Ayer domingo volvimos a la “nueva normalidad”, tras 98 días en “estado de alarma”. Pero el virus sigue ahí, contagiando y matando, con rebrotes en España y una decena de paises. Ahora tenemos un doble riesgo: millones de españoles viajando de un lugar a otro y 11 millones de turistas que se esperan entre julio y septiembre. Sin medios en los aeropuertos para controlar esta avalancha (Sanidad exterior tiene 600 personas, sólo 150 sanitarios) y sin que tengamos (que sepamos) un Plan de contingencia frente a una 2ª ola de contagios. Mientras, 1,2 millones de personas han vuelto a trabajar y otros 2,2 millones siguen en los ERTEs (más 1 millón de autónomos), que se ampliarán hasta septiembre. Ahora, la clave es pagar la reconstrucción, porque las ayudas europeas se retrasarán a 2021-2024. Urge pactar un Presupuesto para 2021, con mucho déficit y más ingresos fiscales, porque España recauda 88.418 millones menos que Europa. Pero Ciudadanos y PP defienden bajar impuestos. Así no salen las cuentas.
enrique ortega |
Falta una semana para que el coronavirus cumpla 6 meses y no se frena sino que acelera sus contagios: el 17 de junio y también el 19 batió otro récord, contagiando a 176.000 personas en el mundo, según los datos diarios de la Universidad Jhons Hopkins. Hoy ha contagiado ya a 8.953.598 personas en 188 paises, con el epicentro de la pandemia en América, en Estados Unidos (2.280.912 contagiados, +32.218 diarios) y ahora en Latinoamérica (2.023.901 contagiados), sobre todo en Brasil (1.083.341 contagiados, +34.666 diarios), Perú (251.338, +3.413 diarios), Chile (242.355, +5.355 diarios), México (180.545, +4.717 diarios), Colombia (68.836), Ecuador (50.640) y Argentina (42.385). Y también avanza en Asia y Oriente Medio: India (425.282 contagiados, +15.413 diarios), Irán (204.952), Pakistán (181.088), Bangladesh (112.306), Arabia Saudí (157.612), más Turquía (187.685 contagiados), mientras despunta en África (ya van 300.000 contagiados). Y Europa sigue en cabeza de contagios (2.477.045), con Rusia (583.879, +7.790 diarios), Reino Unido (305.803), España (246.272), Italia (238.499), Francia (197.008) y Alemania (191.272 contagiados). La pandemia se ha cobrado ya 468.346 muertes, destacando EEUU (119.975 fallecidos), Brasil (50.591) y Reino Unido (42.717), seguidos de Italia (34.634), Francia (29.643), España (28.323), México (21.825), India (13.699), Bélgica (9.696), Irán (9.623) y Alemania (8.895 muertos).
Lo más preocupante de la última semana son los rebrotes en una decena de paises, empezando por China (han tenido que medio cerrar Pekín), Irán o Marruecos y siguiendo con Portugal y Alemania, donde se han detectado 3 nuevos focos de contagios. Y también en España: 34 rebrotes el último mes y 9 todavía activos, en Bilbao, Valladolid, Madrid, Aragón, Fuerteventura o Algeciras. Además, se nota un cierto repunte de nuevos contagios (de 40 el lunes 15 a 141 el miércoles, 143 el jueves, 154 el viernes y 141 ayer), sobre todo en Madrid, Cataluña y Aragón, según los datos de Sanidad. Eso sí, los datos de nuevos hospitalizados (entre 94, 89 y 101 la última semana) y de ingresados en UCIs (de 3 a 9 en la última semana) son estables. Y han aumentado las muertes oficiales, tras 11 días con el dato estancado: eran 28.323 muertes ayer, 29 en la última semana (12 en Madrid, 6 en Castilla y León y 3 en Cataluña), según Sanidad, con un índice de letalidad (muertos/contagiados) de 11,5, inferior a la mayoría de Europa (18,5 Francia.14,5 Italia y 14,1 RU).
Desde ayer, al permitirse la movilidad entre provincias en España y la entrada de turistas europeos (el resto llegarán el 1 de julio), el riesgo de rebrotes es mucho mayor. Y no sólo en España: el Centro europeo para el control y detección de enfermedades (ECDC) ha emitido un Informe donde da por seguro que en las próximas semanas aumentarán los contagios por COVID 19 en Europa, a medida que los paises retiren las restricciones a la movilidad. Y advierte que conseguir frenarlos a tiempo o acabar en una segunda ola de contagios (que obligue a nuevas restricciones) dependerá de las medidas de vigilancia que se adopten. En España, no se conoce que tengamos un Plan de contingencia, más allá de las normas impuestas (mascarillas, distancia social e higiene). Y sigue habiendo dudas de que las grandes ciudades tengan dispositivos eficaces para detectar y aislar los rebrotes.
Una medida nueva, que Sanidad y las autonomías acordarán esta semana, es un protocolo para que los médicos de atención primaria hagan test PCR no sólo a los que tengan síntomas de COVID 19 (se han hecho ya 3.290.388 test PCR, una media de 70 por 1.000 habitantes, pocos) sino a todos los que hayan estado en contacto con posibles contagiados en los rebrotes que se detecten. Pero los médicos se quejan de falta de personal y medios para la detección y el rastreo de nuevos casos en Madrid y Barcelona. Otro problema muy serio es el control de los turistas que lleguen a España, a través de aeropuertos, puertos y fronteras terrestres. Una avalancha importante, ya que la patronal Exceltur espera la llegada de 11,68 millones de turistas extranjeros entre julio y septiembre.
El 80% de estos turistas vienen en avión, básicamente a 8 aeropuertos que pueden ser ahora la vía de entrada de nuevos contagios: Barcelona-el Prat (2,37 millones de turistas llegaron en julio 2019 a Cataluña), Palma de Mallorca (2,34 millones llegaron a Baleares), Málaga (1,26 millones turistas llegaron a Andalucía), Alicante y Valencia (1,24 millones llegaron a la Comunidad Valenciana), Tenerife y las Palmas (1,03 millones llegaron a Canarias) y Madrid-Barajas (0,6 millones turistas en julio 2019). Y para controlar estas entradas masivas de turistas por vía aérea (y por barco) sólo disponemos del Servicio de Sanidad Exterior, que cuenta con una exigua plantilla de 600 personas, de ellas 150 sanitarios (médicos y enfermeras), que también vacunan a los que viajan fuera. Es claramente insuficiente, aunque AENA haya prometido ayudarles con personal auxiliar (100 subcontratados). Piensen en lo que sucedería con un contagiado que llegara a Málaga y se detectara unos días después en las urgencias de un hospital. ¿A cuántos podría contagiar y cómo aislarlos?
La total movilidad es muy preocupante, con millones de madrileños o catalanes viajando a Galicia o a Murcia o a Cádiz, con riesgo de transportar el virus. Y sin que las autonomías de destino tengan medios, en atención primaria y hospitales, para detectar y aislar contagios. Pero todo sea por la “nueva normalidad” y por salvar los 2,5 millones de empleos del turismo, que ofrecen unas “instalaciones seguras” (lo inseguro es que el virus sigue ahí). Hacen falta Planes de contingencia en las zonas más turísticas y afrontar los posibles contagios con contundencia y medios, porque un rebrote nos haría un daño doble: al sistema sanitario, que podría colapsarse en las zonas turísticas afectadas, y a la imagen turística de España en el extranjero.
Mientras nos lanzamos en plancha a la nueva normalidad, con grave riesgo sanitario, la “emergencia económica” remite con la vuelta a la actividad de muchas empresas, en especial del comercio, turismo y hostelería. Han vuelto a trabajar 1,2 millones de personas de los 3,4 millones que estaban en ERTES y se han recuperado 286.000 empleos de los 900.000 empleos perdidos entre el 12 de marzo y el 31 de abril, según el ministro de la SS. Ahora, queda ampliar los ERTEs a 2,2 millones de trabajadores y las ayudas a 1 millón de autónomos. El Gobierno quiere ampliarlos hasta septiembre para algunos sectores, pero patronal y sindicatos quieren extenderlos hasta diciembre. El problema es el coste: 5.500 millones cada mes que se amplíen los ERTEs y ayudas (algunos empresarios las exigen ahora y luego se quejarán del déficit público).
Aunque mejore el empleo (porque está “aparcado” en los ERTES), la recesión es muy fuerte y el Banco de España cree que la economía caerá entre un -16% y un -21,6% en este 2º trimestre, de tres a cuatro veces más que en el primero (-5,2%). Pero esta recesión es muy desigual entre regiones, sufriéndola más las autonomías con más turismo y más comercio y servicios, según un estudio de FUNCAS: la actividad (PIB) caerá un -9,5% este año, pero será más, un -11,3%, en Baleares, Canarias, Cataluña y Madrid, mientras las menos dañadas serán Andalucía, las 2 Castillas, Extremadura y la Rioja (su PIB caerá el -8,8%). Y las que perderán más empleo serán Baleares (-44,3% empleo, aunque un -30,2% está en ERTES), Canarias (-33,8%, el -26,3% aparcado en ERTES), Cataluña (-24%, el -18% en ERTES), Andalucía (-23,4%), Comunidad Valenciana (23,1%) y Madrid (-21,5%). Y perderán menos empleo que la media española (-21,5%) Murcia (-17,4%, el -11,8% en ERTEs), País Vasco (-17,4%, el -13,9% en ERTEs), Castilla la Mancha (-16,4) y Extremadura (-14,2%).
Frente a este desplome de la economía y el empleo, la directora gerente del FMI ha propuesto a los paises “que gasten sin mirar”, que ya habrá tiempo para ajustar las cuentas. Y es lo que están haciendo todos los Gobiernos europeos (con Alemania y los más ricos en cabeza) y también el Gobierno de España, que aprobó la semana pasada transferir (a fondo perdido, sin devolución) 16.000 millones de euros a las autonomías, para sanidad (9.000 millones), educación (2.000), transporte público (800) y para cubrir menores ingresos (4.200 millones). Un dinero que se suma a los Planes de ayuda recientemente aprobados para el sector de automoción (3.750 millones) y el turismo (4.262 millones). Un gasto que añadir a los 136.900 millones gastados antes en avales de créditos del ICO, ERTEs y ayudas a autónomos, desempleo, perdón de cotizaciones y retraso de impuestos más ayudas a alquileres y el ingreso mínimo vital. En total, más de 157.000 millones de euros que habrá que financiar en los próximos años. Y eso, sin contar las ayudas que aún harán falta para la reconstrucción, en los sectores, empresas y regiones más afectadas.
No pensemos que este dinero va a venir de Europa. Primero, porque el Fondo de Reconstrucción aprobado el 27 de mayo por la Comisión Europea está aún muy verde. En la última Cumbre europea telemática, el viernes pasado, de “tanteo”, se vio que los paises “austeros” (ricos) del norte (Holanda, Austria, Dinamarca y Suecia), apoyados por Alemania, ponen pegas a la cantidad (quieren que sean menos de 750.000 millones), al reparto (quieren que sean casi todo créditos y no sólo 250.000 millones), a la fecha para empezar a devolverlo (en 2026 y no en 2028) y, sobre todo, a las condiciones para concederlo: que los paises hagan “reformas”, lo que puede suponer (a lo claro) que España haga ajustes (en pensiones y algunos gastos) y mantener la reforma laboral de Rajoy. Un camino en el que la derecha europea y los más “austericidas” cuentan con el apoyo del PP español, que aprovecha el debate europeo de las ayudas para desgastar al Gobierno Sánchez.
En cualquier caso, el posible acuerdo recortará y endurecerá el Fondo europeo y no se logrará hasta julio, con Alemania presidiendo la UE. Y no será formalmente aprobado, en el Europarlamento y en todos los parlamentos nacionales, antes de mayo de 2021, cuando España tendría que aprobar su propuesta de inversiones y reformas, para recibir el 60% de los fondos (140.000 millones como mucho) entre 2021 y 2024,según estimaciones de la Comisión. Pero antes, mucho antes, España habrá gastado más de 157.000 millones de euros, que estamos financiando con déficit público (-10,9% del PIB este año: -122.981 millones de euros) y con deuda (300.000 millones de nuevas emisiones este año, hasta alcanzar el 115,6%del PIB de deuda: 1,3 billones de euros).
En definitiva, el coronavirus nos ha dejado una tremenda recesión y unos gastos para frenarla y reconstruir el país que hay que empezar a pagar, sin esperar la ayuda europea, tardía y condicionada. Esto es lo que debería pactar el Gobierno y los partidos, en un Presupuesto para 2021, que debe estar preparado el 30 de septiembre. Y antes, en julio, el techo de gasto y el déficit que proponemos a Bruselas para 2021. Una propuesta sería bajarlo del -10,9% que se espera en 2020 al -7% del PIB en 2021. Si la UE nos lo admite, no será nada fácil conseguirlo, aunque la economía crezca ya en 2021 (un +7%, según la Comisión Europea). Exigiría controlar mucho los gastos (las pensiones son claves, porque es el mayor gasto: hay que decidir si se revalorizan o no) y sobre todo, aumentar los ingresos como sea, algo difícil en un país que busca reconstruir su economía.
Pero aquí está la clave, en los ingresos. Porque el problema de España (aunque casi nadie lo dice: la Comisión Europea sí, en cada informe anual) no es que gastemos mucho (gastamos menos: el 41,9% del PIB, frente al 46,7% de la UE 27, concretamente 59.775 millones menos de gasto cada año) sino que ingresamos mucho menos: España recauda el 39,1% del PIB frente al 46,2% la UE-27, lo que significa que ingresamos 88.418 millones menos cada año. Y 95.890 millones menos que Alemania y 168.119 millones menos que Francia, no porque ellos sean más ricos sino en porcentaje de recaudación sobre riqueza (distinta). Y eso se debe, según los expertos fiscales, Fedea o Funcas, a que España recauda menos que la media europea en Renta, en IVA, en Sociedades, en carburantes o tabaco, en impuestos verdes. Y eso, porque tenemos más fraude fiscal y porque los que más tienen (multinacionales, grandes empresas, bancos, inversores y los más ricos) pagan menos de lo que debían.
Así que, si queremos pagar la reconstrucción, España tiene que priorizar los gastos y recaudar más. No es una cuestión ideológica, sino de pura estadística: recaudamos mucho menos (en % del PIB) que los europeos. Este debería ser uno de los debates claves sobre los Presupuestos 2021, para intentar pactar unas cuentas que financien la reconstrucción. El problema es que tanto PP como Ciudadanos tienen un prejuicio de partida: defienden la bajada de impuestos, o por ideología o por defender los intereses de los que tendrían que pagar más si tuviéramos un sistema fiscal más justo (la mayoría pagaríamos igual). Y así, con esta “línea roja”, es imposible pactar unos Presupuestos realistas para 2021, que afronten los gastos necesarios y a la vez reduzcan el déficit. Porque las cuentas no son de chicle: o se aumentan los ingresos (pagando más el que pueda) o se recortan los gastos (como hizo Rajoy entre 2012 y 2015: eso ya lo conocemos). No hacerlo y agravar el agujero de las cuentas públicas es imposible: la Comisión Europea no nos dejaría. Sobre todo si queremos recibir fondos europeos y que el BCE nos compre deuda pública.
Sólo queda una vía: pactar un Presupuesto 2021 realista, que exigirá algunos sacrificios (pensiones) y que debería ser apoyado por una gran mayoría del Congreso. Pero no lo veo fácil, porque el PP piensa más en tumbar al Gobierno que en reconstruir el país, aunque Ciudadanos dice “estar abierto”. Si no hay un pacto amplio, el Gobierno Sánchez se verá obligado a hacer “malabarismos políticos”, que nunca traen buenas consecuencias. Pero el dilema es claro: o hacemos bien las cuentas o nos las hacen. Y eso, siempre que lleguemos a finales de septiembre sin rebrotes serios, porque una 2ª oleada del virus provocaría otro confinamiento y una recesión más profunda y duradera.
Así que lo primero sigue siendo la salud, la vida, tener cuidado todos y vigilar al virus de cerca y con medios. Sólo así podremos pensar en la bolsa, en salir del agujero de esta nueva crisis. Porque si algo hemos aprendido con la pandemia es que la reconstrucción económica es más fácil que asegurar la salud y la vida. Eso sí, exige recursos y unidad, dos cosas que nos faltan.
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