jueves, 11 de marzo de 2021

España se aleja de Europa


En la vorágine de la pandemia, ha pasado desapercibido un dato muy sintomático: la República Checa ha adelantado a España en nivel de riqueza, como Malta nos superó en 2014. Somos el 15º país de Europa en riqueza por habitante, sólo por delante de Chipre, Portugal, Grecia y 10 paises del Este. Y tenemos el 91% de la riqueza media de la UE-28, peor que en 2008 (teníamos el 102%), estando más lejos que entonces de Alemania y los más ricos. Son datos de 2019 (los últimos publicados), pero los de 2020 pueden ser peores, porque España es la economía que más ha caído con la pandemia, con lo que nos alejaremos del nivel de vida europeo y pueden adelantarnos Malta o Eslovenia. Somos más pobres que gran parte de Europa porque trabajamos menos gente y trabajamos peor. Es hora de plantearse este problema de fondo, que arrastramos hace décadas. Y aprovechar la esperada recuperación y los Fondos europeos para crear más empleo y ser más productivos. Acercarnos a Europa.

Enrique Ortega

En los últimos 40 años, España ha multiplicado por 5,6 su riqueza por habitante, pasando de 4.227 euros/habitante en 1980 a 24.130 euros en 2008 y a 23.640 euros en 2020, el primer año que cayó desde 2014, por la pandemia. Pero los demás paises europeos también crecieron estos años y más, cayendo menos con la crisis de 2008. Consecuencia: la distancia de España con Europa ha aumentado, tras recortarse con la adhesión de España a la CEE en 1986: ese año teníamos un 76% de la riqueza media europea y en el año 2.000 alcanzamos su nivel de riqueza (el 100% del PIB por habitante de la UE-28), para lograr un máximo del 105% de la riqueza europea en 2006. Nos mantuvimos por encima en 2007 (104%), 2008 (102%) y 2009 (101%), pero con la crisis financiera de 2010 perdimos la media (bajamos al 96%) y seguimos alejándonos hasta un máximo de distancia en 2013 (90% del PIB/habitante europeo), recuperándonos después muy poco, para alcanzar el 91% de la riqueza media europea en 2019, último dato de Eurostat.

Ya no es sólo que ahora estemos más lejos de Europa que antes de la anterior crisis de 2008, sino que además ha aumentado también la distancia, “la brecha” de riqueza con los paises más ricos de Europa, en especial con Alemania: si en 2006, nuestro mejor año, la diferencia de riqueza era de 14 puntos (España tenía un PIB/habitante que era el 105% de la media europea y Alemania el 119%), en 2019 esa diferencia subió a 30 puntos (91% de la media UE-28 España frente al 121% Alemania), según Eurostat, un a distancia de riqueza con el gigante alemán que es incluso mayor a la del año 2.000 (98% frente a 124%, 26 puntos). Así que España ha dado un salto, crece, pero otros mucho más.

Y en esta carrera, nos ha adelantado la República Checa, que a principios de los años 90 salía de un régimen comunista y era un tercio menos rico (PIB) que España, según los datos de 2019 conocidos hace poco: tuvo el 92% de la riqueza comunitaria (PIB por habitante), frente al 91% de España, cuando antes de la anterior crisis, en 2007 estaba a años luz (un 84% de la riqueza media UE-28 frente al 104% nosotros). Las claves del “adelantamiento” de la República Checa han sido su fuerte crecimiento en las últimas décadas y una menor caída en la anterior crisis de 2008, debido al alto peso de la industria, a una mano de obra muy formada y a salarios más bajos, que han aprovechado empresas europeas (alemanas y austriacas) para instalar allí sus fábricas y negocios. Pero  no es un caso aislado: en 2014 nos adelantó también Malta, un país pequeño que tiene el 99% de la riqueza media europea, por delante también de Italia (95% del PIB/habitante de la UE-28).

Con ello, España se coloca en el puesto 15º en el ranking europeo de riqueza, que mide la producción por habitante, aunque seamos la 5ª mayor economía de Europa (tras Alemania, Reino Unido, Francia e Italia), por el PIB total.  Pero como tenemos más población, lo que importa es la producción que se genera por habitante (el PIB por habitante). Un ranking que encabezan Luxemburgo (261% del PIB/habitante de la UE-28), Irlanda (191%), Dinamarca (129%), Países Bajos (128%), Austria (127%) y Alemania (121%), seguidos de Suecia (120%), Bélgica (117%), Finlandia (111%), Francia (106%) y Reino Unido (105%), los 11 paises que tienen una riqueza por encima de la media europea. Y les siguen, ya por debajo, Malta (99% del PIB/habitante UE-28), Italia (95%), República Checa (92%) y España (91%), según el dato del PIB/habitante de 2019, el último publicado por Eurostat. O sea, que sólo estamos por delante de Chipre, Portugal, Grecia y 10 paises del Este.

Ahora se teme que España se distancie aún más de Europa en 2020, porque somos  la economía que más cayó más con la pandemia: un -11%, frente al -6,8% la zona euro, -9,9% Reino Unido, -8,9% Italia, -8,2% Francia y -5,3% Alemania, según el último informe de la OCDE. Y también han caído menos los demás paises que están por delante de España en el ranking de riqueza por habitante. Con ello, si en 2019 teníamos un 91% de la riqueza europea, en 2020 podríamos bajar al 90% o incluso menos. Y nos podría adelantar en el ranking alguno de los 2 paises que “nos pisan los talones”: Chipre (89% del PIB/habitante UE-28 en 2019) o incluso Eslovenia (88% del PIB/habitante europeo).

No se trata de “ganar carreras”, sino de vivir mejor y los paises con mejor nivel de vida son los que producen más por habitante. La pregunta del millón es ¿porqué España produce menos y es menos rico que 14 paises de Europa? Básicamente, por 2 razones: porque trabajamos menos gente y porque trabajamos peor, con menos eficacia. Veámoslas.

Lo primero, trabajamos menos gente, hay menos personas creando riqueza. La tasa de empleo en España (porcentaje de personas de 15 a 64 años ocupadas) es del 63,3%, por debajo de la UE-27 (trabajan el 68,5% de los adultos) y muy por debajo de la mayoría de paises más ricos, como Holanda (78,2%), Alemania (76,7%), Suecia (77,1%), Reino Unido (75,2%), Dinamarca (75%), Austria (73,6%), Finlandia (72,5%), según los datos de Eurostat (2019). Incluso trabaja más gente en la República checa (75,1%) o Portugal (70,5%), aunque menos en Italia (59%) y Grecia (56,5%).  Esto significa que si los españoles trabajáramos como los europeos, habría 1.587.000 personas más con empleo. Y si trabajáramos con la tasa de empleo de Alemania, habría 4 millones de españoles más trabajando.

Tenemos menos gente trabajando por el modelo económico español, muy asentado en los servicios (que crean un empleo muy intermitente y precario) y con menos peso de la industria y sectores de alto valor añadido, con menos peso de las grandes empresas (que crean más empleo y más estable que las pymes), la tecnología y la exportación que los paises europeos punteros. En definitiva, tenemos un modelo económico que “no es capaz de emplear a más gente” en épocas de crecimiento y que crea más paro en las crisis.

Además de tener menos gente trabajando, los que trabajan lo hacen peor, con menos eficiencia, somos menos productivos por empleado. De hecho, si vemos el mapa de la productividad en  Europa, casi toda España (salvo País Vasco, Navarra, Madrid,  la Rioja, Aragón  y Cataluña) está en el 2º nivel más bajo de productividad por empleado (entre 35.000 y 60.000 euros generados por persona empleada), muy por debajo de centro Europa  y los paises nórdicos  (+80.000 euros por empleado) y que Francia o Italia (70.000 a 80.000 euros por empleado), siendo sólo peor en la Europa del Este (por debajo de 35.000 euros por ocupado).  De hecho, esta menor productividad pesa más que el menor empleo de España a la hora de explicar por qué somos menos ricos que gran parte de Europa, según este estudio de la Fundación BBVA e Ivie. Y somos menos productivos (y menos ricos) por 3 causas fundamentales: porque invertimos menos en tecnología, porque tenemos una mano de obra peor formada y porque hay menos inversión.

El esfuerzo de un país en tecnología e innovación es clave para producir más con la misma gente, para mejorar la productividad y el nivel de vida, según los expertos. Y en Ciencia, España invierte la mitad que Europa: el 1,25% del PIB en 2019 frente al 2,13% de media en la UE-28, que sube hasta el 3,12% del PIB en Alemania, 3,03% en Dinamarca, 2,19% en Francia, 1,73% en Reino Unido o 1,43% en Italia, no por casualidad paises más productivos (y más ricos).  Invertimos en Ciencia 332 euros por habitante, frente a 683 euros de media en Europa. De hecho, la “brecha” en el gasto tecnológico  de España  (49% de la media europea) es mucho mayor que la brecha en riqueza o PIB por habitante (el 91% de la media UE-28), según el último informe de COTEC. Y si esa es la “brecha” global, las empresas privadas aún están más lejos, porque invierten en tecnología un tercio menos que las empresas europeas. Y con la pasada crisis, se han perdido 2.500 empresas innovadoras, sobre todo pymes, y la inversión se concentra más en las grandes empresas.

El 2º factor clave para ser más productivos (y más ricos) es tener trabajadores bien formados. Y aquí, España tiene un doble hándicap. Por un lado, tenemos muchos adultos (25-64 años) con poca formación (el 38,7% no tiene acabada la ESO frente al 21,9% en la OCDE y el 18,3% en la UE-23) y muchos adultos universitarios (el 38,6% en España frente al 39,6% en la OCDE y el 37,4% en la UE-23), pero muy pocos adultos con formación intermedia (Bachillerato o FP de grado medio), un 22,7% en España frente al 38,5% en la OCDE y el 44,3% en la UE-23), según el Panorama de la Educación 2020 de la OCDE. Y por otro, entre los jóvenes (25-34 años), tenemos más universitarios (46,5% frente a 45% en la OCDE y 44,3% en la UE-23) pero muchos menos con formación profesional (FP): sólo el 21,4 % (el resto hacen Bachillerato) frente al 37,4% en la OCDE y el 42% en la UE-23, con un alto nivel de FP en paises como Alemania, Finlandia o República Checa. Y eso facilita su “empleabilidad”, lo mismo que tener más adultos bien formados.

Y la 3ª causa que explica nuestra menor productividad es que España invierte menos, tanto en inversión pública como privada, dos factores que contribuyen a ser más eficientes. A nivel global, la inversión en España estaba en 2019 un 10% por debajo a la de antes de la crisis de 2008, según un informe del Banco Europeo de Inversiones. Y habrá caído en 2020, con la pandemia. Pero además, la inversión pública se desplomó con los recortes y supone la mitad que en 2008, lo que no favorece la productividad global, al haberse reducido las inversiones en infraestructuras, obras hidráulicas, transportes o equipamientos. Y la inversión privada, crece poco desde 2014 (+5%) y casi se destina a cubrir la depreciación de las instalaciones, no a proyectos nuevos que mejoren la productividad.

Además, hay otras causas que nos restan productividad y riqueza. Una importante, que reiteran la Comisión Europea, el FMI y la OCDE es la elevada precariedad del empleo en España: tenemos un 26,3%% de empleo temporal (2019), casi el doble de la media europea (13,6%) y mucho mayor que Reino Unido (5,1%), Alemania (12%), Bélgica (18.8%), Italia (17,1%), Francia (16,3%) o Paises Bajos (20,2%), según Eurostat. Y está demostrado que los trabajadores con contrato temporal tienen menos incentivos para esforzarse y las empresas dedican menos recursos a formarles, lo que reduce su eficacia y la productividad del país.

Otra causa clave de la menor productividad, también ligada a las empresas, es la organización del trabajo en España: hay poca participación de los trabajadores en la gestión de las empresas, según revela un estudio de CaixaBank Research. Así, los “jefes” en España ejercen más control sobre sus subordinados (un 41% frente al 24% en Alemania), no encuestan a los empleados (sólo el 26% de las empresas frente al 51% en Alemania) y apenas se toman decisiones en equipo (un 17% de las empresas frente al 35% en Alemania). La gestión del “ordeno y mando”, muy afincada en la mayoría de las empresas españolas, no ayuda a crear un buen clima laboral y mejorar la productividad.

Otro factor que nos resta productividad (y riqueza) es que en España hay demasiadas pymes y pocas grandes empresas: el 99% de las empresas censadas (ver datos mayo 2020) tienen menos de 50 trabajadores y sólo hay un 0,17% de empresas grandes (4.790 empresas con más de 250 empleados), frente al 0,5% en Alemania (más de 9.000 grandes empresas), el 0,4% en Reino Unido o el 0,2% en Francia. Y está demostrado que las grandes empresas son más productivas porque son más longevas (sobreviven más años), exportan más (otro factor clave: los paises más exportadores son más productivos y más ricos) y son más innovadoras, además de financiarse mejor y crear un empleo más estable, según detalla este estudio de CaixaBank Research sobre la productividad.

Y todavía hay otros factores que restan eficacia y productividad a España, como la excesiva regulación y burocracia (España está entre los 10 paises europeos con más restricciones al establecimiento de locales comerciales, según la Comisión Europea), la dispersión de normas (17 autonomías), la falta de competencia en muchos sectores (oligopolios), la lentitud de la Justicia, las dificultades de financiación, los mayores costes energéticos, la falta de estabilidad normativa y laboral o el retraso en la digitalización de la economía.

Ya sabemos por qué somos menos productivos y menos ricos que media Europa. Hasta ahora, las empresas españolas (más las que exportan) han tratado de paliarlo con dos recetas drásticas: reducir plantillas (menos personal aumenta la productividad) y pagar menos sueldos que en otros paises, para reducir costes y compensar así la menor productividad y competitividad. Devaluar los salarios: en 2019, el salario por hora en España era de 21,8 euros, frente a 27,7 euros en la UE-28 (+27%) y 31,4 euros en la zona euro, 44,7 euros en Dinamarca, 35,6 euros en Alemania (+63%), 36,6 euros en Francia, 28,8 euros en Italia o 27,4 euros por hora en Reino Unido, según Eurostat. Ante el hecho de ser un país menos productivo, España ha optado por tirar salarios”, ser la China de Europa.

No se puede seguir por este camino: cargar sobre los trabajadores (su paro y sus salarios) el ajuste para compensar ser menos productivos (y menos ricos). Habría que alcanzar un Pacto nacional por la productividad, atajando los problemas que nos hacen menos productivos (y menos ricos): modelo económico, formación, tecnología, inversiones, tamaño empresas, organización del trabajo, costes, burocracia y regulación. Son medidas de fondo, que tardan tiempo en dar fruto y exigen un amplio consenso político y social. Lo primero es incluir la productividad en la agenda económica, creando un Consejo Nacional de Productividad como nos pidió la Comisión Europea en 2016 y como ya tienen 13 paises europeos. Y a partir de ahí, aprovechar el Plan de recuperación y los Fondos europeos para pactar medidas y mejorar nuestra eficiencia como país, con un modelo económico que nos acerque a la Europa más rica, de la que nos alejamos año tras año. No perdamos el tren.

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