lunes, 25 de noviembre de 2024

Crecemos, pero mucha gente no lo nota

La Comisión Europea dice que España crecerá este año +3%, más que en 2023, el triple que Europa y más que EEUU. Pero la mayoría de la gente, según el CIS, cree que la economía está “mal o muy mal”. ¿Qué pasa? Básicamente, que la inflación se ha comido los ingresos de los españoles y ganan realmente menos que hace 15 años. Además, les agobia la vivienda (hipotecas y alquileres) y el deterioro de los servicios públicos: sanidad (12,4 millones pagan un seguro privado), educación (muchos gastos) y Dependencia (pagan a cuidadores). Y mientras, los salarios pierden peso y crecen los beneficios empresariales y la desigualdad. En definitiva, la economía “va bien”, pero muchos españoles no lo notan. Es lo que ha pasado en EEUU: Biden logró crecer mucho y crear empleo, pero las elecciones las ganó Trump. Hay que repartir mejor el crecimiento, con mayores subidas de salarios y mejoras en la vivienda y los servicios públicos, para que no ganen los populistas reaccionarios.

Hace muchos años, quizás desde 2004 a 2007, que la economía española no atravesaba una situación tan positiva como ahora, algo que reconocen hasta los economistas más críticos. Llevamos varios años creciendo más que Europa y la Comisión Europea ha anticipado que España crecerá este año un +3%, más que en 2023 (+2,7%), el triple que la UE-27 (+0,9%) y más que Alemania (-0,1%), Francia (+1,1%), Italia (+0,7%) e incluso EEUU (+2,7%). Y se han creado +1.856.100 empleos desde antes de la pandemia (+433.300 este año, hasta septiembre). La inflación está por debajo del 2% y es menor a la europea (1,8% frente a 2,3% en la UE-27 en octubre). El turismo volverá a batir este año un récord histórico de turistas (93 millones) y de ingresos (125.000 millones euros, el doble que en 2015). Las exportaciones están estancadas, pero crecen más que las europeas desde 2019. Aumentan las inversiones extranjeras, unos 30.000 millones de media, frente a 20.000 hace una década. Somos el país que ha recibido más Fondos europeos, 47.943 millones. Y este será el undécimo año con superávit de España con el exterior: generamos más divisas de las que necesitamos, lo que nunca pasó con el franquismo ni con la democracia hasta 2013.

En resumen, tenemos una economía más saneada y más solvente. Son datos, oficiales e indiscutibles. Pero la mayoría de los españoles no los ven y su percepción de la economía es muy negativa, según la ultima Encuesta del CIS (Barómetro de octubre): el 38,2% creen que la situación económica es “mala” y otro 20,8% la ven “muy mala”, siendo “buena” sólo para el 29,2% y “muy buena” para otro 2,2% (el resto no sabe o no contesta). Curiosamente, cuando esa Encuesta les pregunta por “su situación económica personal”, los mismos encuestados la ven muy positiva: el 58,1% la ven “buena” y el 3,5% la ven “muy buena”, mientras sólo el 20,2% la ven “mala” y el 6,3% “muy mala”. Una aparente contradicción que quizás se explica porque muchos de estos encuestados se han beneficiado de mejoras evidentes estos años: un empleo más estable, subida del salario mínimo (+54%), ingreso mínimo vital o ayudas públicas para bajar el recibo de la luz, los carburantes o los alimentos.

En cualquier caso, ¿por qué los datos económicos son buenos y la mayoría de españoles creen que la economía esta mal o muy mal?  La primera explicación podría estar en que el Gobierno Sánchez no ha sabido explicar sus logros, en medio de un barrizal político y mediático que no destaca los logros económicos y sí los múltiples  problemas políticos y sociales que aparecen cada día, para desgastar al Gobierno. Pero hay una explicación más de fondo: la inflación se ha comido estos años parte de los ingresos de la mayoría de los españoles (+40% ha subido la cesta de la compra y +50% la luz en los últimos 4 años), sobre todo los que viven de su trabajo, que ven cómo crecen los ingresos de los que ganan más y los millonarios, en paralelo a la pobreza y la desigualdad. Y esto crea una enorme frustración, no sólo contra un Gobierno como contra “un sistema” donde, a pesar de las crisis, los que antes vivían bien, ahora viven mejor. Y ellos no.

Pongamos datos a esta pérdida de poder adquisitivo de los españoles. En 2008, antes de la crisis, la renta media por persona era de 10.737 euros, según el INE, y con la crisis, cayó a 10.391 euros en 2014. A partir de ahí, empezó a recuperarse, hasta los 11.680 euros en 2019 y los 14.082 euros en 2023. Un aumento de ingresos del +31,15% desde 2008 a 2023. Pero en estos 15 años, la inflación ha subido un +33.9%, según el INE, con lo que hemos perdido poder adquisitivo, un -2,4%. Todos. Y si comparamos los ingresos de 2023 con los de antes de la pandemia, han aumentado un +20,56% y los precios un +17,9%, así que la mejora es sólo del +2,66% en estos 5 años. Como para no notarlo.

Veamos lo que ha pasado con los trabajadores, los que viven de un sueldo. El salario medio ha pasado de 19.850 euros en 2009 (el máximo, antes de la crisis financiera, desde los 13.279 del año 2.000) a los 23.981 euros en 2023, según los datos de la Agencia Tributaria. Una subida del +20,81% en estos 15 años, que se ha comido con creces la inflación acumulada, dado que el IPC ha subido estos años un +32,9%. Pérdida de poder adquisitivo: -12,09%. Y si nos centramos en los últimos años, tras la pandemia, se repite la pérdida: los sueldos en convenio han subido un +12,93% entre enero de 2020 y octubre de 2024, según Trabajo, mientras la subida acumulada de los precios ha sido del +19,1%. Resultado: pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores con convenio del -6,17% (sin convenio, más). Los pensionistas, sin embargo, han salido ganando estos años. La pensión media ha pasado de 11.369 euros en 2009 a 18.813 en 2023, según la Agencia Tributaria. Una subida del +65,4%, que duplica lo que subió la inflación esos años (+32,9%) y da una ganancia neta del +32,5%.

Mientras los ingresos “reales” (descontando la inflación) han bajado para la mayoría y los salarios actuales son muy bajos (4 de cada 100 trabajadores ganan menos de 2.000 euros brutos, unos 1.700 netos, según la EPA), hay gastos que se han disparado estos años, como la vivienda o la energía. En el caso de las familias que pagan una hipoteca (4 millones), han visto subir la cuota desde 2022, cuando el BCE inició las subidas de tipos (10 en 14 meses): de una media de 482 euros a principios de 2022 a un máximo de 819 euros en octubre de 2023, aunque luego estén bajando (675 ahora). Y se han disparado el coste de los pisos (de 150.000 euros un piso de 80 metros en 2019 a 180.000 en 2024) y, sobre todo, de los alquileres: el alquiler medio ha pasado de 10,4 euros/m2 en 2019 (936 euros una casa de 90 metros) a 13 euros/m2 en octubre de 2024 (1.030 euros, +30%), subiendo mucho más en las grandes ciudades.

Y otro problema para el bolsillo de los españoles estos años ha sido el deterioro de los servicios públicos, agobiados por los recortes del pasado y el aumento de población (+1.627.985 residentes entre enero de 2020 y septiembre 2024) y de necesidades. El problema más preocupante es la sanidad, con un aumento en las listas de espera (desde el médico de familia a especialistas y operaciones), lo que ha obligado a 12,4 millones de españoles a contratar un seguro médico privado, que este año sube un 10%. En la educación, las familias con hijos pagan más cada año, desde la guardería a los colegios concertados (y privados), por cuotas “voluntarias”, libros, extraescolares, uniformes, comedor o transporte. Y la Dependencia atiende sólo a una parte de los mayores y discapacitados (hay 310.000 dependientes en listas de espera), lo que obliga a muchas mujeres a trabajar a tiempo parcial (reduciendo sus ingresos) o a contratar cuidadores para ayudarles con hijos y padres.

Con este panorama, sueldos que suben menos que la inflación y gastos crecientes, no es extraño que casi la mitad de españoles (22 millones)  tengan problemas para llegar a fin de mes, según el INE. En 2023, un 46,4 % de los hogares (8.950.000) tenían dificultades para llegar a fin de mes, casi tantos como en 2019 (47,9%). De ellos, el 8,9% de hogares (1.716.374, donde viven 4,3 millones de personas) tenían “mucha dificultad” para llegar a fin de mes (un 9,4% de toda la población, frente al 6,8% en la UE-27). Otro 12,7% de hogares (2.450.000) tenían “dificultad” para llegar a fin de mes y otro 24,8% de hogares (4.782.000) tenían “cierta dificultad” para llegar a fin de mes. En total, el 48,8% de la población tiene mucha, mediana o alguna dificultad para llegar a fin de mes, según el INE.

Y lo peor: todavía tenemos muchospobres”, personas que ingresan menos del 60% que el conjunto de españoles (ganan  menos 916 euros al mes los solteros y menos de 1.923 euros los hogares con dos adultos y dos niños): eran 9,7 millones de personas en 2023, uno de cada cinco españoles (20,2%), un porcentaje que sitúa a España como el 6º país con más “pobres” (por ingresos) de Europa (72 millones de pobres, el 16,2% de europeos), sólo por detrás de Estonia y Letonia (22,5% pobres), Rumania (21,1%), Lituania (20,6%) y Bulgaria (20,65). Y España todavía tiene un alto índice de desigualdad: la renta del 20% más rico es 5,5 veces superior al 20% más pobre, un problema enquistado (5,6 veces en 2008). Y somos también el 6º país europeo con más desigualdad (la media UE-27 son 4,7 veces), sólo por detrás de Bulgaria (6,6), Lituania (6,3), Letonia (6,2), Rumanía (5,8) y Portugal (5,6).

España crece más que Europa desde 2021, pero uno de los motores es el aumento de población, sobre todo extranjera (la población total ha aumentado casi 3 millones desde 2007 a 2023). Por eso, nuestro crecimiento real per cápita es menor y ese es el dato que se traduce en mejora de rentas y nivel de vida. De hecho, el PIB per cápita (lo que produce cada español) ha pasado de 23.594 euros en 2007 a 30.810 euros en 2023. Un aumento productivo del +30,5%. Pero si se descuenta la inflación en estos años (+39,7%), el PIB por habitante real ha caído (-9,2%). Y eso explica el deterioro de la renta real y los salarios reales (descontando la inflación). Producimos más pero siendo más y con mucha inflación.

Esto se traduce en que España se distancia de la renta y del PIB por habitante europeo, que ha crecido más. Así, en 1986, cuando ingresamos en la CEE, el PIB por habitante de España (homogeneizando la inflación) era el 76% de la media europea. Fuimos mejorando y en el año 2.000 rozamos la media (98% del PIB por habitante UE), superándola por primera vez en 2002 y alcanzando un máximo en 2006 (nuestro PIB por habitante era el 105% del europeo). Pero llegó la crisis financiera y se desplomó, hasta el 96% en 2016 y un mínimo del 83% en 2020 y 2021, por la pandemia. Después ha mejorado algo: en 2023 teníamos el 88% del PIB por habitante de la UE-27, ocupando el lugar nº 16 en el ranking de productividad por habitante (aunque seamos el que más crece), detrás de Luxemburgo (239% de la media UE), Irlanda (211%), Dinamarca (127%), Paises Bajos (130%), Austria (123%), Bélgica (118%), Alemania (115%), Suecia (114%), Finlandia (108%), Malta (105%), Francia (101%), Italia (97% media UE), Chipre (95%), Chequia (91%) y Eslovenia (91%), según Eurostat.

¿Por qué somos menos productivos y tenemos menos renta que 15 paises europeos? Básicamente, hay dos causas de fondo: en España trabaja menos gente y trabajan peor, con menos eficacia y productividad (ver Blog).  Por eso seguimos lejos de la Europa rica y nuestras rentas y salarios no acaban de despegar. Pero hay otra razón: tras las dos crisis, los salarios se han frenado, mientras los beneficios empresariales se han recuperado y crecen año tras año. España crece, pero unos se benefician más que otros de este crecimiento, por sectores y grupos sociales. Es un crecimiento que se reparte de forma desigual. Y por eso, los salarios han perdido más trozo del pastel en el reparto de la renta: del 49,87 % en 2018  al 48,28% en 2023 (-1,59%), mientras los beneficios empresariales han pasado del 41,11% al 42,86% (+1,75%), perdiendo también  los impuestos (8,86% restante). Y eso pasa en toda Europa y EEUU: las grandes empresas ganan cada vez más y los más ricos también, mientras los ingresos de la mayoría se estancan y no llegan a fin de mes.

Esta es la cuestión que está detrás del auge de los populismos y la extrema derecha en muchos paises, al margen de la bonanza económica. Así, Biden logró que la economía USA creciera más que nunca y creara mucho empleo, bajando la inflación, pero muchos americanos “sentían” que no vivían mejor (con sus salarios reales también estancados, como en España) y votaron a Trump, que ganó las elecciones. Este es el riesgo que tenemos en España, donde la economía va bien, pero la gente no lo nota y el crecimiento se ha repartido de forma desigual. Urge tomar medidas para “aumentar el rendimiento social de nuestro crecimiento, lo que obliga al Gobierno a actuar en tres frentes: fomentar una mayor subida de salarios (promoviendo mejoras de productividad, con la modernización de la economía y una gestión empresarial más eficaz), mejorar el acceso a la vivienda (construyendo más viviendas y no “asustando” a los propietarios, para que alquilen más) y  reforzar los servicios públicos (sanidad, educación, Dependencia y servicios sociales), lo que exige recaudar más con una reforma fiscal de verdad (no los “parches” aprobados).

Si no se toman medidas para que los ciudadanos “noten” que se benefician de este  crecimiento récord, antes o después habrá elecciones y una mayoría de ciudadanos “castigará” al Gobierno (como sucede en medio mundo) y pondrá al frente a populistas y neoliberales que empeorarán las cosas. Porque lo que está en juego es cómo se reparte el crecimiento. Y hay posturas políticas que defienden realmente los intereses (e impuestos) de las minorías más ricas, aunque digan que defienden a la clase media y a la mayoría. No se dejen engañar.   

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