Enrique Ortega |
En este siglo XXI, las grandes empresas que protagonizan la revolución digital son los líderes del capitalismo mundial. Así, de las 10 empresas con más valor en Bolsa, 7 son gigantes tecnológicos: Apple (la mayor empresa del mundo, con un valor de 1,87 billones de euros), Microsoft (la 3ª del ranking, tras la petrolera saudí Aramco, con un valor de 1,52 billones), Amazon (la 4ª, que vale 1,38 billones), Alphabet/Google (la 5ª, con un valor de 970.000 millones de euros), Facebook (la 6ª, con 643.026 millones de valor) y, a continuación, las chinas Tencent (535.327 millones de valor) y Alibaba (521.398 millones). Y también están entre las 50 grandes PayPal (puesto 27, con un valor en Bolsa de 220.796 millones), Netflix (puesto 34, con 191.302 millones de valor) e Intel (puesto 48: 165.090 millones).
Estos gigantes tecnológicos (llamados las “Big Tech”) tienen en común un modelo de negocio basado en millones de usuarios, que consumen productos y servicios (unos de pago y otros “gratuitos”) y que manejan la publicidad en Internet y utilizan los millones de datos de sus clientes y empresas colaboradoras para rentabilizar más sus plataformas. Todas tratan de reforzar su posición de dominio, impidiendo operar a la competencia y comprando las empresas pequeñas que innovan, para evitar competidores. Y todas utilizan nuestros datos sin demasiado control y en su beneficio, aprovechando que saben todo de nosotros. Es lo que revela el excelente libro “La era del capitalismo de la vigilancia”.
La mayoría de los gigantes de Internet son multinacionales USA, lo que ha despertado un cierto recelo en Europa, donde la Comisión Europea lleva más de 20 años peleando con ellos, abriéndoles expedientes e imponiéndoles multas, sin demasiada efectividad, porque no han modificado su comportamiento monopolístico. El último capítulo de esta batalla europea contra los gigantes de Internet ser produjo el pasado 22 de junio, cuando la Comisión Europea abrió el último expediente a Google “por prácticas monopolísticas en el mercado publicitario”. Les acusa de favorecer sus servicios de tecnología de publicidad online frente a otras empresas, anunciantes y editores online, en un negocio (la publicidad online) que mueve 20.000 millones de euros en Europa.
Antes, Google ya ha tenido que pagar a la Comisión, entre 2017 y 2019, tres multas por valor de 8.240 millones de euros, por violar las normas europeas de la competencia en tres expedientes, uno por posición dominante en el mercado publicitario con AdSense (1.419 millones de multa), otro por abusar de su posición de dominio en comparadores (4.320 millones de multa) y otro por posición dominante en el mercado de búsquedas (2.420 millones de sanción). Google ha reaccionado incluyendo una partida “para multas de la Comisión” en sus cuentas anuales, un mínimo coste para una multinacional que facturó 151.568 millones de euros en 2020, con 33.447 millones de euros de beneficios.
La Comisión Europea abrió el 4 de junio otra investigación antimonopolio a Facebook, para determinar si utilizó datos de sus anunciantes (7 millones de empresas en todo el mundo) para competir con ellos. Y también investiga si utiliza fraudulentamente su plataforma de anuncios “clasificados” (Facebook Marketplace). Anteriormente, en 2020, la Comisión ya investigó a Facebook por su utilización de los datos de sus anunciantes.
Apple también está en el radar de Bruselas, “por abuso de posición dominante” en la distribución de aplicaciones de descargas musicales a través de App Store, aplicando elevadas comisiones (hasta el 30%) a compañías como Spotify. Una investigación parecida se hizo el año pasado contra Amazon, concluyendo que había infringido las normas antimonopolio al usar “sistemáticamente” los datos privados de vendedores independientes que comercializan sus productos a través de Amazon para elaborar con ellos su estrategia comercial.
En paralelo a la Comisión, los principales paises europeos llevan años abriendo expedientes a los gigantes USA de Internet. En Alemania, primero le tocó el turno a Facebook (enero 2020, por “posición de dominio”), Amazon (para ver si utiliza algoritmos de control para influir en los vendedores minoristas) y Google (por “posición dominante” en el mercado de la publicidad digital). Y en los últimos 6 meses, la oficina alemana de la Competencia ha abierto 4 procedimientos contra los gigantes de Internet, el último contra Apple, para ver “si está entorpeciendo la libre competencia de sus rivales” con el sistema operativo iOS en sus móviles iPhone. Y también la posición dominante de Apple en la App Store, Apple Music o iCloud. Y Francia multó hace unos días a Google, con 220 millones de euros, por “abusar de su posición dominante” en el mercado de la publicidad digital. Y la autoridad francesa de la Competencia tiene pendiente resolver otro procedimiento iniciado por varias Asociaciones de la prensa galas contra Google, por no compensarles en el uso del agregador de noticias.
España se ha sumado a esta guerra contra las “Big Tech”: la Comisión de la Competencia (CNMC) abrió expediente, este 1 de julio, contra Apple y Amazon por “restringir la venta online en España”, al haber indicios de “un pacto secreto” entre las dos multinacionales para impedir que otras empresas vendan los productos de Apple (ordenadores, móviles, tablets y otros) a través de la web de Amazon. La CNMC también sospecha que Apple y Amazon podrían haber acordado restringir determinada publicidad de productos competidores de Apple, así como priorizar determinadas campañas a clientes de Apple por parte de Amazon.
Además, el 22 de junio, la CNMC recibió una denuncia contra Google “por abuso de posición dominante”, presentada por CEDRO, la entidad que representa a los autores y editores de libros, periódicos, revistas y particulares. Denuncian que Google se niega a pagar a los editores de periódicos y revistas por utilizar sus artículos en su agregador de noticias (Google Discover), incumpliendo lo establecido en la Ley de Propiedad Intelectual, algo que también han reclamado los editores en Francia y Alemania. Y también denuncian el monopolio de Google en el mercado de la publicidad digital, “sustituyendo a los medios”.
Hasta ahora, era Europa la que hacía frente a los gigantes tecnológicos. En EEUU se consideraban unas multinacionales “emblemáticas”, protagonistas de la innovación y el progreso. Mucho tenía que ver que estas “Big Tech” financiaban al partido demócrata: Microsoft y Google fueron el 2º y 3º mayor financiador de la campaña de Obama. Con Trump empezaron los primeros encontronazos (el verano pasado, los máximos directivos de Amazon, Apple, Facebook y Google fueron interrogados en el Congreso por posible “abuso de posición dominante”) y ahora, con Biden ya hay una guerra abierta, después de que el nuevo presidente haya puesto al frente de la Comisión Federal de Comercio (FTC) a una experta muy crítica con los gigantes tecnológicos. Pero además, en los últimos años ha calado en la política USA la idea del “exceso de poder” de las “Big Tech”.
Esto se ha traducido en dos iniciativas sin precedentes en EEUU, apoyadas por demócratas y republicanos. Una, en diciembre de 2020, la denuncia de 48 Estados USA ante la Comisión Federal de Comercio contra Facebook y Google, por monopolio y abuso de posición de mercado. Y la otra, la presentación en el Congreso USA, en junio de 2021, de 5 leyes para romper el monopolio de los grandes de Internet, apuntando directamente a Amazon, Apple, Facebook y Google. Los 5 proyectos de Ley pretenden evitar los monopolios en las plataformas por Internet y la operativa actual de favorecer sus productos o utilizar en beneficio propio datos de los vendedores. También obligan a informar previamente de la compra de competidores (como la de Instagram o WhatsApp por Facebook), para prohibirlas si reducen la competencia. Y obligan a los gigantes tecnológicos a mantener la portabilidad e interoperatividad de los datos de sus usuarios, para facilitar el cambio a otra plataforma. Además, se plantean poder obligar a una empresa a vender parte de sus activos, para luchar contra situaciones de monopolio, como se obligó a las petroleras y bancos el siglo pasado. “Los monopolios tecnológicos no están regulados y tienen demasiado poder sobre nuestra economía”, advirtió el senador demócrata David Cicilline, presidente de la subcomisión antimonopolios del Congreso USA.
Mientras esperamos a ver si los políticos norteamericanos consiguen “meter en vereda legal” a los gigantes tecnológicos, Europa ya aprobó dos proyectos de Ley, el 15 de diciembre de 2020, que se tienen que debatir este año en el Parlamento europeo, donde presionan ahora los lobbies tecnológicos. La primera Ley, sobre Servicios Digitales (DSA), impone a las empresas tecnológicas responsabilidad en los contenidos de sus plataformas: retirar las ofertas fraudulentas, transparencia en los algoritmos, mecanismos para solucionar controversias con los usuarios, facilitar la interoperabilidad con los servicios de la competencia y posibilidad de que los poderes públicos realicen inspecciones en sus bases de datos. La segunda Ley, la de Mercados Digitales (DMA) somete a vigilancia estrecha a las grandes compañías digitales (con más de 45 millones de usuarios en Europa), obligándoles a aportar datos de facturación, valoración bursátil y usuarios), incluyendo la posibilidad de exigirles información sobre sus algoritmos y sobre sus posibles compras (que podrían prohibir).
Estas dos Leyes europeas sobre los gigantes tecnológicos podrían aprobarse a finales de este año y entrar en vigor en 2022. “Será la legislación más estricta del mundo sobre las actividades de las multinacionales digitales”, señala la Comisión Europea. También China aprueba normas para controlar a los gigantes tecnológicos: en noviembre de 2020, el Gobierno chino aprobó un borrador de “Reglas destinadas a prevenir prácticas monopolísticas en las plataformas de Internet”. Y además, las autoridades chinas “endurecieron las normas de los microcréditos en línea”, un sistema de financiación que ofrecen los gigantes tecnológicos (Alibaba y Tencent) y que es muy popular porque la mayoría de los chinos no usan el dinero en efectivo y las pymes los utilizan para financiarse, ante la dificultad de conseguir créditos en los bancos tradicionales. Ahora, el Gobierno chino quiere combatir el enorme poder de sus tecnológicas y evitar que controlen parte de las finanzas del país, al margen del sistema financiero tradicional. Además, investiga de cerca a sus gigantes tecnológicos. En abril de 2021 multó a Alibaba con 2.350 millones de euros "por violar las normas antimonopolio". Y este domingo 4 de julio cerró el uso de Didi Chuxing, el UBER chino, con 490 millones de usuarios y que cotiza en Wall Street, "por uso indebido de los datos de los usuarios".
Mientras Europa, EEUU y hasta China buscan ahora controlar a los gigantes tecnológicos, 130 paises se han puesto de acuerdo, la semana pasada, en obligarles a pagar más impuestos, que ahora eluden con los paraísos fiscales y su ingeniería fiscal. La decisión, acordada en el seno de la OCDE por todo el mundo (salvo 9 paises, entre ellos Irlanda, Hungría y Estonia) es cobrar un impuesto mínimo del 15% sobre el beneficio de estas multinacionales tecnológicas, obligándoles además a pagar una parte de este impuesto en los paises en que operan (aunque su sede esté en otro lugar). Con esta medida, que entrará en vigor en 2023, los paises ingresarán 215.000 millones de euros más. Hasta que entre en vigor este “impuesto mundial”, los paises que han aprobado la “tasa Google” (que se aplica a todas las grandes tecnológicas) la seguirán cobrando: en España está vigente desde el 1 de enero e ingresará este año 968 millones de euros.
Expedientes, multas y nuevas Leyes son un avance para frenar la prepotencia de los gigantes tecnológicos. Pero queda mucho por hacer, porque los Big Tech tienen un poder tremendo y legiones de abogados y lobbies. Un ejemplo: un juez de Washington ha rechazado dos demandas antimonopolio contra Facebook (una de la Oficina Federal de Comercio USA y otra de 48 Estados) porque "no demostraban que abusan de su fuerza en el mercado", dándoles 30 días para nuevas alegaciones. Y en la Comisión Europea, las alegaciones contra los expedientes a las tecnológicas se demoran años. Además, los gigantes de Internet tratan de ganarse a la opinión pública y a los usuarios: se presentan como “los paladines” de la innovación, que defienden “nuevas reglas” porque las viejas reglas sobre la competencia no valen en la era de Internet. Todo para torpedear las investigaciones de los Gobiernos y las demandas de usuarios y empresas perjudicadas.
Lo más grave, visto desde Europa, es que gran parte de nuestra actividad diaria está en manos de estas multinacionales USA que se intentan ahora controlar. En “la nube”, donde está almacenado gran parte de la actividad de particulares y empresas, el acceso en Europa está controlado por empresas USA: AWS (de Amazon), Azure (de Microsoft) y Drive (de Google), que controlan el 75% de los servicios europeos en la nube, siendo el resto de proveedores IBM, la china Alibaba y un reducido número de empresas europeas (en España, la dominante es Gigas). Un ejemplo de ese control y de lo vulnerables que somos los europeos: un tercio de las empresas españolas del IBEX utilizan los servicios en la nube de Amazon. Y estos gigantes de Internet USA controlan también los datos en la nube de las Administraciones Públicas, servicios de seguridad, empresas y particulares europeos. Por eso, Alemania y otros paises llevan años tratando de montar una gran plataforma europea de servicios en la nube, Gaia-X. El proyecto se inició en junio de 2020 y no estará listo hasta 2022, como una gran iniciativa europea apara recuperar parte de la soberanía digital.
Los gigantes de Internet son muy poderosos y su tamaño, su facturación, sus clientes y sus beneficios crecen cada año. Y hay un problema de fondo: acaban monopolizando los avances tecnológicos, porque si una pequeña empresa innova, o la compran o la integran en su plataforma, imponiéndola sus reglas. Y todos, particulares, empresas y Gobiernos estamos cada día más en sus manos, asegurándoles vía publicidad, compras y servicios ese flujo imparable de ingresos que les hace tan poderosos. O se toman medidas ya, se frena su poder, se les impone dividir y vender sus empresas (como se hizo con las petroleras y los bancos) o acabarán siendo unos monstruos intocables, con más poder que los paises y Gobiernos (ya lo tienen ahora). No es fácil, pero hay que quitarles tamaño y poder. El problema es quién le pone el cascabel al gato.
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