lunes, 2 de diciembre de 2013

Medicamentos: los exportan y faltan en España


Nos ha pasado alguna vez: ir a la farmacia y que no tengan la medicina que pedimos. La  mayoría de las veces es porque se les ha acabado el stock, pero otras es porque el laboratorio o el almacén no se la sirven al farmacéutico, porque no hay. Los desabastecimientos de medicinas han aumentado en paralelo a la forzada bajada de precios de los medicamentos, hasta un 40%: a esos precios, el laboratorio prefiere vender esa medicina, más cara, en otro país. Y por eso, se han duplicado las exportaciones mientras hay 117 medicamentos que faltan. El problema provocó que todos los grupos del Congreso pidieran en junio medidas al Gobierno, que ha restringido algunas  exportaciones. Pero mientras las medicinas sigan bajando (en diciembre otra vez) y sean en España un 20% más baratas que en Europa, corremos el riesgo de que los vendan fuera y falten aquí. Es lo que pasa cuando muchas medicinas cuestan menos que una cerveza.
 
enrique ortega

Por fin parece que se está poniendo coto al despilfarro de medicamentos. Este año, la factura farmacéutica podría acabar sobre los 9.000 millones de euros, un 28% menos de los 12.505 millones de 2009, el año récord. Casi un tercio menos de gasto, gracias a que hay menos recetas (2,35 millones al día frente a 4 millones en 2009) y por menos importe (10,67 euros de media). Una rebaja que se debe a las medidas tomadas por Zapatero en 2010 y 2011 (recorte 30% impuesto a los precios de los laboratorios, descuentos obligatorios sobre ventas a laboratorios, almacenes y farmacias, obligación a los médicos de recetar por principio activo y dispensar el genérico más barato) y, sobre todo, a los drásticos recortes impuestos por Rajoy en 2012: copago del 10% para jubilados y aumento copago hasta el 60% según ingresos (julio) y un medicamentazo (septiembre) que sacó a 426 fármacos de la financiación pública, más nuevos copagos en farmacia hospitalaria, nuevas bajadas de precios y más descuentos impuestos a las farmacias, distribuidores y laboratorios.

Medidas que han servido para ahorrar 3.500 millones de euros, pero que tienen “efectos colaterales” negativos, como el riesgo de pacientes que dejen de medicarse (enfermos crónicos y jubilados con baja pensión) y  la grave crisis de muchas farmacias pequeñas (venden menos, a menos precio y con menos margen), asfixiadas además por los impagos en algunas autonomías (como Cataluña o Valencia). También los laboratorios se ven muy afectados, al haber perdido casi un tercio de mercado, aunque buscan una salida en las exportaciones, en vender medicinas fuera a un precio más alto, lo que provoca, ya desde hace unos años, el desabastecimiento de algunos medicamentos, agravado en 2013. Y que puede empeorar más en 2014, porque el Gobierno aprobará este diciembre una nueva bajada de precios de referencia para 11.300 medicamentos.

Las denuncias de desabastecimiento son habituales en todas las autonomías y se agravaron en 2012, con la falta de algunos fármacos clave en los hospitales: Thyrogen (cáncer), Sinemet (Parkinson), Triptizol (cefaleas de tensión). En septiembre 2012, los pediatras denunciaron la falta de vacunas de la varicela. Y a raíz de las subastas andaluzas de medicamentos, en Almería se alertó que faltaban 80 principios activos al mes. En junio 2013, el problema de los desabastecimientos llegó al Congreso, con una moción de CiU, que citaba estos medicamentos como difíciles de encontrar: Cemidon, Pulmicort 400, Terbasmin, Calcium, Atarax, Aldactine o Eutirox. Y consiguió que todos los grupos (algo inaudito) aprobaran  una proposición no de Ley para que el Gobierno “subsanara a la mayor brevedad posible el desabastecimiento de medicamentos en hospitales y farmacias”. Pero hoy, existen 117 medicamentos con desabastecimiento, según esta lista que publica cada día Sanidad (la mayoría se sustituyen por otros, pero eso causa incertidumbre a los pacientes).

La principal causa del desabastecimiento de un fármaco es que baja de precio, o porque se le termina la patente o porque se abarata en exceso tras las bajas de precios de referencia. Y a ese precio, al laboratorio o al almacén no les compensa venderlo en España, sino fuera, sobre todo en Europa, más caro: los precios de los medicamentos son un 20% más bajos en España, el país europeo con las medicinas más baratas salvo Portugal, Eslovaquia y Estonia. Y por eso, las exportaciones españolas de medicamentos acabarán este año por encima de los 10.000 millones de euros, cuatro veces lo exportado en el 2000. Y, por primera vez, España exportará más medicinas de las que importará en 2013. Este “boom” ha movido a las multinacionales a reforzar sus fábricas en España, convertida ahora en una factoría mundial de medicamentos (como de coches), aumentando plantas o trayendo producciones de otros países (caso de Lilly, Roche, Pfizer, Sanofi o Bayer), al amparo de nuestros bajos sueldos, experiencia, productividad y ayudas fiscales (Plan Profarma).

Pero no sólo exportan medicinas los laboratorios, también los almacenes de distribución, a pesar de que los laboratorios tratan de impedírselo con dos medidas. Una, el doble precio: les venden a un precio superior (europeo) y sólo cuando demuestran que el medicamento lo han vendido en España, les abonan la diferencia. Además, les envían un máximo de envases (cupo) de medicamentos susceptibles de exportar. A pesar de esto, muchos almacenes (sobre todo de zonas fronterizas) exportan medicamentos que inicialmente habían comprado para farmacias españolas, a veces en connivencia (comisiones) con ellas. Y la Guardia Civil ha detectado también redes de farmacias que exportan (está prohibido) en Cataluña, Castilla y León, Extremadura, Galicia y Andalucía (son casos muy minoritarios).

Por una u otra vía, el medicamento acaba en Gran Bretaña, Alemania, Holanda y países del Este, donde se pagan los precios más altos. De hecho, el desabastecimiento es un problema que preocupa en toda Europa, según una encuesta de la Agrupación Farmacéutica Europea, que revela que ha ido en aumento en el último año por carecer de una política común de precios y unos controles efectivos a nivel UE.

La Agencia Española del Medicamento emitió en julio 2012 una Circular para evitar la salida de España de medicamentos cuya escasez pueda causar problemas a los pacientes. Pero no sirvió para acabar con los desabastecimientos, como se vio en la moción del Congreso. A raíz de ella, el Gobierno ha dado un paso más, aprobando en octubre 2013 un real Decreto para regular las situaciones en que se puede limitar o impedir la exportación de medicamentos, estableciendo un mayor control sobre almacenes y bróker de distribución. Es un paso importante, pero hace falta una Ley de suministro, que regule con transparencia el mecanismo de las ventas y el poder de los laboratorios, con más controles y sanciones. Y sobre todo, establecer una política de precios realista, porque si se fija un precio ridículo para un medicamento, el laboratorio y los distribuidores tratarán de venderlo fuera, como sea. Un avance puede ser fijar precios mínimos, como pretende hacer el Gobierno en 2014.

Pero el problema de fondo es que el Gobierno ha ido demasiado lejos en el recorte farmacéutico, que ha permitido a las autonomías aliviar sus cuentas sin tocar apenas la sanidad: el 80% del ahorro sanitario ha sido en medicamentos. Y con ello, el gasto farmacéutico, que antes estaba desbordado, es ahora más bajo que en Europa: 206 euros per cápita frente a 349 euros en la UE-25. Se han pasado de frenada. Consecuencia: a los laboratorios les compensa menos invertir e investigar en España, porque venden menos y más barato. Tenemos menos fármacos innovadores y se utilizan la mitad de fármacos nuevos que antes (5,8% fármacos tenían menos 3 años en 2009 y ahora son el 2,7%).

Es el problema de que una medicina cueste lo que una cerveza: que no compensa venderla ni tampoco investigar en nuevos fármacos. Ahorrar y evitar el despilfarro sí, pero poner en riesgo la producción  y la investigación de medicamentos, no. Ni poner en peligro a los farmacéuticos, que no son tenderos sino nuestros asesores sanitarios más cercanos. Unos y otros tienen que ser rentables, por el bien de nuestra salud. Racanear con los medicamentos sólo nos llevará al cierre de farmacias y a la fuga de medicamentos. Al tiempo.

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