Hace una semana que volvieron a clase 8,2 millones de
niños y adolescentes, en 28.748 colegios e institutos, para iniciar un
nuevo Curso escolar con algunas novedades y viejos problemas. Por segundo año
consecutivo, habrá menos alumnos este Curso (-29.939), sobre todo en Infantil, Primaria
y la ESO, por la caída de la natalidad. Y vuelven a aumentar los alumnos
extranjeros (un tercio latinoamericanos), que ya suponen el 12,9% de
los alumnos en Colegios e institutos, aunque concentrados en los Centros
públicos y en el este de España. Mientras, sigue la escasez de financiación
de la enseñanza pública, mayor en algunas autonomías, que impide reducir los alumnos por clase y contratar más profesores, mientras
seguimos con una educación no universitaria de baja calidad, con
un exceso de repetidores y abandonos. Y asistimos a un aumento de gastos
educativos para las familias. Con todo, el mayor problema es la
desigualdad educativa por regiones y centros, que exige medidas concentradas
en apoyar a los centros y alumnos con más problemas.
Curso 2025-26: menos alumnos y más extranjeros
Este Curso escolar 2025-26 va a ser el segundo en
este siglo en que bajará un poco el número de alumnos en colegios e institutos.
Ya pasó el Curso pasado (2024-25), cuando hubo 13.245 alumnos menos
en las enseñanzas no universitarias (desde infantil a Bachillerato y FP),
concretamente 8.319.029 alumnos, según
el Ministerio de Educación. Este nuevo Curso escolar se espera una
bajada de alumnos mayor, sobre todo en los primeros cursos, por la caída
de la natalidad sufrida en España desde 2009: -29.939 alumnos en enseñanzas no universitarias, un total de 8.289.090 alumnos, según el avance publicado por Educación. Eso sí, la mayor caída de
alumnos se espera en los Centros públicos (donde estudian el 66,9% de los alumnos): el curso pasado, se perdieron 15.806
alumnos en los Centros públicos y se ganaron 2.561 en los concertados (donde estudian el 24,5% de los alumnos no universitarios) y
privados (donde estudian el 8,6% del total de niños y adolescentes).
Yendo por cursos desde el inicio, la educación infantil de 0 a 2 años (que no
es obligatoria) va a ser de las pocas donde crezcan los alumnos (se esperan 496.803 niños y niñas, +8.332 que el curso pasado), debido a que el Gobierno y las autonomías aumentaron
su financiación y las plazas públicas para que las familias envíen a los
Centros a sus niños más pequeños, lo que hace que la tasa de escolarización a
esta edad (0 a 2 años) ronde ya el 50%, una de las más altas de Europa.
Siguiendo con el 2º ciclo de Educación Infantil (3-6 años), gratuito y
no obligatorio, se espera otra bajada de alumnos este curso (-18.959 alumnos), con un total de 1.059671 alumnos matriculados en este 2º Ciclo de infantil.
Los dos siguientes ciclos educativos (Primaria y ESO) son
los que tienen más alumnos y donde también habrá menos este año, como el
pasado, por la caída de la natalidad en las dos últimas décadas. En Primaria
(6-12 años), se han matriculado este Curso 2.672.153 niños y niñas, 35.718 menos que el curso anterior (-1,3%, la mayor bajada de alumnos de toda la
enseñanza). En Secundaria (12-16 años), la caída de alumnos este año será de -17.687 adolescentes (-0,8%), con 2.071.790 matriculados.
En los siguientes niveles educativos (Bachillerato y FP) se
espera este curso un nuevo aumento de alumnos, como el curso pasado, debido a
que estos jóvenes nacieron antes de la última caída de la natalidad. En Bachillerato
(16-18 años), este curso se han matriculado 3.354 alumnos más (+0,5%),
alcanzando los 707.788 alumnos. Y el gran salto se espera este curso en Formación
Profesional (FP), “la enseñanza estrella” de los últimos años,
debido a que las familias y sus hijos (sobre todo chicos más que chicas) han
comprendido que es la mejor puerta al empleo. Este Curso estudiarán FP 1.218.347 alumnos, 28.971 más que el año anterior (+2,4%, el
mayor aumento en el alumnado no universitario), porque han aumentado las plazas (más las privadas).
La pérdida de alumnos en la enseñanza no
universitaria, por la caída de la natalidad, sería mayor si no fuera por los niños
y jóvenes inmigrantes, que siguen creciendo en los Centros de enseñanza no
universitaria. El curso pasado (2024-25) asistieron a colegios e Institutos un
total de 1.125.860
alumnos extranjeros, el 12,9% del total de estudiantes no
universitarios. Una cifra que no deja de crecer desde principios de siglo (205.000
estudiantes extranjeros en año 2000, el 3% del total) y sobre todo tras la pandemia
(823.000 extranjeros, el 10% en 2021), según los datos de Educación. En muchos
pueblos, este alumnado extranjero (el 38,8% de origen latinoamericano) ha
permitido que no cierren colegios públicos y que se mantengan institutos,
mejorando “la diversidad” de la enseñanza y la formación, aunque en otros lugares,
este aluvión de alumnos extranjeros supone una carga adicional para Centros y
profesores, complicando la enseñanza y deteriorando su calidad en algunos
casos.
El problema del aumento de alumnos extranjeros es que
están
mal repartidos, tanto por regiones y ciudades como por
Centros de enseñanza. Así, se concentran especialmente en el este de España,
en zonas con gran peso de los servicios, el turismo y las tareas agrícolas (en
las que trabajan sus padres): tienen un mayor porcentaje de alumnos extranjeros
Baleares (19% del total), Comunidad Valenciana (18,5%), la
Rioja (17,6%), Aragón (16,7%), Cataluña (16,5%), Murcia y
Madrid (15,5%), mientras su porcentaje es bajo en Ceuta (3,6%), Extremadura
(4,5%), Galicia (6,3%), Andalucía (7,5%), Melilla (8,2%(, Asturias (8,3%) y
Castilla la Mancha (9%), según los datos de Educación.
Pero la mayor disparidad se da en la
titularidad de los Centros donde estudian, dado que la mayoría lo
hacen en Centros públicos, lo que parece consecuencia de una actitud
discriminatoria ante los alumnos extranjeros de los centros concertados (que
cobran cuotas, aunque dicen que no son obligatorias) y los privados. Los datos oficiales
son muy concluyentes: en Primaria, los centros públicos tienen un
17,3% de alumnos extranjeros frente a un 11,7% los concertados y
privados. Y en la ESO, el porcentaje de alumnos extranjeros es del 15,1%
en los Centros públicos y el 11,4% en los privados. Y por
provincias, en Primaria hay
7 provincias donde el porcentaje de alumnos extranjeros en centros
públicos es muy superior a la media (17,3%): Alicante (29% alumnos
extranjeros en la pública y 16,2% en centros concertados), Lleida (27%), La
Rioja (26,4%), Castellón (26,1%), Murcia (24,8% en centros públicos y 8,3% en
privados), Girona (24,7%) y Teruel (24,6%).
Visto el panorama de alumnos esperado para este Curso
2025-2026 (menos alumnos pero más “diversos”, con más extranjeros), se esperan además algunas novedades educativas. Una de ellas, que será el
4º Curso en que se aplique la nueva Ley de Educación, la Lomloe (aprobada
en 2020 y que se empezó a aplicar en el Curso 2022-2023), con lo que se
graduarán de la ESO los primeros estudiantes educados con la nueva Ley,
que pretende una educación menos “memorística” y más basada en potenciar
habilidades, como defienden los expertos educativos y el Informe PISA, aunque
los expertos creen que apenas se notará el cambio, porque hará falta más tiempo
y el reciclaje de los profesores.
Una novedad importante de este curso será que se evaluará el nuevo sistema educativo (la Lomloe), con la celebración de un examen (en la primavera de 2026) a una muestra de 35.000 alumnos de 6º de Primaria (elegidos en 1.000 Centros) para ver su "competencia" en Lengua, Matemáticas, Ciencia y Digital. Una especie de "Informe PISA español", que se repetirá en la primavera de 2027 con otra muestra de alumnos de 4º de la ESO. Otra novedad relevante es que empiece a aplicarse el Plan de refuerzo de matemáticas, anunciado en enero de 2024 y retrasado por la formación del profesorado y la escasez de recursos : este Curso se aplicará en 2.500 Centros de Primaria y Secundaria, desdoblando aulas y reforzando las clases con más profesores y una formación más personalizada.
Y en la Comunidad de Madrid se estrena este Curso una experiencia
piloto interesante: se implanta en 300 colegios públicos una política
de “patios y bibliotecas abiertas”: tras el final de la jornada lectiva, se permitirá
a los alumnos proseguir en el centro (patio y biblioteca), vigilados por personal
no docente que aportarán los 84 municipios donde se aplica (ojo: sólo se probará en un Centro educativo de Madrid capital, en Carabanchel).
Entre tanto, este nuevo Curso escolar arrastraremos
los viejos problemas de la enseñanza no universitaria en España. El
primero y fundamental, la falta de medios, derivada de una escasa
financiación. El gasto en educación Primaria en España (10.181 dólares por estudiante)
es un 15,4% inferior a la media europea (12.043 dólares) y en Secundarios es un
5.17% más bajo (12.541 dólares por estudiante frente a 13.225 dólares la UE-25
o 17.077 en Alemania), según
el informe de la OCDE “Panorama de la Educación 2024”. Y además de gastar
menos en educación no universitaria, hay enormes diferencias en el gasto
educativo por autonomías (879 euros por habitante en Madrid, 1015 en
Cataluña y 1.592 euros el País Vasco). Eso obliga a las familias a gastar cada
año más en educación (cuotas, material, comidas, transporte, extraescolares).
Tal es así, que España es el país europeo donde las familias financian un mayor
porcentaje de la educación de sus hijos: el 11,6% en Primaria (frente al 4,4%
en Europa) y el 9% en Secundaria (frente al 5,4% en la UE-25).
La escasez de recursos se traduce en los altos ratios de alumnos por clase (20,7 en
Primaria), 24,5 en la ESO, 25,7 en Bachillerato y en torno a 20 en FP) y en la
falta de profesores: los sindicatos señalan que faltan unos 100.000 para apoyar a los 800.000 docentes que enseñan hoy en Colegios e institutos. Pero estos profesores
no universitarios tienen otro problema más grave: su
inestabilidad laboral, que acaba repercutiendo en la calidad de la
enseñanza: 1 de cada 5 profesores no universitarios es interino,
una tasa del 21,06% que supera el límite del 8% de interinos obligado ahora por
Ley. Esta precariedad ya provocó huelgas y protestas en la enseñanza no
universitaria el curso pasado y se esperan nuevos conflictos este curso, máximo
cuando las recientes oposiciones (en junio 2025) a profesor de Secundaria
han
sido un fiasco: 1 de cada 4 plazas (16.647 convocadas) ha quedado desierta.
Esto plantea la necesidad de cambiar el sistema y acelera la necesidad de
aprobar el esperado Estatuto del docente, donde los sindicatos siguen
esperando una propuesta del Gobierno.
Además de la inestabilidad laboral, los profesores se quejan
de otro problema que también afecta negativamente a la enseñanza: la excesiva
burocratización de la docencia. Por un lado, los profesores tienen
un exceso de tareas no docentes y los equipos directivos de Colegios e
Institutos dedican hasta el 70% de su tiempo a gestiones administrativas,
restando tiempo a la labor docente y a la planificación de una enseñanza de más
calidad. Y se quejan de que les faltan medios, recursos y profesores para
centrarse en reforzar a los alumnos que más lo necesitan, sobre todo en Centros
públicos con más niños y adolescentes de familias con menos recursos,
desestructuradas o de origen extranjero.
Al final, todo este panorama se traduce en que tenemos
una enseñanza no universitaria “manifiestamente mejorable”, de una
calidad muy desigual, según el tipo de Centros y alumnos. Pero a nivel global, los
resultados no son buenos. Lo indican los estudios
PISA, que relegan a España en matemáticas y comprensión lectora. Y varios
datos incontestables. Uno, el alto porcentaje de repetidores: el 2,1% en
primaria (1,2% en la UE-25) y el 7,8% en secundaria primera etapa (2,2% en la
UE-25) y un 6,5% en la 2ª etapa. Dos, el
abandono escolar temprano, el altísimo porcentaje de jóvenes que
dejan sus estudios sin acabar Bachillerato o FP: 13% en España frente al 9,5%
en la UE-25. Y tercero: el elevado porcentaje de jóvenes “ni-nis”
(ni estudian ni trabajan): 17,8% en España y 12,9% en Europa.
¿Qué se puede hacer? Parece claro que hay que gastar
más en educación, desde infantil a Bachillerato y FP. Pero no
sólo se trata de gastar más, sino de gastar
“de otra manera”, gastando más en los Centros y ciudades donde hay
más problemas, o bien por la situación socioeconómica de los padres o bien por
el porcentaje de alumnos extranjeros, que necesitan una mayor atención
(empezando por el idioma). Se trata de concentrar el gasto, los medios y los
profesores en los alumnos con más problemas (hay más de 1 millón que necesitan apoyo, un 75% más que hace seis años, según CCOO) y en los Centros con un alumnado
más “problemático”, para que no se queden atrás y acaben abandonando la
enseñanza.
Eso exige que si algún día se debate un nuevo
modelo de financiación autonómica, se tenga en cuenta no sólo la
población de cada autonomía y su edad (el número de alumnos), sino el perfil
de estos alumnos y los Centros, con una mayor colaboración entre Centros
públicos y concertados o privados, que muchas veces discriminan a los alumnos
más problemáticos. Hay que potenciar las clases de refuerzo y apoyar al
profesorado, reduciendo al mínimo su precariedad laboral, con mejores
sueldos y más tiempo para la docencia real. Y, sobre todo, debería haber una mayor
colaboración entre el Ministerio de Educación y las autonomías, para
homogeneizar la calidad de la enseñanza en España y que la educación de
nuestros hijos y nietos no dependa de dónde vivan y de los ingresos de sus
padres. Nos jugamos el futuro.