el 21,5% del IRPF, entre 48 y 3.742 euros por declarante. Los contribuyentes
que ganan entre 60.000 y 150.000 euros (el 4,53% del total) pagan el
23,20% del IRPF, unos 24.230 euros de media. Y los contribuyentes que declaran más
de 150.000 euros (159.816 contribuyentes, el 0,7% del total) pagan el
18,45% del IRPF, una media de 81.589 a 540.741 euros por declaración.
Visto así, parece que en el IRPF pagan más los que más
tienen. Y es así. Pero estos datos esconden un problema grave de nuestros
impuestos: no son “progresivos” ni “justos”, algo que ya piensan la mayoría
de los españoles (el 69,4% no se creen que en España pague más impuestos quien
más tiene, según la última Encuesta del CIS). Recientemente, una
experta recordaba los datos de Fedea: el 1% más rico paga de
impuestos el 25% de sus ingresos mientras los hogares más pobres pagan
el 30% y las clases medias destinan el 40% de sus ingresos a pagar
impuestos. Eso se debe a que el actual sistema fiscal penaliza más los
ingresos del trabajo (pagan un 30% los salarios hasta 25.000 euros) que
los ingresos del capital (hasta el 28% pagan dividendos y plusvalías) y
a que los más ricos utilizan empresas y otros instrumentos de “ingeniería fiscal”
para pagar menos “legalmente”…
En definitiva, que casi la mitad de la recaudación fiscal sale
del IRPF, un impuesto que pagan sobre todo los trabajadores y en especial
los que ganan entre 30.000 y 60.000 euros. Y que los que tienen ingresos
altos, apenas declaran en el IRPF y tienen otros sistemas para “evadir
impuestos legalmente”. Eso ya debería ser una razón para pedir
una reforma fiscal, que reparta mejor los pagos, haciendo tributar
más a los ingresos no salariales. Pero hay otra razón de peso: con el vigente
sistema fiscal, España
recauda menos que la mayoría de Europa, no sólo porque hay mucho
fraude y los que más tienen tributan poco sino porque la mayoría de impuestos son “un queso de Gruyere”, con múltiples agujeros (deducciones
y exenciones) por los que se pierde una parte de la recaudación.
Los datos son inapelables: en 2025, la
Comisión Europea estima que España recaudará por todos los impuestos el
42,8% de su PIB, frente al 46,3% de media que recaudará la UE-27,
, el 47,5% que recauda Alemania, el 47,7% de Italia o el 52% del
PIB que recaudará Francia. A lo claro, eso significa que recaudaremos 57.200
millones menos que la media europea y 76.800 millones menos que Alemania…
Por eso, tenemos que gastar también menos que ellos para bajar el déficit
público del 3% obligado por Bruselas.
¿Por qué España recauda menos que la mayoría de Europa?
Básicamente, porque tenemos más fraude fiscal y bajas tarifas o
un exceso de deducciones en la mayoría de impuestos. En el IRPF, somos el tercer país europeo que menos recauda, sólo por detrás de
Grecia y Portugal, según este
estudio de Fedea. Y no porque tengamos tipos más bajos, sino porque hay
muchas deducciones y exenciones fiscales. En
el IVA, somos también el tercer país
que menos recauda, tras Irlanda e Italia. En Sociedades (empresas), la recaudación española está a la cola de
Europa (el 2,3% del PIB, frente al 2,5% la zona euro), por las enormes
exenciones y beneficios fiscales. En los impuestos
especiales (carburantes, alcohol, tabaco), también recaudamos menos: un
2,1% del PIB frente al 2,3% de media europea y el 3% en los paises nórdicos. Y
también ingresamos menos por las
herencias (-3.250 millones menos cada año que la media UE), las tasas y los precios públicos.
La Comisión Europea lleva años pidiendo
a España que apruebe medidas fiscales para recaudar más, sobre todo en
el IVA (cree que hay demasiados tipos reducidos y superreducidos, además de
mucho fraude), en sociedades y en el IRPF (demasiadas deducciones, que
favorecen más a los más ricos), en los impuestos especiales (somos los que
tenemos menos impuestos al tabaco y al alcohol)
y en los impuestos verdes, que apenas recaudan en España, a
la cola de Europa). En paralelo, un grupo de expertos entregó
al Gobierno, en marzo de 2022, un Libro
Blanco sobre la Reforma Tributaria, una propuesta que duerme en un
cajón de Hacienda ante la imposibilidad de aprobarlo, dado el enfrentamiento
parlamentario y la obsesión del PP y Vox por “bajar impuestos”…
En resumen, que tenemos que volver a declarar por el IRPF,
además de lo que ya nos retuvieron y pagamos en 2024. Hay que pagar impuestos
si queremos luego tener servicios públicos y una Administración que nos ayude
cuando haya problemas. Pero tenemos todo el derecho a exigir que los impuestos
sean más “justos”, más progresivos, que de verdad pague más quien más tiene,
algo que ahora no pasa. Eso obliga a una
reforma fiscal en profundidad, que reforme todos los impuestos y consiga
aumentar la recaudación, para mejorar los servicios públicos, el estado del
Bienestar y los nuevos gastos en Defensa y Seguridad . Pero para ello, hace
falta pactar una reforma fiscal, algo imposible con un Parlamento
enfrentado y donde la derecha y la extrema derecha sólo hablan de bajar
impuestos, no de reformarlos y hacerlos más justos. Así que de reforma
nada. Seguiremos pagando (más) los de siempre.
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