jueves, 22 de febrero de 2024

Las exportaciones nos salvan otra vez

Las exportaciones fueron uno de los tres motores del crecimiento de la economía y el empleo en 2023, junto al turismo y al consumo: aportaron un tercio del total (0,8 del 2,5%), después aportar la mitad en 2022. Pero ojo, a pesar de esta ayuda, las exportaciones españolas “pincharon” en 2023: cayeron un -1,4%, después de 40 años creciendo (salvo en 2008, 2009 y 2020). La causa, el estancamiento de Europa, donde vendemos dos tercios de las exportaciones. A cambio, han caído más las importaciones (-7,2%), por las menores compras de gas, y el déficit comercial se redujo a la mitad. Además, como se dispararon las exportaciones de servicios y el turismo, España vuelve a tener superávit con el exterior, por 11º año consecutivo, solventando un problema endémico (déficit de divisas) que hemos padecido desde la postguerra hasta 2012. Ahora, los exportadores piden un Plan de choque, para reanimar las exportaciones y que sigan ayudando al crecimiento y al empleo (sostienen 5,3 millones de empleos). Apóyenlos.

                   Enrique Ortega

España lleva casi 40 años detirón exportador: las ventas al extranjero llevan creciendo, año tras año, desde 1985, al amparo de la entrada de España en la Comunidad Europea (1986), con la excepción de tres años en que cayeron (2008, 2009 y 2020). A raíz de la crisis financiera (2008), las empresas españolas multiplicaron sus esfuerzos para exportar, a la vista de la crisis del mercado interno. Y han conseguido duplicar con creces las exportaciones de bienes, desde 159.859 millones en 2019 a 389.208 millones en 2022, según Comercio. Pero en 2023, las exportaciones han “pinchado” otra vez (como con la crisis financiera y la pandemia), cayendo ligeramente (-1,4%), hasta los 383.688 millones de euros, según los datos publicados esta semana.

La causa de esta ligera bajada es que se han frenado en 2023 las exportaciones españolas de energía (-20,6%), sobre todo de petróleo, carbón y gas, de materias primas (-15,5%), metales, papel y cerámica (-10,8%), productos químicos (-11,1%), electrodomésticos (-16,8%) y ropa (-8,9%), por el estancamiento económico en Europa y la crisis en los precios energéticos tras el tirón de 2021 y 2022. Sin embargo, han aumentado mucho las exportaciones españolas de automóviles (+20,6%), maquinaria y bienes de equipo (+10,1%), y alimentos (+4,6%), sobre todo carnes (+6,4%), frutas y hortalizas (+5,1%). Por zonas, cayeron nuestras exportaciones a Europa (-0,7%), donde van el 74,3% de todas las exportaciones, especialmente a la Unión Europea (-1,6%), y también a Asia (-6,6%) y Oriente Medio (-12,4%) y a África (-5,9%), aunque crecieron nuestras ventas a América (+3,3%) y a Australia (+9,9%).

Las exportaciones españolas han pinchado ligeramente en 2023, pero menos que las exportaciones europeas, que cayeron un -2,5% en 2023, sobre todo las alemanas (-2%), estancándose las italianas (+0%) y creciendo sólo las francesas (+1,7%). Las exportaciones de Reino Unido cayeron más en 2023 (-3,5%) y también las de EE. UU. (-2,2%), creciendo sólo las de Japón (+2,8%) y las de China (0,6%). Esta tendencia en 2023 sigue la de los años anteriores, donde las exportaciones españolas se han comportado mejor que las restantes europeas. Y así, España es el país grande de la UE que más ha aumentado sus exportaciones entre 2019 y 2023, un +32,3%, casi el doble que Alemania (+17,6%) y más que Francia (+20%), Italia (+30,4%), la UE-27 (+27,9%), Reino Unido (+16,4%), EE. UU. (+22,9%) y Japón (+31,1%). Sólo nos ha superado el aumento de las exportaciones de China (+39,7%). Y gracias a ello, España ha ganado cuota en las exportaciones europeas (el 5,9% del total). Y en 2023, han batido récords las exportaciones españolas a Alemania, Italia, Polonia, Reino Unido, Marruecos y Turquía, según los datos de Comercio.

España pincha sus exportaciones en 2023, pero menos que la mayoría de Europa y del mundo gracias a una mejora de la competitividad de nuestros productos, sobre todo por dos factores: menos inflación y unos salarios más bajos, además de la mejora de los “engranajes” de la exportación fuera de Europa. Por un lado, la inflación española en 2023 acabó con una subida del +3,3%, inferior a la media de la UE-27 (+3,4%), Alemania (+3,8%) o Francia (+4,1%), siendo sólo menor en Italia (+0,5%), según Eurostat. Y los salarios crecieron menos y son más bajos que en la mayoría de Europa: 17,50 euros por hora en España, un 24% inferiores a la media UE-27 (22,9 euros/hora), un 42% menores que en Alemania (30,3 euros por hora) y por debajo de los sueldos de Francia (27,7), Paises Bajos (30,7%), Bélgica (33,4), Italia (21,2) y sobre todo Dinamarca (41 euros por hora), según Eurostat.

Si bajaron algo las exportaciones en 2023 (-1,4%), han caído más las importaciones (-7,2%), gracias al desplome en las compras de energía (-30,2%), por la caída de las compras y los precios del petróleo, el carbón y sobre todo el gas: nos hemos gastado 27.400 millones menos en importar energía que en 2022 (de ellos, 12.344 millones menos en comprar gas, por la caída de los precios), un ahorro que da para pagar 2 meses las pensiones. Gracias a esta mayor bajada de las importaciones, el déficit comercial se ha reducido drásticamente (-40,5%), de -68.122 millones en 2022 a -40.560 millones en 2023. Y además, España ha mejorado el superávit que tenía con Europa (donde vendemos bienes por 42.185 millones de euros más del valor de los que compramos) y Australia (+927 millones), mientras hemos bajado a la mitad el déficit con América (-12.806 millones), reduciendo también el déficit con Asia (-62.117 millones) y África (-14.418 millones).

Hasta aquí he hablado de las exportaciones e importaciones de bienes. Pero España exporta (e importa) también servicios (no sólo mercancías), servicios de empresas y turísticos. Y en este renglón, las empresas españolas han vuelto a batir otro récord, con un superávit de +56.940 millones de euros (otro récord histórico), gracias a los crecientes ingresos por asesoría, consultoría y ventas en el extranjero de filiales de empresas españolas, más los ingresos por servicios turísticos. Estas dos importantes fuentes de ingresos exteriores, exportaciones de servicios e ingresos turísticos, permiten a España “tapar” con creces el déficit comercial (esos -40.560 millones) y tener superávit con el exterior. Hasta noviembre, era de +36.400 millones de euros, frente a +6.700 un año antes, según el Banco de España.

Este saldo positivo de divisas frente al exterior puede parecer algo técnico, pero es clave, porque nos permite invertir y endeudarnos fuera, además de poder reducir la deuda actual.  En definitiva, tenemos superávit con el exterior, ingresamos más divisas de las que gastamos y eso nos da una mayor autonomía económica como país. Y con 2023, son ya 11 años seguidos de superávit exterior, que conseguimos por primera vez en 2013. Un logro histórico, porque uno de los males endémicos de España ha sido su déficit exterior: lo sufrimos casi todos los años del siglo XX y al inicio del siglo XXI. Un dato concreto: entre 1961 y 2012, España tuvo déficit exterior 45 de esos 52 años… Y eso condicionó la política económica del franquismo y de la democracia: no teníamos divisas suficientes para importar y eso limitaba nuestro crecimiento económico y nos obligaba a endeudarnos fuera.

Lo importante del sector exterior en 2023 no es sólo que las exportaciones sigan fuertes (aunque bajen un 1,4%), que caigan las importaciones de energía, se reduzca el déficit comercial y este agujero lo “tapen” los servicios empresariales y el turismo, asegurando otro año de superávit con el exterior. Lo realmente importante es que las exportaciones y los servicios empresariales y turísticos, “el sector exterior” ha vuelto a salvar el crecimiento y el empleo en 2023: aportó un tercio del crecimiento total de España (0,8% del 2,5% que creció el PIB), tras habernos salvado también en 2022, cuando aportó la mitad del crecimiento (2,9% del 5,8% que creció el PIB). Y aunque restó crecimiento en 2021 (-0,2% del 6,4%), ayudó al crecimiento entre 2019 y 2014. Y antes, en la crisis financiera, la aportación del sector exterior evitó que la economía cayera más (entre 2009 y 2013). Por eso, las exportaciones son clave para la economía y el empleo: sostienen 5,3 millones de empleos (el 25% del total).

Ahora, cara a 2024, todo apunta a que será un año difícil para la exportación y su posible ayuda al crecimiento y al empleo. Por un lado, las empresas creen que mejorarán sus exportaciones a Europa, dado que se espera un mayor crecimiento en el continente (+1,3%, frente al 0,6% en 2023) y que los costes laborales y la inflación crecen moderadamente en España. Y la bajada de tipos mejorará la exportación de servicios empresariales y turísticos. Pero hay una gran incertidumbre, la geopolítica: los conflictos en Ucrania y Palestina pueden frenar el comercio mundial, sobre todo si se agudiza el corte del Canal de Suez, por el que se mueve el 30% del tráfico mundial de contenedores. Si se mantiene el colapso marítimo en el Mar Rojo, España sería el tercer país europeo más afectado, sólo por detrás de Grecia e Italia, según un estudio de UniCredit Research: estaría en riesgo el 10% del comercio exterior de España, sobre todo las exportaciones a Asia y Oriente Medio.

Ante esta incertidumbre y tras el “leve pinchazo” de 2023, el sector exportador pide al Gobierno un Plan de choque, para ayudarles y reanimar las exportaciones españolas en 2024 y 2025, años que serán difíciles. El Club de Exportadores acaba de señalar que les preocupa que las exportaciones “estén perdiendo dinamismoy proponen acometer con el Gobierno una serie de políticas para afrontar los problemas estructurales que tiene la exportación española. Y citan tres. Uno, la insuficiente diversificación, por paises y productos. Dos, el reducido número de exportadores: sólo hay 44.000 empresas (de casi 3 millones) que exporten regularmente (en el año y durante tres años antes). Y tres, la excesiva concentración en pocas empresas: dos tercios de toda la exportación española la hacen 1.000 empresas.

En toda Europa preocupan las exportaciones, claves para el crecimiento y el empleo y sometidas a la competencia de EE. UU., China y paises emergentes. De hecho, Alemania ya aprobó en septiembre un Plan de choque (32.000 millones de ayudas en 4 años). Algo así piden en España los exportadores, un Plan centrado en abrir nuevos mercados, más gasto en promoción, ayudas fiscales y mayor financiación (pública y privada), tratando de implicar más en la tarea de exportar a las pymes. Pero en paralelo, habría que avanzar en medidas estructurales para corregir a medio plazo los “problemas de fondo” que tienen las exportaciones españolas: están demasiado concentradas en origen (sólo 25.000 empresas exportan más de 50.000 euros al año, las tres cuartas partes de ellas concentradas en Cataluña, Madrid, País Vasco, Comunidad Valenciana, Galicia y Andalucía) y en destino (el 74,3% de las exportaciones van a Europa y sólo el 7,6% a EE. UU., China y Japón). Y dominan las exportaciones con poco valor: sólo el 6,8% de las exportaciones españolas tienen alta tecnología, frente al 17,7% de las exportaciones europeas, según reconoce el Club de Exportadores.

El gran reto exportador de España es conseguir exportar más de otros productos con más valor y tecnología, a más paises de fuera de Europa y que exporten muchas más empresas de todas las regiones de España. Casi nada. Pero de ello depende en gran medida que seamos un país con más riqueza y empleo, como Alemania, Holanda, Irlanda, Italia, Chequia o Bélgica, los grandes exportadores europeos. No basta con “tirar los sueldos”, intentar ser la China de Europa”,  para competir en el mundo. Hay que modernizar la economía, mejorar la productividad de las empresas, incorporar la innovación, la tecnología y la calidad a los productos “made in Spain”. Sólo así venderemos más fuera, la clave para ser más ricos y tener más empleo dentro. Por eso hay que “mimar” a las exportaciones. Pero nadie habla de ello. Esto no “vende” noticias ni gana votos. Sigan con la amnistía…

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