jueves, 25 de junio de 2020

Ayudas para salvar el turismo


El coronavirus ha provocado un desplome del turismo, en el mundo y en España: en abril y mayo no vino ningún extranjero, vendrán 123.000 en junio y sólo 11,6 millones este verano, con lo que perderemos 51,7 millones en todo 2020, casi 2 de cada 3 turistas habituales. Vendrán 31,9 millones de turistas, la cifra más baja desde 1976. Esto hará que el turismo, nuestra primera industria, pierda este año más de la mitad de ingresos y peligren 1 millón de empleos, sobre todo en Baleares, Canarias, Cataluña, Madrid y Comunidad Valenciana. El Gobierno aprobó el jueves un Plan de impulso, con 4.262 millones, además de los ERTEs que mantienen al sector desde marzo. Pero las empresas turísticas piden más ayudas directas y bonos para fomentar el turismo nacional, que también caerá, porque 2 de cada 3 españoles no cogerán vacaciones. Habría que aprovecha la pandemia para reconvertir el turismo, con un Plan a 30 años. Y modernizar la economía para no depender tanto del turismo.

enrique ortega

Este año 2020 iba a ser otro año turístico récord, el 8ª consecutivo tras los 83,7 millones de turistas extranjeros que visitaron España en 2019. Pero será el peor año turístico desde 1976, por culpa del coronavirus, que ha cerrado fronteras desde mediados de marzo a finales de junio y que retrae a los turistas a viajar. El desplome del turismo será general en todo el mundo, pero más en España, porque somos el 2º país del mundo que recibe más visitantes extranjeros (tras Francia) y el 2º país que más ingresa por turismo (92.278 millones de euros en 2019), tras EEUU. De hecho, la caída del turismo provocará el 57% de la recesión española este año (-11,6% caerá el PIB), según el Banco de España.


El estado de alarma (14 de marzo) y el cierre de fronteras  ya provocó una drástica caída del turismo extranjero en marzo, del -63,4% (3,6 millones de turistas menos que en marzo de 2019), pero el problema se agravó en abril y mayo, cuando no entró ningún turista a España (con lo que se perdieron otros 15 millones de turistas que vinieron eses meses de 2019). Y en junio, con la apertura de fronteras el día 21, se perderán el -98,6% de los turistas esperables (8,8 millones en junio 2019) y entrarán sólo 123.598 extranjeros, según las estimaciones de la patronal Exceltur. Recapitulando, entre enero y junio de 2020 se esperan 10.703.868 turistas extranjeros, un 71,96% menos que los turistas recibidos en el primer semestre de 2019 (38.173.774 millones). O sea, habrán dejado de venir 27.469,906 turistas extranjeros.


Y ahora, a pesar de que se abren las fronteras el 1 de julio también a terceros paises, no se espera que el segundo semestre salve el año. La previsión de Exceltur es que este verano (julio, agosto y septiembre)  lleguen a España 11.682.981 turistas, frente a los 28.923.793 turistas llegados el verano pasado. O sea, que perderemos otros 17.248.812 turistas más, el 59,6%. Y en el último trimestre del año, esta caída será algo menor (sobre un -45%), según Exceltur, pero no servirá para compensar la fuerte caída del resto del año. Y así, la patronal turística apuesta por cerrar 2020 con 31.973.789 turistas extranjeros, lo que supondría perder 51.727.224 turistas este año, el -61,8%, casi 2 de cada 3 turistas llegados en 2019. Y la menor entrada de turistas desde el año1976 (entonces llegaron 30,01 millones).


Una debacle, aunque en línea con la caída del turismo mundial: la Organización del Turismo Mundial (OMT) estima una caída global del turismo del -58 al -78% en 2020. Eso en cuanto al turismo extranjero, que supone la mitad del negocio turístico en España. La otra mitad, el turismo nacional, también se ha desplomado en marzo (-64,6%), abril y mayo (no ha habido pernoctaciones en hoteles) y junio (-80,8%), según los datos de Exceltur, aunque la patronal turística espera que el turismo nacional caiga menos que el extranjero este verano (-27,6% en julio y un -20% en agosto y septiembre), para cerrar el año con una caída del turismo nacional (pernoctaciones en hoteles y alojamientos) del -38,3%, un tercio de lo habitual, menos de la caída esperada en el turismo extranjero (-61,8%).


Con el desplome del turismo extranjero y la caída del turismo nacional, las empresas turísticas esperan una drástica caída de ingresos, unos -83.134 millones de euros  menos de ventas que en 2019 (-54,5%). Una caída de ingresos turísticos que será mayor en Baleares (-67,4%), Cataluña (-58,7%) y Madrid (-55,2%), seguidas de Canarias (-53,7% de ingresos), Comunidad Valenciana (-53,6%) y Andalucía (-52,1%), siendo menor el daño en Galicia (bajarán los ingresos un -46%) y el resto de España (-48,7%), según Exceltur. Con estos menores ingresos, la patronal advierten que están en riesgo entre 750.000 y 1 millón de empleos, empleos que hoy están “aparcados” en ERTEs. Y esperan que España pierda  este año casi la mitad de sus ingresos por turismo, unos -43.975 millones de euros sobre 2019 (año en que se ingresaron por turismo 92.278 millones de euros, según el INE. Un ingreso de divisas que resulta clave para pagar el petróleo, los productos importados y la deuda exterior, con lo que España tendrá este año un déficit de balanza de pagos con el exterior, algo que no pasaba desde 2011, según ha advertido ya el Banco de España.


Por todo esto, el desplome del turismo es muy preocupante para España. Y más si tenemos en cuenta que el turismo es la primera industria del país (por delante de la alimentación y el automóvil), aporta el 12% de la producción total (PIB) y mantenía casi 2,5 millones de empleos antes de la pandemia (el 13,6% de todos los afiliados a la SS), según los datos de Frontur. De ahí que el Gobierno Sánchez presentara el jueves pasado un Plan de impulso al sector turístico, por un importe de 4.262 millones, que se suma a las medidas de choque ya aprobadas estos meses para ayudar al sector turístico (créditos ICO, aplazamientos de impuestos y cotizaciones, ayudas al pago de alquileres, ERTEs y ayudas a autónomos), por otros 15.273 millones de euros. O sea, un total de 19.535 millones para el turismo, a la espera de que Europa ponga en marcha el Fondo de Reconstrucción de 750.000 millones, del que España espera recibir 140.000 millones, un 25% de ellos para el sector turístico.


A la espera de este dinero europeo, el Plan de impulso son básicamente créditos del ICO para las empresas turísticas (2.500 millones) y otros 859 millones también de préstamos para la mejora de la competitividad del sector (digitalización, sostenibilidad e internacionalización), más 38,1 millones de ayudas para marketing y promoción, 3,1 millones para crear un Observatorio que siga las tendencias turísticas internacionales y 200.000 euros para guías y un distintivo que promueva el turismo seguro (“Safe Tourism”). Y todo ello, con la vista puesta en un Plan Estratégico del turismo español para 2030.


El sector turístico cree que este Plan de impulso es insuficiente (“falta munición”), porque se les ofrecen “créditos” y ellos piden ayudas directas, a las empresas y a los turistas, como se ha hecho en otros paises europeos (ver listado de incentivos). Básicamente, piden ampliar los ERTEs hasta diciembre, aumentar el aval público a los créditos ICO (del 80 al 90%), reducir el IVA turístico (en el 10%) al 3% en 2020 y 2021, suprimir los pagos fraccionados y adelantos del impuesto de sociedades y, sobre todo, fomentar el turismo interior, con bonos (como ha hecho Italia), incentivos en los vuelos a las islas para no residentes y extender el programa del IMSERSO (viajes subvencionados para mayores) a Europa. Y, sobre todo, que cuando lleguen los Fondos europeos, se les asegure destinar el 25% al “rescate” del turismo.


El Plan de impulso del Gobierno, sobre todo la prolongación de los ERTEs, puede ayudar al sector a sobrevivir este verano, pero la clave va a estar en el comportamiento de los turistas extranjeros, sobre todo británicos (fueron el 21,6% del total en 2019), alemanes (el 13,35%) y franceses (13,32%), siendo más difícil recuperar los turistas de fuera de Europa (fueron sólo el 15,2% del total  en 2019), sobre todo de EEUU, China y Latinoamérica. Todo va a depender de su temor a viajar y del daño que haya hecho a sus bolsillos esta recesión, un efecto bastante negativo en Reino Unido, Francia e Italia. El salvavidas del sector podría ser la recuperación del turismo nacional (la mitad del negocio), pero la impresión es que los españoles no van a viajar y gastar mucho este verano. De hecho, el último Barómetro del CIS señalaba que sólo un 27,2% de españoles van a ir de vacaciones, la mayoría dentro de España (el 89,9%) y en la costa (el 60%), optando mayoritariamente por viajar en coche propio y alojarse en apartamentos y hoteles rurales. Y el resto (65,7%), dos de cada tres españoles, optan por las vacaciones en su segunda residencia o en su pueblo.


Ahora, la prioridad es recuperar lo más posible el turismo este verano sin poner en riesgo la salud, con un control de la movilidad y los contactos y Planes de contingencia por si hay rebrotes del coronavirus en las zonas turísticas. Y después, en otoño, el Gobierno y el sector se han de plantear una revisión a fondo de la estrategia turística, tienen que aprovechar esta crisis para afrontar el futuro del sector  y diseñar el turismo del año 2050. Hay que reforzar los puntos fuertes de nuestra industria turística, que han permitido a España ser elegido en 2019 (por tercera vez consecutiva) por el Foro Económico Mundial como el país más competitivo del mundo en turismo: infraestructura hotelera, infraestructuras y servicios del país, seguridad, riqueza natural y cultura. Y afrontar los puntos débiles: la excesiva concentración del turismo que llega, en verano (35% del total), en Europa (origen del 85% de los turistas) y en 6 autonomías (Cataluña, Canarias, Andalucía, Baleares, Comunidad Valenciana y Madrid concentran el 90% de turistas y el 93% de su gasto). Y además, tenemos muchas instalaciones sin modernizar y una oferta turística controlada por tour operadores extranjeros.


Esta pandemia y la debacle del turismo deberían acelerar la reconversión del turismo español, que ya era necesaria antes, con un Plan Renove para modernizar instalaciones, sobre todo en zonas de sol y playa, con una oferta de más calidad que atraiga a turistas de más gasto. Además, el sector turístico tiene pendiente una revolución digital de la oferta, para captar clientes en todo el mundo y evitar que una gran parte del gasto de los turistas se quede fuera de España. Además, hay que diversificar la oferta, para ofrecer mucho más que sol y playa, fomentando el turismo de negocios, cultural, deportivo, sanitario y gastronómico, para atraer turistas todo el año. Y también resulta clave mejorar la formación y el empleo de los trabajadores turísticos, para mejorar la calidad y el valor añadido de los servicios. Y, sobre todo, hay que invertir más en turismo, alimentar mejor a “la gallina de los huevos der oro”: no es posible que el gasto presupuestario en turismo cayera de los 777 millones en 2010 a los 331 de 2013 y se mantenga en 335 millones en 2019.


Hay que volcarse en el turismo, porque es nuestra primera fuente de riqueza y empleo. Pero también habría que aprovechar la debacle turística que ha acarreado esta pandemia para hacer una reflexión de futuro: el turismo nos hace muy vulnerables como país. Somos demasiado dependientes de un sector que crea menos riqueza y empleo estable que la industria, la tecnología o la exportación. Baste ver este ranking de los 8 paises más ricos de Europa: Luxemburgo (261% del PIB por habitante europeo), Dinamarca (129%), Holanda (128%), Austria (127%), Alemania (121%), Suecia (120%), Bélgica (117%) y  Finlandia (111%), según datos de Eurostat (2019), frente a España (91% del PIB europeo por habitante). Ninguno es un país turístico: su riqueza la apoyan en la industria, la exportación, la innovación y la tecnología, los servicios de alto valor añadido. Ese debería ser uno de los grandes objetivos de España para 2050: modernizar la economía para no ser tan dependientes del turismo y no sufrir más las crisis que los demás paises. Debemos aspirar  a ser algo más que la playa y la despensa de Europa. Ahí lo dejo.

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