Enrique Ortega |
Los humanos tendemos a preocuparnos sólo por el día a día y nos da pereza pensar en el futuro. Y los políticos, sólo piensan en dar el titular del día y como mucho en esta Legislatura. Pero hay épocas en las que los paises tienen que afrontar cambios drásticos. En España, tras el drama de la Guerra Civil, el primer gran cambio fue el Plan de Estabilización de 1959. “Mi general, no tenemos divisas para pagar el petróleo”, el dijo el ministro Ullastres a Franco. Y el dictador se vio obligado a enterrar la autarquía y abrir el país al comercio y a la inversión extranjera, propiciando el fuerte crecimiento de los años 60 y mitad de los 70. Con la democracia, la inflación puso en peligro las libertades y Suarez consiguió, en octubre de 1977, que todos los partidos, sindicatos y patronal firmaran los Pactos de la Moncloa para estabilizar la economía. A partir de 1982, el gobierno de Felipe González afrontó una dura reconversión para prepararnos al ingreso en la CEE, en 1986. Y el Gobierno Aznar ajustó otra vez la economía para que España fuera admitida en el euro, el 1 de enero de 1.999.
Cuatro grandes hitos en los que España ha dado un giro de timón para reorientar su futuro económico, político y social. Pero ahora, llevamos dos décadas sin afrontar los problemas de fondo, agobiados primero por la crisis de 2008 y ahora por la pandemia, que ha revelado nuestras debilidades. Se presenta otra oportunidad de tomar medidas, de afrontar otro hito histórico, ayudados por los Fondos europeos. Y por eso, el Gobierno Sánchez ha presentado en Bruselas el Plan de Recuperación, un paquete de reformas e inversiones para 2021-2026. Pero no es suficiente. Hay que pensar más allá, en las próximas décadas, como hacen otros paises, desde Finlandia y Francia a Canadá o Singapur, donde se hacen estudios de “prospectiva”, para preparar el futuro. También realiza estos estudios la OCDE y la propia Comisión Europea ha creado una Vicepresidencia de Relaciones Internacionales y Prospectiva, encabezada por el esloveno Maros Sefcovic, para preparar la Europa 2050.
En España, el presidente Sánchez creó en la Moncloa, en enero de 2020, la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia, con el objetivo de “pensar en el futuro”. Y puso a trabajar a más de 100 expertos independientes, que han trabajado “desinteresadamente” (sin cobrar) un año largo para alumbrar el documento de 678 páginas titulado “España 2050”: un análisis de los 9 grandes desafíos que tiene España y las medidas que habría que tomar para afrontarlos y conseguir 50 grandes objetivos, cuantificados, dentro de 30 años. Objetivos que se resumen en uno: que España tenga en 2050 el nivel de vida y empleo de la Europa rica del centro y norte de Europa, la llamada UE-8 (Francia, Alemania, Bélgica, Paises Bajos. Austria, Dinamarca, Suecia y Finlandia). Por ambición que no sea.
Parece “una carta a los Reyes Magos”, pero el propio presidente Sánchez dice en el prólogo al Informe que es un objetivo “necesario y factible”, que España “ha dado un salto incluso mayor en los últimos 40 años” de democracia (se ha duplicado la renta por habitante, se han creado 8 millones de empleos, estamos comercialmente más abiertos al mundo que Francia o Italia y tenemos empresas que son referentes mundiales en muchos sectores) y que ahora se puede dar “otro salto” en 30 años, con una estrategia que incluya reformas y compartan los agentes sociales. “El objetivo es que los españoles miremos al futuro con más audacia, más acuerdo y más confianza en nosotros mismos. Somos capaces de conseguirlo. Se lo debemos a nuestros padres e hijos”, apostilla Sánchez.
Tras las palabras, las propuestas de los expertos para esa España 2050. Proponen afrontar 9 grandes desafíos, la mayoría arrastrados desde hace décadas y otros nuevos. El 1º, afrontar la baja productividad de España respecto a la mayoría de paises europeos, que se traduce en que aquí trabajamos menos gente (el 62% frente al 80% en la UE-8 más rica) y trabajamos peor, con menos eficacia (menos productividad), lo que provoca que tengamos salarios más bajos y seamos más pobres (tenemos un 22% menos de renta que la UE-8). Y si ya tenemos un problema de bajo empleo y poca productividad, la caída de la natalidad lo va a agravar, al reducirse en 3,7 millones la población en edad de trabajar en las próximas décadas. Para afrontar este gran desafío, el mayor, el informe defiende que España apueste por mejorar la formación y la educación, la tecnología, empresas de mayor tamaño, la digitalización y la transición ecológica, reducir trabas administrativas y menos economía sumergida.
El 2º gran desafío para 2050 es mejorar la educación de los jóvenes (muchos repetidores, alto abandono escolar, deficiente aprendizaje y pocas habilidades según los informes PISA), con profundas reformas del sistema educativo para colocarnos a la vanguardia de la Europa del norte dentro de 30 años. El 3º desafío es la formación y recualificación de los trabajadores, porque, aunque tenemos muchos universitarios, el 48% de los activos tienen un nivel de formación bajo (la ESO o menos), el doble que en la Europa rica. Y además, los adultos españoles tienen menos habilidades y competencias, con un bajísimo porcentaje de empresas y trabajadores que actualizan su formación mientras trabajan.
El 4º gran desafío cara a 2050 es el cambio climático y la política medioambiental, que afectará más a España que a otros paises si no se toman medidas (sequías en el 70% del país, mayores aumentos temperaturas y subida del mar, daños a la agricultura y al turismo y 20.000 muertos al año por el cambio climático). Y por eso urge potenciar las energías renovables, electrificar el transporte, replantearse los usos del agua, reducir los residuos, apostar por la agricultura ecológica y la fiscalidad verde.
El 5º desafío apuntado es adaptar el Estado del Bienestar a una sociedad envejecida, a un país donde 1 de cada 3 habitantes tendrá más de 65 años en 2050 y donde solo habrá 1,7 personas en edad de trabajar para financiarlos (hoy son 3,4). Eso supone un tremendo desafío para pagar las pensiones, la sanidad y la Dependencia, lo que exigirá conseguir más recursos y atemperar el crecimiento de los gastos, pero sobre todo, que trabaje más gente (fomentar la natalidad y el empleo y favorecer la inmigración legal).
El 6º desafío que tiene España es conseguir un desarrollo territorial equilibrado, justo y sostenible, dado que en 2050, el 88% de la población vivirá en las ciudades y la España rural perderá la mitad de su población actual. Eso exige tomar medidas a medio plazo para diseñar ciudades sostenibles, revitalizar la España rural y afrontar las necesidades de vivienda, transformando radicalmente la movilidad y el transporte público.
El 7º desafío, muy importante, es afrontar las deficiencias de nuestro mercado de trabajo, sobre todo un paro que duplica con creces el europeo y la mayor precariedad laboral del continente, con un 25% de trabajos temporales. Dos problemas que se van a agravar en las próximas décadas, con menos jóvenes para trabajar y una tecnología que va a destruir muchos empleos. Los expertos defienden políticas activas de empleo, sobre todo para los jóvenes, mujeres y mayores de 55 años, un cambio normativo (reforma laboral) y adaptar las redes de protección social (para proteger a las personas, no a los puestos de trabajo).
El 8º desafío para 2050 es reducir los niveles de pobreza y desigualdad de España, que es el 3º país europeo con más desigualdad de renta y el 4º con más pobreza, como lo era ya hace 30 años. Los expertos creen que si no se mejora la productividad y el empleo y se cambia el sistema educativo, la política de vivienda y los impuestos, la desigualdad y la pobreza seguirán en el futuro, agravadas por el envejecimiento de la población y la revolución tecnológica.
Y llegamos al último objetivo, el 9º, que resume todos los demás: aumentar el bienestar de los españoles, utilizar la economía para lo que debe estar, para que haya más personas satisfechas con su vida. El informe lo cuantifica: pasar del 83% de personas que ahora están satisfechas con su vida al 92% en 2050 (el porcentaje de personas satisfechas hoy con su vida en los 8 paises más ricos, la UE-8 a la que queremos equipararnos).
Estos son los 9 grandes retos para 2050. El informe cree que se pueden conseguir si España toma medidas y proponen más de 200 para lograrlo, agrupadas en 12 ejes, que son un resumen de lo que hay que hacer: apostar por la formación (desde la escuela a la jubilación), apoyar la innovación, modernizar el tejido productivo y la cultura empresarial, avanzar en un desarrollo sostenible con el medio ambiente, ampliar las oportunidades de los jóvenes (educación, empleo y vivienda), conseguir la igualdad de género, fomentar la inmigración legal, fortalecer los servicios públicos (educación, sanidad y cuidados), rediseñar la política social, reformar el sistema fiscal, modernizar la Administración pública y llegar a un compromiso de derechos y deberes entre las generaciones actuales y las futuras.
Para conseguir que todas estas medidas sean eficaces, los expertos marcan 50 objetivos cuantificables, que nos indiquen década a década (2030, 2040 y 2050) si vamos bien o nos quedamos cortos. Muchos de estos objetivos son muy llamativos, como el de conseguir en 2050 una renta per cápita sólo un 10% menor que la Europa rica (UE-8), cuando ahora es un 22% inferior. O subir la tasa de empleo en España del 62 al 80% de los adultos. O bajar la tasa de paro del 18% (2015-2019) al 7% en 2050. O bajar la tasa de abandono escolar del 17 al 3%. O subir el gasto público en educación del 4,3 al 5,5% del PIB y el gasto en Ciencia del 1,2% al 4% del PIB en 2050. O pasar del 55% de adultos con habilidades digitales al 100% en 2050. O reducir la temporalidad del 26% al 15% en 2050. O reducir la brecha salarial de las mujeres del 14% actual al 0% en 2050. O subir la recaudación fiscal del 35% del PIB hoy al 43% en 2050 (recaudar casi 100.000 millones más al año). O reducir a la mitad la pobreza en España (del 22% actual al 10% en 2050).
Este es el resumen del Plan “España 2050”. Se trata de afrontar 9 grandes retos, tomar más de 200 medidas y recoger los frutos con la mejora de 50 indicadores claves. Se podrá estar o no de acuerdo, pero son muchos los expertos que llevan años llamando la atención sobre estos problemas de fondo que tiene España y que tendríamos que afrontar, con las medidas apuntadas y con otras que aporten más expertos, fuerzas sociales y políticas. El Plan es un documento de partida, para “abrir un debate sobre el futuro”, como ya se ha hecho en Europa y en varios paises. Pero aquí no parece haber calado la propuesta: sindicatos y patronal apenas la han comentado, lo mismo que muchos expertos (quizás porque no se les ha consultado a ellos). Y lo peor es la reacción de la oposición, el PP, que gobernará algún día: “es un insulto a la inteligencia de los españoles”, dijo en un pronto Pablo Casado, añadiendo que “es una cortina de humo” y que los españoles necesitan “soluciones reales e inmediatas”. Por supuesto, pero también repensar el país que quieren para el futuro.
Tras la pandemia, estamos en una encrucijada. A corto plazo, España necesita reformas e inversiones urgentes para conseguir la recuperación tras la mayor recesión de nuestra historia reciente. Pero no basta con eso, con aplicar bien el Plan de Recuperación 2021-2026. Hay una serie de problemas de fondo que siguen ahí, “asignaturas pendientes” desde hace décadas: la baja productividad, el escandaloso paro, la mala educación, la deficiente formación, el envejecimiento y la baja natalidad, nuestro modelo productivo (poca industria y mucho turismo, mucho cemento y poco conocimiento), los problemas de los servicios públicos, el crecimiento insostenible para el medio ambiente, la desigualdad y la pobreza. “Spain is different” y por culpa de eso somos menos productivos, tenemos el doble de paro y vivimos peor que la Europa rica.
¿Se puede mejorar? Más de 100 expertos nos dicen que sí y
muestran el camino, con esfuerzo, medidas concretas y 30 años por delante. Deberíamos al menos leer
lo que proponen (el
resumen son 14 páginas).Y a partir de ahí, dejar de lado tanta pelea
política inútil y pactar soluciones, acordar
juntos otra España, con más futuro. “Procuremos
más ser padres de nuestro porvenir que hijos de nuestro pasado”, dijo Unamuno. Habría que hacerle caso.
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