jueves, 9 de mayo de 2024

Bajada histórica de la luz

Cuando le llegue el próximo recibo de la luz, comprobará que es el más bajo de los últimos años, porque el precio mayorista cayó en abril a 13,67 euros/MWh, el mínimo de la historia reciente, por el tirón de las renovables, gracias al clima (aire, lluvia y sol). Así, un tercio de consumidores (con tarifa regulada), pagarán menos de 50 euros, la menor factura en muchos años, aunque los que están en el “mercado libre” pagarán la tarifa que tienen (hasta que la revisen). Con el crecimiento de las renovables (que generan el 64,6% de toda la electricidad), España tiene una tarifa eléctrica de las más bajas de Europa y pagamos un tercio de la factura que en marzo 2022, tras la invasión de Ucrania, a pesar de la subida del IVA y otros impuestos. El riesgo es que una luz demasiado barata frene las inversiones en renovables. Ahora, se espera que la luz suba en verano y se estabilice después por debajo de los últimos años.

                   Enrique Ortega

El 1 de abril de 2024 pasará a la historia de la electricidad en España. Por primera vez, el precio de la electricidad en el mercado mayorista (donde acuden los que producen y venden electricidad) fue negativo (-0,01 euros/MWh) entre las 14 y las 17 horas, debido a la gran oferta de energía renovable (aire y lluvia) por las tormentas, que es la más barata. Este fenómeno significa que el precio del mercado se desplomó por la mayor aportación de las energías renovables (más baratas) y los operadores prefirieron tener que pagar algo por colocar su energía antes que quedar fuera del mercado. Esto es algo que ya había pasado muchas veces en otros paises europeos, pero nunca en España. Y los precios negativos se repitieron varios días más después, con lo que un 38% de las horas de todo abril registraron un precio cero o negativo en el mercado mayorista español.

La consecuencia de esta gran oferta de energías renovables (y la baja demanda) ha sido el desplome del precio de la electricidad en el mercado mayorista español, que cerró abril con un precio medio de 13,67 euros/MWh, el mínimo en la historia reciente. Un precio que ya había caído mucho en febrero (a 40 euros/MWh desde los 74,21 euros que costaba en enero) y más en marzo (a 20,31 euros/MWh), gracias al viento (febrero), la lluvia (marzo) y el sol (abril). Con ello, el precio mayorista de la electricidad en España cierra el primer cuatrimestre (enero-abril) con una media de 37,02 euros/KWh, menos de la mitad del precio mayorista de la luz en todo 2023 (87,43 euros), casi 6 veces más barato que el precio mayorista en 2022 (209,69 euros/MWh), tras la invasión de Ucrania, y un tercio del precio mayorista de la luz en 2021 (111,39 euros). Y también queda por debajo del precio medio en los 5 años anteriores (46,15 euros/MWh en 2016-2020).

En toda Europa ha bajado también el precio mayorista de la luz este año, por el auge de las renovables y la menor demanda, pero la bajada ha sido mucho mayor en España, que tiene el precio mayorista de la luz más bajo (enero-abril), junto a Portugal: 37,02 euros/MWH, frente a 71,37 euros/MWh de media en los principales paises, según el grupo ASE. Y en mayo, España (y Portugal) siguen con los precios mayoristas más bajos de Europa: 21,24 euros/MWh el 8 de mayo, frente a 22 euros en Francia, 90 en Dinamarca, 91,82 euros en Alemania, 92 euros en Paises Bajos, 94 en Polonia o 100 euros/MWh en Italia.

¿Por qué se ha desplomado este año el precio de la electricidad? La razón principal es el auge de las renovables, energías con menores costes de producción, gracias a la climatología (viento, lluvia y sol). En abril, el factor fundamental ha sido el tirón de la generación hidráulica (creció un 168% respecto a abril 2023), por las fuertes lluvias de marzo y abril, que llevaron a los embalses al 87% de capacidad. Y obligaron a las eléctricas a “desembalsar” muchos embalses del norte de España, con lo que se vieron obligados a ofertar energía hidráulica a precios negativos (lo contrario que han hecho otros años, en que han aprovechado sus reservas hidráulicas para “especular”, para ofrecer esa energía cuando el mercado mayorista alcanzaba precios altos: les han llegado a multar por hacerlo).

Para hacerse una idea de en qué medida la luz en el mercado mayorista se ha desplomado por el auge de las renovables (energías más baratas que el gas, carbón o la nuclear), basta ver cómo han ido ganando peso en la generación de electricidad: si en 2019 aportaban el 37,5% de la electricidad producida, en 2023 ya supusieron el 50,4% y en marzo de 2024 batieron su récord, generando el 65,2% de toda la electricidad. En abril, el peso se las renovables se mantuvo en el 64,6% de la energía generada: 22,2% aportó la energía eólica (viento), 18,8% la solar fotovoltaica, 2,2% la solar térmica, 19,7% la hidráulica y el resto otras renovables, que desplazan ya a la energía nuclear (16,8% de la generación) y la térmica (10,3% gas y carbón), según REE.

Otro factor clave en la bajada de precios en el mercado mayorista es la baja demanda, tanto de las empresas (han mejorado su eficiencia energética) y de los hogares (más ahorro y mejor uso de la energía, diversificando por horas), fruto de los altos precios sufridos en 2021 y 2022 y también de las temperaturas más suaves de este invierno, que han reducido la demanda de electricidad. En los últimos 5 años, la demanda de electricidad ha bajado un -7,6% y aunque este año 2024 crece la demanda eléctrica, sólo ha subido un +0,7% hasta abril, según REE. Otro factor que frena el consumo es el aumento del autoconsumo: en España hay más de 298.000 viviendas y 54.000 instalaciones solares fotovoltaicas en empresas, En total, según la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA Renovables). Entre todas, generan desde sus tejados el equivalente al 1,8% de la demanda eléctrica nacional.

Ojo, esta drástica bajada del precio de la electricidad en el mercado mayorista no se traslada toda a nuestros recibos de la luz. Primero, porque depende del tipo de contrato que tengamos. Los más beneficiados son ese tercio de consumidores (8,5 millones) que tienen una tarifa de la luz regulada (tarifa PVPC: precio voluntario para el pequeño consumidor), porque una parte de su recibo (un tercio) está vinculado al precio diario de la luz en el mercado mayorista: si baja, el precio que les cobran baja. Los dos tercios restantes de consumidores (unos 17 millones) tienen contratada la luz “en el mercado libre”: contrataron una tarifa que se revisa cada año. Así que hasta ahora, no se han beneficiado del desplome en el mercado mayorista: no notarán la rebaja en los recibos y tendrán que esperar a la revisión del contrato para “pelear” que les bajen tarifas. En los años “malos” (2021 y 2022), cuando el precio mayorista estuvo por las nubes, muchas eléctricas se dedicaron a ofrecer “tarifas planas”, para atraer a clientes al “mercado libre”. Pero ahora, están pagando de más.

Hay otro factor que explica que el desplome en el precio mayorista de la luz sea menor a la hora de pagar el recibo, tanto los hogares como las empresas: hay una parte del recibo ( dos tercios) que no paga lo que cuesta producir la luz en origen sino que paga otros costes regulados (la ayuda a las renovables, el parón nuclear, las ayudas a las islas), el coste del transporte y la distribución de la electricidad y los impuestos. Y todo esto no ha bajado. Al contrario, los 3 impuestos a la luz han subido en los últimos meses. El IVA a la electricidad, que había bajado al 10% en 2021 y al 5% en 2022, subió al 10% el 1 de enero de 2024 y ha vuelto a subir al 21% de antes el 1 de marzo. El impuesto especial a la electricidad, que bajó del 5,11% al 0,5% en 2021, ha subido en 2024, al 2,5% en el primer trimestre, al 2,8% en el 2º trimestre y subirá al 5,11%  el 1 de julio. Y el impuesto a la generación eléctrica, el 7%, que el Gobierno suprimió en 2021, ha vuelto en 2024, al 3,25% en el primer trimestre, al 5,25% en el 2º y al 7% de antes a partir del 1 de julio.

Así que el precio de generar la electricidad se ha desplomado, pero suben los impuestos a la luz. El efecto, para los dos tercios de consumidores (unos 17 millones) que han contratado la luz en el “mercado libre” es que su recibo les ha subido en 2024, sobre todo desde marzo, al subir el IVA al 21%. Pero al tercio restante de consumidores, los 8,5 millones que tienen una tarifa regulada de la luz (PVPC), su recibo les está bajando, a pesar de la subida de impuestos, porque ha bajado más el precio de la luz en origen. Así, un hogar con tarifa PVPC que tenga contratados 3,5kW de potencia y haya consumido 206 kilovatios en abril, pagará 35,43 euros, según el simulador de la CNMC, menos de los 43,33 euros que pagó en diciembre con ese consumo y de los 72,50 euros que pagó en abril de 2022. Según la OCU, que hace un seguimiento de la tarifa regulada mensual, un hogar con un consumo medio (que suben a 292 kilovatios y 4,6 kW de potencia) pagará por el recibo de abril 48,85 euros, frente a los 57,10 euros que pagó en diciembre de 2023, los 79,35 euros de diciembre de 2022 y al récord de 143 euros que pagó en el recibo de abril de 2022, tras la invasión de Ucrania. Es la primera vez, en años de seguimiento, que el recibo baja de los 50 euros mensuales.

Ahora, la climatología parece que se ha calmado (menos lluvia y viento), con lo que el precio mayorista de la electricidad está subiendo en mayo: el 1 de mayo estaba en 12,53 euros/MWh y ha subió a 33,54 euros hoy 9 de mayo, según el operador del mercado (OMIE). Y los precios del mercado de futuros apuntan a que subirá el precio de la generación de electricidad en mayo (a 29 euros de media) y junio (a 43 euros/MWh, el triple que en abril), para subir más en julio y agosto (hasta los 64 euros/MWh, el triple que ahora, pero todavía muy por debajo del precio medio de 2023, que fue de 87,43 euros). Y luego, en otoño e invierno, dependerá de la climatología, pero dado el avance imparable de las renovables, los expertos creen que el precio mayorista de la electricidad será en 2024 inferior al de los tres años anteriores.

Eso va a darnos un cierto respiro en la factura de la luz, a los hogares y a las empresas, aunque subirá algo el resto del año sobre lo que hemos pagado hasta abril. Hay dos cuestiones importantes. Una, que ha cambiado la tarifa regulada desde el 1 de enero, para intentar que haya menos oscilaciones: ahora, sólo el 75% del coste de la electricidad (un tercio del recibo final) se calcula con el precio del mercado mayorista diario (hasta ahora suponía el 100%) y el 25% se computa con el precio de las compras a plazo, a las que se obliga a las comercializadoras (en 2025, esas compras a plazo tendrán que suponer el 40% der la electricidad ofertada y en 2026 el 55%). Así que el consumidor debe notar menos las oscilaciones de precio del mercado diario (que este año le benefician tanto) y si el mercado mayorista sube, le repercutirá menos que hasta ahora.

El otro cambio importante es que si el precio mayorista de la luz sube de 45 euros (lo que podría pasar en julio y agosto), automáticamente baja el IVA, del 21% actual al 10%, según el mecanismo aprobado por el Gobierno para defender al consumidor de posibles subidas. Así que este verano podríamos tener una electricidad más cara, pero no notarlo tanto en el recibo al bajar entonces el IVA. Y sobre todo, tener un recibo “moderado” en otoño e invierno, si ayuda la climatología, no se dispara el precio del petróleo y el gas (hoy energías marginales en la producción de electricidad) y siguen creciendo las energías renovables.

Aquí tenemos un elemento de incertidumbre: si el precio mayorista de la electricidad se desploma (como ha pasado entre febrero y abril) a las empresas eléctricas les compensa menos invertir en renovables.  Es un temor que ya ha señalado el sector renovables, sobre todo las empresas que están invirtiendo en energía solar fotovoltaica, que es la energía alternativa que más crece (por encima de la eólica, hidráulica y biomasa). De hecho, en marzo y abril aseguran que los precios conseguidos en el mercado mayorista han sido inferiores a los costes: 10 euros/MWh de media en la energía fotovoltaica frente a 30/40 euros de coste y 14 euros la energía eólica frente a 40/50 euros de coste. Y alertan que si los precios de la electricidad bajan demasiado en los próximos años, será difícil cubrir inversiones y costes, lo que podría frenar los proyectos en marcha.

El Gobierno reconoce este riesgo y está dispuesto a ayudar a las renovables, con unas futuras subastas más atractivas, y mejorando la red de distribución y potenciando los sistemas de almacenamiento (baterías para almacenar energías renovables, algo que hoy no se hace). Resulta clave también una mayor flexibilidad del sistema de producción y distribución (REE), porque hoy se da el contrasentido de mantener disponibles plantas nucleares o de gas para hacer frente a los picos de producción cuando falta aire o sol (por no poder almacenar estas energías), lo que encarece el coste de generación eléctrica. Al final, el objetivo del Gobierno, en el último Plan (PNIEC) enviado a Bruselas es que las energías renovables generen el 81% de toda la electricidad en 2030 (entre enero y abril han generado el 59,5%), lo que nos aseguraría una electricidad más limpia y barata. Así que la clave del recibo futuro seguirá siendo las energías renovables y el clima, aún más que en 2024.

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