Se temía que la fuerte creación de empleo de 2021 se frenara ahora, por la guerra de Ucrania y la alta inflación. Ha sido así, pero el empleo ha caído menos de lo esperable: -100.200 personas durante el primer trimestre, menos que al inicio de 2020 y 2021 y en línea con la caída de 2019, según la EPA conocida esta mañana. Pero lo más importante es que el empleo que se crea es menos precario: un 22,7% de los contratos del primer trimestre fueron fijos. Y en abril, cuando entró en vigor de verdad la reforma laboral, subieron al 77%. Ahora, se confía en que el turismo salvará el empleo hasta septiembre, aunque se crearán menos empleos que en 2021 (entre 400.000 y 600.000, frente a 840.700), por la guerra y la inflación, que recortarán el crecimiento (por debajo del 5%). La clave para crear más o menos empleo este año está en que los salarios suban algo más y se moderen los precios, algo difícil. Urge aprobar medidas para fomentar el empleo de jóvenes, mujeres y mayores. El empleo debería ser nuestra prioridad.
Enrique Ortega |
El primer trimestre suele ser malo para el empleo, por el fin de las Navidades y el menor consumo en “la cuesta de enero”. Así ha sido, año tras año, desde 2007, con bajadas del empleo de -374.300 en el primer trimestre de 2013 a -93.400 en 2019 y -137.500 empleos perdidos en el primer trimestre de 2021. Este primer trimestre de 2022 ha seguido la tendencia, pero no ha empeorado mucho más, a pesar de la guerra de Ucrania y la alta inflación (+8,4% en abril): el empleo cayó en -100.200 ocupados, una caída menor a la de 2021(-137.500) y 2020 (-285.600 empleos), según la EPA publicada hoy. Y con ello, ahora trabajan en España 20.084.700 personas, 117.800 ocupados más de los que había antes de la pandemia (19.966.900 trabajaban a finales de 2019). Eso sí, todavía hay 79.441 trabajadores “aparcados” en ERTEs (finales de marzo), la décima parte que hace un año y muy lejos de los 3,5 millones en ERTEs en abril de 2020.
Este primer trimestre de 2022, el empleo cayó sobre todo en el sector privado (-92.900 empleos) y menos en el sector público (-7.400 empleos, por los despidos en sanidad), bajando más en la industria (-68.000 empleos), los servicios (-50.100 empleos) y la agricultura (-12.500), aumentando sólo en la construcción (+30.300 empleos). Se perdió el doble de empleo, en este primer trimestre de 2022, entre las mujeres (-60.700) que entre los hombres (-39.600). Y curiosamente, aumentó el empleo entre los jóvenes, en los menores de 35 años (+56.700 empleos), mientras caía entre las personas de 35 a 45 años (-138.700 empleos) y entre los mayores de 50 años (-20.300).Y por autonomías, el empleo cayó más en Cataluña (-40.900 ocupados), Andalucía ( -32.000), Canarias (-16.700) y Castilla la Mancha (-12.700), aumentando sólo en la Comunidad Valenciana (+39.900 empleos), Ceuta (+1.600), Navarra(+900), Extremadura (+800), Cantabria (+600) y Galicia (+100).
Esta caída del empleo al inicio de 2022 (-100.200 ocupados) ha provocado un aumento del paro, aunque menos (+70.900 parados en el primer trimestre), porque en paralelo han bajado los españoles “activos”, las personas que buscan trabajo ahora, tras lo peor de la pandemia: los “activos” se redujeron en 29.400 personas en el primer trimestre de 2022 (mientras caían en -158.900 personas este primer trimestre en 2021), impidiendo bajar más las cifras de paro. Es un proceso que se ha ido viendo trimestre a trimestre: aumentan las personas que buscan trabajo. Y ya hay más adultos “activos” (buscando trabajo o trabajando) que antes de la pandemia: 23.259.400 personas frente a 23.064.100 a finales de 2019. Todo apunta a que seguiremos así, con lo que en los próximos meses sucederá lo que ahora: el paro bajará menos de lo que sube el empleo.
Volviendo al paro, ha subido en +70.900 personas en el primer trimestre, una subida que contrasta con la bajada del año pasado (-65.800 parados) y que supera la subida del primer trimestre de 2019 (+49.900 parados) pero que es menor a la de 2020 (+121.000 parados) , según la EPA de hoy. El paro ha subido en 2022 más entre las mujeres (+41.800 paradas) que entre los hombres (+29.000 parados). Y por edades, menos entre los jóvenes que entre los mayores: el paro subió en 6.600 personas entre 16 y 25 años y en +66.500 parados entre los 25 y 54 años, bajando sólo entre los mayores de 55 años (-2.200 parados). El paro subió sobre todo en los servicios (+96.300 parados), seguidos de la industria (-+15.700) y la construcción (+1.700), bajando sólo en el campo (- 6.300) y entre los que buscan empleo hace más de un año (-40.600 parados). Por autonomías, el mayor aumento del paro se dio el primer trimestre en Madrid (+68.500 parados), Baleares (+23.100) y Canarias (+15.500), bajando sólo en Andalucía (-45.900), Comunidad Valenciana (-37.900), Cantabria (-2.900) y Cataluña (-1.900).
La cifra total de desempleados sube a 3.174.700 parados, la más baja en España desde 2007 (1.942.000 parados entonces). Y la tasa de paro española sube al 13,65 %, la menor desde 2008 (13,79% de paro), aunque sigue duplicando la tasa de paro europea (6,2%) y la de los principales paises de la UE, como Francia (7,4% de paro), Italia (8,5%) y sobre todo Alemania (3,1% de paro, cinco veces menos que España).Y sigue muy elevada la tasa de paro juvenil (menores de 25 años): el 30,18% de los más jóvenes están en paro, el doble que en Europa (14% de paro juvenil) y más que en Francia (16,4), Italia (24,2%) y sobre todo Alemania (5,7% de paro juvenil, la quinta parte que en España), según Eurostat.
Los datos de paro, aunque mejores que antes de la pandemia y al nivel de 2008, revelan tres cuestiones preocupantes. La primera, que todavía hay 1.052.900 hogares con todos sus miembros en paro (+39.700 hogares que antes de la pandemia). La segunda, que España sigue con 6 regiones que tienen una tasa de paro “escandalosa”: Ceuta (29,21%), Melilla (22,12% de paro), Canarias (20,30%), Andalucía (19,43% de paro), Extremadura (18,98%) y Baleares (18,03% de paro), según la EPA de hoy. Mientras, hay 5 regiones con un paro “europeo”, que ronda el 10%: País Vasco (8,69%), Aragón (10,14%), Cataluña (10,23&), Navarra (10,44%) y Cantabria (10,53%). Y la tercera cuestión preocupante es que aumentan los parados de larga duración, los que llevan más de 1 año sin trabajo: son ya 1.504.200 parados, el 47,38% de todos los parados (eran 1.387.000, el 43,5%, a finales de 2019).
Esto provoca que a muchos
parados se les acabe el desempleo y
no cobren ya ningún subsidio,
pasando a una situación de pobreza
extrema. En febrero de 2022, último
dato de Trabajo, cobraban alguna
ayuda 1.844.256 desempleados: menos de la mitad (el 44%) cobraban un subsidio contributivo (según lo
cotizado), de 896 euros de media, y el resto (un 56%) cobraban un subsidio asistencial, de 463 euros
mensuales. Pero en esta cifra de parados que cobran desempleo estaban
incluidos los 79.441
trabajadores en ERTE, que cobran el 70% de su sueldo (y el 50% a partir del
7º mes). Así que, en realidad, solo 1.764.815
parados estimados como tales cobra
algún subsidio, el 55,58% de los parados que refleja la EPA de
hoy (3.174.700). Eso significa que casi la mitad de los parados (el
44,42%) no cobra ninguna ayuda pública,
cuando antes de la pandemia, en 2019, eran sólo un 38,5% los parados que no
cobraban nada. De hecho, CCOO
denuncia que un 35% de los parados inscritos en el SEPE con experiencia laboral (han trabajado antes) no cobran ninguna ayuda pública
por desempleo (y un 41% si se suman los parados que nunca han trabajado).
Visto los datos del empleo y el paro en el primer trimestre de 2022, queda patente (a pesar del “pinchazo”, esperado) que España ha superado el bache de la pandemia, porque tenemos ya más ocupados (+117.800) y menos parados (-17.200) que en 2019. Con todo, el balance es desigual, tanto por sexo y edad como por sectores y regiones: el empleo apenas se ha recuperado entre los jóvenes (+900 empleos entre 16 y 30 años), es aún menor en la industria (-66.600 empleos que a finales de 2019) y todavía es menor en Baleares (- 37.900 empleos), Castilla y León (-37.100), Canarias (-19.100 empleos), Aragón (-7.800) y Cantabria (-1.800 empleos que antes de la pandemia). Y además, los hombres todavía no han recuperado el empleo de 2019 (pierden -17.300 empleos), mientras trabajan más mujeres que antes de la pandemia (+135.100), según la EPA.
Con todo, la mejor noticia es que el empleo que se está creando en 2022 es menos precario, de más calidad, gracias a la reforma laboral aprobada a finales de 2021. Ya en el primer trimestre de 2022, el 22,7% de todos los contratos firmados fueron indefinidos, frente a sólo el 10,9% de los firmados en todo 2021, según los datos de Trabajo. El dato es muy llamativo: sólo en los tres primeros meses de 2022 se han firmado más de 1 millón de contratos indefinidos (1.069.200), la mitad que en todo 2021 (2.113.300). Y en abril, cuando ya se ha terminado el periodo transitorio de la reforma laboral, el 77% de los nuevos afiliados a la Seguridad Social lo fueron con contratos fijos (fijos o fijos discontinuos, en la hostelería y la construcción), según anticipó el ministro Escrivá. Esto significa que está mejorando la calidad del nuevo empleo que se crea, incluso en sectores con alta temporalidad, como la construcción (ha bajado del 30 al 20%), el turismo y la hostelería (ha bajado al 19%) y las actividades administrativas (ahora con un 25% de temporalidad).
La nueva reforma laboral se va a notar más en los próximos meses y en las contrataciones del verano, donde los contratos que se hagan deben ser fijos y los temporales (por 6 meses) han de ser la excepción (por circunstancias “ocasionales e imprevisibles” o por “picos de producción”). Así que el aumento de asalariados con contrato fijo se verá más en la EPA del 2º y tercer trimestres. Pero de momento, en la EPA del primer trimestre de 2022, el porcentaje de asalariados con contrato fijo ha subido del 73,90% (diciembre 2021) al 75,78% (12.829.800 asalariados con contrato fijo, 381.500 fijos más que a finales de año). Un gran avance, aunque todavía estamos muy por debajo de Europa, donde el porcentaje de trabajadores fijos varía del 89,3% en Alemania al 84,8% de Italia o el 84,7% de Italia, según Eurostat.
Mientras mejora la calidad del empleo que se crea, el gran reto sigue siendo crear más empleo, porque en España trabaja menos gente que en Europa, en relación a la población: aquí trabajan el 62,7% de los que tienen entre 15 y 64 años, frente al 68,4% que trabajan de media en Europa, el 67,2% en Francia, el 58,2% en Italia y el 75,8% en Alemania, según Eurostat (2021). Eso quiere decir (“a lo claro”) que debería haber 1,8 millones de españoles más trabajando si tuviéramos el nivel de empleo europeo. Y 4 millones más trabajando si fuéramos como los alemanes. Por eso (y por nuestra menor productividad) tenemos menos nivel de vida que los paises del centro y norte de Europa.
Para crear más empleo, España necesita crecer más, lo que ya consiguió en 2021, donde el empleo creció más que la economía (+8,8% frente al +5,1% del PIB), lo que permitió crear 840.700 nuevos empleos en 2021. Ahora, por culpa de la guerra de Ucrania y de altísima inflación, todo apunta a que este año 2022 creceremos menos, entre el 4,5% que prevé el Banco de España y el 4,8% que estima el FMI, casi el doble del crecimiento que prevén para la zona euro (+2,8%). Con este menos crecimiento esperado, el empleo crecerá también menos este año, en torno a 440.000 nuevos empleos, según el panel de Funcas. Todo va a depender de lo que dure la guerra, de si se modera la inflación y de lo que suban los salarios: si no suben al menos un 3,5% (los convenios están subiendo el 2,36%), será difícil que se recupere el consumo de las familias y tire del crecimiento como para crear ese empleo.
La clave no es sólo frenar las subidas de precios (moderando los márgenes y beneficios de las empresas) y mantener el consumo, sino también promover el empleo en los colectivos que tienen más difícil trabajar: jóvenes, mujeres y mayores de 50 años. Urge promover un Plan de incentivos a su contratación, a la vez que mejorar el funcionamiento de las oficinas de empleo, para que ayuden a los parados “estancados” a recolocarse, con formación y asesoramiento. Hay que acelerar los proyectos que cuentan con Fondos europeos, para que tiren de la actividad y el empleo y empujen la recuperación, a pesar de la guerra y la inflación. Y pactar salarios y márgenes empresariales, para evitar conflictos laborales. Todos a una para seguir creando empleo, nuestro gran reto como país.
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